Flufftober 2024
Día 3: Cumpleaños
A Yuuri no le gustaba que ningún mazoku supiera su cumpleaños. Quería celebrar el de todos, así como celebraban el de él, especialmente el de Wolfram.
—Oye, Wolf. ¿Me dejas festejar tu cumpleaños?—le preguntó una noche antes de ir a dormir, aunque con un poco de miedo por su reacción.
—Yuuri, ya te he dicho que no sé cuándo es mi cumpleaños.
—Pero, es en primavera, ¿verdad?
—Sí, pero…
—Tu madre me dijo que es en abril…
—¿Le preguntaste a mi madre sobre esto?
—Sí, por favor, Wolf, solo quiero celebrar tu cumpleaños.
—No estoy muy acostumbrado a que las grandes fiestas sean por mí, Yuuri.
—Lo sé, pero ¿qué te parece si solo lo festejamos entre nosotros dos y Greta?
—¿Estás seguro?
—Sí, por supuesto, ¿qué dices?
Wolfram sonrió.
—Está bien, mientras solo sea entre nosotros, acepto Yuuri.
—¡Perfecto, no te arrepentirás!
Yuuri lo guardó en secreto, pero le había pedido a su madre que le enseñara a preparar un pastel, por suerte ella no le preguntó el por qué, aunque muy probablemente sospechaba algo. Aunque, solo logró aprender a cocinar un pastel lo suficientemente grande para los tres, si intentaba hacerlo más grande, por alguna razón lo arruinaba.
Así que, le pidió permiso a Gunter y a Gwendal y desde temprano acompañó a las cocineras, aunque solo les pidió que le indicaran donde se encontraba cada uno de los instrumentos que necesitaba, los ingredientes los había comprado él mismo en compañía de Murata. Incluso les pidió a las cocineras que no se atrevieran ayudarlo, eso era algo que él debía hacer solo.
Preparó el pastel sin prisas, siguió todos los pasos que su madre le había enseñado, tenía que quedar perfecto, y si se apresuraba no iba a lograrlo, así que prefirió tomarse su tiempo. Cuando Greta despertó, se unió a él para la decoración, tanto del pastel como de su habitación.
En la noche, después de cenar, Yuuri y Greta lo llevaron a la habitación dónde habían dejado todo listo.
—¡Feliz cumpleaños, Wolfram! —dijeron ambos al entrar.
—Mira esto—Yuuri lo acercó al pastel para mostrárselo—éste es un pastel de cumpleaños, lo utilizamos mucho en la Tierra—Yuuri encendió la vela que había traído desde la Tierra—se cree que cuando el cumpleañero sopla la vela, tiene que pedir un deseo en su mente y éste deseo se cumplirá.
—¿Tengo que soplar la vela?
—Sí, solo piensa antes en tu deseo.
Wolfram miró a Yuuri y después de sonreírle, sopló la vela.
Los tres comieron tranquilamente del pastel, el cual les había encantado a ambos, Yuuri estaba orgulloso de haberlo logrado.
Luego, de pasar la noche en familia, Greta exhausta se fue a dormir.
—Te tengo un regalo—mencionó Yuuri, sacándolo del cajón donde lo escondió.
—¿Otro? Pensé que este pastel y la celebración lo eran.
—Si, en parte, pero tengo otro, toma, ábrelo.
Wolfram aceptó la caja de terciopelo azul y curioso, la abrió. Encontró en ella una pulsera fina de plata.
Yuuri tomó la pulsera e intentando que sus nervios no lo vencieran, se la puso.
Lo había pensado mucho, al principio iba a regalarle un anillo, pero sentía que eso era mejor para su boda, así que optó por la pulsera.
—Es preciosa Yuuri, gracias. Bueno, en realidad, todo lo fue, desde el pastel, hasta pasar la noche nosotros tres solos.
—¿Aceptarás que festeje tu cumpleaños todos los años?
—Si me vas a consentir de esta manera, por supuesto que acepto.
—Aunque en realidad, no es necesario que sea tu cumpleaños para que te consienta.
Wolfram le sonrió con cariño y Yuuri no pudo evitar perderse en esos ojos verdes que tanto le gustaban.
Wolfram no se lo diría a Yuuri pero deseó que un pastel de ese tipo o incluso más grande fuera preparado el día de su boda.
