Los primeros rayos de sol se pronunciaron en el rostro de un pequeño, no solo el sol molestaba su dulce sueño.
Si no, también el sonido constante de los objetos que se movian en la habitación. Se sentó sobre su cama; primero dio un gran bostezo y luego abrió lentamente sus ojos para verificar quien se movía tanto en la habitación. Para su sorpresa solo era una silueta pequeña que se movia de lado a lado, pero al instante la reconoció.
-¿Barley? - Cuestionó el infante que frotaba su ojo derecho y seguía bostezando. - ¿Por qué te levantas tan temprano si aún no es de día? - Reclamó el pequeño.
Barley al oir la voz de su amigo se sobresalto, pero mantuvo la compostura y decidio por darle una respuesta: -Tengo que prepararme para el entrenamiento de hoy. No puedo subestimar a ese sujeto. - Respondió lo último sin pensarlo, mientras metía en una bolsa: ropa, algunas botellas de agua y comida sufieciente como para semanas.
-Cierto. El señor Sorgo te entrenara. - Dijo el pequeño, y decidió por levantarse de la cama y aproximarse a la pequeña. - Esa es mucha comida, teniendo en cuenta que solo iras un día.
-No lo creo. Prefiero llevarme más de la cuenta. - Indico mientras metía otra sobre de comida.
El pequeño colo sus manos detrás de su espalda y se tambaleó hacia adelante y hacia atrás, la realidad es que por su cabeza pasó la idea de ir con ella y no dudo en pedírselo:
- ¿Puedo ir contigo?
La pequeña cereciana al oír eso se sorprendió y de inmediato miró a su amigo, lo analizo detenidamente.
A pesar de que Flest tenga casi mi misma edad, él no ha mostrado tener dotes para ser un soldado ceresiano. Y no ha desarrollado en su totalidad su ojo derecho. Eso lo penso al ver su ojo derecho.
A la larga solo será un estorbo para mi. Conociendo a Sorgo se dedicara a enseñarle como manifestar su ojo y solo atrasara mi entrenamiento, esto que haré depende de mi supervivencia. Debo aprender a defenderme si tengo planeado abandonar este planeta. Cosa que aún no se como.
Si la pequeña ha intentado huir por su cuenta, pero siempre la atrapan tratando de subir a una nave espacial, y después de tantos regaños y encierros por parte de su padre decidió por entrenar antes de irse. La verdad es que estuvo meditando sus pro y contra de salir de aquel planeta.
Él sabía que si salía del planeta sin entrenamiento previo o por lo menos el conocimiento básico de supervivencia solo sería una presa fácil para los peligros que hay en la galaxia. Por eso mismo prefirió quedarse e insistir a sus padre biológico que lo entrenará.
No puedo arriesgar esta oportunidad que me dieron solo porque este niño quiere imitar a los demás. Definitivamente no puedo. Fue su conclusión y de inmediato se lo hizo saber:
-No. Solo serías un estorbo para mi. - Fue sincero, y seguido cerró la mochila y la colocó en su espalda. - Es mejor que vayas pensando que hacer porque no serias bueno en esto. - Dijo en un tono arrogante.
-¡¿Qué?! - Se sorprendió.
Barley siempre ha sido sincera con él. Jamás se ha guardado algo. Hasta la pequeña le había comentado la posibilidad de que él sea de otro mundo y que reencarno en el cuerpo de una niña ceresiana. Quizás la pequeña pensó que no se comería el cuento, pero la realidad es que el pequeño le creyó completamente a su amiga a tal punto que quería meterse en su planes también.
Después de todo Barley no tenía con quien quejarse de su situación actual...
- Pero tú misma dijiste que el planeta sería invadido dentro de algunos años y que debíamos entrenar. - Discutió Flast.
-¡Si! Lo dije, pero jamás especifique que entrenaría contigo. - Su comentario había sonado arrogante y egoísta.
Si ella misma sabía que estaba siendo egoísta, le estaba quitando la oportunidad a aquel niño de entrenar con un elite.
- ¡Eres egoísta! Creí que entrenariamos juntos. - Replicó.
-Aja. - Dijo en un tono indiferente Barley, mientras abría la puerta de la habitación.
-¡Tonta! ¡No te hablaré más! - Aulló una vez Barley cerró la puerta.
Ay, pero qué infantil y escandaloso es. Ya he perdido la cuenta de las veces que me dice lo mismo. Pensó la pequeña y no pudo evitar llevarse sus manos detrás de su nuca para seguir su camino. ¿Debería traerle su dulce favorito? Medito.
-¡Oh, Barley! - Llamo Amara al ver que Barley estaba pasando cerca de la cocina. La pequeña al oír el llamado solo giro su cabeza en dirección a la mayor, quien estaba añadiendo especias a la olla. - Veo que te levantaste muy temprano, es muy raro eso viniendo de ti. - Explicó, mientras movía el cucharón en la olla.
A la pequeña solo le salió una gota de agua en su nuca. Era obvio que Amara estaría despierta a esta hora. Además, en esas ocasiones solo era porque me desvelaba leyendo o intentando perforar uno de los libros.
Y como si fueran leído sus pensamientos Amara cuestiono sobre el paradero de un libro: - Por cierto, ¿has visto el libro de idioma cereciano avanzado? Es que lo estoy buscando desde esta mañana porque Flast necesita aprender a distinguir las palabras cerrsiana. No puedo creer que hayas aprendido antes que él. - Explicó la ceresiana.
Esto solo provocó que Barley se sobresaltara en su sitio al escuchar el nombre del libro, ya que ese era el mismo libro que había perforado hace dos noches atrás, sus rostro se puso pálido y trato de disimular que no sabía nada.
-Ja, ja. Es probable que esté en la sala. - Mintió, y solo forzó una sonrisa.
Amara alzó una ceja ante la sonrisa de la infante y Barley al notar eso, hizo un intento por fingir más su sonrisa. La ceresiana mayor entrecierra sus ojos como si su ojo derecho no sólo viera a larga distancia, si no también revelará las mentiras que le estaba montando la pequeña frente a ella.
-Bueno. Sí. - Concluyó una vez estuvo en silencio durante segundos. - Tienes razón. Debe estar en la sala, no creo que hayas tomado ese libro. Después de todo aprendiste la escritura ceresiana a muy temprana edad. - Explicó con una sonrisa. La pequeña solo dio un suspiro de alivio por aquello, pero aún así no se salvaría en cuanto Amara descubriera lo que le había ocurrido a su preciado libro.
Solo espero que a Flast no se le salga algo al respecto. Meditó Barley.
- Entonces me voy. Es probable que mi padre me esté esperando. - Indicó la pequeña y seguido salió a correr hacía la puerta de la casa, quería marcharse lo antes posible.
-¡Ah, si! Por cierto, no quieres llevarte... - El sonido de la puerta cerrarse no dejo que culminará la frase, Amara se asomó por el marco de la puerta para verificar si la pequeña seguía presente, pero se había marchado. - Veo que tenía prisa. Espero que Sorgo haya tomado mi consejo de llevarla a la academia de la milicia. - Dijo mientras miraba el techo pensativa.
De regreso con Barley...
La pequeña no se hizo esperar y comenzó a correr por la aldea con emoción. Tenía muchas expectativas con el entrenamiento que le daría su padre.
-Oh, Barley. Veo que madrugaste hoy. - Indicó un anciano que se encontraba regando las plantas que rodeaban su casa.
-¡Hola, señor Chin! Si. Hoy entrenaré con mi padre. - Explico con entusiasmo y siguió su camino.
-¡Procura no atraer más bestias a la aldea! - Advirtió el anciano, y la pequeña solo alzó su mano y gritó un "¡Está bien! ¡No lo volveré a hacer!" Para luego seguir su camino rumbo a la entrada del bosque donde había quedado encontrarse con su querido padre.
A lo lejos pudo notar la silueta de su padre y sin pensarlo dos veces aceleró su paso para luego llegar hasta donde estaba Sorgo.
-Veo que te lo tomaste en serio. Ya me había dado la idea de que tendría que esperar. - Se burló, pero Barley más que molestarle su comentario solo deposito su mochila al suelo y apto seguía levantó su mano derecha y dio un saludo militar.
-¡Estoy lista! - Exclamó Barley. Esto solo sorprendió al ceresiano, y Barley al ver que este no pronunciaba una palabra siguió con el diálogo: - ¿Qué es lo primero en hacer? ¿Debo romper algunos troncos con mi cabeza? O ¿tengo que levantar pesos mayores al mío? ¡Estoy listo para todo señor! - Anunció, estaba tan emocionado que solo dijo lo primero que se le vino a la cabeza.
Sorgo al escuchar todo aquello, no pudo aguantar más y soltó su risa. La pequeña solo ladeo su cabeza confundida.
-No entiendo. ¿Por qué te ríes? - Cuestionó al no comprender el chiste de su padre.
-¿Quién te dijo que romperás los troncos con tu cabeza? - Barley al escuchar lo que repetía su padre no pudo evitar sonrojarse por aquello.
-¡No te rías! - Exclamó con vergüenza. - Fue lo único que se me ocurrió. - Murmuró lo último.
Eso solo provocó más risas en su padre. La realidad es que Sorgo mostraba una actitud diferente cuando está con su hija, cosa que para Barley en ocasiones era vergonzoso e irritante.
- ¡Gggrr, ya callate anciano y entrename!
-Bien, bien. - Dejó de lado su risa, y se dispuso a caminar. - Que actitud, eso lo heredaste de tu madre. - Barley solo arrugó más su mirada por el comentario. - Bueno, sígueme daremos inicio al entrenamiento.
La pequeña solo lo siguió sin replicar.
-Y así se componen las aldeas en el planeta cereal. - Explicó una cereciana de aspecto relleno.
Mientras que los demás pequeños anotaban de manera atenta, pero al parecer había uno de ellos que no estaba para nada contento y lo demostraba tanto su cara como su aura.
Aquel estudiante malhumorado analizó su entorno y arrugó más su nariz. Cuando me dijo que me entrenaría... ¡JAMAS ME IMAGINE ESTA CLASE DE ENTRENAMIENTO! Grito a sus adentros, pero quería anunciarlo a los cuatro vientos así que, se levantó de su asiento y seguido escupe lo que tiene:
- ¡NO ME ESTES JODIENDO ANCIANO! ¡¿ACASO ME ESTAS JUGANDO UNA BROMA?! ¡¿A ESTO LLAMAS ENTRENAR?! - Reclamó con su puño al aire.
-Mjump.- El carraspeo de la mujer en el salón se hizo presente y no solo eso. Había llamado la atención de los demás niños en la sala. La pequeña le alzó una ceja indicando que tenía toda su atención en ella. - Tu debes ser Barley, ¿cierto? - Explicó la maestra mientras revisaba su libreta.
-¿Eh, si? - Cuestionó la pequeña con indiferencia, la verdad es que ni le había dado importancia al hecho de haber formado un escándalo hace unos momentos, y su repuesta sólo hizo irritar a la dama.
-Ya veo. Tú eres la hija de Sorgo... Me habían notificado de ti, pero no creí que estuvieras en esta clase. - Explicó.
-Vaya, la maestra que me tocó. - Murmuró para si mismo.
-¡¿Dijiste algo?! - Aulló la mujer.
-¡EH! ¡No! S-Solo dije que es maravilloso estar aquí. - Finge una sonrisa y seguido se sienta en su asiento. - Puede seguir con la clase, esta muy interesante, ja, ja...
La ceresiana mayor alzó una ceja ante la actitud de aquella chiquilla que de inmediato no lo dudo y la invitó a levantarse de su asiento y que fuera hasta el pizarrón. Ella hizo caso a la petición a regaña dientes, y una vez estuvo ahí la mujer solo borro el pizarrón.
- Ya que la clase es tan interesante como dices. ¿Qué te parece resolver esta problemática? - Indicó una vez escribió una fórmula: la cual era imposible de resolver para los pequeños ceresianos de la sala. La realidad es que la maestra solo quería darle su merecido a la pequeña arrogante.
La mujer solo le entregó el lápiz de pizarra y esta lo tomó sin dudar, miró por unos segundos al ejercicio y luego observó a su maestra por el rabillo del ojo. Tks, desgracia mujer. ¿Cómo le pones este tipo de ejercicio a una niña de cuatro años? Pensó la pequeña y luego una ligera idea de lo que planeaba aquella mujer se le vino a la mente.
-Hump, ya veo lo que planeas. - Bufeo burlonamente.
Esto solo provocó que la mujer alzara una ceja, pero ignoro aquello al ver que Barley inicio a resolver el ejercicio. Se ve difícil, pero la realidad no lo es. Con que me acuerde de las clases de estadística avanzada puedo resolverlo. Es muy jodido de su parte hacerle esto a una niña. Pensó, y al instante una sonrisa malévola se le dibujó en el rostro. Le enseñare que conmigo nadie se mete.
Transcurrieron segundos cuando la pequeña anunció un "listo".
- ¡Tan pronto! - Exclamó la mujer incrédula, y enseguida fue a verificar el problema. Barley al ver el rostro de la mujer eso lo dijo todo, así que se fue a sentar de inmediato. - B-Bueno, excelente Barley. - Trató de mantener su sonrisa.
¡¿COMO ES POSIBLE QUE UNA MOCOSA ARROGANTE COMO ELLA PUEDA RESOLVER ESO?! A MI ME TOMO MUCHO TIEMPO. Medito, y no podía evitar que un tic nervioso se manifestara en su ceja.
Le dio una breve mirada a Barley y esta le dio una sonrisa burlona. Eso hizo que la maestra se colocara roja del coraje y vergüenza.
¡Desgraciada, niña. Sólo se está burlando de mi!
La maestra solo trato de ignorar aquello y siguió con su clase. - C-Continuemos con la clase de lenguaje básico.
¿En qué estará pensando ese anciano trayendome hasta aquí? Y yo que vengo a caer redondito en su trampa. Pensó mientras sonaba sus dedos sobre la mesa y seguido giró su cabeza hacía la ventana cercana a ella: su visión solo era un patio repleto de plantas.
Después de varias horas de clases, finalmente el almuerzo se hizo presente.
La ceresiana menor estaba comiendo sola, mientras era observada por sus demás compañeros de los cuales solo murmuraban el cómo está resolvió un ejercicio de un nivel avanzado.
En tanto la pequeña ni le toma importancia las miradas y solo comida a gusto su pan relleno, pero tampoco podía evitar cruzar miradas con los demás infantes.
¿Y a estos qué mosco les pico? ¿Acaso no han visto a una niña? Indago, pero luego el bombillo del daber se encendio en su cabeza: ¡Cierto! Para ellos debo parecerles linda en este aspecto, quizás si hago esto... La pequeña, dejó de lado su comida, guiño uno de sus ojos y seguido dio un beso al aire.
Esto solo hizo que los pequeños delante de su mesa se congelen como piedras y salieran corriendo despavoridos.
-¡ERES HORRIBLE! - Gritó uno de los pequeños a Barley antes de irse al otro lado del comer.
La realidad es que el gesto que hizo Barley no salió como ella lo imagino, y para los pequeños solo vieron a una bruja lanzarles una maldición.
Sin embargo, eso fue suficiente para molestar a la ceresiana reencarnada. Azoto la mesa y seguido poso uno de sus pie sobre la mesa del comedor y seguido grito: -¡NIÑOS MAL AGRADECIDOS! ¡DESTRUYO MI ORGULLO! ¿Y CON ESO ME PAGAN? - Señaló al grupo de infantes varones.
-¡Corran la bruja nos hechizara! - Exclamó uno de los infantes.
-¡QUE NO SOY UNA BRUJA, MOCOSO DE MIERDA! - Declaró Barley, y sin pensarlo dos veces le aventó su bebida al pequeño que la apodo; el recipiente terminó por embarrar al pequeño por completo, tanto su rostro como cara quedaron llenos de juego. Mientras que el rostro del grupo de niños solo anunciaba venganza contra la ceresiana. Esto hizo que Barley se colocará pálida como hoja.
Creo que esto no traerá nada bueno...
Asimismo, una guerra de comida tuvo lugar en la sala del comedor en el primer día de la pequeña ceresiana. No solo eso la pequeña terminó peleándose con el grupo de niños, pero debido a la desventaja numérica, pero aun asi gano la batalla, y los pequeño solo pudieron llorar por aquello.
Al final los maestro se enteraron de la lucha y separaron a los infantes. Cada uno se marchó a su casa con un sermón de regalo por sus padres. En cuanto a Barley su padre nunca la vino a recoger y solo vino un compañero de su padre a recogerla y llevarla hasta la puerta de la casa de Amara. Después de todo viven cerca.
La pequeña se quedó observando por segundos la puerta, estaba meditando si era buena idea entrar con esas pintas; su cabello estaba alborotado y en vez de tener el verdoso azulados de su cabello. Ahora parecía de color marrón gracias al jugo pegajoso que cayó en su cabeza. No solo eso, La pequeña tenía moretones tanto en su rostro como cuerpo.
-Maldito anciano me las va a pagar. Como se atreve a meterme en esa estúpida academia, cuando lo vea lo golpeare. - Indicó mientras apretaba su puño y dientes.
De esta forma, no dudo más y estuvo dispuesta a tocar la puerta de la casa y recibir otro sermón por su estado de parte de Amara, pero no tuvo necesidad de tocarla. Ya que, esta de inmediato se abrió.
-¡¿Barley?! - Se sorprendió por el estado de la pequeña. Barley no dijo nada al respecto, sólo le entregó su mochila y se adentro de inmediato a la casa en busca de su amado padre.
-¡¿Donde esta ese idiota?! - Reclamó, en tanto buscaba en toda la casa.
-¿Qué paso? ¿Por qué tienes moretones? - Indago la mayor, mientras Barley solo seguía buscando a su padre y solo encontró a Flast en ua de las habitaciones.
-¡Barley! Volviste. - Exclamó Flast con emoción y se aproximo a su amiga para saludarla. - Perdón por decir aquello temprano... - Esta solo cerró la puerta en la cara del pequeño.
-Tks, tampoco está aquí. ¿Y mi padre? - Pregunto una vez estuvo de frente a Amara.
-Pues, al parecer se le presentó una misión y me dijo que no vendría hasta unos meses. - Explicó Amara con indiferencia, mientras miraba el techo pensativa.
No era la primera vez que Sorgo hacia esa gracia a su hija.
-¡¿EN UNOS MESES?! - Esto solo provocó que Barley casi le diera un infarto, y terminó por caer al suelo con la sola idea de que tendrá que retrasar más su entrenamiento.
-¡¿Barley?! - Amara se sorprendió al ver que de inmediato la pequeña cayó al suelo al recibir la noticia.
Hola que tal todos? Aquí Loki trayendo un capitulo de esta nueva historia que espero les esté gustando.
Seguiré subiendo capítulos tanto de este como del otro. (Solo espero que no se me mezclen las ideas)
Las preguntillas del dia:
¿Finalmente entrenará Barley?
¿Cómo le irá en la academia?
¿Por qué su padre no la entrena?
Todo esto y más en próximos capítulos. BYE
PD: Debo hacer una imágenes de despedida para este fanfic.
