¡Hola mis Bellas!

Aquí estoy, si... no es un sueño, ¡jajaja!

He tenido algo de tiempo y, mucha inspiración.

Aquí os traigo el siguiente capi de la recuperación de Bella.

MIL MILLONES DE GRACIAS POR VUESTROS COMENTARIOS.

Y... tener paciencia, las cosas entre Edward y Bella, son complejas. Así que os toca esperar.


CAPÍTULO 17


Tras seis días de duermevela, Bella por fin despertó sin somnolencia. Más fuerte y animada.

Durante esos días, todos los miembros de la familia subieron a visitar y hacer compañía a Bella, la cual agradecía enormemente esos ratos que Carlisle abría la veda a esas visitas, sobre todo los dos últimos donde ella estaba más recuperada y podía seguir conversaciones sin fatigarse tan rápido.

El octavo día, la convaleciente recibió una gran sorpresa: Esme subía pocos minutos tras despertarse, cargando una bandeja de desayuno. Pero uno de verdad:

Un café con leche grande y humeante, un zumo de naranja y una tostada con mermelada.

A partir del quinto día Carlisle comenzó a suministrarle a Bella comida líquida y un par de yogures.

Aunque en ningún momento le quitó el suero, que iba alternando cada ciertas horas.

- ¡Oh, Dios! Eso huele… ¡Umm! Se me hace la boca agua - se relamió, tomando el mando de la cama y levantándola.

- Despacio… - rió Esme - No te vayas a hacer daño. Yo te ayudo.

- Me encuentro genial, y más, oliendo eso que traes en la bandeja - A Bella solo le faltó relamerse.

- Me alegro que tengas hambre - Comentó el doctor entrando en la estancia. - Eso es un indicador de que todo va bien. - Sonrió complacido. - Pero come despacio, ¿de acuerdo? Ya te dije que tu sistema tiene que ir haciéndose a la comida. - Bella asentía con la cabeza como una niña el día de navidad.

- De verdad que nunca se me había antojado tan exquisita una tostada - ambos vampiros rieron ante la ocurrencia.

- Buenos días - Entro cantarina Elish. Portando una bandeja igual a la que había subido su abuela. - Vengo a desayunar contigo.

- ¡Oh, eso es genial! Odio comer sola. - Sonrió agradecida Bella.

- Lo sé. - le guiñó un ojo cómplice la niña.

Carlisle compró todos los cables, como los llamaba Bella, y tras ajustar la medicación, le dio una buena, buenísima noticia a la convaleciente.

- Puedo quitarte alguna via. Se que empiezan a lastimarte. Llevas muchos días con ellas puestas y las venas comienzan a resentirse.

- ¿Si? - Bella abrió los ojos con ilusión. - ¿Eso significa que puedo irme de aquí?

- ¿Irte? - Preguntó Carlisle confundido.

- Si. De esta sala. - Bella inhaló aire forzado, mirando de reojo para Elish.

- Bella no quiere estar aquí… por Amelia. - Aclaró Edward entrando en la sala. - Buenos días. - Su mirada, sin poder evitarlo, se dulcificó al ver a Bella tan recuperada. Tan ella. Ella por su parte, le lanzó una mirada reprobatoria, hasta que vio esa dulzura y de forma automática, cambio su gesto por uno de falsa molestia; sus ojos borboteando diversión.

Sus mejillas habían recuperado su habitual color sonrojado, sus pupilas brillaban y sus movimientos eran normales, y eso indicaba su mejoría.

- Ya veo… Sigues con eso en la cabeza. - Comentó Carlisle alzándole una ceja. - Ya te dije varias veces que vieses está habitación como una normal, como si estuvieses en el hospital.

- Pero no puedo. Es imposible. Esto es más íntimo y personal que incluso una habitación de hospital privado. Es… exclusivo. - Suspiró entre molesta y agobiada. Carlisle se quedó pensativo, y Bella aprovechó para seguir convenciéndolo. - ¡Vamos! - Alzó la voz con ansia, abriendo los ojos ilusionada. - Vas a quitarme las vías. El reposo puedo seguir haciéndolo en mi cama; estaré más cómoda, infinitamente más. Ahora que estoy despierta, el estar aquí… me produce… aprensión. - Inhaló aire para calmarse, ya que Elish seguía en la estancia.

Edward y Elish, incluso Esme que no se había marchado, sonreían observando como la chica iba llevándose al doctor a su terreno.

- En tu habitación, estoy seguro que te levantaras de la cama. - le refutó él con una ceja alzada.

- Bueno, desde hace días ya puedo levantarme para ir al baño.

- Pero no sola. - Contraatacó.

- Pues pediré ayuda. - Suplicaba con ojitos de corderito. - Por favor… Por favor… Seré buena, lo prometo. Pero… sácame de aquí.

Elish, comenzó a mirar fijamente a su abuelo, intentando "manipularlo". Sabía que Bella se sentía fatal por estar en la misma cama que había muerto su madre… La prima "rara" de Bella, y su abuelo no estaba conforme con darle "el alta", ya que ante cualquier percance, allí tenía todo a su alcance sin movimientos extraños.

- Elish… - la llamó Edward de forma condescendiente mirándola de reojo.

Aunque él no tenía ningún don sensitivo, captaba los movimientos de su hija a la perfección; ella aun era pequeña, poco poderosa.

Carlisle que captó las intenciones de su nieta, la miró a modo de regaño.

"Estar aquí, en esta cama, es igual que estar en una morgue. Incluso la sensación de frío es casi igual… ¡Grrr! Solo de pensarlo… Ummm… ¿Por qué habrá reprendido Edward a Elish? Bueno… tengo que seguir insistiendo. Saber que Amelia murió aquí, me pone los pelos de punta. Cuando Charlie subió a verme, noté como él se quedó helado al entrar aquí… ¡Madre mía, que pasaría en esta misma cama!"

Edward se movió con disimulo y al pasar al lado de su padre le dijo lo que había escuchado de Bella.

Eso hizo al doctor decidirse. Sabía que para que Bella acabase de recuperarse, necesitaba que su sistema estuviera tranquilo; cómodo.

- Está bien. Solo te pongo una condición… - Bella asintió sin pensar. - Estarás siempre acompañada. Tendrás pocos, muy pocos momentos de privacidad, durante unos días.

- Vale. ¿Qué problema hay en eso?

Edward sonrió de lado, su sonrisa torcida, pero la divertida. Aunque fuese en un plano simpático, ese gesto de Edward siempre iba cargado de una sensualidad arrolladora.

Bella tuvo que bajar la mirada, mientras, sin pensar, se pasaba la lengua por los labios.

- No te haces idea de lo que has aceptado. - Le dijo, unos segundos después. Después de que se recuperara del gesto con la lengua de la chica, que lo había dejado anonadado.

Bella frunció el ceño con sospecha, pero descartó cualquier mala idea. Aceptaría lo que fuese con tal de salir de esa habitación.

Carlisle desalojó la sala y tras varias comprobaciones, después de siete días de angustia y miedo, por fin… desconectó a Bella de todo.

- Bueno señorita… que te desconecte y que te permita irte a tu dormitorio, no significa que estés bien. - Carlisle miró seriamente para Bella, esperando su afirmación. - Bien, quiero que entiendas la gravedad de lo que te sucedió. Que estuviste a escasos dos minutos de morir. - Bella agachó la cara con congoja.

Carlisle inspiró, cambiando su semblante y su voz por uno más suave.

- Perdona, pequeña. No quise disgustarte… - El vampiro le alzó la cara con un dedo en la barbilla. Cuando sus ojos se conectaron, Carlisle le dedicó una sonrisa melosa y llena de ternura. - No quiero que llores, ahora estás bien. Estás a salvo, aquí, bajo mi protección. - Su afirmación fue un juramento. - Y nada te ocurrirá mientras yo esté aquí, ¿de acuerdo? - Bella asintió, aspirando los mocos de las lágrimas. - Pero… necesito que me ayudes un poco, ¿de acuerdo? - la miró ladeando su perfectísimo rostro, con un toque chistoso.

- Si. Seré buena, en serio… y… aunque no soy médico y mi capacidad no comprende lo que tu viste e hiciste, la poca lucidez que tenía en aquellos momentos, me hacen comprender lo que estuvo a punto de suceder. Si tu y… - se mordió el labio - Edward, no hubierais actuado tan rápido, ahora mismo no estaríamos hablando.

·

Para hacer la fachada más real, Carlisle llamó a Emmet, que era el "hombre" más fuerte de la casa.

- ¿Alguien necesita transporte? - Entró riendo, tan natural como solo Emmet podía ser.

- ¿En serio es esto necesario? - Bella ya estaba de todos los colores posibles de rojo en sus mejillas. - Puedo bajar yo sola… - Solo con la mirada que le lanzó Carlisle, Bella calló ipsofacto.

- ¿Se te olvidó la conversación que hemos tenido hace escasos minutos? - Bella negó, haciendo un puchero con los labios. - Pues caminar, señorita, lo tienes completamente prohibido. Tu arteria uterina está ligada a tus extremidades inferiores, y aunque no te lo parezca, ahora mismo caminar, es un esfuerzo hercúleo para tu maltrecha arteria.

- Venga, no nos pongamos melodramáticos. - Cortó Emmet a su padre observando como Bella volvía a entristecerse.

- No dudaré en volver a subirte aquí, si veo el más mínimo riesgo. - Carlisle volvió a ponerse serio - Eres demasiado importante para mi… para todos. - Le lanzó una mirada cargada de amor fraternal que hizo a Bella suspirar.

- ¡Joder! - Murmuró Bella - No sé ni qué decir a eso. - Bella sonrió y le devolvió una mirada igual de amorosa.

Emmet, con exactas indicaciones de su padre, cargó a Bella, como si fuese de una exquisita e irremplazable porcelana china.

Cuando la tuvo segura entre sus brazos y los de ella, rodeando su enorme cuello, no pudo evitar sonreir de orgullo, hinchado de amor por esa "niña".

- No te preocupes Bellita… Estando entre mis brazos, no te pasará nada. Yo cuidaré que esa arteria siga en su sitio - le guiñó un ojo, y Bella rió, apretando sus brazos contra Emmet; el cual casi se derrite ante el gesto de cariño.

Bajaron al piso de abajo, que era el que compartían Bella, Edward y Elish, pero por otra escalera, oculta por una puerta que pasaba desapercibida y de la cual Bella no se había percatado en el mes que llevaba allí.

Su apartamento estaba tal como lo había dejado, realmente solo habían pasado ocho días, pero parecieron semanas.

Emmet, con indicaciones de Carlisle fue directo al dormitorio. La ligera idea de que pudiera quedarse en el salón, se hizo humo al ver al grandote pasar la estancia.

- Todo está dispuesto para que estés cómoda - Esme, que estaba en el dormitorio esperando, retiró las sábanas para que Emmet acomodara a Bella en la cama.

- Te hemos subido flores para que la estancia esté más bonita. - Elish hizo acto de presencia desde la otra punta del dormitorio, donde su tía Alice la sujetaba por los hombros. Bella arrugó el ceño ante ese gesto.

- La tengo atrapada, para que no se lance a por ti - sonrió divertida Alice. Elish arrugó los labios en desacuerdo.

- Tranquila nena… - no pudo decir más, ya que Edward la cortó.

- No, no debe estar tranquila. - Bella giró la cara por inercia, de forma mecánica.

Nada más escuchar la voz de Edward, su cuerpo y su mente se sincronizaban para buscarlo. Era automático, instintivo y se maldecía por ello.

- Elish es muy efusiva, y tu, no puedes recibir ni el más mínimo golpe. Eres frágil como una florecilla en otoño. - Edward abrió los ojos, pestañeando seguido, asombrado de su "poética" comparación.

Todos hicieron grandísimos esfuerzos por controlar las risitas.

"- Emmet… si sueltas una lindeza, chincharé a Rosalie para que te tenga a dieta durante una semana entera"

Amenazó Edward. Emmet asintió con disimulo, ocultando la sonrisa.

- Estarás en todo momento acompañada… Recuerda nuestro trato - Bella asintió mientras suspiraba. - El estar acompañada, no significa hacer esfuerzos. - Tras decir eso, miró serio para Emmet.

- ¿Qué? ¿Por qué me miras solo a mi? - Se quejó enfurruñado.

- Porque eres como un niño. - Contestó la matriarca. - Bella debe estar tranquila y descansar. La compañía es para que no tenga que hacer ningún movimiento y que no esté sola.

- Habrá que esperar a subir la consola, entonces - Se inclinó de hombros, guiñándole un ojo a Bella, la cual le devolvió una risita.

- Bella, no quisiera tener que ponerte de niñera a Edward. - la amenazó. Bella abrió los ojos casi horrorizada.

"¡Oh, Dios! ¿Él? Él, no… tenerlo aquí a mi lado… uffff… ¿Quién podría dormir teniéndolo aquí, conmigo? ¿Y para llevarme al baño… también me llevaría él? Bueno… si también se encargara de bañarme… En esa bañera entramos los dos… Ummm ¡Joder Bella, estás tonta o qué!?"

Toda la sala tuvo que hacer esfuerzos por no reir ante el cambio en los latidos de Bella y su sonrojo, y acompañando, la cara de Edward era un auténtico poema. A parte de eso, todos recordaban perfectamente las palabras que Bella le dedicó a Edward el día del "incidente":

""- Con lo que me gustas… Podría… incluso enamorarme de ti… Sabía que eras peligroso… vas a dejarme morir… Como hiciste con Amelia…""

Edward no pudo evitar que esas palabras, volviesen a entrar en su mente; palabras que se repetían como un mantra día tras día. Varias veces al día.

- No quiero que te agobies por pedir nada… Estamos todos para atenderte, ¿de acuerdo? - Le instó Carlisle, sacándola de sus meditaciones y de paso restaurar el ambiente en la sala, que se había enrarecido.

- No hagas esfuerzos por pasar el apuro de llamar. - Añadió Esme.

- Al final, acabaras castigada con Edward de cuidador… ¡Prepárate!, ¡Jajajaja! - Las risotadas de Emme bien pudieron escucharse en medio estado.

- Bueno, ¿ya me puedo acercar? Tendré cuidado - Soltó Edith, que estaba deseando acercarse a su tutora.

- Como si fuese de cristal, ¿de acuerdo? - La miró con severidad su abuelo.

Elish se acercó despacio, pero al llegar al borde de la cama sus intenciones eran subirse y acercarse a Bella; pero cuando no llevaba más que tocado la cama con una mano, Alice la atrapó por la cintura.

- ¿Dónde ibas? - Le preguntó. - El abuelo acaba de decirte…

- No iba a saltar sobre ella, solo me iba a subir para estar a su lado - Contestó malhumorada la niña. - ¿Qué pensáis, que iba a ponerme a saltar sobre ella? - Su voz enfadada y dolida.

Bella palmeó la cama a su lado, y miró hacía Alice con ojitos; la vampira suspiró y soltó a Elish en la cama, que fue gateando despacito hasta estar al lado de Bella, pero sin llegar a tocarla.

- Lo dicho… Casi vale más que le encargues a Edward directamente la vigilancia. - sonrió con picardía - Es el único que no cae bajo tus encantos… aun - Emmet alzó una ceja mirando de reojo a su hermano, el cual negaba mientras ponía los ojos en blanco.

- ¿Qué tal si descansas un poco? En un par de horas toca la comida, y ya tendrás jaleo otra vez. - Las palabras del doctor, cayeron sobre Bella como una losa. - No pongas cara de enfurruñada. - La riñó como si fuese una niña como su nieta. - No me obligues a ponerte otra vez la via y administrarte somníferos.

- Dijiste que tenía las venas debilitadas de tener la vía tantos días. - Contestó con tono respondón.

- Las de ese brazo. Tienes muchísimas más venas donde clavarte otra vía… Incluso, llegado el punto, te la puedo poner en la yugular - Bella abrió los ojos pasmada - y eso si que te imposibilitará cualquier movimiento. - Le alzó las cejas. - No se me había ocurrido antes… - meditó haciendo teatro.

- No serías capaz… ¿verdad? - Los ojitos de Bella eran la pena y la súplica personificada.

- No me pongas a prueba - dicho eso, le dio una suave caricia en la cara. Bella cerró los ojos y giró la cara hacía la mano.

Edward inspiró, tenso, ante tal gesto. Tan lleno de complicidad, de cariño, de confianza… Él estaba lejos, mucho, de poder hacer algo así.

·

·

En el primer turno, se quedaron Rosalie y Elish, a la cual no hubo forma de despegarla de Bella.

Rose estuvo charlando con Bella de cosas triviales, pero Elish monopolizó la conversación.

- Aunque no queramos darle la razón al abuelo, la tiene. Has estado muy, muy grave. - La voz de la pequeña rompía el alma. - Así que debes seguir todas sus recomendaciones. En unos días, si todo sigue bien, te dejará levantarte, pero aunque suene aburrido, debes descansar. - Rose, que hacía que leía una revista, miraba disimuladamente a su sobrina, sonriendo enternecida.

- Lo sé nena… Claro que lo sé. - Contestó abatida.

- Toma - Rose le ofreció un vaso con zumo. - Es un zumo de frutas naturales. Te refrescará y calmará esa sed que se siente tras quitar el suero. A parte de que está hecho con frutas con alto nivel en vitamina K, que es buena para que tu sangre se espese un poco y evitar sangrados. - Explicó muy profesional Rosalie.

Bella bebió con gusto el zumo, sintiendo como efectivamente, la refrescaba.

- Um, qué rico estaba. Gracias, Rose.

- A mandar - le dedicó un alzamiento de cejas.

- ¿Qué te parece si te leo? - Se ofreció Elish. - He estado practicando con papá el italiano estos días; para que veas que no lo he dejado. Me he esforzado mucho para que estes orgullosa.

- ¡Oh, nena! Estupendo… y claro que estoy orgullosa de ti. Muchísimo.

Ambas se dieron una bonita caricia en las manos.

Elish se giró y de la mesita de noche, tomó un libro. Lo abrió y comenzó a leer.

La famiglia Dashwood si era da tempo stabilita nel Sussex. Avevano una vasta tenuta e risiedevano a Norland Park, al centro della proprietà, dove, per molte generazioni, avevano vissuto in maniera tanto rispettabile da meritarsi la stima generale dei conoscenti nel circondario. -

La familia Dashwood se había establecido desde hacía mucho tiempo en Sussex. Tenían una gran propiedad y residían en Norland Park, en el centro de la propiedad, donde, durante muchas generaciones, habían vivido de manera tan respetable que se ganaban la estima general de sus conocidos de los alrededores. -

- ¡Guauu! Espléndido. Sentido y Sensibilidad… Me encanta. - Ronroneó Bella repleta de orgullo.

- Elegí este porqué se que es de tus favoritos - Ambas se miraron con complicidad. Elish se giró hacía su tía. - Rose, acomódale el almohadón a Bella, por favor.

Rose se levantó con su habitual elegancia y con cuidado le alzó la cabeza a Bella, mulló el susodicho y con la misma suavidad volvió a ayudarla a reposar la cabeza.

- Muchas gracias, Rosalie. ¿No ves a Elish distinta? - La vampira, como buenísima actriz, no se le notó el sobresalto ante la pregunta de sopetón de Bella.

- Bueno… no sé… podría ser. - Inclinó los hombros.

- Si, te veo… más… no sé - arrugó Bella los ojos - Más… alta. Más, madura. - Pestañeó aturdida.

- Sigo leyendo, ¿te parece? - Bella asintió, notándose algo adormilada.

Elish puso el libro entre sus piernas, las cuales había levantado con las rodillas levantadas, haciendo un sujetalibros. Así tenía una mano libre para pasar las páginas y la otra, la tenía aferrada a la de Bella.

No habían llegado al capítulo dos, Bella dejó caer la cabeza, profundamente dormida.

Elish leyó lo que le quedaba de página, y paró.

Edward y Carlisle entraron calculadamente en ese momento.

Ambos varones le dedicaron a la niña sendas miradas orgullosas y tiernas. La pobre no había tocado a la chica nada más que la mano por la que aun estaban unidas.

Edward no solo contempló a su hija; los ojos, con voluntad propia, no podían apartarse del rostro de Bella. Observándola ahora, en su cama, podría parecer que no había sucedido nada; que su vida no había estado a poco más de un minuto de desaparecer, o… tan solo a unos segundos, para que él, hubiese clavado sus colmillos cargados de veneno en su carótida.

- El zumo llevaba algo, ¿verdad? - Rose sonrió haciéndose la desentendida.

- ¿Por qué lo crees? - Le preguntó curioso Carlisle.

- Porque Rose se sacó el zumo de la nada, y así sin más se lo tendió a Bella. Cuando todo lo que ingiere lo supervisas tu. Y tras beberlo, no pasaron ni diez minutos comenzaron a cerrarle los ojos.

- Chica lista - le contestó su padre. - El abuelo le añadió un pequeño sedante para ayudarla a dormir un rato. Con tanto ajetreo, no lo hubiese conseguido por si sola.

- Todo está bien. Hoy no ha tenido ni el más mínimo sangrado, las vitaminas y medicamentos, a parte del reposo, por supuesto, están haciendo su cometido - Declaró el doctor tras revisarla. - Si sigue así, creo que podré dejarla levantarse en tres o cuatro días. Tampoco es bueno, que esté alterada por estar atada a la cama. El estrés, puede llegar a ser muy perjudicial… pero, no le digáis nada - Carlisle miró para Rose, Edward y sobre todo para Elish, la cual asintió. - Puedo quedarme yo…

- Yo puedo quedarme - Interrumpió Elish. - Si se mueve, daré aviso.

- Nena, es hora de comer. Sube luego… - La niña puso unos tremendos pucheros. - A ver… baja a comer y vuelves. Daremos la clase de italiano aquí. Así cuando Bella despierte, le gustará escucharte. - Ese trato ya le hizo más gracia a Elish, la cual salió corriendo para bajar a comer y volver a subir junto a Bella lo más rápido posible.

- Edward, - lo llamó Carlisle. - Ahora que no está Elish… debes llevarla a cazar. Este último crecimiento nos ha pillado un poco desprevenidos. - Edward asintió afligido. - Contábamos que sería en un par de meses, aproximadamente. - Respondió con cierta preocupación. - Además, que lo sorprendente es el avance, en general. Solo cuando cumplió el primer mes, que cambió radical de bebé a niña, había dado un crecimiento tan notorio.

- Yo sigo diciendo que fue el estrés que padeció al ver lo de Bella. Aquellos minutos, fueron… - Rosalie rodó los ojos reflejando el terror vivido en aquellos momentos. - Elish estaba como ida, tiesa, fría… el único movimiento que hacía era el que le producían los espasmos de los gimoteos - Suspiró afligida - Aquello fue un mazazo terrible para ella.

- Si, yo opino igual. La potencia de aquel terror, hizo a su sistema activarse, y… evolucionar. Las pruebas que le he hecho, es como si tuviese la mentalidad de una adolescente, como si tuviera unos 14 años. Y su altura… ha dado un estirón de casi 20 cm.

- Ya mide un metro cuarenta. ¡En solo una noche! No pasará de hoy, que Bella… la señorita Swan, - se auto corrigió - Vuelva a preguntar. Es normal que lo haya notado, ya que el cambio es más que evidente.

- Ha pasado de tener el tamaño de una niña de 5 años, a una de 9. - Añadió lo obvio Rose. - Cuando me preguntó antes, me dejó pasmada. No creí que fuese a preguntarlo así, de golpe.

En ese momento entraban Alice y Jasper, con una bandeja con agua fresca y unos frutos secos.

- Tardará aun algo más de media hora en despertar - Anunció la vampira, mientras la contemplaba dormir. - Está tan pacífica… Realmente estaba angustiada allí arriba.

- Si, mucho. - Contestó Jasper - Sobre todo estos últimos tres días, que iba recuperando cada vez más lucidez… en cuanto se ubicaba, captaba su desasosiego. Y lo peor era justo al despertar, que estaba unos minutos algo aturdida; ahí sus sentimientos eran horribles. Sentía un pánico que me dejaba paralizado.

- El saber que justamente Amelia muriera allí, no era fácil de asimilar para ella…

- Bueno, ¿para quién lo sería? - Alice y Rose asintieron mutuamente. - Has hecho muy bien bajándola aquí. - se dirigió a su padre, el cual asintió.

- Lo que más le atormenta, es que no sabe los detalles de la muerte de Amelia. Sabe que fue durante el parto, pero nada más. - Alice miró hacía su hermano.

- Sus pensamientos, ideando formas de como debió ocurrir, eran tenebrosos. - Añadió Edward con voz fantasmal.

- ¿Vas a aclararle lo que sucedió?

- Cuando ella, me saque el tema, a mí personalmente. - Respondió rotundo. - Le contaré lo que pasó con Amelia… Realmente no había forma humana de salvarla, aunque hubiese estado en el mejor hospital del mundo.

- Eso es cierto, Edward. - Carlisle apretó el hombro de su hijo.

- Voy a ir a avisar a Esme. En quince minutos abrirá los ojos, y tendrá hambre y sed. - anunció Alice.

- Voy contigo, para indicarle a Esme que añadir. Si la dejó, la abarrotaría de esas galletas de chocolate que tanto le gustan a Bella.

- Una mirada de ella, y nos hace caer prendidos… - Jasper sonrió de lado, con esa sonrisa suya, suspicaz; pícara. - Bueno, algunos son más inmunes - Jasper acentuó su gesto, mirando de lado a Edward, el cual dejó soltar un bajo suspiro.

·

·

Ese día, Bella no volvió a preguntar nada. Aunque los sedantes que Carlisle le administraba a "escondidas" eran suaves, la dejaban algo grogui.

Cenó, acompañada de Esme, Elish y Alice.

Más tarde subieron a hacerle una visita los chicos y Charlie la llamó por teléfono, como cada día.

·

Nada más contarle Carlisle lo que había sucedido, se presentó en la mansión Cullen en cuestión de minutos.

Al entrar en la sala hospitalaria de la casa, un escalofrío le había recorrido el cuerpo entero, dejándolo por unos instantes clavado en la puerta.

Ver allí a Bella, en la misma cama donde había visto el cuerpo sin vida de Amelia, le revolvió el alma.

Carlisle y Edward lo calmaron diciéndole que la habían pillado justo a tiempo y que estaba fuera de peligro de muerte. Eso lo tranquilizó un poco, pero el susto, hasta que la vio abrir los ojos y hablarle, no se le pasaron.

·

Carlisle subió después de todas las visitas para su comprobación médica y tras confirmar que todo estaba bien, charló un rato con Bella y se fue, dejándola con Elish.

La cual siguió leyéndole a su tutora, con la ayuda de Edward; no había olvidado la promesa de su padre de dar la clase allí junto a su tutora.

Esta vez Bella estaba más lúcida, ya que aun no había ingerido el sedante, y miraba para Elish con suspicacia.

Edward que no le quitaba los ojos de encima, se daba perfecta cuenta de que Bella observaba a Elish con atención, observando las diferencias de la niña.

"No puede ser que la medicación me haga ver donde no hay… Elish ha crecido. ¡Seguro! Está distinta. Pero nadie comenta nada… Podría preguntarle a Edward. Pero, cuando viene, nunca lo hace solo… a no ser por la noche. No creo que se haya dado cuenta, pero lo he visto sentado a mi lado, mientras duermo… Pero estaba tan drogada que no era capaz a hablarle"

Edward, literalmente, flipó.

¿Así que Bella, lo había visto velando su sueño?

"La verdad que ha sido un gesto muy… bonito, por su parte. No, no creo que fuese un gesto "bonito"; él nunca tiene esos gestos conmigo. Imagino que no querría que muriese, en la misma habitación y bajo su cuidado, otra familiar de Charlie. Si, eso será, seguro"

Ese último pensamiento, desinfló a Edward. Bella había llegado a esa conclusión, y no podía culparla por ello, ya que sería fácil deducir eso.

Su actitud con ella, tal como ella misma había pensado, no había sido "bonita".

Pero en su pensamiento había un trasfondo de… pena. Como si la idea de que el motivo de que la cuidara fuese por Charlie, la causase un chasco.

¿Ella quería que fuese por ella misma? Entonces… ¿Bella quería que él, sintiese algo por ella?

- Elish - la llamó Edward - Es hora de dejar descansar a Isabella.

Bella giró instintivamente la cabeza en dirección a la voz de Edward. Cada vez tenía más claro que su cuerpo reaccionaba a la cercanía de ese hombre, y esa idea, la perturbaba; además… la había llamado Isabella. Un pequeño tuteo, al quitar el molesto "señorita".

- Pero papá… le estoy leyendo… y… Bella no está moviéndose ni realizando ningún tipo de esfuerzo. - Le contestó su hija con vocecilla angelical.

- La verdad, es que prefiero no quedarme sola… - añadió Bella mirando hacía Edward casi de reojo. Edward frunció el ceño mostrando preocupación. - No… no me encuentro mal - Apuró ella a desmentir. - Solo que… bueno… - Inspiró con desasosiego.

"Ese gesto… Es de preocupación. Él, ¿se ha inquietado pensando en que estoy mal? Uf, Bella… no te hagas pajas mentales."

Ahí, Edward tenía el punto del juego que decantaría el partido para un lado u otro. Era el momento de que a Bella le quedara clara su actitud respecto a ella.

- Me había preocupado - Le contestó casi sin pensar.

Bella alzó la mirada y clavó sus ojos en los de él. Cristalinos y… dulces.

- Gracias, por su preocupación. - Sonrió, mordiéndose el labio. - Pero ahora, estando despierta, me da angustia estar sola.

- Bueno, en esta casa, ese, no es ningún problema - Comentó Elish divertida, sin darse cuenta del momento rozando lo íntimo entre su padre y Bella.

- Elish - Se escuchó la voz de Alice llamándola desde algún punto de la casa. - Ven, por favor.

"Espero que aproveches el momento que te voy a regalar, despegando a tu hija de la cama de Bella"

El pensamiento de Alice, hizo a Edward rodar los ojos sin darse cuenta.

En cuanto Elish, con gesto enfurruñado abandonó el dormitorio, Bella no dudó en preguntar, muerta de la curiosidad.

- Tengo que preguntar… - se mordió el labio, escondiendo una sonrisa traviesa, mientras Edward le alzó una ceja también de forma juguetona - ¿Por qué rodaste los ojos? Cuando Alice llamó a Elish - Fue un momento tan innato, que Bella omitió el tratamiento de usted de forma totalmente natural.

- Pues… - Divagó Edward y Bella le alzó una ceja condescendiente. - Vale - Sonrió Edward mientras meneaba la cabeza y, siguiendo con sus formas naturales, se acercó a la cama de ella, quedando a unos pocos pasos. - Alice llamó a Elish para sacarla de tu habitación y que nosotros… - Edward estaría colorado de poder - Bueno… - inclinó la cabeza a un lado.

- ¿Nos quedáramos a solas? - Preguntó Bella mirándolo fijamente.

- Si.

Mientras se miraban fijamente, Edward acortó esos pocos pasos, la colcha de la cama de Bella rozaba sus piernas.


Siiiii... se que soy mala, malísima por dejar el capi justamente ahí.

Pero os doy una alegria... el próximo capítulo ya está listo, así que en unos días os lo publico, ¿ok?

Espero que os haya gustado.

MIL BESOS Y... ESPERO VUESTROS REVIEWS