¡HOLA MIS BELLAS!
Si, aquí estoy otra vez. Estoy alucinada hasta yo misma. Llevo días de inspiración y estoy haciendo todo lo posible para escribir antes de que me abandone.
Puedo adelantaros que el siguiente capi, ya está listo.
Venga, muchos "reviews" y lo subo prontito.
MIL BESOS Y MIL GRACIAS A TODAS LAS QUE SEGUIS INTERESADAS Y ESCRIBIÉNDOME ALGUNA RESEÑA. ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!
CAPÍTULO 18
- ¿Nos quedáramos a solas? - Preguntó Bella mirándolo fijamente.
- Si.
Mientras se miraban fijamente, Edward acortó esos pocos pasos, la colcha de la cama de Bella rozaba sus piernas.
Edward tomó asiento en la cama, junto a ella. Bella no se movió ni lo más mínimo, aunque mentiría si negara que su pulso se alzó y necesitó inhalar oxígeno más profundo de lo normal.
Tener a Edward tan cerca, tan tranquilo… Tan natural, le provocaba en su cuerpo síntomas que no podía evitar.
"Menos mal que ya no estoy conectada a esa máquina, si no, los pitidos que marcaría ahora, me harían pasar un bochorno de los grandes. Creo que incluso Carlisle se asustaría"
El comentario divirtió a Edward, pero consiguió mantener su rostro normalizado.
- Se que querías que estuviesemos a solas. - Declaró él, haciendo a Bella ruborizarse. - Pues… aquí me tienes. Todo para ti. - Esa última frase sonó un tanto más sensual de lo que había calculado. Bella se mordió el labio en respuesta.
"Ummm… Eso de todo para mí… lástima que se rompiera justamente esa arteria. Podía haber sido la de un brazo. Pero justo esa. Justo ahí… Si no, eso de "todo mío" cobraría un significado muy distinto, Señor Cullen"
Edward tragó saliva, intentando no ser descarado, pero ese pensamiento, le gustó más de lo que debería.
Incluso podría llegar a ser un reflejo de un pensamiento propio.
"Justamente tuvo que ser "esa" arteria".
- Elish… - Tras un minuto pensando, Bella prefirió comenzar por un tema más neutral; sin riesgos "sentimentales". - Ha crecido, ¿verdad?
- Sí. Así es. Contabamos con un golpe de desarrollo en dos meses, aproximadamente, pero creemos que tras el estrés que sufrió al verte tan grave, - A Bella se le cubrió el rostro de tristeza - se adelantó y… se potenció. Ya que nunca había dado un estirón tan notorio.
- Estos días, estuve algo grogui y no me percaté. Pero hoy, por fin, - rodó los ojos exagerando aburrimiento - estoy más lúcida y la verdad es que salta a la vista. - Gesticuló con los ojos. Edward asintió.
Le explicó lo que conllevaba el cambio; no solo lo evidente de su altura o sus rasgos faciales. Todo ello, siguiendo con cuidado el "curso acelerado" sobre cromosomas que le había dado Carlisle en su momento.
- Así que ahora, tengo una alumna que ayer era poco más que una niña y hoy, es una preadolescente. - Declaró ella, confirmando lo que le explicó Edward.
- Si, exacto. Con esto, doy por sentado que crees lo que te contó Carlisle. - Edward la miró de forma intensa. - Porque entiendo que te hubiese parecido algo de ciencia ficción. - ambos sonrieron.
- Bueno, no es que llegara a dudar sobre lo que me decía, pero si… sonaba a ciencia ficción. Había escuchado algunas cosas sobre los cromosomas, pero nunca llegué a suponer que fuese así. - Suspiró - Ahora me siento mal por haber sido tan escéptica.
- No te culpes, es normal sospechar; a toda la familia nos costó asimilarlo. - le explicó, mostrando un gesto de pesar.
Se mantuvieron en silencio unos instantes; aunque no era incómodo, era algo pesado ya que ambos sabían que había más cosas que tratar; y más delicadas.
- Te vi… - soltó de golpe Bella - sentado en la silla a mi lado, por la noche. En la planta de arriba. - Edward inspiró hondo; no contaba con que fuese a ser tan directa. Asintió - Te vi dos veces, pero estaba tan somnolienta que no era capaz de hablar o moverme.
- Esa era la idea. - Respondió él, con gesto divertido. - ¿Solo me viste dos veces? - Ella asintió.
- ¿Cuántas veces? - Le preguntó mirándolo directamente y con el pulso disparado.
- Menos la primera noche, todas las demás. - Respondió rotundo. - Esa primera noche, Carlisle no quiso dejarte sola, aunque yo sea médico también - sonrió - No se fiaba de nadie… ni de mí.
- ¿Llegué tan grave como tu padre me dice? - Aunque el hilo de la conversación iba por otros derroteros, más personales, la pregunta salió por voluntad propia de sus labios.
- Estuviste a menos de un minuto de morir. Justo cuando te iba a dar una descarga, para reanimarte, Carlisle consiguió parar la hemorragia, cosiendo la arteria. Solo estuviste en parada unos segundos. - Explicó sin reparos.
A lo que Edward llamó descarga, realmente eran sus dientes expulsando su veneno a través del torrente sanguíneo de Bella.
- Y tu… ¿Por qué…? - Se mordió el labio y cabeceó nerviosa, negando. Inspiró una gran bocanada de oxígeno.
"No estoy preparada para escuchar el porqué te quedaste velando mi sueño… No sabría qué contestar si es una respuesta "buena" y menos aún si fuese mala"
- Se que… - Bella volvió a sonrojarse y Edward frunció los ojos por una milésima de segundo - Bueno, yo… tengo pequeños y vagos recuerdos de esa noche. Se que llegamos en el monovolumen, que estaba sangrando y recuerdo los gritos de todos en el coche. - Edward asintió, animándola a continuar.
Estaba como loco por saber "qué" recordaba Bella de esa noche. Si tenía alguna noción de lo que le dijo.
- Pero… en cuestión de… ¡nada! - intensificó - me encontraba débil. Como si me hubiesen absorbido toda la energía de mi cuerpo. - Suspiró. - El coche paró y al abrir la puerta y entrar aire, me despejó un instante; Carlisle me cargó y le conté lo que me había pasado… - Bella giró la cara y clavó sus ojos en los de Edward. - El aborto que sufrí hace unas semanas. También recuerdo tu voz… tu voz nerviosa, gritando. Gritándome que contestara, que… - inspiró - si quería morir delante de tu hija.
Edward estaba anonadado. No había supuesto que Bella recordara aquello, y con tanta claridad.
Por muy vampiro que fuera, la sorpresa de eso quedó patente en su rostro. Bella endulzó el suyo, mirando a Edward con un gesto meloso.
- Tu comentario, entró en mi cerebro como una descarga… No sé de donde saqué fuerzas, pero eso me ayudó a contestar. - Ambos seguían mirándose a los ojos, pero sin dobles raseros; por unos instantes bajaron sus barreras, sus protecciones, y eras dos personas, casi dos amigos, hablando con confianza.
- Eso fue lo que te salvó la vida. Que contestaras. - Añadió con suavidad, mientras Bella asentía.
"Ha evitado contestar a lo de por qué se quedó velándome… Se que lo ha hecho a propósito, él no se despista de nada… ¡nunca! No voy a volver a preguntar, porqué sería forzarlo a contestar algo que no quiere."
Edward mantuvo su rostro impasible ante el acertado comentario de Bella.
Pero, ¿qué quería que le respondiera? ¿Qué esperaba de él?
¿Qué le dijera que se habían acabado los ataques?
¿Qué iba a ser amable?
¿Qué se había asustado como nunca al verla morir?
¿Qué no dudo ni un segundo en transformarla?
…. …. ….
¿Quería ella que le confesara que se había enamorado?
"¡Oh, Dios! NO… No puede ser eso"
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ABAJO EN EL SALÓN.
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Justo tras ese pensamiento, Jasper y Alice se miraron. Directo a los ojos. Dos pares de orbes que brillaban con intensidad y alegría. Cada uno, gracias a sus dones, habían captado el cambio. Cambio sensitivo y el cambio de futuro de Edward. De Edward con Bella.
- ¿Qué pasa? - Preguntó Emmet, con el ceño fruncido en una mezcla de preocupación y curiosidad.
- Nada. Cosas nuestras - Respondió Jasper restándole importancia.
- ¿Ha pasado algo? - Insistió Esme. Alice negó.
- Siempre estais con vuestros secretitos - Refunfuñó Emmet.
Carlisle entró en ese momento en el salón, meneando la cabeza ante el enfado de Emmet.
Es verdad que entre la pareja y Edward, mantenían una conexión un tanto a parte del resto debido a sus dones; pero eran vampiros "superdotados" y eso los hacía buscar refugio en otros seres similares.
Esme alzó la cabeza mirando hacía su marido con picardía, haciendo un rapidísimo movimiento con los ojos hacía arriba, hacía el dormitorio de Bella; Carlisle le devolvió una sonrisa con los ojos y un leve asentimiento de cabeza.
- ¿Vas a interrumpir a la parejita? - bromeó Emmet con picardía. El resto sonrió, ya que todos estaban escuchando con total claridad la conversación de Edward y Bella.
- Me parece muy bonito como están hablando. - Esme dejó salir su vena romántica.
- Puede que comiencen a entenderse. Edward se llevó un tremendo susto.
- ¿Susto, dices? Estuvo a segundos de morderla - Comentó Emmet. - Si Edward se deja llevar, quiero decir que se saque el palo que tiene atravesado en la garganta, entre ellos… - el grandote sonrió meloso - Creo que hacen una bonita pareja.
Todos miraron para Emmet con sorpresa; no era habitual que él usara un vocabulario tan suave. Pero todos asintieron a sus palabras.
- No. Voy a darles unos instantes… - Carlisle fue interrumpido por Alice.
Justo cuando su padre comenzó a decir eso, la psíquica tuvo una visión. Dos flashes: Uno de ahora y otro del futuro. Edward había cambiado de decisión.
Por supuesto, su hermano se había llenado de dudas, dejando al miedo tomar la decisión.
- Creo que lo mejor es que subieras ya. - Murmuró Alice lo más bajo que pudo , con el rostro tenso. Carlisle, al igual que el resto frunció el ceño con preocupación.
- Pero… si estaban hablando de forma muy agradable… - Esme pestañeó confusa.
- Algo ha pensado Bella que ha… desestabilizado a Edward. - Aclaró Jasper.
- ¡Oh! Entiendo - Exclamó Carlisle.
- Sube Carlisle, ahora - Alice miró con seriedad y angustia hacía su padre, al cual se le desencajó la cara; asintió y sin mediar más palabras salió del salón.
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EN EL DORMITORIO DE BELLA.
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Edward se quedó pasmado ante su propio pensamiento.
La pregunta llegó a su mente de forma completamente inesperada y natural.
Realmente él… ¿Estaba enamorado de ella?
"No… no, no… Maldita sea. Mil veces no."
- ¿Vas a interrumpir a la parejita? - El tono de Emmet estaba cargado de malicia; de picardía.
"¡Joder! Todo el salón está escuchándonos. ¿Cómo se me pudo olvidar que estaban todos en casa? Me obnubila los pensamientos, me deja… desprotegido. No puedo permitir que ella… ¡No!"
En conjunto con sus pensamientos, sus sentimientos cambiaron, y es cuando Alice y Jasper avisaron a Carlisle que subiera a interrumpirlos.
Bella entrecerró los ojos, contemplando el cambio en el semblante de Edward. Por mucha rabia que le diese, ya iba conociendo sus gestos y sabía que algo que ella no veía y no comprendía, lo había alterado.
Sus rasgos eran los habituales en él:
Mandíbula tensa.
Labios apretados.
Las cejas ligeramente arqueadas.
Y sus ojos… Se habían oscurecido y tenían rasgos endurecidos. Atemorizantes. Peligrosos.
- Bueno… solo me queda agradecerte que me gritaras - inclinó la cabeza y sonrió, intentando sonar simpática.
Tenía que cortar esa tensión que se había formado en cuestión de dos minutos. Edward tenía la mirada fija y perdida, mirando hacía su derecha. Estaba completamente segura que en ese punto no había nada, era una forma de no hacer contacto visual con ella.
Bella estaba en lo cierto; Edward sabía como debía estar en esos momentos su rostro, y no quería mirarla a los ojos, ya que la asustaría. Y no quería eso… Aunque su parte racional le decía que era lo mejor, aterrorizarla y volver a alejarla, su parte sensible, su corazón, le obligó a no hacerlo.
- No tienes porque dármelas. No íbamos a dejarte morir… - suspiró, tranquilizandose para no ser ofensivo - He de reconocer que me asusté, bueno, todos. Comenzaste a sangrar y te desvanecías por segundos, y estando Elish en el coche, observándolo todo… bueno, eso me hizo perder los papeles.
- Claro… por supuesto. - Bajó la mirada a su regazo. A sus manos, las cuales estrujaba la una entre la otra por la ansiedad del momento. - Que otra razón iba a haber… - murmuró. A penas fue inteligible, pero para los oidos de Edward, sonó claro.
Ella volvía a estar triste. Estaba triste por su rechazo, por su cambio de actitud.
La ponzoña ardía en su cuerpo de rabia. No quería que ella sintiese nada por él… aunque le doliese, prefería que ella lo evitara como hasta ahora.
No podía dejar expuesto su corazón. No podría lidiar con la delicadeza de otra humana… No de "esta" humana.
- Tu prima murió aquí… - Bella abrió los ojos de golpe, horrorizados, y clavo su mirada en la cara de Edward - bajo mi techo, bajo mi cuidado. Si a ti te sucediese lo mismo, no podría volver a mirar a la cara a Charlie. - Sentenció Edward con voz dura, al igual que su mirada, la cual fijo en la de Bella. - Y tu, eres especial para él, mucho más de lo podría haber llegado a ser Amelia nunca.
Bella abrió los ojos en una mezcla de odio y dolor, brillando por la indignación; apretó los dientes, tensando la mandíbula. En ese instante podría haberse lanzado a la yugular de Edward y arrancarle la cabeza.
- No - recalcó con severidad - era mi prima. No éramos familia, de ningún tipo. No vuelvas a usar ese título para referirte a nosotras, nunca. - Le soltó con gran dureza. Edward achinó los ojos un instante, endureciendo también él la mirada. - ¿Cómo murió? ¿También se desangró? ¿Por eso te impactó tanto que a mi me pasara lo mismo? - Inspiró aire, ya que lo había soltado todo de carrerilla. - ¿La dejaste morir, Edward? - Su pecho subía y bajaba acelerado y su corazón bombeaba encabritado.
El vampiro se levantó de la cama como si le hubiesen dado un calambrazo.
Estaba tan enfadado, tan dolido, que incluso se levantó un tanto demasiado rápido, pero Bella estaba fuera de si y no se percató del "descuido" de Edward.
- Cómo… ¿Cómo te atreves? - Su voz dura, siniestra y más alta de lo normal.
- Quiero que me lo digas… - Ambos se miraban con sus ojos envenenados.
- No tengo porqué darte ninguna explicación. - Gruñó.
- Pues entonces deja de compararme con ella. - Contestó dolida. Esa afirmación dejó a Bella traspuesta. Salió de sus labios de forma inconsciente.
Tanto la frase como el gesto desconcertado de Bella, también dejó a Edward fuera de juego unos instantes.
Edward comenzó a moverse en pequeños pasos al lado de la cama de Bella; se llevó la mano al puente de la nariz, en un gesto muy suyo para tranquilizarse.
- Me lo pones muy difícil. - Gruñó.
- ¿El qué te pongo tan difícil? ¿Tan arduo se te hace tratarme bien? ¿Tanto te duele el verme a mi viva y que ella muriese? - Bella comenzó a pestañear y su rostro se desencajó de golpe.
"Es eso… ¡Oh, Dios! Él sigue viéndome como familia de Amelia, y… esa forma de tratarme es por… porque ella murió y yo estoy viva. Viva y tratándome con su hija, usurpando el lugar de su madre… Él realmente me odia… Esa es la forma natural, lo que finge es cuando es amable… porque quiere ser educado, o correcto… ¡Joder Bella, y yo pensando en, él y yo…! Tengo que irme de aquí. Quiero irme al hospital… ¡Ya! ¡Ahora! Voy a echarme a llorar…"
Edward no se molestó en mantener su rostro intacto; el pensamiento de Bella era desolador. Había tanta tristeza, tanto dolor en él, que rompía el alma.
Estaba pensando todo lo contrario a lo que era, pero… su actitud, sus formas tenebrosas… lo había hecho para alejarla.
Deseo concedido.
Edward que estaba a los pies de la cama, había dejado de moverse al escuchar a Bella, pero cuando le vio los ojos brillantes por las lágrimas que la chica intentaba aguantar dentro de sus orbes, por mucho que ella los intentara esconder de su mirada, algo se resquebrajo dentro de su cuerpo y lo impulsó a acercase suavemente hacía ella.
- ¡No! - Gritó - No te acerques a mi. - Levantó la cabeza y una solitaria lágrima cayó por su mejilla, mojándola con un halo de tristeza.
- Bella… Yo…
- No, no quiero oirte más… No quiero saber nada… Vet… - no pudo acabar la orden de hechar a Edward, ya que un puntazo de dolor la hizo inclinarse y llevarse la mano al pecho. - ¡Ahh! - Gimió.
No había acabado de quejarse y él estaba a su lado. Prácticamente encima de ella.
- ¡Bella! ¿Qué ocurre? ¿Qué tienes? ¿Qué pasa? - Bombardeó a preguntas mientras le quitaba las manos del pecho.
- Edward - la voz de Carlisle resonó en el dormitorio dejando clavado a Edward. No se había percatado de la cercanía de su padre.
- Bella… ¿Qué ocurre? - Carlisle se posicionó al lado de la chica y le tomó la muñeca. - Tienes las pulsaciones por las nubes. - De reojo miró hacía su hijo, el cual agachó la cabeza con sumisión y culpa.
Carlisle quitó la sabana con urgencia para comprobar que Bella no estuviese sangrando. No le había llegado olor alguno, pero quería estar seguro.
El alivio fue evidente en su rostro al observar que su pijama y la cama estaban limpias.
- Bella, ¿qué te duele? Dime por favor. - Le habló suavemente mientras volvía a taparla.
- Me duele… aquí - se señaló el pecho. - Me falta aire…
Bella alzó la cabeza y ambos vampiros dejaron salir suspiros lastimosos al contemplar la cara de la chica.
Estaba sudorosa y lo que había sido una lágrima, ahora un pequeño riachuelo salía de sus tristes ojos.
- Te voy a volver a subir… Sabía que era pronto para bajarte… - Un grito cortó su perorata.
- ¡Nooo! - Gritó ella. - No vuelvas a subirme allí, nunca. - inspiró. Con ojos encolerizados miró a Edward, el cual agachó la cabeza - Antes prefiero, ir al, hospital. - Jadeó.
- Pero… estas sin aliento… y…
- ¡NOOO! - Gritó más alto.
Carlisle intentó acercarse, pero Bella, totalmente fuera de si, comenzó a mover los brazos con violencia, quitándole las manos al doctor.
- No… No quiero que me toques. Quiero irme… Quiero irme de aquí, ahora… - Gritaba enfurecida.
Carlisle, aunque estaba acostumbrado a que los pacientes, a veces, tuviesen reacciones como esta, se quedó paralizado por unos instantes.
Momentos en los que Bella se quitó las sábanas con violencia y se levantó de la cama casi de un salto.
Su adrenalina, ahora por las nubes, le daba la fuerza y el coraje para hacer cosas impensables en ella.
Se puso de pie y dio un paso; no llegó a completar el segundo porque un, lógico, mareo la hizo desestabilizarse cayendo hacía el suelo.
Edward se lanzó por ella sin pensar. La atrapó entre sus brazos y la alzó.
- No quiero que me toques… - Gruñó, y con las pocas fuerzas que le quedaban, comenzó a golpearle el pecho con sus pequeños puños.
- Vas a lastimarte… y peor, vas a soltarte los puntos…
- ¡Me da igual! - Respondió con rabia. - Quiero hacerte daño… Eres cruel… - No pudo seguir hablando. Dejó escapar un suspiro y su cabeza cayó al pecho de Edward.
Una sensación de vértigo se apoderó de su cerebro dejándola sin reacción.
- Tu me puedes herir de otras muchas maneras… - Murmuró Edward. Las palabras salieron de sus labios sin control. Un pensamiento en voz alta.
- Edward, vuélvela a acostar. - Carlisle habló a su hijo con suavidad; no con el cabreo que tenía. Esas palabras hacía Bella, lo habían conmovido.
- ¿No la vas a subir?
- No. El estrés que le produciría el verse allí otra vez, sería peor. Acuéstala, voy a revisarla.
Edward la depositó en la cama con sumo cuidado. Cuando la espalda de la chica tocó el colchón, dejó caer los brazos como muerta. Edward la miró a la cara y ella, lo estaba mirando a los ojos, fijamente. Con ojos cristalinos y muy tristes.
Estaba algo grogui, ya que el mareo fue fortísimo. Fuerte debido al estrés de la conversación.
- Bella… tranquila. Todo está bien. - le prometió él. Ella negó con un movimiento lento.
- No… nada lo está…
Carlisle lo separó de ella y le indicó lo que necesitaba que le bajara de la planta médica.
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El doctor le inyectó un tranquilizante que la dejó k.o. en segundos, y un medicamento para ajustarle los niveles de adrenalina y que así el mareo se fuese. A parte de oxígeno y un par de bolsas para ajustarle el dolor y la tensión arterial.
Edward no se había movido de los pies de la cama. Carlisle no necesitaba ninguna ayuda pero no podía moverse. No podía irse. No podía dejarla.
- Tranquilo Edward, todo está bien. Los puntos siguen bien; menos mal que le dejé puestos estos últimos. Mañana veré si quitárselos… bueno, veremos mañana qué tal. - El doctor se acercó a su hijo y puso su mano en el hombro de este. - No ha pasado nada… no te martirices, por favor. Ya sabemos cómo te lo tomas todo…
- No me des sermones, por favor. - le respondió con voz cansada. - Esto ha sido culpa mía. Exclusivamente.
- No te lo voy a negar, pero…
- Pero nada. - Respondió cortante. - Yo… os escuché hablando abajo y… bueno… estaba siendo consciente de… cosas. Cosas que no puedo gestionar…
- Algún día llegaría el día de gestionar "esas cosas" - recalcó Carlisle con picardía. - Sabes que no le eres indiferente… - le alzó una ceja. Edward rodó los ojos ante la sutileza de su padre.
- No puedo…
- ¿No puedes ser feliz… o no quieres serlo? - Esta vez alzó ambas cejas. - La dejo a tu cuidado. - Edward abrió los ojos con pavor. - Sabes perfectamente qué hacer. Voy al hospital, si hay cualquier cosa, me avisas… Pero creo que en tus manos, Bella está perfectamente cuidada y protegida.
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Carlisle no tenía que ir al hospital a absolutamente nada, pero sabía que sería bueno obligar un poco a Edward.
Si ahora le daba la excusa para poder abandonar el dormitorio de Bella, le costaría horrores volver a entrar.
Edward tomó el butacón del cuarto de Bella y lo acercó al borde de la cama, y se quedó allí quieto como una estatua, observando a Bella.
Estaba tranquila gracias al calmante, pero sus rasgos faciales aun destilaban tensión.
Tensión que él solito había gestado, pero… claro que sabía que no le era indiferente a Bella. Lo intuía, por sus escasos pensamientos, y sobretodo por sus gestos ante él, pero la noche que Bella tuvo el incidente, y le soltó aquello de…
- Con lo que me gustas… - Podría… incluso enamorarme de ti… -
Aquella confesión, confirmó sus sospechas… Ella sentía algo por él.
La conversación que estaban manteniendo hacía tan solo unos minutos, hilaba el camino a que fuesen "soltándose", el uno con el otro.
Era cierto que él había puesto cebo para ver como reaccionaba Bella, y al comprobar que ella picaba, junto a sus pensamientos y sus reacciones, lo asustó.
Lo llevó a hacerse esas preguntas, esa pregunta…
"¿Quería ella que le confesara que se había enamorado?"
Y oír a su familia, que estaba escuchándolos… sus comentarios, lo agobiaron… ¡No! No lo agobiaron, lo asustaron… Lo aterrorizaron, y había vuelto a herir a Bella. Le había hecho daño al punto que había llegado a algo físico.
"Edward, por favor… No te atormentes más. A sido solo una discusión, simplemente que Bella no está recuperada y ha sido un poco demasiado para ella; tiene un genio demoledor, y ha podido con ella."
El pensamiento de Jasper no lo calmó en absoluto.
¿Qué iba a hacer cuando Bella despertara?
No podía seguir hiriéndola de esa manera. Tenía que tomar una decisión; realmente ya la tenía tomada. Quedaría de cobarde, porque saldría como un animal herido, pero no veía otra forma para mantenerse alejado y no hacerle más daño. Que las cosas entre ellos no fuesen a más, ni a peor ni a mejor.
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Por suerte, Elish no se había enterado de nada. Entre todos la habían convencido para que subiera a la Reserva con Jacob y se despejara un poco. Si hubiera estado en casa, podría haber llegado a degollar a su padre.
Alice acompañó a Jasper a dar un paseo, lo necesario de lejos para dejar de sentir todos los sentimientos pesadumbres de Edward.
Estando sentados observando el océano, Alice recibió una visión. Breve pero muy clara.
- Edward se va. - Alice clavó su triste mirada en la de Jasper, que la observaba con sorpresa.
- ¿Cómo que se va? - preguntó pesaroso a la par que extrañado. - ¿Ahora?
- Va a tomar el camino fácil… Bueno, fácil según su criterio. Porque mantenerse separados, va a ser lo más difícil que él tendrá que soportar. Y no, se irá en unas horas, cuando compruebe que el estado físico de Bella está bien.
- Muy de Edward… no dar la cara y asumir las dificultades. - Alice asintió con pesadumbre, mientras Jasper meneaba la cabeza con disgusto. - Estos días parecía estar algo mejor. - Meditaba extrañado - Parecía que el susto con Bella, lo hacía ir abriéndose, viendo las cosas a través de otro prisma.
- Tiene miedo. Parece simple, pero es un miedo que tiene arraigado… Todo lo acontecido con Amelia, lo ha hecho más retraído… - suspiró. - No veo nada más, pero va a sufrir lejos de ella.
- A lo mejor eso le hace abrir los ojos y dejarse de tantos miedos. - Respondió molesto Jasper. - Todos hemos pasado por cosas y nos hemos recuperado.
- Espero que esa visión, no tarde en llegar para poder ayudarlo. - susurró Alice con tristeza.
Jasper abrazó a su mujer con ternura, sabía que para ella era durísimo separarse de Edward; era su hermano favorito, su mejor amigo del alma… Su conexión era tan fuerte y sólida como la suya como pareja.
La decisión de Edward no iba a dolerle solo a él… Alice sufriría por su ausencia, Esme estaría llorosa por perder su primogénito… Todos sufrirían… Y Bella… ¿Cómo lo gestionaría ella?
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TRES MESES DESPUÉS
CASA CULLEN
- Bella, acuérdate de ponerte la mascarilla. - Le recordó Carlisle por enésima vez esa mañana.
- Si… - Respondió con tonito. Carlisle rodó los ojos, pero de ellos se le escapaba una sonrisita.
Carlisle la interceptó en el hall de la casa. La miró intentando ponerse serio.
Bella alzó la mano, meneando la mascarilla con un dedo.
- ¿Ves? Aquí la tengo.
- Muy bien, lo que te intento meter en esa cabecita tuya tan terca, - ambos sonrieron - es que te la pongas. Aunque estamos lejos de los núcleos urbanos, siempre hay riesgos.
- Lo sé. - Bella dejó las gracias, para ponerse un poco más seria. - Sabes que te agradezco que estés tan pendiente de mí. - Su sonrisa destilaba el amor, si, el amor que se profesaban mutuamente.
- Esta madrugada ha entrado un caso de un hombre con una gripe muy fuerte. Estoy a la espera de los resultados, pero todo apunta a que va a ser el primer caso de Covid de Forks e inmediaciones.
- ¿En serio? - El doctor asintió solemne. - Ufff… pues si la tiene él, entonces los contagios están servidos.
- ¿Entiendes por qué te insisto en que te pongas la mascarilla?
- No quisiera volver a ingresar en la planta de la muerte del ático - Rodó los ojos y se mordió el labio, aguantando la risa. Carlisle meneó la cabeza, pero los surcos de sus ojos y sus labios, delataban su propia risa.
Desde que Edward se había ido, Bella sintió la libertad de poder decir ciertas cosas, una fue "bautizar" la sala médica, como la "planta de la muerte del ático".
Muchas cosas habían cambiado en esas doce semanas. La confianza, la amistad y el cariño sincero entre Bella y la familia habían llegado a puntos que nadie hubiese creido posibles hacía casi cinco meses cuando sus vidas se mezclaron.
- Elish… Me voy sin ti, de verdad. - Alzó la voz Bella. Era la cuarta vez que llamaba a la "chica". - No voy a llegar tarde a clase porque te tires dos horas pintándote el ojo. - Rodó los ojos fastidiada.
- Bueno, bueno… no nos agobiemos. - Elish bajó las escaleras con calma. Como si estuviese desfilando en una pasarela de moda.
- Nena… sabes que soy una fiel defensora de todos los potingues habidos y por haber, pero… vamos a la reserva y son las 8 de la mañana - la miró gesticulando con los ojos. Elish soltó una risita y meneó su melena de anuncio.
- Unos mínimos doña tutora… ahora si que eres Stra. Isabella - sonrió con su broma, pero cuando vio como a Bella se le desencajaba la cara ante el "sobre nombre", rectifico en el acto. - ¡Oh! Perdona Bella… Se que no te gusta que te llame así, solo era una broma… Lo siento, perdóname.
- Está bien, no pasa nada - Bella se recompuso sonriendo… bueno, fingiendo una mala sonrisa.
Para un humano habría, más o menos pasado, pero para los ojos de un vampiro, su gesto estaba cargado de tensión y… tristeza.
Carlisle suspiró de forma inapreciable y el resto de la casa, cada cual donde estuviese, imitaron el mismo gesto.
Tres meses sin Edward, y Bella seguía sin superar ciertas cosas. Que daño más absurdo estaba haciendolos padecer Edward.
- Carlisle, ten cuidado, ¿eh? - La mirada de Bella, era la preocupación junto con el cariño, en estado puro. Al patriarca Cullen solo le faltó ronronear.
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- Elish, ahora que estamos en el coche, a solas… Veras… se que has vuelto a crecer, a madurar. Ya tienes como 16 años aunque tu apariencia es de menos… no aparentas más de 13, por lo que no deberías ir tan arreglada… Casi vas rozando lo provocativo. - Elish arrugó el ceño. - He visto como Jacob te mira desde tu último avance, y… bueno… Tu parece que intensificas esa atención.
- Bella, ya te lo dije, no hay nada de lo que preocuparse. Me mira porque bueno, soy guapa - ambas sonrieron y Bella asintió - y le llama la atención mi cambio. Hace menos de tres meses, cuando te paso… aquello - ese era un tema delicado para Elish - y crecí, parecía una niña de 9 años y mi mentalidad era de 14, ahora el cambio es más… llamativo. Estoy haciéndome una mujer. - inclinó los hombros. - Sin más.
- Se que los hombres, sobretodo los más jóvenes, se dejan llevar por las hormonas con facilidad, pero por favor, no incites más a que te miren. Jacob sobre todo, es familia, es tu padrino.
Bella no se quedó convencida con esa charla, ya que no era tonta y se dio perfecta cuenta de que Elish estaba dándole largas. No es que fuese tan excesiva como le había dado a entender, pero si que se arreglaba un poquito más de lo normal para subir a la reserva; y lo que más angustia le daba, es que no solo Jake la miraba, ella le devolvía esas miradas.
Las había interceptado varias veces y se le ponían los pelos de punta. Eran casi hasta enfermizas, repugnantes.
Si algo debía surgir entre ellos, Jacob debía esperar un poco, al siguiente golpe de crecimiento. Entonces ella ya sería una jovencita, pero ahora, era una preadolescente, poco más que una niña.
Ya había dejado caer algo delante de la familia, pero todos le habían restado importancia. Debería volver a cargar sobre el tema antes de que pasara algo más íntimo entre ellos.
"De esto debería ocuparse su padre, y no desaparecer teniendo una hija con semejante problema de crecimiento… - Suspiro - ¿Dónde estás? Ni una sola llamada, ni un mensaje… ¡Nada! Me has apartado de tu vida de un plumazo… Y, ¡joder cómo duele! No puedo sacarte de mi pensamiento, por mucho daño que me haga pensar en ti, y pensar cómo me dejaste.
·
- Bella… ¡Bella! - La llamó alzando la voz Elish.
Ambas se miraron un segundo. Elish lo hizo con toda la intención, ya que quería atrapar su mirada y leer dentro de su alma.
Tal como había supuesto, Bella se había entristecido; un pensamiento se había metido en su cabeza y podía apostar quien era el protagonista de ese pensamiento…
Su padre.
- Por favor, no estés triste. - Bella tragó saliva, pero ya estaba "hipnotizada" por los ojos de Elish. - Él volverá. Entrará en razones y verá que las cosas no se pueden hacer así… Volverá, y entonces vosotros…
Bella, a parte de influida por el don de Elish (sin saberlo), que estaba intentando levantar su ánimo, volvió a la vida al escuchar:
Volverá.
Entrará en razones.
Vosotros.
Su adrenalina subió como la espuma, como cada vez que se tocaba el tema "Edward". De la pena, pasó en nanosegundos a la rabia. La rabia que sentía por sentir, y por ser tan obvia.
- Se que es tu padre, y lo siento pero… la vida, para mí, es mejor desde que se fue.
Mentira
- Desde hace tres meses, mi relación en tu casa, contigo y con la familia ha ido genial. - Exclamó gesticulando con los ojos y las manos. - Solo has de ver que ahora duermo cuatro e incluso cinco días en vuestra casa. - Lanzaba las palabras atropellada.
Eso si era cierto. Pero las dos primeras semanas, fueron brutales. Su tristeza era tal, que Jasper no podía permanecer cerca de ella por más de unos minutos.
Desde que pudo retomar su vida normal y sobretodo sus clases, su estado anímico había mejorado, y con cada día que pasaba, mejor estaba.
Dia a día, la relación con los Cullen había superado la barrera del aprecio, al cariño, llegando al amor fraternal. Y ese amor, era mutuo.
- Bella… - Elish la llamó con pena; con comprensión y amor.
- ¡Venga, ahora vamos! Se nos hará tarde.
Elish no pudo "aplicarle" la suficiente fuerza para levantarle el ánimo a Bella, pero le consolaba el saber que nada más que comenzaran las clases, su estado mejoraría.
Aquellas clases eran la vida para ella.
·
- Hola chicas. Que guapas… se nota que ya empieza a hacer calor, que venís con menos ropa - Soltó Jake al verlas pasar al lado de su casa; camino que tomaban para ir al edificio de la clase. Pero en cuanto pronunció la última frase su rostro se ruborizó al darse cuenta de cómo había sonado.
- ¿Perdona? - Bella le alzó una ceja, molesta.
- Perdonar… No quería que sonara así. - Se rascó la cabeza - Me refería a que usáis una ropa más… primaveral. Sin aquellas bufandas que solo te dejaban ver los ojos - sonrió divertido. Bella bajó esa ceja acusadora y le dedicó una pequeña sonrisa.
"Parece que pasaran años desde aquello, y solo han sido unas semanas… algo más de tres meses… Tres meses desde que… ¡Para!"
Pestañeó varias veces para sacar ese pensamiento de su cabeza, cuando volvió a enfocar la mirada en Elish y Jacob, ellos estaban mirándose… Mirándose de esa forma que le hacía poner los pelos de punta.
Ambos se habían quedado prendados el uno en el otro como tontos; como tontos… enamorados.
- Elish… - la llamó con dureza. - Llegamos tarde. Hasta luego Jacob.
El chico se dio perfecta cuenta de que cada día estaban siendo más obvios y que para la avispada Bella, no pasaba desapercibido la atracción entre ellos.
Por mucho que Elish "hipnotizara" a Bella, había cosas de las que no era capaz de modificar.
Si consiguió que Bella eliminara el pudor con toda la familia, haciendo que la chica se sintiera con más confianza y que las cosas extrañas que su tutora observaba, las obviara.
Eso ayudó a que se integrara más y más rápido. Ya que Bella llegaría a tratarse así con ellos, con el tiempo. Pero Elish quería que fuese ya. Quería disfrutar de la Bella abierta ahora.
La familia no estuvo muy convencida con esa actuación de Elish en un principio, pero tras ver lo bien que resultó, lo bien que estaban todos, no le impidieron a la niña que de vez en cuando, volviese a hacer su magia con la humana.
·
Ya pensabais que iban a declararse, ¿eh?
¿Desde cuándo pongo yo, las cosas tan fáciles? Jajajajaja...(Risa malvada)
Bella esta notando los efectos de la imprimación entre Jake y Elish, y por supuesto que le parece repugnante... ¿A quién no se lo parecería?
¿Tardará Edward en volver?
NOS LEEMOS PRONTO
