El silencio reinaba en el campo de batalla, un contraste cruel con los ecos de disparos y explosiones que apenas minutos atrás habían rasgado el aire. La Luna Roja, tan hermosa como aterradora, comenzaba a desvanecer su brillo escarlata mientras el cielo oscuro daba paso a los primeros rayos del amanecer. Sensei permanecía sentado contra los restos de una banca rota, con Hina dormida en su regazo.
Su respiración era irregular, cada inhalación acompañada por el dolor de las heridas abiertas que cubrían su cuerpo. Su torso estaba parcialmente destruido, y su brazo izquierdo no era más que un muñón ensangrentado. La sangre fluía de su cuerpo en un torrente constante, formando un charco carmesí bajo sus pies.

A pesar de todo, una leve sonrisa curvó sus labios mientras acariciaba con cuidado la frente de Hina, quien parecía completamente ajena al caos que había desatado. La joven dormía plácidamente, con su rostro iluminado por los primeros rayos del sol.

—…Realmente te mereces el título de la más fuerte de Gehenna… —murmuró Sensei, su voz apenas audible, mientras escupía sangre que manchaba la mejilla de Hina. Su mirada vagó hacia el cielo, observando cómo la Luna Roja perdía su intensidad—. Ahora entiendo por qué Hoshino tuvo tantos problemas para enfrentarte…

El almacén detrás de ellos era poco más que un cascarón vacío. Un enorme agujero atravesaba el edificio, y más allá, el bosque había sido borrado del mapa, reducido a cenizas y cráteres. Sensei respiró profundamente, o al menos lo intentó.

—…Bala púrpura… —susurró, recordando la técnica devastadora de Hina—. Una técnica que casi me envió al otro lado… Si no fuera por el Halo Artificial, ya sería historia…
Con movimientos lentos y cuidadosos, levantó a Hina de su regazo y la colocó en la banca, cubriéndola con su gabardina rota y empapada en sangre.

La miró por última vez, su expresión era una mezcla de tristeza y orgullo.

—Espero que cuando despiertes, no te culpes por esto, Hina-chan… —murmuró antes de levantarse con esfuerzo, tambaleándose hacia el horizonte.

Cerca de la zona de batalla, el equipo de prefectos comenzaba a recuperarse. Chinatsu se sostenía la cabeza con ambas manos, incapaz de procesar lo que había sucedido.

—…Mi cabeza… —murmuró débilmente, su voz cargada de agotamiento.

—…Maldita sea esta Luna Roja… A veces desearía que no existiera… —dijo Iori con frustración, mirando su uniforme cubierto de sangre seca.

—…Esto no es algo de lo que podamos escapar, Iori… —replicó Ako, visiblemente cansada, pero con una firmeza en su voz que ocultaba el temor que sentía—. Esta es nuestra maldición, y tenemos que soportarla…

La tensión en el grupo aumentó cuando Iori miró a su alrededor y notó algo importante.

—…Un momento… ¿Dónde está nuestra líder? —exclamó, alarmada.
El grito de un mob interrumpió sus pensamientos, y Ako corrió hacia el origen del sonido, deteniéndose de golpe cuando la escena frente a ella la dejó sin aliento.

—S-Sensei… —susurró Chinatsu, quien había seguido a Ako. Su rostro reflejaba puro horror al ver la figura tambaleante de Sensei.

Sensei caminaba hacia ellas como un muerto viviente. Su brazo faltante, el agujero en su torso, la katana incrustada en su pecho… Era un milagro que estuviera de pie. La sangre goteaba sin cesar de su cuerpo, formando un rastro macabro a cada paso.

—…No puede ser… —murmuró Iori, sus ojos abiertos de par en par mientras retrocedía involuntariamente—. ¿Cómo es que no está muerto?

Sensei se detuvo, su figura inestable proyectando una sombra larga en el suelo. A pesar de su condición, esbozó una sonrisa débil.

—…Finalmente despertaste… —murmuró, su voz llena de orgullo, antes de inclinarse hacia adelante y vomitar una cantidad alarmante de sangre.

La escena congeló a todas las presentes. El grupo de prefectos y los Mob-chans se quedaron en completo silencio, el horror reflejado en sus rostros. Ako dejó caer su arma al suelo, incapaz de contener las lágrimas que llenaron sus ojos.

—Sensei… —susurró, arrodillándose mientras sus manos temblaban, dudando si acercarse o no.

Chinatsu se cubrió la boca, luchando por contener un grito mientras su mente procesaba lo que veía.

—…No puede ser… Esto no es posible… —susurró Iori, sus palabras llenas de incredulidad y culpa.

Sensei apenas podía mantenerse de pie. Su cuerpo, destrozado y drenado de sangre, era un espectáculo aterrador, pero su mirada seguía firme mientras observaba a las chicas del equipo de prefectos que lo miraban en completo silencio.

-...no no no, Sensei, Sensei!...-Chinatsu lloró, quería ir a salvarlo pero Iori lo detuvo

-...detente, no ves que Sensei está herido...-Exclamó Iori pero podía ver que Iori quería llorar pero se hacía la fuerte para no desmoronarse
Chinatsu no dejaba de llorar pero solo podía caer de rodillas y mirar a Sensei solo para que Sensei con su único brazo, le acaricia su mejilla

-...no llore Chinatsu, no es tu culpa...si, eres unas de las estudiantes más fuerte y responsable que conozco...tiene que ser mejor que esto...-decía Sensei limpiando las lágrimas de Chinatsu haciendo que ella tome la mano de sensei quien tenía 3 dedos para poner en su mejilla
Chinatsu sintió la cálida caricia de Sensei en su mejilla, pero el dolor y la desesperación la atravesaron con más fuerza que nunca. Las lágrimas seguían cayendo, pero su corazón se aferraba a esas palabras, como si fueran una cuerda salvavidas en medio de una tormenta.

-...Sensei... no... no quiero perderte... - susurró, su voz temblorosa, luchando por hablar. No podía comprender cómo todo había llegado a esto, cómo alguien tan fuerte y lleno de vida como él podía estar al borde del abismo.
Iori, a pesar de su fachada fría y controlada, también tenía los ojos humedecidos. Se acercó lentamente a Chinatsu, su respiración irregular.

-...Tienes que ser fuerte, Chinatsu... nosotros... debemos ser fuertes, ¿verdad? - Dijo Iori, pero las palabras sonaban vacías, como si ella misma estuviera tratando de convencerse.

Miró a Sensei, quien había hecho lo imposible para salvarlos y, sin embargo, ahora estaba al borde de la muerte, todo por causa de esta maldición que cargan.

Ako, que había permanecido en silencio hasta ahora, frunció el ceño, mirando la escena frente a ella. Los recuerdos de la batalla y de todo lo que había sucedido empezaban a recordarlo.

-...chicas...siento pedirles esto...pero...tienen que quedarse aquí...yo iré por mi cuenta al hospital...-decía Sensei haciendo que ellas estén horrorizada
-...Q-Que Sensei...no puede hablar esto enserió?...-rogó Chinatsu, no queria que se fuera pero vio qué estaba serio
-...porque sensei...si va solo, moriría...-decía Iori haciendo que Sensei sonríe

-...no es por mi...es por Hina...ella se despertara en cualquier momento...-susurra Sensei haciendo que ellas recuerden ahora con más claridad
Hina se enfrentó a Sensei

-...sabe bien lo importante que soy para Hina...que crees que pasara cuando se despierte...-Susurra Sensei cansado
Hina seguro despertaría con mucho dolor y desesperación, todas solo podía mirar al suelo

-...Ustedes...son sus amigas...tiene que estar para ella...pueden hacerlo por mi?...-decía Sensei con una sonrisa triste
-...Sensei... - comenzó a decir, pero las palabras no salían. Solo podía mirar a Iori, quien mantenía una expresión inquebrantable.

Iori, a pesar de su dureza exterior, estaba luchando contra el miedo y la tristeza. No quería perder a Sensei, pero entendía que no podía detenerlo.

-...Lo haremos, Sensei... - dijo Iori, con una voz llena de dolor, pero también de determinación. - No dejaré que Hina haga algo de lo que luego se arrepienta.

Ako, observando la escena con una mezcla de frustración y dolor, finalmente habló. Su voz era grave, casi sombría.
-...Lo prometemos, Sensei... - dijo ella, aunque se notaba que las palabras salían forzadas, como si el peso de la situación la estuviera aplastando.

El silencio cayó sobre ellas mientras Sensei las miraba, sus ojos llenos de confianza y gratitud, aunque su cuerpo ya no podía resistir mucho más. De repente, una oleada de cansancio lo invadió, y tuvo que sentarse, dejando escapar una tos débil.

-...Gracias... - susurró, con una sonrisa cansada, antes de cerrar los ojos por un momento. - No puedo hacer más que confiar en ustedes ahora…

Chinatsu, al ver a Sensei tan vulnerable, sintió un nudo en el pecho, pero sabía que no podía dejarse llevar por su dolor. Había una misión que cumplir.

-...Lo haremos por ti, Sensei... - murmuró con determinación, secándose las lágrimas.
Iori asintió con firmeza. -...Cuenten con nosotras.
Y así, con ese pacto sellado entre ellas, el equipo de Prefectos se preparó para hacer frente a lo que se avecinaba. Sabían que lo que quedaba por venir no sería fácil.

-...gracias chicas...-susurra Sensei para ir solo por su cuenta dejando a las chicas quien Chinatsu lloraba con Iori ayudandola, Ako se acercó para ver mejor a Hina quien dormía plácidamente en aquella banca rota aferrando la gabardina desgarrada y cubierta de sangre.
-...puedo ir tranquilo sabiendo que Hina-chan este en buenas manos….-susurra Sensei caminando alejando del lugar

Fin del flash back

Hina Rápidamente abrió los ojos al despertarse, de hecho todas estaba ahora escuchando el escándalo afuera del hospital, Mika Hiyori, Hifumi y Saori se levantó un poco

'...que esta pasando afuera..-comento Iori molesta por el ruido de fuera

-...no lo se..tengo que que ver…-dijo Serina quien dejo de lado los papeles

-...déjanos acompañarte…-decia Hina seria quien se levanto de su asiento

-...Sacchan…-dijo Atsuko viendo que Saori también quería

-...hay mucho ruido afuera…quiero ver quien hace mucho escándalo…-dijo Saori con frialdad, quería encontrar a la persona responsable de esto y callarlo y seguro Hina piensa lo mismo

Abriendo la puerta para salir de la sala de espera, vio a Mine bloqueando la entrada ya que estaba un grupo de personas tomando mucho fotos.

-...Mine-Sempai…que sucede?...-decía Serina viendo a Mine y Hanae

-...Serina..por favor llama a todos el personal que pueda …las cosas pueden salir de la mano ahora…-dijo Mine mientras afuera estaba un grupo de noticieros

-...tiene que abrir la puerta…tenemos testigos de que sensei se encuentra en hospital, tenemos que entrevistarlo ya que Kivoto merece saber todos lo que sensei este pasando…-decía una reportera de Kronos

-...(tch, Eligió el peor momento para esto!)...-pensó Mine mientras el resto de los estudiantes del hospital se apresuró para evitar que entrara

Y los ruidosas cámaras tomando tantas fotos como podía no hacia más generar incluso mucha molestia para todas las chicas que estaba en esperar de noticias de Sensei

-...(esas malditas ... .que tanto ruidos van a provocar!?)...-pensó enfurecida Saori mientras se notaba las venas de su mejilla, incluso estaba sacando su arma

Mientras que iori se acercó a Hina quien estaba en silencio observando todos el escándalo de afuera

-...son de la academia Kronos…que hacemos…dejamos en manos de Valkyrie?...-pregunta Iori preocupada por cómo estaba Hina

-...Iori….-habló Hina con tranquila calma pero todas vieron que Hina estaba envuelta en una aura roja y negra

-...S-Si, presidenta….-Iori siendo incapaz de mantener la calma por la frialdad y la ira fría de Hina

-...Tu y Ako, vayan y toman todos estudiantes de prefectos….arresten a todos lo que sea Kronos….tiene mi permiso usar toda la violencia que haga falta…-ordenó Hina
Eso sorprendía a todas incluso a su propios grupos

-...pero Presidenta!...Kronos no hizo nada ilegal…solo esta haciendo su trabajo!...-exclamó Iori sorprendída por la orden que le daba

-...exacto líder…deja que nosotros le pidamos que se vayan con una advertencia…-dijo Ako preocupada

-...Ako….iori…es una orden o ire yo misma a terminar este circo ….-los ojos de Hina se había tornado de un tono rojo.
Ako y Iori solo podía tragar saliva….no estaba de animo confrontarla así que se fueron junto con Chinatsu quien tomó a todos lo que tenía afuera del hospital

Mientras que Hanae y Mine se apresurara para ayudar a Serina a sacar a las chicas de Kronos tv con Iori y Ako ayudándolo a sacarlas del hospital

Con Hina y las demás

-...realmente eres bastante poderosa y intimidante…Reina de Gehenna….-susurra con un ligero sudor corriendo por su mejilla Nagisa

-...- Saori guardo su arma molesta, también quería ir y terminar con esto pero Serina no estaba, la única quien cuidaba la puerta donde estaría la habitación de sensei, la puerta estaba semi abierta tentando a todas a querer entrar
Hina estaba en silencio mirando la puerta, su oído captando los pitidos del soporte vital

-...la puerta….Sensei está adentro…-susurró Hiyori mientras que Saori miraba la puerta

-...Sensei...Sensei...-Susurra Hina caminando hacia la puerta, no solo Hina…

-...Mika-san ..-dijo preocupada Nagisa viendo que Mika también se iba

-...lo siento…Nagisa-san pero….pero no puedo soportarlo…quiero ver a Sensei…-dijo Mika caminando con Hina y Saori
Saori tampoco se quería quedar atrás, sabía en el fondo no le gustaría ver lo había en esa habitacion pero quería ver a sensei, a su padre

Incluso Azusa salió corriendo alejándose de Hifumi

-...Azusa-chan espera!...-exclamó Hifumi viendo que Azusa también siguió el ejemplo de Saori y de las demás

En el momento en que las 4 entraron a la habitación...fue cuando las 4 se quedaron en silencio y puro shock

-...S-Sensei...-Susurra Azusa en horror y lágrimas saliendo lentamente sus ojos tratando de no gritar de horror
Ya que frente a las chicas, estaba una figura envuelta complementos de vendas acostado en su cama, prácticamente parecía una momia, las vendas tenía fuertes olores químicos

Saori fue la última en entrar, su corazón palpitando descontroladamente. Ella sabía que este era un error, que no estaba lista para lo que vería, pero la fuerza de su amor por él la empujó a seguir adelante. "Es mi padre... es mi deber..." se repetía, pero al cruzar la puerta, incluso su determinación se quebró al instante.

Frente a ellas, Sensei yacía en la cama, envuelto de pies a cabeza en gruesas vendas blancas que apenas dejaban visible su rostro. Su cuerpo parecía reducido a la sombra de lo que alguna vez fue, con su único brazo conectados a múltiples cables y tubos que lo mantenían con vida. Las vendas exhalaban un fuerte olor químico, mezcla de antisépticos y medicamentos.

La figura inmóvil sobre la cama no parecía siquiera humana. Era más parecido a una momia en exhibición que a un ser vivo, y aun así, cada débil sonido de los monitores les recordaba que estaba ahí… luchando por su vida.
—¡Sensei! —la voz de Mika finalmente se rompió en un grito ahogado mientras caía de rodillas al lado de la cama. Sus manos se aferraron al borde de las sábanas, temblando. Lágrimas gruesas rodaban por sus mejillas mientras su mente era invadida por los recuerdos. "¿Por qué no pude hacer más? ¿Por qué permití que llegáramos a esto?"
Hina no dijo una palabra. Sus ojos estaban clavados en el rostro parcialmente vendado de Sensei, su expresión congelada entre el horror y la culpa.

Recordaba cada palabra, cada acción que había hecho, y ahora cada uno de esos recuerdos le pesaba como un yunque en el alma. "Esto es mi culpa", pensaba, pero ni siquiera podía decirlo en voz alta. Sus piernas cedieron, y cayó en la silla junto a la cama, con los puños apretados

—Sensei... —fue todo lo que pudo murmurar, apenas un susurro que se perdió en el aire mientras no dejaba de llorar
Azusa retrocedió un paso, sus piernas flaqueando mientras se llevaba una mano a la boca, intentando reprimir el sollozo que se formaba en su garganta. El peluche de Skullman cayó al suelo con un golpe sordo, pero no pudo recogerlo.
Su visión se nubló por las lágrimas, y en su mente solo podía ver las veces en las que Sensei la había ayudado, salvándola de sí misma, siendo el ancla que necesitaba para seguir adelante.

—Esto... esto no puede estar pasando... —murmuró entre dientes, como si negar la realidad pudiera hacer que desapareciera.

Saori apretó los dientes, luchando por no romperse frente a las demás. Pero al ver los monitores, los tubos, y el estado casi irreconocible de Sensei, su máscara finalmente se rompió.

—¡No puede terminar así! —gritó, su voz resonando en la habitación. Sus manos se aferraron al marco de la cama mientras las lágrimas rodaban libremente por su rostro.
—Sensei... ¡tienes que despertar! ¡Nos prometiste que siempre estarías ahí para nosotras!...papá!

El pitido constante del monitor parecía responderles con indiferencia, como si el mundo mismo se burlara de su desesperación. Ninguna de las chicas pudo soportar mirar a Sensei por más de unos segundos, pero ninguna fue capaz de apartar la vista. Era una visión desgarradora, pero más desgarrador aún era saber que no podían hacer nada para cambiarlo.

-...P-Perdoname...perdóname perdóname...perdóname por ser tan inútil...debí ser mas fuertes...debí ser más atenta su seguridad...sensei...-Hina ya no pudo mas.
Se había quebrado por completo...ya no era aquella reina invencible de Gehenna

Era ahora una niña pequeña llorando frente a padre que estaba a punto de ir a mejor vida, las manos de Hina aferrándose a la cama

Sus llanto y ruegos no hacia más que quebrar a las demás mientras que Azusa y Mika ya no pudo mas...comenzó a llorar mientras Saori tratando de contener el llanto, abrazó a Azusa para que no sufriera sola

Mientras Sensei lentamente abría su único ojo, su vista nublada apenas distinguía siluetas borrosas que se movían frente a él. Su oído, aún afectado, solo captaba ecos distorsionados de llantos y lamentos. Todo era confuso, surrealista, como si estuviera atrapado en una pesadilla de la que no podía despertar.

El miedo comenzó a apoderarse de él. No sabía dónde estaba ni quiénes eran esas figuras que se agrupaban a su alrededor. Intentó moverse, pero un inmenso dolor recorrió su cuerpo, arrancándole un jadeo ahogado. El sonido hizo que todas las chicas se congelaran por un momento antes de que Hina diera un paso al frente.

—Sensei... —susurró ella con voz temblorosa, su rostro reflejando una mezcla de alivio y preocupación.
Sensei parpadeó lentamente, tratando de enfocar su mirada en la silueta que parecía acercarse a él. Pero su mente, confusa y afectada por los medicamentos y la anestesia, no logró procesar nada. El miedo y la desorientación se intensificaron, y un instinto primitivo de autopreservación comenzó a dominarlo.

—¿Q-Quién... quiénes son? —balbuceó con voz rasposa, casi inaudible llenos de un terror que nadie esperaba.
Su mente, le golpearon con muchos recuerdos, recuerdos llenos de dolor, lleno de sufrimiento

—¡No te acerques! —gritó de repente, su cuerpo temblando mientras intentaba retroceder, a pesar del dolor que lo consumía.

Hina se asustó, realmente no quería asustarlo

—Sensei, calma, por favor... soy yo, Hina. Estamos aquí para ayudarte —dijo ella suavemente, tratando de mantener la compostura. Pero su intento solo pareció empeorar las cosas.

—¡No! ¡No me toques, *Monstruo*! —exclamó Sensei, con una mirada de puro pánico clavada en Hina. Su voz temblaba, y su 3 dedos de una manos buscaron aferrarse a los bordes de la cama, como si quisiera escapar.
Las palabras golpearon a Hina como un rayo. Su rostro palideció, y sus labios temblaron mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar.

—¿M-Monstruo? —susurró Hina, dando un paso atrás, sus ojos brillando con lágrimas.

No solo Hina, todas están en shock, dolor y shock era lo único que podía ver el rostro de las chicas pero la que peor se lleva era Hina

-...papá….papá espera…somos nosotros…-Exclamó Saori queriendo ver a Saori, lo único que recuerda
Es su arma….apuntandole luego mucho dolor, su trauma que había permanecido enterrado volvió con fuerza

-...N-No….alejate de mi…no me mate…..te juro que no me vera nunca más…-suplicó sensei con mucha miedo
-...P-papá….-susurra Saori en shock por lo que decía Sensei
Pero….pero no podía decir nada…tuvo que mirar al suelo, no tenía el derecho de mirar a Sensei a los ojos

Pero…..quería estar con su padre…levantó su mirada para ver a sensei

Su corazón apretó mucho ya que Sensei ya no la miraba con cariño paternal como lo recordaba, porque su rostro reflejaba horror en su mirada, su cuerpo, su única mano temblaba de miedo

Saori solo podía quedar callada, aceptando que jamás volvería a ser como era antes

-...Sensei….sensei…lo siento….lo siento…-Mika se apresuró estando en la vista de Sensei, sus manos queriendo tocarlo pero

[Slap]

Sensei apena ve a Mika, recordaba las palizas que Mika le daba, tanto es su miedo que con su única mano, golpeó la mano de Mika

-...N-no…no te toque….por favor….ya no me golpe….ya no me golpeé….(sollozo)...quiero irme a casa….quieroregresara mi hogar…..-Sensei ya no soportó

Sollozó…Sollozó como nunca ante lo había hecho

Mika estaba en shock, las lágrimas caían mientras su rostro permanecía en estado de shock al escuchar el llanto de sensei

Una combinación de dolor y trauma causó que Sensei se volviera alguien diferente, una persona asustadiza y frágil

-...S-Sense…-Mika no pudo terminar ya que rápidamente el dolor de sensei llegó a su punto máximo, el brusco movimiento de sensei abrió una herida haciendo salir sangre en su pecho, rápidamente Sensei cae en la cama mientras el pitidos se sonó más fuerte activando la alarma asustando a todas menos a Hina

-...Sensei!...-exclamó Mika asustada pero Sensei había entrado en paro cardíaco convulsionado y escupiendo sangre de su boca tapado de vendas
Serina se había apresurado asustada

-...u-ustedes...que hicieron!...-exclamó asustada y enojada Serina viendo a las 4 chicas frente a un sangrante Sensei
Hina, con las lágrimas cayendo sin control, se arrodilló junto a la cama de Sensei, su corazón latiendo frenéticamente mientras trataba de tomar una decisión. Sentía que su mundo se desmoronaba en ese momento, la angustia y la culpa apoderándose de su mente. No podía entender cómo las cosas habían llegado a ese punto. Había tratado de ayudar, de calmarlo, pero ahora todo parecía ser un error fatal.

—¡Por favor, Sensei! —sollozó Hina, tomando suavemente su mano, aunque sabía que ya no respondía—. ¡No te vayas, por favor!
Mika, todavía temblando por el horror de la situación, miró a las demás, sin saber qué hacer. Serina estaba al borde de perder la calma, su rostro enrojecido por la rabia y el miedo.

—¡No es momento para gritar! —interrumpió Serina, con los ojos inyectados en furia—

. ¡Necesitamos hacer algo! ¡Ahora!
Las otras chicas comenzaron a moverse con rapidez, buscando algo, cualquier cosa que pudiera ayudar. El caos reinaba a su alrededor, pero todo parecía demasiado tarde.
Hina no podía apartar la vista de Sensei, su mente abrumada por la desesperación. El sonido del monitor cardíaco pitando cada vez más rápido se sumaba al creciente ruido de la alarma. Sabía que algo debía hacerse, pero sus manos temblaban y su mente se nublaba por la angustia.

—Lo siento... lo siento tanto... —susurró Hina, apenas audible, mientras las lágrimas caían sin cesar.

Sin embargo, Serina estaba tomando el control. Se acercó rápidamente a la mesa de al lado, donde había algunos equipos médicos. Sin perder tiempo, comenzó a administrar lo que podía mientras trataba de mantener la calma.
Azusa, Mika y Hina solo podía llorar de forma amarga mientras que Saori solo podía salir de la habitación de sensei donde estaba su equipo

-...Sacchan….que paso…-decia Atsuko pero vio qué Saori ya no soportó más y salió corriendo dejando a su equipo ahora llendo tras ella

Con Serina

Serina se preparaba los guantes para la operación
-...todos tenemos que cerrar la herida de Sensei…así que preparen los sedante…-Ordenó Serina mientras las 4 chicas asentía

-...entendido sempai…déjame ayudarte…-decía una de las 4 chicas acercándose a Serina

-...gracias…una vez que terminemos esto debem…-Serina dio la vuelta para ver un arma

(Golpe fuerte)

Serina cae al suelo inconsciente mientras la responsables se quitó su barbijo y gorra revelando Niko

-...objetivo neutralizado….tenemos asegurado el paquete…-dijo Niko sería mientras que el resto se quitaba sus prendas
Siendo Otogi, Kurumi y Yukino

-...Otogi prepare la camioneta…nos vamos de aquí….-dijo Yukino acercándose a sensei sedado

-...hola sensei….finalmente te encontramos, vamos a casa….-decía Yukino con una mirada llena de amor y obsesión