Gracias a Li por su lectura previa.


Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 6

Edward sonrió petulante mientras Bella, su ahora prometida, les mostraba el anillo de compromiso a sus hermanas.

Apreció la cara de envidia de Rose y se burló de que Alice se quejara con Jasper porque su anillo era más pequeño.

No lograba entender porque para las mujeres era importante el tamaño de la piedra de un anillo de compromiso. Igual agradeció haber escuchado los consejos de la vendedora, él había elegido el anillo más imponente de toda la tienda.

― Tendrás que llevarla a casa ―escuchó a Esme tras de él.

Edward volteó y vio que su madre se mantenía apartada de todos.

― Claro, mamá ―dijo, extendiendo los brazos―. ¿No vas a felicitarme?

Su madre se arrojó a sus brazos. Él siendo tan grande envolvió el menudo cuerpo de su progenitora.

Se sentía tan eufórico que le extrañó la apacible reacción de su madre.

― Mi bebé se casa ―sollozó.

― Mamá, no llores ―pronunció Edward apretando más fuerte a la mujer que le dio la vida―. Deberías de estar feliz, voy a casarme con la mujer que amo.

― Estoy feliz ―gimoteó, sorbiendo la nariz―, solo que no puedo evitar llorar.

Sintió cómo las lágrimas humecedían su camisa. Él suspiró.

― Mamá, pensé que estarías celebrándonos a tu estilo. No llores.

― ¿Puedo hacerlo? ―preguntó, viéndolo con ojos suplicantes.

― No necesitas mi permiso, mamá.

― Me alegra saberlo.

Edward arrugó la frente. ¿Qué cosa se le había ocurrido a Esme Cullen?

Caminó tras ella hacia la cocina, la vio tomar el iPhone y movilizar los dedos sobre la pantalla encendida, así empezó a saludar alegremente al celular.

Él rodó los ojos al darse cuenta que su madre estaba haciendo una videollamada.

― ¡Mi hijo se casa! ―gritó Esme Cullen mientras sacudía la mano hacia la pantalla―. ¡Tenemos boda!

Edward se congeló, casi palideció al ver que era su tío Aro con quien su madre hablaba. Con ojos prominentemente grandes vio que su tío pasaba los dedos por el mentón, sabía que eso significaba material para su revista amarillista.

Y de ninguna manera lo permitiría. No sin antes que los padres de su prometida lo supieran, sacudió la cabeza y pensó que no sabía nada de la familia de Bella.

No le dio tiempo para meditar sobre su familia política cuando miró hacia Esme. Su tío Aro preguntaba detalles.

― ¿Edward se casa? ¿Mi sobrino?

Esme mantenía la sonrisa plasmada en los labios, parecía disecada de tanto sonreír. Él sabía lo que pasaría si no actuaba.

Se disculpó mentalmente. No lo quería hacer. Edward no quería ser un mentecato con su madre, pero no había opción. Alargó los brazos y…

― Mamá ―susurró él cubriendo los labios de su madre para silenciarla, no tenía intención de aparecer a la vista del tío Aro, así que solo se apreciaban los fuertes brazos en la pantalla―. Mamá, no digas nada.

Esme Cullen abrió mucho los ojos, mirándolo de reojo. Era una cosa cómica que tuviera la cara enrojecida y la boca cubierta.

― No puedes hablar de mi compromiso ―articuló sin voz, tan solo moviendo los labios.

Su señora madre asintió.

― Promételo ―pidió susurrante, mientras seguía presionando los dedos en la boca de su progenitora.

Ella balbuceó y volvió a asentir con la cabeza.

― ¿Qué pasa hermana? ―preguntó Aro de forma preocupante―. ¿Quién se casa?

Los ojos de Esme revoloteaban de un lado a otro. Vio a su hijo de reojo y luego le echó una mirada a su hermano a través de la pantalla del celular.

Los dedos de Edward se soltaron lentamente, uno por uno hasta dejarla libre.

Esme volteó a mirarlo. Tenía la cara enrojecida y Edward se cuestionó si estaba enojada, que lo más seguro era que sí porque su madre era de mecha corta.

― Hola, Aro ―saludó titubeante― nada, no se casa nadie. Bueno sí, mi gato, verás que es como mi hijo.

Edward se cubrió la cara al escucharla. Tenía la intención de soltar una carcajada, pero terminó mirándola con una sonrisa.

― ¿Estás haciéndome videollamada solo por Mike? ―Aro indagó pronunciando el nombre del gato que toda la familia conocía.

― ¡Sí! Mike se casa y haremos una boda en grande ―Esme volvió a contar emocionada, la alegría había vuelto a su rostro―. Y te hablé, porque estoy muy feliz, contenta, dichosa, eufórica. No todos los días se casa un hijo y… Mike es como un hijo para mí, para todos.

Edward se asomó un poco, inclinó la cabeza y vio la pantalla. Era obvio que su tío no creyó el cuento de Mike.

― Échale más emoción, mamá ―dijo por lo bajo.

Esme arrugó la cara. Nerviosa, rascó la cabeza. Volviendo a centrarse en Aro.

― Sí. No tenía a quién contarle y pensé que podía compartirlo contigo.

― Pensé que estabas en Mykonos ―Aro pronunció sonando intrigado―. Sé qué cada verano viajan ahí y jamás llevan a Mike, ese gato naranja es muy anciano y ustedes no lo llevan. Además, no sabía que los gatos se casaban.

Esme frunció ligeramente el ceño.

― Sí. Yo creí que Mike jamás se casaría porque era viejo y nunca había tenido una novia inteligente ―Edward sintió la mirada penetrante de su madre― lo que pasa es que es para pasar sus últimos años. Sí, es por eso que decidimos buscarle una pareja y festejarlo. Era todo, hermano. Cuídate de esa tensión alta.

Sin darle oportunidad de que hiciera más indagaciones, finalizó la llamada, dejando el celular en la encimera.

― ¿Qué fue todo eso, Edward? ―su voz fue severa. Ya mantenía las manos en las caderas y hacia ese sonido con su zapato sobre el piso.

― Lo siento, mamá, debes aprender a moderar lo que te cuento, no puedes gritarlo a todo el mundo.

― ¿Por qué no? Eso hacemos todas las mamás, nos cuentan un secreto y no podemos mantenerlo para nosotras.

― ¿Te das cuenta lo que estás diciendo? Soy una figura pública que ha luchado por tener un poco de privacidad, Bella es presentadora de una televisora importante, mamá. Sus padres ni siquiera saben que se ha comprometido, ¿crees que es justo que se enteren por medio de chismes? No se lo perdonarían nunca, Esme.

La mirada de la matriarca se suavizó. Y él supo que había comprendido.

― ¿Lo has hablado con Bella? Podemos hacer una gran fiesta de compromiso, así compartiremos las dos familias.

― Aún no lo hago, mamá ―se confesó―. Todo es nuevo, apenas le di el anillo, supongo que ella decidirá cómo darle la noticia a sus padres.

Esme sacudió las manos cómo ideando un plan.

― Está bien, hijo. Ellos igual te conocen y te quieren, digo eres el mejor ¿quién no te querría?

Él meditó. Sus pensamientos fueron directamente a centrarse en su novia mientras la observaba de lo más feliz con sus hermanas; la amaba, llevaban dos años juntos y sabía que era la mujer con la quería pasar el resto de su vida. Solo había un pequeño detalle. No conocía a su familia.

Pero eso no significaba qué podría estresarse, ¿o sí?


Hola. Sé que ha sido un tiempo largo desde la última vez que actualicé esta historia(más de dos meses). Ha sido una sequía tremenda con esta trama, creo que en parte se debe a que tengo una historia navideña que es la continuación y por cuidar no robar nada de la otra trama es que me está costando mucho esta historia, no será muy larga, quizá unos dos capítulos más y termino.

Les agradezco mucho su paciencia y apoyo, sobre todo que se tomen el tiempo para leer y comentar.

Gracias totales por leer ️