Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.

Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry potter y sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JK. Rollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.

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"Sé que nunca podré con ella sí tú no estás, pero enfrentaré viento y mareas por el amor que te tengo a ti y a mi familia." _(Garu William Potter Sanada)

Mientras que su gemelo Garu peleaba con Paccu, aliada de Quirrell y ya transformada en semidiosa, Harry sé enfocaba en hablar con Quirrell en voz alta para ver sí podía distraer a ambos enemigos.

–Los vi a usted y a Snape en el bosque...

Dijo de golpe.

–Sí.

Dijo calmado Quirrell, sin darle importancia, paseando alrededor del espejo para ver la parte posterior.

–Me estaba siguiendo, tratando de averiguar hasta dónde había llegado. Siempre había sospechado de mí. Trató de asustarme... Como si pudiera, cuando yo tengo a lord Voldemort de mi lado...

Quirrell salió de detrás del espejo y se miró en él con enfado.

–Veo la Piedra... se la presento a mi maestro... Pero, ¿dónde está?

Harry luchó con las sogas que lo ataban, pero no se aflojarón. Tenía que evitar que Quirrell centrara toda su atención en el espejo, al igual que distraer a la media hermana de Pucca para que no lastimara a su gemelo Garu.

–Arrj. Maldición.

Oyó Harry exclamar con frustración a su gemelo Garu, mientras veía como Paccu lo azotaba contra la pared con su control del agua.

–Pero, Snape siempre pareció odiar a mi gemelo y a mi mucho.

Soltó rápido, Harry, viendo la pelea de Garu y Paccu y a Quirrell a la misma vez.

–Oh, sí.

Dijo neutral Quirrell, con aire casual.

–Claro que sí. Estaba en Hogwarts con su padre, ¿no lo sabían? Se detestaban. Pero nunca quiso que estuvieras muerto.

–Pero, hace unos días yo lo oí a usted, llorando… Pensé que Snape lo estaba amenazando…

Le dijo serio Harry, mientras Garu recuperaba una de sus espadas y desviaba el agua con ella mostrando agotamiento.

–Por el amor de Soo, Paccu, ¿Crees que unirte con Quirrell y Voldemort regresará el honor de la familia de los dioses? Eso es absurdo, eso no traerá honor, solo avergonzará a tu difunta madre y a Pucca.

Preguntó furioso Garu, dando una voltereta para esquivar el látigo de agua de la semidiosa del agua.

–¡Cállate, Garu!

Gritó tajante Paccu, mientras su risa se mezclaba con la fuerza del agua que azotaba el aire a su alrededor. Sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa, su poder ya no era el de una simple aliada, sino el de alguien que se había fusionado con las fuerzas de un dios antiguo, casi inalcanzable.

Garu, respirando con dificultad, se mantuvo firme en su posición. La espada que había recuperado en el último instante de su agilidad desvió el agua con precisión, pero su cuerpo temblaba de agotamiento.

El poder de Paccu era mucho mayor ahora, y él sabía que no podría mantener la pelea mucho más tiempo. Su gemelo, Harry, había comenzado a intentar distraer a Quirrell, pero parecía que no bastaba. Paccu estaba más centrada en su misión de cumplir las órdenes de Quirrell y Voldemort que en escucharle, casi parecía como si hablara con una pared.

–¡Deja de lado ese honor perdido!

Exclamó serio Garu, lanzándose hacia ella con una estocada rápida.

–¡Tu madre estaría avergonzada si te viera ahora, aliándote con esos monstruos!

Pero Paccu esquivó sin esfuerzo, deslizándose por el aire como si la gravedad no tuviera poder sobre ella. Paccu, con una sonrisa torcida, levantó su mano, y el agua en el aire comenzó a volverse más densa, como si quisiera atraparlo en un torrente imparable.

–Estúpido Garu, tú no conoces a mi madre y madre de Pucca. Por mí, mi madre puede irse a los infiernos si quiere. Lo que piense de mí no importa ahora sí está muerta y sí por su culpa el honor de los Dioses sé fue al retrete, al enamorarse de ese tal Sirius Black y concebir a mi media hermana Pucca a escondidas, en vez de quedarse con mi padre como el maestro Soo le ordenó que lo hiciera. Ella pudo haber cometido ese error, pero yo no permitiré que mi media hermana Pucca cometa el mismo error que mamá y sé quede a tu lado por su patética excusa de que está enamorada de ti.

Dijo fría Paccu, dando una carcajada cruel. Garu apretó los dientes, furioso, pero al mismo tiempo comprendió que no podía razonar con alguien tan cegado por el odio y la arrogancia como Paccu.

Ella había perdido la razón por completo, entregándose a su poder de semidiosa del agua y a la manipulación de Quirrell y Voldemort. Sus palabras eran venenosas, como si su madre y Pucca fueran simples objetos que podría desechar a su conveniencia.

– ¡Tu madre…! ¡No puedes hablar de ella así!

Gritó furioso Garu, sin poder contener la rabia que hervía en su interior. Pero Paccu no le prestaba atención, solo sé concentraba en dañarlo con su poder.

Su risa cruel llenaba el aire, mientras el agua que rodeaba su cuerpo se volvía cada vez más densa y amenazante. De repente, hizo un gesto con la mano, y el torrente de agua se disparó hacia Garu con una fuerza brutal.

Y lo golpeó con tal intensidad que lo hizo volar varios metros atrás, estrellándose contra la pared con un ruido ensordecedor. Harry gritó, viendo a su gemelo caer de forma dolorosa.

No podía dejarlo allí, pero las sogas seguían firmes a su alrededor. Y Quirrell, absorto en su búsqueda de la Piedra Filosofal, no parecía dispuesto a darle tregua. Harry estaba atrapado, pero no dispuesto a rendirse.

–¡Garu!

Llamó, desesperado, mirando cómo su gemelo se levantaba con esfuerzo, visiblemente dañado, pero aún con la determinación de pelear.

–¡Resiste!

Por primera vez, un espasmo de miedo cruzó el rostro de Quirrell. Y por fin, le respondió a Harry las palabras que él le había soltado anteriormente.

–Verás, Potter, Algunas veces.

Dijo tembloroso.

–Me resulta difícil seguir las instrucciones de mi maestro… Él es un gran mago y yo soy débil…

–¿Quiere decir que él estaba en el aula con usted?

Preguntó curioso Harry, aun viendo aterrorizado lo que le pasaba a su gemelo.

–Él está conmigo dondequiera que vaya.

Dijo con calma Quirrell.

–Lo conocí cuando viajaba por el mundo. Yo era un joven tonto, lleno de ridículas ideas sobre el mal y el bien. Lord Voldemort me demostró lo equivocado que estaba. No hay ni mal ni bien, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo…

Le explicó decidido a Harry, Garu escuchando y esquivando cada ataque de Paccu.

–Desde entonces le he servido fielmente, aunque muchas veces le he fallado. Tuvo que ser muy severo conmigo.

Quirrell se estremeció súbitamente.

–No perdona fácilmente los errores. Cuando fracasé en robar esa Piedra de Gringotts, se disgustó mucho. Me castigó… decidió que tenía que vigilarme muy de cerca… Y me hizo jurarle que protegería a su hija, Jing Jing Merope Ryddle.

La revelación hizo que la cabeza de Harry girara con preguntas, pero no podía distraerse demasiado. Su gemelo estaba al borde del agotamiento, luchando por su vida contra Paccu, que ahora se veía más monstruosa que humana, con su poder divino manifestándose en cada movimiento.

–¡Jing Jing Merope Ryddle!

Repitió incrédulo Harry, recordando a la chica que antes estaba pegada a Tobe Snape y que ahora era novia de Malfoy, mientras tratando de ganar tiempo y buscar un punto débil en Quirrell o en la situación.

–¿Por qué Voldemort confiaría en usted para proteger a su hija? Usted mismo dijo que es débil.

Quirrell apretó los labios, como si las palabras de Harry lo hubieran golpeado en su orgullo. Se giró hacia el espejo con furia renovada, ignorando momentáneamente a Harry.

–Él ve en mí algo más de lo que los demás ven. Me permitió conocerla, pero ella…

La voz de Quirrell se apagó, mientras que el de Paccu resonaba con fuerza.

–Pero la hija de nuestro maestro es una estúpida debilucha, Jing Jing es la que metió al trol junto a sus amigos solo para complacer a su estúpido Tobe Snape. Pero cuando él la rechazó como siempre y ella comenzó a salir con Draco Malfoy, sé rehusó a seguir con las ordenes de su padre y acabar con ustedes.

Harry procesaba rápidamente la información que Quirrell y Paccu revelaban, oyendo el agua correr y a su hermano Garu ahogarse de vez en cuando. Era difícil concentrarse con el caos a su alrededor, pero sabía que tenía que encontrar una forma de salir de allí y ayudar a su gemelo antes de que fuera demasiado tarde.

–Entonces, ¿Jing Jing no es tan leal a Voldemort como usted esperaba?

Preguntó curioso Harry, tratando de mantener la conversación con Quirrell para ganar tiempo. Si podía descubrir algo más, tal vez podría usarlo a su favor. Quirrell resopló, irritado.

–La muchacha es una decepción constante. Su padre tiene grandes planes para ella, pero no logra entender su lugar en este mundo. Está demasiado distraída por emociones humanas... amor, debilidad... ¡patético!

Paccu, mientras tanto, escuchaba la conversación mientras se lanzaba contra Garu con renovada furia. Las palabras de Quirrell parecían alimentarla, como si compartiera su desdén hacia Jing Jing.

–¡Claro que es una inútil!

Gritó furiosa Paccu, mientras un látigo de agua azotaba el suelo, haciendo que Garu apenas pudiera mantenerse en pie.

–Siempre buscando la aprobación de su padre, pero nunca capaz de cumplir con su deber. Es igual que Pucca, mostrándose tan fuerte, pero siendo debilitada por el amor que dice sentir por ti, Garu.

Garu, jadeando, logró mantenerse firme, aunque su cuerpo mostraba signos de agotamiento extremo.

–¿Y qué hay de ti, Paccu?

Dijo exhausto, su voz cargada de determinación a pesar de su estado.

–¿Qué obtendrás de todo esto? ¿Crees que Voldemort te dará un lugar de honor junto a él?

Paccu se detuvo por un instante, su mirada fulminante clavándose en Garu.

–No me importa lo que Voldemort quiera de mí. Esto no es por él, ni por Quirrell. Es por mí. Por mi lugar en este mundo, por mostrar el poder de los semidioses y Dioses.

–¿Un lugar basado en traición y destrucción?

Replicó frustrado Garu, con esfuerzo.

–Tu madre eligió amar. Tú eliges el odio. Pero el odio nunca te dará paz.

Las palabras de Garu parecieron impactar a Paccu, aunque sólo fuera por un segundo. Su expresión vaciló, pero rápidamente se endureció de nuevo.

–¡No necesito paz! ¡Necesito poder y restaurar el legado de la familia de los dioses!

Con un grito furioso, Paccu lanzó un torrente de agua que envolvió a Garu por completo, arrojándolo contra el suelo con una fuerza brutal. Harry observó con horror, mientras su gemelo quedaba inmóvil por un momento.

–¡Garu!

Gritó un poco alterado, luchando desesperadamente contra las sogas que lo mantenían atado. Y de repente, Harry recordó el viaje que tuvo con su hermano Garu, Pucca, Destiny y Hagrid al callejón Diagon… ¿Cómo habían podido ser tan estúpidos? Habían visto a Quirrell aquel mismo día y se habían estrechado las manos en el Caldero Chorreante, ¿Cómo no sé dieron cuenta antes? Quirrell maldijo entre dientes, molesto por no obtener lo que quería.

–No comprendo… ¿La Piedra está dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo?

La mente de Harry funcionaba a toda máquina, tratando de hacer algo con Quirrell y con Paccu también a pesar de que estaba amarrado.

(Lo que más deseo en el mundo en este momento.)

Pensó desesperado.

(Es encontrar la Piedra antes de que lo haga Quirrell, además de sacar de aprietos a Garu. Entonces, si miro en el espejo, podría verme encontrando la piedra. ¡Lo que quiere decir que veré dónde está escondida! Pero, ¿cómo puedo mirar sin que Quirrell se dé cuenta de lo que quiero hacer?)

Trató de torcerse hacia la izquierda, para ponerse frente al espejo sin que Quirrell lo notara, pero las sogas que tenía alrededor de los tobillos estaban tan tensas que lo hicieron caer. Quirrell no le prestó atención, solo siguió viendo al espejo. Continuaba hablando para sí mismo, mientras los sonidos de la pelea de Paccu y Garu se oían al fondo.