Irida y Adaman estaban aún besándose con pasión en la sala de reuniones del equipo Galaxia, ninguno de los dos sabía exactamente por qué, pero no se detuvieron por un largo rato, en el que se acariciaban y pegaban sus cuerpos entre sí acaloradamente. De un momento a otro sus preocupaciones acerca del clan nuevo desaparecieron y se centraron en el ardiente momento. Irida aún acariciaba los pectorales de Adaman con ganas, mientras este, sostenía la cintura de la contraria con ambas manos, bajando hacia sus caderas en unas suaves caricias, todavía sin despegar sus labios de los de la rubia.
El joven adulto no pudo evitar tener una erección, mas no se notaba con sus ropas holgadas, y ella estaba igual de excitada, podía notar su corazón latir muy fuerte, al igual que su entrepierna, la cual se humedeció bastante rápido. Él subió una de sus manos a uno de los pechos de Irida, sus pezones estaban duros y se notaban a la perfección a través de la fina tela de su top, cosa que puso aún más caliente al líder del clan Diamante, así que masajeó este con lentitud, disfrutando del tacto. Ella se sintió aún más estremecida, pero no dijo nada al respecto y continuó besando y acariciando el rostro y el cabello de Adaman, totalmente abducida.
Pasó un largo rato en el que se besaban y toqueteaba, y una vez su respiración no dio para más, ambos se apartaron del húmedo beso, completamente rojos y jadeantes, pues aquello les aceleró enormemente. Se quedaron mirándose mutuamente a los ojos sin saber qué decir por unos largos segundos, no terminaban de creerse lo que acababa de pasar y que estuvieran así el uno con el otro.
A Irida le dio mucha vergüenza de repente la situación, solo jadeaba delicadamente por la agitación del momento, y pronto, al estar tan pegada a Adaman, pudo notar con su pierna la erección tan grande que tenía este, por lo que pronto se arrepintió de lo que estaba haciendo y quiso detenerlo por completo.
—Ah... M-mírate... la persona que más odias te ha puesto duro cual diamante...—Le decía, poniendo una mueca de disgusto, aunque en el fondo le agradaba haber provocado eso en él, sin embargo le daba miedo seguir, pues sabía cómo podían acabar los dos.—E-eres un pervertido... A saber qué pretendes hacerme...
—P-pero... ¿Qué dices...?—Preguntó perplejo y muy ruborizado el muchacho, mirándola con incredulidad y apartándose de ella.—¡Has empezado tú a besarme de la nada!
—¿S-sabes qué...? ¡No debí haber hecho eso...! Será mejor que me vaya...
Ella con su mano apartó de su camino al perplejo Adaman y empezó a colocarse la ropa un poco, se sentía muy húmeda por la entrepierna y había empezado a tener bastante calor, su cara reflejaba lo nerviosa que se había puesto, por supuesto pensó que se había vuelto loca.
—¿En serio vas a hacer como si no hubiese ocurrido nada? ¡Irida!—Preguntaba Adaman siguiendo a la rubia intentando hablarlo con ella más seriamente, pero esta antes de salir por la puerta se giró abruptamente para amenazarle, echándole una mirada asesina.
—¡Sí! ¡Y tú también por la cuenta que te trae! No vayas a decir nada o te mato, ¿entendido?
—Tsk... Eres lo peor... maldita tsundere... Pensé que...
—¡No quiero oír una palabra más!—La líder del clan Perla volvió a dar la espalda al otro jerarca y se alejó para marcharse.
Obviamente él se había quedado bastante confuso y frustrado ante esa reacción tan rara, ya pensaba de antes que ellos dos no se odiaban y solo tenían una tensión sexual no resuelta, y podía ser eso, o simplemente que Irida estuviera loca de verdad o no supiera cómo proceder y todo el tema de los clanes la haya alterado demasiado, pero quizá esa reacción fue demasiado disparatada, definitivamente quería volver a intentar hablar de lo sucedido con ella, no era normal que de la nada hubiera querido besarle y hacer aquello con él, y luego hacer como si no hubiera sucedido.
Los dos acabaron saliendo de la sala de reuniones del equipo Galaxia bastante incómodos. El chico salió de la sede y trató de ocultar mejor su erección para que nadie la viera y se pensara cosas raras, y la jerarca del clan Perla simplemente fue a un ''lavabo'' para asearse, cosa que simplemente era una letrina arcaica con unas hojas de papel para secarse. Tras acabar, alcanzó a Adaman en la puerta del edificio del equipo Galaxia y fueron hasta el puesto de fumiñuelos para comer donde estaban los demás.
No se habían dicho ni una sola palabra desde que salieron, Irida se encontraba demasiado acelerada y se repetía mentalmente por qué hizo semejante cosa con alguien a quien consideraba insoportable, sin embargo, muy en el fondo aquello no le terminó de desagradar.
Una vez en el local de Beni, los líderes de ambos clanes se sentaron junto a sus compañeros, y estos les miraron esperando alguna noticia nueva, pero Irida solo estaba en silencio y Adaman fue a servirse unos fumiñuelos con sus palillos en un cuenco porque tenía bastante hambre.
—¿Qué ha pasado? ¿Habéis estado peleando?—Preguntó Palina a su amiga, preocupada, viendo que los dos evitaban mirar a nadie y se encontraban bastante serios y algo agitados.—¿Os habéis golpeado...?
—¿Qué? Claro que no... Adaman no me pegaría, solo nos hemos empujado por los desacuerdos.—Se excusaba la rubia, ocultando lo que realmente pasó.
—Sí, no hemos llegado a nada todavía,—Respondió visiblemente molesto el joven de cabello azul.—esperaba que por fin llegáramos a un acuerdo, pero parece que Irida prefiere ir por su cuenta.
—¿De qué hablasteis?—Cuestionaba Iscan también intranquilo.
—Sobre quién sería el jerarca y qué haríamos con los clanes.
—No es algo tan sencillo, ya te lo he dicho.—Se quejó nuevamente la de ojos azules, realmente no quería complicar las cosas, pero cada vez le quedaban menos alternativas.—No podemos ser jerarcas los dos, va a ser un problema... O escogemos a otra persona o tendremos que competir por el puesto...
—Sigo proponiendo ser yo el jerarca del nuevo clan Diamante Aperlado.—Hablaba como si nada Melli, qué seguía empeñado en sus tonterías.
—Ese nombre es horrible.—Protestó Ingo, negando, y volviendo a centrarse en comer sus fumiñuelos, en el fondo le encantaba hacer de rabiar al otro hombre de cabello largo y malva.
—Y ninguno de los guardianes deberíamos distraernos de nuestras obligaciones.—Añadió Calaba, quien ya había terminado de comer y estaba tomando un té.—Además, nadie te votaría a ti, Melli, eres muy pesado.
El nombrado iba a contestar a la anciana enfadado, pero Adaman le interrumpió, agotado mentalmente.
—Será mejor hablar de esto cuando terminemos el descanso o en la siguiente reunión, se supone que deberíamos comer con tranquilidad y dejarnos de tonterías.—Dijo este suspirando, empezando a acercarse uno de aquellos buñuelos a la boca, aunque luego miró hacia Irida y sonrió cínico.—Pero si quieres competir... no tendré problemas en ponerte en tu sitio.
Tras eso él empezó a comer, ella solo gruñó sin contestarle y también cogió uno para comérselo, aunque no tuviera mucha hambre. Los demás no supieron si reír o agobiarse por el futuro de sus clanes, o simplemente ignorar sus niñatadas hasta que se les ocurriera algo, después de todo, el equipo Galaxia les iría empujando poco a poco a unirse.
La muchacha rubia no volvió a decir nada, como antes, comió muy poco, bebió algo y decidió salir antes para tomar el aire, ya que dentro del local hacía mucho calor para ella, incluso en la propia villa Jubileo, pero era mejor estar fuera igualmente, quería sentir el fresco. Y hablando de fresco: se le vino a la mente su compañera Glaceon, quien les había acompañado y se había quedado cerca del río que separaba la pequeña aldea. La jerarca quería ir a ver cómo estaba para olvidarse de lo sucedido con Adaman y tranquilizarse, aunque esta no se encontraba ni en las orillas del río ni dentro nadando, solo vio a unos bidoofs, el skuntank de Melli bebiendo, y algún que otro pokémon más de otros guardianes. Aquello le pareció muy extraño, así que fue a buscarla por toda la villa hasta que sus compañeros terminaran de comer.
Por otra parte, Adaman y algunos más también salieron del local al terminar, él comió bastante rápido para no perder el tiempo, y así como Irida, echaba en falta a su Leafeon, quien también justamente le había acompañado hasta villa Jubileo con el resto. Caminó hasta el río en su busca, pero este tampoco estaba allí, vio lo mismo que Irida, y esto le extrañó, porque ella tampoco estaba ahí, ni su Glaceon, cosa que le dejaba dos posibilidades: Que se hubieran ido antes de tiempo sin avisar, o que la chica estuviera buscando a su amiga.
—Oye, ¿habéis visto a Leafeon al salir?—Interrogó el de ojos marrones a los guardianes que estaban con él.—Lo dejé cerca del río antes de entrar a la reunión.
—No, no lo vimos desde que entramos.—Le respondió Mai, encogiéndose de hombros.
—Disculpa, creo haber visto antes a un leafeon y un glaceon ir paseando juntos por la villa.—Informó un miembro de la división de seguridad del equipo Galaxia que estaba por allí.—Seguro que es tu amigo y el de la señorita Irida.
—Agh... no me lo puedo creer...—Adaman se llevó la mano a la cabeza, agitado, pensando en todo lo que podía pasar.—¿Por dónde se fueron?
—Los vi ir de camino al dojo, pero no sé si estarán allí.
—Gracias... Iré a buscarlo de inmediato o habrá problemas.
—Venga Adaman, son pokémon, seguro que solo quieren pasarlo bien.—Le decía Palina, quien también había acabado y estaba fuera con Iscan, y había notado al peliazul irritarse.—No tardarán en volver.
—No es eso precisamente lo que me preocupa... De hecho, lo que más me preocupa es que son pokémon... macho y hembra.
—Oh... No creo que vayan a...—Iscan se unió a la conversación, sonrojándose bastante.—¿R-realmente crees que...?
—No seas ingenuo, Iscan, los pokémon están todo el día copulando... aunque no sean de la misma especie, y ellos son evoluciones de eevee, son compatibles.—Le comentó riendo un poco traviesa la guardiana de Arcanine, abrazándose al brazo del otro guardián de Basculegion, luego mirando al jerarca del clan contrario al suyo.—Igualmente, ¿por qué te afecta tanto lo que vayan a hacer? Está en su naturaleza.
—Si fuera con otro pokémon no me importaría, pero es la Glaceon de Irida... Si ya tenemos rencillas personales imagínate si ve a mi leafeon haciéndole cosas a su amiga.
—Supongo que sabrá diferenciar vuestra relación de la de vuestros pokémon.—Irrumpió Mai, poniéndole la mano en el hombro a Adaman.—Irida no es ninguna niña pequeña tampoco... o al menos espero que no le moleste de verdad... a veces es algo impredecible.
—Con ella nunca se sabe, será mejor que me ponga a buscar antes de que sea ella la que se encuentre con alguna sorpresa.—Adaman rápidamente se alejó de los guardianes y empezó a caminar en dirección al dojo con prisa.
Entre tanto, Irida se encontraba cerca del redil de pokémon, pero allí no vio nada, había muchos pokémon, pero ninguno era el suyo, sí que había Glaceons, aunque su amiga no estaba entre ellos, sabía reconocerla. Se fue del redil tras inspeccionarlo, y luego llegó al huerto, sin embargo su suerte fue la misma: allí no encontró a su amiga, había pokémon de tipo tierra y agua ayudando con los cultivos, y no había rastro de Glaceon.
El jerarca del clan Diamante llegó al dojo en un abrir y cerrar de ojos, y desde allí pudo ver el huerto, en el que se encontraba Irida preguntando a los agricultores si vio pasar a sus amigos, y el muchacho, para adelantarse preguntó también a Zisu, la capitana de la división de seguridad, si había visto a sus pequeños compañeros cuadrúpedos.
—Hm... Un leafeon y una glaceon...—Contestaba pensativa la pelirroja.—¡Sí! Estuvieron aquí justamente en la pista jugando a pelearse entre sí, aunque no estuvieron mucho rato, pues había gente que quería entrenar y necesitaba la pista libre, se fueron hacia el puesto de la vendedora de talismanes.
—Gracias Zisu, si pasa por aquí Irida no le digas nada, mándala a otro sitio, por favor...—Le pidió preocupado el joven adulto de ojos castaños.
—¿Y por qué debería hacer eso, Adaman...?—Oyó la voz molesta de la rubia justo detrás de él, cosa que le dio un tremendo escalofrío por toda la espalda y se giró rápidamente, viendo a la jerarca del clan Perla muy enfadada por lo que escuchó, poniendo sus brazos sobre sus propias caderas.
—¡¿Cómo has llegado tan rápido hasta aquí?!
—Villa Jubileo no es precisamente una ciudad muy grande, te he visto y quería saber qué tramas, ¿por qué no quieres que encuentre a Glaceon?
—Porque es posible que esté con Leafeon haciendo cosas de pokémon, aunque, ¿quieres buscarlos? Adelante, vamos a buscarlos, pero yo no soy responsable de lo que veas.
Irida gruñó apretando sus puños, y Zisu simplemente veía la discusión evitando reírse, para ella era obvio que los jerarcas tenían algo entre sí, y sus pokémon también, pero no quiso decirles nada.
—Bien, pues vamos a buscarlos, me da igual lo que sugieras que estén haciendo.—Respondió la rubia de ojos azules y siguieron caminando, tras despedirse y agradecer a la capitana de seguridad.
Adaman volvió a sentirse alterado al ver a Irida y estar con ella, volvió a su mente aquel instante de pasión que compartieron, y seguía queriendo aclararlo, aunque sabía que la jerarca contraria no estaría por la labor, por lo que se mantuvo en silencio por un rato hasta llegar al puestecito de la anciana.
Le preguntaron a ella y les señaló por dónde vio a sus eevees: se habían ido tras el edificio de la sede Galaxia, que tenía un gran hueco vacío entre el monte y el muro trasero de la edificación.
Silenciosamente entraron por allí, ambos se imaginaban bastante lo que verían, aunque Irida quería negarse, mas tenía en cuenta la naturaleza de los pokémon y sabía lo que podía estar pasando.
Tras adentrarse un poco en aquel oscuro hueco, pudieron escuchar algunos sonidos familiares que suelen emitir los glaceon y los leafeon, o sea que estaban por allí escondidos. Trataron de andar sin hacer mucho ruido, y tras un saliente del muro del edificio pudieron observar cómo sus compañeros estaban juntos, lamiéndose entre sí y acariciándose con sus hocicos. Adaman e Irida se quedaron escondidos tras la pared para ver qué hacían, pero la joven adulta estaba mosqueada con la situación.
—Agh, de todos los pokémon que hay, ¿por qué se ha ido con el tuyo?—Preguntaba ella en voz baja, susurrándole al otro.
—¿Y qué problema hay?—Cuestionó de vuelta el de cabello multicolor, en el mismo tono, y con molestia.
—Pues…—La rubia se quedó en blanco, la verdad es que no sabía qué responder, simplemente no quería tener nada que ver con Adaman y era muy orgullosa, tampoco quería decir que no quería que su Glaceon quedara embarazada de Leafeon, pero no sabía explicar por qué.—Tal vez me molesta no haber visto antes a Glaceon así, era muy tierna y cariñosa, no sabía que tenía estas... necesidades...
Mientras Irida se quejaba, los eevees seguían acicalándose entre sí, hasta que, en determinado momento, Glaceon hizo un sonido y le dio la espalda a Leafeon, luego agachó la parte delantera de su cuerpo y dejó su trasero expuesto, apartando a un lado su cola. Seguido de esto, el de pelaje verde y amarillo fue a colocarse encima de la de pelaje azul, y de pudo ver cómo dejaba salir un rosáceo miembro erecto y fino, que goteaba levemente.
—Vaya, eso no se ve todos los días…—Mencionaba Adaman todavía en bajo, sonrojándose de golpe.
—¡K-kiah!—Exclamó exageradamente Irida, y se tapó los ojos, también poniéndose roja.
Los eevees escucharon eso, pero el jerarca del clan Diamante le tapó la boca a la del Perla y la puso contra una pared para esconderse mejor.
—Cálmate.—Le dijo manteniendo el tono bajo para no ser escuchados, entonces la soltó.—No quiero que se estresen, si no tienes motivos para molestarlos cállate, creo que necesitan esto.
—Imbécil…—Volvió a quejarse ella susurrando, con las mejillas rojas de la vergüenza.—M-me callaré, pero aléjate de mi...
Él se apartó de la rubia y suspiró. Se quedaron unos segundos escondidos allí, hasta que empezaron a escuchar unos quejidos sospechosos de sus pokémon, entonces volvieron a asomarse lentamente por el muro saliente, y pudieron ver a sus dos compañeros en pleno acto: Leafeon se había aferrado con sus patas delanteras al cuerpo de Glaceon y la estaba penetrando, dando golpecitos contra su cadera.
Ambos jóvenes se quedaron mirando sorprendidos, sintiendo entre asco y morbo, ya que se trataba de pokémon, pero a la vez querían saber cómo lo hacían, pues nunca antes habían visto este acto tan de cerca.
A Adaman se le venía a la cabeza lo ocurrido anteriormente con Irida, y se imaginó acabando así con ella: haciendo lo mismo que sus eevees, aunque evidentemente no dijo nada. Irida quiso dejar de mirar y volvió a ocultarse tras el muro, apoyándose sobre la pared y cruzándose de brazos. En el fondo ella tampoco podía parar de pensar en que si hubiera seguido en esa sala con Adaman, podía haber acabado haciendo algo subido de tono con él, y eso le hacía sentir muy acelerada y extraña, no sabía si realmente lo deseaba o no.
El jerarca del clan Diamante también dejó de mirar a sus pokémon y se colocó junto a la otra jerarca rubia.
—De verdad, Irida, no te preocupes, no creo que les pase nada, solo se están divirtiendo un rato.—Trataba de tranquilizarla él, poniendo una mano sobre el hombro de Irida.
—Está bien...—Ella no pudo evitar sonrojarse ante el contacto del chico, recordando una vez más lo sucedido en la sala de reuniones, pero aún así no quería hablar de ello con él.
—Sabes, creo que deberíamos hablar de lo de antes.—Siguió hablándole Adaman, para intentar llegar a algo con ella, como si le hubiera podido leer la mente.
—N-no creo que sea buen momento...—Ella apartó la vista de él, para no mirarle, ya que sentía demasiada vergüenza.—Ya te dije que estaba muy estresada y por eso hice lo que hice, no pensé...
—Pero Irida... estoy seguro de que...
Adaman se calló de repente porque empezó a escuchar a los eevees hacer más sonidos, de modo que los dos líderes se volvieron a asomar por el muro, observando cómo el Leafeon estaba empujando muy fuerte contra su compañera Glaceon, quien aullaba en extraños sonidos propios de su especie, que se intuía que se traducían en gemidos de placer, y tras unas cuantas embestidas del macho sobre la hembra, este empezó a temblar, también gruñendo, mientras, de la unión de ambos empezaba a brotar un espeso líquido blanquecino, que todos ya sabían lo que era.
—Ugh... eso es asqueroso...—Protestó la rubia, haciendo una mueca de asco al presenciar el orgasmo de los pokémon.
Por otro lado, Adaman se imaginó a sí mismo haciéndole eso a Irida, e inmediatamente se sintió culpable por sus deseos indebidos, pero estaba muy confuso en cuanto a lo que ella realmente deseaba y no quería dar ningún paso en falso.
—Bueno... es algo natural y en cierto modo bonito... y al menos ellos no tienen en cuenta sus diferencias, deberíamos tomar ejemplo de ellos.—Comentó el joven de cabello azul, cruzándose de brazos sin mirarla, aunque no se dio cuenta de que aquello se podía malinterpretar, y la rubia rápidamente lo hizo, mirándole muy mal.
—¡Si con eso quieres decir que deberíamos fornicar para llevarnos bien estás muy equivocado!—Le chilló, alborotada, dándole un manotazo en el pecho.—¡Sé que deseas con toda tu alma acostarte conmigo, pero no lo vas a hacer, Adaman!
—¡Eh, cálmate, desquiciada!—Dijo este, agarrándole la muñeca de la mano con la que ella le golpeó.—¡No he querido decir eso ni mucho menos! Quería decir que al menos ellos no discuten y pueden estar juntos en el mismo sitio sin pelear. Ojalá pudiéramos llevarnos mejor y que no seas tan agresiva conmigo, no entiendo por qué eres así ahora si cuando ayudamos a Rei estabas mucho más calmada conmigo e incluso eras muy amistosa.
Ella se quedó en silencio, algo avergonzada por la situación, él tenía razón, realmente no podía entender sus propios sentimientos y eso estaba haciendo que estuviera algo errática, no sabía cómo explicarle a Adaman lo que sentía, y le daba miedo que él le gustase. Le miraba fijamente mientras era agarrada aún, aunque al final, ella dio un tirón para que él soltara su mano y se alejó.
—No me vuelvas a tocar, Adaman...—Le advirtió la jerarca Perla sin querer decirle nada más al respecto, mirando molesta pero culpable hacia otro lado. El joven adulto solo suspiró y se llevó una mano a la frente.
—Has sido tú la que me ha golpeado primero... No sé qué te ocurre, estás muy rara, pero tranquila, que no te voy a tocar más, y no vuelvas a ir a besarme y toquetearme entonces, porque me confundes...
Irida se cruzó de brazos, muy sonrojada sin saber qué responder, quería pedirle perdón, sin embargo era muy orgullosa para ello y no fue capaz de responderle.
De pronto escucharon unos pasos acercarse a ellos: Glaceon y Leafeon se aproximaban a sus humanos algo preocupados, ya que les habían estado escuchando todo el rato discutir, y ahora que acabaron del todo, ya podían volver con ellos y saber qué ocurría. Para gran desagrado de Irida, Glaceon tenía el pelaje muy mojado por su entrepierna, el esperma del Leafeon goteaba al brotar de su interior tras la cópula, y este a su vez también tenía el pelaje húmedo por sus patas traseras, cosa que hizo que la rubia fuera corriendo a tomar en brazos a su compañera de pelaje azul, intentando no mancharse a sí misma.
—Maldita sea, Glaceon... Voy a tener que ir a darte un baño...—Masculló la de ojos azules, mientras sostenía enfrente suya a su amiga pokémon, que le dio un lametón en la mejilla para que no se sintiera mal.
Adaman no dijo nada, aunque se sentía algo mal por todo esto, solo quería volver a su campamento y descansar la mente de aquel día tan irritante y raro. Así que hizo un gesto a su amigo verde y amarillo, y este, con rostro afligido por tener que separarse de su nueva amante, caminó con las orejas y la cola agachadas hacia donde estaba el jerarca Diamante.
Incómoda, Irida salió a prisa de detrás del edificio del equipo Galaxia, y esperando un poco, Adaman la siguió, también sintiendo incomodidad, pero no volviendo a hablarle, es más, dejó que ella fuera unos metros por delante para que no se cruzaran.
Aún quedaba mucho para que ambos se reconciliaran y se llevaran mejor, pero no sabían cómo hacerlo, todo les causaba una gran confusión y no entendían los sentimientos del otro ni los suyos propios...
Continuará.
(¡Hola! Si has llegado hasta aquí quería agradecerte por leer mi fanfic, tardo un poco en actualizar, pero espero que seas paciente y me escribas alguna review si te gusta cómo va o tienes alguna sugerencia, se agradece muchísimo y me hace querer seguir, ¡gracias!)
