Historias
"¿Qué sucede, pequeña?", una voz masculina muy suave pero varonil hizo despegar los ojos de Summer de su libro, el cual llevaba a la cama desde su último cumpleaños. "¿No puedes dormir?", preguntó viéndola sentada, cubierta por las sábanas y alumbrada con una pequeña lámpara.
"¡Papi!..", ahogó sus palabras en un susurro, iluminando a un adulto Jaune que acababa de llegar a casa. "¡Alyx está a punto de llegar al árbol!", dijo con el mismo tono de voz.
"Me gusta mucho esta historia", dijo abrazando el libro abierto contra su pecho.
Jaune se acercó a la cama de Summer y tomó la linterna de su cabecita para colocarla como un gorro en la suya.
"Te leeré la parte del gato", le dijo sentándose al lado.
"¡Puedo sola!", la pequeña niña infló sus mejillas después de subir tenuemente la voz.
"Lo sé, amanecer. La niña de papá es muy lista. Pero mamá me contó que no podías dormir después de que te leyó esa parte". Tomó delicadamente el libro mientras susurraba.
"Y entonces—", empezó la lectura mientras la pequeña descansaba su cabeza en su hombro. "—Cuando la manija giró, el gato curioso...". Las palabras se volvían eco mientras una joven Summer despertaba.
Aunque estaba segura de haberse empapado por el torbellino que la arrastró, estaba completamente seca. Rápidamente palpó su bolso, respirando de tranquilidad al lograr calmarse.
"¿Qué es este lugar? ¿Quién demonios era ese tipo?", se dijo a sí misma mientras recogía la lanza. "¡Sal de ahí!", refunfuñó mientras sacudía la lanza, que ahora había vuelto a su forma normal. Soltó un fuerte suspiro y la hizo desaparecer en su mano.
"Calma, Summer. Estás preparada para esto", dijo mientras apretaba un puño sobre su pecho. "No es la primera vez que te secuestran, solo encuentra el camino".
El lugar al que había llegado era muy similar al suyo propio, por lo que podía asumir que seguía en su ciudad o, por lo menos, en Vale. La habitación era completamente diferente pero nada fuera de lo normal.
Lo primero que hizo fue revisar su scroll y, como era de esperar, no había señal de ningún tipo, por lo que solo era ella quien debía avanzar.
Abriendo la puerta, espió por el pasillo que estaba vacío. Escuchaba voces por aquí y allá, pero no se veía a nadie.
Apurando el paso, salió y empezó a caminar con la tranquilidad fingida que, según su profesor, es la forma más fácil de evitar llamar la atención: actuar tan normal como si fueras del lugar.
Aunque no sirvió de mucho. Justo al doblar la esquina, dos mujeres se cruzaron en el camino. Intentó seguir, pero no fue muy lejos.
"No recuerdo haberte visto antes", una de las mujeres habló. "Ummm, ¿me eres familiar?", agregó observándola muy de cerca.
"Sí, yo he... yo solo estaba dando un paseo", Summer soltaba lo que le venía a la mente pero trataba de esquivar la mirada.
"Me gusta lo que le hiciste a tu uniforme", dijo la chica de gafas de sol. "Aunque no sabía que las capas estaban de moda", agregó, quitando su cara inquisidora.
"¡Coco!", llamó la otra que la acompañaba. "No llegaremos a tiempo para la misión". La fauno, que llevaba orejas de conejo, llamó mientras revisaba su mochila. "Si seguimos perdiendo el tiempo, para cuando volvamos el baile ya habrá acabado e incluso el torneo", decía mientras arrastraba del brazo a la otra mujer y se despedía con un asentimiento de cabeza.
"Eso estuvo cerca", se dijo a sí misma mientras respiraba con calma otra vez.
Aún no sabía qué estaba pasando, así que debía actuar con cautela mientras lo averiguaba. Pero justo cuando iba a empezar a caminar, algo llamó su atención. Fuera de la ventana había una enorme torre resplandeciente. El lugar parecía que llevaba años erguido, sin embargo, ella no recordaba nada similar.
"¡Mencionaste un baile!", dijo gritando a las otras chicas que aún no estaban muy lejos. "¿Qué baile?", preguntó.
"¿No lo sabes? El de confraternidad. Aún faltan unos meses, pero es para todos y este año será uno de los mejores", dijo la mujer ajustándose las gafas.
"Genial", respondió Summer. "Otra cosa. ¿Qué día es hoy? ¿Qué fecha?", agregó.
Solo pudo escuchar los pasos de las mujeres alejándose. La fecha mencionada por la chica fauno la dejó aturdida. Aunque ofrecía algo de luz en la oscuridad de su situación, no le quitaba las ganas de gritar.
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"Y entonces, mientras trataba de escalar un muro, una mujer malvada y gruñona me atrapó y me elevó por los aires", decía sin respirar. "Luego me preguntó qué hacía, y me enojaba más cuando le respondía. Finalmente, me trajo aquí". Finalmente volvió a inhalar algo de oxígeno.
Jaune escuchó cada palabra, pero no dejaba de sonar como una historia que se inventaría cualquiera de sus hermanas. Lo que sí era indiscutible era que la rubia tenía todos los rasgos de Ruby, aunque conociendo a su hermana también podría ser otra más.
"Me... Mencionaste que la torre no existe en tu tiempo", habló Jaune, aún sin voltear a verla. "¿Qué le pasó?".
"Bueno, se sabe que fue destruida durant-"
"¡Señorita Rose!", el director interrumpió. "Preferiría que cualquier suceso relacionado con el futuro se mantenga en estricto secreto".
"Conocer datos históricos podría llevar a que no sucedan", decía Ozpin mientras volvía a entrelazar los dedos. "El solo hecho de su presencia en este mundo, o esta época, podría llevar a que nada de lo que conoce exista, y eso la incluye, suponiendo que sea verdad".
"¡Pero es verdad!", gruñó mientras se levantaba y sacaba de su bolsa un pequeño objeto que, en un instante, se volvió una lanza, la misma que antes la había traído a ese lugar.
"Esta es una de las armas que papá no me deja tener. Se supone que nunca debo acercarme, pero a veces no puedo controlar lo que invoco".
"Si eso te trajo a este mundo, ¿no puedes usarlo para volver?", preguntó Jaune.
"Lo intenté, pero el tipo no sale, y ya no crece. Quizá se quedó sin batería o algo", Summer volvió a sacudir la reluciente lanza.
"Me temo que no será así de fácil", dijo el director. "Realicé algunas averiguaciones en cuanto oí la historia, y esa arma es real, o por lo menos la de este tiempo sigue en su lugar".
"Señor Arc, actualmente, ¿quién es la persona en quien más confía?", preguntó el director.
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"No has dejado de ver tu scroll", dijo una voz tranquila y masculina.
"Es solo que el director llamó a Jaune y no ha vuelto. Estoy un poco preocupada", una joven pelirroja contestó.
"Lo que sea que el director quiera con Jaune no debería ser nuestro problema", una animosa voz se unió a la conversación. "Más importante es que se saltará el almuerzo".
"¡Nora! Jaune es nuestro líder, debería importarnos—".
"¡Tú no lo entiendes, Ren!", dijo la joven alegre. "¡Mantener el estómago lleno es lo más importante del día, es lo fundamental para tener ánimo!", decía prácticamente gritando.
"Ok, calma. Aún tenemos tiempo para el almuerzo", la pelirroja tomó por los hombros a la otra, que parecía más pequeña.
Cuando su scroll sonó, soltó a la otra mujer para contestar apresuradamente. Justo como esperaba, era su compañero y líder del otro lado.
"¡Jaune!", dijo con una voz más fina de lo que usualmente usaba. "Te hemos estado esperando. ¿Qué pasó? ¿Algo malo?".
"Pyrrha, escúchame. Necesito que vengas a la oficina del director", dijo el joven rubio al otro lado.
"Claro, ahora mismo vamos—"
"¡No! Debes venir sola. Es... es algo complicado".
"Está bien, Jaune", colgó la llamada para voltear a ver a sus compañeros y apresuradamente les contó que debía ir a reunirse con Jaune y que no se preocuparan.
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"Supongo que sabes sobre más reliquias del mundo", preguntó el director a la joven de ojos plateados cuando Jaune colgó.
Aunque asintió con la cabeza, se negó a hablar mientras miraba de reojo a Jaune.
"Tranquila, esa es información que podemos tener entre manos", dijo el director mientras se levantaba al escuchar el ascensor abrirse.
Del aparato salió una mujer con una cara muy seria, y que parecía tener peor humor el día de hoy.
"Glynda, es el dilema más grave que pensamos", el director interrumpió las palabras de la mujer antes que pudiera decir una sola.
"¿Cuánto es verdad?", preguntó la mujer.
"Todo", fue la única respuesta que dio antes de que el ascensor volviera a abrirse.
Una exaltada pelirroja salió del ascensor.
"Director, no sé si mi palabra pueda ayudar, pero debemos entender la situación. Verá, sé que no estaba bien, pero también habría hecho lo mismo—".
"Calma, señorita Nikos, no es nada de lo que cree", y para la próxima preferiría que usara el ascensor.
"Perdón", dijo mientras se rascaba la mejilla. "Es solo que sonaba muy serio", completó cuando notó a la otra chica en la sala.
Al igual que le pasó a Jaune, lo que le llamó la atención inmediatamente fueron sus ojos plateados y su increíble parecido a su líder.
"Señorita Nikos, por favor tome asiento. Será una conversación rara", el director soltó el preludio.
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Tras dar las mismas explicaciones y contar la misma historia, la conversación se retomó en el momento en que habían sido interrumpidos. Aunque por algún motivo, en medio de las explicaciones, los mecanismos de decoración en la sala dejaron de girar, como si fueran detenidos por alguna fuerza externa.
"Entonces, Summer, ¿estamos hablando de que vienes del futuro y que Jaune y Ruby son tus padres?", preguntó la pelirroja, que aún mantenía una sonrisa forzada.
Aunque la joven solo asintió, fue suficiente para que Pyrrha se pusiera de pie y mostrara su molestia.
"Señor, ¿de verdad estamos hablando de que existe la posibilidad de que una persona haya sido transportada por una vara mágica a nuestro tiempo?".
"Eso, me temo, ya no está en duda", dijo el director.
"Señorita Rose, ¿cuánto sabe de las reliquias?", preguntó nuevamente a la joven que estaba sentada al lado del que sería su padre.
"Bueno, en mi época son algo que se usó en la gran guerra y que—".
"Espera, ¿la gran guerra? Eso fue hace como 80 años...", la pelirroja interrumpió.
"Bueno..., es una diferente", dijo la joven.
"Por favor, Summer, limítese a responder solo sobre las reliquias. Saber cómo el mundo llega a esta guerra podría cambiar el futuro".
"Bueno, la reliquia que llevo", dijo volviendo a empuñar la lanza, "es la reliquia de la creación. Es una de las que mi familia ha resguardado después de... Ya saben, la guerra que no puedo mencionar".
"Eso es suficiente para mí", respondió el director, mirando a su subalterna.
"Glynda, ¿qué opinas?".
"Por muy improbable que sea, con lo que sabemos tampoco es una locura", soltando un suspiro dijo lo que tenían en mente desde que llegó a la sala.
"Si es verdad, ¿no deberíamos también llamar a Ruby?", dijo Pyrrha, lo que hizo erizar todos los cabellos de Jaune. "Si hay alguien que debe saber esto, es ella".
"No sería prudente", el director habló pausado, como si pensara lo que decía. "Si por algún casual algo ocurre en el camino al nacimiento de Summer, si tan solo una oración fuera de lugar se cambia, podría llevar a la inexistencia de nuestra invitada".
"Sin embargo, hay algo que podemos hacer y es regresarla al mismo instante en que partió, antes de que pueda cambiar algo", agregó.
"Pero el tipo azul no sale", replicó Summer.
"Podemos usar la de esta época", respondió Jaune, como si volviera en sí mismo.
"Eso estábamos pensando, pero hay un gran problema", la profesora también intervino.
"Jóvenes, les voy a contar una historia", el director volteó a mirar por la ventana.
"Hace muchos años...", empezó.
El viejo mago les concedió el poder de las estaciones a las amables doncellas para que fueran por el mundo esparciendo la historia y ayudando a los necesitados. Con el tiempo, la historia se volvió una leyenda y finalmente se olvidó, hasta no ser más que un simple cuento.
Pero todo es verdad. Cada nueva doncella tiene a cargo la posibilidad de abrir la bóveda que resguarda cada una de las reliquias, una por doncella.
En otras palabras... Para llegar a la reliquia de la creación no es tan simple como saber dónde está, sino que también debemos convencer a quien la tiene que nos deje acercarnos a ella.
Relató el viejo director como una de sus clases.
Notas del autor:
Sé que es un capítulo lento y de transición, pero necesario. Tengo claras intenciones de incluir a Ruby y Weiss en la historia, pero aún no tengo claro cómo.
¡Gracias por leer!
