El hijo de un hijo

Día de descanso o más bien semana de descanso, una reciente regla que fue impuesta por el señor Ainz para todos los NPC, consistía en tomar un descanso por el duro trabajo que hacían durante una semana, está implementación comenzó con las sirvientas regulares, dónde tras mucho insistir pasó a los demás NPC, aunque esto no le agrada a nadie, puesto significaba que estaban desperdiciando tiempo que podrían aprovechar para servir a su amo Ainz.

Esto era para todos los NPC, incluso los guardianes de piso, tomándose turnos para que no perjudique su desempeño, está semana le tocaba a Albedo.

La supervisora de los guardianes, quien se encargaba de dirigir a Nazarick y al reino también descansaba o lo intentaba.

Cómo a cualquier otro guardian no le gustaba estar tanto tiempo fuera de sus deberes, aunque había algo positivo para ella, puesto que también no podía participar en el proyecto Bicornio durante toda la semana. Tras la primera vez, Albedo dió a luz a docenas de potros, pues ya habían pasado dos años y medio desde entonces, aunque ya se había acostumbrado al proceso no podía pensar que era denigrante la posición que se encontraba, ella la supervisora de los guardianes rebajada a ser un criadero como una yegua, aunque ya que lo hacía por su amado Ainz todo valía la pena.

En este momento Albedo se encontraba dentro su cuarto en el noveno piso, aunque no estaba sola, acompañado por su hijo, el primero de todos, el pequeño potro ya había crecido aunque no completamente ya que su ADN de demonio retrasaba su crecimiento, estaba a la mitad de su juventud, por lo menos le faltaba un año para entrar a la adultez.

Se encontraba junto a su madre en un momento madre e hijo, mientras ella bordaba una nueva almohada de Ainz el bicornio se encontraba observando a su madre trabajar.

Así siguieron durante un rato hasta que el bicornio comenzó a relinchar, se puso inquieto y dando saltos por toda la habitación, cuando lo vio actuar así dejo el bordado que estaba haciendo y se acercó a su hijo, tranquilizandolo, después de unas palabras cariñosas, el caballo se tranquilizó, el Bicornio estaba aburrido y quería hacer otra cosa junto a su madre

Albedo lo consideró por instantes, quería terminar la nueva almohada, pero también sentía pena por su hijo, aceptó hacer algo más con su hijo, al final tendría tiempo para terminar la almohada en otro momento.

Decidieron ir al sexto piso donde estaba un gran bosque donde podría estar junto al potro y tal vez jugar, con ayuda de Aureole Omega llegó en un instante acompañada del caballo.

Llegando a una gran pradera, su hijo se puso a correr en el campo abierto y también intentó volar, aunque aún no lo lograba, dónde apenas podía despegarse del suelo, Albedo lo animaba a que lo siga intentando, tratando de volar junto a él, trataba de enseñarlo lentamente, es de una madre prepararlo para la vida después de todo.

Intento tras intento, no parecía que lo lograría hoy tampoco, aunque no importaba, estaba aún en crecimiento y aún le faltaba para lograrlo, era su hijo, estaba segura que lo lograría algún día.

Después de un rato el bicornio se cansó y se recostó en el suelo, Albedo decidió acompañarlo y se sentó a su lado, contemplaron el cielo falso y azul, creado por uno de los seres supremos, una gran maravilla de otra creación de ellos, unos traidores, abandonaron a Nazarick y a todos, solo su amado Lord Ainz, no, Momonga, era digno de ser el único que los guiará, es por eso que sus órdenes eran absolutas, su amado... Su...

Albedo comenzó a calentarse al pensar en su Lord Ainz, su vagina comenzó a soltar jugos y el aire cerca de ella empezaba a ponerse denso por el olor a la exitación, sabía que no era momento pero no podía evitarlo.

Fue cuando el bicornio comenzó a inquietarse otra vez, se levantó y solo golpeaba el suelo con sus pezuñas, mientras relinchaba y bufaba, Albedo no le comprendió que le pasaba está vez, ¿que quería?

Albedo estaba confundida hasta que vio por debajo del Bicornio, su miembro viril estaba exitado, de un rojo intenso comenzaba a salir un poco, un largo trozo de carne. Albedo lo comprendió su bebé había crecido, reaccionó a su olor de Albedo y el pobre potro se exito con ella.

Albedo se llevó su mano a la boca de manera sorprendente, tenía sentimientos encontrados, por un lado feliz, su hijo estaba creciendo y por otro consternada, no estaba bien que un hijo tenga esos sentimientos por su madre.

Pero también tenía un lado que se sentía intrigada y exitada, si está semana no fuera su semana de descanso ahora mismo estaría apareándose con su bicornio de guerra, está semana era su semana de fertilidad y su útero exigia semen, su cuerpo se había acostumbrado tanto que le entró una necesidad de apareamiento.

Albedo, aún recostada en el suelo, empezó a gatear dirigiéndose a su hijo que de pronto se detuvo de cualquier movimiento, Albedo acercó su cara al miembro de su hijo y lo olió, el almizcle era fuerte y sentía el semen que se producía en sus bolas. Aunque este semen lo sintió de diferente forma, lo sentía fresco y recién creado, su hijo estaba produciendo semen por primera vez, no sabía cómo sabía eso, pero solo lo sabía, tal vez alguna parte de sucubo de ella.

No pudo evitar exitarse aún más, su hijo estaba produciendo semen por ella, para aparearse con ella, como su madre se sentía halagada, extendió una mano y comenzó a tocar su pene delicadamente, aunque lo hizo de la forma más gentil comenzó de inmediato a salir pequeñas cantidades de jugo preseminal, sentía como si le daba un toque más fuerte el se correría de inmediato. No podía permitir que su primera carga fuera usada así.

Albedo era su madre, lo había criado desde que nació y como su madre era su deber enseñarle sobre la vida, sea algo como volar o en su primera experiencia sexual, como su madre debería guiarlo por el buen camino. Albedo rápidamente quitó su mano de su pene y se levantó. El bicornio soltó un bufido de frustración, vio como Albedo se ponía de pie, pensaba que todo había acabado y solo sintió vergüenza.

Pero Albedo empezó a quitarse el vestido, de una forma delicada de manera ceremonial como se esperaría de una mujer como ella, comenzando con ese vestido blanco, los guantes, los zapatos, hasta quedar en ropa interior, mostró su hermoso cuerpo a su hijo, tenía aún una ropa interior de color blanco, que resaltaba sus curvas, un cuerpo perfecto creado por los seres supremos, una belleza mundial, después se empezó a quitar el brasier, mostrando esos enormes pechos, que le habían dado alimento tantas veces, redondos y con unas aureolas negras por tanta producción de leche, era hermoso de ver, por último, se quitó las bragas, las bajo y su hijo por primera vez vio algo nuevo de su madre, su entrepierna, su lugar sagrado, el lugar donde había venido, aunque por alguna razón tenía una gran cantidad de vello, bien espeso, completamente negro y aún así parecía un lugar de gran cuidado era como si estuviera peinado y perfecto, dónde protegía algo muy importante, su vagina, resaltando un poco entre tanto pelo, aún se notaba el bulto, en especial el clítoris sobresalía.

Su hijo se quedó pasmado ante tanta hermosura y perfección, Albedo solo mostró una sonrisa maternal, sentía algo de gracia por la reacción del bicornio, se acercó lentamente y le dió un beso en la cabeza para sacarlo del shock.

El bicornio reaccionó, y se coloco en dos patas soltando un relincho al aire, tan fuerte y lleno de euforia, se notaba su alegría, Albedo solo soltó una risita ante la actitud del bicornio.

Se alejó un poco y se puso de rodillas, poniéndose en cuatro, levantando su trasero, dejando a la vista la entrada de su vagina, ella estaba lista para educar a su hijo sobre educación sexual, era una buena madre después de todo.

El bicornio literalmente se lanzó sobre Albedo con la intención de aparearse, pero no lo colocó a la primera, Albedo lo guío con su mano a la entrada vaginal, pero el potro no aguantó más y se corrió. La estimulación fue demasiado intensa y su primera carga se soltó afuera de Albedo entrando solo un poco en su conducto vaginal.

Albedo no se disgusto por esto, después de todo, este era la primera vez de su hizo y era deber de ella de guiarlo, alejándose y poniéndose de rodillas se acomodó cerca del pene donde estaba brotando semen, Albedo consideró un desperdicio que llegué al suelo así que colocó la punta en su boca y empezó a beberlo, era espeso y de un aroma fuerte, se notaba que era la primera carga, esto continúo un par de minutos hasta que no pudo más.

De su inventario rocío una poción que había sido inventado por un humano a los servicios de Ainz sobre el bicornio y de inmediato recuperó su virilidad.

Poniéndose otra vez en la posición adecuada para el apareamiento ella esta vez guiaría al hijo, de manera lenta la colocó sobre ella aunque no era tan pesado como un adulto, empezó a posicionar su miembro en la entrada de su vagina. La introdujo lentamente, recorriendo por su paredes vaginales hasta que la punto de su glande tocó la entrada de su cuello úterino.

Sintiendo a través de sus paredes vaginales la forma del miembro de su hijo, su grosor y su textura, una vagina promedio se había desgarrado ante tal ejemplar pero ella lo había hecho tantas veces con el bicornio, había dado a luz a tantos potros que su vagina estaba más que acostumbrada y aún así seguía siendo estrecha, al ser una vagina de sucubo se acomodaba a perfecta forma del pene para que tenga el máximo placer ambos.

El cuerpo de Albedo ansiaba reproducirse y con cada empuje aumentaba ese deseo, mientras ella movía sus caderas para aumentar el placer, cada empuje se realizaba con gran rapidez y fuerza, de manera desesperada su hijo lo hacía con toda violencia sin considerar a su madre, se había olvidado que era su madre y solo disfrutaba de una hembra que buscaba igual reproducirse.

Su cuello úterino empezaba abrirse, permitiendo la entrada al útero, su incubadora personal de potros, el lugar donde su hijo se formó, al sentirlo adentro Albedo empezó a gemir, con pesadez apenas respiraba, jadeo tras jadeo le estaba exitando esa acción, dónde solo se vino recuerdos cuando su bicornio entraba y solo al pensar que su hijo estaba de vuelta en el lugar donde se formó pero está vez disparando su esperma viril adentro en lo más profundo, la exitaba aún más.

Entonces lo sintió, el bicornio gruño y pedaleo su pata trasera, la palpitante polla estaba por soltar el nectar de la vida y en una última embestida final sintió como una cálida sensación en su vientre llegando hasta sus trompas de falopio, Albedo solo soltó un gruñido con fuerza, sus alas se batieron, y las del bicornio igual, su útero apretaba con fuerza su pene, su cuerpo no quería soltarlo, pues deseaba esto.

Estuvieron paralizados en la misma posición durante unos 10 minutos, su vientre creció por el semen en su interior aunque estaba acostumbrada a esta sensación de hinchazón y por lo general le disgustaba ahora que era su hijo quien le hacía eso, le gustaba la sensación, pero de pronto su hijo empezó a moverse otra vez. Albedo se sorprendió por lo general después de correrse el bicornio debería quitar su miembro y debería chorrear el exceso de semen, pero está vez Albedo le había dado una poción a su hijo y su virilidad no iba a calmarse tan fácilmente.

Albedo aún sensible y con una gran cantidad de semen en su interior solo comenzó a gemir con extrema fuerza, los violentos empujones que le daba su hijo la estaban removiendo sus entrañas, pero aún no llegaba la mejor parte. De pronto su hijo empezó a batir sus alas, queriendo emprender vuelo, su cuerpo equino empezó a elevarse y su pene aún conectado a ella aún embistiendo lo comenzaba a elevar, sus paredes vaginales se aferraban con fuerza y su útero se negaba a soltar el miembro del semental, Albedo no tuvo más opción que mover sus alas para elevarse junto a su hijo.

Y comenzaron a aparearse en el aire, era una sensación única para Albedo, sin duda algo más placentero, Albedo no paraba de correrse, dónde sus emociones estaban al máximo. Hasta que sintió como su glande se movía en su interior, preparandose para correrse y llenarla nuevamente, soltando su semen caliente en su interior, con toda violencia el bicornio solo quería realizar el objetivo primario de todo ser vivo, crear nueva vida.

Volaron en el aire mientras se corrió, dónde Albedo no pudo más con el placer y dejo de mover las alas, quedando colgada del miembro de su hijo, siendo solo el bicornio el único que los mantenía en el aire, su vagina estrujaba su miembro tratando que suelte la mayor cantidad de semen posible, trataba de exprimir el máximo posible para asegurar la fecundación.

Estuvieron así en un buen rato, hasta que la vagina de Albedo no pudo y se empezó a deslizar, soltó el pene y calló al suelo, se olló un estruendo cuando chocó contra el suelo, la mujer desnuda en una mirada perdida, y un gran chorro blanco en la parte baja de su cuerpo, su trasero se movía con espasmos pues aún se estaba corriendo, el placer era inmenso para ella. Quedar colgada del caballo fue algo placentero.

Fue cuando Albedo miró arriba su hijo empezó a revolotear en el aire, estaba volando por si solo, había aprendido a volar, aún con el miembro salido y sigue chorreando semen, estaba regando todo el campo donde estaba ella, dándole un baño de semen, Albedo se sentía feliz y exitada, feliz porque su hijo al fin había aprendido a volar y caliente porque todo el lugar se llenaba de un olor que solo la estimulaba.

Fue un buen día lleno de felicidad.

Pasó una semana y no hubo día que no se apareó con su hijo, toda esta semana de descanso la utilizó para poder reproducirse, un macho y una hembra en busca del milagro de la vida, Albedo utilizó incontables pociones para ayudar a que el apareamiento dure cada hora posible ni las criadas tenían permitido interrumpir, siendo la mayoría de los actos cometidos dentro su cuarto o en el sexto piso donde le gustaba volar junto a su hijo y apareándose en el aire. La máxima estimulación.

El primer día que empezó a trabajar su primera tarea fue participar en el experimento de apareamiento, invocó a su bicornio y se reprodujo con el como siempre durante un día, mientras Demiurge se encargaba de sus deberes administrativos por ella. Violento y primitivo como siempre solo buscando que la hembra de una nueva cría, pero está vez algo cambio, pues ella ya estaba embarazada, estaba creciendo nueva vida dentro de ella Desde hace una semana y era de su propio hijo. Nadie lo sabía, ni ella misma, incluso si lo hizo en su tiempo fertilidad nunca lo pensó cuando lo hacía.

El bicornio trató durante todo el día que Albedo de otro hijo más de él, pero ya era demasiado tarde.

Pasaron las semanas hasta que llegó el momento que de a luz, una vez más en trabajo de parto ella pujaba, las contracciones se hacían cada vez más fuertes y más seguidos, saliendo de su cuello úterino, se movió a través de las paredes vaginales y mostrando su cabeza por su vagina dió un último empujón, donde salió por completo el bebé.

Pero está vez no era un potro lo que había salido de ella, era una figura humanoide, negra con pequeños vellos cubriendo todo su cuerpo de forma humanoide, sus pies eran pezuñas y sus manos eran normales.

Demiurge se sorprendió genuinamente de esta criatura, y Albedo aún postrada en la cama solo mostró una cara de incredulidad, la bebé empezó a llorar, era hembra esa criatura, se la envolvió en una manta y de inmediato se pidió una audiencia al ser supremo.

Ni bien se cortó el cordón umbilical y se curo a Albedo tanto de adentro como de afuera, fueron de inmediato al despacho de su maestro lord Ainz, Albedo y Demiurge que este aún sostenía al bebé en sus brazos se postraron ante su señor y empezaron a explicar la situación, así Albedo revelando que había tenido relaciones sexuales con su propio hijo.

Ainz se sentía avergonzado por la situación, mientras Demiurge se sentía intrigado por el resultado, Albedo avergonzada solo dió como escusa que quería enseñar a su hijo sobre apareamiento.

Al final se dió la conclusión que nació así porque su hijo era más demonio, al ser su hijo una mezcla de demonio y bicornio, y este aparearse con Albedo, un demonio, los genes de demonio fueron mayores resultando en esta extraña mezcla. Sin saber que hacer en esta situación Ainz solo se quedó en silencio. Hasta que Demiurge dió la respuesta y una petición, la producción de estos nuevos demonios podría ser útil y por lo tanto se debería de continuar la creación de esos.

Proponiendo al ser supremo y a Albedo que entre en reproducción continúa con las demás crías de bicornio que ella había dado a luz cada mes, intercalando la producción de crías, un mes un bicornio y al otro este nuevo tipo de demonio.

Albedo no tenía problemas con eso, pues no veía diferencia solo que tenía una petición, solo daría a luz a las crías de su hijo y de nadie más.

Ainz sin saber cómo responder solo aceptó que si Albedo está dispuesta lo hará.

Y así comenzó otra nueva etapa de su vida, una dónde se apareaba tanto con el padre como el hijo, así formando con el tiempo la nueva brigada montada de bicornios, que tras varios años ya era un ejército que podía destruir el mundo. Los bicornios llegaban de un nivel 80 al 90 y los demonios que los montaban llegaban en un nivel 80 a 95. Fueron de gran ayuda en las guerras posteriores, como en la gran guerra de los dragones, donde se enfrentaron a los dragón lord's, muchos murieron, pero Albedo no tuvo problemas en reemplazar esas perdidas. Tras llegar a ciertos números el experimento se detuvo, pues la cantidad de tropas era suficiente, conocidos por todo el mundo.

Al final Ainz felicitó a Albedo por su sacrificio donde se le dió una recompensa al calibre de su su compromiso con la causa, Ainz activo el hechizo de súper nivel, deseo a una estrella, y se cambió de raza temporalmente para darle a Albedo un hijo. Albedo se sintió más que feliz y extasiada, la máxima recompensa a ella, aunque nunca le pudo dar su primera le daría su primer hijo al ser supremo, al único digno al cuál seguir.

Gracias por seguir mi historia aunque es la primera vez que escribo algo largo, me encantó y seguro haré otros fanfic de Albedo con otras especies, denme opciones de animales interesantes por favor. Trataré de mejorar en mis próximas historias.

Hice está historia porque ví una sería falta de Albedo y bicornio, yo solo espero que alguien más con mejor escritura que yo la escriba, una historia larga con sentimientos, ni siquiera tiene que ser algo sexual.