Flufftober 2024

Día 21: Despertar juntos

Una de las primeras cosas que Wolfram reclamó como prometido de Yuuri fue dormir en su habitación, cosa que al doble negro le perturbó demasiado, especialmente porque Wolfram siempre lo aplastaba. Pero, después de tanto, se había acostumbrado hasta el punto de que él mismo pedía dormir con él como lo hizo en Seisakoku, pero la situación en ese lugar era muy distinta a la actual estando de regreso en Shin Makoku, al poder regresar de Darco y no sabía cómo intentar actuar con normalidad.

Wolfram ya estaba acostado bajo las sábanas, así que era él quien tendría que hacer el movimiento, lo cual no le agradaba, moría de los nervios y sentía su estómago dar vueltas.

Suspiró antes de subir a su cama, se cubrió con las sábanas y rápidamente llegó justo al lado de Wolfram, antes de que perdiera el valor de hacerlo.

Se acostó tan cerca de él, que fue obvio que el rubio se asustó y se movió inquieto, pero al notar que Yuuri no se iba a alejar, le siguió la corriente y se puso de lado para poder mirar a los ojos de su prometido.

Yuuri se sonrojó, pero no desvió la mirada, ni se alejó, al contrario, hizo que una de sus manos se posara sobre la cintura del rubio.

Definitivamente, Wolfram no sabía que pasaba en la cabeza del Maou, pero aprovechando la oportunidad, puso su frente sobre la suya.

Yuuri fue quien se asustó esta vez, pero tampoco se movió, así que, sonriendo, Wolfram cerró los ojos.

—Buenas noches, Yuuri.

—Buenas noches, Wolf.

A la mañana siguiente, Yuuri despertó de primero como de costumbre. Aún adormilado, miró a su alrededor y notó que ambos estaban completamente enredados. Sus piernas estaban entrelazadas unas con otras. Wolfram tenía su cabeza sobre sus brazos y Yuuri lo abrazaba lo más cerca posible.

Se sonrojó sin poder evitarlo, pero se quedó en la misma posición, mirando sus largas pestañas, hasta que poco después, Wolf también despertó y enseguida notó su mirada.

El rubio se puso colorado, pero sonrió.

—¿Dormiste bien?

—Sí, mucho. ¿Y tú?

—También.

Y era toda la verdad. Yuuri se sentía renovado. Ya estaba acostumbrado a dormir con él, pero esa noche definitivamente fue especial. Sentía que todo había cambiado por ese hecho y realmente esperaba poder despertar todos los días de su larga vida como mazoku, lleno de esa calidez y alegría que su rubio prometido le brindaba.