Flufftober 2024

Día 10: Falso embarazo

Una mañana de verano, Yuuri despertó de golpe al sentir y escuchar como Wolfram se levantaba corriendo de la cama hasta llegar al pequeño baño contiguo a su habitación, para sostenerse con fuerza de la taza de baño y vomitar.

Yuuri lo siguió y frotó su espalda.

—Wolf, ¿algo te hizo mal?

—Puede ser—dijo pálido—no sé qué pudo haberlo provocado.

—Voy a llamar a Gisella, ¿te parece?

—De acuerdo…

A Yuuri le preocupaba que Wolfram no tuviera la energía para protestar, usualmente no hubiera aceptado tan fácilmente que llamara a Gisella.

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—Buenos días, Su Majestad, ¿qué pasa? —preguntó la chica al verlo frente a su puerta aún en pijama.

—¿Puedes venir a revisar a Wolfram? Se levantó directo al baño para vomitar.

—Oh, ¿de verdad? Voy para allá entonces.

La curandera agarró lo necesario y siguió a Yuuri hasta su habitación.

—Wolf—llamó Yuuri al entrar—aquí está Gisella.

La chica caminó hasta Wolfram, quien estaba sentado en la orilla de la cama con un aspecto terrible.

—Su Majestad me mencionó que se levantó para vomitar, su Excelencia, ¿qué más siente?

—Me siento débil, cansado y mareado.

—¿Ha tenido estos síntomas antes o acaban de iniciar?

—Acaban de iniciar, ayer me sentía bien.

—¿Comió algo en mal estado?

—No que yo recuerde.

Gisella asintió y los miró a ambos.

—Esto es algo que tengo que preguntar por protocolo para descartar, por favor contesten con honestidad. ¿Hay alguna probabilidad de embarazo?

Ambos chicos solo la miraron con sorpresa, antes de bajar la vista avergonzados.

—Bien, entonces, podemos intentar averiguarlo, pero a estas alturas nunca es exacto, así que te voy a dar el medicamento para los vómitos y malestar estomacal que no perjudique en caso de embarazo.

Gisella le dio el medicamento y las instrucciones para beberlo, le indicó a Wolfram que regresara con ella, ya sea si los síntomas desaparecían, empeoraban o aparecían nuevos.

Cuando se fue, ambos se miraron.

—Nunca le habíamos dicho a nadie…

—Era necesario, además Gisella es profesional, no le dirá nada a nadie.

Wolfram tomó sus medicamentos al pie de la letra y a los tres días estaba curado, al parecer solo había sido indigestión.

Al anochecer, cuando ya estaba listo para dormir, notó que Yuuri no dejaba de mirarlo, mientras lo esperaba en la cama.

—¿Qué pasa?

—No es nada…—negó.

Pero, Wolfram lo conocía bien y sabía lo que Yuuri estaba pensando. Se acercó a él y lo miró a los ojos.

—En verdad deseabas que hubiera estado embarazado, ¿verdad?

Yuuri lo miró con culpa.

—No estoy listo, soy muy joven y no estamos aún casados, pero es que, desde que Gisella mencionó la probabilidad, mi cabeza se puso a pensar en ese futuro y realmente me encantó.

—Pero, sabes que estamos tomando precauciones.

—Pero, siempre pueden fallar.

Yuuri abrazó a su prometido, justo a la altura de su estómago.

—Algún día…—susurró.

—Sí Yuuri, algún día tendremos ese futuro que tanto te gustó.