De verdad hay un Dios en el cielo

Oh si, un Dios que no estaba nada contento con el comportamiento promiscuo de Megumi la noche anterior y se encargaba de recordárselo cada 5 minutos con un potente tirón doloroso en la cabeza.

Ah pero no era solo que la deidad se deleitaba haciéndola sufrir la peor de las jaquecas que recordaba, no señor! Ese Dios no le había concedido amanecer con la memoria en blanco como le pasaba casi siempre que se iba de más en las copas (lo cual era para ella tomar 1 cocktail extra de sus usuales dos)

La memoria intacta tenía hoy…. Justo hoy cuando más necesitaba la gracia divina de amanecer sin un solo recuerdo de lo que había pasado, hoy ese Dios desalmado le negaba el don de olvidar

Olvidar… a él mirándola como si fuera uno de sus platos

El estrechándola en sus brazos con fuerza

El, lamiendo su cuello despacio, haciéndola perder cualquier atisbo de cordura que el licor no se hubiera robado ya

"A menos que quieras probarlo de mi cuerpo vas a tener que quedarte con las ganas"

Su propia frase retumbó en su memoria con un nuevo tirón doloroso. Cuanta osadía para una mujer que hoy no se atrevía a salir del cuarto por el pavor de encontrar de nuevo esos ojos ambar que la invitaban a hundirse en la perdición.

No!no podía dejarse llevar, todo el peso de su educación en casa, las expectativas de su madre y el esfuerzo titánico que hacía para mantenerla en esta carísima escuela de cocina le aplastaban el alma.

No podía dejarse llevar y arriesgar su futuro como una chef importante

No podía arriesgar su reputación y volver a su pueblo manchada, si ya suficiente había perdido al haber sido observada desnuda por el mismo Soma!

No podía arriesgar la valiosa amistad que tenía con Soma, porque ella sabía que si por algún error o por experimento traspasaban la línea de la amistad, el no tardaría en darse cuenta de que sus verdaderos sentimientos estaban con otra chica, nada menos que la directora de la escuela la que Soma siempre perseguía con sus platillos esperando una anhelada aprobación

Erina-Chan, cuanta envidia le tenía la peliazul a su tan querida amiga. Era contradictorio tener tanto aprecio por una persona y al mismo tiempo querer que dicha persona se aleje de tu vida…. O más bien se aleje de Él

Megumi suspiró amargamente mientras juntaba el valor de abrir la puerta de su habitación, era imposible tratar de sobrevivir al castigo de Dios sin ayuda al menos de una aspirina, así que tendría que ser lo más sigilosa posible para evitar que el único otro inquilino de la residencia ese día sintiera su presencia.

Se felicitó a sí misma por el mínimo ruido generado al abrir la puerta (semejante hazaña considerando lo vieja de la estructura) y atisbo una pequeña franja de vista al pasillo.

Con un poco más de confianza abrió la puerta a la mitad, dispuesta a salir…solo para toparse de lleno con Soma

1 segundo

2 segundos el la miraba serio

3 segundos

4 segundos y ella se dio cuenta que había dejado de respirar, el color subía por sus mejillas

5 segundos y no pudo más, hecho un paso atrás y cerró la puerta tan fuerte como pudo

Pero la mano de él había sido lo suficientemente rápida como para evitar que la puerta se cerrara por completo.

-Soma-Kun buenos días….este… disculpa mi descortesía pero no me siento muy bien- dijo refugiada al otro lado de la puerta, dejando que la vergüenza la consumiera por completo.

Soma se maldijo internamente. Sabía que se había excedido en su confianza la noche anterior, sabía que ella estaría hecha un mar de dudas en este momento, la conocía tan bien que podía enumerarle a la perfección la lista de pensamientos en orden cronológico que ella había tenido desde su despertar.

La conocía tan bien y aún así, no sabía cómo iba a sacarlos del hueco en el que los había hundido a ambos con su falta de tacto, pero el no era hombre que echara para atrás fácilmente. No por nada era el primer asiento de los consejeros de la escuela.

-Tadokoro está bien si no me quieres dejar entrar, pero se que no has comido nada y he preparado algo… me gustaría que lo probaras. Es risotto de manzana pero lo he mejorado un poco-

Ella se debatió entre la miseria de su vergüenza y el hambre que solo el risotto de manzana de Soma le podía provocar, después de todo era su platillo favorito.

-lo pondre en el piso y lo empujaré, simplemente tómalo, no tendrás que verme-

Megumi observó la bandeja aparecer a su lado, aún escondida tras la puerta se agachó para ayudar a pasarla a su habitación, rozando las manos del joven chef

El no pudo evitar dejarse llevar y suavemente tomó la mano de ella

-Megumi…. Lamento mi comportamiento de ayer, si me he propasado contigo porfavor perdóname, no tengo ninguna excusa que justifique lo que hice-

Ella cerró su mano estrechando la de él. La escena era curiosa, dos personas separadas por una puerta, sin verse entre ellos pero sosteniendo sus manos.

-Soma-kun tu no… es decir yo fui…-

-Se que no fui el mejor de los amigos ayer especialmente porque habías bebido bastante… esto…maldición, así no es como quería que sucedieran las cosas, por favor dime si me he ganado el infierno-

Ella sintió que el corazón se le salía del pecho, que era lo que Soma había imaginado entre ellos?

-Megumi… he descubierto que tengo una debilidad importante, y es que eres lo más dulce y delicado que he probado en la vida- agregó él apretando su mano - sueño con sentir ese sabor de nuevo, sueño con sentirte de nuevo-

-me confundes con el licor de sandía Soma-kun-

-ambos sabemos que no es así Megumi… pero dime que no te ha gustado, que no quieres repetirlo y yo no volveré a hablarte del tema-

-yo… mmm Soma-kun lo que sea que estás sintiendo creo que lo estás confundiendo…yo no soy suficiente como para…. Es decir la escuela entera sabe de quién estás enamorado. Te estás dejando llevar por…. Yo no sé-

Nada de lo que decía tenía sentido, pero necesitaba que Soma entendiera que su corazón era de Erina, que solo debía darse cuenta

-No sé de qué persona estás hablando, pero podrías darme el beneficio de la duda? Dime que crees que haría si una chica me atrajera tanto como dices?-

-conociendote lo primero que harías es conocerla y ganar su confianza , hacerla sentir cómoda contigo y probablemente hacerla probar todas tus recetas para saber su opinión- justo como lo has hecho con Erina chan pensó la peliazul

- y después de toda esa faena, que me imagino que habría tomado meses, que seguiría?-

-supongo que la invitarías a una cita?-

-supongo que sería adecuado que le cocine no?-

-tal vez funcione mejor si cocinan juntos- agregó Megumi pensando en la competencia entre ambos chefs

-bueno, eso sería justo-

Unos instantes de silencio se apoderaron del lugar mientras Megumi dejaba que su mejor amigo procesara la conversación.

-aceptarías venir conmigo a Yukihira?no es la mejor cita del mundo pero me encantaría cocinarte algo ahí-

-eeeehhh!!! Pero te acabo de decir que estás interesado-

-en una mujer a la que me tomo tiempo ganar su confianza, rayos hasta me he expuesto un par de veces a la expulsión por ella. Una mujer a la que le he dado a probar todos mis platos, desde los mejores hasta los más repugnantes para saber que opina. Una con la que me puedo ver perfectamente cocinando en el local de mi familia. Esa eres tú Megumi. Ven conmigo, esta noche el comedor Yukihira quiere abrir sus puertas solo para ti-

Ella recordó una vez más las presiones que la hacían querer huir de aquello: su madre, su carrera, Erina… recordó todo solo para dejar que los recuerdos cayeran al vacío

-Está bien, iré contigo-