Los ojos de Ranma yacían vagando en una espesa oscuridad que, extrañamente, le resultaba reconfortante. No era como aquel pozo, atestado de gatos callejeros que mordisqueaban los pescados atados a su cintura.

Todo habia pasado muy rápido para el.

Su cuerpo estaba inmovilizado por aquella anciana, quien no escatimaba en preguntas simples relacionadas de lo que habia sido su vida en Nerima, y solo podía parpadear cuando su cuerpo lo requería. Al principio, todo esto lo encontraba hostil y peligroso, como si el hecho de paralizar todas sus extremidades lo hiciera sospechoso para iniciar una conversación civilizada, como dijo la mujer. Pero todo se torno... agradable, en cierto modo. Era como si ella entendiera el suplicio del cual no podía escapar, por mas que quisiera alejarse de todo lo que habia vivido en la residencia de los Tendo como huésped.

¿Esa anciana, escondida en algún resquicio de su mente, lo estaba ayudando a sobrellevar la horrible situación que ocurría con los Tendo? ¿O acaso lo estaba manipulando al apelar a su bajo estado anímico, que habia estado soportando estos dos últimos meses luego de haber sido expulsado por Akane? No lo sabia con exactitud, pero divagar en esas preguntan solo delataban su falta de confianza ante esa persona que quería hacerlo sentir mejor... ya que ella era capaz de descifrar cada uno de sus pensamientos.

"¿Como te sentiste cuando te echaron?" Pregunto compasivamente esa voz femenina, avejentada, que seguía leyendo la mente del chico de la coleta.

Por desgracia, la insistencia de ella por saber mas de el le estaba impacientando un poco, por mucho que lo intentase ayudar.

"No tengo porque decirte mas de mi vida personal. Libérame de tu hechizo. Déjame en paz." Espeto Ranma con esa actitud indecorosa que lo caracterizaba.

La voz espectral entendía perfectamente bien su renuencia al no compartir mas de su vida privada. Lo que desconocía Ranma era que la mujer poseía un poder sobrenatural que nació hacia mucho tiempo dentro de ella. Era consciente de cada uno de los detalles de la vida de Ranma en Nerima: su viaje de entrenamiento por toda China; la persecución que emprendió Shampoo para dar con el paradero de la chica pelirroja; sus múltiples batallas con diferentes rivales y enemigos; el circulo social de Ranma durante su estancia en el país; conocimiento de la existencia de los estanques de Jusenkyo, que desencadenaron en maldición como mujer.

La mención de todas sus memorias lo sobresalto momentáneamente, y no podía ignorar la perversa idea de que estuvo todo este tiempo siendo vigilado por esa señora de dudosas intenciones. Pero lo que mas le aterro fue que esa mujer tenia un amplio conocimiento acerca de su relación amorosa con Akane. Aunque le dolía recordarla por todo lo que sucedió en el ultimo tiempo, no permitiría que nada ni nadie le tocara un solo pelo a la mujer que amaba.

El corazón de Ranma aun estaba afligido por el pasado. Si esa desquiciada de Kodachi no se hubiese interpuesto en el compromiso con Akane, y si no fuera por la obstinación de U-Chan al casarse con el, aprovechando lo sumamente delicada que era la situación entre el y los Tendo, nada de esto estaría pasando.

"Me basta con leer tu mente para ver si estas listo para el desafío que tengo para ti, joven Ranma. Al parecer, aun no comprendes muy bien lo que te acabo de explicar en un inicio." Dictamino la anciana en un tono tranquilo. Ranma no percibió ningún atisbo de maldad. "Solo deseo observar tus sentimientos sobre esa gente de tu pasado... por favor." Agrego ella, siendo empática aun con Ranma después de su insolencia.

Y si, Ranma se le habia olvidado que esa desgraciada tenia la particularidad de leerle la mente, aparte de todas sus vivencias como si fuese un libro abierto. Probablemente lo estaba sometiendo a un hechizo, como los que habia experimentado de la mano de la amazona. ¿Dejaría pasar los insultos y las degradaciones que escupía el chico hacia ella? Honestamente le daba igual si se enfadaba con el. Ranma, por otro lado, ¿seguiría alimentándola de información a esa vieja que estaba invadiendo su privacidad? Esta ultima pregunta que se formulo Ranma la sopeso unos segundos, dándole exactamente igual si ella ya habia anticipado leerle el pensamiento en ese mismo instante.

Otra cosa que Ranma le resultaba incomprensible era eso del desafío del que estaba hablando la voz.

"No, ahora yo soy el que hace las preguntas. ¿A que te refieres con desafío? Basta de hurgar en mi cabeza y contesta, demente." Pregunto Ranma, añadiendo un agravio a la mezcla.

"Veo muy bien que es muy difícil convencerte, Ranma Saotome. Es por eso que fuiste seleccionado." Dijo serenamente la mujer, ignorando ese ultimo comentario.

En la oscuridad resonaban una sucesión de chasquidos, cada uno mas fuerte que el anterior

Ranma solo se limito a mover sus iris de un lugar a otro, esperando minuciosamente algún signo de violencia en alguna esquina del vacío negro. A pesar de agudizar sus sentidos sobrehumanos ante cualquier ataque, sus articulaciones no respondían correctamente.

"Tan solo... déjame iluminarte"

En el momento que finalizo el ultimo chasquido reverberante, la vista periférica de Ranma volvió a la normalidad, al tiempo que recuperaba el movimiento de todo su cuerpo. Sin embargo, algo no andaba bien; asumió que estaba en una especie de hechizo antes de despertar y liberarse de su inmovilización. Pensó también después de que terminara el ultimo chasquido final regresaría al lugar donde Ryoga lo empujo en un principio.

Pero nada de lo que predijo aconteció. Ahora mismo estaba varado en un desierto totalmente blanco, donde el sol, los edificios, la humanidad, ni siquiera la mas mínima materia estaban ausentes. El suelo en el que sus zuelas pisaban eran del mismo entorno incoloro y aburrido.

Mientras contemplaba ansioso el ambiente, una desesperación poco a poco iba emergiendo dentro de sus entrañas. Una sensación escalofriante recorrido su espalda, como si esta gran habitación blancuzca irradiara una especie de atracción desde algún lugar determinado. Lo malo es que no podía deducir de donde provenía.

Todo eso parecía tan desconocido.

Ranma tuvo numerosas experiencias con objetos mágicos y hechizos, muchos de ellos usados por motivos caprichosos contra el, pero este era el mas exótico que habia visto.

Ranma lucia un rostro exasperado por la posición desventajosa en la que se encontraba. Esa mujer lo habia engañado. Miro en derredor para buscar algún vestigio de civilización, o algo que pudiese usar para salir de aquel paramo árido. Solo avistaba la nada misma. ¿Seguía siendo un hechizo, producto de una magia siniestra?

"¡Oye, vieja bruja, donde estoy!" El grito a la intemperie, o lo que sea donde este. "¡¿Me escuchaste bien?! ¡Sácame de aquí!"

"No comas ansias, jovencito." La voz femenina soltó una pequeña risita por la impaciencia de Ranma. "Ahora mismo nos encontramos en una brecha temporal en la que nuestros universos están conectados." Afirmaba ella con un aire solemne.

Como si hubiese descubierto algo, los ojos de Ranma, azorados, se abrieron un poco por la revelación. Se quedo quieto, dejando su inútil intento de hallar una salida, reflexionando un poco. ¿Una brecha temporal? Dedujo que todo esto era controlado, de alguna forma inexplicable, por esa anciana.

Aquí ella era omnipotente, y quizás esa es la razón por la que lograba comunicarse con el de forma telepática, sabiendo de que se trataban los recuerdos de Ranma.

"¿Una brecha temporal?" Se preguntaba para sus adentros. "Acabas de decir que nuestras dimensiones estaban conectadas. ¿A que te refieres con eso?" se pregunto de nuevo. De pronto, su semblante calmado paso a uno sorprendido. "No me digas que... ¿hay un universo aparte de la que yo procedo?"

No lo podía saber, pero intuía que la voz sonreía.

"Elemental, joven Ranma." Aprobó la voz. Continuo explicando. "El lugar en el que te encuentras me gusta llamarlo vacío blanco, un vacío infinito donde el tiempo y el espacio entre distintas realidades se cruzan a mi voluntad. " Contaba la mujer seriamente. "Ahora mismo el tiempo, tal y como lo conocemos, esta fluyendo de forma simultanea entre ambas conexiones universales, la tuya y la mía, quiero decir. A mi me gusto llamarlo... redes temporales. ¡Ah! Y nada de esto es producido por la magia, sino es porque yo nací con estos poderes, o mejor dicho, con un Quirk."

Mientras explicaba la mujer, Ranma se llevo ambas manos detrás de su cabeza, interesado de la coexistencia de un universo distinto.

"Okey, eso es nuevo, aunque me perdí en lo que respecta a lo que es un Quirk. Supongo que es un concepto que solo aplica para tu mundo, ¿no?"

"Efectivamente. Un Quirk es una peculiaridad que hace único a cada individuo que pertenece en mi mundo. Es una habilidad especial que adquiere la persona cuando cumple una cierta edad mínima. Actualmente, el 80% de la población tiene un Quirk."

Ranma cavilo por unos segundos antes de simplificar lo que le habían enseñado.

"Espera ahí un minuto... ¿Quieres decir que tu mundo es una sociedad con personas que poseen superpoderes?" Pregunto Ranma, perplejo de su propia conclusión.

"Así es, y cuando cumplí los tres años, descubrí que podía generar estas puertas blancas, como las llamo. Son esos mismos portales en los que ingresaste al vacío."

"Yo no quería entrar. Fue el idiota de Ryoga quien me arrojo a tu portal."

"Ya veo. Es por eso que estabas enojado conmigo." Convino ella. "Por cierto, tu amigo esta ubicado lejos de tu posición actual, pero no quise llamar su atención antes de que te consultara sobre su paradero. El es tu amigo, ¿verdad? No lucían como buenos amigos. Incluso pude oír que te quería muerto."

"Ryoga es un idiota bueno para nada. Seguro que ya se extravió por su horrible sentido de la orientación." Contesto Ranma haciendo un gesto desdeñoso con una de sus manos.

"De todas las maneras, necesito tu ayuda urgentemente, jovencito."

Ranma accedió a escucharla, pero aun guardaba dudas al respecto. Después de todo, ¿que mas podía hacer? Ya estaba envuelto en este embrollo, otro lio. Ya estaba acostumbrado a que lo involucraran en muchos problemas, sobre todo el charlatán de su padre, a quien ya no toleraba luego de que Akane lo expulsara.

"¿Por que necesitas mi ayuda? Bueno, no es que no quiera ayudarte, pero si dices que hay personas dotadas con habilidades extraordinarias, no es necesario que te preste mi apoyo." Replico Ranma, confundido.

"Es mas complicado de lo que parece, joven. Veras, existen varios problemas que tendremos que atender en persona, y lamentablemente no puedo mantener este vacío por mas tiempo. Si no me crees, mira hacia arriba."

Ranma hizo caso y alzo el mentón hacia el cielo blanquecino. El chico avisto que el cielo, que anteriormente era inmaculado, se estaba resquebrajando, emitiendo sonidos cristalinos que se formaban a medida que las fisuras continuaban expandiéndose lentamente. Ranma, nuevamente alerta de lo que se avecinaba, se preocupo de que, si el vacío blanco se quebraba por completo, nunca tendría posibilidades de sobrevivir si cayese en un boquete. El suelo no era mucho mejor.

"¿Alguna sugerencia, anciana?" Pregunto Ranma atreves de sus pensamientos, parado en el mismo lugar y sin hacer ninguna acción brusca que pudiese perjudicarlo.

No obtuvo respuesta alguna. La desazón de Ranma iba en aumento al ver que el suelo se extendían varias ramificaciones, de las cuales resonaban cristalazos cada vez mas audibles.

"¿Por que la tardanza? ¡Rápido, no tengo todo el día!" Protesto Ranma, esta vez sin importarle si gritaba a todo pulmón.

"¡Ya esta! ¿Puedes ver la puerta a tu izquierda?

Ranma giro su cabeza a la izquierda y ahí estaba, un portal rectangular que se formo a una distancia lejana. No tuvo tiempo de cuestionar si era una trampa o no, si todo lo que le conto a Ranma era meramente una mentira para sonsacarle algún tipo de información. Ni siquiera le habia preguntado por su nombre. Tampoco esa vieja le garantizo nada, o si esa cosa era segura al traspasarla una vez llegado a su destino, a diferencia del primero. La única cosa de la que era consciente en ese preciso momento era en correr.

Enervado por el nerviosismo, el trenzudo empezó a correr velozmente hacia la entrada de esa dimensión. Las pisadas que iba dejando atrás resonaban por todo el espacio, como ecos silbantes que se resonaban y desaparecían al cabo de los segundos.

"¿Por que diablos creaste el portal tan lejos de mi ubicación? ¡Se me esta acabando el tiempo!" Pensó Ranma con preocupación.

Los pensamientos que le transmitía a ella gracias a su telepatía reflejaban una genuina inquietud.

"Lo lamento, pero mi don se va debilitando poco a poco si permanece en funcionamiento por mucho tiempo. Además, la distancia esta correlacionada con mi energia... Ya no porto esa misma vitalidad que cuando era niña, joven."

"Estimo que puedo llegar en unos dos minutos si mantengo este ritmo." Le dijo el chico mientras aceleraba el paso, determinado.

Durante el trayecto, el techo continuaba resquebrajándose, acompañado del sonido creciente de cristales que estallaban por doquier. De pronto le asalto una duda sobre su estancia en un mundo diferente al que conocía.

"Dime una cosa: ¿como es esa realidad? Estaré mucho tiempo ahí hasta que resuelva el desafío, ¿no?" Preguntaba mentalmente al tiempo que mantenía constante su ritmo.

"Sera mejor que lo veas con tus propios ojos... y no estoy segura de cuanto tiempo estarás como visitante. Ya te lo comente." Asevero ella, tajante en su respuesta.

"Eso incluye no preguntar por tu nombre, ¿verdad? Que fastidio." Se quejo Ranma, poniendo los ojos en blanco, disgustado.

"Todo a su tiempo, Ran-"

"¡BAKUSEI TENKETSU!"

Un bramido de guerra ensordeció todo a su paso a la vez que una figura difusa aterrizo a gran velocidad sobre Ranma. Este ultimo detecto la sed de sangre que despedía el aura combativa de su oponente, por lo que esquivo por poco la técnica destructora con su agilidad. En el centro de la explosión, numerosas esquirlas cristalinas fueron lanzadas a todas partes del vacío. La estructura del sitio colapso bajo sus cabezas. Consecutivamente, Ranma aterrizo en una plataforma flotante. Recupero la compostura y comenzó a inspeccionar su entorno.

Tanto el techo y las paredes infinitas se hicieron añicos al momento en el que su rival toco un punto frágil, lo que causo el colapso total de la brecha. El vacío fue reemplazado por esa misma escuridad que habia presenciado en un principio, que ahora era de una coloración negruzca y sin fondo. Los fragmentos vidriosos flotaban en el aire, como si fueran burbujas o diminutas estrellas briosas, embelleciendo cada rincón del paramo.

Ranma miro por encima de la plataforma, y precisamente, habia un agujero negro de proporciones masivas esperando a que ellos cayesen. Ni por un millón de yenes se atrevería a saltar ahí. Era como estar en el espacio exterior, pero sin estar en el espacio exterior.

A pesar del cambio repentino que sufría la atmosfera, no pudo liberarse de esa percepción enigmática que aun conservaba. Pero dejaría sus averiguaciones para mas tarde. Ahora había un pez gordo que habia que tratar. Bueno, mejor dicho, un cerdo pervertido y oportunista que despachar.

Ranma buscaba cualquier indicio que su enemigo pudiese desprender al prepararse para cualquier ataque sorpresa. Al detectar una aura asesina, sonrió con arrogancia. Ya lo habia encontrado.

"Esconderse no seria muy conveniente para ti, P-Chan, podrías perderte de nuevo." Se mofo Ranma con aires de superioridad. Parado donde estaba, dejo que sus manos descansaran detrás de su cabeza.

Ryoga desvelo su presencia. El se encontraba en otra superficie flotante, a una altura superior, a unos quince metros de donde estaba Ranma, mirándolo.

"Sera mejor que reces, Ranma, porque llego el día de tu muerte. ¡Pagaras por todo lo que le hiciste a Akane!" Vocifero el puerco, exhibiendo el colmillo de su dentadura.

Ranma, por otra parte, relajado aun con esa amenaza, le contesto de forma burlona.

"Que osadía tienes tu de reclamarme algo a mi, P-Chan. Por lo que yo recuerdo, fue esa loca de Kodachi quien me obligo hacer algo que yo nunca consentiría. Eres tan terco como ellos... o tal vez... " Pensaba Ranma para después chasquear sus dedos, como si se le encendiera la bombilla. "¡Claro, eso es! Tu fuiste el unico testigo de como Kodachi me drogaba con sus analgésicos, pero nunca dijiste nada, ¿no, sin vergüenza?" Acuso Ranma a Ryoga, elevando su tono para que lo escuchase bien.

"No tengo ni la menor idea de lo que estas hablando, afeminado. Lo único que hice fue a apoyar a Akane en su duelo después de lo que le hiciste." Replico Ryoga a la vez que apuntaba de manera acusatoria al trenzudo.

"Si apoyarla es enterrándole tu hocico porcino entre sus tetas mientras lloraba es tu forma de consolarla, bien, supongo que esa es tu forma de mostrarle tu compasión a ella. Cobarde, pero funciona, ¿no, Ryoga?

Los ojos de Ryoga ardían con una furia descomunal.

"Tu... mejor cierra la boca o sino-"

"¿O sino que? ¿Me vas a matar? ¿Como intentaste matarme cuando recién aprendiste el truco de la explosión, pensando que me convertiría en una bomba de carne cuando me tocaras? Una pena para ti que solo funcionara en rocas." Increpo el trenzudo con el ceño fruncido y con los puños cerrados.

La furia de Ryoga iba creciendo dentro de el, como una olla hirviendo, vaporosa. Apretaba sus puños tan fuertemente que sus nudillos palidecieron. Su rostro no distaba mucho de lo que pensaba interiormente, ya que apretaba su dentadura y fruncia el ceño a medida que su ira acrecentaba por la retahíla de comentarios insultantes que Ranma soltaba, sin ningún ápice de piedad hacia el chico de la pañoleta.

"Que pensaría Akari cuando descubriera que su prometido se estaba acostando con otra mujer en su transformación de cerdito? No quiero ni imaginar como reaccionaria."

Pero no fue hasta el ultimo de los comentarios que lo saco de quicio.

Llevándolo a su punto de quiebre, los ojos de Ryoga se abrieron de par en par, inyectados de colera, al tiempo que su aura de batalla rojiza rodeaba su cuerpo con una fervor inigualable. Esto se va a poner feo, y creía que se arrepentiría de parlotear de ese cerdo sórdido.

"¡HORA DE MORIR, RANMA SAOTOME! ¡SHISHI HŌKŌDAN!" Rugió Ryoga, expulsando su chi desde las palmas de sus manos abiertas y extendidas.

Ranma alcanzo brevemente como Ryoga canalizaba una esfera roja entre sus manos, que después emano de ellas junto a un grito belicoso. La corriente energética casi conecto en Ranma, si no fuera porque el dio un salto a otra plataforma que levitaba cerca suyo.

El ataque fútil de Ryoga genero otra explosión, destruyendo todo a su paso; una lluvia de cristales trizados volaron por todos lados de la negrura.

"Demonios, ese idiota de Ryoga me esta complicando las cosas" Pensaba Ranma mientras formulaba una estratagema para librarse.

Ryoga esta actuando de manera imprudente al ejecutar su técnica de energía cuando todo a su alrededor se estaba desmoronando. Si Ranma contrarrestaba la siguiente corriente constante de chi con la suya propia, provocaría graves consecuencias. No iba a arriesgarse a caer en un abismo.

Al final decidió encaminarse hacia la entrada. Lamentablemente no podía perder a Ryoga, incluso con su desastrosa desorientación. El imbécil, aunque sea una contradicción, siempre hallaba la manera de toparse con Ranma y, por lo tanto, con los Tendo. Era como si lo estuviesen condenando a reencontrarse con Ryoga por toda la eternidad, sin importar cuantas veces recorriera el mundo entero.

"¡Eso fue impresionante! Sabia que tenia que verlo en primera fila. ¿Una técnica de concentración de energía basada en el estado emocional del usuario, y sin la necesidad de un Quirk? Te agradecedla si me explicases como materializar el concepto del Chi, jovencito."

"Obviamente estoy alagado de que te la pases muy bien explorando las conjeturas de donde yo vengo, pero esto es serio. Ryoga no parara hasta verme muerto." Razono Ranma internamente, saltando de plataforma en plataforma. Al parecer la conexión mental con ella no se desenchufo luego de que Ryoga apareciera.

"La magia en mi universo no existe, joven, y la manera de como todos ustedes se fortalecieron daría mucho que hablar. Inspiraría a futuras generaciones de mejorar mucho mas allá sin depender demasiado de sus Quirks." Reconoció ella con claro interés, admirada.

"Si, aja, lo que tu digas. Házmelo saber luego de quitarme a este idiota." Contesto Ranma frívolo a la estupefacción de la mujer.

De repente, un pañuelo afilado le paso fugazmente por el costado de su mejilla. Eso estuvo a nada de rajarle el rostro. Ranma miro por encima de su hombro para ver a Ryoga preparando la siguiente oleada de pañoletas. Constaba de poco tiempo y, lo peor, paciencia. Ryoga aventó cuatro pañuelos que simulaban discos u hojas de cierras giratorias. Una de las pañoletas realizo un movimiento circundante por el lateral de Ranma hasta que este se devolvió como un boomerang, frente a el. Ranma, por su parte, dio un tremendo salto para eludirlo, pero esto no fue mas que una finta. Las otras tres bandanas, simultáneamente, se dirigían a el por tres direcciones: hacia sus rodillas, cabeza y a la izquierda de su abdomen.

Ranma aparto su cara a un lado rápidamente y estiro sus piernas al mismo tiempo. El que fue directo a su cara le rozo la mejilla, y el segundo paso de largo debajo de el hasta estrellarse y perforar el otro lado de una plataforma ajena que se encontraba debajo de el. El tercero también le rozo la cintura. Sin embargo, todo fue una trampa sucia de Ryoga, quien cargo a Ranma con el puño poderosamente estirado hacia su abdomen.

"¡Esta será tu tumba!" Bramo otra amenaza para amedrentar a su rival.

"Eso es lo que crees."

Antes de recibir el impacto, Ranma fue lo suficientemente rápido al sortear el golpe y, al mismo tiempo, agarrar con sus dos manos el brazo de Rypoga y, mientras ejercía una fuerza moderada, ponerlo sobre el hombro de Ranma para arrojarlo como un misil balístico hacia el agujero negro.

Una vez realizado el lanzamiento humano, Ryoga se precipito inevitablemente, estrellándose de cara en la superficie solida y blanquecina de la plataforma, pero no lo suficiente como para penetrar el otro lado. Eso solo dejaría cicatrices a Ryoga si se lo hubiera propuesto.

Ryoga se levantaba lentamente, haciendo muecas adoloridas.

"Debía haberte matado hace mu-"

El chico de la coleta fue interrumpido bruscamente cuando Ranma aterrizo y, lo mas humillante de todo, se sentó en estilo indio sobre su cabellera,

"P-Chan es un cerdito barrigón." Canturreaba el presumido sobre su cabeza... literalmente.

El cuerpo robusto de Ryoga temblaba furiosamente ante esta humillación, junto con una respiración que resollaba, que le imploraba destruir todo a su alcance para apaciguar, de alguna forma, esta situación vergonzosa que lo estaba haciendo pasar el miserable de Ranma.

Ryoga, con un semblante ensombrecido por su cabellera que caía torpemente hacia al frente, crujió los huesos de una de sus manos y la alzo para golpear a Ranma lo mas fuerte posible.

"¡QUITATE DE MI CABEZA, MALDITO!" Gritaba en un estado de colera irreparable.

Pero Ranma ya no estaba sobre el... ahora Ranma se encontraba detrás de el.

En un acto de puro instinto, Ryoga desenvaino el paraguas pesado. No obstante, se encontró con una patada que abollo su cara y lo mando volando despavorido hacia el cielo, lo que provoco que soltara su paraguas al no poder reaccionar de inmediato. Para la fortuna del chico cerdo, atravesó la puerta rectangular, viajando hacia el otro lado del vacío blanco.

Para su fortuna, al menos, Ranma se agencio del pesado paraguas de Ryoga por su áspera gabardina. Se lo devolvería mas tarde, si es que lo encontraba el primero. El chico se merecía un premio de consolación luego de su apabullante derrota.

"Terminaste rápido. Pensé que ibas a mostrar mas tus artes marci-

"Termine rápido porque Ryoga, cuando esta enojado, no piensa con claridad las cosas. Un defecto típico de el." Intervino Ranma mientras se limpiaba la sangre que rezumaba por su mejilla.

"¿Por que lo salvaste si el quería matarte?

"Porque no soy un asesino."

"¿Estarías dispuesto a matar a alguien para proteger a lo que mas amaste?"

Esa pregunta personal, que seguía sin poder superar del todo, le carcomió el sabor de la victoria. Esa anciana no tenia ningún derecho a evocar todas sus memorias con Akane. Si bien el estaba dispuesto a matar a cualquier enemigo con tal de proteger a la que una vez fue su prometida, al final del día perdonaba al oponente de turno; Herb y Pantimedias Taro son ejemplos.

Era bastante indulgente con respecto a esa cuestión. La excepción fue Saffron, un ente ancestral, quien estaba determinado a matarlos a todos por irrumpir en sus aposentos y, pensaba el muy idiota, por robar su luz para su pueblo... aunque la factura de la electricidad era una opción mas barata, según pensaba el trenzudo aun el día de hoy. Bueno, el fénix no murió, sino que revivió. Sin embargo, en ese momento no lo sabia, y realmente jamás le importo si el fallecía definitivamente, o si el pájaro revivía de un huevo.

(No puedo dejar correr..., de escapar... de todos ellos, de ti... Me niego a guardarte en mis recuerdos.)

El punto es que el arriesgara su vida por ella, por la persona que mas amo..., y el tenia muy presente también que ella se sacrificara por el, como lo hizo cuando era una muñeca congelada al sumergirse en las llamas ardientes del kinjakan, o cuando ella corrió hacia el tornado generado por el dragón volador para recoger el diagrama con el fin anular la moxibustion debilitante.

Ranma siempre estuvo para ella, y ella siempre estuvo para el, los dos en los momentos mas mortales de su vida.

En los dos últimos meses, luego de que los invitados arruinaran la boda, y que el degenerado de Happosai bebiera todo el barril del nannichuan, Kodachi fue demasiado lejos. Un acto inhumano y retorcido solo para conseguir lo que mas anhelaba a toda costa, ignorando el hecho que ella sabia lo que sentía Ranma por Akane: su afecto. Esos malditos analgésicos que traía consigo le usurparon...

No, no quiso recordarlo.

Quería ver a Akane después de todo lo que paso, de todo lo que hizo el para ganarse el desprecio y la desilusión de toda su familia. Anhelaba alguna oportunidad de enmendar el daño que ambos se infringieron, de que todos oyeran su versión de los hechos...

Pero ellos nunca escucharon, nunca entendieron. Akane no quiso comprenderlo. La asquerosa imagen que proyectaba de el era diferente cuando lo presenciaba. Quería que los Tendo no lo malinterpretaran.

Ranma aparto aun lado ese tema, aunque siguiera doliendo. No permitiría exteriorizar ninguno de sus sentimientos, mucho menos a ellos. Acerrojar con candados inaccesibles, donde contenía los recuerdos con Akane era lo mejor para el y para ella. Incluso dentro de su cabeza, desencajada, sentía que violaban su intimidad. Empezaba a odiar esa sensación abusiva.

Ranma no respondió finalmente a su pregunta, ya que ella sabia toda la impotencia que el estaba viviendo, al no ser capaz de regresar las cosas a la normalidad.

Dejo de ensimismarse en sus pensamientos, fijando ahora su atención en la portezuela que estaba cerrándose repentinamente.

Todo estaba apunto de derrumbarse.

Ranma suspiro amargamente. "Terminemos con esto." Susurro para si mismo, no para la voz que estaba alojada sin su permiso.

Ranma se agencio del paraguas de Ryoga para devolvérselo mas tarde, si es que el lo encontrase primero. Dio saltos precisos hasta estar frente a lo que tanto lo impulsaban a ir. Reviso las pocas pertenencias que tenia. Cuando termino, hecho un ultimo vistazo al caos que Ryoga y el causaron. De pronto, ofuscado, presintió un futuro incierto en ese nuevo universo, algo que no lo dejaría dormir. Un cosquilleo que no lo dejaría en paz una vez cruzase a la puerta imponente.

La idea melancólica de nunca a volver a verlos: su madre, los Tendo...

Akane...

"Adios, Akane..." Se despido, soltando una ultima lagrima de sus ojos.

Una resplandor enceguecedor devoro a Ranma, junto con el futuro que no le correspondía con Akane.

(Nunca quise escapar de ti... Nunca me perdonaría si te pasara algo malo, pese a todos los insultos mutuos... A mi solo queda vivir sin ti.)

.

.

.

Sus parpados luchaban por abrirse. Esa inocua oscuridad volvió a apoderarse de su vista cansada, luego de que aquel deslumbramiento centellante desapareciera por completo, abandonándolo a su suerte. Sin embargo esto no era una experiencia similar; pudo oír murmullos bajos y amortiguados, opacados por un silbido estridente en su oído. Las voces, indistinguibles, se mezclaban.

Esforzándose para salir de su estado aletargado, ahora sus ojos arreglaron la imagen nítida de su vista. Por fin pudo abrirlos, primero entornándolos, pero los rayos ultravioleta del sol estaban encandilando su vista. Las figuras humanas, que eran cinco, estaban reunidas en el centro del sol. Una de ellas le tendió una mano hacia donde estaba el joven. Las otras sombras seguían cuchicheando entre murmullos.

"¿Joven, se encuentra bien? Déjeme echarle una mano, ssss." Siseo una de ellas en un tono jovial y amable.

"¿Eh? Si, gracias." Agradeció Ranma, tomando su mano, aunque su tacto de ella le pareció escamoso.

Otra voz hablo a su derecha, la cual sonaba madura y adulta. Al fin podía entablar conversación con gente normal, y no con esa anciana entrometida, pensaba Ranma.

"Hemos llamado a la ambulancia, señor. No tardaran en llegar, sssss..." Siseo de forma extraña.

"Muchas gracias por eso, pero no tienen porque preocuparse. Estoy de mara...-" Decía Ranma, hasta que se corto a mitad de la frase al visualizar a la persona que estaba frente a el.

Bueno, mejor dicho, hombre serpiente.

Mientras Ranma, atónito de la conmoción, examinaba de pies a cabeza al sujeto, aun con su mano estrechada a la suya, como si fuesen los mejores amigos. El tipo vestía unos shorts de color azul marino y una sudadera de manga corta, la cual estaba estampada una frase: ¡I am here!

¿Una serpiente con un atuendo de verano, con extremidades de humano, en posición bípeda y que lograba articular perfectamente bien las palabras de su mismo idioma? Aunque siguiendo la lógica de su propio mundo, podrían existir seres antropomórficos con características parecidas. Maomolin encajaba bien en esa descripción.

Ranma decidió girar la cabeza a su derecha, viendo a un hombre de estatura un poco mayor a la suya, el cual le colgaba una antena de su frente, sobresaliendo como un péndulo luminiscente. Llevaba unas prendas formales que eran propias de los hombres de negocios: traje negro, camisa blanca de manga larga y corbata anudada en el cuello. Dentro de todo seguía siendo humano.

De igual forma, los otros dos también eran humanos comunes y corrientes.

Uno de ellos era una mujer joven de baja estatura, ojos cerúleos, cabello negro y largo que caía por sus hombros. Pareciera que ella era de su edad, quizás un año menor que Ranma.

"¿Le paso algo, muchacho?" Pregunto el aparente hombre de negocios, preocupado de que al chico le haya asustado su apariencia.

Ranma se sobo sus ojos con sus nudillos para salir de esta pesadilla inducida por... Espero unos momentos quieto como una estatua pétrea. ¿Todo esto no fue obra de esa mujer? Ella le explico detalles valiosos sobre esta universo. ¿El 80% de la población contaba con un superpoder único?

Ranma después se percato que habia perdido la comunicación mental. Genial, ahora se encontraba varado y perdido, sin posibilidades de contactarla. Podía imaginarse como estaría Ryoga ahora mismo. Lo mas probable es que estuviera inconsciente en un callejón después de la paliza que recibió.

No obstante, las personas que estaban congregadas podrían ayudarlo a ubicarlo mejor en un mapa. Después de todo, aun estaba en Japón, ¿no?

"¿Alguien de ustedes me puede decir donde estoy exactamente? No conozco nada de aquí." Pregunto Ranma mientras se rascaba la cabellera al mitad hombre, mitad serpiente.

La lagartija escamosa arqueo una de sus cejas, como si diera a entender que el chico pudiese tener algún tipo de anormalidad en el cerebro. Seguramente infirió que el chico de la trenza no era de los mas espabilados de su instituto.

"¿Acaso vive bajo una piedra, muchacho? Esta en Musutafu, ciudad popular entre los estudiantes por tener la mas prestigiosa escuela secundaria del país. De ahí se gradúan los mejores héroes de cada generación. Usted debería saberlo mejor que nadie joven."

Al oír que existía una escuela de héroes, Ranma se quedo congelado del asombro. En realidad, tenia sentido, ¿no? En un mundo donde los superpoderes son usuales, habrán personas maliciosas que usaran sus poderes con fines egoístas y dañinos. Suponía que debía haber un tipo de control con la utilización de superpoderes, además de un sistema de protección para salvaguardar a la sociedad de amenazas que irrumpen la seguridad de la población.

Por otro lado, nunca en su vida a oído ese nombre. ¿Musutafu? ¿Que clase de ciudad era esa? Jamás lo habia escuchado de nadie, ni siquiera sus amistades, circulo social o de sus profesores de Furinkan habrían mencionado esa ciudad.

Es entonces que una pavorosa posibilidad le agarro desprevenido y lo puso de los nervios. En un principio negaba sentirlo, pero no podía impedir que las piezas del rompecabezas no encajaran por arte de magia.

Ranma, totalmente desconcertado, donde su trenza amarrada comenzaba a erizarse de pavor, le hizo la siguiente pregunta.

"¿E-en que año estamos?"

Ellos esbozaban un rostro severamente confundido; la chica del flequillo negro tomo la iniciativa, dando un paso al frente. Ella exhibía una cara impasible, sin mostrar ningún atisbo de sus emociones al observarlo directamente a sus ojos. Esa frialdad que poseía le puso los pelos de punta.

"Tienes amnesia, sin lugar a dudas." Afirmo la dama, incapaz de desprender algún tipo de emoción. "Me llamo Yui Kodai, por cierto."

Por supuesto que no padeció amnesia, ni ahora ni nunca. Es mas, sus recuerdos aguijonearon como estacas al momento en el que su conciencia despertaba de su letargo. Descarto esa idea inmediatamente.

"Mira aquí, te voy a mostrar." le dijo ella sin mas, imperturbable.

Ella prosiguió a revolver su cartera que estaba pendiendo de su hombro, extrayendo un dispositivo largo y rectangular, de bordes redondos y finos. Por consiguiente, ella bajo su vista y empezó a pulsar en la pantalla táctil del artefacto. Ranma, asombrado, intentaba adivinar que función cumplía ese extraño aparato al tiempo que ella continuaba avistándolo gélidamente. Normalmente la gente tecleaba en su maquina de escribir. Si Ranma tenia razón en su suposición...

"Listo, ahora mira la pantalla de mi celular." Insto ella mientras se posicionaba a su costado y doblaba su brazo un poco hacia arriba para enseñarle algo en la pantalla

Ranma digirió un momento esta información. ¿Esa cosa era un celular? Ranma evaluaba alucinado la pantalla colorida: en ella habia un fondo de pantalla de la misma chica que estaba a su lado y, según imaginaba, junto a su madre. En la parte inferior de la interfaz habían tres símbolos, y en el medio se presentaban varios iconos, como el de una cámara cromática, uno que era un cuadrado rojo con un signo de pausa en el centro, incluyendo otros que no supo describir como esa esfera roja, azul y amarilla, que estaba encerrada en un recuadro.

Mientras Ranma visualizaba fascinado esta tecnología, al fin se percato de la fecha que yacía sobre los iconos mencionados.

Las pupilas de Ranma se encogieron como pequeñas rendijas erráticas, tremulosos por el temor que su deducción se cumpliera.

5 de enero del año 2015

Esto estaba incorrecto, debiendo ser un error que la vida le a impuesto el para afrontar el... ¿desafío? Aterrado por el cambio de fechas que indicaba en el calendario digital de la chica, Ranma no pudo resistir la tentación de darle una ojeada al calendario que tenia en su mochila. Lo reviso bien, parpadeando unas cuantes veces mientras el sudor de su cara se mezclaba con el reguero de sangre de su mejilla.

Esto era inadmisible. Un hecho cronológico inaudito.

26 de noviembre del año 1980

Ranma teorizo en silencio; la diferencia entre las dos fechas era abismal, de 35 años. Ranma debería tener, para su desgracia, 51 años actualmente. Sentía que un nudo se hubiese atorado en su esófago. De la nada, su respiración se tornaba jadeante y acelerada, aspirando intensamente bocanadas de oxigeno, exhalando grandes volúmenes de aire hasta que sus pulmones se vaciasen.

Estaba sudando profusamente.

El panorama de Ranma se vio alterado, debido a lo recopilado recientemente: la tecnología, los autos modernos que concurrían por las calles, los edificios, superpoderes que estaban al alcance de cualquier persona, héroes por profesión, esta ciudad edificada de la nada...

"!¿Que ocurre aquí?¡" Exclamo otra voz femenina, la cual se dirigía trotando por la acera.

La chica tenia una cabellera recortada en punta, teñida de una coloración salmon o rosácea. Ella traía una indumentaria anormal: un traje negro ajustado, antifaz negruzca que enmascaraba una parte de su rostro, cinturón con accesorios cilíndricos que cruzaba en diagonal y botas negras.

Ese traje a Ranma le pareció ridículo. ¿Tan malos son los gustos estos tipos? Bueno, el tampoco podía juzgar las preferencias de los susodichos héroes, tomando en cuenta que el propio Ranma se ha disfrazado en un pasado para hacerse pasar como la hermana de Ryoga. El recordatorio de esa invención le supo un sabor avinagrado en la boca.

Al alcanzarlos, los demás le explicaron la situación con respeto.

La gente aglomerada desvió la mirada hacia la heroína que se aproximaba. Ranma ascendió la mirada, sacándola de su matuco.

"Este joven lo hallamos desmayado en el suelo. Puede tener signos de amnesia." Respondió la chica del fleco, otra vez.

"¿Llamaron a la ambulancia?" Pregunta ella, recibiendo un asentamiento. Después de eso, se dirigió a Ranma para ver su estado de salud. "¿Esta bien, amigo? Si es así, ¿me puede dar el nombre del villano que lo dejo inconsciente?

Ranma ya se canso de estar absorto dentro de sus pensamientos, cada vez mas desordenados por la sobredosis de descubrimientos. Estaba harto de eso. Un abrasador impulso de buscar respuestas lo domino. De repente se le vino una idea garrafal: esa anciana raquítica lo habia embaucado vilmente.

Estaba harto y deseoso de destruir todo. Estaba cansado de ser utilizado por los Tendo, cansado de ser usado por Nabiki, cansado de ser manipulado por las amazonas, cansado de la obstinación de U-chan, cansado de como su padre lo habia condenado a promesas honor que tenia que sellar, cansado de esa lunática de Kodachi, cansado de los dos últimos meses que soporto ser expulsado por Akane. Y ahora estaba harto de ser usado como una herramienta para un fin.

"¡Oye, tu, como te llames, quien es tu superior!" Vocifero Ranma a la heroína.

Ranma vio como la heroína daba un respingo por el tono de voz elevado que opto el chico de la trenza. Atónita ante ese acto descortés, ella replico de manera seria y profesional.

"Calmase, joven, respire hondo y dígame-"

Fue interrumpida súbitamente cuando Ranma casi le abordo. Encorvándose unos escalones sobre la héroe con licencia provisional, el trenzudo no tuvo reparos en amedrentarla para obtener alguna clase de respuesta que le compete.

"Oye, te hice una simple pregunta: ¿para quien trabajas?" Preguntaba Ranma de forma pausada, ensombreciendo el cuerpo de la héroe mientras se inclinaba hacia adelante, tan intimidante para llegar su mensaje lo mas claro posible.

Sentía como las personas que estaban a sus espaldas retrocedían, sorprendidas, de como ese chico amilanaba a la heroína en desarrollo.

Por su lado, otra cosa sentía, debajo en su abdomen, como chisporroteos irregulares. Es entonces que sus sentidos extrasensoriales le advirtieron el peligro que iba a ocurrir, mas o menos en un segundo.

Ranma retrocedió con destreza al tiempo que dos flechas cargadas eléctricamente fueron arrojadas desde las manos de ella. Apunto de impactar en su abdomen, Ranma, luego de apartarse hacia atrás, cambio su posición de vertical a horizontal. Las flechas pasaron volando, impactando tanto en un muro contiguo y en la columna metálica de una farola, para después desvanecerse en el aire.

Yuyu gruño de enojo al no poder asestarle, según se dio cuenta Ranma.

"Esta bien, tu ganas, juguemos al héroe y el villano." Musito Ranma de forma acechadora, frunciendo el ceño y los ojos entornados en los parpados, disparando miedo de sus ojos.

Mientras Ranma caminaba con paso furtivo, semejante a un animal salvaje acechando a su presa, la héroe, nerviosa y destilando gotas de sudor, poso dos dedos en un objeto que estaba adherido al interior de su oreja.

"¡Aquí, reportándose Grand a todos los héroes disponibles de la zona! ¡Estoy siendo atacada por un villano! ¡Necesito refuerzos ahora!" Comunico ella a través de su audífono.

No cabía dudas, ella estaba acudiendo a mas héroes. Ranma observo como la electricidad fluía en la piel de sus brazos listos para defenderse de un contraataque. Sin embargo, de un momento a otro... se sentía ofuscado, distanciado de lo que era el realmente.

"¿Que estupidez estoy haciendo?" Pensó Ranma Saotome, bajando la miraba y apretando los puños, a la vez que frenaba sus pisadas con el fin de tomar conciencia de la estupidez impropia de el.

La presión y el pánico emergente, por convertirse en algo que lo estaba afectando, hicieron que Ranma escapara saltando por las farolas de la ciudad. Haciendo caso o miso a las protestas que dejo atrás, el pitido estridente en su oído regreso con un mayor impetuosidad. Sentía como rebotaba su mochila contra su espalda con cada salto empleado.

Mientras brincaba por farola en farola, sin hacer caso a las replicas de los ciudadanos que dejo atrás, el pánico se iba avivando a medida que los hechos recientes se emulsionaran con su destierro en Nerima, de parte de Akane.

"¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea!" Gritaba mentalmente Ranma mientras usaba las farolas como trampolines.

Intentando distanciarse de los ciudadanos que lo veían con asombro y sorpresa, Ranma dio un salto mas pronunciado en la ultima farola. A una altura considerable entre la tierra y el, diviso la cornisa de un edificio de gran tamaño, que estaba recubierto por ventanales.

Al aterrizar en la azotea de la edificación, desplomo su cuerpo en sus rodillas, jadeando, sintiendo las palpitaciones de su musculo cardiaco a mil por hora. Seguía sudando profusamente a la vez que fijaba su rostro demacrado en el suelo de la terraza, acompañado de una respiración laboriosa.

"¡¿Que diablos me esta pasando?! ¡Mierda, mierda, mierda!"

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Nejire Hado habia recibido la llamada de auxilio de su amiga, Yuyu. Debió ser algo grave como para comunicárselo a todos los héroes que patrullaban la zona, los cuales eran pocos.

Desde que All Might cuidaba las calles con su carisma desenfrenado, los demás héroes se volvieron mas relajados a la hora de tratar de salvar gente. Nejire era consciente que algunos de ellos lo hacían por reputación social en vez de cuidar demasiado del necesitado. También era debido a que hoy era día libre para varios de ellos.

Por su lado, la asistencia de Nejire se debido porque así lo requería la agencia de Ryukyo. Yuyu también trabajaba para la agencia, pero sentía que no compaginaba con el modo de trabajo que manejaban ahí. La semana pasada le hablo a Nejire que era muy probable que renunciaría a la agencia, debido a que sus intereses estaban en otro lado.

Nejire, triste de que su amiga ya no compartiera un trabaja en común, la comprendió, dándole todo el apoyo que necesitaba si tomaba una decisión como esa.

Ella dejo esos pensamientos para después, ya que ahora se dirigía rápidamente a la ubicación del villano que le proporciono Yuyu.

Mientras sobrevolaba los cielos, diviso a un joven con coleta que dio un tremendo salto, el cual aterrizo en la azotea de un edificio. La descripción física que le detallo Yuyu, después de huir de la escena del crimen, coincidió. Como lo habia previsto y contado Yuyu, poseía un don que confería la capacidad de dar enormes saltos, según lo que habia presenciado su amigo cuando el villano escapo delante de sus narices.

Nejire bajo cuidadosamente, sin hacer mucho ruido. Cuando estaba sobre la terraza, cuidándose de no ser detectada, escucho unos golpes estruendosos que hacían temblar el techo del edifico. Nejire se escondió para ver que sucedía.

"¡Porque sigues en mi cabeza, Akane!" Gritaba con enojo el villano "¡¿POR QUE NO ME ESCUCHASTE CUANDO TE SUPLIQUE!?" Bramo un segundo grito, golpeando el suelo y abollándolo. "¡¿POR QUE SIGUES AQUI?! ¡DEJAME EN PAZ DE UNA VEZ!"

Nejire se sorprendió por un momento. ¿El tenia una fuerza equiparable a muchos de los héroes profesionales? ¿Su fuerza descomunal era la responsable de que el techo temblase? ¿Su don era diferente?

"¿Que esta pasando con este chico? ¿Se volvió loco de remate? ¿Como es que tiene esa fuerza?" Se pregunto Nejire, curiosa.

De repente, dejo de aplastar el suelo con su puño, dejándolo enterrado dentro del concreto saliente.

Hubo un breve silencio mientras el chico de la coleta aun yacía semi arrodillado, con unos ojos cabizbajos. Nejire lo escucho con atención.

"Si tan solo me hubieses escuchado... Si tan solo todos ustedes me escucharan..."

Nejire estaba en una encrucijada. ¿El era realmente un villano? Los gritos de dolor los podía sentir dentro de ella. Todos esos sentimientos reprimidos que estaba liberando no eran normales. Es mas, ella podía sentir una tristeza desoladora. Algo malo sucedió con el, y Nejire quería averiguarlo.

"Esperaba... Solo esperaba que estuvieras ahí, conmigo... Como siempre lo a sido..."

A Nejire le destrozo el corazón al ver que alguien estuviese sufriendo de esta manera, pero no podía dejar su labor como heroína. Después pensó otra alternativa mas favorable. Quizás si lo noqueaba, podría explicarle de mejor forma que le estaba sucediendo, de donde nacía esa tristeza

"No sabes como me hubiera gustado arreglar las cosas..."

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Una gota de sudor resbalo por la punta de su nariz hasta decaer al suelo.

¿Qu diablos fue todo eso? ¿Por que las heridas y maquinaciones volvían a reprocharle? ¿Por que Akane seguía en su cabeza? Los de este mundo no eran responsables de su desdicha, de su cansancio..., de sus heridas. No quería desahogarse con ellos, y la culpabilidad lo aplasto cuando en su cabeza se agolparon los recuerdos.

"Yo solo... no te necesito mas..."

La repulsiva sensación de ser utilizado sin escrúpulos, como boleto de cambio, le daba una rabia terrible. Y no solo eso... El continuaba enjaulando sus momentos con Akane. No pretendía ni por un segundo pensar en ella luego de que no lo escuchara. Y sin embargo, continuaba ahí, ella, clavado el retrato de Akane en lo mas profundo de su corazón.

Pero ¿que importaba eso? Si Ranma logro tolerar como todos en Nerima lo habían usado como una marioneta para sus propios acuerdos u objetivos, ¿que cosa resultaba mucho peor?

Ranma se incorporaba del suelo, recuperando la confianza en si mismo, forzando un alivio.

A continuación dio un suspiro profundo, intentando que sea algo alentador después de rebobinar el pasado. Su ritmo cardiaco poco a poco cedía a sus bombeos habituales. Ahora si estaba preparado para continuar su búsqueda. Ranma dio un pequeño brinco por la cornisa del edificio para después acuclillase y contemplar, desde una altitud razonable, la multitud de gente y vehículos modernos que transitaban. Sin embargo, ¿en donde empezaba su exploración? Se sentía como Ryoga en estos momentos: abandonado y solitario. Desde que se corto la comunicación telepática no supo con quien guiarse. Solo tuvo un objetivo: encontrar a la anciana y recriminarle el motivo del porque lo trajo hasta este mundo lleno de héroes.

Por otro lado, debido su comportamiento agresivo anterior, sonsacar pistas de los héroes profesionales podría causarle conflictos; la heroína de antes ya le advirtió la presencia no bienvenida del trenzudo cuando trasmitió la alarma a través de aquel dispositivo. Se habia ganado a pulso la etiqueta de villano, gracias a su desesperación intensificada por sus recuerdos.

Dio un segundo suspiro, esta vez señal de agotamiento. "Creo que lo mejor será buscar a Ryoga antes que nada. Necesito hacer las cosas bien de ahora en adelante-" Se interrumpió Ranma en alerta máxima.

¿Que fue eso? ¿Sus sentidos sobrehumanos se activaron de la nada? De pronto, todo lo que conformaba la terraza viajaba en cámara lenta. Ranma percibía como algo se aproximaba de manera vertiginosa a sus espaldas. Después el tiempo y el espacio recobraron el orden realista del mundo que lo rodeaba.

Estaba bajo ataque.

"¡Potencial al 70% inundación espiral-Nejire!"

Escucho desconcertado el grito bélico. Miro por encima de su hombro, y presencio, con los ojos muy abiertos, un torrente de energía dorada que viajaba en espiral a el, como un tren que estaba a pocos metros de colisionar.

"¡¿Que es eso?!" Grito Ranma azorado. "¡No tengo tiempo para esto!

Pero no se le paso en la cabeza titubear y esperar a que ese torbellino de enormes magnitudes chocase contra el. En respuesta a la energizante oleada, Ranma estiro los brazos, canalizando toda la confianza que pudo recolectar. Una esfera dorada empezaba hincharse dentro de sus palmas desnudas. No es hasta que Ranma, intrépido hasta en las peores escenarios, proclamo un aullido de guerra para expulsarla, lo que generado una explosión de Chi dorado horizontal.

"¡MŌKO TAKABISHA!"

Ranma arrojo su huracán del tigre.

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Después de un corto periodo de tiempo en el que Nejire liberara una enorme oleada de energía torcida de sus manos enguantadas, ambas ráfagas doradas colisionaron al mismo tiempo.

Nejire, resistiendo y empujando lo mejor que pudo, quedo estupefacta que ese sujeto pudiese tener una peculiaridad de semejante calibre destructivo. En ese momento, le surgió una incógnita: ¿su peculiaridad original, según le habia contado Yuyu mediante su comunicador, era una basada en los saltos de grandes alturas? No parecía el caso, ya que Nejire estaba intentando con todas sus fuerzas contrarrestar la energía villana.

"¡Tu no podrás conmigo, criminal! ¡Me asegurare de que termines tras las rejas!" Grito Nejire, aumentando la onda de choque.

¿Yuyu se habia equivocado? Imposible de creer; Yuyu jamás le mentiría a ella, su amiga.

¿Y si alguien pudiera poseer múltiples dones en un solo cuerpo? No, eso es absurdo.

Por otra parte, a Nejire también le despertaba otra cosa, un rasgo de su personalidad que es muy común en ella: curiosidad. ¿Por que este sujeto podía ejecutar grandes saltos? ¿Por que llevaba un atuendo antiguo procedente de China? ¿Por que su peculiaridad similar a la de Nejire? ¡Su energía era del mismo color que la de ella! Esas y varias preguntas le cruzaron se le cruzaron a Nejire.

Nejire no podía librarse del hecho de que este sujeto portaba un don que funcionara de la misma forma que Wave motion.

Si este chico no fuese un villano... O, mejor aun, si este chico fuese un héroe en desarrollo como ella, podrían compartir muchas cosas juntos. Por el contrario, y siguiendo las reglas que han impuesto en la sociedad hace muchos años, Nejire tenia que cumplir con su trabajo como heroína, su ideal de convertirse en una héroe hecho y derecho para que nadie tenga que salir lastimado ante malhechores

Por lo tanto, su necesidad de no quedarse rezagada en el choque de poderes la obligo a aumentar la carga de choque. ¿Como este niño podía compararse al 70% del total de su peculiaridad, la que habia estado perfeccionando en la U.A? ¿Acaso era alguien dotado de un talento que nadie mas que el descubrió? Dios, quería saber todo lo que podía ofrecer.

Nunca en su vida habia sentido alguna clase de curiosidad a cualquiera de los villanos a quienes se enfrentaba. Siempre se mantenía enfocada en el villano, sin hacer comentarios sugerentes respecto al don o el aspecto. Pero este sujeto, a quien lo veía como un espécimen meteorológico que pasaba cada cuatrocientos años, encendido la mecha remota de su curiosidad.

Su curiosidad estaba apunto de convertirse en confeti explosivo.

Pero de la nada recordó los quejidos del chico. Un segundo pensamiento intrusivo la abordo: ¿y si todo fue un mal entendido? Cabía la posibilidad, luego de escuchar como el chico se revolcaba del dolor por que sabe que cosa, lanzando maldiciones y lamentando la vida miserable la cual tuvo que soportar.

"El... esta sufriendo..." Pensaba angustiada, si todo esto fuera un mal día de parte de el. "¡Ya se lo que hare! Si no estoy equivocada, podre terminar con esto sin que nadie salga lastimado."

Nejire fijo su vista en los ojos valerosos del chico; el estaba sonriendo dificultosamente mientras aguantaba la carga arremolinada. Su actitud altanera contrastaba con la que ella vio en el, llena de desolación. ¿Y si el fingio seguridad y confianza?

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Por otro lado, Ranma Saotome estaba en aprietos. La energía de la heroína funcionaba de una forma en la que su técnica de Chi estaba siendo engullida y rodeada por la ola ondulante que ella manejaba. Era como si ella pudiese controlar no solo su propio poder, si no que lograba manipular, de alguna forma que no podía definir, la explosión de Chi que el generaba de su aura de batalla. Aun con todo en contra, y sintiéndose en desventaja respecto al funcionamiento de ambas técnicas, Ranma continuaba renuente a rendirse. Tampoco quería ir a la cárcel; una vez que la venciera, se escabulliría en la ciudad para no ser detectado por la autoridades.

Ranma nunca daría su brazo a torcer, y mucho menos a estos tipos.

Pero mentiría si pensara que la situación estaba saliendo de maravilla. Para nada, ya que esa mujer incremento la potencia de la onda de choque, lo que provoco que su energía de Chi se combinase en el centro del choque.

"¡Ríndete y te prometo que no saldrás herido!" Declaro con autoridad desde el otro lado la heroína.

Ranma solo se limito a sonreír, exudando arrogancia por sus poros. "Lo siento, héroe, pero la palabra 'ríndete' no esta en mi vocabulario. Si pretendes llevarme a la cárcel, déjame decirte que es la cosa mas estúpida que habia escuchado en toda mi vida." Soltó una risotada.

Sin embargo, el huracán del tigre que descargo se estaba debilitando.

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Nejire hizo un puchero. Ella no quería de llegar al punto de lastimarlo si el no evadía su responsabilidad, pero no le dejo otra opción.

"¡Pues entonces encara las consecuencias!" exclamo Nejire Hado.

Justo en ese preciso momento, Nejire levanto sus brazos hasta lo que mas pudo, lo que provoco que la onda de choque ondulante, junto con la energía de Ranma, ascendieran al cielo como un cohete que despegaba desde la superficie de la tierra. La sinuosa onda de choque, sumado a la explosión de Chi de Ranma, generaron una única ráfaga de energía de proporciones estratosféricas, la cual estaba surcando los cielos mientras esta se elevaba como un pilar refulgente, tocando las nubes de algodón.

"¡¿Que?! ¡Eso es imposible!"

"¡Nada es imposible cuando se trata de proteger a los demás!"

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Ranma ha vivido muchas experiencias en su vida, demasiadas como para contarlas con las yemas de los dedos. Pero esto era completamente diferente. Si bien su explosión de Chi nacio con el propósito de neutralizar el rugido de león de Ryoga, nunca le dio un uso mas practico a su técnica. Si, creo una variante de doble explosión durante su enfrentamiento con Hinako, pero fue inútil debido a su técnica de absorción vital.

Pues, desafortunadamente, de nuevo su técnica de Chi no estaba surtiendo efecto..., y parece que ahora lo van a usar en su contra. La versatilidad de su técnica fue doblegada.

Que buen día, ¿no?

"Esto es una locura, ¿verdad? Como alguien así puede contener y controlar la energía tan fácilmente. Es... inaudito." Pensaba Ranma, enfrascando su visión en el pilar.

Al llegar a un punto determinado de la troposfera, hubo una gran explosión destellante.

Ranma, deseoso de saber la identidad del responsable, se puso en guardia justo como lo habría hecho un montón de veces... En antaño...

"¡Desembucha!" Grito Ranma en su clásica pose defensiva.

"¡Hey, Hey! ¿Que tipo de don tienes? ¿Practicas alguna diciplina marcial? No tienes rasgos villanos, por lo que puedo ver, ¿verdad? " Expresaba una voz femenina, bastante parlanchina.

Ranma miraba con cierta perplejidad a la heroína, la que se hallaba suspendida en el aire gracias a esa misma extraña energía ondulatoria en sus pies. Ranma la estudiaba con detenimiento el aspecto de su adversario; su traje de colores derivados del azul, ceñido a su piel, consistía en un par de botas hasta la rodilla con una solapa delgada, que estaba abotonada en sus muslos y que giraban en espiral; tenia unos brazaletes acolchados que estaban acoplados en sus muñecas y guantes amarillentos. Su cabellera celeste caía como una cascada interminable por su espalda que le llegaba hasta las rodillas.

Y unos cuernitos en espiral que se encaramaban por su cabello.

Por un lado, Ranma se encontraba confundido por su traje demasiado sinuoso.

Los ojos férreos de Ranma se encontraron con unos ojos redondos; le daba un toque genuinamente inocente. Aun así, el poder que demostró daba constancia que ella no era una simple princesa que esperaba ser rescatada. Ranma no dejaría que su carita tierna lo tomara con la guardia baja.

"¿Y a ti que demonios te importa? En primer lugar, yo soy el que hace las preguntas. ¡Dime tu nombre de inmediato!" Vociferaba Ranma, visiblemente exaltado.

Ella frunció el ceño y puso un puchero molesto al escuchar el tono de voz elevado de Ranma.

"Vaya, este niño es muy desobediente y testarudo. ¡Muy bien, como quieras!" exclamo ella, energética. "¡Yo soy Nejire Hado, estudiante de tercer año en la U.A! ¡También conocida como Nejire Chan, heroína profesional en entrenamiento! ¡Y mi deber como héroe es llevarte ante la justicia, malhechor!" Declaro Nejire Hado con una convicción envidiable.

Tras su presentación, extendió sus brazos, y de sus palmas brotaba la misma energía ondulante con la que habia emboscado a Ranma momentos antes.

Ranma entrecerró los ojos, esbozando una media sonrisa desafiante.

"Hmm, bien, hagamos esto a tu estilo" Ranma se irguió con confianza y adopto su postura de combate "¡Yo soy Ranma Saotome, artista marcial practicante del estilo Saotome Todo lo Vale! ¡Y mi deber es impartir la justicia con mis propias manos a quienes osan perturbar la tranquilidad de la gente!"

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Nejire parpadeo unas cuantas veces, claramente confundida por la declaración del villano. ¿El chico se creía un héroe luego de amenazar uno de ellos? Es extraño, porque Nejire no percibió algún indicio de maldad, o algo que despertara un tipo de intención criminal en sus palabras. Aunque sonaba raro, era todo lo contrario. Ese tal Ranma Saotome destilaba heroicidad por sus poros, como si el ya hubiera realizado hazañas heroicas y supiera exactamente de que hablaba con tanta pasión.

Aunque no lo quisiera admitir, su curiosidad seguía a flote.

"¿Eh? Oye, no lo comprendo, ¿que estas tratando de hacer? ¿Por que actúas como si tu fueses el héroe y yo la villana? No trates de fingir ser el alguacil de esta ciudad." Afirmo Nejire Hado.

"No, como crees. Me disculpo por ser un patán con la autoridad de esta ciudad. "Dijo Ranma, sardónico

Nejire se dio cuenta de que el artista marcial se desplazaba disimuladamente por la extensión derecha de la cornisa. ¿Planeaba llegar hasta la esquina y saltar al precipicio? Si esa era su estrategia, ¡estaba siendo un suicida!

"¡Alto ahí, jovencito! Tienes que responder ante la policía por haber amenazado un héroe activo. Si no entendiste bien mi advertencia, ¡enfrenta las consecuencias de tus actos!" Exclamo Nejire para después incrementar la carga de su onda de choque.

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"¿Que clase de energía era esa? No parece ser chi, si no.. algo mas, pero no lo se. Es como una acumulación de energía vital que acumula en sus manos." Se pregunto Ranma con los ojos entornados, atentos, mientras desplazaba las zuelas de sus zapatos hasta la intercepción de la cornisa.

Cuando llego a la esquina, giro sus talones hacia la otra cornisa. Ya estaba donde quería estar.

"Espera..., ¿acaso me dijiste jovencito? ¡Pero si parecemos de la misma edad!"

Nejire no dudo en responder. "Yo tengo diecisiete años. ¿Y tu, niño? ¿Cuantos años tienes? Pareces de dieciséis, ¿no? ¿Vas a alguna institución?"

"Si, tengo dieciséis años. Y lo de institución, paso. Tengo mejores cosas que hacer."

"¿Eh? ¡Ah! Ahora lo entiendo. ¿Tu no eres uno de esos chicos que escapan de casa, esos que solo van a fiestas, y no les importa malgastar el dinero de sus padres? Es eso, ¿verdad? Porque si fueses ido mínimo a la secundaria, sabrías que es ilegal usar los dones en un espacio publico."

"De hecho, no lo sabia, y tampoco pretendo saberlo, honestamente. De pequeño nunca le hice caso a mis profesores. Si crees que te voy a obedecer, pierdes tu tiempo conmigo." Confeso Ranma.

Ranma relajo sus músculos y dejo su pose defensiva. Fue fácil hacerle hablar por un buen rato y alimentar la curiosidad de la chica. Se puso las manos detrás de la cabeza, confiado de lo que iba a suceder.

.

.

"Espera un momento, ¿quieres? Podemos hacer esto más fácil. Te dejaré ir con una condición... Solo tienes que detenerte un segundo."

Ranma resopló, sin creerle ninguna de sus sandeces, cruzando los brazos con desconfianza.

"Sí, claro. Como si fuera a caer en tus boberías."

Nejire suspiró, sin perder la paciencia. No iba a permitir que las cosas se salgan de control.

"Cuando estaba volando hacia aquí, te vi golpeando el suelo y gritando de dolor..." Su voz bajó un poco, mostrando sincera preocupación. "Solo quiero saber qué te pasa. ¿Hay algo o alguien que te haga sentir así?"

Ranma se detuvo justo al final de la intercepción. El chico de la trenza desvió la mirada, con una mueca amarga.

"Como si te importara. No quieres escucharme, solo estás esperando a que tus amigos lleguen y—"

"¡No!" interrumpió Nejire con firmeza. "De verdad quiero escucharte, quiero entender por lo que estás pasando. ¿Tuviste un mal día? ¿Es por eso que te desquitaste así? ¡Podemos solucionarlo!"

Ranma frunció el ceño, tenso, pero Nejire continuó.

"Mira, no sé exactamente qué te ocurre, pero es evidente que algo te está afectando. Algo lo suficientemente fuerte como para hacerte actuar de esta manera tan desinhibida, pero..."

"¡¿Pero qué...?! ¡Tú no entiendes! ¡Nadie entiende! ¡¿Que te hace creer que necesito de tu ayuda?!

"¡Porque soy una heroína!" Exclamó Nejire con determinación. "¡Y mi deber es ayudar! Estoy aquí para eso, para comprender, para entender el motivo por el que estás aquí. ¡No voy a permitir que alguien sufra en silencio! ¡Solo déjame tenderte una mano amiga!"

Hubo un momento de silencio, en donde Ranma quedo congelado, en la esquina de la cornisa. Nejire suavizó la voz para ser lo mas comprensible que pudiese.

"¿Acaso… nadie te escucha, Ranma Saotome? ¿No tienes a nadie con quien desahogarte? ¿Tu madre? ¿Tu padre? ¿Tus amigos?" Nejire bajo al suelo de la terraza y se encamino hacia Ranma. Ella lo miraba entristecida. "¿Alguien en particular?"

Ranma se quedó inmóvil. Bajó la mirada, su expresión ensombreciéndose, sumiéndose en su dolor.

Ranma no tenia amigos; hacía tiempo que Ranma no veía a Hiroshi y Daisuke. Ranma no tenia a su padre, quien era un maldito avaro de mierda que solo se preocupaba por su propio bienestar; su madre solo se preocupaba por esa promesa desfasada de Seppuku, y si le contase por el calvario que estaba sufriendo, ella sacaría su Katana con el fin de amonestarle su baja varonilidad; los Tendo lo habían expulsado de su vida como si fuese un perro pulgoso y reemplazable, como si el tiempo que paso en esa casa fuese intrascendental; U-chan, a quien solía considerar amiga, le urgía casarse, sin escuchar la razón de la depresión de Ranma

Amigos, padre, madre, a los Tendo, amazonas, Ukio... nadie esta ahí para el.

Nadie para comprenderlo.

"No..."

Nejire sonrió con calidez.

"Entonces... si nadie más tiene el valor de escucharte, de intentar comprender cómo te sientes..." Dio un paso hacia él, con la mano extendida. "Yo seré quien te escuche, Ranma Saotome."

Ranma parpadeó, sorprendido por su sinceridad.

Una desconocida le tendió la mano, para escucharlo... Alguien comprensible a quien podía hablar, soltarlo todo, pero... eso implicaría revelar ciertas cosas que odiaba recordar.

"Para empezar..." Continuó Nejire con suavidad. "¿Puedes explicarme qué pasó entre tú y Yuyu?"

Los ojos de Ranma reflejaron tristeza.

"Yo... sé que hice las cosas mal. Lo lamento... Me deje consumir por el enojo. Realmente nunca quise comportarme así frente a tu compañera. Yo... solo intentaba quitarme un peso de encima." Ranma levanto su mirada, encontrándose con esos ojos enternecedores. "Entendería que me arrestaras ahora. Adelante, haz tu trabajo, si es lo que ellos esperan que hagas."

Ranma nunca pensaría en su vida que seria enjaulado en una celda. El siempre evitaba y desobedecía a la autoridad: su padre, los Tendo, sus profesores. Pero luego de haber causado problemas en este mundo, sentía que se lo merecía, aunque no lo admitiera abiertamente.

Tampoco quería contar mas cosas de su pasado. De lo que paso, de lo que le hizo Kodachi.

"No, Ranma." Ella tomo una de sus manos. "No lo sientas. Tu solo déjate llevar. Déjame estar aquí, contigo..." Su voz seguía siendo suave, empática.

Nejire se acerco a el, para después rodearle y abrazarlo suavemente.

Mientras ella lo abrazaba, el se quedo paralizado, con los brazos colgando flácidos por sus costados.

"Si no quieres hablar de lo que tanto te duele, no importa. Yo estaré aquí el tiempo que gustes, para acompañarte."

Ranma no se aguanto y correspondió el abrazo torpemente con un solo brazo. El media unos pocos centímetros que ella. Si estuviese convertida en una chica, lo mas seguro es que ella lo superaría en estatura.

Se quedaron ahí al menos tres minutos, sin saber quien iba a deshacer el abrazo.

"Yo... no se que decir." Mientras la abrazaba, no pudo evitar la pregunta. "Tu... ¿Por que haces esto por mi? Yo solo soy un desconocido para ti. Solo quiero saber..."

Nejire Hado se aparto un poco para mirar el rostro compungido de Ranma, dedicandole una sonrisa triste. "Porque ya te lo dije: soy una heroína. Y los héroes no solo salvan a las personas de los villanos... también las salvan de su propio dolor."

Ranma sintió una punzada en su corazón. Quería llorar, pero el nunca lo haría. No frente a ella.

Al final, Ranma fue quien lo rompió, separándose con lentitud un poco de ella.

"Dios, me siento tan patético"

"No, no eres patético." le paso una mano por su mejilla herida. La sangre se habia secado. "Ya estoy aquí. Déjame ser tu héroe por un rato." Le sonrió con calidez.

Ranma se sincero, esbozando una sonrisa apenada. "Gracias..."

"¡Por fin te encontré, joven! Te estábamos esperando." dijo la voz femenina. "Pensé que nunca te hallaría. Por suerte."

"Y mala suerte para mi." Pensó el, desilusionado.

Ranma no quería que este momento acabase. La heroína estaba ahí para el, consolándolo, empatizando con su situación. Habían hablado tan poco. En el momento en el que regreso esa voz, sentía que perdía a alguien con quien compartir su dolor-

"Tengo que irme" Ranma se quito la mano de Nejire con delicadeza. "Gracias por todo."

"¿No quieres conversar conmigo? ¿Te incomodo? Podemos ir a cualquier lugar para-

Ranma se rasco la nuca, indeciso de como responder a sus preguntas. "No, no me incomoda. Es solo que... tengo cosas que hacer."

Nejire Hado desprendió otra de sus radiantes. "Bien, como quieras. ¡Ah! Espera un momento, ¿tienes tu celular?"

"Yo no tengo celular" respondió Ranma, bajando la vista al suelo, avergonzado.

"¿No tienes celular? " Nejire subió su vista al cielo, se llevo un dedo a su mejilla, pensando una solución. "¡Descuida! ¿Tienes un papel y un bolígrafo?"

"Si, espera un momento." Ranma reviso su mochila, sacando un papel y un lápiz grafito "Aquí tienes."

Nejire garabateo su numero telefónico. Cuando ella termino, le devolvió el lápiz y el papel a Ranma.

"No dudes en llamar si necesitas hablar. A veces es mejor afrontar las cosas con el apoyo de alguien mas." Dijo ella mientras le dirigía otra sonrisa cálida.

"Lo tendré en cuenta. Gracias por todo." Agradeció Ranma, correspondiendo con una sonrisa débil.

"Bueno, Ranma..." Hablaba Nejire a la vez que activaba su peculiaridad en sus pies, suspendiéndose en el aire y tomando altura. "Fue un gusto conocerte, aunque de una manera caótica, ¿no?"

Ranma, aun con el papel y el lápiz en la mano, la veía asombrado. Saliendo de su estupor, Ranma asintió. "Si, digo lo mismo."

Nejire procedió a elevarse en el aire. Mientras ella se alejaba de Ranma, ahueco sus manos en su boca hacia el. "¡Oye, no te olvides de escribirme! ¡Ah! ¡Y tambien no uses tu peculiaridad en publico!" Nejire le grito para luego levantar su brazo y despedirse. "¡Adios, Ranma! ¡Espero volver a verte otro día!"

Ranma solo se limito a mecer su mano, observando como una estela sinuosa se perdía en el horizonte.

El chico de la trenza se quedo quieto en el mismo lugar. Después de ver como ella desapareció, miro pensativo el numero telefónico. ¿Debería llamarla? Pensó un indeciso Ranma Saotome. Fue de gran ayuda que ella acudiera a su rescate, antes de perderse nuevamente en su malévola negatividad. Nunca pensó que pudiese hallar a alguien quien pudiese estar ahí para el, acompañándolo en su peor momento aun sin saber lo que realmente sucedía en su otro universo.

Ranma no iba a olvidarla, y atesoraría este pequeño encuentro en su mente.

"Veo que te pasaste muy bien con esa chiquilla, Ranma Saotome. Aun me cuesta creer que abrazaste a alguien que no fuera tu antigua prometida."

El semblante de Ranma cambio a una aireado. Oír que esa víbora ponzoñosa volvía a husmear en su cabeza lo estaba empezando a irritar.

El chico se puso sus manos detrás de la cabeza, hastiado. "¿Tienes algo que decir, vieja?" Espeto Ranma en sus pensamientos.

"Sera mejor que eches un vistazo abajo, Ranma Saotome. Te puede interesar."

Sin nada mas que hacer, Ranma puso un pie en la cornisa, asomándose en el precipicio. Ranma entrecerró sus ojos, notando como un individuo desconocido le estaba haciendo una seña para que bajara.

Ranma arqueo una ceja y se cruzo de brazos. "¿Quien se supone es el?"

"Tu carta de bienvenida." Dijo con simpleza.

Ranma suspiro por ultima vez.

Sin dudarlo, el se dejo caer por el borde de unos de los edificios mas altos de Musutafu, precipitándose como un halcón rapaz en picada. A unos pocos segundos de aterrizar, Ranma realizo una maniobra aérea, cayendo con gracia de pie en el asfalto de la acera. Los transeúntes retrocedieron sobresaltados, mientras qu algunos ahogaron un grito... Excepto por una persona de traje negro., robusto, de cabellera rubia y gafas oscuras. Detrás de el un vehículo negro, moderno, estaba estacionado.

"Tal como me lo han dicho. Tu eres Ranma Saotome. Encantado de conocerte." Dijo el sujeto con una voz áspera, malhumorada. Le tendió la mano cortésmente. "Debo admitir que ha sido una demostración impresionante... Para alguien sin un don."

Ranma, entornando sus ojos llenos de sospechas, sintió que ese ultimo comentario reflejaba un claro desprecio a su destreza como artista marcial. Supuso que las personas que no nacieron con un don eran marginados de la sociedad. Podría ser ese el motivo de su aversión hacia su persona. ¿Que tan mala suerte debes tener como para nacer sin ningún superpoder que te distinga del resto?

No obstante, Ranma encontró irrelevante su insulto. En lugar eso, le dedico una sonrisa provocadora.

"A diferencia de ustedes, no necesito de ningún superpoder. Mi fuerza viene de mis arduos entrenamientos." Declaro Ranma curvando una sonrisa altanera en sus labios. "No de un golpe de suerte genético, sabiondo"

"Basta de eso. Hablemos a lo que nos compete." Zanjo el hombre, frunciendo el ceño, claramente desviando el tema. "Soy representante de la comisión de seguridad publica... Y tenemos asuntos importantes que atender, Ranma Saotome"

Ranma solo inclino su cabeza a un lado, claramente fingiendo una expresión de escepticismo. "¿Comisión de seguridad publica? Es todo un honor, señor. Es un placer conocer tal puesto jurídico."

Ese ultimo comentario sarcástico hizo mella en la expresión, en un inicio inmutable, del idiota.


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Hace mucho que no escribía nada en esta plataforma. Bueno, mejor tarde que nunca, ¿no? Si tienes algún tipo de discrepancia, puedes dejar tu reseña, siempre y cuando sea con respeto.

La portada de la historia.

Bien, eso es todo. Me voy a dormir.