¡HOLA MIS BELLAS!

No he tardado mucho, ¿eh?

Este capi, es la cereza del pastel del fic. El capi que todas esperábais desde el principio...

Espero que lo disfruteis.

MIL MILLONES DE GRACIAS POR TODOS VUESTROS REVIEWS. ME ENCANTAN


CAPÍTULO 24


A la mañana siguiente, Bella despertó sintiéndose feliz a unos niveles estratosféricos. Su rostro tenía una sonrisa permanente, sin rastro de su habitual mal humor mañanero.

- Ummm… - Ronroneó estirándose, y frunciendo el ceño ante ciertos dolores musculares. - ¡Vaya! - Se sorprendió, mordiendo su labio con picardía.

Una sonrisa traviesa dio paso a la de felicidad.

"¡Qué falta me hacía tener sexo…! Bueno… con él. Y… ¡fue apoteósico!"

Su mente comenzó a rememorar el encuentro de hacía unas horas…

Los finos y delicados dedos de Edward mientras le quitaba la camiseta del pijama. Sus ojos brillantes al ver sus pechos y relamerse al enfocarse en sus pezones erectos.

Sus manos acariciándolos con deleite, sacándole un suspiro profundo.

Sus labios besándola desde la hendidura de su cuello, bajando entre sus pechos, mientras no dejaba de acariciarlos; y con una lentitud agónica, como se había metido un pecho en la boca, y succionó, arrancando un gemido de sus labios, y como su espalda se había arqueado de placer.

Poco a poco, las avariciosas manos de Edward habían ido bajando, con caricias y besos.

Se mordió el labio rememorando como él le había quitado el pantalón y las braguitas, mientras besaba su pubis. Mirándola con deseo. Y como había metido su lengua helada entre sus labios vaginales, abriendose paso y torturando a su hinchado clítoris.

Una sonrisa aun más pícara se dibujo en su rostro, al recordar como ella, tras su primer orgasmo, se levantó, lo miró de forma salvaje y lo tumbó en la cama. Le quitó de un movimiento sus pantalones y boxer y pudo contemplar la gloriosa erección de Edward.

Mirándolo saliendo su deseo a borbotones, fue lamiéndolo, mientras él gemía y respiraba agitado; hasta que se lo metió en la boca, succionando su punta. El ver a Edward casi rozar la locura, la excitó; notaba su propia humedad empaparla.

Y lo más glorioso, cuando Edward volvió a ponerla sobre el colchón y con lentitud, delicadeza y un erotismo apabullante, la penetró.

Aquello fue ver a Dios en persona.

El gemido de ambos, fue un grito de placer puro.

Casi rozando el clímax, ella se volvió a cambiar, y se sentó sobre él a horcajadas. Edward se sentó y mientras ella lo follaba, el comía sus tetas como un famélico.

Se sorprendía ahora, y se sorprendió en aquel instante de la fuerza de Edward sujetándola y moviéndola en esa postura complicada.

No duraron mucho más, hasta que ambos se corrieron. Jadeando, intentando recobrar una respiración normal.

Sus cuerpos mojados cuando Edward la abrazó y la beso en los labios con un sentimiento que paralizaba el corazón.

- No sabes lo mucho que te deseaba - Le murmuró él en los labios.

- Lo sé - Le respondió ella, mirándolo con una ceja alzada, fingiendo soberbia.

- ¿Así que lo sabías, eh? - Edward se movió y le hizo cosquillas, sacándole unas risueñas carcajadas.

- Yo… yo también… te deseaba - Tartamudeó entre risas.

Edward paró de "atacarla" y la miró fijamente. Su cuerpo casi por completo encima de Bella.

- No solo es deseo… Hay más. Eso lo sabes también, ¿no? - La miró serio, pero le levantó una ceja, simpático. Bella suspiró y clavó sus orbes en los de él; mirada limpia, sincera.

- Si. Lo sé, porque es el reflejo de lo mismo que siento yo. - le declaró.

· - ·

Abajo en la cocina, Edward le preparaba el desayuno, cuando comenzaron a llegarle imágenes de la pasada noche.

Había sentido a Bella despertar, pero no hubiera imaginado que ella reaccionase así. Feliz, encantada e incluso, (y siendo vulgar) cachonda.

Y feliz, encantado y cachondo, comenzó a sentirse él, como un acto reflejo.

Eso solo significaba que ella no estaba arrepentida, ya que él había arriesgado mucho. Aunque tras besarla, Alice lo animara dándole seguridad, su hermana no le garantizó el despertar de ella.

·

- Papá… - Elish entró en la cocina, mirándolo casi con reproche. - Por favor… Tienes la cara contracturada. Deja de pensar cosas raras, ¿vale?

Cuando Edward se giró hacía su hija, esta capturó sus ojos y lo miró intensamente.

Su poder había crecido por lo que su "víctima" no tenía escapatoria.

Lo influyó de forma comedida; suave. Lo justo y necesario para que su padre viese las cosas más en positivo.

Eso ayudó al inseguro vampiro a dejar de lado sus pensamientos negativos y volver a estar pletórico.

Elish apartó despacio la mirada y Edward no había sido consciente del "hechizo" de su hija.

- Voy a ver a Jake. Vamos a aprovechar a pasar un rato juntos mientras tu y Bella… os entreteneis - Le alzó las cejas juguetona.

- ¡Elish! - Exclamó exagerando su afrenta. - ¿Cuándo has crecido tanto y te has vuelto tan mayor? - Le preguntó Edward mientras la abrazaba.

- Simplemente vivo con tío Emmet.

Ambos rieron ante la contestación, acertada, de Elish.

· - ·

·

Bella seguía recordando partes de la pasada noche con Edward…

Edward la besó. Con profundidad, con pasión… Sin tantos preámbulos como la primera vez; declarando en ese beso tanto su deseo, como su amor por ella.

Beso que fue recibido y correspondido de inmediato.

Eso encendió sus células y los llevó a hacer el amor por segunda vez.

Y esa, fue incluso mejor que la primera.

No había permisos tácitos que dar, ni remilgos, ni vergüenzas…

·

- Toc - Toc -

Dos suaves golpecitos la hicieron volver a la realidad, al presente.

- Pasa - Cedió sentándose en la cama y cubriéndose con el edredón.

- Buenos días dormilona - Edward entró cargando una bonita bandeja. - Te traigo el desayuno - Anunció lo obvio, con voz suave.

Bella lo observó y no le hizo falta mucho para darse cuenta de que él estaba tanteándola. Sus gestos, su voz… Él iba con cuidado. Nada de la seguridad apabullante que solía desprender.

Y era totalmente cierto. Edward se sentía un tanto, tímido. Inseguro sería la palabra adecuada.

Aunque estaba animado, (gracias a la intervención de su hija) y eso se notaba en su rostro, la inseguridad ante la reacción de Bella, seguía ahí.

- ¡Genial! Me preguntaba donde estarías. - Le contestó Bella risueña. - Pensé que tras seducirme, me habrías abandonado.

El tono de Bella era claramente bromista, y sus gestos teatrales los secundaban.

Edward depositó la bandeja en la mesa, junto a la ventana y se acercó a ella en un movimiento rápido, aunque humano.

- Jamás… Jamás volveré a irme. Aunque me lo pidieras, pelearía por quedarme. - Le respondió, subiéndose a la cama a cuatro piernas, y acercándose a Bella.

La cual inspiró embebiéndose del aroma de Edward y quedando pasmada. - Y menos me iré ahora, después de haber probado los pecados de tu cuerpo, y… tu alma. - Le clavó la mirada, completamente enamorado.

- Vaya… - Dijo mientras soltaba el aire, sintiendo como sus mejillas se coloreaban y "algo" entre sus piernas comenzaba a palpitar.

- Eso… vaya… - Edward sonrió socarrón - Me encanta cuando te dejo sin palabras. - Bella rió y le alzó las cejas.

Tras un par de segundos mirándose a los ojos, Bella dio un brinco y se abrazó a Edward, sin importarle lo más mínimo, más bien al contrario, estar completamente desnuda.

Pasó los brazos por su cuello y lo besó. Con hambre… con deseo. Incluso más que en la noche.

Algo había cambiado dentro de ella. Estaba segura de él. No lo sabía explicar, pero sentía sus barreras bajadas frente a Edward.

Lo amaba y se sentía bien.

Edward le devolvió el beso sin dudar, acariciándole la espalda. Ella se estremeció, y él no quiso darle vueltas a ese gesto; prefirió pensar que era su excitación y no sus manos heladas.

Bella se puso de rodillas en la cama y sin más, metió las manos entre la camiseta de Edward; tras acariciarle el moldeado abdomen y el pecho, le quito la prenda de un solo movimiento, y antes de que él casi fuese consciente, ya había bajado sus ágiles y apuradas manos al botón de sus vaqueros.

Edward casi gruñó, cuando tras soltar el botón, Bella metió sus dedos, tocó su pelo púbico y acarició con sus dedos revoltosos, la punta de su pene, el cual ya estaba en modo ataque y ansioso de atención.

Le bajó el pantalón junto con el boxer y sin más, se agachó y se lo metió en la boca. Edward dejó caer la cabeza hacía atrás, y por mucho que lo intentó un pequeño gruñido salió de sus labios.

- ¡Oh, Dios, nena! - Gruñó con voz ronca.

Bella sacó su polla de la boca, pero lo agarró firmemente con la mano.

- Nena… ¿Qué? - Preguntó como un reto, mirándolo desafiante y erótica.

- Me encanta… - Bella dio un movimiento suave pero efectivo a la enorme polla de Edward.

- Te encanta… ¿el qué? - Bella se sentía extremadamente poderosa teniendo a Edward a su merced.

Otro movimiento, y otro gruñido salió de la garganta del vampiro.

- Bella… - la llamó en un tono de advertencia.

- Dilo… - Otro movimiento, otro gruñido. - Dilo, Edward… Quiero oir esa boca sucia que tienes y te esfuerzas en callar.

- ¡Me encanta que me la chupes! - Bella sintió un escalofrío recorrer su columna - Ver como me miras mientras te la metes en la boca. Como la lames con tu lengua caliente y la chupas.

- Mucho mejor así - Gesticuló un rostro inocente, pero sus ojos ardientes estaban ahí.

Volvió a mover la mano, mientras depositaba un beso en el cuello de Edward. Eso fue el detonante:

Edward la movió un poco demasiado deprisa para un humano, depositándola en la cama, con él entre sus muslos; para cuando Bella quiso ser consciente del cambio de posición, Edward ya tenía su polla en su entrada mojada.

De un solo empujón, aunque siempre controlando su fuerza, el vampiro la penetró, sacando un grito de placer de la humana.

- ¿Así que te gusta que sea, sucio? - Bella se retorcía de placer, solo pudiendo asentir; las palabras se le agolpaban en la garganta.

Edward lamió su cuello, su carótida y sopló un poco de aire. El contraste de la piel caliente de ella, con su aliento frío, la hizo enloquecer. Y enloquecido se quedó él al ver como esa arteria se abultaba y el flujo de sangre aumentaba.

Ella intentó agarrarlo, pero él no se dejó tocar. Le sujetó las manos por encima de su cabeza con una de las suyas, y con la otra, le apretó un pecho. Masajeando y dándole lamidas frías con su lengua.

- Edward… ¡Oh, Dios! - Gimió ella mientras seguía retorciéndose.

Para Edward fue una imagen erótica a la par que preciosa. Ella, entregada a él en el acto más básico de todos. El sexo. La intimidad.

Su cara enrojecida. Su pulso y respiración agitados. La respiración jadeante. Su pelo, como una manta, moviéndose al compás de los movimientos espasmódicos de su cabeza.

- ¡Más! - Gritó ella. - No pares. Sigue… oh, cariño… Sigue, sigue.

- ¿Sabes lo que me gusta aun más que me la chupes? - Bella paró de moverse y enfocó sus ojos hambrientos en los de Edward. - Estar dentro de ti. Sentir mi polla apretada por tus paredes. Comiéndome y chupándome con tu coño. - A Bella le dieron vuelta los ojos ante las "sucias" palabras de Edward.

Tras dos empujones suaves y profundos, sacando a ambos gemidos cargados de erotismo, ambos de corrieron.

Edward se vacío en Bella, agarrándose un muslo con su propia mano y apretando, ante el riesgo de hacerle daño a ella.

La primera vez que hicieron el amor, Edward sacó su miembro de Bella en el último momento; se había dejado llevar demasiado y el momento de su climax lo pilló desprevenido.

La había sacado, pero estaba seguro que parte de su "esencia" se había introducido en Bella.

La segunda vez fue más consciente de todo, y estaba preparado. Sacándola con margen de maniobra. Sabía que Bella se había dado cuenta, pero estaba disfrutando de los últimos espasmos de su orgasmo.

Y esta tercera vez, se corrió dentro. Sin más.

Cuando sintió el climax estallarle en la punta de su pene, volvió a empujar, vaciándose hasta la última gota.

Cuando el raciocinio volvió a él, se sintió avergonzado. De poder, estaría rojo como un tomate.

- ¡Oh… Yo, lo siento! He sido imprudente y desconsiderado. - Murmuró. Bella le alzó una ceja, con cara chistosa.

- Podríamos decir que sí. - Le sonrió ella maliciosa. - Pero puedo entender que mi coño te hace perder los papeles - Edward abrió los ojos, primero sorprendido y luego sonriendo pícaro.

- Si. Así es… Es usted peligrosa, señorita Isabella. - Bromeó.

- Y me encanta tenerlo a mi merced, señor Cullen. - Le devolvió la broma. - Tranquilo, acabo de tener la regla hace unos días. Aun faltan días para entrar en tiempo peligroso - apuntilló al aire. - Y… por supuesto estoy limpia. - Lo miró con intención.

- Yo también, por supuesto. Si no tuviese la seguridad de ello, jamás hubiese tenido sexo sin protección contigo.

Bella se mordió el labio. La pregunta rondando su mente, pero no queriendo saber la respuesta en caso de que no fuese buena.

"Limpio… Seguridad, ¿Por qué? ¿Cuánto hace?"

- Estoy seguro porque desde antes de nacer Elish… - Edward apretó la mandíbula, sintiéndose un tanto tímido. - No ha habido nadie.

- ¿Mas de año y medio? ¡Imposible! - Gesticuló Bella asombrada. - Con lo atractivo que eres… - Meneó la cabeza incrédula.

- No he conocido a nadie con quien quisiera volver a compartir tal intimidad. Lo de Amelia me dejó muy tocado… - Suspiró - Hasta que tu, llegaste como un tsunami a mi vida. - Su sonrisa podría deslumbrar hasta un ciego.

Bella lo miró con una sonrisita tímida, sonrojada y bajando su mirada. Estás declaraciones de Edward, aun la sobrepasaban… solo hacía doce horas que ellos… No sabía muy bien, ¿qué? Que se habían declarado.

Tras unos segundos de cómodo silencio, Bella lo rompió.

- Voy a darme una ducha. Tu corrida está resbalándome entre los muslos. - Lo miró destilando erotismo, volviendo a su anterior estado desenfadado, y Edward tuvo que inspirar profundo, para que su polla no entrara en acción, otra vez.

- Tienes una lengua sucia… y no te haces una idea de lo cachondo que eso me pone - Bella sonrió divertida.

- Idem, señor remilgado. - Le alzó las cejas mientras salía meneándose, desnuda, al baño. - Si no te importa, retira las sábanas, están mojadas y pringosas, ¡jajaja! - Edward meneó la cabeza ante su comentario y sus carcajadas.

·

Una vez en el baño, no pudo evitar observar la bañera.

- Edward. - Lo llamó. - ¿Estamos solos en casa?

- Si. Carlisle está en el hospital, Elish está en la Push y el resto ha ido a Seattle a abastecernos. - Respondió.

Hubo un silencio y de pronto, una imagen de la bañera le llegó a Edward; era un pensamiento de Bella.

Era hora de hacer algo romántico. No quería que entre ellos, estas primeras veces, fuera todo sexo sucio. Era inmejorable, pero quería, necesitaba, cortejarla.

Puso su canción en el reproductor del apartamento de Bella, con una orden a "Siri".

Desnudo, entró en el baño justo Bella acababa de preparar la bañera.

- Me has leído el pensamiento - Le susurró al oído, acariciando su cintura y rozándola con su cuerpo. Bella se estremeció de anticipación. - No… Esta vez vamos a hacerlo a mi manera.

"Quisiera haberte escrito una canción emocionante.

De esas que el abajo firmante siempre exagera.

Una canción que tus encantos elevase.."

La canción comenzó a sonar, justo cuando Edward volteó a Bella, poniéndola frente a él, la abrazó, balanceandolos al son de la música.

Bella acurrucó la cabeza en su pecho desnudo y Edward bajó la cabeza, cantándole la canción al oído.

El corazón de Bella comenzó a tronar, desbocado. Había hecho la conexión:

Esa canción era de Edward. Tenía que serlo.

- La escribí cuando estabas… convaleciente. - Buscó una palabra suave. - Cuando fui consciente de lo cerca que estuviste de morir, de desaparecer… - Inspiró. - Algo dentro de mí, hizo click. - Hizo un silencio. - Me senté al piano para tocar algo, a modo de distraerme… de tranquilizarme, y de pronto… las notas aparecieron en mi mente, y la letra… es una forma de decirte lo que significas en mi vida. - Bella jadeó, nerviosa. - De decirte que mi vida está incompleta sin ti, que haría todo, cualquier cosa por tí… De confesarte que te amo.

La respiración y el pulso de Bella atronaba.

- Se que esto te agobia, porque voy unos pasos delante de ti. Se que tienes esos sentimientos, pero…

Bella alzó su mano, posando sus dedos en la boca de Edward. Callándolo.

- Si… vas un poco por delante… - Sonrió suave. - Pero… ahora es el momento. - Suspiró y su sonrisa se volvió melosa - Yo también te quiero. Mi corazón late por tí.

Edward la besó. Intenso, romántico, pasional. Despacio. Haciéndose el amor en forma de beso.

Una declaración que quedó firmada y sellada.

·

·

En la Push, todos estaban en movimiento. Sabían gracias al Dr. Cullen del encierro con más margen que el resto de la población, por lo que se habían aprovisionado con tiempo.

Ahora, todos repartían comida, agua y enseres a la gente mayor de la reserva.

Elish pasó allí toda la mañana ayudando a la que sería parte de su familia sin tardar mucho.

Su vínculo con Jacob era cada vez más fuerte, sobretodo desde que la atracción física había hecho acto de presencia entre ellos.

·

- Nena - Jake la sostuvo de un brazo, caminando unos metros; alejándose del resto - Llevas toda la mañana… no sé… Extraña. Como si estuvieses en una nube. Feliz. - Intentaba poner palabras a su percepción de su imprimada.

- ¡Oh, Jake! Llevo toda la mañana aguantándome para contarte algo. - Su sonrisa podría iluminar un planeta - Pero nada más llegar ya me vi rodeada de todo el mundo.

- ¿Es un secreto? - Le preguntó cortándola. - Debes decírmelo para que mi imprimación supere al lobo. Si no, en cuanto me convierta, toda la manada se enterara.

- Es un secreto. Quiero que guardes silencio por mí. - Le dijo solemne. De esa forma, el poder de la imprimación, le "obligaba" a guardar silencio. Ambos asintieron. - Mi padre… y Bella… - Gesticuló con las cejas, pícara.

- ¿Han hablado? ¿Se han amigado….? - Jake abrió los ojos asombrado, al ser consciente de lo que Elish intentaba decirle. - ¿Ellos…? - Gesticuló con los ojos, pícaro.

- ¡Si! Y se han declarado. Ha sido tan romántico… - Suspiró - Mi padre sigue sin ser consciente de lo que ha evolucionado mi sistema auditivo, ¡jajaja!

- ¿Así que, se han acostado…? - Preguntó directamente.

- Bueno, realmente no han dejado de estar uno encima del otro desde que se tocaron ayer por la noche, ¡jajajajaja! - Rió divertida y sobretodo feliz.

Jake tuvo que inspirar hondo un par de veces para tranquilizarse. Esa información, saliendo de los labios de "su chica", le hicieron tener pensamientos aun prohibidos.

Elish aun era tan dulce… tan inocente.

- ¡Vaya! - Respondió Jake, una vez recuperada la capacidad del habla.

Elish le acarició la cara con dulzura.

- Se que has pensado en nosotros… así - lo miró con picardía. - Sabes que mi deseo sexual está despertando, pero aun tengo mis hormonas adormiladas.

- Y doy gracias al cielo por ello. - Rodó los ojos con guasa. - Si no, tu padre tendría que atarme las manos… o arrancármelas de cuajo. - Elish le dio un golpe en el hombro.

- En cuatro meses cumplo los dos años. Carlisle me explicó que sería uno de mis últimos crecimientos. Para entonces, si no antes, volveré a crecer, a evolucionar, y mis hormonas también. - le guiño un ojo - Ya no parecerá que tengo 15 años. Carlisle nos lo contó a ambos, que será el cambio más significativo, ya que mi evolución física y emocional me llevará a ser casi una adulta.

- Y más vampira - Respondió él.

- Si… - suspiró ella. - Todavía queda una posibilidad de que ovule. No pierdas la esperanza de que pudieramos ser padres. Yo no la he perdido. - Jake acarició con suma dulzura el rostro de su amor y ella tomó su mano y la besó. Ambos mirándose con adoración y esperanza.

El gesto de Elish volvió a cambiar, poniéndose ansiosa.

- Pero ahora el tema, son mi padre y Bella. - Su rostro resplandeció de nuevo.

- Elish… no quiero entristecerte. Me encanta verte así de feliz, y me alegro por ellos, en serio, pero… Bella aun no sabe lo que sois. ¿Has pensado cómo se sentirá cuando descubra que se ha acostado con un vampiro? Que le ha declarado… - Jake no supo seguir.

- Ellos se dijeron que se querían. - Murmuró Elish abatida. - Eso no puede olvidarse así sin más.

- No, no es que se olvide. Pero los sentimientos pueden cambiar rápidamente. Si ella no lo toma bien, ese amor puede volverse otro sentimiento, y no será romántico.

- Lo sé. - Bajó la mirada. - Y no voy a interferir - Sentenció firme. - Pero que ella haya confesado que lo quiere… es bueno.

- Si, es bueno. Ahí, tanto Edward como el resto, tenéis vuestro clavo ardiendo al que sujetaros. Puede que tras asimilar vuestra condición, esos sentimientos la hagan aceptaros. De verdad que espero que sea así. - Le sonrió - Sabes que tendréis el apoyo de la manada - le declaró, animándola. - Y de Charlie. No lo olvides.

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Seattle

Los Cullen se habían movilizado para hacer las compras tanto de lo necesario, como de "caprichos". Ellos podían distraerse fácilmente, pero sabían que Bella, como humana, podría agobiarse estando encerrada.

Alice fue la encargada de comprar cosméticos y ropa. Esme también ayudó en eso, y le dio sendas listas a Emmet y a Jasper para que ellos compraran la comida.

Rose se encargó de abastecerse de nuevo material informático.

A parte, todos por su cuenta, compraron cosas para Bella:

Video juegos nuevos. Libros. Revistas.

Se reunieron, para reorganizarse, y comprobar qué podría faltar.

- Quiero hacer una compra en la tienda de alimentos biológicos. A Bella le gustan mucho. Que tenga productos de su agrado, la mantendrá entretenida haciendo comidas. - comentó Esme.

Alice se quedó ida. Jasper ipsofacto a su lado, tocándola.

- ¿Alice? ¿Ocurre algo? - Preguntó Rose, preocupada.

- No lo se… - Gesticuló con dolor en el rostro. - Hay algo… Algo está por pasar, en casa.

- Alice… - La apremió Emmet.

- Es una visión de Bella… en el bosque al lado de casa. - Todos fruncieron el ceño.

¿Qué hacía Bella en el bosque?

- Ella corre… Asustada - murmuró con congoja. - De alguien. La visión se desvanece, y vuelve con otra imagen de ella, apoyándose en un árbol. Como si estuviese atrapada. - El rostro de Alice mostraba tristeza y tensión. - Otra imagen, es ella mirándose la mano… ensangrentada. - Todos jadearon.

Todos pestañeaban sobrecogidos. Era una visión extraña.

En esos momentos extrañaban a Edward, él era quien sabía interpretar y descifrar estas visiones.

- ¿Ella está herida? - Rose tenía su mandíbula apretada, en un gesto muy vampírico.

- ¿Y Edward? - Preguntó Emmet.

- Él no dejaría que nada le ocurriera a Bella. - Comentó Esme visiblemente preocupada..

- Él, él sale en la visión. - Susurró Alice acongojada. - Parece que él, es de quien ella huye.

"¡Oh!"

- Alguien tiene que preguntarlo- Comentó Emmet; las miradas del resto cabizbajas, intuyendo la pregunta. - ¿Creéis que Edward la ha… atacado? - Se atoró al preguntar, ante los rostros tensos de su familia.

- No lo sé. - Alice fue la encargada de responder.

- ¡No! - Esme, de forma seria interrumpió a su hija. Alice la miró con comprensión.

- Yo tampoco quiero creerlo. Quiero imaginar que tenga otra explicación, pero es lo que la visión me dice. Ella corre, aterrada y él sale en mi visión corriendo, por detrás de ella, como si la siguiera.

- A lo mejor se descontroló… - Intervino Rose. - El sexo es… te deja sin raciocinio durante unos instantes, y Edward lleva demasiado tiempo de sequía, a parte de lo muchísimo que desea a Bella. - Jasper asintió dándole la razón a Rose. - Pudo perder la compostura durante un segundo, y… morderla, o que sangrase, las mujeres humanas a veces sangran durante el sexo - Explicó - Y hacerle a él descontrolarse.

- No quiero más conjeturas contra vuestro hermano. - Los acalló Esme de manera severa.

- Es una visión que pasará. Lo sé. Siento cada visión de forma diferente, y esta es de las que está asentada firmemente en el futuro inmediato.

- ¿Cómo de inmediato? - Preguntó Jasper.

- Es de hoy. De esta tarde. - Contestó segura.

- Pues debemos darnos prisa. Nos llevará más de dos horas llegar y ya es medio día.

- Estáis pasando un detalle importante por alto - Comentó Rose. - Tal como describes tu visión, si ella corre de Edward es posible que, tras un descuido de él - miró con disculpa hacía Esme, la cual frunció los labios - ella descubriera, bueno… nuestro secreto.

Se miraron entre ellos, con los rostros contrariados.

- No te se decir… - Respondió Alice tras un silencio - Pudiera ser. Es una versión muy factible. - Apoyó. - Pero también puede que ella corra de otra cosa y Edward corra para protegerla… - meneó la cabeza, agobiada. - Hay varias alternativas.

- Vamos… debemos darnos prisa. - Apremió Esme, visiblemente nerviosa.

"

La familia se puso en modo acción.

Dejaron la tienda de comestibles relegada al olvido y tomaron los dos coches que habían traído, adquiriendo una velocidad imposible desde el inicio.

Era imperativo llegar cuanto antes.

Fuese cual fuere el motivo, debían llegar pronto y evitar males mayores.

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FORKS

Cuando Michael despertó en el apartamento de Mallorie, que no era otra cosa que el piso de arriba del garaje de sus padres, el chico ya se había ido.

Recogió todos sus trastos de dormir en el sofá, como buen invitado, y como le había dicho la noche anterior, se fue al bar donde él trabajaba.

Cuando llegó, pasó desapercibido; había poca gente debido al covid y los pocos clientes estaban sumidos a sus cosas.

Pasó al lado de dos chicas entradas en sus veinti-largos, que estaban sumidas en lo que parecía una muy entretenida conversación.

Se sentó en la barra cerca de ellas, ignorándolas.

Mallorie estaba atendiendo la barra, a esa horas no había pedidos, por lo que ayudaba atendiendo.

Tras saludarse, le tomó nota de su comanda. Al cabo de un unos minutos le sirvió su comida.

En ello estaba, intentando evitar el parloteo constante de las dos chicas, hasta que el apellido Cullen, salió a relucir. Toda su atención se fue esa conversación, dejando hasta de comer:

- Casi toda la familia se ha ido a Seattle a hacer compra para lo del confinamiento… ¿Te imaginas lo que debe ser tener tanto dinero que puedas permitirte un viaje a Seattle, así sin más? - Ambas chicas rodaban los ojos con añoranza.

- ¡Ya te digo! Pero… ¿no se han ido todos?

- No. El doctor Cullen se ha quedado, él tan buena persona, hace turnos larguísimos en el hospital, - Ambas suspiraron recreando el rostro del atractivo doctor. - Se han quedado la niña… que bueno, parece que ha sufrido otro crecimiento de esos raros, y ahora parece una adolescente - Ambas fruncieron la boca - Edward y… Bella, solitos - Los gestos de las chicas dejaban poco a la imaginación, de lo que podrían estar haciendo "solitos".

- ¿Tu crees que hay algo entre ellos? - Preguntó con intriga.

- Si. Está claro. - Respondió una de ellas, rotunda. - Hace tiempo él bajo con ella al super, pasaron por mi caja y había como tensión entre ellos, pero no dejaban de mirarse a hurtadillas.

- Mi tía dice que ella sería la candidata perfecta. - Sonrieron pícaras.

- No sé como ese bombonazo pudo casarse con aquella chica… - Meneaba la cabeza contrariada. - Esa Bella, parece mucho más ideal para él. Sofisticada, guapa, inteligente… y muy educada. Siempre que viene al super, es super agradable conmigo. Hacen una pareja increible - Ambas asintieron, suspirando.

Michael estaba encolerizado.

¿Su Bella estaba con ese Edward Cullen? ¿Y era la idónea para él?

No. Eso no sucedería mientras él siguiera en pie. Sus planes iban a adelantarse un poco. Tenía que solucionar esto, ¡ya!

Se levantó haciendo ruido y salió como un ánima del restaurante. Tuvo que ir hasta casa de Mallorie a por su coche, lo que lo entretuvo un poco, pero le dio tiempo para ir recordando como llegar a casa de esos Cullen. Aunque era un poco enrevesado llegar, creía haberse fijado bien en el camino.

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Edward volvió a prepararle el desayuno, ahora ya un tentempié, a Bella mientras esta se duchaba, sola.

Le había cambiado las sábanas, contando con volver a mancharlas esa noche. Esa idea le sacó una sonrisita.

Lo que le recordó que debía controlar no eyacular dentro de Bella. No podía embarazarla sin que ella supiera lo que eran. Eso sería cruel y horrible. Aunque debía reconocer que la sensación de venirse dentro de ella, era inigualable.

La forma de Bella, de acoplarse a él, era espectacular. No vio ninguna señal de que la dañara, al contrario. Ella lo recibía preparada y dispuesta.

Que diferente fue con Amelia.

Frunció el ceño y meneó la cabeza, sacándose semejante comparación de sus pensamientos.

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Estuvieron hablando de arte, de ciudades visitadas y las que estan pendientes. Y Bella le habló de su sueño de vivir una temporada en París.

- Aunque si tengo que posponerlo un tiempo, no me importaría. París va a seguir ahí. - Edward la miró dulce, pero con curiosidad. - Le prometí a Elish que cuando obtuviese su título de secundaria, iría con ella a la universidad. Por lo menos, mientras ella me necesite.

- ¿Cómo puedes ser tan perfecta? Y… lo más importante, ¿cómo he podido vivir tanto tiempo sin ti? - A Bella solo le faltó ronronear.

- Estabas esperando a que llegara a tu vida, y la pusiera patas arriba. - Le contestó risueña.

- Exacto… Un caos maravilloso - Le besó la coronilla con adoración.

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Edward tuvo que tomar un plato preparado de los que tenían en la otra cocina y, por supuesto, tragarlo.

En un rato, cuando Bella estuviese despistada, tendría que obligarse a vomitar y sacar ese peso asqueroso de su inservible estómago.

Ambos con su comida, se fueron a comer al salón y se acurrucaron en el sofá viendo películas mientras se hacían arrumacos y se regalaban, sobre todo Edward, palabras románticas.

En un gesto de lo más romántico, Edward se levantó y se fue al piano. Las notas de "Su canción sin emoción", comenzaron a llenar el salón.

Bella se acercó y apoyándose en el majestuoso instrumento, comenzó a cantarla. El estribillo lo cantaron juntos.

Bella estaba fascinada por la forma de mover los dedos de Edward mientras pulsaba las teclas, y él estaba cautivado de ver como ella cantaba a capela la canción que ella misma había inspirado.

Romantico y perfecto.

No existían dos palabras que describiesen a Edward y a Bella.

Ellos encajaban como dos piezas de un puzzle, y había sido tan sencillo que los sentimientos fluyeran que parecía un sueño.

A última hora de la tarde, Jacob llamó a Edward.

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De inmediato supo que algo había pasado. Se levantó excusándose con Bella. No salió del salón para no alarmarla pero se separó lo suficiente para que ella no escuchara.

- Dime Jake… ¿qué sucede? - Preguntó con la voz tomada.

- Tenemos un problema. Los chicos de patrulla se han topado con un nómada. Parece ser que esta madrugada ha matado a un hombre en la frontera norte. Hoy han intensificado la patrulla, pero no son capaces a él. Es muy escurridizo. - Explicó con la voz tensa y abatida.

- Jake… yo estoy solo con Bella. Dejarla sola en casa, sin protección… Espera. - Miró la hora - Carlisle está al llegar.

El buen doctor no quiso ser entrometido y prefirió avisar de su llegada para no sobresaltar a la parejita.

- Está escondido en el bosque de la reserva. No va en dirección a tu casa. Avisa a Carlisle que se apure, por favor. Hay gente por el bosque, que han salido a recoger setas y frutos. - Suspiró. - Otro grupo está intentando encontrarlos y traerlos, pero están esparcidos por todo el bosque. - soltó un gruñido bajo.

- Saldré a dar una batida por los alrededores. Daré aviso a mi padre para que no se demore.

- Gracias Edward. Si no hubiese humanos en peligro no te pediría semejante favor. - Agradeció sincero el lobo.

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Edward avisó a Carlisle, el cual le contestó que estaría en casa en 15 minutos.

- Bella, cielo… - la llamó - He de bajar al supermercado. Elish me ha llamado si no me importaba bajar a comprar unas cosas para la Push. Solo es bajar y subir, mañana las recogerá Jake. - Le explicó. - ¿No te importa, verdad? Carlisle está a punto de llegar, solo serán unos minutos.

- Claro, Edward. No hay problema. ¿Que va a pasarme? Esto es igual que un bunker - le respondió con diversión.

Edward le dio un precioso y glorioso beso de despedida.

- Esto es un anticipo de lo que te espera esta noche - le guiñó un ojo de forma sexy y ella le devolvió un alzamiento de cejas; aunque no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran tenuemente.

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Edward salió por la puerta del garaje para hacer creible su coartada. Se alejó unos metros de la casa y agudizó su don, escuchando.

Ante el más mínimo riesgo de sentir algo inusual no se movería del lado de Bella. Sentía que hubiese humanos en peligro, pero no iba a exponer a su amada a ningún riesgo. Ahora que la había encontrado, y que un rayo de esperanza se cernía sobre ellos, no iba a perderla.

Fue alejándose despacio, escuchando; intentando sacar sus escasas dotes de rastreo.

Escuchó un coche a lo lejos y supuso que sería Carlisle. Eso lo tranquilizó y se alejó más, quedándose tranquilo.

El coche, efectivamente se dirigía a la propiedad Cullen, pero no era el de Carlisle.

Del vehículo se bajó otro hombre, también rubio, pero su corazón enfermizo, si latía.

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En fin...

La parejita se ha declarado y... ¡a lo grande!

Elish, no puede estar más feliz... ¡Es encantadora!

Y ahora... Edward se ha alejado, dejando a Bella sola y desprotegida... Y no solo de nuestro rubio enfermizo, si no de un vampiro nómada...

¿No oleís el problema?

¡Mordisquitos mis bellas!