HOLAAAA MIS BELLAS!

AQUÍ OS TRAIGO EL SIGUIENTE CAPI. YA OS DIJE QUE INTENTARÍA NO TARDAR.

EN EL ANTERIOR CAPÍTULO NO FUI CAPAZ A QUE ME SALIERA EN LA PÁGINA, POR ESO NO LO SUBI A LOS GRUPOS DE FACEBOOK.

AUN ASÍ, MIL GRACIAS POR LOS MUCHOS COMENTARIOS QUE RECIBÍ.


CAPÍTULO 4


Cuando a la mañana siguiente sonó el despertador, Bella creyó morir. Apenas había dormido seis horas, y no seguidas.

Sueños, más bien pesadillas, con Amelia, con un bebé llorando, sangre y… Edward, la habían rondado, despertándola varias veces durante la noche.

Pero ya era muy entrada la noche cuando despertó por primera vez, así que descartó tomarse una de sus pastillas, ya que por la mañana no sería capaz de hacer nada debido a la somnolencia.

Arrastrándose, bajó a tomar un café tamaño XL, y una tostada. Bella nunca desayunaba nada más levantarse, a parte del café, por supuesto, pero el médico le había dicho que era crucial que tomara algo en el desayuno para que las pastillas de vitaminas y las de hierro hicieran mejor efecto.

Casi con los ojos cerrados, subió a darse una ducha con agua templada; eso, para Bella era lo más frío que podía tolerar.

Algo más despejada, se puso un conjunto que escogió entre la montaña de ropa que las chicas Cullen le habían dado.

Se aplicó un poco de crema con un toque de color, se dio una pasada de máscara de pestañas, y se dio unos toques de labial hidratante con tono rojo, haciendo así que parecieran más jugosos y sobretodo naturales.

Esa, era su rutina diaria para estar "presentable". Sus "mínimos".

Justo cuando acabó, un claxon la alertó de que había alguien esperándola, y sin falta de ser muy lista, sabía que era Jacob.

Tomó uno de los abrigos, el más sencillo de todos, uno de color marrón claro largo hasta las pantorrillas y de pura lana; solo con la caída que tenía el abrigo se podía deducir lo carísimo que era.

Un gorro y una bufanda gigante en tonos marrones, en conjunto con el abrigo y las botas Ugg, que habían aparecido de pronto en una de las bolsas y que casi la habían hecho gritar de entusiasmo, completaban su atuendo.

·

- Buenos días - Saludó a Jake entrando en el coche.

- ¿La Sra. Isabella está ahí debajo? - Le preguntó simpático, sacándole a Bella una risita y un mohín con los labios.

- Si… Aquí estoy. - Contestó cantarina. - Es que hace un frío alucinante. - Tembló. - Y por favor… llámame Bella. - Jake asintió.

- Pues hoy no tenemos una mañana especialmente fría - Bella abrió los ojos alucinada. - Pero por la noche, preveo que van a bajar las temperaturas… Aquí en el pueblo rondaremos los dos grados. - Bella estaba al borde del infarto. - Pero tranquila, en la casa de los Cullen estarás muy calentita.

No supo identificar si eso último había sido una broma encubierta, o lo decía sin dobles raseros.

Prefirió no darle mayor importancia.

- Cuéntame algo sobre Elish. - Le pidió a Jacob. El cual sonrió tierno ante la mención de su niña. - Pero algo… malo - lo miró con cuidado. - Todo lo bueno ya me lo han dicho sus abuelos, pero… esa parte familiar, no suele ser muy objetiva - Jake sonrió mientras asentía.

- Bueno… malo… malo… - Bella le alzó una ceja. - Está bien… Puede que necesite que alguien sepa decirle "no". Como sabes, ella no conoció a su madre y Edward… bueno… - inclinó los hombros - No sabe decirle no a nada. Realmente ninguno sabe hacerlo. Aunque no lo digo en un plano en el que ella sea una niña remilgada y caprichosa, más bien en un sentido de darle realidad a su vida. El único que la mantiene más firme es…
- Carlisle. - Contestó ella, adelantándose a Jake, el cual asintió.

- Charlie también le pone algún límite. Y ellos, son los que discuten constantemente con Edward. Pero también son a los que más escucha y por los que se deja aconsejar.

- Jacob, perdona que sea indiscreta, pero… si no te lo pregunto creo que voy a explotar…

- Soy su padrino. - La miró de lado con una sonrisita pícara. - Aunque no lo creas, Edward y yo somos muy amigos. - Bella no pudo evitar sonrojarse. - Tranquila, es normal que tengas curiosidad.

Se hizo un silencio cómodo en el auto, pero Jake sabía que ella se moría por preguntar más cosas, pero su educación y compostura, le impedía hacerlo.

También suponía que estaba más nerviosa por tener que convivir con ellos, que por darle clase a la niña.

- Bella - la llamó. - Estarás bien allí, en serio. Les has caído genial a todos - la miró con dulzura - De mano, pueden parecer un poco distantes, pero algo me dice que en poco tiempo, los tendrás comiendo de tu mano - le guiñó un ojo; Bella alzó las cejas no estando tan segura - Porque igual que muestran ese distanciamiento, agradecen y valoran los gestos afectivos. Así que muéstrate natural y aunque te de apuro, no te niegues constantemente a sus regalos y atenciones. Para ellos, el dinero no tiene ninguna importancia y es su forma de agradecer.

- Te agradezco el consejo. - Suspiró. - Pero no creo que a todo el mundo le haya caído tan bien - Rodó los ojos.

- Edward es más difícil. Pero sé que podrás manejarlo - Ella volvió a rodar los ojos.

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Dejaron el tema, y el resto del camino se dedicaron a hablar de las clases que Bella impartiría en la reserva.

Ese tema le gustó mucho más a la chica y eso hizo que sus nervios se disiparan.

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Al llegar a la Push, sus alumnos, la estaban esperando muy formales en la pequeña aula.

Era un pequeño almacén dentro del colegio, que limpiaron y acondicionaron para esas clases.

Todo, gentileza del Dr. Cullen.

Al entrar, Bella esperaba, al ver que era un aula pequeña, que estuviera calentita; pero su esperanza no pudo estar más lejos de la realidad.

- ¡Uff! Menudo frío que hace aquí, ¿no? - Miró para los cuatro hombres y dos mujeres, los cuales se inclinaron de hombros. Se mordió el labio, recomponiendo su cara de circunstancia. - ¿Qué tal si volvéis a presentaros? Veo que hay una nueva incorporación femenina.

- Soy Leah y yo vengo para preparar la incorporación a la universidad. - Explicó - Me han dicho que aunque no sea lo que ibas a dar, podrías ayudarme. - Bella sintió que tenía un poquito menos de frío, debido a la emoción.

- ¡Por supuesto! Contigo trabajaré otro tipo de temario. Para el lunes, te traeré material especial para ti. - Leah asintió.

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La cambió de sitio, para tenerla cerca y que pudiera estar un poco distanciada del resto, para no molestarse unos a otros, ya que darían diferentes temas.

Los hombres eran entrados en sus cuarenta largos, menos uno y la chica, que parecían estar sobre los veinte tantos.

Se fueron presentando y comentando sus motivos para asistir a esas clases, y el por qué de necesitar el graduado.

Los hombres, eran para trabajar, unos para conservar su puesto y otros dos para ascender; la chica era para estudiar una formación, un oficio y Leah la entrada a la universidad.

Entre las presentaciones pasó la mañana y sin darse cuenta llegó la hora del descanso para almorzar.

Con los nervios y las prisas, Bella se había olvidado de llevar comida y se quedó un tanto descolocada.

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- Leah, perdona - la paró justo cuando salía del aula - ¿Por aquí tenéis alguna cafetería? Me he olvidado el almuerzo.

- Si, tenemos una, pero… no creo que te guste mucho - frunció los labios mientras Bella arrugaba la frente - Es un bar… donde van los mayores, muy mayores. Te vas a sentir bastante incómoda. - Leah se quedó pensando un momento. - Ven a mi casa, yo voy a almorzar allí, está aquí al lado.

- ¡Oh! Yo… no quisiera molestar… - Leah alzó la mano, cortando las disculpas de la "profe".

- No molestas Bella. A esta hora solo estará mi hermano, y puede que tampoco.

Tras insistirle un poco más, ya que Leah se dio cuenta de que Bella necesitaba, por lo menos, algo caliente que meter en su tripa, la "profe" al fin cedió.

Porque estaba como loca por tomarse un café calentito.

Al llegar a casa de los Clearwater, tal como había dicho Leah, estaban solas. Sus padres estaban trabajando en sus labores en la reserva y su hermano estaría de guardia en sus funciones "lobunas".

Leah preparó café y unos pancakes, que le llevó unos momentos ya que tenía la masa preparada.

En unos minutos el almuerzo estuvo listo y Bella no pudo más que relamerse.

- Muchas gracias. Con solo el café bastaba, no tenías porqué molestarte.

- Bella, - la propia Bella había pedido el tuteo a sus alumnos - perdona que te lo diga así, pero tenías cara de necesitar algo caliente, y no solo café. - Rió y Bella se puso de varios tonos carmesí. - Me parece que no llevas demasiado bien esto del frío. - Bella arrugó la boca y negó con la cabeza. - Pues debemos encontrar una solución, porque aún quedan unos tres meses de frío. Y estos días, hace menos del que debería - Bella abrió los ojos horrorizada.

- ¿Más frío aún? - Gimió.

- Lo normal ahora en enero, es que a primera hora estemos a un grado o incluso bajo cero. - Bella abrió aún más los ojos. - y al medio día suba hasta los 6 u 8. En marzo las temperaturas aumentan un poco. - Intentó consolarla.

Bella pestañeó, intentando no venirse abajo. El día estaba yendo muy agradable y no podía consentir que el frío enturbiase su ánimo y el buen "rollito" que estaba teniendo con la gente.

- Siento poner esta cara, pero nunca he llevado bien el frío. - Suspiró con el rostro compungido.

- Seguro que en unos días te acostumbraras. Lo que deberías es comprarte unas camisetas y unos calcetines de montañero. Los venden en la tienda de los Newton, en el pueblo. Eso te hará estar caliente sin sudar. - Le aconsejó.

Mientras entraban en conversación, detallando eso de la ropa especial para el frío, Seth, el hermano mayor de Leah, llegó a casa.

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Seth: .

- Hola - lo saludó Leah - Tenemos visita.

- ¡Ah! Hola… - Seth se quedó mirando hacía Bella, atontado. Nunca había visto a una chica tan guapa en su vida. - Señorita Swan.

- Hola. - Lo saludó Bella sonriente - Llámame Bella, tenemos una edad similar - meneó la cabeza divertida - Tu hermana me ha invitado a almorzar. Soy la nueva profesora de adultos. - Explicó.

- Si, lo sé. Jake me lo ha comentado antes. - Bella puso cara de extrañada; de curiosa más bien. - Trabajamos juntos en el taller.

- Bella se ha olvidado el almuerzo - Intervino Leah, observando que su hermano se había quedado atontado con Bella y no apartaba sus ojos de ella.

- ¿Quieres unirte? - Lo invitó Bella - Van a sobrar pancakes, tu hermana ha preparado muchísimos.

- ¡Claro! Muchas gracias… - Seth se centró un poco, apartando la mirada de Bella, la cual comenzaba a sentirse un pelín cortada.

El chico no le estaba dejado ni la más mínima duda de su atracción por ella. Y aunque estaba tremendo, lo que menos necesitaba ahora, era un lío amoroso.

- Leah, yo debería volver ya. La profe tiene que llegar antes que sus alumnos - ladeó la cabeza de forma divertida.

- Sí, tienes razón. Seth, ¿recoges tu esto?

- Claro… Ir tranquilas, yo me encargo. - Se giró hacía Bella - Espero que se te olvide más veces tu almuerzo - la sonrió de una forma que cortaba la respiración, y Bella sintió que se le coloreaban hasta las pupilas.

- Cla… ro… - Tartamudeó ella, mordiéndose el labio.

Leah miró entre ambos, casi hasta perpleja. Su hermano Seth, debido a su atractivo, no le faltaban insinuaciones de múltiples féminas, pero a parte de algún devaneo, no había mostrado excesivo interés en ninguna chica.

Por un momento, creyó que se había imprimado de ella, por su reacción al quedarse tan absorto mirándola, pero reaccionó apartando la vista, captando la incomodidad de Bella ante ese forma de mirarla.

Porque… ¿No se había imprimado, verdad?

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Las siguientes tres horas de clase pasaron rápidas. Tras comprobar el temario necesario para el examen que les otorgaría el título les hizo una pequeña prueba para saber en qué nivel académico estaban.

Mientras, se centró en Leah, y en comenzar a preparar su propio examen.

- Bueno clase… - Bella se acercó a su mesa y miró hacía sus alumnos. - Hemos acabado por hoy. Tengo que felicitaros por lo involucrados y centrados que estáis. Entiendo que ahora cada cual tiene sus responsabilidades, trabajos, familia… y que esto puede resultar un poco pesado. Pero si trabajáis así las semanas que dura el curso, aprobaréis sin duda. - Los felicitó y animó.

Todos los presentes vitorearon a su nueva y encantadora profesora. Estaban maravillados con ella.

Cuando Bella salió del aula, tras recoger todo, se encontró con Jacob esperándola en la puerta.

- Hola profe Bella - sonrió encantador, usando la forma con la que sus "alumnos" la llamaban.

El alumno joven era Jared, que había dejado los estudios cuando se convirtió en lobo, ya que también tuvo que ponerse a trabajar para llevar dinero a casa, para su madre y su hermana, al morir su padre en un accidente laboral. Gracias a la comunicación lobuna, Jake había visto en su mente los pensamientos de Jared.

- Hola - Bella le devolvió la sonrisa, enseñando todos los dientes. Ella estaba feliz.

- ¿Ha estado bien la clase? - Se lo preguntó, pero él sabía que sí; que había ido mejor que bien. Bella asintió entusiasmada. - Pues vamos y me cuentas en el coche. Esme tiene una comida especial preparada para ti, por ser tu primer día. - Los latidos y la respiración de Bella cambiaron, mostrando una gran ansiedad. - ¡Ey! No te preocupes por nada. - Intentó consolarla el lobo - Todo irá mejor de lo que crees, en serio. - Ella suspiró pesadamente, pero asintió; aunque no muy convencida.

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ESA MISMA MAÑANA. CASA CULLEN.


Elish se despertó exaltada. El saber que esa misma noche, Bella estaría en su casa, conviviendo con ella durante casi tres días, la tenía en un estado de ansiedad y felicidad exageradas.

Toda la familia estaba asombrada con Elish. Nunca hubiesen imaginado que a la niña semi vampira, le hiciera tanta ilusión tener a una "hermana" (como la había nombrado Edward), humana.

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- Yo creo - Tomó la palabra Rosalie - que ella añora a una madre. - Edward la miró frunciendo el ceño - Sabe que la suya era humana, y aunque no la nombre, o no la eche en falta, ya que no la llegó ni a ver, si tiene vacío el hueco que debería ocupar una madre en su vida.

- Comparto tu teoría - Apoyó Jasper. - Sus sentimientos son de felicidad en estado puro. - Sonrió tierno, pero su mirada tenía un trasfondo de duda.

- ¿Y esa cara? Preguntó Edward. Jasper frunció la boca, pensando en si desvelar sus ideas, ante la posibilidad de suscitar a Edward.

- Ella no le fallará. - Respondió Alice entrando en el salón. - Elish y Esme están limpiando el piso de arriba… El piso de Bella - Aclaró, lanzándole una miradita a su hermano, el cual suspiró y alzó los ojos al cielo - Bella… No fallará a Elish - Miró ahora hacía Jasper. - Sé que era lo que estabas pensando, y eso no pasará.

- ¿Alice? - Edward envolvió el nombre de su hermana en una pregunta cargada de advertencia.

- No he visto mucho… - lo miró con una ceja alzada. - Pero si tengo claro que ellas forjaran una fuerte amistad.

- ¡Bella ya está aquí! - Elish bajó las escaleras gritando enloquecida y eso sirvió para concluir la conversación.

- Es súmamente agradable sentir a nuestra sobrina así de feliz. - Jasper miraba hacía la niña con ojos tiernos. - Llevaba meses bastante apagada.

Edward no comentó nada al respecto, pero por mucho que le atormentara reconocerlo, él mismo sabía sin falta de el don de su hermano, que su hija estaba triste.

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- ¡Holaaaa! - la propia Elish salió a recibir a Bella y a Jake a la puerta.

- Hola Elish - la saludó Bella saliendo del coche envuelta entre vueltas y vueltas de su enorme bufanda.

- ¿Estás ahí dentro? - La cara de la niña mostraba su guasa, y Bella rodó los ojos al tiempo que asentía.

- No eres la primera hoy, en preguntarme eso. - Giró su cara hacía Jake, el cual sonreía divertido. - Y seguro que no serás la última.

- Hola a ti también, preciosa. - Jake se acercó a Elish y la saludó con un beso en la mejilla, con tono divertido.

En cuanto el licántropo estuvo en contacto con su imprimida, un suave y melancólico suspiro salió de sus labios.

Bella que estaba observando la escena, sintió un escalofrió en la espalda. Algo en esa escena, no le parecía normal del todo.

Ya que el gesto de Jake, se parecía más al de un enamorado que al de un padrino saludando a su ahijada… A su ahijada, "niña pequeña".

- Hola Jake… - le devolvió el saludo con voz fatigosa, rodando los ojos. Ella no dejaría de querer a "su" Jake, pero en esos instantes su principal atención y preocupación iban dirigidas en exclusiva a Bella. - ¿Qué tal tu segundo día? ¿Has pasado mucho frío?

La preocupación genuina de la niña, desarmó a Bella, olvidándose de la escena que acababa de ver.

Una vez dentro, Bella comenzó a estremecerse ante el regusto del choque de calor que sintió.

La calefacción llevaba dos horas a plena potencia en la gran mansión Cullen, para que la "friolera humana" estuviera cómoda.

"Espero que el pedido de combustible para la calefacción que pediría hoy Carlisle, no tarde en llegar. No habíamos supuesto que calentar a estos niveles la casa, supusiera un gasto de gasoil tan enorme" Pensó Esme desde la cocina.

Edward que escuchó el pensamiento distraído de su madre, no pudo evitar rodar los ojos con una sonrisita divertida, la cual disimuló. No quería que nadie supiera que la "humana" le gustaba más, demasiado más, de lo que todos suponían.

Nadie se percató, excepto Jasper; por supuesto.

- Hola Bella. - Alice, había desaparecido sigilosamente del salón, para encontrarse con la chica en el hall de entrada. - ¡Guau! ¿Estás ahí dentro? - Bella rodó los ojos.

- ¿Ves…? Te lo dije, - se dirigió a Elish, la cual asintió al borde de la risa. Alice se hizo la desentendida para que ellas disfrutaran su broma.

- Llevan diciéndome lo mismo toda la mañana - respondió Bella fingiendo molestia.

- No me extraña… Solo se te ven los ojos ¡jajaja!

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Edward, desde el salón, pudo observar la escena a través de los pensamientos de Alice. Realmente Bella… "¿Bella? ¡No! Él no podía permitirse "el lujo" de llamarla así" La Sta. Isabella estaba de lo más graciosa con toda esa cantidad de ropa.

Y realmente, cuanta más ropa llevase, mejor.

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- Puedes quitarte todo eso, aquí hace calor. Hemos puesto la calefacción un poco más alta de normal para que estuvieras cómoda. - Explicó Alice.

- ¡Oh, no! No hace falta… - Se excusó rápida y abochornada Bella. - No derrochéis… - Alice abrió los ojos perpleja, saliéndosele la risa por los extremos de los ojos. - ¿Qué? - Preguntó Bella confusa.

- ¿En serio me estás diciendo que no derrochemos en calefacción… cuando te estás helando de frio? - Alice no sabía si reírse o mantenerse seria. Bella frunció la boca en un mohín extraño.

Ella parecía hacer ese gesto con la boca, cuando no sabía qué decir… O, no quería responder como realmente pensaba.

- A parte de ser carísimo… porque mantener tan caliente una casa tan grande y tan abierta debe ser ¡buf!, es un gasto contaminante. - Explicó Bella.

- Podríamos estudiar el poner algún sistema más ecológico de suministro eléctrico - comentó Emmet, intentando ser serio, y de paso uniéndose a la conversación.

- Bueno… placas solares aquí… creo que podríamos descartarlo de inmediato… ¡jajaja! - Rió, sacando las carcajadas de Emmet y las sonrisas, no solo de los presentes, si no del resto de la casa que estaba más que atentos a la conversación.

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Incluso Edward, se vio a si mismo sonriendo divertido por la ocurrencia de la "Sta. Isabella".

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Bella fue quitándose el bufandón y el gorro, pero al llegar al abrigo se detuvo y miró hacía Elish con una ceja alzada.

- ¿Qué jersey me he puesto hoy? A ver si lo adivinas. - Todos… Todos, se quedaron gratamente asombrados por el hecho de que Bella se acordara de la adivinanza del jersey. Con todo lo que debía tener la chica en la cabeza, había recordado el juego.

- ¡Ummmm….! Déjame pensar…

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"Papá, ¿puedes ayudarme?"

Edward sonrió divertido, ante la mirada rozando lo asombrado, de Jasper y Rose, que aun seguían el salón.

Se concentró en entrar en la mente de Bella… de la Sta. Isabella, a ver si le daba alguna pista.

"Es imposible que lo adivine. La dejaré unos segundos, especular, y luego le daré una pista. No quiero agobiarla ni que su humor se venga abajo por la tontería de adivinar que mi jersey es beige"

Edward sonrió triunfal. Y jugando entre su don y el de Alice, la cual con un movimiento astuto y un susurro, se lo dijo a su sobrina.

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- Es beige. - Soltó Elish. Bella abrió los ojos rozando el infinito.

- ¿Cómo lo has sabido? - Le preguntó, mientas se abría el abrigo.

- Es de los más gruesos que llevaste y… el color es suave; transmite tranquilidad. - Bella pestañeaba no saliendo de su asombro - Supuse que para tus primeros días, querrías dar una imagen "suave".

- ¡Guau! - Soltó Bella impresionada. - Ni yo misma podría haberlo explicado mejor.

- La dulzura que transmite tu jersey, contrarresta el que intentes parecer mayor, al ir maquillada.

- ¡Pero…! - Bella pestañeó, ahora si, completamente pasmada. Elish se sonrojó levemente.

Rose no pudo aguantar las carcajadas, que se escucharon hasta el hall, haciendo a Bella girar la cara en esa dirección, pero sin ver a nadie.

- Realmente, esas palabras son de mi tía Rose. - Explicó Elish, haciendo a Bella descontracturar su rostro pasmado.

- Eso, lo explica todo. - Bella alzó las cejas, de forma conspiratoria.

- Isabella… ¡Bienvenida!, pero… ¿Qué hacéis aun en el hall? - Saludó y regañó al mismo tiempo Esme.

- Bueno… nos hemos entretenido aquí, saludándonos. - Exculpó Bella a sus anfitriones. Esme meneó la cabeza, inconforme.

- Ven querida. Te enseñaré tu rinconcito de privacidad. - Esme y Bella se lanzaron una mirada sonriente.

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A Jasper le llegó una oleada de nerviosismo por parte de la chica; que había permanecido bastante tranquila hasta ese momento.

- Bella se ha puesto nerviosa. - Susurró para Edward y Rosalie. - Hasta ahora estaba bastante controlada. - Explicó - Pero el hecho de conocer "su casa" la ha agobiado.

- Es de lo más normal. Como el resto de los humanos, ella nota nuestras diferencias. Más, teniendo en cuenta lo inteligente y perspicaz que es - Señaló Rose.

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Esme y Bella subieron las escaleras que había recorrido el día anterior junto a Alice, Rose y Elish, pero pasaron el pequeño hall que daba acceso al pasillo donde estaban las habitaciones de la familia.

Subieron otro tramo de escaleras y otro hall, más grande que el anterior y hermosamente iluminado por una cristalera enorme, daba acceso a dos puertas.

- Ese es el dormitorio de Edward - Bella giró la cabeza para observar una puerta cerrada, sin darle mayor importancia.

"¿Cuántos pisos tiene esta casa? ¡Madre mía!"

- Y esa puerta… Lleva a tu pequeño apartamento. - Bella miró hacía Esme de forma tranquila, hasta que al segundo, su cerebro comprendió lo que eso significaba.

"¿Vamos a compartir la planta? ¿No iba a ser en exclusiva mía? ¡Joder… y tenía que ser precisamente la de él! ¡Maldita sea!"

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Y otra vez esos pensamientos negativos y de desagrado, le llegaban a Edward, y fue consciente de que estaba enfadado. Hacía tiempo que no sentía el sentimiento de la furia recorrer su sistema, y se maldijo por ello.

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Esme abrió la puerta y el ceño enfurruñado de Bella, por compartir planta con Edward, se disipó de inmediato.

Ante ella se abrió paso una estancia enorme. Era un salón, impresionante y exquisitamente decorado: Muebles claros, los justos para dar sensación de amplitud y buen gusto, pero a su vez funcionales; Alfombras, cojines y cortinas a juego y artículos de decoración exquisitos, en perfecta armonía.

Dentro del salón, había una zona de despacho, con un escritorio amplio y algunas estanterías, que a parte de algún artículo de decoración estaban vacías.

- Esta, es la sala de estar de este piso. - comentó Esme lo obvio. Bella asintió, mirándolo todo con fascinación - Ahí, - señaló a la derecha y al fondo - Tras ese arco, hay un pasillo con dos habitaciones. Están desocupadas, así que escoge la que más te guste. - le dedicó una sonrisa afectuosa y tranquilizadora. - Al fondo de ese pasillo, aparecen unas escaleras que llevan a la puerta principal. - Esme le concedió unos segundos a Bella de asimilación. - Como ves, tendrás la privacidad de la que te hablamos, ya que tienes acceso privado a la casa. - Bella asintió, dejando escapar un suspiro.

"Si… pero "su" habitación, está enfrente de la mía"

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Edward, como el resto de la familia, estaban atentísimos al tour de Bella; pero él estaba particularmente atento a sus pensamientos, ya que había sido consciente de que al igual que su tío Charlie, ella también, de forma inconsciente, vedaba parte de sus pensamientos.

No era la primera vez que se encontraba con humanos que poseían esa cualidad. Amelia fue la segunda persona con la que se encontró, en toda su existencia, que podía cegarlo completamente.

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Bella comenzó a observar la estancia, hasta que sus ojos se posaron en el cuadro que descansaba en la pared detrás del escritorio, flanqueado por unas finísimas y pequeñas lámparas, que lo iluminaban, otorgándole los puntos de luz necesarios para admirarlo.

- Eso es… - Se acercó embobada al cuadro.

"Es, La Mujer con Sombrilla, de Claude Monet… No puede ser el original. Fue vendido por más de 50 millones de dólares"

- Es, la Mujer con Sombrilla, de Monet. - Aclaró Esme mirando el cuadro con una sonrisa enternecida. - Fue un regalo… - Esme calló ya que iba a hablar demasiado. Bella se giró para encararla, con el rostro lleno de expectativas.

- Es… ¿el original? - Esme estaría colorada, de poder. Asintió de forma tímida. - ¿¡En serio!? - Bella estaba alucinada; Esme inclinó la cabeza en un asentimiento cohibido. - ¡Joder! - Murmulló, enajenada. - ¿Puedo… puedo tocarlo? - Preguntó como una niña ilusionada. - Tendré cuidado.

- Por supuesto - Sonrió la vampira, divertida.

Bella pasó los dedos por el cuadro con deleite. No era una entendida en arte, ni mucho menos, solo había dado un par de clases, pero le encantaba observar los cuadros. Maravillarse de las pinceladas, de la historia tras la pintura.

- Es… precioso - murmuró maravillada. Esme se acercó a ella, asintiendo, mientras admiraba el cuadro, temiendo la reacción de la chica cuando se girara y se percatar del otro cuadro que descansaba en la sala.

Tal como Esme "temió", Bella giró un poco la cabeza, y en la pared lateral, también rodeado de dos luces, descansaba otro cuadro que le encantaba:

- ¿Ariadna? - Preguntó susurrante mirando de hito en hito entre el cuadro y Esme, la cual asintió. - "Ariadna abandonada por Teseo"… - Musitó Bella el nombre completo de la obra. - Es… precioso…

- Si. Me encanta el estilo de la artista, sobre todo a Carlisle.

- Angelika Kauffmann - Esme asintió, ocultando su sorpresa de que Bella reconociera a la autora . - Puedo suponer que… - Bella alzó una ceja.

- Si, es otro original. - Esme no se molestó en ocultarlo.

- Este cuadro estuvo en el Louvre la segunda vez que fui. Lo recuerdo porque era más mayor, y entendí mejor el significado de la pintura - Sonrió melancólicamente.

Bella salió de su pequeña y momentánea burbuja de recuerdos, y arrugó el ceño, rozando la preocupación.

"Pero… ¿Cuánto dinero tiene esta gente? Porque este cuadro deber rondar los 10 millones de dólares, ¡incluso más...! Y tiene esa primera edición de Romeo y Julieta… Y por supuesto el Monet… ¡50 millones de dólares! Aquí hay algo raro… ¡Cuidado Bella!"

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Edward no pudo evitar tensarse ante el pensamiento de Bella.

- Chicos - llamó a sus hermanos, los cuales seguían el hall, escuchando a Bella. Incluidos Jake y Elish. Jasper y Rosalie se unieron también al ver a Edward tan preocupado. - Bella está recelosa, así que… cuidado. No perdamos las formas.

El propio Edward se acercó a la puerta del "apartamento" de Bella, y con un susurro avisó a su madre. Debía quitarle importancia a lo de los cuadros.

Fue una suerte que el día anterior con el embrollo que se formó con lo de la "familiaridad" entre Bella y Marie, no se le hubiera enseñado la sala, y hubiera visto el resto de cuadros "originales" de los que eran poseedores. Pero… ¿Quién hubiera supuesto que la chica sería una entendida en arte?

Así que ante el riesgo, solo dejaron esos dos.

Esme hizo caso al consejo de su hijo, y se llevó a Bella a ver el resto de "su apartamento".

·

Le enseñó ambas habitaciones, y respiró tranquila, por haber acertado, cuando a Bella le gustó más la que había acondicionado para ella.

- Me alegro que te guste más esta, porque la hemos llenado con cosas para ti. - Bella abrió los ojos con pánico. - ¡jaja! No pongas esa cara, mujer… tampoco nos hemos excedido. - Esme inclinó los hombros y Bella resopló no muy convencida.

El dormitorio era de ensueño.

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Cuando Bella abrió la puerta del baño, se quedó sin aliento. Aquel baño era un sueño:

Ducha gigante de hidromasaje, y una bañera para dos; también con "chorritos", con vistas al jardín trasero. Todo un lujazo.

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"Ummm… Una bañera para dos…"

- ¿Te gusta? - Preguntó Esme aguantando la risa; solo por ver la cara "de alucine" de la chica, sabía sobradamente la respuesta.

- ¿Qué si me gusta? - Contestó alzando el tono por la emoción. - Es… ¡una pasada! Podría quedarme aquí metida durante días… ¡jajaja!

- Bueno - Esme inclinó los hombros - puedes venir más que esos tres días - le alzó una ceja, de forma conspiratoria. - Todos estaríamos encantados.

·

Esme se refería particularmente a Edward. Aunque Bella no "pilló" la indirecta de la matriarca. Realmente nadie de todo el público que estaba a la escucha lo entendió… Bueno, hubo alguien que si:

Alice.

Incluso Jasper se quedó dudando sobre esa afirmación de Esme.

·

- No me conocéis de nada. A lo mejor después de un tiempo te ves obligada a retirar tus palabras. - la retó Bella. Esme sonrió negando.

- Es cierto que no te conocemos, pero estoy segura de no equivocarme contigo. - Sentenció muy segura - Eres… - tomó aire - muy como nosotros. Encajarás perfectamente aquí.

- ¿Muy snob? - Soltó sin pensar. Cuando su cerebro asimiló lo que acababa de decir, su rostro se puso de mil tonalidades de rojo. - ¡Joder! - murmulló - Lo siento… no quería decir eso.

- ¡Oh, si! Si que querías decir exactamente eso, y estás muy acertada, ¡jaja! - Rió Esme divertida. - Nos gusta vivir rodeados de lujos, es cierto, pero igualmente somos gente muy sencilla.

Esme pasó su mano por el brazo de Bella, en una caricia cariñosa. La chica no se quitó, pero con cierto disimulo miró la mano "helada" de la señora Cullen.

"Su gesto es muy agradable y cariñoso… me encanta esta mujer. Pero… tiene la mano helada. El jersey es gordo de casi no poder moverme, y aun así, notó su mano fría a través de la tela. Y todos, tienen esa temperatura… la única la niña, ella está más caliente, pero… igualmente tiene un ligero tono helado…. ¡Joder, qué raro! Pero es tan… maternal..."

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- Esme… ¡cuidado! Vuelve a especular. - Le murmuró Edward a su madre.

Se había quedado en el hall de "su planta compartida". No fue capaz a irse. Podía verla a través de los pensamientos de Esme, y estando así de cerca, sentirla, olerla… Se quedó allí clavado casi sin ser consciente. Hasta que Esme comentó que se hacía tarde para comer.

De un soplido se esfumó, desapareciendo.

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- Elish me ha ayudado en la elección del menú y en su preparación. A ella le encanta cocinar.

- ¿Si? A mí también.

- Me alegro que tengáis hobbys en común. - Respondió la vampira animada - Elish está deseando pasar tiempo contigo. - le guiñó un ojo con complicidad.

- Pero… ¿Vamos a comer solas?

Y llegó la gran pregunta.

Por supuestísimo ya tenían la respuesta más que pensada:

- Ven, vamos bajando y te explicaré. - Esme movió la mano, indicándole a Bella que la siguiera. - Nosotros seguimos una dieta vegana, muy estricta, por lo que tenemos una cocina aparte, situada en la otra ala de la casa, donde tenemos nuestros alimentos y los preparamos allí. - Bella arrugó el ceño desconcertada. - Además, Rosalie y Jasper, que son hermanos como te explicó Carlisle, tienen alergia a la lactosa y al gluten, por lo que debemos ser muy cuidadosos.

A Bella le sirvió la explicación, no dándole más vueltas.

La idea de Carlisle sobre ser veganos y las alergias alimenticias, había sido todo un acierto.

- ¡Oh, vaya! - se limitó a contestar Bella. - Conozco gente con esos problemas alimenticios y es realmente una lata. Aunque ahora ya hay muchos alimentos especiales… no deja de ser complicado.

- Si, hasta que te acostumbras. Ahora ya estamos hechos. Jacob y Elish no lo son, por eso ellos si comen en la cocina principal. Esa, será vuestra, asi que úsala como tuya, cuando veas que necesitas algo, me lo haces saber para reponerlo. - Esme sonrió - Charlie nos ha dicho que eres una gran cocinera.

- Bueno… - Bella se inclinó de hombros. - La señora que llevaba la casa de mis padres cuando era pequeña, me enseñó a cocinar. A mi madre no le gustaba, porque decía que yo no tenía que perder el tiempo con la servidumbre… - suspiró. - Que una "dama" - apuntilló con los dedos usando un tono petulante - no tiene que saber cocinar. - rodó los ojos con fastidio. - En fin…

- ¿Y tu crees eso?

- Se cocinar, ¿no te responde eso a tu propia pregunta? - le alzó las cejas; Esme rió por su respuesta. - Mi madre se pasaba la vida fuera, así que yo me pasaba la vida en la cocina con Margaret, la ama de llaves.

- ¿Teníais mucho servicio?

- Margaret, que se encargaba de que todo estuviera bien, y cocinaba. Nina que limpiaba y un jardinero. Algunas veces mi padre tenía chofer. No éramos tan adinerados - alzó los ojos divertida - pero vivíamos muy acomodados. - Esme asintió. - No tanto como para tener cuadros originales que se exponen en el Louvre - le guiño un ojo. La vampira rió; suspirando tranquila de que Bella llevara sus pensamientos a que simplemente eran muy ricos.

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Esme bajó para ir preparando todo para la primera comida de Bella en casa, y así le dejó unos instantes a solas para que se pusiera cómoda.

Sobre todo, para que se quitara ese jersey que debía estar asfixiándose ya que tenía las mejillas sonrojadas por el calor.

Bella se puso a investigar en su vestidor, el cual estaba lleno de ropa de todo tipo. No sabía qué ponerse, no eran ni las 3 y no estaba segura de la indumentaria apropiada.

Así que se decantó por quedarse en vaqueros, pero tomó una camiseta de algodón blanco de manga al codo con un ribete de encaje en los bajos y las mangas; también en el escote tipo camisa de la parte de arriba.

No era excesivo para nada… Al contrario, le daba una imagen dulce.

Aunque esa dulzura podía perfectamente convertirse en algo sensual, según los ojos del que mirara.

Bajó por su "zona privada" a la cocina, y como no podía ser de otra forma, era ¡perfecta!

Grande, luminosa, equipada con todos los cacharros de cocina inimaginables. Algún artículo de decoración en armonía con lámparas y cortinas… todo puesto de forma elegante y a su vez, funcional.

- Es una cocina preciosa - Aduló a Esme, la cual asintió agradecida por el cumplido.

- Me encanta la isla. Siempre me han gustado muchísimo las cocinas así.

- A mi también. - la dulce voz de Elish llenó la estancia haciendo a ambas mujeres girarse hacía ella.

- Pero… ¿Por dónde a entrado usted, señorita? - le preguntó Bella inclinándose para quedar a su altura.

- Por esa puerta - señaló la susodicha - la cocina tiene dos entradas.

- Bueno… con lo grande que es, no me extraña. - se inclinó de hombros.

Estaba acostumbrada a ciertos lujos y comodidades, por lo que no le incomodaban las cosas ostentosas, pero esta casa, esas personas, estaban a otro nivel.

- Hoy la comida está lista, ya que llegas de trabajar en la reserva - comentó Esme - pero mañana si quieres, podéis cocinar juntas.

- ¡Oh, si! - Elish comenzó a dar saltitos.

- Claro, será genial. Déjame pensar un plato y lo haremos juntas. - Sentenció Bella.

- ¡Eh, eh! Y para mi también. - Jake que se había quedado en un segundo plano, hizo acto de presencia. - No os vayais a olvidar que yo como, normal… - rió mientras rodaba los ojos.

- Y mucho, Jake… - Elish le sacó la lengua. Todos rieron divertidos.

- ¿Qué os parece un plato de pasta con carne en salsa?

- ¡Oh, eso sería genial! Algo que no sea legumbres y verduras. - Contestó él, interpretando magistralmente.

- Para hoy, os he preparado un arroz con verduras - Jake meneó la cabeza - antes de que critiques mis platos, - lo reprendió Esme siguiendo con la actuación - he preparado unos solomillos de pollo.

- ¡Guau! Esme Cullen preparando carne. - Bromeó Jake.

- Ha sido por Bella. - respondió rápida. - Ahora la tenéis a ella para que os llene de proteínas cárnicas - Rodó los ojos.

- Despreocúpate Esme… no tendrás que tocar más carne - Bella se acercó a la vampira y chocó su brazo con el de ella.

Por supuesto, Esme casi se desmaya ante tal gesto por parte de la humana.

Amelia jamás, se había acercado a ella a propósito, y mucho menos, a modo de una broma.

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Parece que en la Push las cosas van bien, y Seth... se ha quedado prendado con Bella. ¿O... será algo más?

Primer contacto en la casa Cullen, para Bella como tutora.

Edward no ha salido ni a recibirla... él, en su línea de "agradable".

¿Dos cuadros originales, valorados en 60 millones de dólares? ¡Guauuu! Por ahora, Bella ha llegado al punto de que son muy ricos. Pero... Esto irá siendo un suma y sigue.

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Espero que podáis ver los enlaces. Sobre todo el de Seth... pq no es el original de la saga, he buscado a otro chico, que me parece un bombonazo. A ver que os parece... Steven Strait (Caleb Danvers en la película: "The Covenant"

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BESOSSSSSSSSSSS MILESSSSSSSSSS