¡HOLA MIS BELLAS!
¿Os habéis olvidado de mi? (carita triste) Espero que no.
Estoy convaleciente de un brazo (el derecho) y me cuesta muchísimo ponerme al ordenador... Bueno, realmente me cuenta cualquier cosa.
Pero hoy que estoy un poquito mejor, he querido regalaros este capi, que ya llevaba tiempo preparado.
ESPERO DE VERDAD QUE NO PERDAIS INTERÉS POR LA HISTORIA.
* Ahora los acontecimientos van más rápidos.
CAPÍTULO 10
Tío y sobrina se mantuvieron en silencio. Uno agradable. Sumidos en sus propios pensamientos.
Realmente Bella estaba recuperando un nivel normal de oxígeno.
Cuando estaban atravesando el pueblo, punto en donde Charlie sabía que ellos ya no podían escucharlos, rompió el silencio.
- Bueno… ¿Y qué tal este primer contacto? - Bella se mordió el labio, sin saber muy bien como contestar. - Bella, somos… familia, pero soy muy consciente de cómo son. De lo intensos y absorbentes que pueden llegar a ser… - Charlie frunció la boca - Y conozco perfectamente el talante de Edward. - Bella rodó los ojos, mientras soltaba un bufido.
- Con talante, te estás refiriendo a lo ogro, arrogante y gilipollas que puede ser, ¿no? ¿Era una forma de abreviar? - Soltó ella sarcástica, sacándole unas risas a Charlie.
- Si… a eso exactamente me refería, jaja. - Charlie se rió, pero a Bella no le hizo ni pizca de gracia. - As conocido su "entrada". Cuando lo vayas conociendo más…
- ¿Lo será más? - Lo cortó ella con voz afilada. Charlie le alzó una ceja.
- No, señorita impertinente - Bella rodó los ojos. - Me refiero que bajo esa primera impresión, Edward es un hombre muy diferente. Es verdad que es un poco intenso a veces, porque le da muchas vueltas a las cosas, pero es una grandísima persona. Créeme. - Charlie miró fijamente hacía su sobrina, pero esta no estaba por la labor de entender "esa mirada" - Aunque no lo creas, si mañana te vieras en un apuro, él sería el primero en ir a ayudarte. - Bella frunció la boca para no soltar ninguna lindeza más, ya que vio que Charlie se había puesto muy serio y profundo.
- Ok. - Se limitó a decir. Algo abreviado era mejor que otro comentario sarcástico y mal intencionado.
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Esa noche prepararon una cena ligera entre los dos y Bella le contaba cosas de la universidad. Sobre compañeros, clases, profesores… y sobre los trabajos por horas que había tenido en sus años de facultad.
- ¿En serio trabajaste? - le preguntó Charlie extrañado. - Pensé que solo habías trabajado en la editorial que me comentaste. ¿Tus gastos no estaban cubiertos?
- Los gastos académicos. Matriculas, asignaturas, vivienda y el servicio de comedor. Pero, si me apetecía comer algo a deshora, necesitaba dinero en efectivo. - Bella ladeó la cabeza sonriendo con ternura. Porque eso le generaba la cara de horror que había puesto Charlie.
- Yo pensé que tenías una paga… dinero en efectivo para tus gastos. - Charlie no daba crédito.
- Si, a ver, tenía una paga mensual de 400 dólares. Y haciendo milagros me valía. Pero se me quedaba muy corto. De ahí, tenía que sacar para material escolar y fotocopias que pedían algunos profesores, lavandería, compras personales... - Bella frunció la boca en un gesto cómico. - Papá no tuvo en cuenta detallar ese punto.
- Tu padre no llegó a imaginarse que tu madre te lo quitaría todo. - Gruñó Charlie. Bella suspiró mientras inclinaba los hombros.
- Bueno, fui aplicada con lo que ganaba y con algo que me sobró de los gastos universitarios, tenía para ir tirando. Además, gracias al chivatazo del abogado, si volvía a estudiar, seguía estando mantenida.
- Pero tu tiempo de alojamiento se acababa… ¿Qué ibas a hacer si…? - Charlie no quería decir en voz alta lo del bebé; sin llegar a nombrarlo, a su sobrina se le había desencajado el rostro.
- Michael quería que viviéramos juntos. Aunque no fuese el amor de mi vida, él tenía buenas intenciones. - Rodó los ojos. - Sus padres tenían cierto poder adquisitivo y nos ayudarían. - Volvió a rodar los ojos, esta vez con gran desdén. - Yo, por supuesto, me había puesto ya a buscar un trabajo de verdad.
- Para mantenerte tu sola. - No fue una pregunta. Bella asintió con orgullo.
- No lo amaba, pero tenía claro que debía hacer un esfuerzo por mi parte en compartir mi vida con él, íbamos a ser padres - gesticuló, exagerando lo obvio - pero quería mi independencia por encima de todo.
- Esa relación estaba destinada al fracaso - Comentó Charlie con cuidado, pero en un tono firme.
- Por supuesto. Eso no lo dudes. Ya te lo comenté cuando viniste a California. - Contestó segura. - No quería romper con él estando embarazada… no intentar darle un hogar a mi niña - Bella suspiró al referirse así a su bebé. - Pensaba que al convertirnos en padres juntos, - frunció los labios - surgiría algo de… afecto por él. Michael solo era un… pasatiempo. Soy joven y tenía claro que no quería atarme aun a nadie, pero… tuvimos un descuido y… dos rayitas rosas y mi vida dio un giro de 360 grados - Bajó los hombros con vergüenza - Aunque me dolió muchísimo perderla, en el fondo… y sintiéndome como una desalmada, sentí alivio. - Charlie la miró con compasión - Alivio por no tener que hacer ese esfuerzo. - Los ojos de Bella se llenaron de lágrimas y Charlie se levantó y la abrazó con fuerza.
- ¡Shu! Tranquila… Ahora estás aquí. Estás en casa… Conmigo. Piensa que has puesto tu libro en blanco otra vez. Aunque el recuerdo de tu bebé siga ahí, tienes otra vez todas las opciones. Estoy seguro de que encontraras tu sitio. Una profesión que te apasione y un hombre al que amarás y con el que desearás tener hijos.
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Cambiaron de tema, y volvieron a los trabajos de Bella. Desde cajera en un burguer, reponedora en un super por las noches, profesora particular, ayudante en la biblioteca… los cuatro años que había pasado formándose, habían dado para mucho.
Tras la larga sobre mesa, Charlie se fue a ver el resumen de los partidos de la jornada; se había perdido su tiempo de deportes, pero no le importó, la compañía y conversación de Bella bien valía ese tiempo deportivo.
Bella se subió a su cuarto y puso música mientras recogía. Tras su aseo habitual y comprobar que la dichosa compresa seguía estando limpia, dio las buenas noches a su tío y se acostó.
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- Buenos días - la saludó Charlie cuando Bella entró en la cocina con los ojos casi cerrados aun.
- Pero… ¿Qué hora es? - sus orbes se abrieron de golpe, alarmada al ver a Charlie vestido y listo.
- Tranquila, es pronto… son solo las 7 y 20. Yo me he levantado temprano para apurar un papeleo que tengo en comisaría y así poder llegar antes, si no ocurre nada. - rodó los ojos - y poder cenar juntos. - Bella le sonrió agradecida.
Pero la sonrisa le duró poco al recordar un "gran" detalle.
- Pero… ¿Cómo subo a la reserva? - Preguntó tímida, aunque en su voz había un timbre de nerviosismo.
- Jacob te subirá. Se ha ofrecido para que no tenga que hacer yo el viaje, en balde. - Charlie la miró fijo a la cara, mientras Bella intentaba mantenerse neutral. - Tranquila… creo que va a darte una parálisis facial, ¡jajaja! - Bella rodó los ojos mientras negaba con la cabeza, menos molesta de lo que aparentaba - No está intentando "cortejarte". Jake es así… gentil y amable. Él pasa muchas noches en casa de los Cullen y luego sube por la mañana, me ha dicho que no le importa ajustarse a tu horario.
Bella arrugó el ceño, está vez sin intentar disimular. Charlie se dio inmediata cuenta de que estaba hablando un poco de más.
- Jacob… pasa mucho tiempo allí. - Fue una afirmación encubierta por el tono de una pregunta. - Y con Elish… - Bella le clavó la mirada a su tío, el cual estaba al borde de ponerse a sudar.
- Jake es el padrino de Elish, y el mejor amigo, íntimo, de Edward… el único. A parte de llevarse genial con toda la familia.
- Ya… - Murmuró Bella dejando claro que el alegato de su tío no le había convencido.
- Cuando los Cullen se mudaron aquí, no fueron especialmente bien recibidos por la gente del pueblo. Edward y Alice, que son un poco más jóvenes, cursaron el último año de instituto y el resto estaba en la universidad. Nadie se juntaba a ellos, estaban solos. - Bella apretó los labios, no queriendo sentir pena por ellos… Bueno, por Edward. - El tiempo que duraron sus carreras, venían mucho por casa, e hicieron cosas por el pueblo, pero hay mucha gente que sigue girando la cara al verlos. - La voz de Charlie sonaba como un gruñido. - Y los únicos que les dieron acceso a relacionarse, fue la gente de la reserva. Eso hizo que se formaran unos lazos de afecto entre ellos.
Bella asintió, y tras un suspiro y un "vale", dio por terminada la conversación.
A la hora en punto, el claxon del coche de Jacob sonaba anunciando su llegada.
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Bella, envuelta en mil kilos de ropa, salió y corrió hacía el coche.
- Buenos días. - Se saludaron. Jake no pudo evitar sonreír al borde de la risa.
- Hace frío… - Gruñó Bella.
- Por supuesto que lo hace. Pero ahí dentro, es imposible que entré ni el aire… ¡jaja! - Bella meneó la cabeza, soltando una risita. - Elish me ha dado esto para ti.
La "niña" le había echo un dibujo… bueno, una obra de arte más bien. Era un retrato de Bella con el vestido blanco de la actuación de ballet, en una pose muy de bailarina.
- ¡Oh, Dios! Es precioso. - A parte del obvio talento de Elish, el detalle había dejado a Bella aturdida. - Ha sido… ¡uf! Me la como - Sonrió casi babeando.
Jake la observaba y sintió dentro de su corazón que Bella quería a Elish de forma buena y sincera.
- Ella capta los sentimientos de la gente, es como un don. Ha debido sentir tu sincero cariño por ella para tener este detalle contigo. - Bella sonrió de forma amplia mientras asentía.
- ¿Has traído desayuno? - Le preguntó Jake tras unos minutos en silencio. Bella se llevó las manos a la cara, mostrando horror.
- ¡Mierda! Otra vez se me ha olvidado… ¡Joder! - Gruñó. Jake rió.
- Tranquila, se que Seth iba a hacerte sus pancakes - le alzó ambas cejas de forma pícara.
- ¡Oh, vamos! - Se tapó los ojos con las manos enguantadas. - No seas picotero. Me pondrás nerviosa. - Soltó quejumbrosa ante las risitas de Jake.
- ¡Vamos!... ¿No me dirás que no notaste que le gustas?
- ¡Oh, Jacob! - Lloriqueo.
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Jake había hablado con Seth respecto a Bella. Estaba prácticamente convencido de que no se había imprimado, como así era; pero eso no evitó que el chico quedara prendado de la joven tutora.
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- No te estoy diciendo que tengáis que enamoraros - Rodó los ojos simpaticón - Pero, ¿quién sabe si surge algo? Puede ser algo divertido. Algo bonito. Algo… sexual - Volvió a alzar las cejas, descarado; mientras Bella se ponía de todos los tonos existentes de rojo.
Jake no podía parar de reír, y al final acabó contagiando a Bella. Y así, entre risas, llegaron a la reserva.
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La clase fue genial. Todos estaban impacientes por comenzar con la "Profe Bella".
Y la hora del desayuno llegó, más rápido de lo esperado por "la profe".
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- ¿Vamos? Mi hermano nos ha preparado el almuerzo. - Leah intentaba mantenerse seria, pero la sonrisa pícara se le escapaba por las arruguitas de los ojos. Bella inspiró hondo y tras menear la cabeza, haciendo así a Leah sonreír abiertamente, la empujó con su hombro de forma divertida.
- Por favor… No me pongas en un apuro. Ya he pasado un viaje entretenido con Jake - Alzó los ojos al cielo.
- ¿Si? ¿Jake haciendo de casamentero? Qué pena habérmelo perdido - Leah abrazó a Bella por los hombros. - Vamos, se enfrían los pancakes. - Le guiñó un ojo.
Al llegar a casa de los Clearwater, Seth les tenía puesta la mesa a las chicas, incluido un servicio para él, por supuesto.
- Hola chicas - Seth miró por alto a su hermana, para posar sus preciosos ojos en Bella. - Hola Bella. Me alegro mucho de verte y que aceptaras venir a desayunar.
- Bueno… - miró para Leah, que puso cara de inocente - Tu hermana no me dio opción - Miró con dulzura para ambos - Pero me alegro de estar aquí.
- Yo también me alegro. - Le contestó él.
- Voy al baño. Ir sirviendo, vengo ahora mismo - se disculpó Leah.
Una vez solos, Seth hizo por acercarse "mucho" a Bella; mucho en el sentido de que sus brazos se rozaran.
- He de confesarte que si no hubieras venido, habría ido yo mismo a por ti. - Le soltó dejando a Bella petrificada.
Ya no era lo que Seth había dicho, si no cómo lo había dicho; sin restar importancia a la mirada cargada de sexualidad que le había lanzado.
- Creo que es la primera vez que diré esto, pero… Me siento halagada de que quisieras secuestrarme - Le alzó una ceja.
- El síndrome de Estocolmo, existe - le sonrió él.
- Podría… - Le inclinó la cabeza coqueta.
Seguían solos en la cocina. Sus brazos seguían rozándose. Sus cuerpos estaban uno frente al otro… Poco más que el aire pasaba a través de ellos.
Bella movió una pierna cambiando su posición a una más relajada y Seth pasó una mano por el brazo de ella.
Seguían mirándose a la cara… a los ojos. El deseo comenzó a hacerse notar en las pupilas de ambos; sobre todo en él.
Seth la miraba con tanta pasión, que resultaba de lo más erótico.
"¡Dios… qué mirada! No creo que ningún hombre me haya mirado así nunca…"
Justo cuando pensó eso, una imagen invadió su mente:
"Edward"
Cuando se habían encontrado en el salón. Como él la había mirado. Desnudando casi hasta su alma.
Esa imagen desencadenó una reacción en cadena en todo su cuerpo: Se puso tensa, contuvo la respiración y sus ojos se abrieron alarmados.
Movió el brazo para deshacerse del toque de Seth, dio un paso atrás, giró la cara y carraspeó, forzando una pequeña tos.
- ¿Ponemos la cafetera en la mesa? Así cada uno se sirve lo que quiera. - Soltó tan normal, dándole la espalda al chico.
Seth frunció el ceño, gesto inapreciable para Bella, sorprendido ante ese cambio de actitud, tan cortante.
Recobró la normalidad y cordialidad sin darle mayor importancia; pudiera ser que estuviese siendo algo demasiado directo con la chica.
Cuando Leah entró, regañó con la mirada a su hermano. Había captado perfectamente como se estaba poniendo su hermano de "intenso", forzando un poco el tema.
Tras ese ligero percance, el buen rollo entre los tres volvió y desayunaron entre risas, contándose un poco la vida.
- Bella, la próxima semana, hacemos una jornada con nuestras mayores. Una sesión de esteticien. Las teñimos, les hacemos manicura, pedicura… Todas esas cosas. Tenemos varias mujeres ancianas que viven solas - Explicó Leah. - Te lo comento porque como siempre vas de punta en blanco, debe dársete bien - Bella se sonrojo, aunque se sintió halagada - ¿Te gustaría apuntarte? O debería decir… ¿Te importaría venir? - Leah inclinó los hombros con gesto tímido. - Emily, la mujer de Sam está embarazada… - Bella apretó las mandíbulas y tragó saliva. - bueno, más bien embarazadísima… Está a pocas semanas de dar a luz, y ya no puede agacharse, así que necesitamos un par de manos.
- Es estupendo que hagáis esto por vuestras mayores. Y por supuesto que vendré. De verdad que me parece ejemplar y muy bonito.
-¡Oh, genial! - Brincó Leah emocionada - A parte de ayudar a nuestras mayores, lo pasamos genial. Los chicos hacen barbacoa, ponemos música… ¡Lo pasarás genial!
Ambas chicas se pusieron a hablar de cómo se desarrollaba ese día, y Seth se quedó relegado a un segundo, incluso tercer, plano. Pero observaba a Bella, intentando ser disimulado, contemplando lo encantadora y preciosa que era. Pero también dándose perfecta cuenta de lo inteligente que era; eso solo significaba que ella estaría aquí un tiempo y luego se iría a una gran ciudad que era a donde pertenecía.
Cuando las chicas se fueron, despidiéndose hasta el siguiente día que Bella subiera, Seth se quedó dándole vueltas al tema "Bella".
Él no conseguiría enamorarla. No era tonto, para nada, pero no tenía el intelecto de ella; a parte de que aunque podía irse de la reserva ya que había muchos lobos, él no tenía intención de dejarla.
Estaba bien con su vida allí. Trabajaba en el taller con Jake y alguna vez hacían alguna reparación en Port Ángeles que a parte de aportarles dinero también era una distracción para salir de la rutina. Quería enamorarse, imprimarse, de una chica que quisiera esa misma vida; como Sam y Emily.
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El martes, Bella y Charlie subieron a cenar a casa de Billy, donde también se unieron los Clearwater al completo.
Bella se sintió un poco inquieta al principio, ya que sabía que Seth se había dado perfecta cuenta el día anterior del "cortazo" que le dio en la cocina, pero el chico se comportó con total normalidad. No se puso sexy, pero le lanzó algún que otro coqueteo "inocente".
Billy los padres de Leah y Seth, se deshicieron en halagos hacía la chica, hasta que los mandó parar por un riesgo de que le estallaran las mejillas.
Bella no podía parar de reír ante las bromas de Seth y Jacob y las regañinas de sus padres.
Fue un rato divertido. Y se dio cuenta de la falta de estrés, de ansiedad, de estar pendiente del móvil, que generaba el vivir allí. Eso es lo que ella necesitaba; ese relax para curar su alma y tiempo para poner en perspectiva su vida.
Entonces, sin ser casi consciente, decidió que su sitio era ese; que no tenía ninguna prisa por irse. Era joven y estaba académicamente preparada. Podía posponer el iniciar su plan de vida más tiempo del que había pensado en un principio, cuando llegó.
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Alguien a pocos kilómetros de allí, recibió una visión sumamente clara de esa decisión: Alice.
La cual sonrió discretamente, sintiendo una gran dicha ante esa decisión. Estaba segura de que Bella tenía que quedarse en Forks más tiempo del que había comentado cuando fue a casa a la entrevista. Esa chica tenía un protagonismo en la vida de Elish, aunque todavía no había "visto" cómo ni por qué.
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Tras cenar, y hacer un poco de sobremesa, los Swan se despidieron hasta otro día; prometiendo subir a cenar a casa de los Clearwater.
- Te he notado muy cómoda - le comentó Charlie ya en el coche. Bella asintió con entusiasmo. - Me alegro de que lo estés. Así no tendrás tanta prisa por irte. - Charlie iba con una sonrisa en la cara, pero no se giró hacía su sobrina; los sentimientos de esa simple frase lo sobrepasaban.
- Pues ya que sacas el tema… está noche, ahora, cenando con esa fantástica gente me he dado cuenta de que estoy super tranquila. Que me siento… bien. ¡Feliz! - Extendió los brazos, dándole énfasis a sus palabras. - Y que no tengo prisa por irme.
- No… No la tienes. Entiendo que este pueblo y sus alrededores no dan opción a nada… Si Seattle estuviera más cerca, todavía… - Inclinó los hombros - Pero efectivamente, no tienes prisa por irte.
- En verano iré viendo mis opciones, pero hasta entonces, no voy a cambiar nada. - La sonrisa de Charlie no pudo ser más grande. - Y aunque Seattle esté algo lejos, será el primer sitio donde busque trabajo; para estar cerca de aquí. No quiero que volvamos a alejarnos.
El pecho del jefe Swan estaba hinchado de felicidad. Lo que iban a ser solo unas semanas, serían meses. Meses de tener a Bella con él.
"Ojalá encuentre un buen trabajo en Seattle". Rezó él como un mantra.
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El miércoles, cuando Bella fue a desayunar a casa de Leah y Seth, iba nerviosa. Sabía que debía disculparse con Seth; la forma de cortarlo el lunes, fue grosera y desproporcionada. Ya que, aunque él iba un poco lanzado, ella le había dado pie poniéndose un tanto "sexy".
- Chicos, ir poniendo la mesa. Tengo que llevarle una cosa a la abuela Smith. No tardo. - Se disculpó Leah saliendo por la puerta.
Bella se mordió el labio al verse sola, pero era el momento propicio para su disculpa. Si no lo hacía ese día, ya no tendría sentido hacerlo más adelante.
- Seth…
- Si vas a decir algo de lo que paso el lunes, no lo digas. - La miró con ojos traviesos. - No hay nada qué decir.
- Quiero disculparme. - Soltó de golpe antes de que la interrumpiera otra vez. - No fue correcto ese desplante - se mordió el labio y bajó la cabeza al suelo, serenándose un instante. - Acabé una relación un tanto… difícil, poco antes de venir y… - Meneó la cabeza.
- Bella… - Seth la sujetó con dulzura de los hombros. - Tengo claro que entre tu y yo no puede surgir nada serio. - Ella pestañeó sorprendida. - Me pareces super atractiva, encantadora… Eres como hipnótica - Bella se sonrojo furiosamente y apretó un labio contra otro ante tales piropos. - Pero se que eres tremendamente inteligente y que tienes aspiraciones fuera de Forks. Y doy gracias por no haberme enamorado inmediatamente de ti, que si lo pienso no le encuentro lógica para no haberlo hecho - Ambos sonrieron, ya que el tono de Seth era bromista.
- Me lo has puesto muy fácil - le alzó las cejas con complicidad. - De lo que te conozco, me pareces encantador, a parte de super atractivo - utilizó a propósito la misma forma que él había usado. - pero no estoy lista para nada. Siento mucho haber dejado que lo del otro día…
- ¡Eh, eh! No pasó nada. Absolutamente nada. Somos dos adultos que nos vinimos un poquito arriba, pero nada más. - Le guiñó un ojo de forma cómplice y Bella sonrió mientras asentía. - Pero bueno… si hubiera llegado a más… Más, como acabar en mi cuarto, concretamente en mi cama… Eso si hubiera sido haber dejado que las cosas se desmadraran - le sacó la lengua y Bella echó la cabeza hacía atrás, riéndose y luego le dio un golpe juguetón en el hombro.
- Eres tremendo… ¡jajaja!
- Bueno… dicen que la esperanza es lo último que se pierde, ¿no? - Le alzó las cejas mirándola de forma muy coqueta.
Bella lo miró un segundo y se deleitó con el obvio atractivo del chico. Era de quitar el sentido.
"Algo me dice que en la cama debe ser una pasada… y verlo desnudo… ¡umm!"
Bella inspiró profundo, intentando llenar de oxígeno a su calenturiento cerebro.
- Daría todo lo que tengo, por saber que pensamiento pecaminoso acaba de pasar por tu cabecita - Seth la miró con lascivia pura, pasándose la lengua por los labios.
- Creo que no tienes edad para escucharlo… - Bella le dio un alzamiento de cejas, pícara, y le sonrió con malicia.
- Tu si que eres tremenda… ¡jajaja!
Cuando Leah regresó, unos minutos después, Bella y Seth ya habían servido el desayuno y estaban tomando un café charlando animadamente.
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Las siguientes tres horas de clase pasaron voladas. Tanto la profe como los alumnos estaban entretenidos con un juego de preguntas y respuestas por tiempos que Bella ideó como manera de repaso.
Tan metidos en el juego estaban, que Jacob al ver que Bella no llegaba a su hora al coche, fue a buscarla al aula.
Cuando llegó, se encontró a toda la clase, sentados en sus mesas y Bella meneándose de un lado a otro, mientras todos se apresuraban por contestar. Así que aprovechó para observa a la chica.
Que era atractiva, saltaba a la vista y ya había sido consciente la primera vez que la había visto. Pero ahora, sin esos cientos de capas de ropa encima, colorada por el calor y por estar moviéndose y tan enfrascada y divertida, parecía otra chica diferente a la que estuvo el fin de semana en casa de los Cullen.
Ella adoraba enseñar. Pero enseñar divertido.
Entonces entendió porque Elish se "enamoró" de ella instantáneamente. El don de su, por ahora solo ahijada, vio lo que los demás aun no podían: Lo encantadora, en todos los sentidos, que era Isabella Swan.
Él y Bella hicieron contacto visual un par de minutos después de llegar Jake y entonces fue consciente de que llevaban 20 minutos de retraso en la salida.
- ¡Chicos! Son las 3 y 20. Se nos ha ido la hora - Se llevó la mano a la frente.
- ¡Guau! Nunca había alargado una clase por voluntad propia, ¡jajaja! - Rió Paul, sacando las carcajadas del grupo.
- Me alegro de que os gustara la clase. De eso se trata. El viernes os dejaré salir un poquito antes para compensar.
- Noooo - Gritó toda la clase al unísono, sacando a la profe una sonrisa melosa.
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- Profe, te has ganado a toda la clase - Le comentó Jake, lo obvio, ya de camino en el coche.
- Son encantadores - sonrió con ternura - Cuando salí el primer día, pensé que tardaría más en ganarlos. Soy de fuera, y muy joven… bueno, creo que soy casi la más joven de la clase, ¡jaja! Pero no. Hemos conectado enseguida; se han abierto a mí mucho más fácil de lo que pensé.
- Porque tu infundes en la gente eso… el abrirse a ti. - Le contestó él de forma sincera. Bella se quedó sin palabras.
Cuando quiso darse cuenta, Jake estaba parado delante de la casa Swan. Aunque había tenido ciertos reparos con Jake, era imposible no adorarlo, y eso hacía que los viajes en coche, se le hicieran cada vez más cortos.
- Dale un beso a Elish de mi parte y dile que puede llamarme o bajar cuando quiera a casa de Charlie. - Le dijo a través de la ventanilla, ya fuera del coche.
- Ok, se lo diré. Le encantará.
Bella esperó hasta que Jake dio la vuelta al coche y lo despidió con la mano.
Una vez dentro, se sintió pletórica. Llena de energía, feliz, pletórica.
Cada día tenía más claro que quería quedarse allí. París y su esperada gran vida laboral podía esperar.
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Estaba tan cargada de adrenalina que tenía que moverse. Así después de sacar del congelador y dejar medio lista la cena, se fue a su habitación y puso música, decantándose por una selección pop de los 2000: Britney Spears, BackStreet Boys… Aunque ella tenía 3 años cuando ese tipo de música triunfaba, le gustaban muchísimo y cuando se sentía eufórica, la ayudaban a sacar esa energía.
Charlie llegó a casa, Bella no se enteró; tenía la música bastante alta y además estaba la mar de entretenida bailando; no como le gustaría, como lo hacía antes, pero tendría que servir.
Charlie que escuchaba suavemente la música mientras guardaba el arma y se quitaba el abrigo, se sintió inundado de felicidad de tener a Bella en casa. Y cuanto más se abría ella, más cómoda se veía en casa, con él, más le gustaba su compañía… Más, la quería.
No era justo comparar a Bella y Amelia, ya que esta última estaba enferma, pero… ¡qué diferentes eran!
Cuando subió a la planta de arriba, no pudo evitar lanzar una miradita a la puerta entreabierta de su sobrina y lo que vio lo dejó a parte de perplejo, rebosante de dicha.
Bella estaba bailando.
Sabía por su tío, el padre de Bella, que ella, desde que dejó el baile profesional apenas bailaba. Solo en ocasiones muy puntuales; cuando su nivel de felicidad y energía estaba por las nubes.
Así que, ella estaba siendo feliz ahora. Y algo le decía al Jefe Swan, que su sobrina hacía mucho que no era feliz.
Cuando bajaron a cenar, Bella no paró de parlotear sobre lo bien que estaban yendo las clases y de como estaba ganándose a sus alumnos. Del buen entendimiento con Jacob, con Seth y Leah.
Charlie la dejó soltar las palabras como una metralleta mientras cenaba, con un rostro sonriente, pero por dentro se sentía estallar de felicidad y emoción.
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Casa Cullen. Mismo día.
- Hola Jake - Lo saludó Carlisle entrando a la vez en el salón.
- Hola Doc. - Carlisle pestañeó gratamente sorprendido. Hacía tiempo que Jake no lo saludaba con ese apodo.
- Te veo muy contento.
Ambos se acomodaron en los sofás del salón, donde ya estaban Edward, Alice, Jasper y Emmet. Rose, Esme y Elish estaban de compras alimentarias en Port Ángeles.
- Si… Es cierto. Capto tu felicidad saliendo de ti a borbotones. - Rió el vampiro empático.
- ¿Puede tener algo que ver la Stra. Bella en tu estado? - Preguntó traviesa Alice. Edward comenzó a respirar profundo.
- Pues la verdad es que si.
Jake les contó lo que había visto en el aula, mientras Bella no se percataba de su presencia. Como se había ganado a toda la clase y lo feliz que estaba ella.
- Tiene… carisma. Un aura atrayente. A los Clearwater, a todos, se los ha ganado en nada.
- ¿A los Clearwater? - Preguntó extrañado Emmet.
- Ella y Charlie subieron a cenar ayer a mi casa y los Clearwater al completo también vinieron. Los padres de Seth y Leah estaban encantados con ella.
- ¿Solo los padres? - Pinchó Emmet, ganándose una mirada y sonrisa pícaras por parte de Jake. A Edward se le oscureció el semblante.
- Bueno… Seth anda atontado con ella - Rodó los ojos con diversión.
- ¿Si? - Preguntó emocionado por el tema Emmet. Jake asintió.
- Pero no se ha imprimado, ¿verdad? - Jasper se puso más serio que los otros dos.
A Edward se le salían los ojos de las cuencas, esperando la respuesta.
- No. - Respondió rotundo el lobo - ¡Qué va! Le pregunté el día que la conoció y me confirmó él mismo que no había saltado la magia lobuna. Simplemente le gusta, mucho.
- Bueno… Es normal. Bella está para quitar el sentido. - Comentó tan natural Emmet ante el asentimiento cortés de Carlisle y Jasper.
- Si, es cierto que es una chica preciosa. Su inteligencia, su encanto y sus formas resueltas, complementan a esa belleza. - Respondió muy profundo el patriarca.
"Creo que por respeto, no debería comentar el encontronazo del lunes en casa de Seth. Observando sus pensamientos, creo que tenía razón… Fue un poco descarado y lanzado. Bella no tiene pinta de ser chica de una noche, como él está acostumbrado."
Edward miró hacía Jake como un halcón a su presa; al chico se le coloreó la cara.
Alice miraba de hito en hito entre uno y otro. Algo había pensado Jake, supuso que subido de tono, para ponerse colorado y a su hermano parecer el mismísimo satanás.
- ¿Qué pasa? - Alice miró hacía Edward con cierto reproche.
- No tengo porque contarte todos los pensamientos que escucho, Alice - le respondió algo cortante Edward. - Tu tampoco me comentas todas las visiones que tienes… Incluso, muchas de ellas, me las vedas. Como la de hace dos días. - La miró alzando una ceja, presuntuoso. Alice arrugó la boca en un mohín enfurruñado.
- ¿Qué pasa ya? - Medió Carlisle. - Después de medio siglo juntos y aun seguís picándoos con vuestros dones - Rodó los ojos con cansancio.
- Jake… Por fa… - Alice usó su tono más zalamero; el que sabía que Jake no podría resistir. Era letal para él tanto como la mismísima ponzoña.
Edward rodó los ojos, molesto. El resto sonrió, divertidos.
- Bella desayuna los días de clase en casa de los Clearwater, con Leah y Seth. El lunes ellos se quedaron solos un momento y Seth se puso un tanto… - Jake meneó la cabeza divertido - seductor con Bella.
Todos abrieron los ojos sorprendidos, pero con un tono simpático; menos Edward que tenía la boca llena de ponzoña.
- ¿No jodas que Seth le tiró los trastos a Bella? - Emmet estaba entusiasmado con el relato. A él, le encantaban las historias de enamoramientos.
- No exactamente… Fue solo un segundo. Fue, un instante, un chas - chascó los dedos al aire - Lo típico… Una miradita, uno muy cerca del otro… - suspiró, no estando muy seguro de contar lo de la caricia del brazo.
- Cuéntalo todo, Jacob. - Soltó Edward con tono afilado. Jake frunció la boca y miró a su amigo con los ojos achinados.
- Bueno, Seth viniéndose arriba, le acarició un brazo, poniéndose en plan conquistador.
Emmet daba saltos de emoción ante tal historia. Jasper se mantenía expectante, Carlisle sonreía y Alice fruncía el ceño.
- Justo cuando él se iba a acercar… para besarla - gesticuló, intensificando lo obvio - ella dio un paso atrás y giró el brazo de forma un tanto brusca. Seth dice, y bueno, yo que lo vi en su memoria, que algo pensó… Como si le viniera algo a la mente y la trastocó completamente.
Alice intentaba disimular un gesto pícaro. Ese final si coincidía con su idea de Bella. A ver… Seth era un chico de dejar a una sin aliento. Era simpático, encantador, tenía un cuerpo alucinante y era tremendamente sexy; cualquier chica con capacidad de ver, babearía por él.
Pero Bella no. Ella iba mucho más a ya que un simple físico. Y no se había equivocado.
Edward estaba que rabiaba, hasta que escuchó el final de la historia, ya que eso no lo había visto en la mente de Jake.
"Así que Bella, ¿le había hecho un desplante?"
No entendía, y tampoco quería molestarse en intentarlo, pero algo dentro de su cuerpo vibró, haciéndolo sentir bien.
Jake se sentía un poco abochornado por contar esa historia, ya que era algo privado de Seth y Bella.
- Jake… no debes sentirte mal, nadie va a contar nada. - Lo tranquilizó Jasper, y el resto asintió solemne. - Solo que ya sabes que somos muy cotillas. - Rió.
- Si, por favor, no digáis nada. A Seth le daría igual, pero se que a Bella no le gustaría que esto se supiera; y menos que alguno hicierais algún comentario al respecto.
- A Seth le tuvo bien. - Emmet pasó de más rollos sentimentales y fue a lo que a él le hacía gracia - Por sobrado… ¡jajaja! Está acostumbrado a que todas babeen por él. - Rió - Salva que yo estoy con Rose… Si me llega a pillar soltero, la competición sería genial. Todas las chicas humanas caerían rendidas a mis pies. - Bruboconeó, ganándose varios ruedes de ojos de los presentes.
"Así que a la "señorita impertinente" no le gustaría que esta historia se supiera, ¿eh? Tengo un as en la manga contra ti…"
El pensamiento hizo a Edward mostrar una sonrisa cargada de malicia.
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El jueves, Bella se levantó repleta de energía otra vez. Charlie ya se había ido a trabajar y le había dejado una nota al lado de la cafetera:
"Volveré pronto para cenar"
Era su día libre, ya que tenía la clase preparada y unas notas de cosas para hacer con Elish el fin de semana, así que puso la chimenea para que calentara los radiadores e hizo una limpieza en casa.
Al cabo de un rato, cuando la casa había entrado en calor y ella también, casi bailaba más que limpiaba al son de la música que había puesto y que se escuchaba hasta la calle.
Se duchó y se atavió con algo cómodo para estar en casa.
"En cuanto el señor ogro me pague mi primer sueldo, tengo que comprar un coche. Ahora podía irme a pasar el día a Port Ángeles… ¡Grrr!"
- No pienses en él… No pienses en él. - Se repitió en voz alta, cual mantra.
No era la primera vez durante la semana que, "Edward" se había colado en sus pensamientos; a parte del día con Seth, que el pensamiento fue tan bestial que la dejó traspuesta al punto de sentirse mareada.
Ante la avalancha de aburrimiento que se le avecinaba, se sentó en el escritorio y repasó unas notas en su ordenador para la clase del viernes; luego comprobó el calendario y se dio cuenta de que en unos días, le tocaba la siguiente revisión ginecológica.
- ¡Mierda! ¿Y ahora cómo hago? - Pensó mordiéndose el labio.
Sabía que podía ir al hospital de Forks, ya que con su número de historial saldría todo. A parte de que ella misma poseía copias de todo, que le dio la obstetra que la atendió en California. Pero el hospital de Forks era muy pequeño y allí, trabajaba el Doctor Cullen.
Tampoco es que fuese un secreto de Estado, pero… Era algo muy íntimo y que estaba demasiado reciente, por lo que aun dolía mucho.
El que se supiera, traería preguntas y a ella dando explicaciones, las cuales no estaba preparada para dar.
Si tuviera coche propio, podría ir hasta Port Ángeles y hacer la revisión allí, pero si se lo comentaba a cualquiera, era cuestión de horas, que Carlisle se enterara.
"Ya han pasado 5 semanas. Mi niña aun no podría haber sobrevivido…"
Su mano bajó inconsciente hasta su vientre, prácticamente ya plano. Las lágrimas comenzaron a agolparse en los ojos, justo en el momento en que su móvil sonó.
Era un número que no tenía guardado. Durante varios segundos lo dejó sonar, por el miedo a que fuese Michael.
Inspiró hondo y se llenó de valor; no iba a dejar que gobernase su vida. Además, estaban a más de 1500 kilómetros de distancia.
- ¿Si? - Intentó sonar decidida.
- Soy Elish - Una sonrisa boba adornó la cara de Bella de forma inmediata, a la par que suspiraba aliviada.
- ¡Hola nena! ¿Qué tal?
- Bien. Te llamo para preguntarte si te apetece, o te viene bien, que baje a cenar contigo y el abuelo. - Su voz sonaba tímida.
- ¡Claro! Por supuesto. ¿Cuándo vienes?
- Cuando quieras. - Su voz ahora sonaba ansiosa y eso hizo a Bella sonreír de forma amplia.
- Pues baja ya. Haremos la cena juntas para Charlie. Le encantará tenernos a las dos aquí cuando llegue.
- ¡Genial! Me baja ahora Alice.
Cuando escuchó el nombre de la persona que le haría de chófer, tuvo un sentimiento contradictorio en el pecho.
Alivio porque no fuese Edward, pero un malestar por la misma razón.
- Pues aquí os espero. Dile a tu tía que está invitada a entrar y a cenar, si quiere.
- Claro, se lo diré de tu parte. Por cierto… Graba este número de móvil. Es de mi padre. - El corazón le dio una palpitación - Me ha dicho que te lo diga, para cualquier cosa, puedas llamarlo. ¿Puede él grabar el tuyo?
- (Carraspera) Claro, por supuesto. Dile que tiene libertad para llamarme para lo que… o sea, si hay algún cambio en los horarios, o… algo. - Respiró profundo, sintiéndose como una tonta por trabarse.
- Ok, se lo digo.
Una vez colgado el móvil, Bella se quedó mirándolo como si fuese una bomba. Su respiración y sus pulsaciones estaban agitadas.
Pero… ¿Por qué?
¿Miedo?... No. Sabía perfectamente que no era miedo; no del tipo que te hagan daño. El señor "Ogro", parecía el mismísimo demonio cuando la miraba con esos ojos, como el domingo en la cocina, pero algo dentro de su alma y, su cerebro, le decían que él no le haría nada, físicamente.
No como Michael. Aunque sabía que era "indefenso" y que su acoso era verbal, al final, cuando su insistencia a que volvieran había aumentado de forma exagerada, si comenzó a tener una leve sensación de miedo. Él había perdido un poco los papeles y lo veía capaz de zarandearla o darle el típico apretón de brazos.
Edward Cullen no haría eso. Tenía ese aire de caballero aristócrata tan… sexy.
"¿¡Sexy!? ¿Yo acabo de referirme a él como… sexy? ¡Joder, si… Se sincera. Es igual que Tom Ellis, en "Lucifer"... Tiene el mismo morbo, igual de peligroso y erótico."
Se sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos calenturientos y guardó el número:
Edward "Ogro"
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Bella ha decidido alargar su estancia en Forks porque se siente cómoda y tranquila.
Momentazo con Seth, pero ha actuado como un caballero.
Edward se sintió... ¿celoso?
¿OPINIONES?
BESOS MILESSSSSSSSSSSSSSSSSSS!
