¡HOLA MIS BELLAS!
Si, aquí estoy.
Tenía el capítulo listo, y no quise dejaros con la curiosidad.
AVISO: el proxímo capítulo tardaré más en subirlo. Lo tengo casi listo, pero tengo unos días liados y no tendré mucho tiempo.
Aunque me "increpéis" por Facebook (que me encanta, ¡jajaja!) no puedo sacarle más horas al día.
Pero prometo sacar ese tiempo y no dejaros con el suspense demasiado tiempo.
MIL GRACIAS A TODAS LAS COMENTARISTAS. ME APASIONAN VUESTROS REVIEWS Y LE DAN ENERGÍA A MI MUSA.
GRACIAS TAMBIÉN A LAS NUEVAS INCORPORACIONES, PONIENDO EN "FAVORITO" MI HISTORIA. HACEIS QUE TODO EL ESFUERZO QUE EMPLEO EN ESCRIBIR, SEA GRATIFICADO.
CAPÍTULO 25
El timbre de la casa sonó, sobresaltando a Bella, que estaba en la cocina; Aprovechando que Edward había salido y sabiendo que Carlisle estaba al llegar, recogió el salón con los restos de las chuches que había comido mientras veían películas.
"Es increible lo poquísimo que come…"
- Alguien se ha olvidado las llaves… - Canturreando divertida en dirección a la puerta.
Abrió sin la precaución de mirar, ya que dio por sentado que sería Carlisle que llegaba o, Edward que había olvidado algo.
La silueta que se encontró frente a ella, no era para nada lo esperado:
Michael. Michael estaba allí. La había encontrado.
Con la vuelta de Edward y ahora, con su momento dulce, se había olvidado por completo de él.
- Michael… ¿Qué, qué haces aquí?
- Hola Bella. Yo también me alegro de verte. - Le sonrió divertido. Bella frunció el ceño. - He venido por ti. ¿A qué si no? - A Bella se le saltó un latido.
- Creí haber sido lo suficientemente clara hace meses. Entre tu y yo, ya no había nada. - Recalcó con la mandíbula tensa. - Te lo estuve diciendo durante semanas, tras el accidente. Hasta que acabaste mandándome al hospital, otra vez. - Señaló con malicia.
- Estabas dolida… y convaleciente. Me informé, y se que tras un aborto las mujeres estáis sensibles un tiempo, hasta que las hormonas se ajustan. - Bella lo miró como si le hubiese salido una segunda cabeza.
- El que desapareciese sin decir nada y sin dejar ninguna seña a nadie, ¿no te dio una pista sobre mi intención? - Le preguntó cargada de sarcasmo. - No quería ni quiero nada contigo. Seguíamos juntos por el bebé, nada más. No hubo bebé, y yo quedé liberada de la atadura contigo, y ahora, doy gracias a Dios porque ocurriese. - Su voz fría y envenenada.
- Veo que sigues algo molesta. - Contestó de una forma que parecía, no estuviese escuchando lo que Bella le decía. - Pero no pasa nada, yo no estoy enfadado porque te fueras, se que necesitabas tiempo para serenarte - Suspiró y Bella lo miraba perpleja - Y tampoco voy a tener en cuenta lo que acabas de decir de nuestra niña. - Le respondió mirándola de forma tenebrosa.
Esa mirada hizo a Bella respigarse. Sabía que cuando sus ojos llameaban así, es cuando se ponía descontrolado.
- Michael… en serio, - Inspiró profundo - Pasa página. Yo lo he echo. Lo nuestro acabó… incluso antes de empezar. No tenemos nada en común. - Alzó un poco la voz, desesperada. - Has realizado el viaje en valde…
- No… ¿Qué te pasa? ¿Por qué sigues negando lo obvio? - Soltó enfadado. - Eres mía y yo tuyo. Nos pertenecemos. No se porque eres así de cruel conmigo. - Bella pestañeaba alucinada.
- ¡Basta! Vete y sal de mi vida de una maldita vez. - Gritó ella.
- ¿Es porque estás con otro, no? Con ese tal Edward. - Eso pilló desprevenida a Bella. - No voy a permitir que estes con él… ni con él, ni con nadie. Tu te vendrás conmigo a casa, que es donde tienes que estar. - Su voz tenebrosa.
- No…
- ¡Si! - Gritó enfurecido. - No hay más que hablar. Te he dejado estar este tiempo libre, pero se acabó. Recoge tus cosas y vámonos.
Sus ojos estaba envueltos en ira; desorbitados y… locos. Bella sintió miedo. Sabía que él no razonaría con nada. Estaba más descontrolado que aquella vez que la zarandeó y acabó en el hospital.
"¡Oh, Dios Edward…! Tanto planear protegerme y ahora, de la forma más absurda…!
- No voy a dejarte aquí. Vas a venir conmigo si o si. No me hagas tomar medidas más estrictas. Eres mi mujer, o lo serás pronto. - Bella tragó en seco, sintiendo como el pánico la envolvía. - En cuanto lleguemos a California anunciaremos nuestro compromiso y pasando esto del Covid, nos casaremos. - Le detalló con voz severa e inflexible. - Te daré todos los bebés que quieras. - Eso hizo a Bella sentir una arcada de pura repulsa.
Su mente privilegiada pensó rápido. Sabía que Michael estaba descontrolado y que seguir discutiendo con él solo lo haría encolerizar y que él le hiciera daño, por lo que formó un plan:
Agachó la cabeza fingiendo sumisión y se giró; observó con disimulo como el gesto amenazante de Michael se calmaba, así que aprovechó y le cerró la puerta con fuerza, pero él fue ágil y puso justo a tiempo el pie.
Bella salió corriendo por el salón, hacia la puerta trasera que daba al jardín. Michael salió tras ella, pero tras dar unos pasos, tuvo que parar ya que se había lastimado el pie; se lo frotó unos segundos y cojeando, fue tras ella. Eso le dio unos cuantos metros de distancia.
Se internó en el bosque que colindaba con el jardín, sin rumbo; aun había luz solar, pero ella jamás se había introducido tan adentro, por lo que no sabía orientarse. Ni tan siquiera sabía a donde podría llegar corriendo.
·
A unos cientos de metros, Jake, Seth y Quil encabezados por Edward, corrían veloces tras el vampiro nómada, el cual había intentado atacar a un joven de la reserva, de los que habían salido a recolectar setas.
El vampiro era extremadamente ágil y escurridizo, a parte de igualar si no superar, en rapidez a Edward, y los estaba toreando.
En uno de los giros para esquivar la cuadrilla que lo seguía, tomó dirección directa a la casa de los Cullen. Edward al percatarse gruñó desesperado.
A unos cien metros, el vampiro ralentizó deliberadamente su ritmo y Edward pudo observarlo olfatear, y sin más, giró a la derecha.
Edward también olfateó, pero era un pésimo rastreador, así que no observó nada. Sin embargo sabía que el otro vampiro había olido a alguien. Siguió corriendo tras él, al cual, había vuelto a perder de vista. Se paró y se relajó un segundo, dejándose llenar por el olor que él había dejado. Tras unos segundos, lo registró.
- Por aquí chicos… Ha vuelto a girar. - Informó al resto..
·
Michael, aun con el pie dolorido por el golpe de la puerta estaba a un par de metros de alcanzar a Bella.
Por mucho que se esforzaba, su rodilla no le daba más margen a tomar velocidad.
- Bella… Para, ¡para de una puta vez! Si sigues corriendo será peor cuando te atrape. - La amenazó.
Se permitió mirar para atrás, al sentir la voz de Michael tan cerca y jadeó espantada de ver lo próximo que estaba de pillarla.
Siguió corriendo, pero sabía que era cuestión de nada, que su rodilla fallase y la hiciera caer, pero entonces, sintió un movimiento raro a su espalda y un aire frío que le estremeció la espalda.
Volvió a girar la cabeza hacía atrás y, ¡sorpresa! Michael había desaparecido.
Paró casi de golpe, pestañeando alucinada.
¿Dónde estaba?
Con sus sentidos alerta, captó un ruido cerca de ella y giró su cuerpo en reacción. Un hombre tenía a Michael sujeto por detrás; un brazo lo sujetaba por el torso y el otro pasaba por su cuello y con la mano, le tenía la cabeza girada en una posición extraña.
Aunque estaban separados por varios metros y los árboles no dejaban entrar la luz de forma clara, podía observar que tal como lo tenía abrazado, más bien inmovilizado, parecía algo íntimo; algo entre amantes.
- Creo que tenías un problema con él… - le habló el hombre. - Te lo quitaré de encima. Para mí será un placer, me encantan los hombres jóvenes. Una debilidad traída de mi época humana - Rió - Que fácil es hoy, en mis tiempos acababas en la horca si alguien se percataba de estos gustos, desviados - Meneó la cabeza con disgusto - Permíteme unos instantes.
Bella estaba asombrada con aquello. Le parecía hasta surrealista.
¿Quién era ese hombre? Y… ¿por qué sabía que tenía problemas con Michael? ¿Quitárselo de encima? ¿Cómo?... ¿En su época humana?
A Bella le llevó dos segundos pensar todas esas preguntas, el mismo tiempo que tardó el hombre en meter la cabeza en el cuello de Michael, el cual soltó un grito de dolor.
Bella dio un paso atrás. Su instinto le alertaba de peligro; el bello de su nuca se erizó y su corazón comenzó a brincar inquieto.
El hombre soltó a Michael, dejándolo caer a sus pies, desmadejado. Inmovil y pálido.
Bella dio otro paso atrás; su corazón bombeando ahora frenético. Se fijó mejor y observó unas marcas en el cuello de Michael, del cual brotaba un fino hilo de sangre.
A su vez, el hombre se limpiaba los labios; labios manchados de sangre.
Se llevó la mano a la boca, ahogando un grito. Sentía su pulso retumbar en sus oídos, mientras sus ojos, abiertos hasta lo imposible, bailaban entre mirar a Michael y a ese… hombre.
- Lo has… matado - Murmuró, casi sin voz. Tenía la garganta seca por los nervios.
- Si. Estaba realmente delicioso - El hombre miró hacía abajo con diversión - Sequito, como un saco vacío. Bueno… me han quedado algunas gotas - Se miró las mangas donde había limpiado sus labios. - Pero bueno, acabo de alimentarme hace unas horas. Tampoco iba a ser tan glotón, ¿verdad? - Sonrió animado; Bella estaba anonadada. Paralizada por el miedo. - Y eso, querida, a aparte de que tengo algo de prisa, va a salvarte a tí, de que inqué mis colmillos - pasó la lengua por sus dientes - en tu preciosa carótida.
En un movimiento que sus ojos no pudieron registrar, tenía al hombre a unos centímetros de ella. Dio un paso atrás, aterrada.
- Eres una hermosura… - Olfateó, moviendo las aletas de su nariz. - Hueles… a uno de los nuestros… ¡Ostia, qué bueno! Te estás tirando a… siendo humana. - Gesticuló pasmado - Si señora, menudo par de tetas que tienes, ¡jajaja! - El hombre le pasó un dedo suavemente por la barbilla, como una caricia amigable. Bella no se movió. Había perdido la capacidad del movimiento. Una gota de sudor resbaló desde su frente - Te deseo suerte, porque no se como él puede estar así contigo, con lo bien que hueles, y dejarte viva.
Y de pronto, el hombre desapareció ante ella. Un borrón pasó delante de sus ojos, y otra vez, una brisa helada, haciéndola pestañear asustada.
Aunque estaba con los nervios martilleando su sistema, no pudo evitar pasar su mano por donde ese "hombre" la había tocado. La zona estaba helada…
- ¡No vuelvas a tocarla! - Bramó Edward.
Él era el borrón. Bella abrió la boca, llevándose las manos a ella ahogando un grito. Su pulso golpeando su pecho, haciéndola sentir una opresión dolorosa.
- ¡Eh, eh! No le he hecho nada. Y este… - señaló el cuerpo de Michael - creo que le he quitado un problema, viendo como corría espantada de él, mientras la amenazaba. ¿Verdad hermosura? - Se dirigió a Bella. Edward se giró para mirarla, perplejo.
Aunque estaban a unos diez metros, Bella podía observar toda la escena. Cuando se dirigió a ella pestañeó cohibida, cuando Edward la miró, no pudo aguantarle la mirada y bajó la cabeza.
Bastante tenía con seguir respirando, o jadeando más bien, y controlar los calambres que recorrían sus extremidades. El mirar a Edward, no estaba dentro de su lista de prioridades… A parte de que no sabía cómo sentirse respecto a Edward:
Asustada. Herida. Traicionada.
- Venga, suéltame antes de que lleguen los chuchos. No le he tocado un pelo… Entiendo que estés molesto, porque, por su olor, se que es tu pareja… Que, por cierto, ¿cómo haces para dejarla viva? - Le preguntó curioso y fascinado.
- ¡No te importa! - Gruñó Edward.
- Vale, vale… - Alzó las manos en rendición - Yo lo he intentado con algunas humanas, pero no soy capaz a aguantarme, y acabo matándolas… - Reflexionó inclinando los hombros con pesar. - Pero no me digas que no es una pasada, - Edward apretó los ojos, porque sabía lo que venía - Un vampiro y una humana, manteniendo una relación.
Bella se quedó paralizada. Lo había supuesto, pero su mente iba a demasiadas revoluciones para analizar el descabellado pensamiento.
Un jadeo, más bien un lamento, salió de sus labios.
Edward mantenía la cabeza gacha. El nómada, los observó a ambos con el ceño fruncido lleno de curiosidad.
- ¿No lo sabía? - Preguntó en un susurro. Edward negó. - ¿En serio? ¡Alucinante! - Edward suspiró pesaroso. - De verdad que lo lamento. - se disculpó.
- No puedo soltarte. - Suspiró Edward - Has matado cerca de su territorio e intentando cazar a un humano en sus tierras. El juicio debe ser con ellos. Tenemos un acuerdo de lealtad mutua - Explicó, con cierto pesar. - Por mi, no habría problema, no le has echo daño a mi pareja y la has ayudado - inclinó los hombros.
- Hermosura - se dirigió a Bella, la cual lo miró desencajada. - Te deseo suerte, porque no entiendo como sigues viva, - le sonrió con pesar - Creeme, es un milagro.
·
En esos momentos llegaron los lobos, trotando como una manada de ñus.
Al pasar cerca de Bella, esta se asustó y cayó al suelo; retrocedió unos pasos arrastrando el trasero hasta que su espalda dio contra un árbol.
Eran aterradores y magistrales al mismo tiempo. Fascinantes.
Los lobos rodearon al nómada y Edward lo soltó, apartándose; miraba hacía Bella, la cual hacía esfuerzos por no mirarlo.
El nómada suplicó clemencia y Edward explicó que había ayudado a Bella y no le había hecho ningún daño, pero los lobos ni tan siquiera lo consideraron.
Quil lo mordió por un brazo, sujetándolo y Seth lo tomó por el otro brazo, arrancándolo de cuajo.
- ¡Noooo! - Gritó Bella horrorizada. Pero el grito quedó ahogado al "ver" llegar a Carlisle, el cual se materializó de la nada.
- Chicos… Delante de Bella no, por Dios. - Los reprendió Carlisle. - Seth, ¡contrólate!
"¿Seth? No… imposible"
El tercer lobo, dio un salto hacía unos setos y tras unos segundos, salió Jacob.
- ¡Virgen santísima! - Exclamó Bella.
Se sentía mareada. Con un mínimo esfuerzo podría haber vomitado, pero estaba tan en shock, que su cuerpo no reaccionaba a nada que no fuese vital. Su pulso y su respiración estaban tan alterados, que su cerebro debía gestionar semejante subidón de adrenalina para no entrar en colapso y desmayarse.
- Bella… tranquila. Te lo explicaremos todo… - Edward dio un paso en su dirección y eso sirvió para que ella reaccionase.
Arrastrando las manos por el árbol, raspándolas en el movimiento, se levantó con una agilidad milagrosa y las alzó en dirección a Edward.
Milagroso fue que pudiese mantenerse en pie, ya que sus piernas y brazos temblaban sin control.
- No… Por… favor… No te… acerques - suplicó jadeante. Los ojos de Edward se fueron a sus manos, ensangrentadas.
Bella siguió su mirada, observándose las manos manchadas de su sangre. Alzó los ojos, aterrados, hacía Edward.
- Lo siento - Sus ojos entristecidos la miraban fijamente.
·
El nómada volvió a gruñir de dolor ante otro mordisco de Quil. Bella voló su mirada hacía él compungida.
- Lo siento Bella. - Le habló Jake - No podemos dejarlo con vida. Mató a un hombre en el linde de nuestro territorio e intentó atacar a un chico a pocos metros de la reserva. Eso es pena de muerte. - Le explicó. - De verdad que lo siento. - Se giró y le habló a los lobos. - Chicos, vamos a apartarnos. Bella no debe ver esto. Son Seth y Quil - Presentó, y los lobos soltaron un aullido en saludo haciendo a Bella gritar y dar un bote.
Jacob dio unas sacudidas y se convirtió en un majestuoso lobo marrón rojizo. Bella se sintió mareada y afianzó su agarre al árbol. Sentía que se caía; que su cuerpo ya no podía soportar más tensión.
- Bella - Oyó voces que reconocía, que la llamaban, pero se sentían lejanas.
- Está en shock. - Esa voz era de Jasper.
- La visión se cumplió… Os lo dije. - Alice - Pobrecita mi Bella.
- Cielo, deja que me acerque… vas a caerte. Está temblando. - Emmet.
Bella sacudió la cabeza, negando. Sus ojos se llenaron de una bruma molesta, hasta que agua salada entró en su boca. La bruma, eran sus lágrimas. No tenía consciencia de cuando había comenzado a llorar.
- Si, Jasper. Hazlo. Ahora es lo mejor. - Esa… Era la voz de Edward. Pero estaba lejos, muy lejos.
"¡Dios mío… una familia de…vampiros! ¿Cómo no lo supe… Cómo no lo vi?"
De pronto sintió como sus párpados pesaban, como bloques de hormigón y sus piernas le fallaban. Sin poder evitarlo, los ojos se le cerraron y cayó.
Ella no lo supo, pero su cuerpo jamás tocó el suelo. Los brazos de Edward hicieron de colchón para ella, alzándola y acurrucándola en su pecho.
·
- Vamos a casa. - Tomó la palabra Carlisle - Debo curarle esas heridas para que no se infecten, y asearla. Se ha manchado la cara de sangre.
- ¡Oh, Dios mío! Qué trágico todo… Pobrecita. - Esme sollozaba entre los brazos de Rosalie, que estaba anonadada con el escenario frente a ella.
- ¡Mierda de casualidad! - Bramó Emmet. - Mira que lo dije veces, que había que decírselo… ¿Quién en su sano juicio podría aceptar esto? - Gritó. Lanzó su puño contra un árbol, pulverizándolo y haciéndolo caer.
Edward, con Bella en sus brazos, y Carlisle fueron los primeros en salir volando hacía la casa.
·
La metió en su baño, la desnudó y la aseó con una toalla mojada. Alice entró con un camisón y una toalla seca. Entre los dos, limpiaron a la chica y le pusieron la ropa limpia.
Edward la deposito con cuidado en la cama y Carlisle, ya con su maletín a los pies de esta, procedió a curarle las manos.
- Solo son unos raspones, nada grave. - Informó a un muy callado y serio Edward. Carlisle apretó el hombro de su hijo. - Siento que todo se haya descontrolado así. - Apretó los ojos con dolor. - Si no me hubieran entretenido en el control policial, hubiese llegado antes y…
- No papá. - Detuvo el martirio de su padre. - Alice tuvo la visión de esto, hace horas. Cuando quiso avisarme yo ya había salido hacía la Push, sin el móvil. Como explicó, era una visión de las que se cumplen. - Exhaló con fuerza. - Estaba decidido así, no le demos más vueltas.
- Te encuentro muy sereno - Respondió el patriarca, confuso.
- Por dentro estoy destrozado, pero torturarnos con el "deberíamos haber…" no nos llevará a ningún lado, solo ha hacernos más daño. - Su mirada, abatida, no dejaba el rostro tranquilo de Bella. - Solo hace unas horas, estábamos los dos, juntos ahí, en su cama… Declarando lo mucho que nos amábamos - Carlisle hubiese llorado de haber podido. Jamás había visto a su hijo tan triste, ni siquiera cuando Amelia había muerto. - Y ahora… eso se ha volatilizado. Ella no entrará en razones, no le pondrá valor a sus sentimientos por mí…
- Edward, no. - ahora fue el turno de Carlisle para detener su monólogo destructivo. - Quiero pensar que la alta inteligencia de Bella la ayudará a comprender; por supuesto con tiempo. Necesita tiempo para asimilar… Ha sido una forma grotesca de enterarse que vive en un mundo que ella ni tan siquiera suponía. - Volvió a apretar el hombro de su hijo con cariño. - Ahora, ve a cazar, tienes las ojeras marcadas y los ojos oscuros, y al llegar date una buena ducha, Bella verte bien parecido, no como un salvaje.
- Yo no…
- Edward - Jasper entró en el dormitorio de Bella, en el cual no había estado nunca. - Yo me quedaré con ella para seguir teniéndola inconsciente. Su cerebro necesita descanso y que su sistema se normalice. - Explicó - Estaba fuera de si… Necesité hacer la misma fuerza para dormirla, que si fuese una de los nuestros. - Según pronunció esas palabras, calló ipsofacto mirando con disculpa hacía su hermano. - Lo lamento. - Se disculpó. - Ahora, haz lo que Carlisle te ha dicho.
·
·
Unas horas después, una alteradísima Elish, entraba como un tsunami en la casa.
- ¡¿Dónde está?! - Gritó.
Toda la familia a excepción de Jasper, estaba en el salón. Todos hundidos. Desolados.
Elish se sintió abrumada ante tal escena.
- Arriba. En su dormitorio. - Contestó Alice. - El tío Jasper está con ella. - Elish pestañeó sorprendida ante eso. - Estaba tan alterada, que ha tenido que estar usando su don con ella de forma constante.
Elish se llevó las manos a la cabeza, desolada y aterrada.
- Jake me lo ha contado… ¡todo! - Señaló y miró hacía el nombrado, que estaba en el salón, a unos pasos de ella. - No nos perdonará jamás… - Murmuró atormentada - La hemos perdido para siempre… - Se derrumbó, lanzándose a llorar desconsolada. - Esto es culpa mía, por no… ceder a decírselo… en su momento… - Jadeaba; de sus ojos solo salió una gota; una solitaria lágrima.
Edward se posicionó a su lado en menos de un latido, abrazándola. Consolando el reflejo de su propia pena.
·
Pasaron los minutos, las horas… Y todos estaban en el salón, juntos. La tristeza que desprendían era tan apabullante que asfixiaba.
Edward siguió abrazando a su hija, consolándola. Consolándose mutamente.
Jasper bajó, pidiendo consejo sobre cómo seguir actuando con Bella. Todos decidieron que era mejor dejarla "sedado" más tiempo. Carlisle dictaminó que cuanto más descansado estuviese su cerebro, más calma tendría para asimilar.
- Ahora lleva unas horas más tranquila. Debemos dejar que descanse. - Comentó Carlisle. - Sigue aplicándole tu don, en unas horas, dejaremos que despierte.
·
Minutos, horas… Jamás, para siete vampiros, una semi-vampira y un licántropo, el tiempo se había vuelto tan largo. Tan intenso.
Sus cábalas sobre la reacción de Bella al despertar, estaban consumiéndolos. Más aun a Edward, que a parte de las suyas propias, debía gestionar los pensamientos de los otros 8.
Hasta que a las 16 horas y 14 minutos…
- ¡AHHHHHH! ¡NOOOOOO! - Los gritos de Bella traspasaron con facilidad el bloque de hormigón que Emmet se había lamentado de haber puesto.
- Bella… shuuu, tranquila. No pasa nada, estás a salvo… - Jasper intentaba tranquilizarla.
- ¿A salvo? ¿Aquí? - Se bajó de la cama con brío - ¿¡Con siete vampiros!? - Gesticuló enloquecida - ¡VETE, SAL DE MI CUARTO, AHORA! - bramó desquiciada. Se fue al extremo de su dormitorio, al punto más alejada de Jasper.
El despertar teniendo a Jasper sentado en la butaca de su dormitorio, la asustó y la encolerizó a partes iguales. La adrenalina volvió a dispararse en su sistema.
Tal como dijo Carlisle, el que descansa la haría estar más receptiva. Pero no fue en el plano que el doctor supuso.
Los recuerdos de lo sucedido en el bosque invadieron su mente, haciendo que su corazón bombeara descontrolado, regando de odio su sistema.
- Está bien, tranquila. Me iré. Solo estaba aquí para ayudarte. - Bella lo miró como si tuviera tres cabezas.
- ¿Ayudarme? - Soltó con ira y sarcasmo, mirando con desprecio al vampiro.
- Tengo un don muy sutil y, útil. - la miró con dulzura. - Puedo controlar los estados de ánimo. Te he ayudado a descansar. - Bella abrió los ojos triplicando su tamaño.
- ¿Un… don? - Meneó la cabeza, confusa. - Entonces… ¿todo es verdad? - Realmente no fue una pregunta. Ella sabía que era cierto lo que sus ojos habían visto, pero tuvo que decirlo en voz alta.
- Lamentablemente si. - Contestó Jasper con tristeza.
- ¿No te ibas? - Le soltó alzando la cabeza, mostrando una soberbia que estaba lejos de tener.
- Se que eres valiente y que tienes coraje, pero ahora mismo lo único que sientes es miedo y dolor. - Bella volvió a abrir los ojos, perpleja. - Ya te dije que mi don es muy sutil. - Levantó la comisura de sus labios en una sonrisa triste.
- Por favor… ¡Vete! - Gruñó entre dientes. Se giró, pero no le dio la espalda por completo. No se sentía segura de perderlo de vista.
Ahora su instinto le decía: Peligro-Cuidado. Y estaba siguiéndolo.
- Lamento que no te sientas segura para darme la espalda - Le susurró, haciendo a Bella estremecerse. - Todos están abajo, esperando a que despertaras. - Esa información la hizo contraerse y cerrar los ojos, con dolor. - Edward está desolado… - Jasper le lanzó la daga a Bella; quería sentir su reacción.
Ella se giró con violencia, dándole cara. Sus ojos brillaban, lanzando chispazos de fuego; ojos convertidos en ira y dolor.
- Vete. - Lo fulminó con su mirada.
- Para lo que necesites, estamos abajo. - Jasper se giró delicadamente y salió.
Nada más que sintió la puerta cerrarse, se desmoronó. Se dejó caer al suelo de rodillas, llorando desconsolada. Con sus manos en la cara, se inclinó hacía delante, hundida.
·
Bueno, bueno... buenooooo... ¡Cómo se ha puesto el tema! ¿no?
¿Quién esperaba que los acontecimientos fueran asi?
Y... ¿Quién imaginaba la reacción de Bella así?
ESPERO VUESTROS COMENTARIOS
MORDISQUITOS, MIS BELLAS
