¡Hola mis Bellas!

Si, aquí estoy. Con un capítulo larguito, de esos de sentarse un rato y disfrutarlo.

Adelantamos unos pocos días, seguimos tras el primer fin de semana de Bella en la Casa Cullen.

Van pasando cositas.

Vamos conociendo más a Bella, y tenemos una conversación reflexiva de Edward, para entender su actitud.

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Me gustaría que fuera un poco más rápido, pero debe ser así. Además, eso... a nuestros protas van pasandole cosas que van formando el fic.

ESPERO QUE OS GUSTE Y... QUE SIGAIS MANTENIENDO INTERÉS EN EL FIC.


CAPÍTULO 11


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A los 35 minutos, un precioso Volvo plateado aparcaba en frente de la casa de los Swan y una emocionadísima Elish saltó del asiento trasero, donde debía seguir usando una sillita para niños pequeños.

- Hola chicas - Saludó Bella desde la puerta.

- ¡Hola Bella! - Elish llegó a su lado y Bella interpretó a tiempo su gesto, así que se agachó para estar a su altura y recibir el abrazo que supuso Elish le daría. - Te extrañé estos días. - La niña acurrucó su cabeza en el cuello de Bella con mimo.

- Yo también a ti. - Le acarició su preciosa melena.

- ¿Para mi no hay abrazos y mimos? - Alice puso un falso puchero, y para cuando llegó al lado de Bella y Elish, ambas saltaron hacia ella, dándole un abrazo entre las dos. - ¡Guau! Este si que es un gran abrazo. - Alice no pudo evitar derretirse entre ambas.

- Pasar, por favor. Empieza a helar… - Bella se apartó para darles acceso al interior. - He conectado la calefacción al gasoil, porque con solo la chimenea, no calienta lo suficiente. En cuanto pueda, le daré a Charlie dinero para que recargue el suministro de gas.

- Edward va a pagarte las dos semanas este fin de semana. El domingo no contaba con que te fueses tan pronto, y para cuando quiso darse cuenta, Charlie y tu ya os habíais ido. - Suspiró con pesadez - Le dije que bajara a pagarte, que seguro que necesitabas dinero para tus gastos - Bella notó como la respiración se le comenzaba a agitar. - Pero él es… - Puso los ojos en blanco - tan especialito… Dijo que te pagaría las dos semanas juntas.

- No te preocupes, Alice. No lo dije por eso - La cara de Bella ya tenía un ligero tono rojizo.

- Si, si debemos preocuparnos. - Casi gruñó Elish.

- Elish… - la llamó condescendiente - No debes enfadarte con tu padre, ¿de acuerdo? Fue un fallo… y bueno, yo no he pasado hambre por no cobrar mi semana - Sonrió ladeando la cabeza.

- Si, pero tendrás cosas que necesitarás o querrás, comprar. Seguro que lo primero que harás, será mirar un coche. - Alice le alzó una ceja con suspicacia. Bella suspiró dramáticamente.

- Si, por supuesto, pero con el sueldo de dos semanas… Aunque sumando lo de la reserva… Espero que en un mes, me de para comprarme algo medio decente.

Alice, como buena vampira, supo disimular perfectamente ante el comentario de Bella. ¿Qué no le daría con el sueldo de dos semanas para comprarse un coche?

O a Bella se le había olvidado la suma que le dijo su hermano, o no lo creyó.

Estaba deseando verle la cara cuando viera los 4000 $ que le iba a soltar Edward el fin de semana. Con solo eso, tenía para comprarse un coche de segunda mano más que de sobra, pero…

"¡El monovolumen!"

Tenía que hablar con Edward. ¿Para qué iba a gastar dinero Bella, teniendo ellos el monovolumen en el garage?

- Tienes que comentárselo a Jake, él te encontrará un buen coche y barato. Seguro.

- Eso es muy buena idea Elish. Se lo comentaré. Pero… pasar, no os quedéis ahí. He hecho café y un poco de chocolate. ¿Me acompañas en un café Alice?

- ¡Claro! Con este frío apetece algo caliente.

- Además tengo leche vegetal. Yo la tomó a media tarde para no ingerir tanta lactosa. No recuerdo si tu tienes alguna alergia alimenticia… - Bella se mordió el labio ante el fallo.

- Los super alérgicos son Rose y Jasper - Bella asintió, ya que eso si lo recordaba - Yo tengo un poco de intolerancia a la lactosa. Así que me vendrá genial esa leche vegetal.

Las tres chicas se sentaron en la cocina con sus bebidas, y se pusieron a charlar animadamente.

Era fácil hablar, y entenderse, entre ellas.

Bella les contaba sobre sus clases en la reserva y de como se había ganado a la clase tan pronto.

Y que desayunaba esos días con Seth y Leah; que eran encantadores con ella. Pero no comentó absolutamente nada del "famoso encontronazo".

- Leah me ha pedido que suba a ayudarlas en el día de las Mayores.

- ¿Si? ¿Y has aceptado? - Bella asintió animada - ¡Genial! Nosotras también subimos. La abuela Esme ayuda a las otras señoras a cocinar, porque también se les prepara comida para que tengan durante una temporada y así las mayores, no tengan que andar con los fogones, y Alice y Rose las ayudan a peinarlas y eso. - Explicó Elish.

- Me parece algo digno de imitar. Según me lo dijo, no lo pensé… - Bella frunció el ceño, dándose cuenta de un gran detalle - Lo que no le pregunté es cuándo es.

- Dentro de dos sábados. - Contestó Elish.

"¿Sábado? Pero… ese día tengo que estar con Elish… Tendré que preguntarle al señor Ogro… ¡Grrr!"

- Todos nosotros también subimos Bella. No te preocupes. - Alice tuvo que hacer esfuerzos por no lanzarse a reír ante la cara de pasmo que se le había puesto a Bella. - No tendrás que pedir el día libre, ni nada así. - Sonrió - Como estarás en nuestra casa, subes con nosotros. - Bella pudo respirar. - Charlie también se une. Ya verás qué bien lo pasamos.

- Si, suena divertido - Bella exagero una mueca de emoción, pero en el fondo había respirado por no tener un "enfrentamiento" con Don Ogro.

Alice se exculpó con una elaborada disculpa para no quedarse a cenar, y Bella y Elish, tras enseñarle primero su habitación a la niña, se pusieron manos a la obra con la cena.

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Un poco antes de la hora habitual, tal como había prometido el abuelo Charlie, su coche patrulla estacionaba en el aparcamiento de la casa Swan.

- Hola Bella. Ya he llegado. Como te dije… - Charlie cortó su saludo al ver a su "dos chicas" en la cocina ataviadas con sendos delantales acabando la cena. - ¡Vaya! Que agradable sorpresa. - No dijo nada más, pero la mirada del hombre brillaba repleta de amor.

- Hola abuelo. He bajado a cenar con vosotros. - Informó Elish acercándose a él y dándole un tierno beso en la mejilla. - Bella y yo, estamos haciendote la cena.

- ¿Has visto que ayudante me he agenciado para hoy? - Bella mostró un gesto más tierno del que pensaba al ver la cara de ilusión de su tío.

- Si, ya lo veo. - Sonrió Charlie, acercándose a Bella y dándole un beso una vez recibió el de Elish.

- En unos minutos estará la cena lista.

Los tres cenaron con una agradable conversación. Los dos adultos se deleitaban con la compañía de la niña y sus simpáticos y resueltos comentarios.

Eso hizo que la sobremesa durará más de lo habitual y que Charlie olvidara por completo el canal deportivo.

¿Quién se acordaría de los deportes, teniendo a sus dos chicas… A esas dos preciosidades, en su mesa?

- ¡Madre mía, son casi las diez! - Exclamó Bella alucinada. - ¿Tu padre no se enfadará por ser tan tarde? - Los ojos de la chica estaban abiertos como platos, mostrando casi pánico.

- No. Tranquila. Él sabe que estoy aquí.

- Bella, no hay problema. Está en familia. - Charlie la miró con intención, alzando una ceja. Bella inspiró profundo, pero igualmente se mordió un labio.

Bueno, Elish estaba en casa de "su abuelo". Si a el "Ogro" le parecía mal, sería Charlie quien daría la cara. Y por lo que había observado el primer día en la casa Cullen, Edward le tenía un gran respeto.

- No sé si me estaré pasando, pero… ¿Por qué no te quedas a dormir? Mañana podrías acompañarme a comprar, si convencemos a Jake de hacernos de chofer. - Sonrió divertida; A Elish se le abrieron los ojos cargados de emoción, mientras asentía frenética.

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CASA CULLEN

- Hoy Elish no viene a dormir. - Anunció Alice entrando en el salón.

- ¿Cómo? - Edward alzó la cabeza, en una mezcla entre sorprendido y molesto.

- Se les va a hacer tarde charlando y Bella le va a proponer quedarse a dormir. - Alice sonrió divertida. - Me encantan estas visiones, donde el protagonista aun no ha pensado, de forma consciente, la idea. - Su cara se tornó vanidosa. Edward rodó los ojos.

- ¿Y a quién se supone que le ha pedido permiso para tal propuesta? - Su voz un tanto afilada.

- Edward - Reprendió Carlisle - Está con su abuelo.

- Elish ya ha pasado más noches fuera. Se ha quedado varias veces en la reserva. - Comentó Jake.

- Ya pero allí puede actuar de forma normal. Ser ella misma, y con Charlie también. Pero Bella… - Comentó preocupada Esme. Edward asintió como un niño mirando hacía su madre.

- Edward - lo llamó Alice - No te pongas ansioso. Todo irá bien. - lo miró con intención. - Además, si Bella se queda el tiempo que ahora tiene previsto, acabará sabiendo nuestro secreto.

Toda la sala enmudeció. Menos Emmet, que sonreía casi pletórico.

- Pues yo lo prefería… El que lo supiera. Es un rollo tener que disimular todo el tiempo. - Comentó.

- Alice… Explícate. - Le pidió Carlisle, lanzándole una mirada silenciadora a Emmet..

- Hace unos días tuve una visión de Bella… Un cambio de decisión. Pensó en quedarse más tiempo. Hasta después del verano. Se siente cómoda aquí, está rehaciendo su vida… Rehaciéndose a ella misma. - Alice se quedó pensativa medio segundo. Sabía que algo le había pasado a Bella, pero sus visiones no le daban ninguna pista.

- Elish sería muy feliz con eso. - A Esme se le pasó de golpe el susto de hacía unos instantes, mostrando un rostro dichoso. - Y me alegro de que Bella esté mejorando de lo que fuese le pasara… pobrecita.

- ¿Por qué no lo has comentado antes? - Preguntó Rose.

- No he dicho nada, porque no es una decisión 100% segura. - Explicó Alice. - Pero si se queda hasta que entre la primavera, entonces se quedará, fijo, hasta el otoño, como mínimo.
- Pero, ¿Cómo es eso de que sabrá sobre nosotros? - Insistió Rose.

- Tras tener la visión de su cambio de tiempo, casi instantánea, me entró otra visión donde Bella sabe lo que somos. Salías tu, - se refirió a Carlisle - curándole una herida y ella te pregunta que cómo puedes hacerlo, siendo un vampiro.

Carlisle primero pestañeó sorprendido, para acabar sonriendo tiernamente. El resto se quedó meditabundo.

- Y eso, ¿Cuándo se dará, sabes? - preguntó el patriarca intentando disimular sus ansias.

- Si, gracias a que ella, en la visión, mira por la ventana, pude comprobar que era primavera. Los árboles del jardín estaban ya en flor. Ella estaba cómoda contigo. - Miró con dulzura hacía su padre.

En ese momento, el teléfono de la casa sonó.

- Ahí tienes tu petición de permiso para quedarse a dormir. - Alice le sacó la lengua a Edward; el cual le rodó los ojos mientras meneaba la cabeza.

Carlisle fue el encargado de contestar, tras escuchar la petición que todos sabían, miró hacía Edward enarcando una ceja, y este asintió, resoplando.

- Mañana Bella tiene que ir a hacer unas compras, pero sigue sin coche. - Comentó Alice con total naturalidad.

- Elish me llamará para que las lleve. Hay un paseo hasta el Walmart, y si compran, el volver cargando bolsas… - comentó Jake.

- Estaba pensando… - A Alice no le dio tiempo a acabar la frase en voz alta, ya que Edward leyó sus pensamientos.

- ¡¿Qué?! - Alzó la voz mirando hacía su hermana destilando veneno por los ojos. - Ni lo sueñes, Alice.

- ¿Qué pasa? - Preguntó Carlisle.

- ¿Edward? - Esme le clavó una mirada seria. Pero él no contestó, enfurruñado.

- Bella me comentó antes que iba a mirar un coche, y estaba pensando que nosotros tenemos uno en el garaje que no se ha ni estrenado.

- Alice… - Gruñó Edward. - Ese coche lo compré para Amelia. - Su voz ronca y siniestra.

- Pero ella está muerta. - Soltó como si tal cosa Jasper.

- Gracias por la aclaración, hermano. - Contestó Edward lleno de sarcasmo. Jasper inclinó los hombros, mirando hacía otro lado; indiferente.

- Bueno… - Carlisle suspiró profundo. - Se que ese coche, fue comprado como un regalo para ella cuando supiste de su embarazo, pero… - Inclinó los hombros. - Realmente es una tontería tenerlo ahí parado.

- Yo podría ponerlo a punto. Creo que es una gran idea. - Asintió Rosalie. - Es una maravilla de monovolumen y es una pena que se esté pudriendo en el garaje, sobre todo cuando Bella necesita uno.

- Sí, Edward. Para que vas a dejar que gaste dinero en un coche, teniendo el monovolumen ahí parado. Amelia no llegó ni a subirse. - Comentó Emmet.

- Hermano - Jasper suavizó su tono - Estoy captando tus sentimientos y se que te cuesta doblegar y pasarlos por alto. Pero piensa que tu intención cuando lo compraste fue buena y noble. Y ahora, hará un estupendo servicio a una gran chica.

- Amelia frunció la boca, disgustada, cuando lo vio. - Comentó Edward, con un claro dolor en la voz. - Yo lo compré con una gran ilusión. Un coche familiar, ya que íbamos a formar una familia… pero ella… Solo le faltó escupirlo. - Su rostro triste, se tornó en uno cargado de ira.

- Bella lo agradecerá más. Seguro. - Soltó Carlisle dejando a Edward pasmado. - Aunque no te lo demuestre, a lo mejor tienes suerte de escuchar sus pensamientos. Estoy seguro de que le encantará, tanto el coche, como tu detalle.

Se hizo el silencio durante un par de minutos. Todos sabían que Edward debía gestionar sus sentimientos y poner orden a sus ideas.

- Está bien. - Claudicó. - Rose, échale un vistazo. Ponlo a punto y se lo damos.

- No. Se lo vas a dar tu. - La afirmación de Alice no daba lugar a réplica. - Debe ser así. Ella tiene que recibirlo de ti.

- Alice… - La llamó Edward condescendiente.

- Haz lo que se te dice, por una vez, sin replicar. - Alzó la pequeña vampira la voz.

"No es nada romántico… Si tu mente retorcida va por esos derroteros. Bella se siente muy insegura contigo, y es una forma de dar un paso a la paz entre vosotros. Eso beneficiará su relación con Elish"

Rose y Emmet, incluso Jasper y Jake, salieron zumbando al segundo garaje de la casa, donde bajo una funda, estaba el monovolumen. El cual solo fue estrenado para traerlo desde Port Ángeles.

Nadie, nunca, lo había vuelto a tocar.

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De madrugada, Carlisle se fue a leer al sofá, mientras Esme comprobaba las reservas de la cocina y la despensa. El resto se fue a una cacería rápida.

Edward abandonó el ordenador y se sentó en el sofá, frente a su padre.

- Carlisle. Quiero preguntarte algo, ahora que estamos solos. - El patriarca dirigió su mirada a su hijo, dejando lo que estaba haciendo sin dudar.

- Por supuesto hijo. Dime.

- Tu… - Dudó - Sabías todo eso de Isabella, por qué…

- Charlie me lo contó. - Edward arrugó la boca. No quería perder los papeles, ya que su padre no tenía porqué aguantar sus malos humos.

- Carlisle… - Su voz tomó unas connotaciones entre lamento, duda y condescendencia.

- No te lo tomes a mal. - Edward rodó los ojos. - Charlie me pidió que no te lo contara. No quería alterarte. Porque aunque de primeras ninguno pensó en ella como tutora para Elish, si que supusimos que en algún momento se conocerían y podrían tratarse. Ellas, aunque no sea biológicamente, tienen un punto de familiaridad. - Edward se frotó el puente de la nariz.

Pensar en esa "familiaridad" aun le ocasionaba "jaquecas".

- Me contó que estaba sin blanca y que necesitaba un trabajo, pero que le horrorizaba que acabara sirviendo en el restaurante del pueblo o de cajera en el super, con su excelente currículum y su inteligencia. Entonces fue cuando recordé que la señora Morris se había dado de baja y no podría impartir el curso del Graduado para adultos, ya que la Srta. Lewis no podría con todo ella sola.

Edward suspiró varias veces, hasta que levantó la cabeza y miró a los ojos a su padre, con una mirada limpia y tranquila.

- Vale, todo eso lo entiendo. - Ambos asintieron con sus cabezas. - Pero… el sugerir que viniera aquí, de tutora de Elish, siendo… familia - esa palabra se le atragantaría aún tras un siglo.

- Eso fue después. A los pocos días, subió a la Push y habló con el responsable de educación - Carlisle hizo un gesto con la cara, que de ser humano se hubiese puesto colorado. - No te voy a mentir en que apoyé fervientemente el que ella impartiese el curso para adultos. - su cara era una mezcla entre avergonzada y pilla - Coincidimos alguna vez en la reserva y la observé discretamente en la distancia. Tras eso, fue cuando la consideré más que capaz para ser tutora de Elish. - La sonrisa de Carlisle podría iluminar un mundo, y Edward se limitó a enfurruñarse - El día que Elish llegó hablando de ella, era cuando yo mismo tenía pensado comentártelo.

- Por supuesto sin decirme la familiaridad que existía entre ella y Amelia. - Ironizó de forma un tanto ofensiva Edward.

- No sigas atormentándote con esa palabra. Ellas NO - recalcó alzando la voz - son familia. Sácate eso de la cabeza. Y no, no pensaba decírtelo, aunque tampoco esperaba que te enteraras así. Aunque creo que fue lo mejor. Si no, aun ahora, estaríamos discutiendo.

- No lo dudes. - Carlisle resopló y rodó los ojos, gesto muy poco habitual en él.

- Edward - Carlisle apoyó gentilmente su brazo en el hombro de su hijo - La única conexión que tienen entre ellas es Charlie. Y sabes perfectamente que las cosas con Amelia fueron así porque ella tenía el mal de Asperger - Edward apretó la mandíbula. - No quiero ser cruel recordándotelo, yo mismo tardé en darme cuenta. Solo Rosalie, y porque lo estudió hace tiempo, se dio cuenta de que algo iba mal con ella, y comenzó a unir los síntomas.

- No se como pude seguir adelante… Cómo permití que llegara tan lejos. - Edward se pasó las manos por el pelo, completamente frustrado.

- Edward… creiste estar enamorado y contra eso no se puede hacer nada. - Edward frunció el ceño de forma casi imperceptible; él sabía perfectamente que sus sentimientos no eran esos. - Ella, con su enfermedad era un antídoto para ti… creiste que era lo que necesitabas. Una mujer sencilla, que no te complicaba ni te retaba, a la que no podías oírle los pensamientos…

- Todos os disteis cuenta. Y todos, a vuestra manera, me dijisteis que no siguiera adelante, pero…

- Te portaste como un caballero. Te parecía una aberración dejarla tirada, sabiendo que por si misma no podría valerse y se que también lo hiciste por Charlie. - Edward abrió los ojos sorprendido por tal confesión. - Porque sabías que sería una carga para él de por vida.

- Quise ayudarla; a ambos. En su momento me pareció bien darle la inmortalidad y que así, se… curara, y compensarla por lo ocurrido con los nómadas,.

- Fue muy loable por tu parte ese gesto.

- Si, pero… ¿casarnos? - Edward meneaba la cabeza, casi con desesperación. - Y por favor… no sigas disculpándome. No sé porque seguí adelante. Jasper me lo dijo la noche antes de la boda. Que parara esa parafernalia, que en nuestros sentimientos no captaba amor. - Carlisle asintió con aflicción - ¿Lo sabías?

- Si, os escuché hablar. Pero preferí no inmiscuirme. Yo también había hablado contigo unos días antes y vi perfectamente que no cambiarías de opinión. Repito, no querías dejarla tirada y creías que la amabas. - Edward bajó la cara.

- Sabía que no. - Carlisle sonrió con comprensión. - Ella era, ¿cómo decirlo? - Inspiró llenándose de valor - Muy sexual, y yo estaba como embobado…

- Edward, nunca te habías visto involucrado en una relación. Ella despertó en ti muchos sentimientos, y el sexual, fue uno de ellos.

- No debí dejar que esto llegara tan lejos. Aunque no tengo pensado decírselo, - sonrió de forma traviesa - Emmet tiene razón. No por acostarte con una mujer, tienes que casarte con ella. - Suspiró, pero manteniendo esa sonrisa revoltosa en su rostro.

- Emmet, aunque sea algo tosco en sus formas, está muy hecho a como es la humanidad ahora. También se que no ibas a convertirla. Que alargarías el momento. Supongo que tu intención era ayudarla encontrando los mejores especialistas, el mejor centro para que la trataran.

- ¿Sabías todo eso? - Preguntó Edward atónito. Carlisle asintió. - Pero…

- Pero no podía decirte nada más. Cuando se te mete algo en la cabeza, no hay quien te lo saque. - Rió despreocupado. - Cuando volvierais de la luna de miel tenía pensado hablar contigo seriamente y comenzar con tu plan. Pero, ¿quién iba a suponer que se quedaría embarazada? ¡Y a la primera! - Volvió a reír mientras gesticulaba su asombro. - Toda muerte es una desgracia, pero piensa que no os amabais, ella solo quería la inmortalidad para paliar su enfermedad, y tu te sentías ligado a ella, primero por sentimientos románticos, luego sexuales y al final, por caridad.

Ambos guardaron silencio unos instantes. Carlisle le dio un márgen de tiempo a Edward para que fuese digiriendo.

Pero el patriarca vio el momento oportuno, uno que no se había dado en dos años, desde que Amelia había muerto, ya que Edward jamás dio pie a hablar "claramente" del tema.

- Hijo, si ella hubiese sobrevivido al parto de Elish, os habríais pasado la vida discutiendo sobre convertirla. Se que tenías decidido que no la transformarías. No la amabas como para pasar juntos la eternidad. - Edward bajó la cabeza, consternado por las palabras de su padre - Todos sabíamos que ella tampoco te amaba; no voy a negar que si que sentía algo bonito por ti, pero distaba mucho del amor. Del que tu ves entre Esme y yo, o entre tus hermanos. Tienes derecho a encontrarlo, y no conformarte con menos.

- Papá… ¡Dejé que muriera! - Exclamó enfadado. Enfadado consigo mismo.

- Yo hubiese hecho lo mismo. - Edward miró a los ojos a su padre, fuera de si. - Si, no me mires a sí. Si cada persona que muere entre mis brazos, tuviera que convertirla, seríamos un aquelarre tan cuantioso como el de los Vulturis - Rió soltando una divertida carcajada. - Entiendo que te sientas mal; que mires a tu hija y el sentimiento de culpa te ahogue, pero hiciste lo correcto.

- Ella no quería tener a Elish. Me lo dijo… bueno, me lo insinuó cuando confirmaste que estaba embarazada. - Carlisle suspiró, frunciendo la boca en un gesto de tristeza y empatía. - Y cuando pasaron las semanas y ella fue encontrándose cada vez más débil, estaba asustada… ¡Aterrada! Pero yo estaba pletórico de alegría. ¡Iba a ser padre! - Exclamó, dándole énfasis a sus palabras. - Pero no tuve en cuenta sus propios deseo. Ella siguió adelante, para darme un hijo, porque sabía que era lo que más deseaba en el mundo.

- Edward, ella te dio a Elish, como moneda de cambio. De ese modo, tu te sentirías obligado a convertirla.

Edward aguantó el aire en sus pulmones, sin saber qué decir. No quería reconocer la veracidad en las palabras de su padre, porque lo hacían más real; y más real se sentían sus sentimientos de culpabilidad.

Carlisle volvió a apoyar su mano en el hombro de su hijo, apretando con firmeza.

- No sigas torturándote. Elish está creciendo feliz, y aunque no lo puedo saber a ciencia cierta, creo que es más feliz así, sin una madre, que con Amelia. Si no la hubieras transformado, acabaría en un centro y Elish sabría que tenía una madre con la que no podría contar.

- Si, creo que tienes razón, pero… - Edward suspiró. - ¿Te has fijado cómo está con Isabella? - Carlisle sonrió con cierta picardía. - ¿Tú crees que la está viendo cómo una madre?

- Los sentimientos de ambas son puros, ya ves la forma de activarse el don de Elish, y Jasper ha confirmado esos sentimientos mutuos. Ahora mismo es pronto, pero con el tiempo, el apego de Elish se verá potenciado. - Edward frunció el ceño, mostrando cierta preocupación. - Los vampiros somos seres posesivos - Carlisle alzó las cejas con un punto cómico, sacando una sonrisita pilla a su hijo - Bella se ha dejado influir por el don de la niña… Estaba, ¿cómo decirlo? - pensó - Predispuesta a su influjo, y eso potenciara su relación. Pero no creo que la vea como una madre, si no como una compañera. Una amiga, que podría convertirse en su "íntima".

- Eso convertirá a la chica en intocable. - Roncó Edward.

- Bueno, realmente ya lo es. Creo que el único que no lo ve, eres tu - Volvió a alzarle las cejas, y Edward meneó la cabeza airoso. - Hijo, te repito que mereces ser feliz. - Ambos vampiros se miraron intensamente a los ojos.

Las dos parejas que habían ido de caza, se sintieron a la distancia acercarse a la casa, y eso fue motivo suficiente para dar por concluida la conversación.

Edward se sentía un poquito mejor tras hablar con su padre y sacar todo eso que llevaba dentro desde hacía más de dos años, pero esa conversación no lo haría cambiar sus sentimientos de un día para otro, aunque ya era un gran paso que lo reconociese en voz alta.

Carlisle sabía eso, pero se sentía bien de que su hijo, al fin, se abriese y hablara. Que expusiera de una vez por todas, los sentimientos que lo ahogaban en su propia miseria.

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CASA SWAN

Al día siguiente.

- Buenos días, dormilona - Saludó Elish a Bella, la cual acababa de abrir los ojos.

- Ummm…. - Se desperezó como un gatito. - ¿Llevas mucho despierta?

- Un rato. Desayuné con el abuelo, y sentí que ibas a despertar… - Elish calló ipsofacto, dándose cuenta de que había hablado demasiado.

- Ok. - Bella no se percató del "desliz" de Elish, ya que estaba aun adormilada. - ¿Te importa si me doy una ducha rápida? - Elish, aliviada, asintió.

- ¿Si quieres llamo a Jake? A ver si nos puede hacer de chófer.

- ¿Tú? - Bella arrugó el ceño, contrariada.

- Bella… obvia mi tamaño - La niña ladeo la cabeza, sonriendo divertida. Bella se llevó la mano a la frente. - Papá me deja un móvil para cuando salgo de casa.

- ¡Claro, perdona! Se me hace un poco raro, aun.

Elish bajó a la cocina para darle privacidad a su tutora y tomó su móvil del bolsito. Una vez en la mano, el aparato comenzó a vibrar y sonar.

Llamada entrante de Alice.

- Dime.

- Jake va a bajar a buscaros. Va a traeros a casa, porque tenemos una sorpresa para Bella.

- ¿Si? - Contestó entusiasmada la niña - ¿Cuál? Por fa, Alice… Dímelo.

- Un coche. Tu padre tiene uno guardado que había comprado para… tu madre. - Dijo con cuidado la vampira.

- Es el coche que está tapado en el otro garaje, ¿verdad?

- Si, exacto. - Alice sonrió ante la perspicacia de su sobrina.

Tras concretar cómo harían, Elish colgó y le preparó a Bella unas tostadas y un café, ya que ya estaba acabando de vestirse, y también preparó una para ella.

- ¡Vaya, qué bien! El desayuno servido, esto es un lujo. Al final voy a tener que raptarte que te quedes aquí, ¡jajaja!

- Creo que no hará falta llegar al delito - sacó la lengua - Puedo bajar cuando quiera… o quieras tu.

- Estupendo, peque. - Bella le dio una tierna caricia en la cara.

Mientras charlaban sobre las compras, ambas acabaron de desayunar.

Elish insistió en recoger y fregar todo, para darle tiempo a Bella para que se acabara de preparar.

- Hay que salir con unos mínimos, ¿verdad? - preguntó divertida Elish, sacando una risita de Bella - Por eso le has gustado tanto a mi tía Rose.

En unos minutos, y ya bajando Bella por las escaleras, el claxon del coche de Jake sonaba, alertando de su llegada.

- Hola preciosas. - Las saludó Jake nada más salieron ambas de casa. - ¿Qué tal mis chicas?

Bella sintió como se sonrojaba ligeramente, pero día a día, iba haciéndose a esos "piropos" de Jake.

- Hola Jake - Elish lo saludó con un abrazo y un beso en la mejilla. Con esa conexión, casi hasta intimidad, entre ellos; la cual seguía desconcertando a Bella.

- Hola adulador - lo saludó Bella.

Al llegar a su lado, observó como Jake se inclinaba un poco, dándole a entender que esperaba también un beso por su parte.

Bella parpadeó un tanto ruborizada, pero se alzó de puntillas y le dio un beso en la mejilla.

Ambos se miraron sonrientes; Jake con su gran sonrisa pícara y Bella meneó la cabeza divertida ante el gesto.

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Una vez en el coche, los tres se pusieron a hablar animadamente; aunque hacía tan solo unos días que se conocían, la conexión entre ellos había sido genial.

Hasta que Bella alertó a Jake al ver cómo se pasaba la salida al Walmart.

- ¡Jake! - Gritó ella. - Te has pasado la entrada al super.

- No, no me la he pasado. Primero tengo que hacer unos recados en la Casa Cullen, luego pasamos por el super.

Bella dejó de escuchar y, casi de respirar, en cuanto escucho "Casa Cullen".

- No te importa, ¿verdad?... ¿Bella? ¡Bella! - Tuvo que casi que gritar Jake, ya que la chica no contestaba.

- ¡Oh, si! Perdona… Si, si, claro… Como tu veas o necesites. Encima que nos haces de chófer, no voy a andar con exigencias - Sonrió; pero el gesto estaba exageradamente forzado.

Jacob se percató perfectamente de ello, y Elish también.

¿Tanto esfuerzo le conllevaba a Bella, encontrarse con Edward?

La respuesta era bastante clara: "Sí".

Jake y Elish se miraron a través del espejo retrovisor, ambos con cara de compungimiento.

Era cierto que Edward había sido siempre un tanto gruñón, sobre todo desde lo de Amelia, pero era un gran hombre, con valores y cualidades encomiables.

Si tan siquiera él bajara un poco la guardia y se dejara conocer tal y como era…

Desde el anuncio de cambio de destino, se hizo un silencio un tanto pesado en el coche. Ni Jake ni Elish soltaron una sola palabra más, no queriendo incordiar a Bella, la cual iba tiesa como un palo.

En unos minutos, la gran casa se dejaba ver y Bella notó como su respiración se le atoraba en los pulmones.

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"¡Joder, Bella! Tranquila. Dios… parece que cuantos más días pasan, peor llevo el tener que enfrentarme a él. Ni que me fuese a saltar al cuello…"

Edward que estaba al tanto de la inminente llegada, ya estaba cerca más que de sobra para escuchar los pensamientos de Bella.

No pudo negar que le hizo gracia, sacándole una tímida sonrisa, al escuchar lo del cuello; pero tampoco podía negar que le provocaba ahogo el que a la chica se le hiciese tan cuesta arriba el verlo.

"Bueno… Mira a Michael, que era prácticamente un sociópata. ¿Quién diría que sería así?"

Imágenes de un chico rubio agarrando de los brazos a Bella, pasaron por la mente de la chica, entrando como un huracán en Edward, el cual no pudo evitar soltar un gruñido.

- ¿Qué pasa Edward? ¿Algún problema? - Jasper se acercó a él con preocupación.

- No… - Frunció el ceño, y respiró profundo, cambiando de idea sobre no decir nada. - Jasper… ¿tú sabes algo sobre lo que le pasó a Bella en California?

Jasper disimuló la sonrisita pícara ante el descuido de Edward al llamar a la Srt. Isabella, "Bella".

- No. Creo que fue algo con un chico - Edward achinó los ojos en un gesto muy suyo cuando quería indagar y averiguar algo. - Escuche un comentario entre Carlisle y Charlie el día que se presentó Bella en casa. Carlisle le preguntaba si había sabido algo de "él", Charlie negó respondiendo que no sabía donde estaba ella, que habían sido cuidadosos al irse, no dejando pruebas del destino. Y que tras estas semanas no había dado señales de vida.

- Aja… - Edward se llevó la mano al mentón y se quedó pensativo. - Algo le pasó y tiene que ver con un tal Michael. - Apretó la mandíbula con fuerza.

- ¿Crees que era su pareja y la maltrataba? - Preguntó compungido Jasper.

- Pudiera ser. - Suspiró - No sé porqué, pero estoy muerto de curiosidad - Sonrió de lado.

- Eso es lo que nos pasa al resto del mundo - le alzó la cejas divertido - El no saber que piensan los demás, resulta frustrante, pero - inclinó los hombros - te acostumbras, jajaja.

- Hola… Ya estamos aquí - la dulce y aun infantil voz e Elish, invadió la casa.

- ¿Dónde está la niña más hermosa del mundo? - Esme salió a su encuentro y abrazó a su nieta como si hiciera meses que no la viera.

- Abuela… - Ronroneó la niña. - No hace ni 24 horas que salí de casa - Rodó los ojos, pero mirando a Esme con gran amor. - Lo he pasado genial con Bella.

- Me alegro muchísimo. - la matriarca miró hacía la nombrada - Hola Bella. Estás en tu casa - Abrió el brazo señalando la casa. - Espero que no te ocasionara problema que Elish se quedara contigo a dormir.

- Hola Esme, gracias. Y por supuesto que no ocasionó problema alguno. Al contrario. - Elish y Bella se dedicaron una mirada cómplice y cariñosa.

El resto de la familia fue bajando al recibidor a saludar a las recién llegadas.

Emmet, estirando un poco la poca confianza que aun tenían él y Bella, se arriesgo y se acercó a la chica para saludarse con un beso en la mejilla.

Bella, como de costumbre, se ruborizó, pero devolvió el beso encantada.

Tras unos minutos de conversación, contando lo bien que lo habían pasado y que estuvieron charlando en la cama hasta dormirse, Bella se disculpó un momento.

- Aprovechando que vine, si no os importa voy a subir a mi zona a por unos papeles que me dejé el domingo. - toda la sangre de Bella estaba en esos momentos en sus mejillas.

- ¡Por Dios hija! - Exclamó Esme - Claro que no nos importa. Te acabo de decir que estas en tu casa. No te sientas acobardada.

- No tienes que venir exclusivamente el viernes. - Añadió Carlisle - Ven cuando quieras. Aquí tienes tu casa… y tu zona. Como si quieres venir a pasar una noche… o las que sean, sin que te toque.

- Vaya… gracias. Sois muy amables. - soltó Bella con una dulce y sobrecogida vocecilla.

- Mola que estés en casa. - Agregó Emmet, alzándole las cejas a Bella. Incluso Jasper asintió a las palabras de su hermano.

Bella les dedicó una cariñosa y hermosa sonrisa, derritiendo a ambos vampiros.

·

Todo estaba como ella lo había dejado, con la diferencia que estaba pulcramente limpio.

Los papeles estaban donde ella los había colocado, en la mesa del ordenador. La cual ahora estaba más llena, ya que había un portatil de ultimísima generación con un posit donde rezaba:

"Para Bella, un regalo de bienvenida.

Familia Cullen"

"¡Joder…. Guauuu! Menudo regalazo. Todavía no se me habían quitado los coloretes, y ya me siento arder las mejillas otra vez."

El tono del pensamiento de Bella era divertido, pero cargado de gran cariño.

En cuanto Bella cruzó la puerta de su zona, para salir al rellano, Edward salió también, "haciendo coincidir" el encuentro.

- Hola Isabella. - La saludó de forma agradable.

- Hola Sr. Cullen. - Bella respiró profundo, y no pudo evitar lanzarle una mirada de arriba a abajo.

"Parece que hoy está de bastante buen humor… ¡Ufff! (resopló) lo que está es cada día más bueno. ¡La virgen santísima que polvazo tienes bombón!"

Bella apretó los labios, intentando que sus pensamientos calenturiosos, no fuesen a convertirse en palabras.

Edward fingió una tos ante semejante pensamiento. Pero su ego varonil, se vio alzado como la espuma.

"'Malditas hormonas… ¡Qué hormonas ni que nada! Está bueno y punto. Lo peor es que es más que consciente de su atractivo… de su carisma, y aunque sea un ogro, en el fondo sabe usarlo. Seguro que a poco que se lo propusiera, conseguiría que cualquier mujer se bajara las bragas sin pestañear… Y yo, me incluyo. Qué peligroso es, Sr. Cullen… Edward (ronroneó con un tono erótico)".

Edward, intentaba mantener una posición normal mientras escuchaba, pero en los escasos segundos que duró el pensamiento, su pene comenzó a apretar entre sus pantalones, haciéndolo sentir incómodo.

Incómodo ante el riesgo de que Bella bajara la vista y se percatara del sobresaliente bulto que marcaba su bragueta.

- Umm… - Edward se pasó la lengua por los labios, haciendo a Bella fijar su mirada en ese gesto y respirar profundo - Parece que Elish se lo ha pasado estupendamente contigo. - Él sabía perfectamente eso, pero debía sacar algún tema de conversación.

- Si.. - Bella volvió a respirar y morderse los labios uno con otro. Gesto que no pasó desapercibido para Edward. - Puede bajar cuando quiera, bueno… es la casa de su abuelo - Sonrió y Edward le imitó el gesto.

Ambos se quedaron callados, mirándose a hurtadillas.

- Me ha comentado Alice - Volvió a sacar tema Edward - que ya te han propuesto que subas el próximo fin de semana a la reserva.

- Si. - Asintió. - Su hermana me ha puesto al día.

- Subirás con nosotros - Sentenció Edward con voz de mando. Bella arrugó los labios ante semejante tono. - Quiero decir… - tragó saliva - como coincide de sábado, subimos todos juntos, ¿si le parece? - Ese tono ya le gustó más a la chica, que descontracturo sus labios y el gesto "hostil" de su rostro.

- Por supuesto, Sr. Cullen.

Otros segundos de tenso silencio.

- Lo pasará bien. - Afirmó Edward. Bella asintió.

- Por cierto... Gracias por el portátil. Ha sido todo un regalazo... Aunque no había necesidad. - Bella se sentía ruborizada, sobre todo ante la mirada "ligeramente sonriente" de Edward.

- Gracias, pero no ha sido nada. Un detalle. Así no tienes que estar cargando con el tuyo. Mi hermana Rose, te ayudará a configurarlo a tu gusto. - Asintió sin perder esa leve sonrisa agradable.

- Ok... Bueno... Creo que voy a ir bajando, si no quiere nada más. Vamos a ir a comprar y Jake nos está esperando. - Bella no sabía como salirse de ese momento incómodo.

Edward asintió, disculpando así a Bella; la cual hecho casi a correr escaleras abajo. Él bajo por la otra puerta a su velocidad, para estar en la calle para darle el coche a Bella.

Acto que lo hacía estar ansioso a niveles estratosféricos.

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BUENO... ¿VEIS CÓMO SI QUE PASARON VARIAS COSAS?

ESPERO VUESTRAS OPINIONES.

¡BESOS MILES!