¡HOLA MIS BELLAS!
Lo primero... ¡Mil Gracias! por seguir ahí, esperando cada actu.
Es poco por mi parte este simple gracias, pero os lo mando desde lo más profundo de mi corazón.
Este capi me ha quedado bastante más largo de lo habitual, pero creo suponer que no os importe, ¡jejeje!
ESPERO ANSIOSA VUESTROS REVIEWS.
Gracias , gracias y cientos de miles de gracias por mantener el interés por mi fic.
CAPÍTULO 12
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Bella bajó las escaleras un tanto contrariada; era raro que el Sr. Don Ogro estuviese tan amable. Casi le daban escalofríos.
Era extraño los sentimientos que le provocaba. Por un lado, estaba entusiasmada de estar con él, y poder "comérselo", pero por otro… le daba angustia; sobre todo si estaban solos.
Al llegar al hall, no había nadie, pero la gran puerta de entrada estaba abierta y se oían voces llegar desde la calle.
- Bella… Ven, estamos fuera. - La llamó Elish.
La niña se mordió el labio de puros nervios, sujetando la mano de su padre, el cual la miró con dulzura.
Si el entregar ese coche a la chica, le regalaba tal felicidad a su niña, entonces estaba bien regalado. Y por otro lado, seguro que Bella lo iba a agradecer mucho más que su originaria "propietaria".
- Ah, estáis aquí todos… - Bella solo llegó a bajar dos peldaños de la escalinata, ya que se quedó paralizada al ver a toda la familia allí plantada en fila. - ¿Ocurre algo? - Preguntó con timidez; los ojos abiertos y las pulsaciones alzadas.
Aun no se acostumbraba al efecto abrumador que le producía el verlos a todos juntos. Eran… deslumbrantes.
- No… - Carlisle tomó la palabra, pero fue interrumpido por una impulsiva Elish.
- No Bella, pero queríamos darte una cosa… - La sonrisa de Elish era contagiosa, ya que aunque Bella se sentía algo agobiada por la estampa de toda la familia allí expuesta, el ver el hermoso rostro de Elish la hizo también sonreír.
Edward y Elish, que seguían tomados de la mano, estaban un paso por delante del resto, los cuales no hacían otra cosa que esconder el monovolumen.
Aunque se veía por encima de sus cabezas, Bella no se percató. Bastante tenía con asimilar semejante estampa.
"No sé que sorpresa será, pero el verlos así… todos juntos, impresiona sobre manera. He visto gente guapísima, pero la belleza de esta gente es… no sé… sobre humana."
Edward se tensó ante el pensamiento, pero la manita de Elish meneándose emocionada, no lo dejaron darle más vueltas.
- ¡Venga! Démosle el regalo a Bella - Exclamó impaciente.
Toda la familia, incluido Jake, fueron moviéndose, dejando a la vista el hermoso monovolumen gris oscuro.
Bella observó el auto y frunció el ceño.
- Es para ti. - A Elish le salían luces de los ojos, observando como Bella se había quedado petrificada.
"¿Pero…? ¿Un coche? Esto… Ha debido costar un dineral. No puedo aceptarlo… Es… excesivo. Pero, Elish… reluce como un lucero. Si digo que no, se llevara un chasco tremendo. Pero… Esto, es… demasiado"
- No le des vueltas, Bella. Siento a tu cerebro funcionar a mil revoluciones desde aquí - Le bromeó Emmet.
- Bella… - tomó la palabra Carlisle ante la continua petrificación de la chica. - No te sientas mal por aceptarlo. - Sus palabras consiguieron que Bella abriera aun más los ojos.
- Isabella - Tomó la palabra Edward. Ante su voz, Bella giró la cabeza en su dirección. - Este coche es mío, no lo hemos comprado ahora - la miró con intención - Se que tu necesitas un vehículo y este estaba acumulando polvo bajo una lona en el garaje.
- Señor Cullen… - resopló con el poco aire que tenía en sus pulmones.
- Como se que te gustan los tratos… - la miró alzándole una ceja y Bella respiró profundo - Lo usarás mientras estés aquí. Cuando te vayas, me lo devuelves. - Bella se mordió un labio, no muy conforme. - O si te gusta mucho, podemos llegar, llegado el momento, a un acuerdo económico y me lo compras. - Bella arrugó los labios y movió los ojos, pensando.
En ese movimiento ocular, vio a Elish repleta de dicha y al resto de la familia con rostros expectantes pero llenos de esperanza.
Entonces recordó las palabras de Charlie y de Jake, avisándola de que los Cullen eran exageradamente generosos, y que cuando hacían regalos de esa envergadura era porque uno se había ganado su afecto.
- ¡Vale! Acepto el trato. - Soltó tras unos segundos de reflexión.
Elish comenzó a dar saltos riendo y el resto de la familia respiró tranquila.
La niña tiró de su padre para acercarlo a Bella, cuando estuvieron a tres pasos, ella se soltó y se lanzó a los brazos de su tutora, la cual los abrió para recibirla.
Una vez acabado el abrazo, Bella se incorporó y se plantó frente a Edward.
- Parece que tenemos otro trato, Sr. Cullen. - le habló seria, pero no borde. Incluso una muy tímida sonrisa asomaba en las comisuras de sus labios.
- Eso parece Srta. Isabella.
Edward quería evitar tocar otra vez la apetecible piel de Bella, y está vez tuvo una gran excusa: En vez de ofrecerle la mano, para cerrar el trato, le entregó la llave del monovolumen, en la cual colgaba un letra plateada:
"B"
- ¡Vaya…! ¿Ya dabais por hecho que iba a aceptar? - preguntó divertida.
- Podemos llegar a ser muy persuasivos. - Contestó automático Edward.
- Algo me hace no dudarlo. - Él le dedicó un alzamiento de cejas, que hizo que el corazón de Bella repiqueteara.
En esas simples, pero intensas dos frases, ambos mantuvieron la comunicación visual, no apartando ninguno la mirada del otro. Mirada retadora, a la par que sensual.
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- ¿Por qué no lo estrenas bajando al super? - sugirió Jake. - Elish y yo te acompañaremos.
- Antes de eso, - tomó la palabra Jasper - Edward, ¿por qué no le explicas un poco como va el coche? - El empático le lanzó una profunda mirada a su hermano, al cual se le atoró la respiración en los pulmones ante el hecho de tener que estar a solas con Bella en un habitáculo tan pequeño como un coche.
"Edward, Bella está nerviosa. Se siente un tanto insegura de conducir el coche. Sobre todo teniendo que llevar a Elish. No te agobies, solo serán unos minutos. Pero se sentirá más segura"
- Primero, va a venir a dar una vuelta de reconocimiento conmigo - La voz de Edward sonó rotunda y sin lugar a réplica.
No estaba para nada conforme con pasar ese rato a solas con la chica, pero captó la inquietud en la voz mental de Jasper y no quería arriesgarse a que sufrieran un accidente.
Bella se convirtió en una estatua de piedra.
"Un paseo… a solas… ¿Con él? No debí dejarme ver tan insegura. Por muy moderno que sea, no deja de ser un coche… ¡maldita sea!
Los pensamientos de Bella, (los que podía escuchar) no siempre dejaban claro el tono del mismo. Pero ese, por algún motivo, había quedado transparente para el don de Edward:
Ella no se sentía asustada. Ella se sentía avergonzada.
No por "la clase de conducción", si no por estar a "solas" con él. Sin quererlo, en ese simple pensamiento, Edward había descubierto que ella, realmente, se sentía atraída por él.
Atraída del modo que una mujer puede ver, de manera sexual, a un hombre.
Ese descubrimiento lo hizo sentirse de varias formas diferentes:
Fascinado. Inquieto. Vanidoso… y aterrorizado. Pero este último pensamiento, lo desechó, ya que su ego masculino se vio alzado.
Jasper le lanzó una mirada penetrante, con esa sonrisita entre pícara y superior cuando captaba un estado de ánimo como ese.
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- Yo comenzaré y luego nos cambiamos. - Edward se acercó a ella, y Bella contuvo el aire en sus pulmones, asintiendo con la cabeza.
El vampiro tomó la llave de sus manos, rozando su piel. Fue un gesto casual, pero la tocó más que intencionadamente.
Jasper arrugó el ceño, ya que estaba atento al extremo sobre la persona de su hermano.
¿Estaba Edward seduciendo a Bella?
Su forma de tocarle la mano, había sido más que a propósito; ellos eran unos expertos en evitar el contacto con los humanos, pero él… había rozado la mano de la chica… Casi había sido una caricia.
El empático movió la cabeza y se dio de frente con la mirada penetrante de su esposa; la cual tenía una ceja alzada y una sonrisita pícara.
Alice también se había percatado del "gesto" de Edward.
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Edward se subió en el asiento del conductor; no le abrió la puerta a Bella, porque ella se le había adelantado. A parte de que ese simple gesto era excesivamente galán, y él no quería que ella se encaprichara con él.
Con hacerla ruborizar, y que su cuerpo reaccionara, le bastaba. Le hacía gracia, lo hacía sentirse alzado, como ella actuaba ante ese inocente juego de seducción.
Pero… ¿Realmente era un "juego inocente"?
- Isabella - la llamó Edward al notar como las constantes de la chica subían, y esa vez no solo era por su momento a solas. Ella estaba nerviosa; para sus sentidos desarrollados, era más que obvio. - No quiero que estés preocupada. - Bella se mordió el labio, mostrando exactamente eso. Edward disimuló la sonrisa automática que escapó de sus labios. - Es un coche. - Bella suspiró exageradamente, cortándolo de forma inconsciente.
Ese nerviosismo, esa forma de "preservación" tan humana… Casi, el gesto más humano y natural que había visto de ella, de alguna forma incomprensible, lo ablandó.
- En serio… lo que menos me preocupa es que lo rayes, lo golpees… me da igual. Lo que no quiero es que te pase nada.
Edward calló ipsofacto, notando como los ojos se le abrían desmesuradamente.
"¿Yo he dicho eso? En serio, ¿me preocupa lo que le pase?"
Bella estaba tan nerviosa, que no estaba centrada en las palabras de Edward y su gesto fue imperceptible para sus ojos humanos.
El vampiro respiró con un alivió rozando lo divino ante eso.
- Solo has de tomarle el punto. Cada coche tiene su truco, pero todos se conducen igual. Este, aunque lo puedas ver muy grande, se lleva muy bien; muy fácil. Estoy seguro que te gustará conducirlo. - Edward le dedicó una sonrisa dulce. Una sonrisa cautivadora… Una sonrisa "convence humanos".
Y pudo comprobar, que tras tanto tiempo alejado de la "vida pública", sus "encantos" seguían intactos, ya que Bella se quedó atontada ante esa sonrisa.
El coche, tenía todas las comodidades y modernidades que se pudiera uno imaginar. Ya solo la llave era "distinguida" ya que era una tarjeta, no una llave en si.
Bella se sacudió la cabeza, tras darse cuenta de que llevaban un rato (no podría especificar cuánto) en silencio, y se centró.
- Bufff - Resopló. Se puso erguida y tras morderse el labio, miró a Edward con seguridad, aunque con el habitual punto de timidez. - Vamos allá.
Edward no pudo ocultar la sonrisa "de lado" que le ocasionó la forma en que Bella intentaba encontrar agallas.
Y por supuesto, la inmediata reacción de Bella ante esa sonrisa: Idiotizada, sería el término correcto.
Pulsaciones disparadas, sonrojo en las mejillas y pupilas ligeramente dilatadas.
"¡La virgen santísima! ¡¿Y esa sonrisa?! Si vuelve a sonreír así, creo que me dará un infarto. Con lo gilipollas y desagradable que es, ¿Cómo puede sonreír así?"
Edward se quedó también un tanto pasmado. No contaba con que le saliera "su" sonrisa ladeada; la auténtica. Hacía casi tres años que ese gesto había desaparecido de su rostro.
Y el pensamiento de Bella lo dejó trastornado.
- Empecemos. - Soltó con el tono un tanto endurecido.
"¡Oh! Ya está de vuelta Don Ogro. Casi lo prefiero así. Cuando sonríe y parece agradable, me descoloca y no se actuar… Me deja… paralizada"
Edward arrancó y salió despacio del aparcamiento, dándole instrucciones a Bella, la cual iba atenta a las indicaciones, pasando de seguir pensando más sobre "él".
Fueron hasta el WalMart, y Edward estacionó allí.
"¡Uy! Ahora me tocará conducir a mí, seguro. Si se me cala el coche, tendré que aguantar la humillación por el resto de mi vida, y me joderá en lo más profundo de mi orgullo. Que no se me cale, que no se me cale…"
- Te toca - Soltó con un punto divertido ante el pensamiento de Bella; obviando por completo que la había vuelto a tutear. Pero esa vez, no pasó tan desapercibida para Bella.
"Me ha vuelto a tutear… No sé qué prefiero. Bueno… yo voy a seguir tratándolo como siempre. Es mejor que marquemos distancias."
Cambiaron los asientos, y tras adecuar los espejos a su altura, y resoplar un par de veces, Bella arrancó el coche.
Solo con el fino ronroneo del monovolumen, Bella sintió un escalofrío de pura satisfacción.
Salió despacio, tanteando la potencia del auto. Pero en tan solo un par de minutos, ella y "su nuevo coche", encontraron su punto.
- ¡Guau! Es genial - Exclamó Bella emocionada. - Menuda pasada de coche. - Dijo en voz alta, enajenada por la emoción. Edward sonrió socarrón.
Estaba claro que a Bella le gustaría el coche. Era un modelo carísimo; realizado por encargo, con todos los extras y seguridades habidas.
En todo EEUU, solo había tres modelos como ese. Con eso, estaba todo dicho.
Un coche a la altura de los Cullen.
- Puedes acelerar un poco más. Prueba su potencia - Le sugirió Edward.
"Si le gusta la velocidad…. ¿Cómo podría seguir odiándola?"
Según él pensó eso, Bella aceleró de forma elegante pero segura. Se pasó la salida a la casa, y siguió por la carretera, donde unos metros más adelante, la carretera tenía una recta larga.
En cuanto giró en la última curva, aceleró más notando como el turbo del coche se activaba junto a su adrenalina; el rostro de la chica estaba cargado de emoción y felicidad.
Las revoluciones subieron y metió la quinta marcha. El coche respondió perfectamente.
- ¡Dios, es una pasada! - Soltó emocionada.
Edward la miraba de reojo sintiéndose perdido.
La quisquillosa, contestona y engreída Srta. Isabella, era su versión en femenino.
Era la primera vez que la veía tan ella; tan desinhibida y natural y… ¡Por todos los demonios! Le encantaba.
Como una experta, Bella redujo suavemente preparándose para tomar la primera curva, justo cuando Edward alzaba la mano listo para intervenir.
- Tranquilo, Edward… No quiero asustarte en nuestro primer paseo. - Sonrió prepotente, pero divertida.
Edward la miró. Directamente. Quedándose atontado. Que lo hubiera llamado Edward, con esa naturalidad, le había producido cosquillas en el estómago, y más, hablándole con esa confianza.
Pero no podía dejarse llevar. Ahora tenía una hija, la cual estaba enamorada fraternalmente de esa chica; no podía dar un paso en falso. Debía atenerse a su plan original de mantenerse alejado.
Bella tomó un cambio de sentido y haciendo rugir el coche, volvió a tomar velocidad.
El desvío a la casa estaba próximo y seguramente Bella se despistara, ya que estaba algo oculto.
- El desvío…
- Lo se… - Edward la miró sorprendido. - Tengo muy buen sentido de orientación - y como si tal cosa, Bella le guiñó un ojo.
Edward abrió los ojos, pasmado. Cada cosa que descubría de esa chica, más le gustaba. Era su propio demonio, reencarnado en mujer.
Con gran suavidad, tomó el desvío a la Gran Casa, y con la misma suavidad, fue reduciendo hasta pararse delante de la audiencia que seguía allí plantada, esperándolos.
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- Te veo pletórica - Jasper no solo la veía con sus poderosos ojos, si no que había sentido su dicha antes incluso de haber detenido el vehículo. Bella sonrió ampliamente, sacando a todos unas dulces sonrisas .
"Papá a debido ser agradable, para venir Bella tan tranquila y tan feliz. Puedo sentir su entusiasmo desde aquí."
- ¿Qué tal el paseo? - Le preguntó Jake. - ¿Te ha gustado el coche?
- ¡OH, si! - Exclamó alzando la voz. - Es una pasada. ¡Me encanta!
- Entonces… ¿ya no tienes miedo de bajar al super? - Preguntó pícara Elish. Bella negó.
- Creo que podría conducirlo hasta el fin del mundo.
- Me alegro mucho que te guste tanto. - Tomó la palabra Carlisle. - A Edward también le encantó cuando lo compró.
Bella se giró hacía Edward, y ambos compartieron una brevísima y tímida sonrisa de aprobación.
- Con esto, queda más que claro que Amelia y tu, lo único que tenéis en común es el apellido - Soltó Emmet. Todos se quedaron callados y lanzaron sus ojos hacía Bella, la cual entendió perfectamente las palabras encubiertas de Emmet.
"Este coche… ¿Era de Amelia?"
Pensó Bella con ansiedad.
- Bella, no te agobies - Elish se acercó a ella y le tomó la mano. - Ella nunca llegó a usarlo. Tu has sido quien lo ha estrenado. Y… es tuyo. - Recalcó con intención.
- Amelia lo veía muy grande y aparatoso. - Comentó Rose. Bella abrió los ojos alucinada.
¿Aparatoso? Pero si se conduce solo. Bueno, Amelia era tan especialita…"
- La gente con el mal de Asperger son muy suyos. Y el coche le parecía un monstruo - Añadió Emmet, despreocupado, ante el asentimiento del resto.
"¿Quéeee? ¿Mal de Asperger? ¿Amelia era autista? Eso explica muchas cosas. ¡Joder!"
- ¿No lo sabías? - Preguntó Carlisle con cuidado, ya que la cara de Bella era de pasmo total.
- Si, claro - respondió apurada. Demasiado rápido y aleteando las pestañas como una mariposa. Carlisle le lanzó una sonrisita y le alzó una ceja.
- No. No lo sabías. - Bella se mordió el labio y puso cara de circunstancia, mientras negaba.
- Eso explica muchas cosas, ¿verdad? - La mirada de Edward era profunda e intensa. Intimidante, pero no agresiva como solía ser.
Bella lo miró con ojos suspicaces. Ya no solo era el hecho de que efectivamente explicara todas las actitudes "extrañas" de su "prima", sino el que Edward había dicho exactamente la misma frase que ella había pensado.
Pero otro detalle más importante que esos dos, era el que él, se hubiese casado con Amelia.
"No me entra en la cabeza, como alguien como él… distinguido, estudiado, rico y además, el hombre más atractivo que jamás haya visto, se casara con Amelia. ¿No sabía que estaba enferma? O es que… ¿No le importaba? ¡Mierda! Ahora me siento mal por siempre haber pensado cosas feas sobre ella"
- Parece ser que nadie sabía que padecía Asperger. - Comentó Rosalie. - Yo estudié psicología e hice varios masters, y al poco de conocerla ya noté ciertos comportamientos que me coincidían. - Explicó.
- Es extraño que Charlie no te lo comentara - Meditó Jasper. Bella se encogió de hombros sin saber muy bien qué decir.
Bastante tenía con sus propios pensamientos, los cuales la perturbaban sobre manera.
El sentimiento de culpa la agobiaba, pero el misterio sobre cómo Edward se pudo llegar a casar con Amelia… eso estaba a otro nivel.
"Sexo. Si; tuvo que ser eso… Amelia debía ser una leona en la cama, y Edward tiene que ser puro fuego. No hay otra explicación"
Ante el pensamiento, Edward sonrió divertido a la par que su cara acompañaba el gesto con un rictus cómico.
"¿Sexo? Dos veces… en más de un siglo de vida, lo he hecho dos veces. Y encima de ser los polvos más penosos de la historia, la dejé embarazada… Si tu supieras, Bella… Pero no serás capaz a dar con la respuesta y eso te mortificara " Pensó Edward moviendo la boca en un mohín.
"¿Qué es lo que tu cabecita está rulando?" Le preguntó Alice, alzándole una ceja con discreción. Edward se hizo el desentendido ante la pregunta.
- Bueno, Charlie no me lo diría porque no creyó oportuno sacarlo a colación. - Respondió Bella tras unos segundos.
- Si, Charlie es conocido por ser un hombre de pocas palabras y muy sensato a la hora de hablar. - Añadió Carlisle. En esa simple frase dejó más que claro el sincero y fiel cariño que le procesaba al Jefe.
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Bella giró la cara, sin mirar realmente a ningún lado, y se dio de lleno con la mirada intensa y fija, rozando lo petulante, de Edward.
Y sin saber por qué o cómo, se sintió desnuda. La sensación de que él estaba dentro de su cabeza, incluso de su alma, la invadió llenándola de ansiedad.
- ¿Qué tal si bajamos al super? Se está haciendo tarde. - Sugirió acelerada. Aunque ya le había quitado la mirada a Edward, seguía sintiéndose invadida.
- ¡Si! Estrenemos el coche nuevo de Bella. - Gritó animada Elish. Bella frunció la boca ante la forma de denominar el coche.
"Es el coche de Amelia"
Fue lo único que Edward pudo escuchar, pero le quedó más que claro el tono molesto, muy molesto, de Bella.
- Si, que la Sta. Isabella os enseñe lo bien que maneja su coche nuevo. - Edward miró fijamente a Bella, la cual solo le aguantó la mirada un segundo, pero dejó más que claro que el coche era de ella; por lo menos mientras durara su trato.
Jake, Elish y como conductora Bella, se metieron en el monovolumen. Se lanzaron una mirada traviesa entre ellos, con complicidad, y Bella arrancó.
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Edward fue testigo de esa mirada entre ellos. Complicidad, conexión… confianza.
Bella en ningún momento, incluso estando despistada, lo había mirado así a él; y algo le decía que nunca lo miraría así.
Pero él no le daba pie a ello; tampoco quería que avanzaran en su tirante relación.
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El paseo hasta el super fue divertido, ya que Jake no dejó de picar a Bella y está reía a carcajadas, al igual que Elish.
Hicieron la compra de Bella, y con un más que gentil Jake que metió las bolsas en el maletero, volvieron a la Gran Casa Cullen.
Todos ya estaban a sus cosas repartidos por la casa, cuando regresaron, por lo que Bella no se bajó ni del monovolumen. Aunque se quedó un tanto cortada, ya que era el momento en que ella se llevara el coche "como suyo".
- ¿Por qué no te quedas a comer? - La vocecilla de Elish resonó como un trueno, haciendo la pregunta que Bella estaba esperando.
- Cariño, tengo que ordenar la compra y quiero aprovechar a hacer un poco de limpieza. Mañana tengo clase y ya vengo contigo. - Le explicó con voz suave. - Otro día, ¿ok?. - Elish puso cara de desilusión, pero asintió.
- Si, y Bella nos preparará sus famosas albóndigas. - Añadió Jake risueño, ganándose las risas de las chicas.
Jake y Elish se bajaron y subieron el primer escalón, esperando para despedir a Bella. El resto de los Cullen, aunque estaban dentro de casa, tenían todos sus sentidos en el regreso de los chicos.
Edward estaba en su dormitorio, el cual tenía dos ventanales; uno daba hacía el jardín y el otro a la entrada principal, observando la escena.
Suspiró aliviado porque Bella declinara la invitación a comer, aunque estaba seguro de que ella lo haría.
Las reacciones de su cuerpo no habían pasado desapercibidas para si misma, y conociéndola, le daría vueltas tanto a si él se había percatado de esas reacciones hacía él, y el descubrimiento sobre lo de Amelia.
"Se que te comerá la incertidumbre sobre porque me case con ella… Estoy seguro, que con tu inteligencia y suspicacia, darás pronto que fue por el embarazo de Elish. Que bien hice en comentar esto con Charlie para que este preparado"
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Tal como había imaginado Edward, Bella estuvo el resto de la tarde ensimismada en lo acontecido con los Cullen… Más concretamente con Edward.
Las miradas, podría decirse que cómplices entre ellos. La forma natural e inconsciente de tutearse mutuamente. Las reacciones "traicioneras" de su cuerpo ante la "nueva" actitud del Sr. Ogro…
"¿Se daría él cuenta de eso? ¿De como lo miraba, de mi pulso disparado o incluso mi dificultad al respirar?" Espero que no. Porque lo que menos necesito ahora, es un rollo amoroso.
Bastante he tenido con Michael durante una larga temporada… ¿Qué será de él? ¿Me estará buscando o se habrá dado por vencido a la primera de cambio?
Bueno, él no tiene muchas luces, así que no creo que sepa ni por donde empezar una "investigación".
Al acordarse de Michael, la parte inconsciente de su cerebro la hizo pensar, casi sin ser consciente, en su bebé. Solo un par de segundos, porque eso fue lo que necesitó para llegar a la clave de porque Edward se casaría con Amelia:
Elish.
Las fechas de boda y nacimiento no encajaban.
Ella, Amelia, se casó embarazada. Y Edward se hizo cargo como buen caballero educado que estaba segura que era.
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- ¡Bella! - Gritó Charlie a su espalda.
- ¡AHHHH! - Chilló de puro pánico, dando un salto.
- Perdona que te asustara, pero era la tercera vez que te llamaba y no contestabas. Casi parecía que te hubiese dado algo. - Bella meneó la cabeza mientras rodaba los ojos.
- Estaba… especulando. - Sus cejas se alzaron conspiradoras, mientras Charlie parpadeaba divertido, a la par que curioso. - No te voy a echar en cara cierta información que me han dado hoy los Cullen sobre Amelia - Lo miró, ahora si, seria. - ¿Por qué no me has dicho que padecía de Asperger?
- Bueno… la verdad es que no sabía cómo hacerlo. Decírtelo, me refiero - se pasó la mano por el pelo, nervioso; incómodo.
Bella sujetó su antebrazo, pasando los dedos sobre él como una caricia.
- No tenías obligación, por supuesto, pero… siendo la tutora de su hija, creo que debía saberlo.
- Si. Tienes razón. La verdad es que estaba esperando a que ellos te lo dijeran. Sabía que no tardarían en sacarlo a colación. - Se mordió el labio con culpabilidad. - Ya sabes que no soy dado a grandes conversaciones profundas.
Charlie lo que no quería era entrar en ese tema, porque una vez Bella supiera eso, habría más preguntas, y algunas, eran muy complicadas de responder para él.
Sobre todo el que no dijera nada cuando Edward le confesó que pretendía casarse con ella. Podía haberlo hecho recapacitar; hacerlo ver el enorme error que iba a cometer. Pero esa, era la manera de él, deshacerse de la carga que suponía su sobrina.
Desde que apareció en su puerta, supo de inmediato que Amelia se quedaría con él de por vida; que no sería capaz a deshacerse de ella. Y él, no la quería… le tenía un simple aprecio.
Si ella fuese "normal", no estaría muy contento con tenerla con él, pero sería de otro modo. Ella hubiera encontrado un trabajo, amigas, un novio… Haría una vida normal, y al final, acabaría yéndose.
Que mal, terriblemente mal, se sentía consigo mismo por pensar de esa forma.
- Charlie no se que te atormenta respecto a Amelia - lo miró fija y profundamente, mientras el Jefe se mordía el labio inferior - Pero fuiste muy gentil al cobijarla en tu casa. Podías haberla tenido unas semanas y luego… echarla - inclinó los hombros - Cuando tras un tiempo ella no hacía nada por su vida.
- Lo sé - suspiró. - Pero dentro de ese carácter tan raro, al convivir con ella, descubrí que era una persona débil. - apretó los ojos con pesar. - Cuando Rosalie le diagnosticó el Asperger, todo encajó de golpe. - Suspiró - Y entonces comprendí que no podía echarla a la calle. Que ella no hacía nada porque fuese una vaga o una cara dura, como pensé al principio… - Rodó los ojos - si no, porque ella no podía. No sabía desenvolverse sola, porque sus padres nunca quisieron llevarla a hacer alguna prueba.
- Puede que supusieran que padecía algún mal, y no querían confirmarlo.
- ¡Por supuesto que fue eso! Y por no diagnosticarla a tiempo, ella no se valía sola para nada. Si recibiera ayuda en su momento, estaría más preparada, porque tenía un grado bajo. - Bella asintió, completamente atenta a la conversación.
Charlie le explicó que aun siendo ya mayor, no una niña, con la ayuda de los Cullen, Amelia consiguió aprender a hacer algunas cosas por si misma, y a ser un poco más comunicativa.
- Y luego llegó Elish… bueno, el embarazo. - Soltó Bella como una bomba. Charlie tomó aire ruidosamente, ya que sentía que se mareaba.
La forma de soltar Bella esa frase, fue fría y dura. Su rostro estaba tenso y su mirada brillaba cargada de un sentimiento idéntico a la ira.
- Si. Exacto. Cuando, vamos a decirlo así… mejoró, unas semanas después, se quedó embarazada de Elish. - Confirmó Charlie. La mirada de Bella relampagueó de rabia. - Pero no pienses que Edward se aprovechó de ella… - Charlie sonrió de lado, mostrando un gesto lleno de picardía - Más bien, él fue la víctima. - Bella seguía con el rostro congelado, pero ante ese aclaración, no pudo evitar alzar una ceja. - Si… ¡jaja! - Rió Charlie - A Amelia le gustó Edward nada más que lo conoció, pero al ser ella tan… rara. Tan callada, como tímida… él a penas se acercaba a ella. Cuando empezó a comunicarse más, moverse con más naturalidad… bueno, esas mejorías, a él empezó a llamarle la atención. Pero ella fue quien lo sedujo a él.
Charlie no mentía, del todo. Pero necesitaba que Bella creyera en la "inocencia" de Edward.
Ya no parecían llevarse demasiado bien, así que si ella, creía que el chico se había aprovechado de Amelia, entonces entre ellos sería la hecatombe.
El Jefe siguió relatando a Bella cómo su prima había sido la que había engatusado a Edward. Aunque tampoco podía hacer mucho hincapié para que no sonara a excusa.
- Bueno - Cortó Bella a Charlie - ya me ha quedado claro que el Sr. Cullen es todo inocencia. - Su tono no pudo ser más ofensivo y sarcástico. - No hace falta que te sigas esforzando por embellecer su inocencia. - Charlie se quedó cortado. - Creo que me voy a ir a arriba, tengo que preparar unas cosas para mañana.
Bella se acerco a su tío, y le dio un cálido beso en la mejilla.
- Buenas noches tío Charlie. No te preocupes… Estoy un poco molesta, pero necesitaba que habláramos sobre esto. - Charlie asintió, compungido.
¿Por qué a Bella le había sentado tan mal lo de Edward y Amelia?
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Tras hacer su rutina de aseo, se acostó dejándose caer en la cama cargada de malestar. Llena de rabia… Inundada de… Celos.
Pero ese, era un sentimiento al que Bella no estaba preparada para reconocer en esos momentos. Sentía tanta rabia que no la dejaba pensar con claridad; y por supuesto, en esos momentos, lo que menos podría pensar ella era en "celos".
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El fin de semana en la casa Cullen fue mucho más ameno que el anterior. Ya tenían un poquito más de confianza y Bella se sentía más cómoda.
Eso llevo a que solo la primera noche tuvo que hacer uso de sus pastillas para dormir, pero la siguiente durmió por si misma de un tirón.
El que el sábado estuvieran ayudando a Esme, más bien embadurnándose, en el jardín ayudó a dormir así de bien.
Tanto ella como Elish, cenaron y se adormilaron en el sofá de Bella mientras veían una película.
Cuando la tutora abrió un ojo y vio que eran pasadas la 1 de la madrugada, dudó en qué hacer con Elish; no la iba a dejar dormir en el sofá y llevarla hasta su cama, en brazos, era demasiado esfuerzo, así que la despertó suavemente.
- Elish…
- Umm…
- Despierta cielo. Nos hemos dormido en el salón. ¿Quieres dormir conmigo en mi cama?
- Si… - Ronroneó la niña con una sonrisa.
Abriendo un ojo y con ayuda de Bella, ambas llegaron al dormitorio de la chica y la ayudó a meterse en la cama.
Bella se acurrucó al lado de su alumna, achuchándola, haciendo una cucharita; Elish se hizo bicho bola y sujetó las manos de Bella con fuerza, no queriéndola dejar ir.
·
·
Edward, aturdido tras su actitud y la de Bella, cuando le dieron el coche, estuvo desaparecido todo el fin de semana.
Toda la familia le dio a Bella la fachada planificada de que se había ido a Seattle a hacer unas gestiones.
Donde realmente se había ido era a una expedición de caza a casi mil kilómetros de distancia.
Necesitaba literal y poéticamente, poner distancia con Bella.
Y Bella, se sintió "extraña" de saber que no estaba en casa; que no coincidiría con él en ningún momento. Añoraba esos encuentros, pero por otro lado, debía reconocer que estaba más tranquila.
·
En la mañana del domingo, Alice subió a hurtadillas al apartamento de Bella, y tras contemplar la tierna escena de ambas durmiendo juntas, abrazadas, les sacó una foto.
Todos habían apoyado a Edward en su huida, sin marear mucho el tema; pero ella estaba segura de que su hermano comenzaba a sentir algo "intenso" por la chica.
Había tenido ciertas visiones, borrosas; pero todo dependía de la determinación de Edward; y él se había puesto terco y había tomado la decisión de alejarse, así que ella, le daría una "ayudita" para que su determinación tambalease. Esa sería la prueba de fuego para saber si él se alejaba solo para evitar la atracción sexual entre ellos, o si es que lo que empezaba a sentir era de índole más romántico.
El domingo se despertaron a la vez. Elish se movió abriendo un ojo y Bella despertó al instante.
- Buenos días. ¿Sabes? Me está gustando mucho eso de dormir acompañada - Confesó Bella sonriente. Elish le dedicó una sonrisa resplandeciente.
- A mi también. Mucho. - La niña se mordió un labio con duda.
- Dime… No tengas vergüenza a decir lo que piensas o quieres - La animó Bella.
- Estaba pensando… ¿Por qué no estrenamos esa super bañera de burbujas de tu baño? Nadie lo ha usado nunca. - Giró la cara mostrando un rostro lleno de súplica e inocencia. Bella se quedó pensativa.
No estaba muy segura de lo decoroso que resultaría que se bañaran juntas, desnudas. ¿A la familia le parecía bien? El Sr. Ogro, ¿aceptaría eso?
- Podemos meternos con bañador, si te incomoda - Sugirió la niña con pudor. - Por mi no hay problema. - Elish la miró fijamente, sin llegar a "idiotizar" a Bella. Sus sentimientos dudosos entraron en ella de inmediato. - A mi padre no le parecerá mal… Sobre todo, sugiriéndolo yo - La miró con una ceja alzada y una sonrisita pilla.
- ¡Venga vale! Echaremos más jabón para taparnos un poco - guiñó un ojo - Lo de los bañadores me parece una estupidez.
Entre las dos prepararon la gigantesca bañera y le incorporaron una bola que se deshacía en el agua, llenándola de espuma y fragancia a rosas y lirios.
- Me daré la vuelta y te metes en el agua. Se que te da un poco de corte. - Comentó muy acertada Elish. - Luego me meto yo.
Así hicieron. Una vez las dos dentro del agua calentita y llena de pompas olorosas, Bella tomó su móvil y lo conecto al hilo musical.
Pusieron música actual y las dos se pasaron gran parte de la mañana allí metidas bailando dentro del agua, cantando y riendo.
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En la planta de abajo.
- ¿Se van a bañar juntas? - preguntó sorprendido Emmet.
- Eso parece - Respondió Carlisle visiblemente feliz con la idea, al igual que Esme; ambos se dedicaron sendas sonrisas de aprovación.
- No se cómo se tomaría eso Edward… - Comentó Rosalie preocupada.
- Pues que no huyera con el rabo entre las piernas… literalmente - Emmet sonrió de forma tenebrosa - Pero mejor que no esté. Porque seguro que se habría negado - Rodó los ojos, molesto. - Y sería una pena; ¿las escucháis reir? - Todos asintieron sonrientes.
- Y no solo las risas… Si pudierais sentirlas… - Comentó Jasper con clara devoción en su voz.
La cara de Emmet comenzó a derrochar picardía a borbotones.
- Eso que se pierde… - Carlisle, que entendió perfectamente a lo que su hijo se refería, meneó la cabeza; pero en las comisuras de sus ojos, un pequeño deje de pillería lo delataba. - Porque Elish está tan entusiasmada que no controlará las imágenes que su cerebro refleja - alzó ambas cejas, divertido.
- Eres incorregible, hijo - El comentario de Esme, no era un regaño, como sería habitual, ya que ella estaba haciendo esfuerzos por no reírse.
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Cuando se acercó la noche del domingo, Bella comenzó a despedirse, ante la cara de tristeza de Elish.
Pero no podía quejarse, ese fin de semana había sido genial con Bella, y ella aunque no le gustaba conducir de noche, se había quedado hasta entrada la oscuridad para pasar más tiempo con la niña.
Carlisle fue el encargado de entregarle el sobre a Bella con su sueldo de las dos semanas.
- Edward me ha dado instrucciones de que te lo de, si él no llegaba a tiempo antes de que te fueras. También me ha dicho que no te permita devolver ni un centavo ni que te admita la más mínima protesta. - Le alzó la ceja - Así que casi vale mas que lo abras en tu casa, ¡jaja! - Rió el guapísimo doctor. Bella pestañeó para serenarse ante tanta belleza, y asintió con los labios apretados en un mohín.
- Está bien. Será lo mejor… - puso los ojos en blanco.
- Está semana te veré por la reserva, un día de estos tengo que subir a las revisiones médicas. - Le comentó Carlisle mientras la acompañaba a la puerta.
- Estupendo. Si quieres, y te coincide, podemos desayunar juntos.
- Por supuesto, eso sería estupendo. - Carlisle se sintió encantado ante el gesto de confianza y aprecio de Bella.
Se montó en su coche nuevo, y aun sintiéndose un poco incómoda, dio al botón del contacto y con un toque del claxon se fue de la propiedad.
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Al llegar a casa, se saludó con Charlie, con el que había una ligera tirantez desde la conversación del jueves.
No estaba enfadada, pero si un poco dolida y Charlie lo sabía, por lo que iba con cuidado con ella. Sabía que era cuestión de unos pocos días más y su sobrina volvería a ser la misma con él. Pero seguía llamándole la atención el por qué de su molestia.
No la obvia con él, por no compartir lo de la enfermedad de Amelia, si no por lo de Edward. Porque no sabía cómo, pero estaba seguro que el meollo del asunto era eso. Era… él.
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Largo, larguísimooooo!
¿Por qué esta Bella tan moleta con Edward?
Serán realmente celos?
Espero vuestras opiniones
BESOS MILESSSSSSSSSSSS
