Todos sabían que Soma estaba obsesionado con la cocina.
Y cómo no pensarlo? Es decir, aceptar más de 5 batallas consecutivas en un solo día era un claro indicador de una enfermedad mental. Aun así Soma aceptaba cada reto con gusto, sabiendo que todo aquello no era más que un campo de entrenamiento hasta el glorioso día que pudiera por fin hacer comer el polvo a su padre, y ese dia tal vez podría empezar a relajarse un poco, pero mientras tanto seguiria obsesionado:
Desde el modo óptimo de la distribución de la cocina, hasta el emplatado más sofisticado (y eso que emplatar no era exactamente su fuerte porque consideraba que a veces los elementos utilizados hacían un desequilibrio en el plato con tal de ganar unos cuantos miserables puntos cosmeticos)...desde entender el punto perfecto de las carnes hasta las combinaciones precisas de condimentos (que más de una vez lo llevaron a trasnochar junto a Hayama)...todo le obsesionaba!
Pero entre todo, había una obsesión muy particular: Soma quería explorar la mayor cantidad de sabores posibles
De ahí que no dudara un segundo en prestarse como catador de cuanta batalla culinaria ocurriera. Adoraba sentir su lengua ser envuelta por las mezclas que sus compañeros se ingeniaban para crear. Curiosamente también adoraba el golpe inesperado y muchas veces desagradable que e'l mismo se generaba al hacer uno de sus platillos asquerosos
-Es que el mundo necesita cocineros atrevidos sin miedo a probar lo nuevo!- solía decir
Y hablando de nuevo…había un sabor muy particular que solo podía hasta ahora imaginar… Un sabor que surgía dentro de los tabúes más escondidos, algo que por casualidad frutiva había tenido en frente y que era su nueva obsesión
Una obsesion oscura
Una obsesión obscena
Una obsesión que desde el dia que la había descubierto había empleado todas sus fuerzas por resistir y disimular, pero que cada vez lo iba consumiendo más y que no sabía a ciencia cierta cuál sería su punto de quiebre
Soma quería…saborear a Megumi
Aún se le hace agua la boca de recordar ese maravilloso momento, el brillo de su piel, los leves gemidos que emitía la chica mientras la mano de ella se perdía entre sus piernas.
Tambien sentia un peso moral abrumador, después de todo había espiado a Megumi (sin quererlo) en un momento tan íntimo como masturbarse, y aquello había sido un veneno que empezó a infectar cada uno de los rincones de la torcida imaginación de Soma, de hecho se sorprendía de ser capaz de engendrar tales pensamientos.
Pero si a alguien debía culpar, era a Ishiki senpai! Si tan solo el veterano hubiera aceptado la justa derrota que Soma creía haber obtenido contra él en una memorable batalla de calamares, no se habría visto forzado a limpiar todos los accesos ocultos de Ishiki dentro de la Estrella Polar, y jamás de los jamases se habría cruzado con la imagen de Megumi en una pequeña toalla.
Un nuevo escalofrío recorrió su espalda, al recordar esa divina imagen que le otorgó el pasadizo oculto en el techo de la habitación de Megumi, ella estaba tan concentrada en su placer, que nunca noto los ojos ámbar que la observaban con atención.
Y es que en primera instancia la reacción de Soma había sido una honorable retirada, justo en el momento en que había entrado en la habitación la peliazul en toalla, tirándola a un lado y acostandose desnuda en su cama
Estando en su techo, la vista sólo podía calificarse como gloriosa, y no tardó el chico en sentir que su parte baja estaba muy de acuerdo con ello, así que emprendió una silenciosa huida. Pero tuvo que escuchar ese maldito suspiro de ella
Soma-kun…
Un llamado envuelto en un aire de necesidad que era imposible no atender a él. Estaba seguro que ella no lo había visto, su frase había sido tenue, sutil y sumamente sensual.
Y fue entonces cuando el cocinero la vio, con una mano en uno de sus pechos y la otra acariciando su entrepierna.
Y ahora como diablos se salía de aquel embrujo?
Ella estaba con el cabello desparramado sobre la almohada, las piernas ligeramente abiertas, apenas lo suficiente para que su mano entrara en ellas. Mordía de cuando en cuando sus labios, que tomaron un color más rojo de lo habitual, rivalizando con sus mejillas que se encontraban encendidas por el esfuerzo, sus pechos se le hacían pequeños y esponjosos panecillos que retumbaban levemente con los pequeños movimientos que hacia ella.
Se veía extremadamente deliciosa, como un bufe puesto para que los dioses se deleitaran
Entonces, muy fuera de lo que Soma podía esperar del carácter de su inocente, angelical e ingenua mejor amiga, ella empezó a mover sus caderas, marcando un ritmo fuerte. Cada embestida de su mano provocaba sonidos que no dejaban a la imaginación de Soma cuan mojada se encontraba ella.
Soma-kun… volvió a escuchar el chico, entendiendo entonces que él era el centro de la fantasía de ella, que ella se tocaba en ese momento justo ahí, y lo hacía pensando en él.
Y aquello lo puso más duro de lo que alguna vez lo hubiera estado. Era imposible no ceder ante tanto estímulo, y dejándose llevar un poco por las sensaciones y el orgullo propio, empezó el mismo a tocarse.
Y no es que Soma fuera ageno al sexo opuesto, más de una vez se había masturbado pensando en alguna de sus compañeras de clase, o en aquellas juezas que al probar su comida no disimulaban los gemidos placenteros que el podía otorgarles, más nunca había visto con tales ojos a su querida compañera peliazul
Ahora se pensaba un idiota, al descubrir la delicia de mujer que representaba Megumi
"Ella se acariciaba por mi, me quiere adentro, a mi"
-ahhhh soma-kun- El apretó su miembro con más fuerza al escuchar ese nuevo gemido, y noto que ella comenzaba a acelerar el ritmo, a lo que el le siguio el paso
La respiración de Megumi empezó a ser cada vez más cortada, y sus movimientos más rápidos , y menos precisos.
"Ella se toca por mi, gime por mi, su cuerpo se excita por mi"
El ritmo del chico reflejaba los movimientos que veía en ella, no podía evitarlo, soñaba con estar hundido en ella hasta lo más profundo. Siempre la había visto como una linda chica, su mejor amiga, un ser sumamente especial… Pero verla tan empoderada (nunca en su vida la había visto tan dueña de sí misma), verla tan deseable, tan mujer…le hizo despertar todos los deseos que un hombre podía tener.
-Ahhhhhhh- escucho al mismo tiempo que veía la cara de la chica perderse en la gloria, y su propio cuerpo respondió de inmediato, derramándose por completo en las manos.
Su respiración era agitada y el sudor brillaba en su frente, aquel había sido el mejor orgasmi de su vida, todo gracias a la divina aparición que tenía adelante.
Entonces la vio sacar la mano de entre sus piernas y con ello quedó hechizado de por vida: los dedos de ella mostraban un glaseado transparente y brillante, aquello sin duda debía ser lo más delicioso que un hombre pudiera llevarse a la boca y Soma habría matado con tal de ser del afortunado de probarlo
El estaba decidido, estaba obsesionado, iba a hacer hasta lo imposible por probar el tentador sabor de Megumi
Hola!
Espero que esta idea les guste, esta pareja es una delicatessen para mi, los amo.
Aun no se que escenas escribore sobre ellos, asi que si tienen sugerencias son mas que bienvenidas.
Espero que hayan disfrutado :)
