Epílogo

2 días después...

Sakura por fin había descansado y casi recuperado de su incidente con Anna en el bosque. Tan solo un leve dolor de cabeza era lo que le quedaba, además de la torcedura del pie, que ya había dejado de dolerle, a menos que intentara apoyarlo en el suelo. Tal y como Itachi le había prometido, no se había separado ni un segundo de ella, tan solo lo necesario para llevar el clan, aunque para esto había dejado a sus dos hermanos al cargo en lo referente a los quehaceres diarios. Al día siguiente del incidente en el bosque, tal y como Itachi le había prometido, Karin fue expulsada del castillo y de las tierras de los Uchiha. Desde el dormitorio del laird, Sakura pudo escuchar la infinidad de gritos e insultos que la joven profería a todos a medida que la sacaban del castillo. Una parte de ella sintió pena por la doncella, pues ella misma había sido expulsada de su propio castillo tiempo atrás, pero Sakura no había hecho nada merecer ese castigo mientras que la doncella se lo había ganado a pulso. Además, había clanes cuyos castigos por traición eran aún peores que la simple expulsión de las tierras, por lo que Sakura pensó que Itachi estaba siendo misericordioso con la joven al dejarla vivir.

El castillo pareció recuperar la paz cuando Karin salió por fin de entre sus muros y todo quedó en silencio, tan solo roto por las pisadas de los sirvientes de un lado a otro; una paz que Sakura agradeció, pues hacía tiempo que había perdido.

Desde que la habían llevado al castillo, Sasuke e Shisui la habían visitado un par de veces para ver cómo se encontraba. El pequeño de los hermanos seguía haciéndola reír y parecía haber recuperado su carácter de siempre al ver que todo en el clan estaba en su sitio y fuera de peligro. Sin embargo, Sakura había notado cierto cambio en Sasuke, y se preguntó si también le pasaba con el resto de habitantes del castillo. El guerrero la trataba con respeto, como siempre, pero con mucha más cercanía que anteriormente. Si la joven ya se había sorprendido por su carácter cuando ambos estuvieron secuestrados, desde que se había casado con Itachi parecía más atento y amable, aunque sin perder esa seriedad que lo caracterizaba y que Sakura se convencía cada vez más de que solo era una simple fachada para ocultar su verdadera forma de ser. Pero, aún así, le agradeció tanto a él como a Shisui todo lo que habían hecho por ella.

Sus visitas habían durado poco, pues Itachi siempre acababa echándolos de allí para dejarla descansar y para que ellos volvieran a sus quehaceres, pues el laird los acusaba de no querer trabajar. No obstante, antes de que Itachi abriera la puerta, Shisui siempre le sacaba una sonrisa y enfurecía a su hermano:

—¿Vais a consumar ya el matrimonio? —le preguntaba con fingida preocupación—. Hermano, espera a que se recupere...

Itachi lanzaba maldiciones cada vez que su hermano le preguntaba tal cosa, y para colmo delante de Sakura, que a pesar de sonrojarse, sonreía ampliamente con las ocurrencias de su cuñado.

Y después de esas visitas, su esposo volvía a dedicarse en cuerpo y alma a curar y vendar él mismo sus heridas para que pudiera recuperarse cuanto antes. Esas acciones hacían sonreír a Sakura, que jamás habría imaginado que su marido fuera tan buen curandero y acompañante de enfermos.

—Siento mucho que nuestra boda no acabara como pensabas —le dijo por enésima vez.

Itachi puso los ojos en blanco y se levantó del sillón donde descansaba para pasear por la habitación de un lado a otro. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras negaba con la cabeza y finalmente paró frente a la cama, a los pies de esta, y la miró en silencio. Sakura le devolvió la mirada, sin saber cómo interpretar su gesto. El joven levantó los brazos y los apoyó en el dosel mientras recorría la anatomía de Sakura lentamente.

—¿Sabes, esposa? Podría responderte de nuevo con las mismas palabras que las otras veces que me has pedido perdón, pero creo que voy a cambiar mi estrategia de respuesta.

—No te entiendo —le dijo con una media sonrisa.

—A que estoy pensando en que puedo enfadarme de verdad y cobrarme de alguna manera el favor de ir a buscarte al bosque en medio de la noche, además de castigarte por desaparecer de nuestra propia boda y dejarme tirado... Ah, sí, y también por haberme llevado al extremo de la preocupación... Me parece que me debes muchas disculpas, pero no quiero tus palabras.

Sakura sonrió y se incorporó en la cama para admirarlo.

—¿Y qué deseas?

La sonrisa de Itachi se amplió y volvió a recorrer su cuerpo con la mirada.

—A ti, Sakura Uchiha. Me debes todo eso y una noche de bodas...

La joven dirigió una mirada hacia el balcón y chasqueó la lengua al tiempo que torcía el gesto con contrariedad.

—Tú lo has dicho: "noche de bodas", pero ahora es de día.

Itachi sonrió de lado al tiempo que subió a la cama y comenzó a acercarse a ella lentamente.

—Es solo una forma de hablar, esposa.

Itachi apartó lentamente las sábanas que cubrían a Sakura y la joven lo dejó hacer, sonriéndole ampliamente. Sin apartar la mirada de sus ojos, Itachi comenzó a desabrocharse la camisa y vio cómo los ojos de Sakura brillaban por el deseo. Cuando el imponente pecho de Itachi quedó al descubierto, Sakura separó sus labios para lanzar un suspiro, que fue capturado por el guerrero mientras sus manos quitaban el kilt y lo dejaban caer al suelo.

Completamente desnudo, tomó las manos de la joven y las llevó a su pecho para que lo acariciara. Un gemido de satisfacción escapó de su garganta al sentir las pequeñas manos de su esposa rozando cada rincón de su piel.

Después de tanto tiempo, Itachi sentía que ardía de deseo por dentro y necesitaba enterrarse en el cuerpo de Sakura de una vez por todas. Esa mujer lo había hechizado y hacía que el fuego creciera dentro de él a una velocidad vertiginosa. Sus callosas manos recorrieron las piernas de Sakura como la primera vez, suavemente, incitándola y excitándola a cada segundo que pasaba. La joven suspiraba contra sus labios y deseaba más, pues dejó que su cuerpo se escurriera entre las sábanas para tumbarse totalmente y sentir más profundamente las caricias del guerrero.

Su espalda se arqueó cuando la mano de Itachi tomó su entrepierna y gimió atrayéndolo más hacia ella, profundizando el largo beso que le dedicaba. Poco después, su camisón descansaba en el suelo junto a la ropa de Itachi y la joven se mostró totalmente desnuda ante él.

Sus mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza, pero cuando Itachi la miró con deseo y amor poco a poco desaparecieron sus dudas y reticencias, volviendo a dejarse llevar por él.

—Eres hermosa —le susurró en su oído cuando dejó su boca para dedicar a darle placer en otras zonas de su cuerpo.

El guerrero se detuvo largo rato en su cuello para besarlo, pero lentamente fue bajando y dejando un reguero de caricias y mimos hasta que llegó a sus pechos, donde capturó su pezón y succionó primero lentamente para después acelerar el ritmo de las acometidas de sus labios, provocando que la espalda de Sakura se arqueara en varias ocasiones pidiendo más mientras con su pequeña mano sujetaba la cabeza de Itachi para que no dejara de hacer aquello que la estaba llevando a las cotas más altas del placer.

A medida que succionaba su pezón, sus dedos acariciaban lentamente su clítoris, haciéndola gritar de placer. Sakura intentó morderse los labios para evitar que alguien pudiera oírla, sin embargo, lo que sentía era tan profundo y excitante que finalmente se rendía y gritaba pidiendo más hasta que alcanzó el orgasmo.

—No quiero hacerte daño, Sakura —le dijo Itachi apartándose de ella para mirarla fijamente a los ojos.

El guerrero se colocó entre sus piernas con cuidado mientras sus manos seguían tocándola. En medio de todo el placer, Sakura no supo qué responder, pues hasta entonces no le había causado daño, al contrario, tan solo había sentido placer.

—No lo haces. Itachi sonrió.

—Para culminar tal vez lo haga, aunque será solo la primera vez, Sakura. Después de hoy no volverá a dolerte.

La joven frunció el ceño, comenzando a preocuparse por lo que Itachi le estaba explicando y aunque los ojos se le cerraban por el placer que seguía sintiendo entre sus piernas gracias a los dedos de Itachi, cuando este llevó su miembro hacia la entrada de su vagina y apretó levemente, supo a qué se refería. La joven dio un respingo, pero entonces el guerrero la cubrió con su cuerpo y la besó para intentar tranquilizarla. Cuando por fin sintió que se había relajado, apretó aún más y atravesó la barrera que los separaba del intenso placer que les esperaba.

Sakura dio un pequeño grito de dolor que fue sofocado por sus labios. Al instante, le dedicó palabras de consuelo al oído mientras la acariciaba y se quedaba quieto. A medida que pasaban los segundos, Itachi advertía que estaba a punto de explotar. El placer que sentía aumentaba a pesar de estar completamente quieto, y cuando comprobó que Sakura estaba bien, comenzó a moverse dentro de ella.

Un rugido de placer se escapó de sus labios e incrementó la velocidad. Después de tanto tiempo deseándola, sabía que acabaría pronto, por lo que llevó los dedos al clítoris de la joven y lo acarició deprisa, haciendo que Sakura se retorciera de placer bajo su cuerpo. Las contracciones en la entrepierna de la joven no se hicieron esperar y pronto alcanzó el orgasmo, algo que también le ocurrió a Itachi, sacudiéndose tan fuerte que él mismo se sorprendió de haber conseguido el mejor orgasmo de su vida.

Respirando con fuerza, Itachi se dejó caer a su lado, aunque sin dejar de abrazarla y acariciarle el costado, allí donde le había quedado un pequeña cicatriz por la herida que le hizo le flecha cuando los Haruno atacaron el castillo. La respiración de Sakura también era acelerada cuando se giró hacia él para abrazarlo.

—¿Siempre será así? —le preguntó como la primera vez que la acarició tan íntimamente. Itachi sonrió y le acarició el rostro.

—Sí, aunque sin el dolor del principio. Eso solo ocurre la primera vez. ¿Te ha gustado?

Sakura asintió y se sonrojó.

—No pensaba que sería así. Ha sido maravilloso.

Itachi acortó la distancia entre ellos y la besó suavemente, saboreando con lentitud sus labios y en ese momento se dio cuenta de que quería más, que a pesar de haber experimentado el mejor orgasmo de su vida, no se sentía saciado del todo. Necesitaba más, pero sabía que debía dejarla descansar.

Aunque estaba mejor, Sakura no se había recuperado del todo, por lo que la atrajo suavemente y le dijo:

—Descansa, yo velaré tu sueño una vez más.

Sakura sonrió y se relajó entre sus brazos. Jamás pensó que la felicidad sería eso, ni siquiera que el matrimonio podría dejarle ese buen sabor de boca, pues lo que ella había conocido era totalmente diferente. Pero sabía que estaba en buen camino y en el lugar que deseaba estar. Por fin había encontrado su sitio en el mundo. Por fin alguien la quería y amaba. Y por fin la paz llegó a su corazón y su alma.

Hemos llegado al final, muchas gracias a todos los lectores y lectoras que se tomaron el tiempo de leer y comentar, espero que les gustara esta linda historia. Les recuerdo que no me pertenece, la adaptación la realice con el fin de compartir con todos una magnifica historia.

Espero volver a leer sus comentarios en mis historias y en los próximos proyectos que tenga.