Secretos en medio del eco
El día llegó con el cantar de los pájaros. Summer apenas pudo dormir. La compañía de Nora tampoco ayudó. Era increíble que esta pequeña mujer fuera la misma que conocía en su época. Quizá el peso de la guerra la había cambiado, o tal vez fue el entorno familiar. Incluso cuando no estaban ligados por sangre, su padre los llamaba hermanos.
Pero en esta época solo era una estudiante más, lejos de la poderosa figura que portaba el martillo en su tiempo. Mientras dormía, pateaba e incluso hablaba, aunque más que formar oraciones eran palabras sueltas o murmullos.
Eso, sumado a que ese mismo día saldría con su madre y el resto de su equipo a pasear por el viejo Vale, había enturbiado su descanso.
Mientras lavaba su cara para quitar el resto del cansancio que aún persistía, al secar su rostro notó que Jaune ya estaba de pie, pero con una apariencia más terrible que la suya.
"No te preocupes. Te daremos los fondos suficientes y te seguiré de cerca. Quizá no pueda hacer mucho, pero al menos estaré ahí para apoyarte", comentó Jaune con la voz que usaría para calmar a sus hermanas.
"Gracias, pa-... Jaune, estaré bien", respondió Summer con educación.
"No lo dudo, pero quizá todo esto podría ser aturdidor y aterrador. Al menos yo lo estaría", dijo Jaune, manteniendo el mismo tono de voz.
"Bueno, no siempre se tiene la oportunidad de ver algo que solo habías escuchado en cuentos. Y bueno, ya estoy aquí, ¿no?", dijo Summer con algo de alegría y una tímida sonrisa. "¿Crees que mamá note quién soy?", preguntó apenas susurrando al oído de Jaune.
"Ruby es la persona más lista y valiente que conozco, pero es bastante distraída", dijo alegremente. "E incluso si lo deduce, sería ella la primera en aceptarlo".
Mientras hablaban, era inevitable para los demás en la habitación notar el parecido entre los jóvenes Arc.
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"No es una obligación, pero me alegra que aceptara, señorita Nikos", la voz del director retumbó en un gran eco en la sala que se encontraba debajo de su oficina, o más bien, de la escuela.
"No dudaría ahora, no después de saber lo que sucederá", respondió Pyrrha con certeza y algo de enojo en su voz.
"Es una buena respuesta. Desde el inicio serías la candidata para ocupar el lugar de la doncella del otoño, incluso aunque no hubiera llegado Summer", respondió el director a sus palabras. "Pero no será fácil, y nunca se ha probado", agregó.
"También olvidaste mencionar que no es una doncella al completo", otra voz interrumpió de la nada, como si se hubiera materializado en el pasillo.
"Ella no está en esa cápsula porque fuera débil, sino porque alguien supo cómo arrebatarle su magia", dijo la aguardentosa voz.
"Qrow, no te esperaba tan pronto", respondió el director a la interrupción.
"La magia de las doncellas solo se transmite a otra mujer", continuó. "A la última que su corazón anhela o la que sus ojos ven".
"Pero eso no fue lo que pasó. Alguien le arrebató lo que había heredado y, al parecer, no fueron solo sus poderes. Parece ser que también está ligado a su propia existencia", concluyó mientras destapaba una brillante petaca que había sacado de algún lugar de su chaqueta.
"Eso no era necesario. Eventualmente se lo contaríamos", dijo el director con calma. "La señorita Nikos ya está enterada de las circunstancias de nuestro grupo. Los detalles los reservamos para cuando estemos todos".
"Cuando ya fuera muy tarde", replicó Qrow después de un sorbo.
"¿Y si es eso lo que cambió?", preguntó Pyrrha. "Tal vez en el futuro yo no elijo suceder a la doncella, y quizá eso culminó con la destrucción de Beacon".
"Y tal vez en ese futuro nunca llegaste a poder usar sus poderes o salir de aquí", dijo sinceramente el hombre de cabello negro y apariencia descuidada.
"Esa niña reconoció a ese chico pero no a ti, ni a nadie más en esa sala", Qrow volvía a beber. "Solo se me ocurren dos motivos para Glynda y Oz, pero en tu caso, chica... solo se me ocurre uno: tú no estás en ese futuro".
"Podemos especular todo lo que queramos. En el caso de Glynda, tal vez esté solo jubilada. Y bueno, no creo que me quede mucho", aclaró el director.
"Siempre tratando de quitarle hierro a los asuntos", se burló Qrow.
"Disculpe, pero no recuerdo que nos presentaran, y es de mala educación meterse en los asuntos de los demás", respondió una molesta Pyrrha.
"Escucha, chica, lo que estás a punto de hacer no es como cambiarte de suéter. Si lo que nos informaron es verdad y los enemigos de la humanidad ya hicieron su movimiento, será como ponerte una diana en la frente", dijo Qrow acercándose a la pelirroja.
"Tomé mi decisión", respondió con firmeza.
"Como quieras. Soy Qrow, por cierto. Búscame si tienes problemas. Quizá un trago ayude", el hombre sacudió la petaca frente a la joven. "Hablaremos luego, Oz", se retiró con una mano en el bolsillo del pantalón y bebiendo otro trago.
"Es grosero, pero buen tipo. Solo se preocupa demasiado por los demás. Hasta antes de saber de Summer estaba seguro de cumplir su parte de la misión", dijo el director al notar la cara de molestia de Pyrrha. "Pero tiene algo de razón en oponerse ahora. Este método está basado en uno que se realizó en experimentos en Atlas. Es funcional, pero no certero".
"¿Te puedes negar, lo sabes?", agregó el director.
"Ya se lo dije, no permitiré que lo que sea que lleve a los demás a involucrarse en otra guerra también nos alcance. Si puedo hacer la diferencia, la haré", respondió Pyrrha con firmeza en sus ojos.
"Bien, toma tu lugar entonces", indicó con la mano hacia una cápsula similar a la que estaba llena en la sala.
Otra joven mujer ocupaba el sitio sellado. Mayor a ella, pero aún joven. Su cabello corto y las cicatrices en su rostro indicaban que había estado en una gran pelea, una que perdió.
"Lo siento mucho, Amber", susurró el director antes de escribir alguna contraseña en un monitor, que al presionar "Sí" sumergió la sala y prácticamente toda la escuela en oscuridad. Para esa hora la mayoría de los estudiantes debían estar durmiendo, así que no lo notarían.
Al despertar, la otra joven había desaparecido. El lugar parecía haber sido aplastado por alguna fuerza magnética, como si manos gigantes hubieran arrugado papel. Pero ella se sentía bien.
"¿Cómo estás?", preguntó Ozpin.
"No estoy segura. No siento nada fuera de lo normal. ¿Seguro que funcionó?", preguntó Pyrrha.
"La transferencia se cumplió, de eso no hay duda", dijo el director al notar las luces que adornaban los ojos de la joven pelirroja, un destello que confirmaba que ella era ahora la nueva doncella de Otoño.
"Supongo que ya no hay vuelta atrás", se escuchó al viejo director en el eco de la habitación.
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El lugar pactado para el encuentro sería la entrada de Beacon, diferente a la de su tiempo pero la misma al fin y al cabo.
Ruby ya estaba en el lugar, al igual que su compañera de cabello blanco. Por muy raro que se viera, Summer parecía la mayor entre las futuras cazadoras.
"¡Summer!", una emocionada Ruby le dio la bienvenida.
"No sé cuánto estás familiarizada con Vale, pero tendremos que dar unas cuantas vueltas", dijo Weiss al ver que la joven rubia aún llevaba el uniforme de Beacon.
"Lo entiendo", decía mientras miraba alrededor. "¿No vienen los demás?", preguntó.
"¡Oh!, ya están aquí", dijo mientras señalaba a los miembros faltantes a bordo del bullhead que los llevaría al centro de la ciudad.
"Entonces, Summer, ¿qué hay de ti? Cuéntanos cómo es Atlas. Dicen que vuela", preguntó Yang con un tono divertido.
"¡Hey! Yo soy de Atlas", replicó Weiss. "Mi familia al completo vive en la ciudad flotante y te he contado una infinidad de veces cómo es".
"Pero es bueno verlo desde un punto de vista diferente", decía Yang mientras se tocaba una de las orejas.
"Es normal, ya saben, como Beacon pero frío", respondió Summer intentando no mostrar ningún signo que la delatara. Aunque conocía Mantle, para cuando ella podía viajar, Atlas ya no existía. Donde estaba la ciudad cargada de tecnología, ahora solo había un cráter. 'Si tan solo pudiera contarles', pensó.
¿Qué cambiaría? Ya le había contado al director algunas cosas que pudieron haber alterado el curso del tiempo, pero ella seguía aquí. Por lo que no sería tan sencillo como provocar una ola con solo arrojar una piedra.
"Más sorprendente debería ser el hecho de que Jaune sea capaz de entrar en esta escuela. Los estándares son mucho más bajos que Atlas y, aun así...", dijo Weiss, claramente sonando despectiva.
"Él es verdaderamente fuerte y valiente", respondió Summer, interrumpiendo a Weiss.
"Discúlpame si dudo", Weiss insistía en provocar a la joven.
"¿Quieres que te haga retractar tus palabras?", dijo Summer mientras imponía su clara altura sobre la mujer de la cicatriz. Jamás le hablaría así a la Weiss de su tiempo e, incluso si lo hiciera, ella sabría calmarla con una palmada, como hacía cuando peleaba con Nivia.
"¡¿Cómo te atreves?!", dijo Weiss cruzando los brazos para destacar, o por lo menos no quedar muy atrás contra los atributos de la joven rubia.
"Está bien, está bien", Ruby se interpuso. "Weiss puede ser molesta, pero es buena chica, solo que no tiene una buena relación con Jaune".
"¿O sea que ahora es mi culpa?", replicó Weiss desde donde se había quedado para llevarse a Summer.
"No es momento. Si quieren pelear, pronto será el festival", dijo la tranquila Blake, más por calmar los ánimos que porque en verdad le importara.
"Estoy contigo, Blake", se unió Yang.
Cuando llegaron a la ciudad, el primer lugar que visitaron fue la plaza de Vale. Había varias tiendas, pero la mayoría de ellas estaban alborotadas por los visitantes de otros reinos. Aunque muchos estaban allí porque participarían en el festival, aún había tiempo para dar un paseo.
El primer lugar sería para conseguir un traje de combate o, por lo menos, algo que se ajustara. Fue el único lugar que tanto Summer, Weiss y Ruby disfrutaron. El atuendo elegido era un vestido corto con pliegues de color rojo. Tenía completamente cubiertos los brazos, acabando en guantes, y mantenía la capa blanca.
Mientras paseaban hacia alguna otra tienda de moda, les llamó la atención que algunas de las tiendas estaban cerradas y precintadas con marcas de la policía.
"¿Qué crees que pasó?", preguntó Yang a Ruby.
"Parece que alguien asaltó otra tienda", respondió con la cara seria.
"Seguro está relacionado con los otros robos. Esos bribones acabarán por arruinar toda la ciudad", agregó Weiss.
"¿De verdad crees que está relacionado con White Fang? No creo que sean tan organizados y discretos como para pasar desapercibidos", dijo Ruby mientras empezaba a caminar.
"¡Detengan a ese polizonte!", se escuchó a lo lejos. Todas corrieron hacia dónde provenía la voz, y una enorme sonrisa se formó en la cara de Summer.
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"No lo entiendo. ¿Por qué cambiar los planes ahora basándonos en un rumor?", una voz femenina resonaba desde dentro de una oficina en medio de lo que parecía una fábrica.
"Yo solo sigo órdenes, y tú deberías hacer lo mismo", respondió una voz masculina al otro lado de la llamada telefónica.
"Las fuentes son secretas, pero muy confiables. No quieres enojar a la señora ahora, ¿verdad?". Más que una pregunta, era una amenaza.
"Por supuesto que no. Ajustaré mis planes. Puedes decirle a mi señora que actuaré según sus deseos", aclaró la mujer, enderezando la voz. "Otra cosa, Watts. Quiero informar directament-".
"Enviaré un heraldo. Hasta entonces, mantén los asuntos bajo control. Si alguien se entera de alguna forma de la información que poseemos, perderemos la única oportunidad de saber si es real lo de la visitante del futuro", dijo el hombre del bigote antes de terminar la llamada.
"Ahora soy una doncella", se dijo a sí misma mientras el intenso calor dejaba marcas en el aparato que usaba para las llamadas.
Cuando se disponía a salir, no pudo evitar escuchar una discusión entre sus subordinados y su ayudante.
"Escucha, pequeña rata. Si fueras de los míos, te llevaría al callejón para luego-", se interrumpió por el sonido de los tacones en las escaleras metálicas.
"¿Qué harías, Román?", intervino la mujer.
"¿Yo? ¿No los golpearía hasta matarlos?", preguntó con una sonrisa burlona, más como una provocación.
"Román, supongo que los planes estaban funcionando si tienes tiempo para perderlo", dijo la mujer de cabello negro al hombre que tenía un cigarro encendido en la boca.
"Puedes verlo con tus propios ojos. Tengo las bodegas llenas y las tiendas vacías. Mis informantes me cuentan que los precios están por las nubes y la policía, nerviosa", decía el hombre que llevaba un bombín teatralmente mientras el eco de su voz retumbaba en la fábrica.
"Me temo que realizaremos una ligera modificación al plan original", dijo la mujer mientras se abría paso entre dos jóvenes que habían estado discutiendo con el hombre del abrigo y el habano.
"¿Cuál plan? No me han contado ni uno hasta ahora", dijo Román con el mismo tono burlón.
"Román, al igual que antes, te pido fe", la mujer colocó un dedo en la barbilla del hombre. "Sabrás lo que tengas que saber cuándo debas saberlo".
"Ahora, moviliza a tus lacayos y busca a esta joven", Cinder mostró la imagen de una adolescente visible.
"¿Qué hago cuando la encuentre?", preguntó el hombre del bombín.
"Retenerla", dijo alejándose. "Y llámame inmediatamente".
"Bruja…", murmuró mientras una pequeña fisura se materializaba detrás de él.
"Lo sé, tampoco me gusta seguir sus órdenes", dijo como si hablara con alguien más.
"Ya la oíste", agregó mientras buscaba su encendedor. Una pequeña mano sacó uno y le encendió el cigarro.
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Nota del autor:
Tengo la intención de hacer avanzar la trama más rápido. Aunque me gusta la relación Jaune-Ruby, nunca he sido bueno escribiendo sobre ellos. Intenté algo en otro fic, pero no me gustó el resultado, así que usaré algunas de esas ideas en este si llega el momento.
Como siempre, gracias por leer y por los comentarios. Algunos regulares me sirven para avanzar. Y como comentan, si voy a usar datos de los volúmenes actuales, solo déjenme madurar un poco la trama.
