Por supuesto tampoco he olvidado este fic. Así que de igual manera comenzaré a actualizarlo poco a poco junto con el otro. Esperando que dejen sus comentarios tanto en este como en el otro, por lo cual como saben, Saint Seiya no me pertenece, pero utilizo sus personajes para crear una nueva historia propia, esperando que sea de su agrado.
Su atención se centró en unas hojas que leía con sumo cuidado. A su lado se encontraba su mano derecha, aquel hombre calvo de nombre Tatsumi, que no paraba de alabarla y estar orgulloso de ella, ya que estaba tomando su papel como una Kido, en el cual, durante esos meses, no solo se había encargado de alzar una vez más el Santuario o seguir con donaciones a los orfanatos, y crear centros de entrenamientos, formación y estudio, para futuros aspirantes a caballeros.
Por supuesto, esto lo había pensado desde que habían empezado la reparación del Santuario, teniendo su primera reunión con el patriarca y todos los caballeros dorados y bronce, en el cual, había estado algo nerviosa, pero si no fuera por el apoyo del caballero de Pegaso, de seguro, no hubiera hecho nada de eso, en lo cual dichas ideas fueron aceptadas por el Patriarca y los dorados.
— Señorita ¿Me está escuchando?
— Por supuesto que sí, Tatsumi. —Alzo la mirada hacia su mayordomo dándole entender que le escuchaba. — Me da gusto saber que todo este progresando muy bien, pero ahora necesito que me ayudes a organizar un viaje hacia Asgard.
— ¿Asgard? ¿Acaso ocurrió algo? No me diga que…
La joven de cabellos lilas solo negó con la cabeza, haciendo que el hombre soltase un suspiró lleno de alivio.
— En lo absoluto Tatsumi. Pero fuimos invitados por Hilda, a una ceremonia importante. Creo que sería buena idea tanto para Seiya y compañía, que también vayan, talvez les pida también a algunos dorados que me acompañen. —Pensó ella sin más mientras se levantaba de su puesto al instante.
—No se preocupa señorita, yo me haré cargo de todos los preparativos —Agregó dándose un leve golpe sobre su pecho algo orgulloso de ayudar. — usted solo encárguese de notificarles a los muchachos de ello.
Saori sonrió agradeciendo de tener un hombre fiel como Tatsumi, el cual estaba dispuesto a ayudarle en cualquier decisión que ella decidiese, y siempre procurando, según él, de serle útil y protegerla ante cualquier situación que se diese.
Sala principal del Patriarca.
Solo negó con la cabeza en forma de respuesta a la pregunta de su amigo Shun, incluso el no comprendía porque habían sido citados en el salón del Patriarca, por lo que le sorprendió de ver también a Mu de Aries, Milo de Escorpio, Shaka de Virgo, Saga de Geminis y Camus de Acuario.
Era algo curioso que esos cinco fuesen citados de igual manera, junto con sus compañeros a excepción de Ikki de Fénix, el cual se encontraba en la isla de la muerte encargándose de ver a los nuevos aspirantes a caballeros. Y el cual, por lo que escucho, iba a convertirse en maestro.
Seiya solo esperaba que no fueran malas noticias, y que una nueva guerra volviese alzarse. Ahora que el santuario, volvía a su esplendor después de meses de trabajo, y empeño que había puesto, la joven diosa. Su atención se centró hacia la salida del Patriarca, Shion. Lo cual al tenerlo frente a ellos todos se arrodillaron en forma de respeto esperando las palabras del hombre.
—Los he llamado es porque necesitó pedirles a ustedes, que acompañen a la diosa Athena a Asgard.
El Patriarca se percató de los rostros de los dorados, sino mal recordaba hubo un momento, donde los doce dorados habían sido revividos por un lapso de 12 horas para ayudar a Asgard de la ambición del Dios Loki, lo cual era comprensible que estos reaccionaran ante el nombre de dicho lugar.
— Descuiden, no ocurre nada en Asgard. —Supo que esas palabras calmaron al instante a los presentes. —Solamente la princesa Athena, solicitó que ustedes la fueran acompañar en una visita en Asgard. El resto nos encargaremos de cuidar del Santuario.
Tras esas palabras Shion se levantó haciendo una señal de que podían retirarse, por lo que poco a poco la sala era dejada por los caballeros dorado y bronce.
CAPITULO 2
Sentimientos
Corría como si su vida dependiera de ello, incluso en su boca llevaba una rebanada de pan, mientras esquivaba como pudo los caminos largos y cogía atajos para así poder llegar hasta la cima donde se suponía estaban los demás esperándole. Ya solo faltaba poco, por lo que minutos después se detuvo para así ver las expresiones de sus compañeros, entre ellos la mirada seria de un Saga que se le acerco, sin duda se venía una reprimiendo sino era del patriarca, era de Saga.
— Llegas tarde, Seiya.
— Lo siento, Saga. En verdad, es que…
— Saga, creo que lo mejor será avanzar —Hablo Mu el cual estaba tranquilo mirando al castaño seguido al peliazul, sabía que el caballero de Geminis comenzaría con un discurso contra el pobre santo de pegaso. Y eso podría incluso alargarse horas.
— Mü, tiene razón, Saga. Será mejor ya subir, Athena nos espera —Mencionó el caballero de escorpio que estaba de brazos cruzados, él tampoco estaba para escuchar la reprimiendo que iba a recibir el caballero de pegaso, en un momento donde se supone iban a partir a otro lugar.
— Bien, entonces subamos
Seiya en el interior agradecía que al menos Mú y Milo, le ayudasen de evitar un regaño de parte del santo de géminis fijo su mirada donde se encontraba el avión privado de la joven diosa, por lo que miro hacia un lado encontrándose con su amigo Shiryu, quién le susurro un: te salvaste. Esbozo una sonrisa mientras solo caminaba detrás de los demás observando el avión, apretó la mochila que llevaba consigo, dentro de este llevaba consigo algo muy importante. Si no fuera por su maestra Marin, que le había despertado, de seguro no hubiera llegado a tiempo para viajar a Asgard, suspiró agradecido de que al menos, la peli naranja aunque no era la mejor en despertarlo, al menos se compadeció en sacarlo de la cama.
Se sentó en uno de los asientos mirando hacia la ventana, pero de reojo vio a la joven diosa sentada en uno de los asientos delantero, siendo atendida por Tatsumi, hubiera querido acercarse en saludar, pero conociendo como era el mayordomo de la joven, decidió mejor optar en no acercarse hasta llegar al lugar destinado, ya que si lo hacía tendría la mirada fija de los dorados así como de seguro luego sería cuestionado por sus amigos, y realmente no estaba para preguntas y respuestas.
Tras horas de largo viaje, por fin habían llegado a Asgard. Al menos se había podido entretener en conversar con Shun o Shiryu o de vez en cuando se entretenían con algún juego de mesa, que por cierto Milo se había unido junto a Shaka y Mü, lo cuales los dos últimos eran buenos en esos juegos, y les costaba ganarles a ellos hasta incluso con cartas.
El castaño por fin se pudo estirar antes de bajar del avión, por lo que dejo que el resto bajara, para luego el hacerlo, sintiendo claramente el frio helado del lugar, ya hacia bastante tiempo desde la última vez que habían ido a Asgard, y no era por un paseo ni nada por el estilo, pero por lo que notaba algunas cosas habían cambiado.
Tal como se esperaba Hilda y su hermana Fleur, los esperaban con escoltas y algunas doncellas, dándole la bienvenida a todos ellos, principalmente a la joven Diosa.
—Bienvenidos sean, a Asgard, Athena y caballeros. —Hablo Hilda, la cual estaba encantada de tenerlos como sus invitados tanto a la diosa y a varios de la elite de caballeros de la joven diosa.
—Muchas gracias Hilda, pero no es necesario las formalidades —Pidió Saori, la cual en verdad no necesitaba ese tipo de trato para con ellos o al menos para ella.
Durante el transcurso de la caminata, Saori conversaba con Hilda, la cual seguía con el papel de representante de Odin, después de que Lyfia decidió abandonarlos para hacerse cargo de un orfanato, la joven seguía de vez en cuando visitándoles.
—Athena…
La joven de largos cabellos lilas prestó atención a la Asgardiana, la cual le miraba y sujetaba sus manos
—¿Qué ocurre Hilda?
—Solo quiero agradecerte
La de cabellos lilas solo sonrío, negando con la cabeza ante las palabras de la joven representante, ella entendía claramente esas palabras, y tal como había hecho con los dorados, ella había abogado por los dioses guerreros de Asgard, para que su padre, Zeus, el gran dios del Olimpo les diera otra oportunidad, por supuesto le había costado demasiado que Zeus accediera, pero sin duda, su padre había aceptado.
Seiya y compañía por su parte se encontraban caminando por los gélidos y hermosos panoramas de Asgard, ya que la joven diosa les había pedido dejarle sola con la representante de Asgard, y por lo tanto ellos confiaban en que nada malo le pasaría a su diosa. El castaño se detuvo por unos momentos observando la figura representativa del gran dios Odín, el cual le había ayudado en aquel entonces para poder salvar a Hilda y a su diosa, esbozó una sonrisa en esos momentos hasta que sintió la mano de Shun posarse sobre su hombro derecho.
—¿Qué piensas seiya?
—Ha pasado buen tiempo desde la última vez que pisamos Asgard, pero me alegra de verlo en completa paz—Comentó el castaño, el cual miraba la estatua del gran Odín. —Y espero que se mantengan así por mucho tiempo más.
—Yo también lo espero —Respondió Shun con una sonrisa en los labios.
—Yo aún pienso en lo que nos contó Milo.—Hablo Hyoga mientras caminaba junto con el resto.
—Te refieres a que ellos fueron invocados para ayudar Asgard contra Loki —Hablo Shiryu, el cual miraba hacia al frente.
—Exacto.
—Pero es bueno saber que los dorados, pudieron vencer contra aquel enemigo —Expreso Seiya que miraba con una sonrisa la estatua del dios. —Además parece que son muy populares en Asgard —Su atención luego se dirigió hacia donde se encontraba Mü, Milo, Shaka y Saga que estaban siendo rodeados por varias doncellas de Hilda, algo incomodos se les podía ver en ellos o al menos en tres de ellos, a excepción de Milo que parecía si tomar la iniciativa de coquetear, lo cual como era costumbre, Saga lo ponía en su lugar recordándole su deber de caballero.
Horas después / Palacio Valhalla.
Realmente no se esperaba que la invitación que había recibido Athena, ese trataba de que la representante de Asgard iba contraer compromiso con el ex dios guerrero de Odin, Siegfried. Lo cual no cabía de la sorpresa por parte de Saori y los de bronce principalmente. Por lo que se encontraban tanto Hilda y Siegfried, un tanto avergonzados, pero agradeciendo a todos los presentes por haber aceptado la invitación de su compromiso.
— Estoy muy segura que Siegfried, hará muy feliz a mi hermana Hilda
— Eso no lo dudo —comento el caballeo del Cisne— pero realmente ha sido una gran sorpresa para nosotros
—Ni que lo digas —Hablo Shun que miraba a la pareja siendo felicitada por los otros ex dioses guerreros
Saori salió de sala de reunión hacia un balcón, donde podía apreciar el panorama de Asgard, su ambiente frío, solo ocasiono que se frotara un poco los brazos, lo cual sus ojos se abrieron cuando sintió que le colocaban un abrigo marrón, lo cual su atención se fijó directamente a los ojos castaños oscuros del caballero de Pegaso.
–Seiya.
– Lo siento —Fue la respuesta del castaño rascándose la nuca para asi mirar a la muchacha—No pude evitar ver que te frotabas los brazos, así que opté en colocarte mi abrigo espero no te moleste
—Por supuesto que no —esbozo ella una sonrisa ante la atención del castaño para solo mirarlo algo ruborizada seguido volvió su atención hacia al frente.
Ambos jóvenes se quedaron en silencio por unos minutos, sin necesidad de comenzar una conversación, después de todo cuando estaban juntos, podían permanecer así acompañado el uno del otro sin necesidad de dirigirse palabras.
—Ah… es cierto —Recordó el castaño llamando la atención de la joven, en el cual, el llevo su mano dentro de los bolsillos de su pantalón y de esa manera saco algo de este. —Sé… que no es tu cumpleaños, pero quería obsequiarte este dije, no es gran cosa, pero…
La joven de largos cabellos lilas observo aquel dije que tenía la peculiar forma de la mitad una luna y la otra un sol, lo cual esta no dudo en extender su mano y sujetar dicho dije con ella, por lo que inmediatamente esbozo una sonrisa empezando a sentir sus mejillas algo tibias.
—Seiya…
— No es nada Saori, cuando pasaba por el pueblo Rodorio, lo observé y pues…pensé en ti —Comentó este, en lo cual al darse cuenta se sonrojo y desvió la mirada al instante. — Bueno, no pienses mal…yo…esto…
—Muchas gracias —Expreso Saori enternecida por el regalo de parte del castaño, esbozando una sincera sonrisa causando que el castaño se ruborizara más y rascara su mejilla desviando la mirada— es un obsequio que siempre cuidaré…
—Sí, bueno… puedo colocártelo —agregó el sin dejar de mirar hacia otro punto ruborizado—Bueno…si es que puedo —Miró a la joven que le miraba con una sonrisa haciendo que este dirigiera toda su atención en ella—Saori.
—Claro —Aceptó ella sonrojada lo cual decidi entregarle el dije al muchacho, para asi colocarse de espalda para asi dejar que este se lo colocara.
Seiya por unos breves minutos se quedó quieto, sin esperarse eso, pero decidido a lo que había pedido, se colocó detrás de la joven para así colocarle el dije a la joven, lo cual este podía sentir el aroma dulce proveniente de la joven causando que este sintiese su corazón acelerarse aún más; mientras tanto Saori miraba hacia al frente muy ruborizada sintiendo como de igual manera su corazón se sentía acelerado.
—Listo.
La joven decidió voltearse rápidamente quedando frente a frente al joven haciendo que ambos se mirasen fijamente a la vez que sus ojos se abrían por unos instantes al ver la cercanía que tenían, el impulso de ambos fue tan inesperado sintiendo sus corazones acelerados, y a la vez atraídos por ese sentimiento. Ambos se olvidaron de todo a su alrededor y del lugar donde se encontraban comenzando a acercarse a tal punto que olvidaron sus papeles de caballero y diosa, para unir sus labios, algo que realmente habían deseado por mucho tiempo, y en el cual demostraban sus verdaderos sentimientos el uno del otro, pero como todo momento llegase a terminarse, en esos instantes ambos tuvieron que separarse al escuchar la voz de un Saga que llamaba a la joven, lo cual ambos se separaron como si quemasen muy sonrojados ante lo que había ocurrido, siendo la joven la que se disculpó rápidamente y, salió al encuentro del caballero de oro antes de que fueran descubiertos.
Seiya quiso detenerla, pero se detuvo al ver como la joven ya estaba cerca del caballero de geminis y seguido de ello observo como ambos entraban a la sala de invitados, por supuesto que Saga se percató de su presencia mandándole una mirada seria, era normal en el geminiano siempre poner esa expresión en el, ya que era muy sobreprotector con la joven diosa, por lo que el castaño solo sé quedo por un rato más hasta que decidió adentrarse a la sala junto con el resto. Debido a lo ocurrido cada vez que quería acercársele a la joven Kido, está parecía rehuirle complicándole las cosas al castaño oscuro que solo decidió mejor no insistir en acercarse a la chica, por lo que, esa actitud de ello no salió desapercibida para los ojos de algunos presentes, por lo que el castaño trato de actuar como solía ser.
Seiya junto con Shun se encaminaban en silencio en sus respectivos dormitorios que estaba siendo compartido por ambos. Lo cual el castaño estaba muy sumido en sus pensamientos en lo cual el peliverde inmediatamente se percató por lo que al llegar al dormitorio decidio mejor conversar con su amigo
—Seiya.
—¿Si?
—¿Sucedió algo con Saori? —Pregunto muy directo Shun mientras se sentaba en su respectiva cama mientras observaba las reacciones del castaño
—¿Heh? ¿De qué hablas Shun? No, todo está bien
El peliverde analizo con la mirada al castaño, cabe resaltar que Seiya comenzó a sudar un poco disimulando para así responderle que todo estaba bien, por lo que Shun hizo contacto con los oos del castaño algo había ocurrido, ya que el castaño le había quitado la mirada no sabía mentir cuando se trataba de la joven diosa
—Aun eres pésimo escondiendo las cosas Seiya, sobre todo si se trata de Saori
—Pero…—el castaño soltó un suspiro resignado para decidir sentarse en la otra cama bajando la vista hacia el suelo, conocía a Shun, y realmente podía confiar en él sin pensarlo, por lo que sus manos se formaron en puños dándose apoyo para decirle al peliverde lo ocurrido—Saori y yo nos besamos
—¿Qué ustedes que?!
El peliverde no pudo evitarlo, mucho menos exclamar de esa manera, realmente se esperaba alguna pelea que solían tener cuando no estaban de acuerdo en algo importante, por lo que sintió la mano de su amigo taparle la boca para así solo calmarse y ver al castaño entre avergonzado y frustrado comprendiendo ahora por qué se veía así, sabia los sentimientos del castaño hacia la Kido y viceversa, pero no esperaba que fueran en un momento romper toda regla del santuario
—Seiya
—Ya lo sé, Shun… —no era necesario que se lo dijera, había sido un error cometer tal acto, pero había sido inevitable el haber actuado como un simple hombre cuando tenía al frente suyo a la mujer que quería. —No volverá a pasar —aseguro el castaño alzando la mirada hacia su amigo que le miraba fijamente.
—Seiya —Y entendió que su amigo, estaba muy en el fondo sufriendo debido a la situación, este solo esbozo una triste sonrisa para asi solo levantarse para sentarse al lado del castaño colocando su mano sobre el hombre del chico. —Seiya… yo no tengo nada en contra de que Saori y tú quieran estar juntos —expreso el peliverde que llamo la atención del castaño que le miro sorprendido, este sonrió ante ello. —por lo tanto, yo te apoyo en lo que decidas, pero debes hablar con Saori
—Shun…
—Debes serle sincero, y que ella también pueda responder ¿Qué siente por ti? ¿No lo crees? —Hablo el chico mientras miraba fijamente a su amigo para asi sonreírle, pasará lo que pasará el siempre iba estar para esos dos.
—Gracias Shun
Y esa noche en el Palacio Valhala ni Seiya, ni Saori pudieron dormir del todo bien, ya que ambos daban vueltas en sus respectivas camas recordando aquel "incidente" en el balcón del palacio haciendo que incluso una sonrisa tonta se aflorara en ellos, aunque al final sus roles impedían sentir toda esa felicidad mutuamente
Semanas después... Santuario – Templo de Sagitario
—Muchas gracias Seiya
Desde muy temprano el joven caballero de Pegaso, había optado en ayudar a cualquier caballero de oro en su templo, lo cual ese día Aioros había necesitado ayuda en darle un buen mantenimiento a su templo, por lo que agradecía que el joven caballero de Pegaso se había ofrecido. Por lo que ambos compartían, desde que Aioros había sido resucitado Seiya, se había apegado al caballero de Sagitario, el cual veía como un ejemplo a seguir ante su manera de hablar y su convicción de justicia
—Aquí tienes Seiya.
El joven sostuvo rápidamente una gaseosa de botella en sus manos, al ser lanzado por el sagitariano, lo cual agradeció al mayor para así solo sentarse en el suelo y beber agradecido por ello.
—Necesitaba una de estas, gracias Aioros
El mayor solo sonrió viendo al joven beberse la gaseosa para asi de esa manera fijar su mirada hacia el panorama para llevar sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón para luego fijar su mirada en el joven
—Seiya ¿Has conversado con Athena?
Y esa pregunta solo causo que el castaño escupiera un poco de la gaseosa, lo cual llamó la atención del sagitariano, el cual le extraño la reacción del castaño. Aioros parpadeo un par de veces tratando de entender al castaño, el cual como respuesta negó con la cabeza, supuso que había tenido un incidente con la gaseosa
—Últimamente noto a la princesa Athena muy pensativa y a la vez triste, tu que la conoces más que el resto de los caballeros, deberías conversar con ella —Comentó el caballero de sagitario inconsciente de la situación que se estaba dando entre su diosa y el caballero de bronce para así volver su atención hacia al frente— Además más que nadie tú, eres quién más entiende a la princesa
Y Seiya solo permaneció en silencio sintiendo la brisa de la tarde de ese día, escuchando las palabras del caballero de oro, el también deseaba hablar con ella, pero durante esa semana podía sentir como la joven diosa seguía evitándolo, así que trato mejor de enfocarse en ayudar a los caballeros de oro, y no incomodar a la joven hasta que se le encomendara una misión lejos del Santuario, pero parecía que por ahora no necesitaban sus servicios fuera del santuario.
Durante esa mañana y tarde se estaba cargando de unos asuntos de la fundación, por lo que al terminar de manejar ciertos problemillas como darle abastecimientos a las escuelas que había optado en construir en diversos lugares del mundo, por fin podía tomar un descanso y estar a solas, la mayoría de veces estaba Tatsumi detrás de ella pendiente a su función no solo como Athena, sino como la propietaria de la fundación Graude, pero su mayordomo se había ido a Japón para resolver en su nombre algunos acuerdos con algunas empresas.
—Athena
La chica que estaba camino a sus aposentos voltear a ver a cierta mujer de cabellos naranjas, el cual estaba de rodillas frente a ella y su rostro escondido bajo dicha mascara, sin duda era Marin de Aquila
—Puedo pedir unos minutos para poder conversar con usted –comentó la santa femenina, la cual con todo el respeto permanecía en dicha posición.
—Por supuesto que sí, pero sabes que no me gustan las formalidades Marin —Pidió la Kido, la cual no le gustaba en lo absoluto que le hablaran muy formal, sobre todo si se trataba de la maestra de Seiya, la cual tenía una gran admiración y cariño especial, aunque ella no lo supiese, decidió invitar a Marin a sus aposentos para asi poder conversar tranquilas sin la presencia de nadie más.
Templo de Acuario
El acuariano elevo una ceja al instante, Milo no era nada bueno en las damas, pero parecía que el escorpiano por primera vez le había ganado una partida, por lo que se cruzó de brazos viendo como el escorpiano como si fuese un niño se mofo de él, ahora que había más tranquilidad en el Santuario
—Reconócelo Camus soy el mejor
—Apenas es la primera partida que has ganado Milo —le recordó el acuariano mientras observaba como el escorpiano sonreía orgulloso de él actuando como un niño pequeño, por lo que este solo suspiro resignado para así solo observar la llegada tanto del caballero de Sagitario y el caballero de bronce Pegaso. —Aioros, Seiya ¿ocurre algo?
—Que tal muchachos. —Saludo un tranquilo Aioros que miraba a sus dos compañeros que al verlo pusieron una posición seria—Descuiden, todo está bien, simplemente pasábamos por acá, le pedí a Seiya que por favor pudiese hablar con Athena
—¿Ha ocurrido algo con Athena? —Pregunto inmediatamente Milo, el cual puso un poco nervioso al caballero de Pegaso que sentía la mirada muy frívola del escorpiano
—Milo, cálmate —Pidió el Acuariano al ver la exageración de protección de su amigo hacia su diosa, todos lo eran, pero los que se llevaban el puesto de primero era Saga o Milo.
—Es extraño que no te hayas percatado, pero seguro Mü si lo ha hecho —Dijo Aioros ante ello, haciendo que el escorpiano eleve una ceja aun sin comprender
—¿Por qué hablan de mí?
Tal como menciono un Aioros, un aparecido caballero de Aries hizo presencia en el templo de Acuario sorprendiendo a los susodicho acercándose a ellos.
— Mü, ¿seguro que no lees la mente? O ¿ves el futuro? Como sabias que Aioros estaba acá e iba a hablar de ti
—Ninguno de los dos, Milo. —Fue la respuesta del caballero que miraba al escorpiano—simplemente pasaba para dirigirme al templo de Afrodita.
—Entonces Mü puedes ayudar a Seiya en dirigirse donde se encuentra Athena —Hablo sin más Aioros llamando la atención del primer caballero de oro. Seiya por su parte quiso negarse, pero la mirada fija del caballero de la primera casa solo lo ponía algo nervioso. — Últimamente he visto a Athena, un tanto decaída o no sé si sean ideas mías —se rasco la nuca el caballero de oro—Pero creo que mejor una conversación con uno de sus amigos de infancia —llevo una mano sobre el hombro del cabello castaño oscuro
— Uhm… supongo que tienes razón Aioros, sin embargo, Seiya… —Y el castaño fijo su mirada en el escorpiano— te quiero tres metros alejado de Athena
—No seas exagerado Milo –dijo Camus ante la sobreprotección del muchacho, aunque varios de ellos, no eran ajenos a dicho sentimiento mutuo que sentía tanto el caballero de Pegaso como la joven diosa, aunque era consciente que los roles de ellos dos lo ponían de primero
—No sé preocupen, yo hablaré con Saori, digo Athena —Hablo el castaño después de estar en silencio escuchando a cada caballero de oro, después de todo, necesitaba encarar a la joven Kido para así saber cuáles eran los sentimientos de ella hacia él, ese tema era nuevo para él, pero gracias a su amigo Shun, este durante esos días había estado reflexionando los sentimientos que tenía por la joven diosa
Templo de Piscis
Mü solo observo en silencio al caballero de Pegaso para luego de ello avisar que se retiraba junto con el muchacho para así de esa manera ambos desaparecer del templo de Acuario hasta aparecer en el templo de Piscis, por lo que observaron aun Afrodita regar un jardín de rosas rojas que tenía dentro de su templo
—Bienvenido Mü ¿Seiya?
—¡Hola Afrodita! —respondió Seiya alzando su mano derecha como saludo y sonriendo despreocupado—Siento no poder quedarme, tengo algo importante que hacer —dijo el chico sin más mientras de esa manera estaba dispuesto a enfrentar a la joven diosa.
—Espera —detuvo al instante el pisciano que se acercó a uno de los floreros que tenía unas rosas blancas para sostenerlo. — Supongo que vas con Athena, puedes entregarle esto a Athena —pidió este mirando al muchacho con una sonrisa.
— ¿Cómo sabes que…? —Vio como el pisciano le sonreía. Seiya solo pudo asentir con la cabeza—De acuerdo, nos veremos luego —se despidió de ambos caballeros dorados para así continuar con su camino hacia donde se encontraba la joven diosa
— Suerte, Seiya.
Fueron las palabras del caballero de Piscis viendo alejarse al joven caballero de Pegaso para asi luego dirigir su mirada en un callado Mü que le miro haciendo oído sordo a lo que había escuchado, después de todo Mü era muy parco con respecto a la relación que tenía el caballero de pegaso y la diosa Athena.
Recamara de Athena/Saori
Saori miraba desde su balcón el panorama de las villas y más allá el extenso mar, su conversación con Marin le había dejado con cierta inquietud en su interior, por lo que la joven había optado en mejor encerrarse en su habitación pidiendo al patriarca que no quería ver a más nadie ese día, dicha petición extraño a Shion, pero este solo obedeció a las órdenes de su diosa.
Llevo una mano sobre su pecho a la altura de su corazón cerrando los ojos, era cierto lo que le había dicho Marin, ella no podía estar huyéndole a Seiya, necesitaba también hablar con él, pero ya hacía varios días que no veía al caballero de Pegaso, y por ende no podía negar que extraña la presencia del castaño sobre todo las veces que este siempre estaba al pendiente de ella sobre todo cuando la veía esforzarse más de la cuenta y este le llamaba la atención en ocasiones ante su descuido. Esbozo una sonrisa al recordar al chico, lo cual sentía la suave brisa mover sus largos cabellos lilas, Marin había sido tan directa con ella, que se sentía incluso algo avergonzada porque al final se había abierto a la mujer expresando lo que sentía por su alumno. La joven se sonrojo por lo que llevo su mano hacia aquel dije que le había regalado el chico
—Seiya.
—Si soy yo ¿me puedes ayudar?
Y los ojos de la chica se abrieron al reconocer la voz del muchacho, por lo que volta a mirar hacia atrás para ver al castaño un tanto agitado, pareciendo haber tomado un camino distinto hasta llegar donde ella se encontraba, no podía evitar sentir tantas cosas al volver a ver al chico
—¿Te has vuelto loco? Sabes que no puedes estar aquí, si se enteran…
—Todo estará bien, te lo aseguro —dijo sin más el joven que solo llevo su mano detrás de su nuca para así acercarse a la chica y entregarle lo mandado por el caballero dorado—Afrodita te manda esto
La joven solo sonrió al ver dichas rosas blancas, por lo que decidió colocar estas dentro de su habitación ante la mirada del castaño, por lo que la chica dejo las flores sobre su mesa de noche para así de esa manera volver hasta donde estaba el castaño.
—Seiya ¿Qué haces aquí?
—Necesitaba verte Saori
Y esas palabras solo lograron que la joven abriese los ojos ante la sinceridad del chico, lo cual el castaño se apeno, no había querido ser tan directo, pero al verla a ella no pudo contenerse. Saori por su parte se sonrojo sintiendo como su corazón se le había acelerado al instante de haber visto al joven
— Tenemos que hablar, creo que no nos hemos visto por buen rato, y ya es hora de enfrentar —comentó este mientras miraba muy fijamente a la joven— lo que paso en Asgard
Y ese recuerdo hizo presencia en la mente de ambos jóvenes, lo cual Saori se avergonzó inmediatamente bajando la mirada ante ello, Seiya tenía razón, pero su rol como diosa le impedía poder afrontar aquello, estaba a punto de hablar, pero el castaño fue quién tomo la palabra.
—Seiya, sabes que no debió haber pasado
—Pero paso… Saori, ya no puedo ocultarlo, te amo —fueron las sinceras palabras de Seiya, el cual dejo a una sorprendida Saori— y este amor que siento por ti es tan grande, como no tienes idea. Pero no te voy a obligar a aceptarme o que sientas algo por mí
Los ojos de la chica comenzaron a empañarse ante las palabras del castaño. Seiya al verla así se empezó a preocupar, ya que no quería ver llorar a la chica que amaba.
—Seiya, yo también te amo –Y todas esas barreras que había querido poner contra el chico cayeron por esas dos palabras—siempre te he amado
Tal confesión hizo que el corazón del chico se sintiese en paz y lleno de felicidad, en lo que solo se dedicó en abrazar a la joven que no dudo en responderle el abrazo ocultando su rostro sobre el pecho de él. Ambos sabían que estaban rompiendo las reglas del Santuario, pero no importaba en esos momentos, ya que por fin habían podido expresar lo que tanto había ocultado desde lo más profundo de su ser.
…Continuara…
