Disclaimer: Avatar: Last Airbender no me pertenece.

Advertencia: Este es un Semi AU, es decir, que las cosas ocurren en el mismo universo, pero de forma ligeramente (o demasiado) diferentes.

Advertencia 2: Hay muerte de personajes.


8. Entonces…

.

Por alguna razón, el aire cambia. Es denso y cálido, pegajoso, en lugar de fresco y ligero, como se supone que debe ser tan alto en esa época del año. Los animales lo sienten; las bandadas de aves no cruzan el cielo, y los lémures gimen y se esconden en sus nidos. Por otro lado, los bisontes callan, no se oye a ninguno en toda la mañana.

Y ellos tardan en entender porqué.

Los nómadas también sienten que hay algo distinto, por supuesto, porque ellos viven de su capacidad para percibir esas cosas. Las sutiles variaciones en las corrientes de aire, la presión, la temperatura y la humedad. Pero jamás se irían a imaginar que estaban siendo atacados. No cuando el mundo ha gozado de más de cien años de paz.

Antes de darse cuenta de qué de lo que sucede, Zuko ya se ha quitado a un soldado de encima. Él aprecia lo fácil que le resulta, pero no puede detenerse mucho en eso, ni tampoco en qué rayos hace un soldado ahí. Debe buscar a los demás.

Al primero que encuentra es a Katara: hay un cesto de ropa desparramada a sus pies, mientras otro soldado la sujeta con ambos brazos por la cintura. Está a punto de saltar en su defensa, cuando ella, en un gesto tan natural como sorprendente, ella se agacha, agarra una de las piernas del soldado y la jala consigo mientras vuelve a erguirse. El sujeto cae de espaldas y ella termina por dejarlo inconsciente con un látigo de agua salido de su cadera.

Zuko, entre el alivio que siente de verla a salvo y un poco la gracia que le causa el intento del soldado por atacar a una maestra agua (con poco entrenamiento, la verdad sea dicha, pero entonces, Zuko solo puede imaginarse lo peligrosa que sería cuando lo tuviera) como lo haría al asaltar a cualquier campesina.

También se detiene un instante a pensar en cuántas veces habrá tenido que poner en práctica dicha maniobra de defensa personal sin algún elemento, para que le saliera tan fluidamente y sin necesidad de pensarlo demasiado. La sola idea le hace fruncir el ceño.

Definitivamente, debe felicitar a su hermano por enseñarle.

-¡Zuko!- exclama ella al verlo y apresurarse hacia él.

Claro, piensa él, no es el momento.

-¿Estás bien?

-Sí, ¿y tú?- pregunta ella, mirándolo por todos lados-, ¿qué está ocurriendo? ¡Son soldados de la Nación del fuego!

-Sí, no sé lo que ocurre- dice él, intentando responder a todas las preguntas-. Pero sea lo que sea, no es bueno, y el tío no estará feliz.

Porque, por supuesto, se niega a creer que el tío Iroh es parte de esto.

-¿Has visto a Aang o a Lu Ten?

Ella niega con la cabeza, preocupada.

Apenas tienen tiempo de pensar en eso. El sonido de una llamarada les hace tener que agacharse y prepararse para la pelea.

-Tanto tiempo sin verle, príncipe Zuko- la voz del capitán Zhao, subalterno de su padre, les saluda con casualidad, como si no acabara de rostizarlos vivos.

El hecho de que él esté aquí solo significa una de dos cosas. Ninguna de las cuales es buena. O acaba de traicionar a su padre y se alzó a las armas para atacar a la línea de sucesión al trono. O esto lo hace por órdenes de su padre. Zuko no sabe cuál de las dos es peor.

-Qué hace aquí, capitán. Esta es una zona no militarizada- exige él, sin perder su postura defensiva. Zhao ya les atacó, después de todo.

-Almirante, ahora- corrige el mayor, una señal de orgullo.

Para Zuko no hacen falta más explicaciones.

La pelea se desata entre ambos maestros fuego, dejando de lado a una maestra agua tan angustiada por la seguridad de su amigo, como enfadada por el hecho de ser ignorada tan fácilmente. Sin embargo, si algo ha aprendido de su hermano, es que un oponente que te subestima es un oponente fácil de tomar desprevenido.

Ella toma provecho de eso con más rapidez de la que hubiese querido.

Zuko yace con una rodilla en el suelo, agarrándose el abdomen, en donde Zhao de seguro le acaba de golpear. Katara conoce la postura que adquiere el hombre; un ataque a un hombre caído.

La maestra agua corre con todas sus fuerzas hasta ellos con el propósito de interponerse entre el atacante y la víctima.

Su corazón late con pánico al sacar el agua de la cantimplora que lleva en la cadera. La usa para construir un muro de hielo, uno que acaba siendo más delgado y frágil de lo que era aceptable, se da cuenta, cuando ve cómo las llamas de Zhao derriten una parte con vergonzosa facilidad y la traspasan.

Puede oír con una abrumadora y dolora claridad el grito de Zuko a sus espaldas, cuando el fuego le lame el lado izquierdo del rostro, y ella misma debe ahogar un bramido cuando sus manos arden.

No ha sido una pelea ni muy larga ni muy extenuante, pero ambos ya figuran vencidos y heridos, incapaces de seguir con el dolor que sienten y la gravedad de sus quemaduras.

Cuando está segura de que ya es su fin, un rugido llama la atención de todos, Zhao incluido. El cuerpo escamoso, brillante y durísimo de Druk se instala a su alrededor, haciendo, ahora sí, un gran trabajo a la hora de protegerlos de su enemigo, a diferencia del escuálido intento de Katara. Lu Ten baja de un salto de su lomo y se arrodilla junto a su primo, quien no se despega la palma del lado izquierdo de la cabeza, en donde ya no hay rastro de su sedoso cabello negro.

-¡Katara, Zuko, ¿están bien?!- exclama él, fijándose en ambos brevemente, antes de mirar al agresor.

Al parecer, Zuko no puede responder con palabras, pero asiente, y Katara, quien no está dispuesta a quejarse, pero no puede parar las lágrimas de dolor, le mira de forma elocuente. Quizás Lu Ten cree que eso es suficiente, o tal vez es consciente de que es lo mejor que obtendrá; la cosa es que, acto seguido, se mete la mano en la túnica y le da algo a su primo antes de decir:

-Váyanse de aquí los dos, Druk les llevará a un lugar seguro.

-¿Y tú qué harás?- logra articular el otro.

-Yo me haré cargo de esto.

Ambos jóvenes quieren creer en eso mientras se alejan en el lomo del dragón, incluso luego de que ya no pueden más del dolor y del cansancio, y se desmayan.

.


Oh, oh... Otro recuerdo, en el que nos enteramos cómo Zuko obtiene la cicatriz, que ocurre de forma distinta a lo que ya conocemos, ¿cómo quedó? Decente, al menos, si se me permite opinar al respecto.

Por otro lado, ahora sabemos que las cicatrices de Katara que describíamos en el primer capítulo también vienen de este mismo recuerdo. Siempre encontré que la idea de que Katara quedara con cicatrices en las manos luego del accidente con el fuego control de Aang era una genialidad, así que me permití usarla.

¿Qué pasó con Lu Ten luego de esto? En el capítulo anterior, Zhao les dice que Lu Ten respondía al verbo ya no, en virtud de esta pelea. ¿Será verdad? ¡Lo descubriremos!