¡HOLAAAA!

Si, aquí estoy... después de... ¡ufff, no lo quiero ni contar! aquí estoy.

Este capi, aunque me pareció sencillo en su momento, me ha costado horrores acabarlo.

A parte, de que no he tenido tiempo, con el cual contaba.

Decir LO SIENTO, se me queda corto. ¡PERDÓN Y MIL VECES PERDÓN!

Espero de todo corazón, que no hayáis perdido interés por la historia.


CAPÍTULO 16


La convaleciente había recuperado la consciencia en varias ocasiones durante las más de 24 horas que ya habían transcurrido desde el incidente, pero en ninguna había llegado a espabilar lo suficiente como para "despertar".

Bella comenzó a volver en si, aunque con sus sentidos embotados, la cabeza adormilada y con un agotamiento que casi no le permitía ni pestañear, pero esta vez si que había logrado recuperar la consciencia del todo.

Con gran esfuerzo consiguió abrir los ojos. Pero estaba tan grogui aun, que no enfocaba con claridad.

- Bella - la llamó Carlisle con voz suave.

- ¿Carlisle? - Preguntó extrañada, mientras seguía pestañeando con gran trabajo.

- Tranquila… No te esfuerces.

- ¿Qué… qué ha pasado? ¿Dónde estoy? - Estaba en una estancia blanca, por la ventana se veía la luna, y… escuchaba un "pi" constante y unos ruiditos que no identificaba, pero que le resultaban familiares.

- Estás en casa… en mi casa. Está habitación es… una unidad de hospital. - Bella giró con pesadez el cuello y comprobó que los "ruiditos" procedían de máquinas de hospital, a las que estaba conectada.

Iguales a las que estuvo conectada cuando sufrió el accidente. El recuerdo le hizo mostrar un gesto de dolor.

- ¿Te duele algo? - Carlisle se levantó apresurado de la silla donde estaba sentado, y se acercó a su lado.

- No… umm… No sé… siento el cuerpo entumecido. - Gruñó con gesto desconcertado. - Y… agotado, como si me hubiese arrollado una apisonadora.

- Te he administrado muchos sedantes y un tranquilizante muy fuerte. No tardarán en desaparecer los efectos, en cuanto sientas cualquier molestia, házmelo saber. No tienes porque sufrir ningún dolor.

- ¿Qué, pasó? - Insistió Bella dándose plena cuenta de que el doctor había obviado su pregunta implícita. Carlisle, tras comprobar todas las máquinas a las que estaba conectada, volvió a tomar asiento y le explicó a Bella lo ocurrido.

- Ayer… Llevas 25 horas inconsciente - Bella parpadeó sorprendida - Tras acabar la fiesta en la reserva…

Carlisle le cuenta lo sucedido, incluyendo lo que ella reveló. Por supuesto, en su explicación omitió el intentó de mordisco de Edward y la confesión de ella.

Bella abrió los ojos y la boca con horror, sintiéndose avergonzada.

Carlisle esperó pacientemente, hasta que Bella asimiló lo narrado y dejándola pasar su momento de bochorno, durante unos instantes.

- No debes tener vergüenza por nada. - Aseguró mirándolo con comprensión.

- Bueno… no, pero… si. Yo… - sus mejillas adquirieron un ligero tono rosa, cosa que satisfizo a Carlisle, ya que eso significaba que su cuerpo estaba recuperando los niveles normales de sangre. - Yo, no quería a aquel chico, pero… tras una noche con demasiado alcohol, bueno… nadie se acordó de usar protección - Frunció el ceño.

En esos momentos, Bella tenía todo su organismo repleto de ansiolíticos y demás medicamentos, por lo que su cerebro no sentía pudor. Así que habló; habló sin reparos.

Iba hablando despacio, ya que se sentía sin fuerzas… Pero habló. Su alma atormentada vio una grieta de escape gracias a todos esos medicamentos que entumecían su cerebro.

- Unas semanas después, descubrí que estaba embarazada. - Suspiró - Estuve durante días sopesando en abortar, ya que con 23 años recién cumplidos… Pero mis creencias, mi integridad… no me dejaban hacerlo. Pero tenía miedo… - volvió a suspirar - Hasta que me enteré de un dinero que estaba destinado para cuando fuese madre, y eso hizo que mis miedos se fuesen. Decidí tener a mi bebé. Mi honradez me obligó a decírselo al chico… a… Michael - Solo decir su nombre le daba escalofríos - Sabía que él si tenía sentimientos hacía mí, y me parecía abominable ocultarle su paternidad. - Bella paró un segundo, tomando aire y poniendo en claro sus siguientes palabras. - No teníamos nada en común. Nada. Y aunque me había propuesto intentarlo y darle a mi hija un padre y una madre, cada día me estaba costando más. Un día íbamos en el coche, y comenzamos a discutir porque él quería que fuésemos pareja… que viviésemos juntos y yo quería seguir independiente todo el tiempo que me fuese posible y le di a entender que estaba cansada de él, que tal y como íbamos, no llegaríamos juntos ni al nacimiento de la niña. Él se enfureció y empezó a gritar… yo me puse bastante sarcástica, enfureciéndolo más, hasta que perdió el control del coche y caímos por un precipicio, directos a un lago.

Carlisle debía hacer esfuerzos por moverse, imitando que respiraba, ya que estaba tan concentrado y anonadado por la historia que se había petrificado.

Bella, absorta en su propia narración, soltaba palabras sin ser consciente de estar abriéndose de esa forma. El oxígeno introducido en sus fosas nasales, le daba el aire necesario para poder hacerlo sin apenas esfuerzo.

- La niña y yo llegamos vivas al hospital, pero al poco de salir del coche, arrastrándome hasta la orilla, los dolores de parto comenzaron. Cuando estaba sumergida en el agua, recibí un fuerte golpe en el abdomen. La ambulancia no tardó mucho en presentarse, pero para cuando llegamos al hospital, todos los intentos de parar el parto fueron en valde. - Los ojos se le llenaron instantáneamente de lágrimas, las cuales desbordaron empapando sus mejillas. - Yo tenía golpes y algún corte, pero no parecía haber nada grave y la niña, al ser tan pequeña, salió de mi cuerpo en unos pocos empujones, casi parecían espasmos, ya que no los podía evitar. - Siguió narrando, entre cortada por las lágrimas. - Pude sostenerla entre mis brazos hasta… hasta que murió. Resistió 1 minuto 5 segundos.

Sin sentir en esos momentos ningún dolor, Bella se llevó las manos a la cara y lloró.

Todos los barbitúricos que pululaban aun por su organismo la hicieron desinhibirse, ya que de otra manera, no hubiese sido capaz de abrirse de forma tan sincera con Carlisle, y mucho menos dejarse llorar por los recuerdos… Por el anhelo de su bebita.

- ¡Oh, Bella! - Murmulló Carlisle apenado. Se levantó de la silla y abrazó con cuidado a Bella, que se dejó consolar.

- Si él no hubiese perdido los papeles de aquella manera… Es tan inepto, que ni siquiera sabe conducir bien… - Apretó los ojos con odio. - Ahora mi bebé estaría en mi tripa, a salvo; a unas semanas de nacer… Mi pequeña niña…

- Lo siento… Muchísimo.

"Y más siento que no vayas a recordar todo lo que me has contado; pero por lo menos, que tu sistema se quede en paz al haberlo soltado en voz alta."

- Tras eso, - Siguió Bella la historia - comencé a sangrar… la arteria uterina se había rasgado por aquel golpe y el esfuerzo del parto, y estaba desangrándome… Estoy viva por un milagro… - miró hacía Carlisle con agradecimiento - Realmente, por dos milagros.

Hicieron unos segundos de silencio. Hasta que Bella tomó la palabra, otra vez.

- Estuve ingresada varios días, hasta que me dieron el alta. Pero debía tener cuidado. Nada de esfuerzos, de disgustos… Me fui a mi casa, pero… Michael no aceptaba que habíamos terminado y no dejaba de acosarme. Flores, bombones, llamadas… - Suspiró, enfureciéndose - Como no recibía respuesta, la cosa fue a mayores. Se presentaba en mi casa a cualquier hora, y aporreaba la puerta. Incluso un par de veces, se presentó ebrio. - Carlisle inhaló innecesario oxígeno, sintiendo como la ira comenzaba a entrar en él - Mis compañeras de casa, estaban hartas y me pidieron que solucionara el problema o que me fuese a otro sitio, que la situación era insoportable, así que tras varios días así, le di cara. Él no aceptaba que habíamos roto, que por su culpa nuestra hija había muerto y yo no podía ni tan siquiera tenerlo cerca, así que me zarandeó por los brazos. - Carlisle abrió los ojos, sintiendo como podría haber matado a ese chico - No le tenía miedo… bueno, en aquel momento me asustó, claro… pero… ese zarandeo, fuerte, me ocasionó volver dos días al hospital porque mi delicada arteria volvió a sangrar. - Bella cambió el rictus de su cara, y sonrió melosa. - Ese ingreso, ocasionó que llamaran al tío Charlie, por un error administrativo, ya que es mi contacto de emergencia y él, apareció en California y… me trajo con él. Él, me ha ayudado a sanar.

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Abajo, en el salón, seis vampiros, un licántropo y una semi - humana, estaban consternados por la historia que acababan de escuchar.

Rose era la más afectada de todos, por el tema "bebé", siendo reconfortada por un también visiblemente afectado Emmet, al cual le apetecía arrancarle la cabeza a ese tal Michael.

Esme gimoteaba consternada, mientras Alice, también disgustada, le frotaba los hombros con cariño.

Elish lloraba en los brazos de Jake, también acongojado y enfurecido.

Jasper captaba la tristeza y la ira de todos los presentes, uniéndola a la suya propia; en esos momentos agradecía no saber quién era ese chico.

Y luego estaba Edward. Por dentro estaba roto por la historia de Bella, por su sufrimiento… Escucharla llorar así, con esa desesperación, lo hacía estar triste… Pero fiel a su carácter fuerte, el sentimiento que más destacaba era la ira. La ira pura.

Ese Michael había dañado a Bella, en prácticamente todos los aspectos que un hombre puede herir a una mujer.

Se veía a si mismo, sujetando a ese chico por el cuello, alzándolo y ver como se asfixiaba entre sus dedos, lentamente.

Sin poder evitarlo, y movido por una fuerza inexplicable, Edward subió al ático. Necesitaba de forma indescriptible, verla. Ver a Bella.

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- Hola. - Saludó suavemente al entrar.

Carlisle estaba sorprendido por su visita, pero como lo había escuchado subir, le dio tiempo a cambiar su semblante por uno tranquilo.

- Hola Edward. - lo saludó él. - Bella ha despertado y está bastante bien, dentro de lo delicado. - Explicó, siguiendo una fachada humana.

- Me alegro de escuchar eso. - Contestó Edward pareciendo tranquilo y con un rostro amigable.

Como buen vampiro, era el mejor de los actores.

- Nos diste un buen susto. - Comentó desenfadado, entrando en la estancia, pero manteniendo una distancia con la cama Bella.

- Hola… - Saludó ella tímida - Lo siento… y… Gracias. Por lo que recuerdo, se que te diste mucha prisa por llegar aquí. - lo miró entre sus pestañas - Aunque mis recuerdos son borrosos… y realmente, no recuerdo nada en claro, desde que abriste la puerta del coche - se dirigió a Carlisle. - Tengo pequeñas visiones de ver un foco de luz blanca sobre mí… y de… - arrugó el entre cejo - no poder moverme - comentó extrañada.

- Entre la pérdida de sangre y los barbitúricos… Es normal que no recuerdes con claridad. No te agobies por eso, habrá cosas que no llegues a recordar, y es mejor. Fueron unos minutos… peliagudos. - Contestó Carlisle, aligerando la carga de Bella. Era preferible que no recordara el intercambio verbal entre ella y Edward.

Bella frunció los labios, y se estremeció. Alzó la mirada, sin querer enfocarse en nadie, entonces fue consciente de donde se encontraba.

- Dices que estamos en vuestra casa… pero… esto, - movió la mano - es como una unidad UCI de hospital. - En su voz, quedaba clara la pregunta implícita.

- Si. Siempre me ha gustado tener equipo médico al alcance… pero, se mejoró cuando Amelia quedó embarazada. - Bella abrió los ojos, despavorida. - Ella, era… bueno, ya sabes. - Carlisle inclinó los hombros con disculpa - No le gustaban los hospitales, la ponían nerviosa.

- Ella… Ella, ¿murió aquí? - Preguntó con la voz entrecortada y los ojos saliéndose de sus órbitas.

- Si. - Respondió tajante Edward, mirándola fijamente.

No tenía motivos, pero que ella se comparará con Amelia… que se comparará en su muerte, lo enfureció.

¿Qué tenía que ver una cosa con otra?

- Dios mío… - murmuró Bella. - He estado a punto de morir, en su misma cama… - la máquina de constantes a la que estaba conectada, comenzó a pitar fuerte.

- Bella, no debes agobiarte por eso… No te aferres a esa idea. Supón que estás en la habitación de un hospital.

"Edward, por favor… relaja tu semblante hijo. Es normal que haga la similitud"

Edward respiró como un león, pero acató el consejo de su padre. Carlisle no había entendido su enfado, mucho menos lo entendería Bella; él no estaba molesto por la comparanza, muy lógica, de la chica si no por la similitud en si misma.

Que Bella se comparará con Amelia, era algo que le sacaba de quicio.

- Bella… - la llamó suavemente - Es normal que te agobie, pero debes alejar esas ideas de tu mente. No te conviene, en tu delicado estado, alterarte así. - Su voz sonó tajante, y Bella frunció el ceño con molestia.

- ¿Y Elish? - Preguntó de pronto, cortando a Edward. - Quisiera verla… Que compruebe que estoy bien… que estoy viva.

Eso desarmó a Edward, al cual le cambió el rictus enfurruñado de la cara, por uno rozando lo tierno.

- ¿Quieres verla? - Le preguntó él. Bella asintió y Edward sonrió en respuesta. - Iré a buscarla. Estará encantada de saber que has preguntado por ella.

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Elish no pudo evitarlo y se lanzó sobre Bella, aunque su abuelo fue rápido y paró discretamente el golpe que se hubiera llevado la chica.

Edward frunció los labios ante el gesto de su hija, ya que mientras subían la había avisado de lo delicado del estado de Bella.

- Elish… - la reprendió con tono serio. - Compruebo lo mucho que me escuchaste a lo que te dije hace medio minuto.

- Lo siento… - Elish le dedicó a su padre una mirada de disculpa y otra a Bella. - No lo he podido evitar… - la miró con pena. - Ayer… Pensé que… ¡Uf! - los ojos de Elish se llenaron de lágrimas.

- Tranquila mi niña… Estoy aquí… frágil, pero viva - sonrió con calidez.

- Yo nací aquí, y tu has vuelto a la vida… ambas en el mismo sitio - Comentó la niña. - Estamos conectadas. - Ambas se miraron fijamente a los ojos, para acabar sonriendo y asintiendo.

Esa reflexión, hizo que la angustia de Bella se volatilizara.

Elish estuvo con Bella durante unos minutos, hasta que Carlisle desalojó la estancia. Veía como el cansancio hacía mella en la chica, la cual necesitaba, vitalmente, descansar.

Tras ajustarle la medicación, se sentó en la butaca de compañía, lo acercó y con la mayor de las dulzuras, le tomó la mano y comenzó a darle suaves caricias.

- Duerme tranquila, yo velaré tu sueño y tu vida. - Soltó Carlisle solemne. Bella no pudo más que sonreirle agradecida.

- Gracias… Gracias por todo…

Bella cerró suavemente los ojos; la dosis de calmantes recién administrada comenzó a hacer su efecto.

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- Deberíamos localizar a ese tal Michael. - Gruñía Emmet enfurecido. - No sería difícil dar con él y dejarle algunas cosas claras. - Golpeó su puño contra su otra mano.

- Esa idea lleva rondándome la cabeza desde que Bella despertó - Respondió Jasper con voz profunda y tenebrosa. - Así que intenta controlar tu ira… - Se llevó las manos a la cabeza.

- Chicos, por favor… - Suplicó Esme. - No nos dejemos llevar por impulsos; no somos asesinos. - Les reprendió.

- Yo también estoy enfadada… mucho. Pero Esme tiene razón, no debemos dejarnos llevar por los sentimientos. - Apoyó Rosalie. - Bella está a salvo y estable. Mientras esté con nosotros, nada le sucederá. - Sentenció.

Las mujeres asintieron conformes, pero los varones no lo estaban tanto.

Como sincronizados, todos se miraron entre ellos, para luego mirar a Edward, que estaba parado junto al ventanal, dándoles la espalda.

Nadie comentaba nada, pero sus pensamientos gritaban alto:

"Fue una pena que Carlisle lo parará"

"Edward le echó un par de pelotas al ir a morderla"

"Era precipitado, pero me hubiese gustado que Bella fuese una de las nuestras"

De todas las frases que le llegaban, hubo una que hizo que los pelos de la nuca de Edward se pusieran de punta:

"¿Por qué con Bella si, pero a Amelia no? Ambas acciones estaban pensadas. Edward, lo analiza todo; así que si iba a morder a Bella, era porque lo decidió. Pudiera ser que él… Lo siento Edward, no te alteres." Pensó Alice.

- Debemos llamar a Charlie - Soltó dándose la vuelta y omitiendo más que intencionadamente los pensamientos de su familia. - Bella está fuera de peligro y ha recuperado la consciencia por completo, así que debemos avisarlo antes de que se preocupe por no saber de ella.

- Si, tienes toda la razón. - Apoyó Esme.

- Además podemos suavizarle el golpe, ya que Bella ha reaccionado mucho más rápido de lo esperado. - Añadió Carlisle

- Y de ese tal Michael, ¿qué? - recalcó Emmet, impaciente.

- Podríamos localizarlo para tenerlo controlado y cerciorarnos que no se acerque a Bella… pero, si lo hacemos, no podremos dejarlo pasar. - Jasper le lanzó una mirada significativa a su hermano, el cual suspiró mezclado en un gruñido. Edward apretó la mandíbula sonoramente.

- Edward, - lo llamó Carlisle, levantándose y acercándose a su hijo. - Ahora que Bella ha despertado y está relativamente fuera de peligro, he de acercarme al hospital. Tengo varios pacientes graves y no me siento cómodo dejándolos a su suerte.

- Claro papá. Vete tranquilo, yo me quedaré pendiente de ella. Si algo sucediese, te llamo ipsofacto. - Carlisle apretó el hombro de Edward en un claro gesto de cariño y orgullo.

- Realmente esperaba que me contestaras eso - se sonrieron. - Pero diciéndomelo así de rotundo, me voy más tranquilo. No tardaré. Llamaré a Charlie y le informaré de lo sucedido.

Carlisle le relató a la familia lo que iba a decirle a Charlie para no asustarlo, y para que Edward confirmase la historia. Cuando se sintiera más tranquilo, le revelarían la gravedad de lo sucedido.

En cuanto Carlisle se fue, Edward acompañado de Elish, subieron a la habitación de Bella. La niña quería verla antes de acostarse.

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- Está tan tranquila… tan… apacible… "Casi parece una de los nuestros… así de pálida y quieta."

Edward hizo caso omiso al pensamiento de su hija, que bien parecía un reflejo de lo que él mismo pensaba.

Bella… que siempre estaba activa, con su cuerpo en constante movimiento… risueña, sonrosada… Ahora estaba tal como había dicho y pensado Elish, tan quieta… tan pálida.

- Su cuerpo ha sufrido un trauma muy grave. La pérdida de sangre fue desmedida, terrible. Realmente, no se como no…

- ¿Murió? - Susurró la pequeña, acabando la frase de su padre.

- Bueno, si… - Edward hizo un rictus con los labios, frunciéndolos. - Ella es joven y ha resultado ser muy fuerte. Su vitalidad… sus ganas de vivir, - recalcó - la han salvado.

Ambos se quedaron callados contemplando a la chica dormir.

Los suaves zumbidos de las máquinas, aunque pudiesen ser molestos, en esos momentos resultaban reconfortantes, ya que indicaban que Bella seguía estable.

- Papá… no quiero que me mientas… - Elish miró muy seria hacía su padre - Ella está… ¿Bella está fuera de peligro? - La pregunta la hizo en un susurro ahogado por los sentimientos.

- Realmente no. Su vida no corre un peligro inminente, pero durante unos días debemos tenerla muy vigilada, ya que aun puede sufrir un colapso. - le explicó sincero a su hija.

Elish se quedó pensativa, pero vedando su privacidad de la mente inquisitiva de su padre.

- Papá… - su voz sonó cargada de duda. - Si Bella… - inspiró, en un intento de encontrar valor para realizar la pregunta. - ¿Tu…?

Edward se inclinó para quedar a la altura de su hija y la miró serio, pero con un toque dulce.

- Se lo que quieres preguntar. - Suspiró, frunciendo el entre cejo, y dejando entre ver una ligera sonrisa. - No entiendo porqué, pero si. Lo haría. La mordería. - Elish abrió los ojos perpleja de la sinceridad de su padre, a la par que por la respuesta.

- ¿En serio? - Preguntó en un susurro. Edward asintió; su rictus ahora serio y profundo.

- Debo pedirte disculpas por eso. - Elish pestañeó fuera de si.

- ¿Pedirme disculpas? - Según pronunció la pregunta, fue consciente de la respuesta. - Por mi madre - No lo preguntó. Suspiró mostrando un rostro lleno de ternura.

Tomó la cara abochornada de su padre entre sus manitas con gran amor.

- Papá… ya te he dicho que no te recrimino que no la convirtieras. Si es verdad que me gustaría haber tenido una madre, pero… - su carita se tornó sonrojada, extrañando a Edward. - A veces, a escondidas, os he escuchado hablar de ella, y… nunca han sido cosas buenas. Ya se que estaba enferma - se apresuró a decir, antes de que su padre la interrumpiera. - Y que eso modificaba su carácter, pero… aunque quisiera una madre… y siento decirlo así porque me hace parecer la persona más egoísta e interesada del mundo, pero no querría una madre como ella. - Agachó la cabeza, completamente avergonzada.

- Cariño, - Edward le alzó la cara y la miró con comprensión - Te entiendo. Y no es ser egoísta, aunque lo pueda parecer. Tener una madre enferma, debe ser algo muy complicado, y bastante complicada es nuestra existencia.

Ambos rodaron los ojos con hastío y se sonrieron mutuamente; se dieron un cariñoso abrazo y, como sincronizados, miraron para Bella.

"Yo quiero una madre como ella. Parece hecha a mi imagen y semejanza. Encajaría perfectamente en "la familia"".

Edward no supo si el pensamiento fue robado o Elish se lo dedicó, pero lo que le quedó más que claro fue el escalofrío que le recorrió la columna vertebral por la satisfacción inmediata de esa idea.

Pero… todo en esta vida tiene un pero… Ella, Bella, debía seguir siendo humana. Era una mujer inteligente, hermosa y resuelta, con toda una vida por delante. Tenía un futuro prometedor en cuanto se recuperara, tanto física como psicológicamente, de su trauma.

Ella no debía estar involucrada en asuntos de inmortales. Debía vivir una bonita vida humana.

Elish contempló como el rostro de su padre había cambiado. Estaba en ese rictus tan suyo de estar meditando algo; algo serio y por norma, negativo.

Por lo que supo que su conversación había acabado.

- Cuida de Bella, papá. - La súplica quedó patente tanto en la voz como en el rostro de la niña.

- Por supuesto nena. - Sonrió - Ve a dormir tranquila, no le quitaré los ojos de encima… Recuerda que yo no duermo - Edward le guiñó un ojo divertido a su hija, que le sacó una risita.

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Abajo en el salón.

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- Parece que Edward está de bastante buen humor. - Comentó Emmet, ganándose el asentimiento del resto de la familia.

- Me encanta cuando hablan así entre ellos - Esme sonreía amorosa - Hacía tiempo que no lo hacían. Edward lleva una temporada algo iracundo.

- ¿¡Iracundo!? - Exclamó Rosalie de forma sarcástica. - Que forma más sutil de decir que lleva meses que no se le puede mirar a la cara. Cara de perro, permanentemente. - Aclaró alzando una ceja. Esme meneó la cara a modo de reprimenda.

- La culpa estaba matándolo y de golpe, llega Bella ganándose el cariño de todos… y concretamente, el amor de Elish. - Aclaró Jasper. - Entender que esté "iracundo" - re-usó la palabra a propósito, el empático.

- Pero… ¿Por qué a Bella la iba a morder, y a Amelia no? - Preguntó Emmet; no solo curioso, si no sorprendido. Como toda la familia. - Amelia era la madre de su hija, y prefirió dejarla morir de forma humana, que transformarla.

Emmet hizo un silencio, donde todos ponían caras compungidas, pero nadie se atrevía a decir nada.

- Se que va a sonar muy egoísta… cruel, incluso - aclaró con cara de disculpa, - pero nos hizo un favor a todos. - Susurró, para que Elish no fuese a escucharlo.

- Se que puede parecer horrible, ya que ella estaba enferma, pero lo poco que pude estudiarla, sacar algo en claro, ella no tenía un grado de Asperger alto. Simplemente sus padres no le dieron la ayuda y terapia de niña, que necesitaba, de ahí que pareciese tan… inutil. - Detalló Rose. - Pero ella, tenía mucha más capacidad intelectual de la que quería hacernos creer.

- Ella estaba sobradamente al tanto de las "mejoras" que hacemos al transformarnos. - Aclaró Jasper. - Cada vez que Carlisle comentaba algo respecto a ese tema, ella estaba de lo más atenta. Sus vibras emocionales cambiaban.

- Edward no la amaba, y cuando se dio cuenta, se vio envuelto en una boda, una chica enferma ilusionada, a Charlie feliz de poder recuperar su vida y dejar de estar preocupado por ella constantemente y, nuestro hermano puede ser todo lo ogro que quiera, pero ante todo, es un caballero de palabra. - Esclareció Alice. - Así que hizo de tripas corazón y cargó con todo eso, él solo. Si no se hubiera quedado embarazada, Edward tenia pensado irse con ella, solos. - Esme abrió los ojos alarmada - Esme… - la llamó Alice condescendiente - No iba a ser para siempre, solo una temporada, para quitárnosla de encima y que Amelia se calmara respecto a lo de transformarse. Pero, apareció nuestra Elish, y Edward prefirió darle la mejor de las vidas posibles a su hija, sin una madre, que una enferma y que no ejerciera como tal. Sopesó eso, muchas, muchísimas veces, y yo, de entre todas las posibilidades que él me abrió con sus ideas, lo apoyé. Ya lo sabéis. - Aclaró mirando hacía su familia con sobriedad. - Y es algo de lo que no me arrepiento.

- Y Edward, tampoco - Añadió Jasper - Esa es una de las partes que lo atormentan.

- Pero… - tomó la palabra Emmet. - Volviendo a lo de Bella… ¿Por qué a ella si? - Preguntó con insistencia.

- Tal vez él… pudiera ser que sintiera… algo… - Esme no se atrevía a decir la frase completa, de una vez.

- Se siente atraído por ella, y eso, - Jasper suspiró y rodó los ojos. - se añade a su lista de torturas personales.

- Muy propio de nuestro hermano. - Rose meneó su preciosa cabellera, ganándose abucheos del resto.

- Edward es muy sensible. Y lo medita todo… le da miles, cientos de miles de vueltas a todo. A veces, tengo que desconectarme de él, porque me levanta migraña… o lo que supongo que sea lo que se siente. - Alice hizo un divertido puchero con los labios. - Entiendo que se sienta torturado por sentir atracción por otra humana.

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La familia estuvo dialogando durante largo rato, intentando comprender y siendo empáticos con Edward.

El cual no se movió de la silla al lado de la cama de Bella, controlando cual acechador cualquier mínimo sintoma que cambiase en las constantes de la humana.

Por supuesto que había escuchado toda la conversación que se había dado en el salón, sacándole, más de lo que le gustaría admitir, varias sonrisas.

Pero sobretodo, le quedó en claro… como otras tantas veces, lo mucho que lo quería su familia, y los esfuerzos que hacían por intentar entenderle.

¡Claro que se sentía atraído por Bella! ¿Quién no?

Y por supuesto que eso lo hacía atormentarlo… sumándolo a la larga lista de sus "torturas personales".

Aunque a lo mejor, tal como le habían dicho Jasper, Carlisle y Emmet, incluso Jacob, pudiera ser que hubiese llegado la hora de dejar atrás sus tormentos, sus culpas.

Él tenía el don (como decía su padre) de entregar el milagro de la inmortalidad, y en su mano estaba decidir, sabiamente, a quién se lo regalaba. Y sintiéndolo en lo más profundo de su alma (o lo que quedaba de ella) no consideró que Amelia fuese digna de recibirlo.

Estaba enferma, si… pero por eso ¿debía vivir eternamente?

¿Que él se viese atado a ella por el resto de la eternidad?

¿Qué Elish estuviera obligada a cargar con una madre así?

Y, lo que más vueltas le dio… ¿Cuál sería el cambio en ella?

Sus facultades mentales se verían mejoradas, pero no tenían antecedentes de alguien como Amelia. Por más que Carlisle investigó, no encontró ningún dato sobre una transformación así.

¿Y si el cambio era a peor?

A parte de que tenía claro que no se amaban, y que habría problemas entre ellos, esa pregunta, sin respuesta clara, fue lo que hizo que decidiese dejarla morir.

Era cruel, era inhumano, era… terrorífico, pero no se arrepentía de esa decisión. Y mucho menos tras declararle su hija que no lo culpaba y que estaban mejor así; sin ella. Sin su madre enferma.

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Durante las horas que pasó velando a Bella, tuvo tiempo de relax para poder meditar todo esto, y para cuando Carlisle llegó, sintió como su alma, parecía estar algo más ligera.

- ¿Cómo sigue? - Preguntó el patriarca entrando despacio en la estancia.

- Ha estado bien, tranquila. No ha vuelto a despertar. Parece que su sistema va recuperándose despacio, pero ha habido una ligera mejoría.

- Mientras no empeore, es buen síntoma.

La convaleciente recobraba lucidez cada ciertas horas, y cada vez siendo más consciente.

La medicación, el descanso y su propia fortaleza, la hacían ir mejorando. Muy despacio, pero mejorando de todos modos.

Tras cuatro días con esos intervalos, Bella despertó por la mañana, sintiéndose más lúcida y más fuerte.

Carlisle había bajado la intensidad de los tranquilizantes, y eso la hacía estar más espabilada.

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Un capi largo... (que menos, para compensaros) y lleno de descubrimientos.

La humanidad y sensibilidad de los Cullen, salen a relucir. Y los instintos asesinos de los chicos, contra Michael, también.

Ya ha quedado claro lo que ocurrió con Bella, Michael y su bebé.

Y nuestro Edward, con sus meditaciones transcendentales. Sabe que tiene sentimientos por Bella, pero no quiere reconocer que sean tan fuertes; a parte, no los ve por todos sus embrollos mentales.

DE VERDAD ESPERO NO TARDAR TANTÍSIMO EN PUBLICAR DE NUEVO.

OS QUEDO AGRADECIDA

¡BESOS MILES, BELLAS!