Secuela de "Día 7: Nunca escuhces a tus amigas" de Siete días de histeria 2".

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Día 2: Deberías hacerle caso a tus amigas

Alumi, luego del cruel rechazo de Hanna para con ella y la carta que le había escrito luego de que sus amigas la hayan convencido para que se le confiese, no le hablaba, no iban juntos a la escuela, lo ignoraba completamente, salvo cuando se trataba del "Torneo de la flor de maíz", sino era una persona inexistente para ella.

Lo que más le dolía a la rubia, era que Hanna parecía no importarle en lo más mínimo este cambio en su prometida, o ex prometida la cual ella misma le repetía desde ese día, pero que él a pesar de la falsa indiferencia para con ella, no aceptaba. Pero no decía nada al respecto porque no era el momento.

Aunque Asakura se sentía un poco mal por ella y hacerla sufrir así, habían dos hechos que lo impulsaban a ello: lo primero era que ella siempre se las arreglaba para dejarlo como un pervertido o simplemente humillarlo solo para su diversión. Lo segundo era porque estaba preparando algo a espaldas de la rubia, lo cual había tardado más de lo que le hubiese gustado.

Por otro lado Alumi ya estaba harta del "tema" como le llamaba sus amigas, puesto que ellas estaban seguras de lo que decían sobre Hanna y ella era cierto, pero la Apache decidió dejar de creerles, suficiente ya estaba sufriendo como para seguir con el "mundo de cuento de hadas" de las demás. Aparte se sentía sumamente acosada por todos los pretendientes que le aparecieron luego de que se esparciera el rumor de su enojo con Hanna, ahogándola todos los días con declaraciones de amor y promesas vacías de ser mejores que su rubio ex prometido. Ella simplemente los rechazaba porque quería estar sin nadie por ahora, aunque muy en el fondo ella sabía que seguía siendo fiel al idiota de Hanna. Igualmente algo raro pasaba y es que los chicos que se le declaraban al otro día ni la miraba es más podía jurar que algunos no los volvió a ver, aun así ignoró este hecho.

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Alumi transitaba el peor día que había tenía en mucho tiempo: no solo había tenido una noche para el olvido por el ruido de los gatos que decidieron molestar en el techo de su habitación y no dejándola dormir. Esto provocó que se duerma y se despierte sobresaltada para intentar llegar lo más rápido posible al colegio, lo cual no logró claramente, ganándose un castigo de su profesor prohibiéndole que entre a su clase ese día, perdiéndose la explicación de un importante tema que posiblemente entraba en el examen de la semana siguiente y para colmo el idiota de Hanna, para burlarse de ella se hizo castigar para que ambos se queden limpiando el salón luego de clases.

Quería morirse… era un día horrible y recién comenzaba.

El timbre sonó y todos los alumnos de la clases de la pareja de prometidos se retiraban despidiéndose de ambos: algunos con un dejo de burlas otros que conocían más la situación como Yohnei intentando que estén tranquilo, pero con una horrible tensión en el ambiente.

Limpiaban en silencio, Hanna intentaba comenzar una amena conversación pero su prometida no se lo estaba haciendo fácil, igual no le reclamó porque en parte él sabía que se lo merecía, sonrió de costado al verla de reojo como seriamente desviaba su mirada de la de él.

- "Veo que eres muy popular últimamente" –soltó siendo ignorado nuevamente por la chica- "Creo que no debería pasar eso si tiene un prometido"- señalándose mientras se giraba para verla-

- "¿Y quién es mi prometido si se puede saber?" –logró que hablara luego de esto lo cual lo hizo sonreír-

- "¡Auch! eso dolió ¿sabes?"

- "Te lo mereces, y no, ya no somos prometido tú mismo me rechazaste" –y se giró para seguir con su trabajo-

- "aunque sea tapado con el orgullo…" –comenzó a relatar Hanna sorprendiendo a Alumi la cual se giró rápidamente- "… aunque sea vestido por un compromiso arreglado, que sepas que mi amor comenzó mucho antes que eso…" –no sabía cuándo su prometida le tapó la boca avergonzada-

- "¡YA BASTA IDIOTA!"

Era su carta la que estaba relatando, estaba avergonzada y su cuerpo se movió por inercia, pero en el momento que su mano tocó su boca con agresividad algo en ella despertó… ¿no se supone que ese idiota había rechazado su carta ese día? entonces ¿por qué se la sabía de memoria? No tenía sentido. En ese momento lo miró y se dio cuenta que sonreía debajo de su mano, ella lo soltó rápidamente.

- "¿Qué pasa… sorprendida?" –Hanna lo estaba disfrutando y ella no saben cuánto lo estaba odiando-

- "¿Te estás burlando de mí?" –trató de sonar nuevamente molesta-

- "Claro que no, ¿cómo me olvidaría el carta que me dio mi violenta prometida?" –decía mientras avanzaba hacia ella y ella obviamente retrocedía-

Chocó claramente contra la pared siendo acorralada también por Hanna.

- "Pero ese día fuiste muy cruel cuando te la di" –Alumi realmente no entendía nada-

- "No podía demostrarte mis sentimiento auntenía algunos "pendientes"" –dijo-

- "¿Pendientes?"

En ese momento, la mano de Alumi fue agarrada por el rubio colocando en su dedo un lindo anillo de compromiso.

- "La idea que esto sea arreglado no me gustaba para nada, entonces yo te pregunto ahora ¿si te quieres casar conmigo?"

Alumi no daba crédito a lo que escuchaba, Hanna estaba irreconocible y no sabía qué lo había puesto así. Tampoco le importaba mucho, pero fue en ese momento que creyó en sus amigas completamente.

- "Claro que si Hanna" –y se sintió rodeaba por los bazos de este- ¿qué otros asuntos tenía que resolver?" –preguntó luego de unos minutos-

Hanna sonrió acercándose nuevamente a ella.

- "¿Te diste cuenta que no volviste a ver a tus pretendientes verdad?" –dijo en su oído haciéndola temblar. Ella asintió lentamente- "Pues deduce lo que sigue" –y salió dejando a Alumi totalmente sorprendida-