2.- MI PRIMER RECUERDO
Cuando regrese de la consulta, no sabía muy bien que pensar, la tarea que me había dejado me estaba sacando de mis casillas. Al entrar al dojo, anuncio como siempre que he llegado, subo a mi habitación mientras camino de un lado a otro, tomo una libreta que tengo guardada en uno de los cajones del escritorio, busco un bolígrafo y me dispongo a comenzar a escribir... ¿Pero que escribiría? Se que tengo muy fresco el recuerdo que pude ver mientras estaba bajo el hechizo del insomnio, pero no sé si recordaré algo más que eso, sacudo con frustración mi flequillo y sin pensarlo más comienzo a escribir.
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Ranma Saotome es un chico que nació el 5 de mayo de 19...,-De inmediato borro esa primer frase, no se oye muy convincente.
Ranma nació un 5 de mayo de 19..., en, ni siquiera recordaba donde había nacido, aunque creía que era en un lugar cercano a Kyoto. Él no sabía que su nacimiento había sido una gran bendición para Genma, ya que desde hacía varios años había comprometido a su heredero en matrimonio con una de las hijas de su mejor amigo, Soun Tendo. Sabía que justo en este momento su esposa Naoko estaba embarazada, sabía que ya tenía dos hijas, lo único que su padre esperaba es que no fuera a nacer el tan ansiado varón, ya que eso impediría que su hijo pudiera heredar el dojo en un futuro.
Su padre era Genma Saotome, un artista marcial que no contaba con muchos recursos económicos, que había pasado parte de su entrenamiento viajando por todo Japón con un compañero del que solía hablar cada noche al calor de las copas de sake, era un tanto tramposo, siempre quería sacar provecho de todo y de todos... eso al parecer era una enseñanza de su maestro, del cuál nunca había escuchado su nombre, aunque si había notado que el nombre de esa persona hacía que su padre temblara de miedo solo con mencionarlo, era por eso que nunca había escuchado su nombre, estaba prohibido.
Su madre Nodoka, era hija de una importante familia, con mas recursos económicos que su esposo. Se decía que su familia tenía una gran herencia que provenía de la época del Shogunato. Ella era el ama de casa tradicional y perfecta, siempre portaba un elegante kimono y una katana atada a su cintura que había pasado de generación en generación a las mujeres de su familia, ella esperaba algún día poder tener una hija para poder legarle no solo esa espada, sino también su conocimiento en las artes marciales. Cabe decir que ella era experta en el uso de la katana y la manejaba con gran pericia como si fuera una extensión de cuerpo, nadie que la viera podría siquiera adivinar que la grácil mujer podía ser sumamente peligrosa. Claro todo esto era lo que le había contado su madre una vez que se reunieron muchos años después.
Aunque su forma de vida no reflejaba esa grandeza que contaba la gente, vivían en una casa tradicional pequeña, tenían suficiente dinero como para llevar una vida holgada, aunque con el pasar de los años la familia de Nodoka había ido recortando la ayuda económica para obligar al holgazán de su esposo conseguir un trabajo para que pudiera mantenerlos, recordaba que tenían un pequeño jardín trasero donde veía a su padre practicar las artes marciales, mientras su madre se encontraba en la cocina preparando la comida más deliciosa que jamas habría probado.
Una de las pocas cosas que recordaba sobre ese primer año de vida, era que su madre lo levantaba en brazo y le cantaba una canción de cuna mientras recorrían toda la casa hasta llegar al jardín, también recordaba como su padre comenzaba a enseñarle algunas katas muy básicas que un pequeño niño podía realizar o le enseñaba como ejercitarse, algunas veces dejaba que se colgará de su brazo como si fuera una barra y pudiera hacer abdominales. También fue en esa época en la que el pequeño ya contaba con una pequeña coleta de color azabache atada a su nuca.
Pronto llegó el día de su cumpleaños, recordaba muy poco de ese día, pero estaba casi seguro de que su madre ese día le había horneado una tarta de vainilla con frutos rojos, decorada con glaseado de color azul, tenia una pequeña decoración de un pequeño caballo con las patas delanteras alzadas, curioso señalo ese pequeño elemento en su pastel, esperando que su madre le diera una respuesta a su pregunta silenciosa.
-Es un caballo salvaje, así como tú... eso quiere decir tú nombre- de dijo con mucho amor.
Lo peor en su corta vida llego una semana después de que cumplió un año de edad, de la noche a la mañana vio que su padre comenzaba a guardar varias de sus pertenencias en una enorme mochila de viaje, no le dio mucha importancia porque al final de cuentas no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, así que salio corriendo de ahí, tan rápido como sus cortas piernas le permitían, estaba buscando a su mamá y estaba más que seguro de que la encontraría en la cocina preparando el almuerzo. Y justo como lo pensó ahí se encontraba ella, la veía ir de un lado a otro de la pequeña cocina, mezclando ingredientes, poniendo algunas ollas y sartenes sobre la estufa, picaba y encurtía algunas verduras mientras vigilaba la arrocera.
A los pocos minutos su padre estaba parada justo en la puerta de la cocina, se veía completamente serio.
-Querida, tengo que decirte algo- dijo con voz calma-
-¿Qué sucede?- contesto sin perder de vista sus actividades dentro de la cocina.
-Ranma y yo nos iremos, comenzaremos con su viaje de entrenamiento.
-¿Cómo dices? ¿Cómo que llevártelo?- pregunto asustada por primera vez.
-Lo que oyes, Ranma esta destinado a ser el mejor artista marcial del mundo y para eso necesita comenzar con su entrenamiento.
-¡Pero solo es un niño! ¡No lo puedes apartar de mi!
-Tengo que hacerlo, si no nunca va a ser el mejor- dijo firmemente mientras tomaba a su hijo en brazos parea salir de la casa- Es hora de que nos vayamos.
El pequeño niño no entendía que es lo que pasaba, solo sabía que de un momento a otro su padre lo tenía en brazos mientras su madre lo golpeaba con cualquier objeto que tuviera a la mano para impedir que lo apartara de su lado. Después de un par de minutos u horas, Genma logró convencer a Nodoka para llevarse a su hijo, se comprometió a firmar un acuerdo en donde él se comprometía en "volver a Ranma en el mejor artista marcial de todo, un hombre entre hombre", esa simple frase logró convencer a su madre, después de todo por sus venas corría la sangre de los antiguos Samurais y para ellos el honor era lo principal. Genma corrió por un pergamino y ahí escribió su promesa incluso puso que si no lograba cumplir con su promesa, le pedía a Nodoka que los ayudara a cometer seppuku, el firmo con esa mala caligrafía que tenía y para darle mayor solemnidad al acto, le acerco ese papel a su hijo junto al tintero, el niño no sabía de que trataba todo eso, por lo que al final puso sus manos sobre la tinta y como si fuera un juego estampo varias veces sus manos en esa promesa.
Al final ella logró convencer a su esposo para que pospusiera el viaje, al menos hasta el día siguiente. Por la mañana, antes de que amaneciera Genma ya se encontraba preparado para salir, mamá me tiene en brazo, la veo llorar y antes de que me ponga en los brazos de mi padre la escucho decir:
-Ranma, tengo que dejarte ir, pero se que cuando nos encontremos de nuevo, serás el hombre que tú padre prometió. Cuando eso suceda no volveremos a estar separados. Recuerda que te amo, no importa lo que pase, siempre estaré ahí para ti.
No sabe que le da un último beso, lo entrega a su padre y los dos dejan la casa en la que vivió por tan poco tiempo, no entendía que es lo que pasaba y no sabía que esa sería la última vez que vería a su madre en 15 años.
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-¿Realmente recuerdas todo eso?- me pregunta la psicóloga.
-No todo, debo de admitir que tuve que preguntarles a mis padres sobre ese año... había cierta cosas que no recordaba- digo un poco avergonzado.
-Ya veo... ¿Qué es lo que sentiste con todo esto?
-No lo sé, hay mucho que no quería recordar, creo que lo peor fue enterarme de esa estúpida promesa- digo en voz baja- Digo, durante muchos años siempre creí que solo eramos el viejo y yo, odie por mucho tiempo el no tener una infancia normal, no saber si tenía una mamá, creo que incluso extrañe ir a la escuela como cualquier niño...
-¿Nunca fuiste a la escuela?
-No, mi padre se encargo de enseñarme lo básico y solo cuando tuve 14 o 15 años estuve en la escuela... eso fue antes del viaje a China- explico con simpleza- luego cuando llegamos aquí, el viejo decidió que tenia que regresar a estudiar.
-¿Te gusta la escuela?
-Para nada, se me hace demasiado aburrida... podría ocupar ese tiempo en entrenar pero...
-Eso es entendible, no estuviste demasiado tiempo en un colegio- dice mientras sigue anotando en su libreta- Se puede decir que perdiste la oportunidad de socializar como cualquier niño.
-¿Nunca pensaste en tu madre?
-Lo hice una vez, cuando tenía 6, ahí me dijeron que si tenia mamá y...- intento aclarar la garganta por el nudo que se me esta formando- Fue cuando venimos a conocer a los Tendo para formalizar el compromiso, la mamá de Kane me dio una foto de ella para que no la olvidara y prometió que le escribiría para decirle que estaba bien.
-¿Que paso con esa foto?
-El viejo la encontró unas semanas después y la quemo- digo molesto mientras aprieto las manos en puños- me quito la única imagen de mamá.
-¿Y cuándo apareció tu madre de nuevo?
-Eso... fue complicado- digo llevando una de mis manos a la nuca- yo ya no la recordaba, por eso no la reconocí cuando la vi en la calle, ademas de que yo no sabía nada de la estúpida promesa de mi padre.
-¿Por que?- insistió.
-Pues... en parte tiene que ver con mi antigua maldición... sabe, en ese momento mi mamá no sabía que me convertía en mujer cuando me caía agua fría, el viejo creía que si mamá se enteraba de eso nos hubiera hecho cometer seppuku.
-¿Cómo es que te convertías en mujer?- pregunto con interés.
-Otra de las grandiosas ideas del viejo- digo con un bufido- se le ocurrió ir a China a un lugar llamado Jusenkyo, según decía en ese lugar entrenaban todos los grandes artistas marciales, lo que no sabía es que las pozas de ese lugar estaban encantadas... en pocas palabras caí en una donde según el guía nos había dicho se había ahogado una joven.
-Suena como un lugar sumamente peligroso. ¿Y cómo lo tomo tu madre cuándo se entero?
-Se sorprendió, pero también entendió que no había sido culpa mía lo que pasaba. Creo que por un tiempo se acostumbro a esos cambios y era como si su sueño de tener una hija se hubiera realizado... al menos por un tiempo.
-Lo tomo de buena manera- dijo apuntando el hecho.
-Si, la verdad es que mucho de lo que ha pasado con mamá se lo debo a Kane.
-¿Porque a ella?
-Porque la primera vez que la conocimos, mamá intento averiguar más sobre mi preguntándole a ella, sabía que estábamos comprometidos y tenía la loca idea de que eramos una pareja normal.
-¿Y no son una pareja normal?
-Ahora si, antes solo nos la pasábamos discutiendo.
-Bueno, eso es entendible, dos niños que no se conocen de nada se enteran que están comprometidos por una promesa de sus padres- dice con empatía- eso sin contar la promesa que te obligaron a firmar cuando aún eras un bebé. Tus padres tendrían que haberse detenido un momento y darse cuenta de que estaban poniendo sobre tu espalda una responsabilidad muy grande.
-Eso sería genial, pero el viejo jamás admitiría que se equivoco- contesto con cierta molestia- incluso ahora que las cosas con Kane están mejor, se jacta de decir que todo se lo debo.
-¿Y tú madre que opina sobre el compromiso?
-Ella es la más feliz, adora a Kane, la quiere como si fuera su hija- contesto con una sonrisa- Pero no crea que todo queda ahí, es tan vergonzoso todo lo que dice.
-¿Que podría decir que te avergüenza tanto?
-Siempre nos esta incitando a... a... ya sabe- digo muy nervioso mientras juego con los dedos- siempre esta diciendo que espera convertirse en abuela a la brevedad y... que deberíamos evitar cuidarnos cuando... ¡Nunca hemos llegado tan lejos!- siento como mi cara se pone completamente roja.
-Entiendo- dice la psicóloga con los ojos desorbitados ante lo que le dije- Insisto, es una gran responsabilidad para dos niños como ustedes, digo, solo tienen 17 años.
-¡Lo sé! Es tan frustrante, por que nos la vivimos presionados, no solo por mis padres, también el tío Soun.
-¿Alguna vez les han dicho como se les ocurrió todo lo del compromiso?
-Claro- digo fastidiado- fue durante una borrachera en el bosque. Estaban de entrenamiento y les pareció graciosa la idea de comprometer a sus hijos "para unir a ambas escuelas de estilo libre".
-Veo que en tu familia se toman demasiadas libertades sobre tu vida y la de tú novia ¿Alguna vez has pensado en decirles que dejen de meterse?
-Todo el tiempo- digo cansado mientras cubro mi cara con las manos- pero no escuchan.
-Muy bien, tendremos que para por el día de hoy- dijo mientras veía su reloj de mano- para la siguiente sesión quiero que me escribas como fue conocer a tú novia... las dos veces. Además de que me digas si has pensado en que otra cosa te hubiera gustado aprender que no fueran las artes marciales, eso quiere decir que me digas ¿Si tuvieras oportunidad de ir a la universidad que te gustaría estudiar? ¿De acuerdo?
-Esta bien.
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N/A:
Disculpen la tardanza con la actualización, sufrí de un pequeño bloqueo de escritor y no sabia como continuar con los pocos recuerdos de un bebé Ranma. Pero espero que les haya gustado.
La parte de la terapia, estoy basándome un poco en hechos reales, de cuando tome este tipo de ayuda hace años, recuerdo bien que la terapeuta me dejaba hablar y luego simplemente me hacia preguntas para que yo misma viera lo que me molestaba y pudiera de alguna manera dar con una respuesta a lo que le contaba.
Y si y se, que de nuevo les quite la idea de que estos dos hayan hecho algo más en la playa, pero la verdad es que no, eso posiblemente suceda más adelante.
Aún no decido si voy a meter a más personajes o todo lo vamos a dejar entre Ranma y su psicóloga, eso lo decidiré conforme vaya avanzando la historia.
No se olviden de sus comentarios, likes y favs.
La Condesa Crawley XOXO
