Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.
Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry potter y sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JK. Rollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"El legado de los dioses es mucho más importante, que el amor mediocre que cualquier mortal pueda tener."_(Paccu Dooda)
Era Quirrell y también era… ¿Paccu?
–¡Ustedes!
Exclamaron perplejos Harry y Garu.
Quirrell sonrió, Paccu solo lo secundó. El rostro de Quirrell no tenía ni sombra del tic, mientras que la bondad de los ojos de Paccu carecía de la bondad que tanto mostraba en Sooga.
–Yo...
Dijo Quirrell con calma, Paccu seguía sombríamente callada.
–Me preguntaba si me iba a encontrar con ustedes aquí, Alfarero.
–Pero nosotros pensamos... Los Snape...
Soltaron los gemelos cada vez más incrédulos, diciendo burlón Quirrell junto a Paccu.
–¿Severus? ¿Tobe?
Quirrell río, acompañado de la media hermana mayor de Pucca, la que creían que era la tranquila Paccu. Y lo peor es que Quirrell no río con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda. Al igual que Paccu, que soltó una risa cruel en vez de la risita discreta que solía soltar, mientras Quirrell seguían hablando.
–Sí, Severus y su hijo parecían ser los indicados, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme, y que su hijo creara esa poción con sus amigos para apartar a esa Pucca de ustedes y nos ayudarán a meter al trol a la escuela fue Magnífico. Al lado de ellos, ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p- profesor Quirrell y la seria y formal Paccu Dooda?
Harry y Garu no podían aceptarlo, lo que habían oído ni si quiera tenía sentido para ellos. Aquello no podía ser verdad, no podía ser.
–¡Pero los Snape trataron de matarnos!
Dijeron confundidos los gemelos, dando otra risa Quirrell y confesando con frialdad.
–No, no, no. Yo traté de matarlos. Sus amigas, la señorita Granger y la señorita Black, accidentalmente me atropellaron cuando corrían a prenderle fuego a Snape y tirarle agua a su hijo, en ese partido de quidditch.
Garu y Harry miraron a Quirrell estupefactos, sin dejar de oír su relato.
–Y rompieron el contacto visual que yo tenía con ustedes. Unos segundos más y los habría hecho caer de esas escobas. Y ya lo habría conseguido, si los Snape no hubiera estado murmurando un contra maleficio, tratando de salvarlos.
–¿Snape trataba de salvarnos?
Dijo aturdido Harry.
–Por supuesto.
Dijo fríamente Quirrell.
–¿Por qué creen que quiso ser árbitro en el siguiente partido y mantener a su hijo junto a él? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse.
Paccu sonrió aún más cruel, mientras Quirrell proseguía.
–No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular… Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, vamos a matarlos esta noche.
Quirrell chasqueó los dedos, señalándole a Paccu que fuera contra Garu. mientras que unas sogas cayeron del aire y se enroscaron en el cuerpo de Harry, sujetándolo con fuerza.
–Son demasiado molestos para vivir, Potter. Deslizándose por el colegio, como en Halloween, porque me descubrieron cuando iba a ver qué era lo que vigilaba la Piedra.
–Pero, ¿Usted no fue el que dejó entrar al trol? Fue Tobe, Chief, Chaman y Ring Ring, ¿No?
Soltó Garu enfadado, poniéndose en guardia al ver que Paccu se acercaba.
–Claro que no. Pero quien creen que sé los ordenó, yo tengo un don especial con esos monstruos. ¿No vieron lo que le hice al que estaba en la otra habitación? Lo mejor de todo, es que la pequeña Ryddle también tenía esa gran agilidad y solo había que convencerla de traerlo para hacer feliz a su amado Tobe Snape. Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendo por ahí para buscarlos, Severus Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para ganarme de mano, y no sólo hizo que mi monstruo no pudiera matarlos, sino que ese perro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que debería haberlo hecho…
Hizo una pausa:
–Ahora, espera tranquilo, Potter. Necesito examinar este interesante espejo, mientras Paccu se encarga de matar a tu hermano el ninja.
Garu no perdió tiempo, no podía hacerlo en esos momentos. Con un movimiento ágil, desenvainó sus espadas y encaró a Paccu. La sonrisa cruel de la hermana mayor de Pucca le revolvió el estómago, pero sabía que debía mantenerse firme.
–¿Por qué estás haciendo esto, Paccu?
Gritó decepcionado, esperando encontrar un rastro de la niña bondadosa que alguna vez conoció en Sooga. Paccu no respondió de inmediato, pero su mirada se oscureció.
–Preguntas el: ¿Por qué? Esa es tu pregunta, Garu. pues te la responderé de una forma sencilla, y es porque soy la semidiosa del agua y mi familia viene de un fuerte linaje ancestral como para que mi media hermana Pucca, la semidiosa del fuego y la pasión, nos deshonre como mamá lo hizo. Enamorándose de ti, un mediocre ninja semiprofecional mitad mago. Como mamá que se enamoró de un mago y no cualquier mago, era uno de los merodeadores, Sirius Black. En vez de que mamá y ella se hubieran enamorado de un dios o un semidiós, como lo es Ronnie King Kim, dios del amor. oh, pero eso tú ya lo sabías y, aun así, no dejas de intervenir y pegarte a Pucca como lapa.
Garu se quedó inmóvil por un instante, asimilando las palabras de Paccu. Su mente se llenó de recuerdos: momentos felices en Sooga, cuando Paccu parecía tan tranquila y dulce, cuando compartía risas con su hermana menor, Pucca.
Ahora, la misma Paccu que había conocido lo miraba con un odio que quemaba más que el fuego de cualquier semidiosa.
–¿Así que todo esto es por linaje y orgullo?
Garu apretó las espadas en sus manos, la decepción nublándole el juicio. Paccu sonrió aún más, diciendo con un tono venenoso.
–Desde luego, Garu, tú debes saberlo de ante mano. ¿No eres tú quien quiere recuperar el honor de tu familia, los poderosos Sanada que perdieron su honor después de la guerra de los ninjas hace seis años atrás? A pesar de ahora sabes que tu verdadera familia son los Potter y no los Sanada, que solo son tus tíos.
Garu dio un paso atrás, aún no superaba el hecho de que siempre fue un potter y no un Sanada. Toda su corta vida había peleado como ninja, porque así se lo habían inculcado, aunque no negaba que sus tíos siempre le dijeron que sus padres eran los potter, pero nunca quiso aceptarlo porque siempre se rigió de lógica y los magos no formaban parte de la lógica.
–Cállate, Paccu, yo sé lo que soy.
Dijo serio Garu, aunque su voz flaqueó al hablar. Paccu observó a Garu con una sonrisa burlona, disfrutando de cada palabra que él pronunciaba. La frustración y la confusión en su rostro le daban la satisfacción que buscaba, ese dolor que siempre quiso ver en él y que ahora la llenaba.
–¿Sabes lo que eres, Garu?
Repitió lento Paccu, casi en un susurro. Mientras daba un paso más cerca de él, su mirada fría y calculadora fijándose en sus ojos.
–Eres un híbrido, un mezquino intento de unir dos mundos. Y eso te hace vulnerable, te hace más débil de lo que te imaginas, menos que un sirviente que está solo destinado a estar con los Dioses y semidioses para servir y no para ser su pareja.
Garu apretó los dientes, pero no permitió que el pánico se apoderara de él. Sabía que estaba atrapado en una encrucijada peligrosa, enfrentando a alguien que conocía su debilidad, pero no podía dar su brazo a torcer.
–No soy un híbrido, Paccu. No lo soy.
Dijo fuerte, su voz más firme de lo que sentía en realidad.
–No te hagas ilusiones. No puedes manipularme con tus palabras.
Pero Paccu no parecía interesada en convencerlo.
–No quiero convencerte de nada, Garu William Potter, solo te digo la verdad.
Dijo engreída, avanzando un paso más, hasta quedar a solo unos centímetros de él. Su risa se tornó más amarga, como si estuviera saboreando la amargura de su victoria y de repente sé transformó en su versión de semidiosa.
Cuando Paccu sé transformó, su apariencia cambió totalmente. No era una niña ya, sí no una mujer de 20 años, los ojos más abiertos de color rojo intenso y su cabello largo como de sirena.
Un corsé ajustado de seda azul celeste con bordados de hilos plateados que simulan ondas de agua en movimiento le apareció, quitando de a poco su ropa de Hogwarts. El escote tiene una forma de corazón invertido, adornado con pequeñas gemas de turquesa que brillan como gotas de rocío.
Las mangas están abiertas y hechas de un tejido translúcido negro con reflejos azules, que caen hasta los codos, están decorados con escamas metálicas turquesa que brilla con la luz tenue de la habitación. Un cristal turquesa en forma de gota cuelga justo en el centro del escote, simbolizando una lágrima congelada.
Una falda asimétrica de tela ligera azul celeste, que se mueve como agua al caminar se mostraba después, los bordes están recubiertos con pequeñas aplicaciones que imitan fragmentos de hielo. Una segunda capa de tela negra opaca, más larga y ajustada, que desciende hasta el suelo con un efecto de deslizamiento.
Representando la profundidad del océano, líneas verticales de hilos turquesa brillantes que simulan cascadas congeladas recorren la falda. Una capa larga hecha de un material translúcido turquesa que parece agua en movimiento, comenzó a mostrarse a las espaldas de Paccu.
Sé unía a los hombros con broches en forma de carámbanos negros, mostrando la imponencia de la semidiosa y del mar profundo. Los guantes largos negros con detalles bordados en azul celeste que terminan en puntas afiladas, como si estuvieran hechos de hielo.
Botas altas de tacón negras con reflejos turquesa, decoradas con patrones de agua en movimiento en el talón y la punta. Brazaletes de plata con incrustaciones de turquesa en forma de olas, que lucían en sus muñecas delgadas y finas.
Pendientes largos en forma de estalactitas de cristal azul, que cuelgan de los lóbulos de sus orejas pequeñas. Una diadema negra con detalles en turquesa que imita un rayo de agua congelada cayendo sobre su frente, terminó con su transformación dejando solo su aro blanco y azul claro.
–No es por nada, Garu, pero muerto me sirves más que vivo. Así Pucca puede cumplir con su destino y casarse con Ronnie, como siempre sé debió hacer, dioses con dioses y ridículos mortales con otros mortales.
Dijo Paccu con decisión, lanzándole a Garu un chorro de agua. El chorro de agua se movía como un látigo, rápido y letal, girando alrededor de Garu en un intento por atraparlo.
Sin embargo, el ninja reaccionó con la agilidad que lo caracterizaba, girando sobre sí mismo y usando sus espadas para cortar el ataque antes de que pudiera alcanzarlo. Las gotas caían al suelo, pero antes de que pudieran formar charcos, se desvanecían como si nunca hubieran existido.
–¡No dejaré que te salgas con la tuya, Paccu!
Gritó furioso Garu, dando un salto hacia atrás para crear distancia. Paccu rio con burla, levantando una mano con gracia teatral.
–¿Eso crees, pequeño híbrido? No puedes vencerme. Soy una semidiosa, la hija del océano, y tú… tú no eres más que un ninja perdido entre dos mundos que no le pertenecen.
La sala resonó con el eco de su voz, y el agua comenzó a acumularse a su alrededor, formando una especie de esfera líquida que la elevó en el aire. Sus ojos rojos brillaban intensamente, y la capa translúcida a su espalda ondeaba como si fuera una extensión de su ser.
Mientras tanto, Harry, atrapado en las sogas mágicas, forcejeaba con desesperación. Sus ojos se movieron rápidamente entre el espejo que Quirrell examinaba y la batalla que se desarrollaba entre Garu y Paccu.
–¡Garu, cuidado!
Gritó alterado, tratando de advertir a su hermano. Pero Garu ya estaba en movimiento, aunque era un poco más lento que la semidiosa.
Con un grito de guerra, Garu lanzó una de sus espadas hacia Paccu. Apuntando directamente al cristal turquesa en su pecho, que parecía ser el foco de su poder. La semidiosa reaccionó con velocidad sobrehumana, desviando el arma con un chorro de agua a presión que la hizo volar en otra dirección.
–¿Eso es todo lo que tienes, ninja de pacotilla? Si me lo preguntas, eso es patético y no sé por qué Pucca se fijó en ti.
Se burló Paccu, haciendo un gesto con la mano. El agua que la rodeaba se transformó en una serie de látigos que atacaron a Garu desde todas las direcciones, asustando y preocupando a Harry que aún no podía liberarse para ayudar a su gemelo.
Garu giró, esquivando los golpes con movimientos precisos. Cada látigo que lograba evadir dejaba una marca húmeda en el suelo, pero no podía mantenerse a la defensiva para siempre.
Necesitaba encontrar una forma de acercarse a Paccu y detenerla antes de que ella lo agotara por completo, pero, ¿Cómo hacerlo? De repente, recordó algo que había aprendido durante su entrenamiento ninja.
"El agua puede ser poderosa, pero también depende de su forma. Si la desestabilizas, pierdes su control".
Con un movimiento rápido, lanzó varios kunai al aire, todos envueltos en pequeños sellos explosivos que activó con un gesto de su mano. Los kunai cayeron a su alrededor, y las explosiones no fueron lo suficientemente fuertes como para dañarla, pero sí para agitar el agua que Paccu controlaba.
Su esfera líquida se tambaleó, y ella perdió el equilibrio momentáneamente. Aprovechando la distracción, Garu corrió hacia ella, sosteniendo su otra espada con firmeza.
En un movimiento calculado, apuntó al broche en forma de carámbano que sostenía la capa en sus hombros, sabiendo que, si lograba quitárselo, podría debilitar su conexión con su poder divino. Paccu, sin embargo, se recuperó rápidamente.
Con un movimiento de su mano, creó una barrera de hielo frente a ella, bloqueando el ataque de Garu justo a tiempo. El ninja retrocedió, jadeando, mientras ella lo miraba con una sonrisa de superioridad.
–Eres persistente, lo admito. Pero no es suficiente, Garu. Nunca será suficiente.
De pronto, Harry vio lo que estaba detrás de Quirrell. Era el espejo de Oesed, que Garu no lo notaba al estar ocupado con la media hermana mayor de Pucca.
–Este espejo es la llave para poder encontrar la Piedra.
murmuró concentrado Quirrell, dando golpecitos alrededor del marco.
–Era de esperar que Dumbledore hiciera algo así... pero él está en Londres... Cuando pueda volver, yo ya estaré muy lejos.
Lo único que se le ocurrió a Harry fue tratar de que Quirrell siguiera hablando y dejara de concentrarse en el espejo, lastimosamente no sabía sí eso mismo podría ayudar a su gemelo Garu contra Paccu.
