Buenas.

Antes esta cuenta tenía algo subido, ahora tiene esto. ES más que nada una obra donde iré actualizando cada tanto, más que nada por el gusto que tengo al anime y demás. Los nombres utilizados son los europeos. Los tags de los personajes, no salen estos cuatro por lo que tuve que mencionar a dos que van a salir.

Dicho eso, disfruten.

Introducción

Cuatro muchachos miraban entonces lo que era el llamado "Club de Fútbol" que, a diferencia de los otros clubes, esto era una especie de pequeña choza que ha visto mejores años, sin duda alguna. Cada parte del mismo parecía que estaba a nada de desmoronarse. Era una imagen bastante deprimente, tanto que pensaron que fueron engañados…

—Club de fútbol… —era lo que uno de los chicos había leído en una plaqueta de madera. Al menos estaba colgada… bueno, no tanto. La misma se cayó y tuvo que recogerla—. … —miró la misma. Podía sentir algo al verle. ¿Qué era? Era la pasión que emanaba. No sentía algo así desde… ¿nunca?—. ¿Qué haremos, chicos?

—Tú nos dirás —replicó un rubio de una buena cabellera. Poseía unas gafas que dejaban ver muy bien esos ojos claros suyos—. Tú siempre has sido nuestro capitán, Ted

—Lo sé Verne, pero, esto requiere una opinión de todos. No puedo decidir esto por mi cuenta —miró a este chico, Verne. Luego miró a sus otros dos compañeros, y mejores amigos. Un muchacho alto de cabellos castaños y ojos del mismo color, con unas patillas muy hermosas para el que le gusten esas cosas. El otro era un chico no enano, pero un poco corto de altura, de cabello verde y con un fleco que tapaba uno de sus ojos, de brazos cruzados—. ¿Alan? ¿George?

—Creo que es una pérdida de tiempo —dijo George—. Mira cómo se encuentra esa… cosa. ¿Crees que valga la pena hacer algo?

Alan, el muchacho más alto de los cuatro, abrió la caseta misma en lo que ignoró la conversación por completo. Este, al abrir la misma, se sorprendió de ver lo que estaba viendo. Pilas y pilas de cajas amontonadas una arriba de la otra, hasta podía ver millones de tonterías dentro.

—…

—¿Qué…? Oh…

—No me sorprende…

—…

Alan miró a sus compañeros y amigos, sorprendido por ver esto.

—¿Es un almacén? —preguntó—. Ted, Verne. Ustedes son de segundo, ¿nunca les dio el querer ver esto antes?

—No nos han dejado —contestó Verne—. Queríamos saber qué había allí, pero solo nos dijeron que era un lugar y ya. Cuando con Ted vimos el "Club de Fútbol" colgando, fuimos a la sala de profesores para unirnos al club…

—¿Pero…?

El año pasado…

—Perdonen chicos, pero lamento informarles que este instituto no cuenta con club de fútbol. Entiendo su amor por el deporte, pero deben desistir de la idea.

—Pero, hemos visto una caseta con un cartel que decía que había un club de fútbol.

El hombre que estaba sentado detrás de su escritorio, de gafas que no dejaban ver sus ojos y con un buen traje muy formal, se levantó de su asiento, todo para mirar entonces contra el gran ventanal que había en su oficina que le permitía ver todo el instituto Raimon.

—En el pasado, Raimon contaba con un club de fútbol. No solo eso, contábamos con un gran entrenador que ha llevado a nuestro instituto a la gloria misma. Todo el mundo quería jugar contra nosotros y demostrar que son iguales o mejores que nosotros… —este bajó la cabeza al recordar lo bueno y lo malo de todo eso—. Pero, debido a un accidente, el equipo tuvo que disolverse —se dio la vuelta, en eso, de uno de sus cajones de su escritorio, sacó periódicos con notas y titulares con respecto a dicho accidente. Tanto Ted como Verne miraron esto—. Algunos son periódicos de la ciudad, otros de nuestro instituto.

—…

—…

—Fue algo que sacudió a muchos. Desde entonces, el club no fue lo mismo. Desapareció.

—¿Qué hay del entrenador? —preguntó Ted

—Muerto

—¡!

—¡!

—Sí, es impresionante ¿no? —pudo ver la cara de estos dos chicos de primero. Shock, sorpresa. Era normal. Las noticias que cubrieron esto… y ver el cuerpo del mismo, era para estar shockeados—. Desde entonces, Raimon comenzó a ir en picada… y ya nadie quería jugar al fútbol. Cuando nos dimos cuenta, no existía club de fútbol. Muchos han intentado como ustedes querer reabrirlo, pero siempre terminan pasando cosas.

—¿Accidentes?

—Así es. Por eso mismo muchachos, es mejor que desistan de la idea de re abrir el club de fútbol. No pierdan su tiempo. Aprovechen, hay muchos clubes más para chicos como ustedes.

—…

—… ¿de verdad no podremos abrir el club?

—¿Cómo te llamas?

—Ted Autumn, señor.

—Autumn. Te diré algo. Si es que amas al fútbol, entonces practica por tu cuenta. Raimon re abrirá el club de fútbol. Lo siento, pero es una decisión que mantendré firme.

—Es… está bien.

Ambos chicos no pudieron decir nada más. También, ver las noticias escolares de aquella época y ver también la noticia nacional que había sido esto, además de haber encontrado el cuerpo destrozado de su entrenador, y, fue demasiado para estos dos chicos de 13 años.

El director, presidente de la junta escolar de Raimon, miró a los jóvenes irse para luego suspirar, sentarse nuevamente y guardar dichos recortes de diarios para volver a su trabajo… no sin antes, suspirar de nuevo y hacer llamar a su hija para discutir seriamente de lo que ella tendrá que hacer una vez él tenga que retirarse para atender otros asuntos pendientes.

Actualmente

—¿Accidente? —George abrió el único ojo que se veía—. ¿Tan… bizarro fue?

—Uno de sus brazos fue encontrado como 1 kilómetro del lugar donde estaba su cuerpo —dijo Verne—, así que, sí, fue bizarro lo que vimos el año pasado. Todavía sigo recordando eso.

—Entonces, ¿por qué iríamos a abrir el club de fútbol? —amante del fútbol como ninguno, pero tiene que ver la lógica aquí. Alguien debe hacerlo—. ¿No nos va a ocasionar problemas con la junta escolar?

—Ahora mismo está esta chica, ¿Nelly?

—Es la que dio un discurso en la ceremonia de nuevo ingreso —dijo Alan que había terminado de inspeccionar la caseta. En un buen tiempo, seguro que tomará una hora, dos como mucho si es que trabajan los cuatro—. Dicen que tiene un club de seguidores, uno muy grande —contestó—. Algunos de mi clase están en ese club

—Ugh… pensar que en mi clase está igual —George quería ir junto a Alan, pero digamos que están en clases distintas. Una lástima. Suspirando y dejando de tomar su cara, George miró a los otros tres—. ¿Y bien? ¿Qué haremos?

—Abrir el club de fútbol —dijo Ted—. No podemos quedarnos de brazos cruzados… yo no quiero estar otro año sin poder jugar al fútbol en el instituto.

—¿Y qué te hace pensar que esta vez tendremos una oportunidad de abrir el club de fútbol?

—Es simple —diría Verne—, tendremos que hablar con Nelly Raimon —los tres le miraron—. Creo que si apelamos los cuatro contra ella, podemos cambiar su forma de ver las cosas. Eso sí, tenemos que estar preparados. Su ingenio es demasiado grande. Podrá ser mujer, pero ocupa el cargo de su padre como su representante y es muy buena.

—¿Y nos escuchará?

—Creo que podemos hacer algo —miró a Alan—. Deja las cosas. Luego vendremos de vuelta y acomodaremos esto.

Verne tenía una idea, misma idea era hablar con Nelly. Con algo de suerte, podrían ver si podían re abrir el club de fútbol. Tampoco es que se moría, pero quería jugar al fútbol y jugar fuera del instituto entre amigos, no es lo mismo que enfrentarse a otros equipos que son fuertes, ni hablar de aquellos que juegan aquel torneo, el Fútbol Frontier.

Despacho de la señorita Raimon

A diferencia del año pasado, ahora se notaba un color más… ¿rosado?, con respecto a la oficina que recordaban tanto Ted como Verne. Aquí solo venían gente a discutir temas algo importante, estudiantes que seguramente tenían becas y que peligraban las mismas u otros alumnos al borde de la suspensión y expulsión.

¿Requisitos muy específicos?

—Ah, estudiante Spring, es bueno volver a verte.

—Lo mismo digo, señorita Raimon

Los otros tres se miraron unos momentos, preguntándose cuál es la relación de ambos debido al respeto en el tono de voz de parte de Nelly.

—Debo asumir que esto tiene que ver con el club de fútbol ¿no? —había un rastro de sorpresa en la cara de Verne—. ¿Cómo lo sé? Sé que tus dos nuevos amigos son, o fueron, uno de los mejores jugadores en cuanto al torneo de cadetes —ella siempre estaba un paso delante de todo. Respeta a Verne, es un chico muy listo y respetuoso—. Así que, dime. Díganme, ¿quieren jugar al fútbol?

—Nosotros…

—Claro —se adelantó Ted. Su tono fue algo impulsivo. Se aclaró la garganta—. Claro que sí, señorita Raimon. Queremos jugar al fútbol en Raimon.

—Tengo entendido que mi… el presidente el año pasado ha hecho que desistan de tal pedido mostrándoles lo que ha sucedido con respecto a nuestro instituto y su club de fútbol —esta inclinó su cabeza, curiosa—. ¿Qué les hace pensar que se cambiará de parecer sin él estando presente?

—Creemos que el fútbol hará que Raimon sea muy diferente de lo que es actualmente

—¿Diferente dices? —se puso a pensar un poco ella. El pelo caoba y sus ojos algo rojizos resaltaban una belleza innata. Se entiende que la gente del Raimon le diga "La Musa Perfecta" ya que, hermosa, dinero, clase, elegancia, lo tiene todo—. Nuestros clubes actuales son los mejores. Atletismo, rugby, tenis, natación, judo, karate… ¿por qué íbamos a necesitar el club de fútbol?

—Mucha gente ama el fútbol

—Y esa gente de la que hablas, ¿se encuentra aquí con nosotros, Autumn? —Nelly sonreía. Daba un poco de incomodidad verle sonreír. No que tenga una sonrisa fea, no. Era el contexto de la situación—. Muchos estudiantes están bien sin el fútbol. Es un deporte innecesario. No lo necesitamos.

—Podemos demostrar que se equivoca, señorita Raimon

—¿Y cómo piensas demostrar eso? No hay club, dudo que haya gente que quiera unirse a ustedes. Dudo que los demás quieran compartir el campo exterior —siempre mantenía una postura digna de una dama como ella—. Así que, si es que llegase a ocurrir la idea de que puedan demostrarme algo, entonces, podemos hablar. Mientras tanto, Raimon seguirá sin club de fútbol.

—¿Y cómo piensas darte cuenta si es que logramos hacer la diferencia? —dijo George de la nada. La actitud de esta mujer, frente a sus ojos, no era la que esperaba. Parece que se está burlando de ellos—. ¿Qué harás?

—Tengo entendido, y puede ser, que se necesita… mm, ¿11 jugadores y 7 suplentes? —preguntó. Lo decía con todo el sarcasmo del mundo. Detesta el deporte, como su padre, pero eso no quita el hecho que no pueda saber del mismo. Si odias algo, primero hay que informarse para odiarlo con más ganas—. Yo solamente veo… 4 de ustedes.

—Juntamos los 11 jugadores, ¿y luego?

—Cuando junten 11 jugadores, entonces discutiremos el resto.

—Bien. Vamos a necesitar usar la caseta.

—Adelante. Es suya. Es lo mínimo que puedo hacer por ustedes ahora mismo. Ahora, si es la discusión que querían, ya obtuvieron su respuesta. Les pediré, y por respeto al estudiante Spring, que se retiren de mi despacho. Tengan buena tarde.

Más allá del tono molesto de Winters, este hizo una reverencia y dio las gracias para ser el primero en retirarse, seguido de Alan y luego de Ted. Verne saludó, pidiendo disculpas por el tono de voz y siguiendo a sus amigos.

Por su parte, Nelly sonreía al ver esta escena de esos cuatro.

¿Fútbol?

¿De verdad?

Su padre está con otros asuntos, pero seguramente diría que no enseguida. ¿Por qué ella entonces quería incentivar a que quieran re abrir el club de fútbol? Su padre le fue directo con este tema y le dejó en claro que el club de no debe ser abierto nuevamente. Pero, más allá de su desprecio al deporte y más, ha visto lo que puede generar el fútbol.

¿Pueden esos cuatro generar lo mismo que otras escuelas?

Suspiraba.

Era una manera algo extraña de pensar las cosas, pero digamos que Nelly está en esa etapa de su vida donde si bien hará caso a todo lo que su padre diga, tratará de hacer dichas cosas a su manera… y esta es una de ellas.

Caseta del club de fútbol, al cabo de unos minutos…

—Dios, que es una perra esa chica

—Tampoco es para tanto, George

—Lo sé Alan, pero, Dios. Su forma de hablar y su tono… ¿no nos estaba tomando el pelo? ¿No parecía que se estaba burlando de nosotros? Verne, ¿no era tu amiga?

—Te dije, tiene un ingenio enorme esa chica. Es obvio que nos iba a mirar mal por hablar de fútbol. Es lo que hay.

—… tal vez estoy exagerando con mi forma de reaccionar, perdonen —negaba. Ahora, estando nuevamente frente a la caseta, ahora sí podían hacer algo—. Ted, ¿qué haremos entonces? Limpiamos la caseta. ¿Luego?

—Luego tendremos que buscar miembros nuevos —soltó firme. Miraba la placa junto a la puerta de la caseta. Le hacía sentir demasiado cómodo mirar la misma—. Creo que es la solución más fácil de todas. ¿No crees?

—Decirlo es fácil. Hacerlo… —Verne se puso a pensar. Por algo es el más listo de los cuatro—. ¿Pegar afiches y entregar volantes? ¿Tratar de convencer a aquellos que están en el club "Volver a Casa" para atraerlos?

—¿Existe un club así?

—Sí Alan, te sorprenderías los clubes que hay en Raimon —de hecho, es el club con más miembros del Raimon. La misma Nelly ha querido hacer algo con dicho club, pero no puede—. Buscar allí podría ser una buena solución a la falta de miembros.

—¿Y qué hay de buscar gente que pueda jugar? —preguntaba Winters—. Entiendo, necesitamos miembros. Pero, ¿buscar novatos?

—Todos hemos sido novatos, George.

—Sí, pero nosotros hemos jugado desde niños. ¿Qué podemos esperar de gente que empiezan a jugar ahora? —sacudía otra vez su cabeza. Su tono era algo impulsivo y molesto. No es así, pero la situación…—. Lo sé, lo sé. No hace falta que me veas de esa manera, solamente expresé lo que siento.

—Sé cómo te sientes, pero no tenemos otra opción. ¿Qué dices Ted? —el mismo, un chico de cabellos grises o blancos, de punta casi y de ojos oscuros, se dio la vuelta para verle—. Serás nuestro capitán, eso es obvio.

—No importa si lo soy o no, estoy contento con jugar al fútbol con ustedes

—Todos lo estamos, pero siempre has sido nuestro capitán —Alan se puso a su lado. George y Verte respaldan eso. Hay que dejar en claro eso, Ted siempre fue el capitán de ellos y por más que saben que harían un buen trabajo como uno, mientras esté él, no van a discutir quién será el capitán—. Sabemos que lograremos todo contigo, capitán.

—Ted, dime Ted por favor

—Está bien… capitán Ted.

—… —sonreía mientras suspiraba ante esto de Alan. Luego miró al ellos tres—. No solo vamos a necesitar jugadores, también un lugar para entrenar. Seguro podemos entrenar en la ribera. Compartiremos el campo con los chicos del Inazuma Kids, pero seguro que Arthur nos dejará usar la cancha —antiguo entrenador de ellos—. Aparte, creo que todo buen equipo necesita gerentes, pero un paso a la vez. ¿No creen?

—También podemos usar el campo en el barrio de las tiendas —dijo Alan—. Mis padres trabajan por allí. Podemos usar el campo… siempre y cuando preguntemos antes

—En cuanto a gerentes —pensaba Winters—, desconozco. Seguro querrán sumarse en cuanto tengamos el club algo establecido. Tampoco es que importe. Somos cuatro. Podemos de alguna manera cuidar las cosas… —y miró dentro de la caseta haciendo algunas caras—. Podría venirnos bien para ayudarnos con todo esto…

—Nada que un poco de trabajo duro en la vida —Alan palmeaba a George un poco. El pulmón del peli verde casi es escupido—. Venga, primero limpiemos esto, luego miremos lo que nos hace falta…

Los otros tres, George acomodándose un poco el cuerpo y sintiendo que todo está en orden, asintieron y se adentraron a la caseta que era más un almacén que otra cosa, teniendo que limpiar y ordenar todo para que se vea como algo decente.

Ted Autumn, Verne Spring, Alan Sumner y George Winters eran los nombres de estos chicos que, sin dares cuenta, harán un antes y un después en Raimon tras "re abrir" aquel que alguna vez fue famoso club de fútbol.