Flufftober 2024

Día 19: Caricias en el pelo

Llevaba días tentado a hacerlo, Wolfram no se molestaría ¿verdad? Después de todo, él fue quien exigía contacto físico al principio y por alguna razón, poco después, dejó de exigir, pero asumía que eso había sido solo su culpa, Wolfram simplemente le dio su espacio y se lo agradecía, pero era realmente difícil ser quien daba el primer paso ahora, sobre todo después de tanto tiempo.

Una de las razones por las que terminó llamándolo Honey-chan, aparte del significado, era por su cabello, siempre le había parecido como la miel. Era rubio, sedoso, bonito y olía bien. Incluso había tenido curiosidad y había revisado el shampoo que él usaba, incluso cuando él se iba de patrulla y no dormían juntos, tenía que oler su aroma en la almohada para conciliar el sueño, cosa que nunca le había dicho, parecía un pervertido.

Esa noche, después de terminar con sus estudios con Gunter, regresó a su habitación, mientras daba la hora de la cena y encontró a Wolfram sentado en el sofá escribiendo lo que parecía el informe semanal de entrenamiento de sus soldados.

Se sentó a su lado sin decir nada y se le quedó mirando, esa era una buena oportunidad.

Primero, agarró solo un mechón de cabello dorado, notó que Wolfram pausó un momento su escritura al sentirlo, pero no tardó en continuar.

Poco a poco, Yuuri se atrevió a acariciar cada vez más el cabello de Wolfram, hasta que el rubio dejó de escribir y lo miró intrigado.

—Tu cabello es muy suave—le dijo Yuuri. Sabía que Wolfram no estaba acostumbrado al contacto físico con él, así que no quería echarse para atrás después de tal avance.

—Si sigues así, podría quedarme dormido.

—Entonces, ¿por qué no te recuestas en mi regazo? Te despertaré cuando sea la hora de cenar, aún falta un rato.

Yuuri notó perfectamente el sombro de Wolfram ante sus palabras. Intentaba no sonrojarse mientras lo miraba a los ojos como analizándolo, hasta que su rubio prometido también se sonrojó y para alegría de Yuuri, le tomó la palabra, recostándose en su regazo y cerrando los ojos.

El Maou decidió no decir nada, simplemente lo dejó allí descansando, mientras seguía acariciando su suave y lindo cabello, lo cual ya era una adicción para él.

Le gustaba el avance y esperaba poder seguir en esa dirección.