¡HOLA MIS BELLAS!

Aquí os traigo el segundo capi... Incluso más largo que el anterior.

MIL GRACIAS por los comentarios y el agregarme a "favoritos". Me ha encantado la gran aceptación que ha tenido el fic.

Sin más, (que como siempre, ando justa de tiempo...) os dejo con el segundo capi... Donde Edward y Bella, se conocen.


CAPÍTULO 2


- Sigo diciendo que no es buena idea… - Gruñó Edward.

Todos estaban en la sala, ya que Charlie era el encargado de traer a Isabella, los cuales no tardarían más que unos minutos en llegar.

Y todos, rodaron los ojos ante las molestas protestas de Edward.

- Edward… Por favor, hijo. - Suplicó Esme.

- Están a punto de llegar - anunció Alice, lanzándole una mirada penetrante a su hermano. - ¿No vas a dejarla ni tan siquiera entrar? - Edward gruñó en respuesta.

- Sigo sin entender porque Elish me ha hecho tal petición. - Se pasó las manos por el pelo, confundido y agobiado - Aun es muy pequeña para sentir curiosidades - Le lanzó una mirada interrogativa a Jacob, el cual alzó las manos en señal de rendición.

- A mi no me mires. No tengo nada que ver. Nunca me comentó nada de esto. - Se excusó rápidamente. - Aunque solo aparente cuatro o cinco años, ella tiene curiosidades muy superiores a su edad. A lo mejor, quiere ver las diferencias entre ella y una humana… - Se inclinó de hombros.

- Y más aún, entre una humana y nosotras - Añadió Rosalie. - Desde hace unas semanas, la he visto fijarse en nuestros cuerpos. Incluso - bajó la voz - me ha tocado la piel, y después se ha tocado ella… Y el otro día, me preguntó cómo era de diferente la piel de una humana.

Edward frunció el ceño, confuso y hasta preocupado por esa información.

- Hijo, sabes que a mi, me hace muchas preguntas - padre e hijo asintieron - y como te comenté, lleva semanas preguntándome por las mujeres humanas. Por qué le salen arrugas, por que su piel se deteriora, por qué engordan… Y hace un par de días, me preguntó por su menstruación - Edward abrió los ojos con pánico, y volvió a mirar hacía Jake, el cual estaba igual de horrorizado que su "suegro".

- No había notado nada… Ella… ella está igual que siempre conmigo. Si sus sentimientos hubiesen cambiado, lo sabría… - Parpadeó confuso - Pero, Elish es una niña. Una niña pequeña. - Su rostro se tornó en uno cargado de angustia, y hasta cierto terror.

- Tranquilos, sus preguntas no llevaban connotación sexual - Aclaró, calmando tanto a Edward como a Jacob. - Por ahora… - advirtió. - Aunque su apariencia sea la de una niña de unos cinco años, su cerebro está mucho más desarrollado y comienza a ser más consciente de las diferencias entre las especies. Y la humana, es de la que menos sabe, y precisamente tiene una gran parte de ella.

- Es completamente normal y lógico que sienta curiosidad. - Comentó Jasper ante el asentimiento de Alice.

- No tardará en dar un cambio más llamativo. Su cuerpo está comenzando a dejar la etapa de infante, ya tiene la forma de una niña. - comentó Rosalie; Carlisle asintió.

- Ya tiene casi dos años y medio, a los cuatro años, ella llegará a su forma definitiva. - Les recordó. - Pero si, en unas semanas habrá otro cambio, está a punto de llegar al medio año… Dos años y medio, ¡ya! - musitó Carlisle con tono meloso.

- Se nos hace mayor - Esme acarició el brazo de su esposo y se lanzaron una mirada muy de "abuelos".

- El coche patrulla de Charlie, acaba de tomar el desvío. - Anunció Alice.

- Por cierto… - Edward se giró hacía Carlisle con el ceño arrugado de curiosidad. - ¿Cómo es que esa chica ha acabado en Forks? - Carlisle mantuvo su rostro impasible y sus pensamientos vedados, pero rezó todo que supo para que Charlie llegase ya. - Y… sobre todo, ¿Por qué está en casa de Charlie? - Tanto su voz como sus ojos se tornaron suspicaces.

- A lo mejor quería un sitio tranquilo para comenzar. - Edward frunció más el ceño, para nada conforme con la respuesta algo esquiva que le había dado su padre.

- Ya han llegado. Esme, ¿salimos juntos a recibirlos? - La Sra. Cullen asintió emocionada.

Justo en ese momento, las voces de Charlie y de la Srta. Isabella, les llegaron. No querían ser entrometidos, pero todos se quedaron escuchando, llenos de curiosidad.

·

- Charlie… ¿Hay algo que deba saber sobre esa familia? - Preguntó con voz suave, pero con una clara nota de ansiedad.

- Son buenísimas personas… - Todos sonrieron ante las palabras de Charlie. - Solo que de entrada, impresionan. Si te ganas su cariño y no digamos su afecto, los tendrás ahí para lo que necesites. Solo, no te dejes apabullar, tienes una inteligencia y belleza para hacerles sombra más que de sobra. Quiero avisarte especialmente sobre Edward. - Todos lanzaron su mirada hacía el nombrado, el cual rodó los ojos con fastidio. - Es un poco, gruñón y cortante. No dejes que te pase por encima, demuéstrale que te haces respetar. Él, aunque no lo creas, valorará eso. Si no… estás perdida.

·

Carlisle le lanzó una mirada de advertencia a su hijo.

- ¡Qué bien te conoce tu suegro! - Canturreó Emmet.

- Es un hombre sabio. - La afirmación de Carlisle fue solemne.

·

- Joder, Charlie… Me estás asustando - la voz de la chica sonó cargada de ansiedad.

- No. No entres con esa sensación; entra con confianza y esos modales tan exquisitos que tienes, a ellos les encanta. - Pudieron suponer la sonrisa en el rostro del Jefe - Solo quería avisarte sobre él, porque lo conozco.

·

- No le va a decir nada sobre tu don. - Jake y Edward se lanzaron una mirada cómplice y Carlisle alzó la cabeza, orgulloso de "su" pariente humano. De su lealtad.

- Pues a mi me da pena de ella… - Susurró Alice.

- Jasper - lo llamó Carlisle - Activa tu don, haz que esté tranquila, pero suave, ¿de acuerdo?

·

- Llegamos. - Anunció Charlie.

·

- El Jefe viene también nervioso - Comentó Jasper extrañado; Edward frunció el ceño receloso.

Esme y Carlisle se lanzaron a la puerta, para recibir a sus invitados; sobre todo a Isabella… Charlie ya era de la familia y venía con total libertad.

···

·

- Bienvenidos - Saludó Carlisle, tomando la palabra como patriarca.

- Hola Carlisle, Esme - Respondió Charlie, el cual se giró un poco para dejar ver a Bella - Ella es Isabella.

Nada más posar su mirada en ellos, entendió a la perfección lo que Charlie le intentaba explicar en el coche.

Ellos… Impresionaban. Tal como había dicho su tío: ¡Deslumbraban!

- Hola, Isabella. Es un placer conocerte. - Saludó Esme acercándose a ella y estrechando su mano.

- El gusto es mío, señora Cullen. - La miró con afecto, pero sin poder evitar la fascinación. - ¿Doctor Cullen? Es un honor que me reciban en su casa - Ambos Cullen sonrieron ante los modales de la chica - Si me permite, quisiera agradecerle la oportunidad que me ha dado con el trabajo en la Reserva de la Push. No lo defraudaré. - Sonó gentil pero solemne; tragándose los extraños sentimientos que percibía de los señores Cullen.

Esme y Carlisle quedaron automáticamente enamorados de Isabella.

- No has de dármelas. Al contrario, debo ser yo el agradecido. - Ambos se miraron y se sonrieron. - Por favor, pasar están todos en el salón.

Mientras entraban, encabezando la fila Esme, un paso por detrás, iba Bella, Charlie le murmuró a Carlisle, pero Bella llegó a escucharlo:

- ¿Elish?

- Está en su dormitorio, haciendo unas tareas. Sube, no sabe nada de esta visita.

"¿Y esa familiaridad? ¿Tanto apego tiene Charlie con esta familia?"

El pensamiento entró fulminante en Edward, el cual comprobó que la chica, no tenía ni idea del rango de familiaridad entre ellos. Pero… ¿Por qué Charlie lo ocultaría? Y lo más intrigante… ¿Por qué esa chica, estaba en su casa?

- Todos están en el salón. Tienen muchas ganas de conocerte. - Le comentó Esme, mientras atravesaban el hall.

Bella no tuvo muy claro si eso era bueno o malo y agacho la cabeza sintiéndose de pronto un tanto sobre cogida.

- Es bueno… - Bella alzó al cara hacía Carlisle levantando una ceja. - Puedo notar tu tensión desde aquí - Sonrió y Bella frunció los labios en una tímida sonrisa.

- No te preocupes, querida - La mirada de Esme era dulce y acogedora.

- Bella - la llamó Charlie - ¿Quieres que entre contigo? - Le preguntó preocupado. Ella lo meditó unos instantes.

- No, creo que debo entrar yo sola. Gracias - le dedicó una mirada agradecida.

"Charlie está preocupado por algo… Pero… ¿El qué? Ni que me fueran a saltar al cuello."

El pensamiento hizo que a Edward se le escapara una sonrisa maliciosa.

Carlisle y Esme se lanzaron una mirada que lo decía todo:

"Qué diferente era el trato entre Isabella y Charlie, comparado con Amelia. Se veía el cariño sincero entre ellos a una legua"

Ellos entraron los primeros y Bella iba un paso por detrás, intentando controlar los nervios.

"Es encantadora. Y realmente preciosa. Está tan nerviosa… pero tiene una seguridad en si misma impresionante"

El pensamiento de Esme, solo hizo a Edward sentirse más nervioso. Él se movió, quedando en un extremo del salón, evitando un contacto visual directo con ella, por lo que solo pudo verla a medias, ya que estaba tapada por su madre.

El sentir su corazón bombear enérgico, el fluir de su sangre, su olor… olía extremadamente bien (y no exclusivamente su sangre)… Le hizo tener que inspirar y girar un segundo la cara, evitando mirarla directamente.

Al entrar, todos los Cullen, incluido Jake, se levantaron de sus asientos para recibir a Isabella.

·

Ella se impresionó al ver a toda la familia allí reunida, esperándola. Pero una vez que sus ojos enfocaron con claridad, los abrió con un más que visible asombro.

"¡Dios mío! ¿De qué programa de fotoshop han salido?"

"Madre mía… Menudo monumento de mujer" Emmet

"Jake no exageraba cuando nos habló de ella ayer, es realmente preciosa" Jasper.

"Es más guapa al natural, que en mis visiones. Es, simplemente perfecta" Alice.

"¡Vaya! Pues si que es hermosa… Si fuese un poco más pálida, parecería una de nosotras" Rosalie.

Todos los pensamientos entraron uno a uno, en la mente de Edward, poniéndolo más nervioso.

Bella solo pudo observarlos unos instantes, porque una sensación de inferioridad, de intimidación, le cruzó la espina dorsal, haciéndola sentir un leve estremecimiento. Y ella, no solía sentirse inferior a nadie y el sentimiento fue asfixiante.

- Chicos, ella es… La señorita Isabella - Carlisle rectifico rápidamente su presentación, ya que iba a usar su apellido. - ¿Te importa si te hablo por tu nombre? - Le preguntó con gran naturalidad, disimulando perfectamente su "casi despiste".

- No, por supuesto que no, Doctor Cullen.

Su voz… Esa voz, era igual que campanillas. Era suave, dulce y tremendamente… Edward apretó los ojos porque no quería seguir describiendo la voz de esa humana.

- Pues entonces sería bueno que me llamaras Carlisle, sin más. - Ella inhaló aire, sintiéndose algo comprometida. - Lo prefiero, de verdad. - Bella asintió cohibida. - Te presentaré a la familia…

Carlisle hizo las presentaciones, nombrando a todos como "hijos", y a Jacob como familia.

Pero algo no cuadraba en esa presentación.

- Te explicaré - Carlisle se acercó un paso más a Isabella, y está, sin ser plenamente consciente, movió los hombros mostrando cierto temor. - Son parejas, entre ellos, pero no somos familia… biológica.

"¿No? Pero… El parecido salta a la vista."

- Alice, Emmet y Edward - los nombrados hicieron diferentes gestos, cuando fueron nombrados, para identificarse - son hermanos entre ellos. Rosalie y Jasper, son también hermanos biológicos. Los adoptamos cuando eran jovencitos. - Bella asentía, intentando mostrarse convencida, pero su rostro la delataba.

"No puede ser… Algo no encaja. Pero bueno, si mienten, tendrán una buena razón para ello, pero no deja de ser curioso..."

- Y Edward - el nombrado dio un paso, pero igualmente la distancia con Bella, era considerable. - Es el padre de Elish.

Entonces, sin poder demorarlo más, Edward hizo contacto visual con Bella.

Asombrado. Fascinado. Deslumbrado. Embelesado… Atraído.

Esos eran adjetivos que podían describir perfectamente los sentimientos de Edward cuando posó sus ojos sobre la chica.

Palabras iguales, describían exactamente a Bella al observar a Edward. La única diferencia entre ellos, eran los latidos desbocados de su corazón.

- Señorita Isabella, un placer. - Saludó de lo más formal, recuperando la compostura - Luego podrá conocer a Elish.

"¡Madre mía de mi vida! ¿Cómo alguien puede ser tan exageradamente guapo? No puede ser real… Contesta Bella… pareces tonta"

- Igualmente, Señor Cullen. - Bella siguió las formas correctas que Edward había marcado. No supo de donde había sacado la fuerza para hablar tan claro y sin trabarse - Cuando crea conveniente. - Aguantó su mirada un segundo, casi no llegó ni a eso, y bajó la mirada, sintiéndose sobre pasada.

"¿Y la madre…? ¿No hay madre? ¿Es… huérfana y él viudo? Eso explicaría sus formas tan… toscas"

- Querida, puedes dejar tu chaqueta y tu bolso ahí, en esa mesa - Le indicó Esme.

- Gracias, hace un calor súmamente agradable aquí. - Miró encantadora hacía la matriarca.

Bella se quitó la chaqueta, dejando su precioso vestido, y sus perfectas curvas al descubierto, con total naturalidad.

"¡Diossss! ¡Menudo par de tetas!" Eso solo había podido pensarlo Emmet.

Edward, aunque lo intento, sabe Dios que lo hizo, no pudo evitar girarse. Aunque tenía 117 años, su parte adolescente seguía ahí, por mucho que intentara obviarla.

Y efectivamente, la Srta. Isabella, tenía unos pechos voluptuosos, redondos y por la forma de llevar el sujetador, duros y alzados.

No era algo exagerado, pero si llamarían la atención a cualquier hombre que tuviera capacidad de visión.

Carlisle parecía inalterable ante la visión, pero Jasper también se había percatado mirando hacía la chica con los ojos ligeramente engrandecidos. Incluso Jake, aunque estaba imposibilitado para tener cualquier clase de sentimiento hacía otra mujer, debido a la imprimación, no pudo evitar mirarla, "ahí".

- Ven, siéntate aquí. - La invitó Esme, extendiendo la mano en su dirección. - ¿Te apetece un café?

"Tendría que negarme, porque es educado… pero mataría por un café fuerte con leche… y mucha azúcar. Esta entrada triunfal, me ha dejado mareada. Pensé que venía a una entrevista de profesora, no a un desfile de moda"

- Esme, - habló Edward - Tráele a la señorita Isabella un café… seguro que le apetece. - La miró directo a los ojos - ¿Con leche, o solo?

Sus ojos se encontraron, mirándose directamente. Bella comenzó a respirar algo agitada y su corazón bombeaba más rápido de lo normal.

"¡Joder! No debería ser tan guapo… Está ¡Uff! Pero tiene una mirada tan helada, que da pánico… Bueno, Charlie ya me había avisado de que era algo… cortante. Pero eso, es quedarse muy corto."

- Con leche y azúcar, por favor. Y… gracias - sonrió, acompañando al agradecimiento, de forma encantadora hacía la Sra. Cullen, y con el mismo gesto, aunque un tanto nerviosa, giró la cara hacía Edward.

Pero su sonrisa se volatilizó al comprobar que él la miraba serio; imponente rozando lo intimidante.

Su cara bajó al suelo, de forma instantánea. No entendía por qué, pero sentía miedo. Sí. Ese era el sentimiento que su organismo le enviaba.

- De tu currículum sabemos, hemos hecho los deberes - Carlisle le sonrió afectuoso, para intentar que Bella recuperara el color de su cara ante el semblante terrorífico de Edward. - Y si me permites, debo felicitarte por semejantes logros académicos.

- Gracias, es muy amable. - Bella alzó la cabeza, pero en su rostro no hubo el habitual rubor o bochorno, no. Ella se sentía orgullosa de sus logros, y no tenía porque avergonzarse de ellos.

Ese detalle no pasó desapercibido para nadie. Sobre todo para Edward, que estaba analizándola al detalle.

"Lleva aquí dos minutos, y destila tanta arrogancia como Edward… Si, hermanito. Parece que fueseis familia."

Edward dejó salir una sonrisita vanidosa. No solo le había hecho gracia el pensamiento, bastante acertado, de Rose, si no que él mismo había pensado algo parecido.

Sabía que la chica estaba nerviosa, asustada, pero solo había mostrado debilidad cuando sus ojos se encontraron y él la miró serio; por lo demás, ella guardó las formas, con la cabeza alzada; tal como había pensado Rose, con arrogancia.

- Y también tienes titulaciones en idiomas, ¿verdad? - Bella asintió, hinchada de orgullo.

Esta era la primera entrevista "real" que había tenido desde que había terminado de estudiar, hacía unos meses; y que alguien estuviera alabando así, sus esfuerzos y resultados, la hacían estar pletórica.

- Si… En francés y español. Y se algo de italiano. - Agregó ella.

- Sei l'insegnante perfetto (Eres la profesora perfecta)

- Sembri anche un ottimo insegnante (Usted también parece un gran profesor) - Carlisle sonrió por el piropo y la gran observación de Isabella. - Grazie mille signorina - Bella se inclinó de hombros, en agradecimiento.

- ¿En serio vais a hablar en italiano? - Preguntó molesto Jacob. - Hay gente aquí que no tiene un coeficiente tan alto como para saber cientos de idiomas - Bufó, sacando risitas al resto.

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Jacob… Era tremendamente atractivo (como todos), pero destacaba sobre manera, ya que todos eran pálidos al extremo y su atractivo era hipnotizante, pero su belleza era más… normal. Un morenazo, de cabello y ojos negros, profundos, cálidos y… sexuales. Él si que pasaba como un familiar "adoptivo". Además, ¿qué clase de familiaridad tendría con ellos? ¿Por qué estaba tan atento a su entrevista?

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- Cuéntanos algo sobre ti. Tus hobbies, tus planes de futuro… - Carlisle miró hacía Jake, meneando la cabeza divertido, volviendo a hablar en "su idioma".

Bella se quedó pensando unos segundos, desviando la mirada hacía un lado, buscando serenidad. Que ocho personas delante de ella, estuvieran analizándola… personas como ellos, la ponían nerviosa.

- Me gusta montar a caballo, tocar el piano, e incluso - sus mejillas se colorearon un poco - cantar. - Apretó un labio contra el otro, aguantando la risa. Los ocho, gesticularon ante ese gesto. - Se cantar bastante bien.

"¡Qué derroche de modestia!" Pensó Rosalie con gran sarcasmo.

- Pero no soy capaz de cantar en voz triple - Edward pestañeó sumamente sorprendido ante ese comentario. - Más que una voz humana, se parece al aullido de un gato. - inclinó la cabeza divertida.

- ¿Cantar en qué? - Preguntó Emmet. - ¿Edward? - Se giró hacía su hermano.

- Es el tono vocal más alto - Contestaron a la vez Edward e Isabella.

Bella alzó la mirada, pero en cuanto comprobó que él, la estaba mirando, desvió sus ojos hacía Emmet.

Emmet… Si solo le miraba la cara, se veía que era un joven divertido y alegre. Pero observándolo en conjunto, era aterrorizante. El tamaño de su cuerpo, quitaba el aliento.

- Son los agudos. - Volvieron a contestar a la vez.

Esa vez, Bella no alzó los ojos, porque supuso que "él", estaría observándola, otra vez.

Toda la sala miró hacía Edward y luego a Isabella, para pasar a mirarse entre ellos, con ojos cómplices.

Parecía que habían encontrado a Edward "en femenino".

- No sé si volver a preguntar algo más… - Soltó Emmet con cara traviesa. - A riesgo de que acabéis haciendo un duo… ¡jajaja!

Varias risitas se escucharon en la sala, destacando la risotada de Jake.

Esos gestos, más naturales, hicieron a Bella soltar un poco de tensión.

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Un humano no se habría percatado de esa tensión que invadía a la chica, estando allí sentada; pero para los ojos escrutadores de un vampiro, la incomodidad de Bella, saltaba a la vista.

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- Ignora a Emmet, querida. Es nuestro payaso particular. - Esme resopló, meneando la cabeza hacía su hijo.

- Me gusta la gente divertida - Soltó ella. - Tengo un sentido del humor un tanto… payaso - gesticuló hacía Esme, al escoger su misma palabra. - Entro a las bromas con demasiada facilidad.

- Tu y yo, vamos a llevarnos bien. - Emmet le alzó las cejas, de forma cómplice, y ella le sonrió devolviéndole el gesto.

- Sigue querida - Carlisle volvió a retomar la conversación.

- Me encanta visitar museos. He ido al MoMa, varias veces. Lo que más me gusta, es el segundo piso, donde están los libros… - inspiró emocionada - Esas primeras ediciones son… ¡magníficas! Podría dar, no sé… mi alma, por tener una en las manos - Murmuró casi enajenada.

Edward enarcó una ceja, observando como Carlisle se levantaba y Esme sonreía de forma divertida.

- También he visto varias veces el LACMA, ya que me quedaba relativamente cerca de Stanford y la universidad organizaba visitas muy a menudo a los estudiantes de arte. - Explicó.

- ¿Arte? - le preguntó Jasper.

- Fui de oyente a un par de clases … Para tener un punto de entendimiento de lo que veía. Me encantan las historias detrás de los cuadros… Tan antiguas, con esos dramas de otros siglos… - Suspiró melancólica

Todos, simultáneamente, sonrieron ante las palabras de Bella. Si ella supiera que estaba rodeada de gente de otro siglo… A lo mejor no le hacía la misma gracia.

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Jasper… parecía bastante serio y distante, ya que su rictus facial, mostraba ese sentimiento casi de forma constante; incluso parecía de alguna forma peligroso, pero cuando habló, Bella se sintió tranquila y más relajada.

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- No como ahora, que se considera "drama" a tener pocos likes en Instagram - Rodó los ojos, molesta. - En ese museo, que posee una de las colecciones más amplias de arte latinoamericano, es donde decidí sacarme el doctorado en lengua hispana.

- ¿Estás doctorada en lengua hispana? - Preguntó otra vez Jasper - ¿No era un máster?

- El máster es en traducción, pero tengo un segundo doctorado. Creo que vuestro dosier sobre mi currículum académico está obsoleto. - Soltó casi divertida. No había vanidad en su voz, pero si quedaba claro su orgullo.

El don del vampiro empático, hacía que Bella se fuese soltando y mostrándose un poco más natural. Haciéndola obviar ese sentimiento de "temor".

- He visto muchos museos, pero el que más me gusta, entre todos, es el… - su rostro se llenó de felicidad, resplandeciendo - Louvre.

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Edward iba recopilando todo lo que Isabella decía. Todos esos gustos, son de gente refinada, y por norma, de gente con muchos posibles para permitírselos.

¿Visitar París? Eso no puede permitírselo cualquiera.

Pero, si tenía dinero, ¿Cómo es que había acabado en Forks?

Y su ropa… Aunque el vestido le quedaba mucho mejor que bien (Edward descartó seguir pensando en el vestido), se veía que era de saldo. De tiendas comerciales.

Algo tuvo que pasarle, seguramente a sus padres, y perder su fortuna.

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- ¿Has estado en París? - le preguntó Rose. Ese país, era el favorito del mundo de la vampira.

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Rosalie… Solo una palabra podía describirla: ¡Impresionante! Tanto por su exagerada belleza, como por sus formas. Se veía que era una mujer fuerte, de caracter y muy consciente de esa belleza.

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- Si, dos veces. Es… una ciudad encantadora. Un poco oscura, para llamarse así misma la Ciudad de la Luz - alzó los ojos - Pero preciosa en todo su esplendor. Sus obras arquitectónicas, su forma de cuidar esas obras maestras… El Sena, los arcos, las estatuas de los puentes… la Torre Eiffel… Versalles.. - Suspiró - Tengo en mis prioridades, pasar allí una temporada.

"Cuando tenga dinero, otra vez, para permitírmelo. Pero lo haré. Ahora mismo podría estar allí, viviendo una vida parisina, si esa que decía llamarse mi madre no… ¡Ufff!"

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Edward frunció el ceño ante semejante pensamiento. Así que la suposición de que ella había nacido en una cuna acomodada, o incluso más que eso, era cierta.

Algo pasó con su madre. Ese enigma lo estaba poniendo ansioso de curiosidad.

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- ¿Sabes porqué la llaman la ciudad de la luz? - le preguntó Rosalie, intentando retar la mente "privilegiada" de la humana. Bella la miró alzando una ceja.

- En serio, con mis estudios en literatura, ¿me estás preguntando eso? - La vampira asintió, con un gesto igual de digno que la chica.

La sala estaba sumida en el silencio entre ambas leonas, esperando la contestación de la Señorita Isabella.

- El rey Luis XIV, se encaprichó en construir un palacio, "su" palacio, como legado de su reinado, en Versalles, el cual era en un principio un pabellón de caza. Como regalo al pueblo, que estaba oprimido por los impuestos, y en una exhibición de grandeza, y porque quería contemplar París desde Versalles por las noches, hizo poner lámparas en las calles parisinas, convirtiéndose así en la primera ciudad europea en tener luz de noche… Y así - Miró a Rose con una sonrisa vanidosa - París, se convirtió en la Ciudad de la Luz. - Concluyó ladeando suavemente la cabeza. Rosalie asintió con una sonrisita de satisfacción en su pétreo rostro.

- ¡Espléndido! - Aduló Carlisle, casi hasta fascinado.

- ¿Sabes quien fue su segunda esposa? - Preguntó curioso Jasper. Bella sonrió socarrona.

- Madame de Maintenon. Una de sus queridas favoritas. - Respondió sin dudar, ante el asentimiento y aprovación de Jasper. - Se casaron en secreto para que los nobles de la corte no se opusieran.

Aunque no quería, Edward no pudo evitar sentirse impresionado por los conocimientos de la chica.

Y los pensamientos provenientes de su familia, destilaban la misma admiración.

- Y, aparte de museos e historia… - Intervino Alice - ¿Tienes gustos más… juveniles? - La miró con picardía. Bella rió.

Alice… Era encantadora, y preciosa, como todas las mujeres Cullen. Pero ella, concretamente, tenía algo… especial. Como sobrenatural; mágico.

- Si, ¿verdad? Parece que tenga 40 años… ¡jaja! - volvió a reír, haciendo a la parte masculina de la casa casi hasta suspirar. - A parte de museos, y de encantarme quedarme enrollada en una manta, con mis gafas, leyendo, también tengo aficiones de alguien de mi edad.

- ¿Cómo? - La instó Alice.

- Como ir de compras - Bella le alzó las cejas, casi como si estuviera conspirando con la vampira, la cual solo se faltó saltar del sofá y dar brincos. - Puedo llegar a ser agotadora cuando me pongo en modo "comprar hasta derretir la tarjeta". - Alice sonreía pletórica.

"Aunque claro, era mucho más divertido cuando esa tarjeta tenía saldo ilimitado y las tiendas a las que iba, te ofrecían tentempiés e incluso champan al entrar, y un ayudante te llevaba las bolsas al coche, con chófer, que te esperaba afuera"

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El pensamiento estaba cargado de pena. No de vanidad o materialismo, como sería casi lo correcto… Ella se sentía triste por todo lo que había perdido, al volatilizarse su dinero.

La curiosidad creció invasiva en Edward, sobre todo por que no podía escuchar todos sus pensamientos. Fue tal el subidón de sentimientos, que Jasper se giró disimuladamente hacía su hermano, con el ceño fruncido.

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- Otro rasgo, es que soy bastante coqueta. - inclinó los hombros.

Eso no hacía falta que lo hubiese dicho, por sus formas delicadas de moverse, y eso que estaba todavía bastante tensa, como se quitaba mechones de la cara con suma coquetería, el cruzar de sus piernas, y como llevaba conjuntada la ropa, se distinguía a una legua que si, que era muy coqueta.

- ¿Así que eres presumida? - Preguntó Rose, retándola, otra vez.

- No. Coqueta. No es, en lo absoluto, lo mismo.- la rectificó - Pero no me considero una tontita. - Rosalie frunció la boca, pero con un reconocimiento en los ojos.

- ¿Te consideras una persona con carácter? - Preguntó Jasper.

Él tenía su don a un nivel bajo, lo justo para que la chica no se sintiera aterrorizada, analizando sus sentimientos, y podía decir, sin ningún tipo de duda, que ella estaba pasando vergüenza, que era normal, pero debajo de eso, estaba sobre actuando.

Ella no era tan modosita y comedida como estaba intentando mostrar, así que intensificó un poco, para que ella se sintiera más tranquila y dejara esa fachada de autoprotección.

- No sé si esto será malo para mi, ya que esta entrevista es para saber si soy conveniente para una niña pequeña, pero… siendo sincera… Si. Tengo carácter. Tengo un poquito demasiado genio. Pero… - resopló divertida - no soy peligrosa. - Aclaró mirando lo más directamente que podía hacía Jasper. - Soy tenaz, pero no terca. Tengo orgullo, pero se rectificar. Se disculparme. Soy divertida, un poco enfadica, - rodó los ojos de forma divertida - un pelín perezosa. - Tomó aire - Se valorar los detalles sencillos y puedo emocionarme por la mayor nimiedad, pero… siguiendo la temática de la sinceridad, tengo gustos… - Se le tiñeron las mejillas de un rojo intenso, de golpe. - Bueno… que…

- ¿Caros? - Preguntó, más bien afirmando, Alice; la cual la miraba ilusionada.

- Bueno… ¿a quién no le gustan las cosas bonitas, no? - Suavizó un poco eso de "caros", pero Alice la miraba con una ceja alzada.

Jasper volvió a aflojar un poco, y Bella reaccionó de inmediato. Pestañeó confundida y, sorprendida, al ser consciente de todo lo que acababa de soltar por la boca.

"Pero… ¡qué coño! ¿Cómo he podido soltar todo eso?"

Las pulsaciones de Bella subieron como la espuma y su entre cejo se arrugó, sintiéndose extraña.

- ¿También te gustan los productos de belleza? - le preguntó Rosalie, aprovechando para sacar a la chica de sus pensamientos. Bella asintió. - Pero eres muy joven.

- Si, tu también y vas espléndidamente maquillada. - Rose disimuló la risa. Si ella supiera… - Te enseñaré mi colección de productos, tengo muchos - ladeó la cabeza, casi como una niña. Bella asintió y gesticuló igual que la vampira. Parecían dos niñas pequeñas. - Si te gusta embadurnarte de cremas…

- ¡Oh, si! Me encanta… Aun soy muy joven, pero la idea de envejecer y llenarme de arrugas y manchas, me horroriza.

En la sala se hizo un silencio inmediato, pero en cuanto observaron que Bella comenzaba a notarlo, todos volvieron a sus fachadas.

- Con el esfuerzo que has debido hacer - Intervino Edward por primera vez, y las pulsaciones de Bella, volvieron a alterarse de forma alarmante. - ¿No te importa posponer tu vida haciendo este trabajo?

Bella, que no conseguía mantener la vista fija en los ojos de Edward, lo miró un segundo, hasta que bajó la cara. El poder de su mirada, la intimidaba como nadie lo había hecho nunca.

"¿Posponer? Ya la tengo pospuesta desde hace meses…"

- Bueno… Ahora mismo estoy en un tiempo… reflexivo. Esto me vendría genial para desconectar, y aclararme. - Edward le alzó una ceja, escéptico. Esa contestación era claramente evasiva. Bella se aclaró la garganta, alzando la cabeza y su ceja derecha, de forma un tanto molesta por la mirada de Edward - Bueno, su padre, es un grandísimo y reputado cirujano cardiovascular, y está aquí… en un hospital de pueblo. - rebatió. Edward achinó los ojos con clara molestía por la respuesta tan certera de Isabella.

Carlisle, que ya venía de regreso de su despacho, hacía el salón, no pudo evitar sonreír travieso como un niño.

Esa chica era perfecta para hacerle frente a Edward.

- No sé para cuanto tiempo es este trabajo, - tomó la palabra Bella, tras un par de segundos de silencio tenso - pero el parón que me autoimpuesto, será por un tiempo, no de forma indefinida. - Tomó aire y alzó la mirada. Edward frunció las cejas.

"Hasta que recupere perspectiva… hasta que me recupere"

- Con eso, quieres decir que en cualquier momento llegarás y dirás : "Me voy". - Edward la traspasó con la mirada.

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¿Hasta que se recupere?... ¿De qué? La curiosidad de Edward iba subiendo y subiendo, casi asfixiándolo.

Por supuesto, Isabella no era la primera persona con la que se topaba a la que no podía leerle la mente por completo, una muda intermitente. Charlie, tenía la misma virtud, o defecto, mental. Amelia, era muda completa.

Pero no recordaba la última vez que había sentido tantísima curiosidad por invadir la mente de un humano.

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- No. Yo no he dicho eso - le respondió con el tono duro; molesta por la acusación implícita de Edward.

Entre los presentes se lanzaron miradas significativas. Está chica era idónea para tratar con Edward.

"Eres guapo y gilipollas al mismo nivel…"

Edward abrió los ojos, pasmado ante el pensamiento, pero el gesto no fue perceptible. Solo Alice, que estaba analizándolo, fue consciente, y dedujo que ella habría pensado algún insulto dirigido a su hermano; tuvo que hacer un mohín con la boca, para no reírse.

·

- Me refiero a que si están buscando una maestra que le de clases a la niña, hasta sexto grado, hasta que entre en secundaria… Entonces yo, no soy la persona que necesitan. - Suavizó el tono.

- No, no pretendemos eso - Intervino Esme, antes de que Edward contestará y se fuese a iniciar una tensión molesta. - Sería un tiempo… Unos meses.

"Pero… ¿Por qué necesitan una tutora para la niña? ¿No va a la escuela? Serán clases particulares…

Carlisle llegó con un libro en sus manos, en el momento preciso, rompiendo la incomodidad. Edward reconoció rápidamente el ejemplar, y eso solo le confirmó la sospecha de que la chica se había ganado por goleada al patriarca, ya que nunca lo había visto enseñarle "ese" libro a nadie.

- Creo que va a gustarte este ejemplar - Carlisle se acercó a ella, mostrando el libro.

Todos en la sala guardaron silencio, esperando ver la reacción de la chica.

Bella alzó los ojos y cuando vio lo que Carlisle le mostraba, se levantó del sofá casi de un salto.

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- ¡Dios mío! - Gritó enajenada. - Es… - miró hacía Carlisle con los ojos brillantes, llenos de emoción. - Es… ¿de las primeras ediciones? - Preguntó alucinada.

- ¿Por qué no lo abres y lo descubres tu misma? - El vampiro le tendió el libro y ella, con una reverencia religiosa, lo tomó entre sus manos.

Abrió la tapa con sumo cuidado y leyó:

Romeo y Julieta. William Shakespeare.

Primera Edición. Londres 1597

La boca y los ojos de Bella no podían estar más abiertos. Su corazón bombeaba frenético, moviendo su sangre, y activando sus células.

Se llevó una mano a la boca y sus ojos brillaban con una emoción contagiosa.

Esa, si era la Bella auténtica. Y en ese momento, todos decidieron que ella, debía quedarse.

Incluso Edward, en ese instante, fue consciente de lo interesante y perfecta que era Bella. La "tutora humana" que su hija le había pedido.

·

- ¡Oh, Dios… Oh Diossss! - Gritó, otra vez. - Es... - miró para el libro y para Carlisle varias veces. - Es, UNA PRIMERA EDICIÓN - Volvió a alzar la voz. - Pero… ¿Cómo es posible? Y está en perfecto estado. - Su emoción fue tan espontánea e intensa, que contagio a toda la sala, que la miraban sonrientes.

- Es una herencia familiar - Explicó Carlisle - Se que debería estar en un museo, pero… ha pasado de generación en generación, y me duele desprenderme de él.

- Soy una fiel defensora de los museos, pero… yo tampoco lo daría. Aunque me pagaran la inmensa fortuna que vale. Preferiría pasar hambre, antes que venderlo. - Retahílaba, casi enajenada. - Pero… - frunció el ceño.

Solo había tardado 8 segundos en percatarse.

- Dices de generación… Este libro tiene 5 siglos. - Gesticuló asombrada. - ¿Cómo es posible?

- Bueno… - Carlisle ya tenía su versión bien pensada - Está en mi familia desde hace algo más de dos siglos. Un Cullen lo encontró, fue una casualidad. Adquirió una casa, y cuando estaba acondicionando la biblioteca, lo encontró tirado entre papeles y manuscritos. En nuestra familia, todos los Cullen hemos sido grandes lectores, y admiramos y respetamos los libros, por eso lo hemos ido guardando y conservando con mimo.

- ¡Guau! Es una historia increíble. - Murmuró ella maravillada.

- Puedes abrirlo. No tengas miedo - Bella contenía el aliento y sus manos temblaban ligeramente. Todos en la sala sonreían enternecidos por la reacción de la chica.

·

Esme se movió con disimulo, dejando el asiento libre para que Carlisle se sentara al lado de la chica.

Parecía que el vampiro había encontrado en Bella una pupila, y ella, como persona con un cerebro potenciado, descubrió en Carlisle el profesor perfecto.

Bella lo abrió con extremo cuidado y leyó el primer párrafo.

·

- Está, en inglés original. El antiguo… ¡Dios, es una maravilla!

- ¿Lo entiendes? A ver… se saca de contexto, pero hay palabras… - Bella asintió. - Pues entonces, me debes tu alma. - Carlisle le guiñó un ojo y la chica ladeó la cabeza en un gesto simpático, pero que la hizo parecerse a un ángel.

- Te la daría encantada - Bella le alzó los ojos, siguiéndole la broma.

- ¿Qué tal si hablamos de Elish? - Soltó Edward con voz fuerte, rompiendo el intenso momento entre Bella y Carlisle, haciendo a la chica dar un salto por el susto.

El patriarca le lanzó una mirada súmamente seria a su hijo, el cual se hizo el desinteresado. Las sensaciones que comenzaba a notar, al ver a Isabella relucir de esa manera, lo estaban ahogando, por lo que cortó el intenso momento, por su propia salud mental.

"Edward…" Lo reprendió en tono de advertencia.

- Claro… - Bella comenzó a pestañear seguido, nerviosa. Tensa… Asustada.

"¡Madre mía!... Parece el mismísimo Satanás. Y que él, precisamente, tenga que ser el padre de la niña… ¡Ufff!"

- Toma asiento querida, te hablaremos de Elish. - La invitó Carlisle - Mi nieta, es... muy especial. - comenzó Carlisle. - Ella tiene un desarrollo diferente...

"¿Especial? ¡Hay madre! Una niña… ¿enferma?"

- No tiene ninguna enfermedad… - Casi gruñó Edward, ganándose las miradas reprobatorias de toda la familia.

"¡Joder…! ¿He dicho eso en voz alta? ¿O he sido tan obvia? Tengo que aprender a no ser tan expresiva"

- Edward… - lo llamó Carlisle en tono de advertencia. - Mi nieta no está enferma… No es una niña con algún síndrome o enfermedad rara - la miró con gesto conciliador, tranquilizándola - Su desarrollo va más rápido de lo normal. Crece un poco más rápido y su inteligencia va igual de avanzada. Por eso no la llevamos al colegio, porque los demás niños se sentirían extraños con ella. Incluso los padres y profesores. - Aclaró, mientras Bella asentía, algo perpleja. - No se si tienes alguna noción sobre cromosomas - preguntó Carlisle; Bella negó. - Bueno pues, es un tema de crecimiento acelerado debido a un problema cromosómico… Te lo explicaré con tiempo. - Asintió a sus propias palabras, y Bella, aun con el susto reflejado en su cara, afirmó con un movimiento de la cabeza .

- Ella necesita contacto con alguien fuera de la familia. - Añadió Esme - Entre todos, la tenemos, sin querer, un poco protegida y la tratamos respecto a su inteligencia, no a su edad real.

- Elish está falta de amigos, porque no se relaciona con niños, y tras estudiar la situación, creímos que alguien joven y de fuera de su entorno, le vendría bien.

- Puntualizó Rosalie.

- Alguien con tu inteligencia y tu don de gentes - Especificó Jasper.

- Ella es muy risueña, muy sociable y muy sensible… - A Esme se le cambió la cara, a una triste, pensando lo mal que lo pasaría su nieta en la escuela.

·

Bella asintió, comprendiendo entonces la situación. Por supuesto que sería difícil para ella, si crecía más rápido de lo normal; los niños son crueles.

Edward, que llevaba escuchando los pensamientos de la familia desde que la chica había llegado, suspiró y aceptó la decisión de todos, y la suya propia: Bella era la idónea.

Él no podría ser nunca objetivo, porque la relación con Amelia lo había marcado en su pensamiento respecto a las mujeres humanas.

Se levantó y se acercó a Bella, midiendo quedar lo bastante lejos.

·

- Si lo quiere, el puesto es suyo. - Sentenció tajante. Bella respiró profundo. - Aunque seamos una familia que toma las decisiones en conjunto, la última palabra es mía, como padre de Elish - Aclaró. - Y creo que podrías con ella.

"¡Uf, Bella…! ¿Estoy realmente preparada para esto? Solo hace unas semanas del accidente… pero esta, es una niña, no una bebé""

Bella cerró los ojos un segundo, por el dolor que le causaba el rumbo de sus pensamientos.

- ¿Tiene algún problema con los niños? - Bella abrió los ojos asombrada por la pregunta.

- ¿Problema? - pestañeó confundida - No. Me encantan los niños… ¿Por qué me lo pregunta? - Lo miró suspicaz. - ¿Me cree peligrosa? - Su voz sonó algo más afilada de lo que pretendía.

Edward le puso una cara petulante, con una sonrisita vanidosa, en respuesta. ¿Peligrosa, ella, en una casa de vampiros?

- No, la verdad es que no. - Respondió presuntuoso, manteniendo "esa sonrisita".

·

"Pero que gilipollas eres, amigo. Eres tan insolente y engreído, que si quisieras a alguien más, harías un triángulo amoroso contigo mismo"

El pensamiento fue tan intenso, que sin darse cuenta, Bella soltó hasta un pequeño bufido.

Y Edward tuvo que girar la cara un segundo, y fingir una tos repentina, para ocultar la carcajada.

Todos se dieron perfecta cuenta de que algo muy original, y divertido, había pensado Bella, para hacer a Edward reírse… Reírse de y con una humana.

"¿Son divertidos sus pensamientos, hermano?" Le preguntó Jasper mirándolo de soslayo.

"Ya te está insultando, ¿verdad? Le preguntó Rose sin tan siquiera girarse.

·

- Volviendo al tema, y antes de que responda… - Edward se acercó un paso más y Bella contuvo el aliento, poniéndose erguida. Edward la impresionaba sobremanera. - Creo que hay un punto en la proposición del trabajo, que puede que no tenga clara. - Bella frunció el ceño - Estaría con mi hija, de forma continua - Bella pestañeó, algo confusa - Viviría con ella… bueno, con nosotros. - Ella volvió a pestañear y abrió la boca, pero no emitió ningún sonido. - Mi hija necesita un contacto femenino constante. No sería un trabajo con horario.

- ¿Vivir… aquí, con, vosotros? - Edward asintió. - ¿Cómo si fuese su madre? - La pregunta salió de los labios de Bella, sin ser consciente, y sin una pizca de maldad.

- NO - Alzó la voz Edward, mirándola serio e intimidante. Bella se echó hacía atrás, apoyándose en el respaldo del sofá, mostrando una postura protectora y el rostro desfigurado de miedo.

- ¡Edward! - Charlie entró en ese instante al salón, también alzando la voz, mirando hacía "su yerno" muy serio. - Bella, verás… - suavizó su voz - Yo… no he sido del todo sincero contigo - Bella, que aun no había regulado su respiración, lo miró con los ojos brillantes por el miedo y ahora por la incertidumbre. - Yo, soy el abuelo de Elish, su madre, Amelia - Bella abrió la boca sin ningún tipo de disimulo y su corazón se saltó un latido - Como sabes, murió en el parto. - El gesto de Bella, se desfiguró a uno de horror, tapándose la boca con la mano.

- Él… - giró los ojos hacía Edward. - ¿Es el marido de Amelia? - Susurró aun en shock. Charlie asintió. - Pero, esto es… ¡Joder, no encuentro palabras! - Gruñó en un murmullo.

"¿Este monumento de hombre, se casó con Amelia? ¡Increíble! Pero… Esto es súper raro."

Jasper comenzó a mirar a Bella de forma intensa, pero Carlisle le hizo una seña de que no. Que continuara "suavizando" el ambiente, pero que dejara los acontecimientos seguir su rumbo.

Ya que ahora, entraban en la parte delicada del tema.

- Si te hubiese dicho quien era la madre de la niña, seguramente no habrías querido ni venir. - comentó Charlie sincero.

Edward frunció el ceño, alerta. Por la forma de hablar, Isabella conocía a Amelia de algo, pero… ¿de qué podría conocerla?

Bella meneó la cabeza, despejándose y poniendo las ideas en orden.

- El darle clases no es problema - Alzó los ojos. - El tema, raro, es convivir con ella… con ustedes.

- Aquí estarías bien. Tendrías muchas comodidades. - Intercedió Alice mirándola afectuosa. - Además, parte de la planta de arriba, sería de tu uso exclusivo. - Bella inspiró profundo, con el ceño arrugado.

- Pero… vivir, aquí… No me conocen de nada, ni yo a ustedes. No había supuesto que el trabajo fuese de interina.

"Vivir aquí, con Don Gruñón Soy el amo del mundo… ¡Ufff, será un suplicio!"

Edward bufó, imperceptible para Bella, pero aunque no quisiera, sus pensamientos eran de lo más entretenidos.

- Como ha dicho mi hermana, tendrías privacidad, ya que nuestros dormitorios están en la zona oeste de la casa, por lo que tendrías esa zona para ti en exclusiva. - Bella solo suspiró, pero no miró para Edward. No podía.

- ¿Por qué no te lo enseño y así te haces mejor a la idea? - Sugirió Esme.

- No hace falta, señora Cullen… Mi decisión no se basa en como sea esa vivienda.

- ¿Entonces en qué? - increpó Edward usando un tono menos hostil, pero si apremiante. Bella se inclinó de hombros; podría decirle varias causas para negarse, pero su educación se lo impedía.

- Te pagaremos bien. Muy bien. El dinero no es problema. - añadió Carlisle.

"Dinero…"

- ¿Tío Charlie? - Bella le lanzó una mirada de auxilio; pero no fue consciente de que había abierto la caja de pandora con ese simple "tío".

Edward abrió los ojos atónito y su rostro se descompuso de la impresión, quedándose incluso más pálido de lo normal. Hasta sus ojos se oscurecieron tenuemente.

¿Tío Charlie? No había podido haber escuchado bien.

Esa chica… ¿Era familia de Charlie? ¿De… Amelia?

·

En el salón se hizo un silencio sepulcral, ya que nadie, a excepción de Carlisle sabía eso. Varios pares de ojos se dirigieron veloces como la luz hacía Edward, que estaba desencajado.

- Charlie… - La voz de Edward salió ronca; amenazante. Bella lo miraba alucinada.

- Tranquilo. - Charlie le alzó la mano, para que se calmara.

"Ella no sabe nada, así que mantente controlado" Le ordenó.

Edward se sorprendió, relajando su pose, ya que su suegro nunca, jamás, usaba esa forma de comunicarse con él, pero su mirada seguía siendo amedrentadora.

- Isabella y Amelia, no son familia biológica… No lo son en ningún aspecto. Ella es hija de un hermano de mi abuelo; ella si es una Swan. - lo miró con intención. - La tuvo de bastante mayor, por eso la diferencia de edad. Y como sabes, Amelia era hija de mi hermanastro… Por lo que no hay relación biológica. - Le aclaró.

- ¡Da igual! - Soltó Edward airado y alzando la voz, haciendo a Bella contraerse. - Esto es… - meneó la cabeza y pestañeó, fuera de si. - No puedo tenerla bajo mi techo.

- Edward… ¿No me dirás que te recuerda a Amelia? Porque no se parecen absolutamente en nada - Alice, en un murmullo, lo miró de lado, seria. Él seguía negando, intentando moverse lo mínimo posible, ya que no estaba seguro de poder controlarse.

- Creo que tiene razón, tío Charlie… Esto es… Muy extraño. - Bella casi no era capaz de hablar.

- Es una ligera coincidencia - intervino Carlisle, ante la cara enfadada de Edward.

- ¿Una ligera coincidencia, dices? - Volvió a alzar la voz, sonando como salida del mismísimo infierno.

- Pero eso no debería afectarnos a nuestro criterio sobre las capacidades de Isabella. - Soltó con calma - Deberías intentar moderarte, Edward - Carlisle le lanzó una mirada penetrante.

·

"Estas asustando a la chica, sin motivos. ¿Dónde están tus modales?"

Edward apretó los dientes tanto, que el sonido fue audible hasta para Bella.

La cual se levantó del sofá casi de un salto, visiblemente molesta.

·

- Charlie… Deberíamos irnos. Creo que la entrevista ha concluido. - Sentenció ella tajante.

Una cosa era que la situación fuera un tanto delicada, y otra, que Don Arrogante, casi la estuviera echando.

Parecía que la decisión estaba tomada, hasta que una vocecilla los sobresaltó a todos.

- ¿Bella? - Elish, al oír voces en el salón, bajó movida por la curiosidad, sobre todo porque había una chica humana en su casa. - ¡Hola! - la saludó animada - ¿Papá? ¿Ella será mi tutora? - Edward iba a contestar, pero su hija no le dio tiempo. - Iba a proponértelo esta noche, que se lo ofrecieras. Ella es la profesora de la Push, la que te comenté… ¡Oh, papá, es genial! - La felicidad de Elish era evidente. Estaba pletórica con Bella.

Edward se quedó sin habla y Bella contuvo el aire en sus pulmones al punto de casi desmayarse.

Sobre todo, siendo consciente de que esa niña tenía dos años.

"¿Dos años? ¡Imposible!"

- ¿Te han enseñado el segundo piso? Ahí es donde vivirás… Así nadie te molestará. Mis tíos pueden ser algo… intensos - Frunció la boca divertida, y "sus tíos" sonrieron ante la palabra elegida. - Y, por supuesto, nadie entrará allí sin tu previo consentimiento. Bueno… a excepción de mí, - sonrió divertida y encantadora. - Si me lo permites, claro. - inclinó la cabeza en un gesto cargado de belleza y dulzura.

Bella se quedó sin palabras. Maravillada con esa niña.

"¿En serio esta niña es hija de Amelia? A parte de que es un calco de su padre, su forma de hablar, de… relacionarse, no puede parecerse a ninguno de ellos. Su padre es un borde, un antipático nivel máster, y Amelia… No hablaba, no se relacionaba… No, nada. Era rara hasta lo absurdo… ¡Bella, no pienses así de una muerta! Y a parte… ¿dos años? ¡Alucinante! Creo que necesitaré esa charla con Carlisle sobre cromosomas"

- Verás Elish… - Bella se agachó para quedar a la altura de la niña - Estábamos hablando ahora de esto, y… - Bella respiraba agitada, sin saber cómo negarse ante esa muñequita.

Elish se dio perfecta cuenta de que Bella estaba buscando las palabras para negarse, así que sin pensarlo, buscó los ojos de Bella, y una vez los tuvo atrapado, la mantuvo ahí. Bella no tuvo ninguna oportunidad ante semejante mirada.

Elish tenía un don: Cambiar la voluntad a su antojo. Aún era pequeña y su don estaba en desarrollo, igual que ella misma, por lo que no lo tenía completamente desarrollado, pero aun así, era poderoso. También conseguía captar los sentimientos ajenos, pero ese don, lo tenía menos potenciado.

Todos fueron conscientes de lo que hacía, pero, con lo que ninguno contaba, es que entre ellas, surgiera un profundo y sincero afecto instantáneo. Era como si el don de Elish, se fusionara entre ellas. Los ojos de ambas brillaron, y sus rostros se tornaron llenos de calidez y afecto mutuo.

Entre Elish y Bella, surgió una corriente eléctrica; una conexión. Era el inicio de una relación entre ellas; una que debía madurar y desarrollarse.

Y en ese momento, Elish tuvo claro que esa chica debía quedarse con ella.

"Papá… Es ella. Quiero que se quede. Haz lo que sea por convencerla"

Edward jadeó al escuchar a su hija, ya que era muy raro que ella, le hablara mentalmente.

Edward tocó el hombro de su hija, y negó poniéndole una cara seria.

Estaba diciéndole que dejara de influenciar a la humana. Pero le sonrió dándole esperanzas a su hija.

"Hermanito, creo que tenemos tutora. ¿Has visto cómo se han mirado? ¿Cómo ha reaccionado Elish?"

"¡Vaya!, nunca había visto a Eli quedarse así de embobada con un humano. Ha intentado convencer a la chica, pero parece que ella ha sido la que se ha quedado hipnotizada. Realmente ha sido una casualidad que ella y Amelia sean familia… Bueno, realmente no lo son. Eso salta a la vista." Los pensamientos de Jake, alentaron a Edward.

Sabía que había perdido. Todos, sin excepción, querían a Bella allí, con ellos. Pero ella no acababa de estar convencida; sabía que él, era el que debía insistir, pero, no era capaz de hacerlo.

·

- ¿Te quedarás, verdad? - Preguntó con ojos tristes la niña. Bella suspiró conmovida. Pero la situación era demasiado extraña y el padre de Elish era… terrorífico.

- Creo que no le has hablado del sueldo, hermano - Intervino oportunamente Alice.

- Si, es verdad. Por supuesto tus gastos de alojamiento y de comida, están incluidos. Como es a jornada completa, su tiempo de exclusividad hay que pagarlo debidamente. - Retahiló Edward, aliviado de la ayuda que le había lanzado Alice - Había pensado en doce mil dólares.

Bella abrió la boca, asombrada.

- ¿Por cuánto tiempo? - Preguntó por inercia.

- Mensuales. Por supuesto. - Respondió Edward, impresionado por su falta de egoísmo material. Bella jadeó. - Los gastos de manutención y de cualquier índole irían a parte.

- ¿Mensuales? - Repitió. Edward asintió. - Pero eso… Eso es una barbaridad.

"¿Se ha vuelto loco? No puedo aceptar semejante cantidad. Por mucho que añore tener dinero, es como robarles"

Ese pensamiento, fue el que Edward necesito para saber que ella sería buena para Elish. Y también fue lo necesario para insistir.

- ¿Aceptas? - le preguntó directamente. Y ambos, se miraron a los ojos por más de un segundo, que era lo que Bella le podía sostener la mirada.

- Pero con menos sueldo. Esa cifra que me ha dado, es demasiado. - concluyó Bella.

- Lo vamos viendo, ¿ok? - Bella le alzó una ceja. - A lo mejor después de unas semanas, te parece hasta poco - sonrió divertido.

"Puede que me haya apresurado a decir que no a esa cantidad… tal como él dice, seguramente después de tratarme con él… me parecerá muyyyy poco dinero" Pensó divertida.

·

Hacía mucho tiempo que Edward no mostraba una sonrisa así. Tan auténtica, tan simpática. No era del todo "su" sonrisa torcida, pero se parecía.

La cual hizo a Bella mirar a sus labios por un segundo, y a su corazón latir enérgico. Cuando él bajó el labio, aunque sin dejar de mostrar un gesto risueño, Bella pestañeó saliendo del encanto seductor de Edward.

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- ¡Listo! - Exclamó Alice. - Isabella se queda. - Ambas se miraron y sonrieron.

Bella se levantó, inspiró hondo para llenarse de valor, y encaró a Edward.

- Estamos de acuerdo de que esta, es una situación extraña - Edward alzó una ceja, y asintió - No tengo ningún problema en ser la tutora de su hija. Solo pongo una condición. - El que ella estuviera poniendo sus condiciones, alentó a Edward. Le gustaba que la chica tuviera agallas de hacerle frente.

- ¿Cuál?

- No viviré aquí, de forma constante. - Elish dejó salir un suspiró lo bastante alto para que todos lo escucharan. - Llegaremos a un acuerdo - Bella miró hacía Elish - Cariño, no puedo mudarme de forma permanente a tu casa, pero… - La niña la miró con cierta esperanza. - Vendré el fin de semana, lo pasaré aquí, contigo y me acercaré algún día por semana.

- ¿De viernes a domingo? - Preguntó Elish con un brillo cegador en sus ojos verdosos. Bella asintió, con una sonrisa capaz de eclipsar al mismísimo sol.

Edward sintió un escalofrío recorrerle la columna al escuchar a Bella llamar "cariño" a su hija; uno muy agradable.

Bella volvió su vista, otra vez fría y tensa, hacía Edward.

- ¿Le parece bien así? - Volvió a encarar a Edward con el rostro serio.

- Me parece bien.

- Entonces, señor Cullen, hemos llegado a un acuerdo.

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Bella alzó la mano, y Edward se tensó; desde Amelia, no había vuelto a tocar a un humano, menos a "una" humana. Pero no podía dejar a la chica con la mano en alto, así que tomando aire, alzó su brazo y tomó, delicadamente, la mano de Isabella.

Ella estrechó los dedos, alrededor de la mano del vampiro, cerrando el trato.

Y ambos, se quedaron un segundo de más, con sus manos tomadas, degustando el hormigueo que sentían ante la piel del otro.

Bella fue la primera en apartar la mano, tragando audiblemente la saliva y soltando un bajísimo jadeo.

"¡Dios, tiene la mano helada! Y… ¿ese cosquilleo? ¿Qué sensación tan extraña y tan… agradable… ¡Da igual! Es un gilipollas"

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¿Qué os ha parecido el primer contacto?

Creo que estos dos, nos van a traer de cabeza.

En cuanto pueda... El próximo.