¡Hola a todos, mis queridos lectores!
Prepárense para adentrarse en un viaje épico con *Este ONE SHOT: Una Historia Paralela de Dos Mundos con GOKU y KUSHINA UZUMAKI*.
He tejido con mucho cariño este relato, que fusiona dos mundos increíbles para crear una aventura llena de acción, romance y emociones.
Espero que disfruten de esta historia tanto como yo disfruté escribiéndola.
¡Que comience el espectáculo!
...
El cielo se había convertido en un lienzo de horror. Nubes de color púrpura, cargadas de una energía oscura y nauseabunda, cubrían el sol, sumiendo la tierra en una penumbra opresiva. El suelo temblaba bajo el fragor de la batalla, las montañas se desmoronaban y el aire se hacía denso con el olor a pólvora y desesperación.
Goku, con la ropa hecha jirones y el cuerpo marcado por cicatrices sangrantes, se mantenía en pie, su mirada fija en el enemigo que había sembrado el caos en la Tierra. Era una entidad de energía oscura pura, un ser que parecía estar compuesto por sombras danzantes, cuyos ojos rojos como brasas ardían con un odio implacable.
Los demás guerreros Z, heridos y exhaustos, se tambaleaban a su alrededor. Vegeta, con el orgullo herido y jadeando con dificultad, lanzó una mirada desafiante al enemigo, mientras que Gohan, con el rostro manchado de lágrimas, luchaba por mantener la conciencia. Piccolo, igual de aporreado, miraba con impotencia el panorama de destrucción.
—¡No te rendirás, insecto!— La voz del enemigo resonó por el campo de batalla como un eco aterrador. —Tu energía se agota, tu cuerpo está destrozado. ¡Eres un gusano a punto de ser aplastado!
Goku, con un ojo entrecerrado, sentía la sangre brotar de sus heridas. Sus músculos quemaban, la respiración se le hacía cada vez más difícil, pero sus ojos reflejaban un fuego indomable.
—¡No te voy a permitir destruir este mundo!— gritó, su voz ronca pero llena de determinación.
—Eres un tonto—escupió el enemigo, una sonrisa cruel adornando su rostro de sombras. —¿Crees que puedes detenerme? ¡No tienes el poder!
Concentrando su energía oscura en sus manos, el enemigo lanzó una esfera de destrucción, similar a una Genkidama, hacia Goku. La esfera, un torbellino de energía oscura, brillaba con una intensidad aterradora. Goku la vio acercarse, su corazón latía con fuerza. Su cuerpo, dolorido y débil, se resistía al peso de la desesperación. No podía más.
El ataque impactó contra Goku con una fuerza devastadora. La explosión, de un color púrpura intenso, envolvió al guerrero, creando un vacío de destrucción que se extendió por el campo de batalla. Los demás guerreros Z fueron arrojados hacia atrás, perdiendo la conciencia.
Todo se volvió oscuro para Goku. La energía oscura del ataque lo había envuelto, dejándolo inconsciente y hundido en la oscuridad.
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Goku abrió lentamente sus ojos, despertando de un largo sueño. El aire fresco entraba por la ventana, llenando la pequeña habitación de un suave aroma a comida recién preparada. Sentía cierta tranquilidad en el ambiente, pero una pregunta surgía en su mente: ¿Dónde estaba?
Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en un lugar desconocido. Las paredes parecían ser simples, sin decoraciones; lo que juraría no había visto antes. Su vestimenta era mínima y desgastada; llevaba unos pantalones rotos y su torso estaba desnudo, cubierto solo por unas cuantas vendas que trataban sus heridas. Su brazo derecho, aún vendado y adolorido, descansaba sobre su abdomen. El silencio de la habitación se veía interrumpido por el canto de los pájaros que reposaban en el marco de la ventana.
De repente, giró su cabeza al escuchar un suave chirrido y la puerta se abrió. Una hermosa mujer pelirroja, de ojos gris-violeta y con una sonrisa cálida, entró con una bandeja. En la charola había una humeante taza de sopa que ella había preparado.
—Buenos días, por fin has despertado. ¿Cómo te sientes? —preguntó la mujer con una voz melodiosa que resonaba en el aire.
Goku, confundido pero agradecido, miró hacia ella. No pudo evitar sentir que había algo especial en esta mujer, algo que lo hacía sentir seguro en medio de su incertidumbre. Sin embargo, su mente aún estaba nublada y las preguntas lo abrumaban.
—¿Dónde estoy? —murmuró él, apenas pudiendo articular las palabras.
—Estás en mi casa —respondió la mujer, sentándose a su lado. —Te encontramos en medio del bosque, cerca de la aldea, totalmente herido. Mi hijo y yo no pudimos dejarte ahí tirado. —Goku se quedó en silencio, tratando de procesar la información. —Te hemos curado —continuó la mujer—. Pero nos gustaría saber más de ti. No eres de aquí, ¿verdad?
El Saiyajin terminó de reaccionar y se giró para mirar hacia la ventana. De pronto, ignorando el dolor que sentía en las heridas, se levantó para acercarse hacia el marco y observar hacia afuera, lo cual le dejó algo asombrado. ¿Dónde había quedado la ciudad? En lugar de la vibrante energía de sus amigos, todo parecía tranquilo. El ki del enemigo no podía sentirlo y la energía de sus amigos tampoco. ¿Qué estaba pasando?
Kushina lo observaba desde su lugar, examinando su cuerpo. Dedujo que pudo haber estado luchando en una misión, pero su vestimenta decía todo lo contrario; no mostraba ser un shinobi de la aldea. Decidió esperar a que él decidiera contarle si es que no se resistía.
—Soy Goku —finalmente se presentó, volviéndose a sentar. —Vengo de un lugar muy lejos de aquí, un mundo diferente. La última vez que recuerdo, estaba en una batalla, pero no sé cómo terminé aquí.
—¿Un mundo diferente? —preguntó Kushina, intrigada mientras servía un poco de sopa en un tazón—. Eso suena… fascinante. En nuestro mundo, vivimos en paz, aunque a veces enfrentamos grandes desafíos. Pero tú, pareces ser un guerrero formidable.
Goku sonrió, sintiendo un poco de orgullo ante el cumplido. —Soy un guerrero, sí. He luchado contra enemigos poderosos en mi mundo. Pero no sé cómo llegar a casa ahora.
Kushina reflexionó por un momento, luego miró a Goku con un brillo de determinación en sus ojos. —Aún no has hablado de cómo llegaste aquí, pero hay algo en tu Chakra que me dice que podrías ser la clave para entenderlo. Nosotros conocemos la leyenda de una dimensión paralela donde se desatan poderes inusuales. Quizás, ese portal te trajo a nosotros.
Goku se enderezó de inmediato, la idea de volver a casa brilló ante él como una chispa de esperanza. —¿Sabes cómo podría regresar?
—No lo sé con certeza —respondió Kushina—. Pero he oído hablar de un antiguo templo en la montaña al este de la aldea. Dicen que alberga secretos sobre portales entre mundos. Me gustaría ayudarte a encontrarlo.
La idea de la aventura despertó en Goku un nuevo vigor. —¡Vamos! Necesito averiguar cómo regresar y Salvar a mis amigos... La tierra está en peligro y ese maldito Sigue allá.
Kushina asintió con determinación, pero antes decidió "corregirlo" un poco.
—Quisiste decir tu mundo, porque estamos en la Tierra, Goku —dijo ella, tomando un tono juguetón.
Goku que tenía el ceño fruncido por la rabia que sentía, se suavizó ante el comentario sin Gracia de la Pelirroja y la miró. —Tú entendiste lo que quise decir... Disculpa, ¿cómo te llamas?
La pelirroja le sonrió. —Me llamo Kushina Uzumaki, de verdad.
—En ningún momento dudé de tu nombre —dijo Goku, con un tono más calmado, y una chispa de complicidad iluminó sus ojos.
Ella rió. —Jajaja, ya lo sé... Pero antes, Goku, si quieres que te ayude a regresar a tu mundo, primero debes recuperarte, tienes que comer algo y también debes sanar de tus heridas.
—Maldición, si hubiera tenido conmigo aunque sea una semilla de ermitaño, no tendría que esperar días para recuperarme por completo.
—¿Semilla de ermitaño? ¿Tiene algún efecto especial?
—Sí, te comes una y puedes recuperarte de tus heridas fácilmente en un santiamén, aunque no cura enfermedades.
—Suena interesante como lo dices. Necesitaríamos mucha semilla de esa cuando estemos en una misión. —Sonrió Kushina, sintiendo que la conexión entre ambos crecía.
Los dos se dispusieron a comer la sopa mientras hablaban de sus mundos, de la historia de su aldea y las batallas que había librado Goku. Pronto, la habitación que antes parecía fría y desconocida se sintió como un hogar temporal, donde una nueva amistad comenzaba a florecer.
En la oficina del Hokage, Naruto miraba con impaciencia por la ventana mientras Tsunade revisaba un montón de documentos. La aldea de la Hoja brillaba bajo la luz del sol, pero su mente estaba en el extraño que habían encontrado Cerca de su Territorio.
—Vamos a esperar a que se recupere para sacarle información —dijo Tsunade, su voz firme como siempre, pero con un atisbo de preocupación en sus ojos—. Que todos los shinobi de la élite estén atentos y tú, Naruto, tu misión es que te mantengas vigilándolo.
Naruto frunció el ceño. La idea de vigilar a un extraño no le resultaba emocionante. Anhelaba salir y practicar su jutsu más nuevo o, al menos, pasar el rato con sus amigos.
—¿¡Por qué tengo que ser yo!? —protestó, cruzando de brazos. Tsunade lo miró con dureza. A pesar de su carácter amistoso y despreocupado, había momentos en que Naruto sabía que no podía argumentar. El deber siempre debía ser priorizado.
—Naruto, este hombre podría no ser solo un extraño. Puede que tenga una conexión con una nueva organización que amenaza a nuestra paz. Necesitamos saber de dónde viene y qué quiere —su mirada era intensa, y Naruto se sintió un poco más responsable.
A regañadientes, aceptó su tarea. Se imaginó a sí mismo acechando en la oscuridad, vigilante como un ninja. Pero, honestamente, se sentía más como si estuviera en una aburrida película de terror de bajo presupuesto, sentado en una silla, esperando que el hombre despertara.
Cabizbajo caminaba por las calles de Konoha de regreso a su hogar, abrió la puerta soltando un suspiro y diciendo:
—¡Ya estoy en casa!—
Al levantar la vista, se quedó atónito al ver al hombre que habían encontrado inconsciente sentado muy tranquilo en la mesa de su casa, mientras su madre se encontraba de espaldas preparando la cena.
—Hola, Naruto, bienvenido —dijo su madre saliendo de la cocina para servir la mesa.
—Así que tú eres Naruto —le sonrió Goku, amistosamente—. Mucho gusto, Mi nombre es Goku, Debo agradecerte por haberme ayudado.
Naruto, con cara de sorpresa, cambió su semblante a una seriedad. Se acercó un poco.
—Qué bueno que despertaste —habló Naruto con total indiferencia—. Porque ahora mismo, vendrás conmigo a la oficina de la Hokage. Necesitamos hacerte unas preguntas sobre tu aparición aquí en Konoha.
—Hijo, ya no es necesario que lo interroguen. Este muchacho y yo estuvimos hablando por un largo rato y me contó todo, hasta cómo llegó a nuestra aldea.— le comentó su madre, con tranquilidad.
—Aún así, la abuela quiere hablar con él. No sabemos de lo que sea que te haya contado este tipo, mamá, Sea una Mentira —contradijo Naruto, sin quitar su mirada fulminante hacia Goku.
—Sé que puede parecer extraño, pero no estoy aquí por nada malo.— le habló Goku, Serenamente— Si te hace sentir mejor de que vaya a hablar con tu abuela o no se con Quién, yo estoy dispuesto hacerlo porque no tengo nada que Esconder, más bien Necesito ayuda de Ustedes.
Naruto frunció el Ceño.— Ven Conmigo.
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Con La Hokage:
— ¿Qué eres de otra dimensión? —preguntó Tsunade, su voz carrasposa revelando tanto asombro como curiosidad.
Goku, mientras se recuperaba de su último combate, asintió enérgicamente.
— Quiero... Mejor dicho, ¡necesito regresar a mi mundo! Mis amigos están en peligro y el resto de la humanidad también. No puedo quedarme aquí sin hacer nada esperando por un milagro. Sé que puedo resistir hasta el final.
El silencio se apoderó de la habitación. Kakashi cruzó los brazos, mirando al guerrero con interés. Gay, siempre enérgico, dio un paso adelante.
— Pero, ¿cómo planeas hacerlo? ¿Tienes una forma de viajar entre dimensiones?— le preguntó.
— Un antiguo templo en la montaña al este de la aldea —contestó Tsunade, rompiendo el silencio—. En ese lugar, alberga secretos sobre portales entre mundos. Tal vez, si viajas hasta allá, puedas encontrar la respuesta que necesitas para regresar a tu mundo natal.
— Lady Tsunade —interrumpió Sakura, que también estaba presente—, si esos secretos existen como dices, tal vez... Si no me equivoco, Madara sabía sobre esos portales a otras dimensiones... Naruto, —lo miró— recuerda cuando él nos envió a un mundo paralelo totalmente distinto a este.
Naruto asintió, su rostro iluminándose al recordar el evento.
— ¡Sí, sí, sí! Tuvimos que enfrentarnos a él, era la única manera de que pudiéramos regresar a nuestro mundo descubriendo su punto exacto. ¿Pero qué tiene que ver eso con lo que le está pasando a Goku?
— Que no es Obvio. Ese tal "X" con quien se estuvo enfrentando Goku debió tener el mismo pensamiento, de desterrarlo a nuestro mundo por algún Objetivo.
Los presentes quedaron sorprendidos ante las palabras de Sakura.
— Eso significa que él se encuentra en nuestro mundo y que en cualquier momento empezará a atacar nuestra aldea.
Goku se levantó de la silla, sorprendiendo a los presentes. Su mirada se tornó seria y preocupada.
— Eso... —apretó los puños con fuerza—, no lo voy a permitir... No puedo permitir que Kayú los aniquile a todos. Es un tirano catastrófico que no conoce la piedad.
Los ojos de Tsunade se cruzaron con los de Goku, reconociendo la determinación en su mirada.
— ¿Qué necesitaremos para detenerlo? —preguntó la Hokage—. No quiero que, por su culpa, mi aldea esté en peligro. Como Hokage, debo actuar inmediatamente.
— Lamento ponerlos en esta situación —se disculpó Goku, apenado y sintiendo un peso sobre sus hombros. Tenía razón; aunque no era toda su culpa, él había sido arrastrado a este conflicto—. Decidí que si las cosas llegan a suceder tal como lo dice esta Niña…
— ¡¿A quién le dijo Niña?! —interrumpió Sakura, indignada.
— Es probable que me mantenga cerca —concluyó Goku, ignorando la mirada molesta que le dedicaba Sakura por haberla llamado "Niña"—. Si ustedes me lo permiten, y si se niegan, no cambiaré mi decisión.
Analizando la situación que se avecinaba, Tsunade aceptó su decisión, confiando en las extraordinarias habilidades de Goku no mostrada. .Ante la inminente llegada de Kayú, el grupo se preparó para la batalla. Comenzaron a unir sus fuerzas, estirando sus limitaciones. Goku, con su energía interminable, decide entrenar junto a Naruto mientras Sakura se enfocaba en mejorar sus técnicas médicas, ya que sabía que había un alto riesgo.
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Día 2.
Saiyajin vs. Ninja
Un valle tranquilo, con montañas que se alzaban hacia el cielo. Los árboles se balanceaban suavemente con la brisa, mientras el sonido de un arroyo cercano rompía el silencio. Dos figuras se enfrentaban, listas para el combate.
Goku con su icónico gi Naranja, sonreía con entusiasmo. Su cuerpo emanaba un aura de poder que hacía temblar el suelo.
Naruto vestido con su uniforme naranja de ninja, se mantenía en posición de combate, sus ojos azules llenos de determinación. Su chakra azul vibraba a su alrededor.
— ¡Bien, Naruto! Estoy listo para ver tu poder de ninja.
— ¡No me subestimes, Goku! ¡Te mostraré el poder del Rasengan!
— ¡Me gusta tu actitud! ¡Vamos a luchar!
Goku se lanzó hacia Naruto a una velocidad increíble, su puño envuelto en un aura dorada. Naruto respondió con una ráfaga de clones de sombra, cada uno imitando sus movimientos. El Saiyajin destruyó varios clones con facilidad, pero Naruto seguía atacando, utilizando su velocidad y agilidad para evitar los golpes de Goku.
—¡Guau! Eres rápido. ¡Pero no creo que puedas esquivar esto!
Goku se transformó en Super Saiyan, su pelo rubio brillando intensamente. Su poder aumentó exponencialmente, haciendo retroceder a Naruto. nunca antes había visto algo parecido
—¡No me rendiré! ¡Kage Bunshin no Jutsu!
Naruto creó cientos de clones, abrumando a Goku con su cantidad.
— ¡Qué cantidad de clones! ¡Pero no me intimidan!
Goku desató una poderosa onda de energía, destruyendo la mayoría de los clones. Naruto, sin embargo, se mantuvo firme, utilizando su Chakra para fortalecerse.
— ¡Te enseñaré el verdadero poder de un ninja! ¡Rasengan!—Naruto lanzó el Rasengan hacia Goku, quien lo esquivó por poco. Goku se sintió sorprendido por la fuerza del ataque.
—¡Wow! ¡Esa técnica es increíble! ¡Pero tengo que mejorar!
Goku se concentró, buscando una forma de superar el Rasengan. De repente, una idea le llegó a la mente.
— jeje...— Sonrió— ¡Ka-me-ha-me-ha!
Goku lanzó un Kamehameha hacia Naruto, quien se vio obligado a usar su jutsu de clones para protegerse. La batalla seguía en su punto más alto, ambos luchadores luchando con todas sus fuerzas.
—¡Naruto, eres un gran luchador! ¡Me encanta tu pasión!
—¡Tú también, Señor! ¡Su Raza es increíble!
— ¡Gracias! ¡Me está gustando entrenar contigo!
—¡Y a mí contigo!
Punto de Vista de la Escritora:
Dominio del Ki: Goku enseñaría a Naruto a sentir y controlar su propio Ki, la energía vital que fluye por su cuerpo. Naruto, con su chakra, ya tiene una base similar, pero Goku le enseñaría a canalizarla de una forma más eficiente, similar al uso del Kamehameha.
Velocidad y reflejos: Goku es famoso por su velocidad increíble, y Naruto por su uso del Rasengan. Un entrenamiento de combate rápido les ayudaría a ambos a mejorar su velocidad y precisión en los ataques. Goku podría enseñarle a Naruto algunas técnicas de teletransportación básica, lo que le daría un nuevo nivel de agilidad.
Ataques de energía: Naruto ya tiene experiencia con el Rasengan, pero Goku le enseñaría a usarlo de forma más versátil. Podría enseñarle a lanzar esferas de energía más potentes, similar al Kamehameha o el Galick Gun, adaptando las técnicas a la naturaleza del chakra de Naruto.
Dominio de la mente: Goku, con su experiencia en la meditación y la concentración, podría enseñarle a Naruto a controlar su mente y emociones. Esto le ayudaría a Naruto a mantener la calma en la batalla y a canalizar mejor su chakra.
Combate: Goku y Naruto practicarían diferentes tipos de combate, incluyendo técnicas cuerpo a cuerpo, ataques de energía y estrategias. Sería una oportunidad para que ambos aprendan uno del otro y se empujen a límites aún mayores.
El resultado: Naruto, con su entrenamiento con Goku, alcanzaría un nivel de poder nunca antes visto. Su control del chakra mejoraría, desarrollando nuevas técnicas e incorporando la energía del Ki.
A su vez, Goku se vería obligado a replantear su estrategia y habilidades al enfrentarse a un adversario con chakra. Sería una experiencia enriquecedora para ambos.
Kushina Llega al Campo de Entrenamiento Con Un Bolso Donde Traía Viandas de comida para su Hijo y su nuevo amigo.
Era un día soleado en la aldea de Konoha, el aire fresco envolvía el campo de entrenamiento donde Naruto y Goku se esforzaban por mejorar sus habilidades. Aunque el reto del entrenamiento los mantenía intensamente concentrados, el estómago de Naruto rugía en señal de hambre, y fue en ese momento en que su madre apareció como un rayo de sol.
— ¡Hola Chicos!— exclamó felizmente, saludándolos con su mano Y con una gran sonrisa.
— Hola.— le respondió Goku.
—¿Mamá qué estás haciendo aquí?— preguntó Naruto, algo sorprendido y, al mismo tiempo, emocionado por la visita.
— ¿Cómo qué hago aquí? Vine a traerles la comida porque ni modo que los deje muriendo de hambre.— dijo, mientras abría el bolso que llevaba consigo. Sacó varias viandas de comida humeantes, repletas de los platos favoritos de Naruto, además de bebidas refrescantes que prometían calmar la sed que habían acumulado.
Kushina siempre había sido el pilar emocional de Naruto; su risa llenaba los espacios vacíos en su vida. A pesar de que las cosas habían sido difíciles tras la pérdida de su padre y el constante entrenamiento para convertirse en un Hokage, su madre siempre encontraba la forma de hacerle sentir amado y apoyado.
— Ahora, más que nada, deben estar fortalecidos, con mucha energía para poder enfrentar lo que sea.— los animó, colocándose a su lado mientras ellos se sentaban sobre el césped con las piernas cruzadas, listos para devorar la comida.
Naruto inició su festín, saboreando cada bocado con una expresión de felicidad en su rostro. Goku, observando la devoración de su nuevo amigo, no pudo evitar sonreír.
— Este es para ti —dijo Kushina, ofreciéndole comida a Goku amablemente.
— Muchas gracias— lo recibió, con una sonrisa.
Sin embargo, La sonrisa de Kushina se desvaneció por un instante al recordar la dura realidad de la vida ninja. Sabía que cada entrenamiento estaba lleno de riesgos, que cada batalla podía ser la última.
— ¿Estás bien, Kushina?— preguntó Goku, notando que su expresión había cambiado.
— Sí, solo…— comenzó a decir, pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta. A veces, era abrumador pensar en lo que podía sucederles. Era difícil para una madre como ella mantener la fe de que su hijo siempre volverían sanos y salvos.
— El entrenamiento a veces es duro, pero estoy aquí contigo, y siempre lo estaré.— dijo Kushina, mirando a su hijo.— Hay que mantenerse fuerte, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Es nuestra fortaleza la que nos define.
Ambos muchachos asintieron con la cabeza, comprendiendo la importancia de sus palabras. Luego de unos minutos que los observó disfrutar de su comida ella decidió levantarse del césped y mientras los chicos se alimentaban, Ella daría un paseo cerca.
Recuerdo cuando las guerras eran un eco lejano. Naruto era solo un niño, soñando con la paz. Ahora, la paz es un lujo que nos hemos ganado a pulso, pero que no podemos dar por sentado. He vivido suficiente para saber que la paz es frágil, que la oscuridad siempre acecha en las sombras. Pero también he visto la luz en los ojos de mi hijo, la esperanza que mantiene viva. Naruto ha heredado mi fuerza y mi voluntad de luchar. Pero a veces deseo que pudiera vivir la paz que tanto anhelamos.
Este nuevo peligro me recuerda a los tiempos oscuros que creí haber superado. Espero que Naruto esté a la altura de la amenaza, pero no puedo evitar preocuparme por él. No hay nada más importante para mí que mi hijo. Lo daría todo por él, incluso mi propia vida. Pero ahora, necesito que sea él quien proteja este mundo. Siento que la oscuridad se cierne sobre nosotros. Pero mientras Naruto esté con nosotros, sé que hay esperanza. Él es el único que puede enfrentarse a lo que se avecina.
Goku es un guerrero excepcional, y su presencia nos da una esperanza que no teníamos antes. Espero que su poder sea suficiente para derrotar a este nuevo enemigo. No podemos enfrentar esto solos. Tener a Goku de nuestro lado es un gran alivio. Solo espero que no sea demasiado tarde..
Kushina se sumió en sus pensamientos, envuelta por la brisa suave que acariciaba su rostro. sin previo aviso, una voz masculina la sacó de su ensueño.
—¿Kushina?—
Ella volvía a la realidad, encontrándose con esos ojos llenos de energía De Goku que, a pesar de todo, siempre parecían transmitir calma.
—Goku... Hola, ¿ya comiste? —preguntó, sin poder evitar una sonrisa.
—Hace media hora —respondió él, un poco aprensivo, como si dudara de que eso le importara a ella.
—¿Qué?.. —exclamó, sorprendida, su mente aún atrapada en los laberintos de su preocupación. Se había perdido en sus pensamientos y, en consecuencia, en el tiempo. —¿Y Naruto?
—Él se marchó —dijo Goku—. Me pidió que me quedara aquí contigo a cuidarte, porque ya sabe que cuando estás así... distraída, necesitas tiempo para navegar en tus propios pensamientos.
Kushina rió al escuchar eso. Conocía bien la naturaleza exagerada de Naruto, y no podía evitar sentir alegría al recordarlo. Era un sentimiento calido en medio de la inquietud que la acechaba. Se volvió para mirar al horizonte, dejando que el viento jugara con su cabello rojo, mientras Goku se sentaba a su lado, haciendo lo mismo, disfrutando de la tranquilidad.
—Estás preocupada, ¿cierto? —preguntó Goku, su voz profunda resonando en el aire apaciguado que los rodeaba.
—Sí —afirmó ella, sin dudarlo—. Sé que no debería preocuparme. Debo confiar en la fortaleza de mi Naruto, sé que él cumple todas sus promesas. Pero no puedo evitar sentir miedo de madre... Temo que en cualquier momento pueda perder a mi único hijo en la guerra.
Goku asintió, sus pensamientos volviendo a su propia vida. Era una conexión que sentía, el peso de la paternidad que los unía más allá de sus mundos.
—Sé cómo te sientes —respondió Goku—. Como padre, también puedo sentir esa misma sensación. Reconozco que Naruto es muy fuerte y, si sigue entrenando así, podrá superar sus límites.
—¿Tú no sientes miedo, Goku? —preguntó ella, con una expresión de sinceridad en su rostro. —No es que estés pasando por un buen momento. Debes estar triste porque extrañas a tus amigos y sientes desesperación por volver a tu mundo.
Goku la miró fijamente, como si realmente pensara en sus palabras. Paseó su mirada sobre el rostro de Kushina, notando lo hermosa que lucía desde muy cerca, Nunca antes se había quedado tanto tiempo observando a una mujer de esa manera, ni siquiera a su esposa. Había algo en ella que le resultaba reconfortante.
Continuará...
...
¡Hasta aquí el primer capítulo! Espero que hayan disfrutado la aventura hasta ahora y que estén emocionados por lo que viene.
No olviden dejar sus comentarios y sugerencias para que este viaje sea aún más emocionante.
Nos vemos en el próximo capítulo para seguir descubriendo más de las aventuras de Goku en Konoha. ¡Nos vemos pronto!
