Lala Lulu: Siiiiiii! Por fiiinnnn! Mis cielas, felices fiestas primero y segundo, ay como sufrí yo sin actualizar. Primero la chamba, luego una peste que me tiró en la cama y yo ahí moribunda escribiendo una línea por hora, jkjkjk. Muchas gracias por su paciencia, más misterios y nuevas movidas en la trama. Encuentros cercanos del tipo DELIZIOZO, como nos gustan y ¿Creen en fantasmas? Pues, que nos agarren confesadas mis cielas, porque aquí espantan. Mina tomando delantera y Serena tratando de asumir su rol. La Familia Son viendo a sus prometidas y causando puros corajes nomás, porque así bravas les gustan XD. A leer se ha dicho!
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
Capítulo 5
Un día sin poder pegar un ojo, realmente Serena siente que se ha metido en camisa de once varas y no es adecuada para el trabajo. Peor amanecer, al ver que su ¿Amiga? Mira de reojo a Mina mientras junta sus cosas, ya habiendo exigido irse al área del Legendario.
Mina arrastra una caja, despierta a sus compañeras, hace como si Serena no existiera, ella tiene sus planes a parte. Un pie evita que siga haciendo escándalo con la pesada caja.
—¡Lita! —Mina sisea.
—Mina, esto es ridículo. —Lita quiere abofetearla.
Mina sigue tratando de tironear sus pertenencias, aterriza con su trasero por la fuerza. —¿Ridículo? Jajaja.
—Sí Mina ¿Por qué no quieres verlo? —Lita y las demás apuntan su vista a Serena, quien hace como si no existiera nada ni nadie.
—Tan ridícula como cuando mi mejor amiga no quiso decirme nada de lo que le estaba sucediendo y me dejó exponerme sin advertirme que me iba a quitar el puesto. —Mina se descarga. —Ja, créeme, ya no hay manera de que me sienta tan ridícula como en ésa cena. —De nuevo trata de cargar todo.
—Aissh, es muy temprano para hacer corajes. —Lita la ayuda de mala gana a llevar sus cosas.
Rei se acerca a Serena, quien miraba el amanecer. —¿No le vas a decir nada?
Serena mira por la puerta como se va, resignada suspira. —Traté de todo. —Se toca la mejilla donde la abofeteó. —Ella ya no quiere ser mi amiga.
—¡Ay qué dramáticas! —Milk salta con las manos en la cintura. —¡Miren que ir a pelearse por ésos salvajes! —Toma a Serena de los hombros, una teoría esclarece su mente. —Quizás eso es lo que buscan, enemistarnos a todas.
—Seguro. —Ami habla con ironía. —Porque somos una gran amenaza. —Con sarcasmo pone los ojos en blanco.
—Ami. —Serena toma del brazo a su amiga. —Necesitaré ayuda.
—Por supuesto Serena, lo que necesites. —Ami sonríe.
Serena también sonríe, hasta que deja de hacerlo al ver la torre de libros. —Ay no… —Libro por libro, entiende el idioma, pero no tiene ni idea por dónde empezar.
Por el predio, Lita, Milk y Rei caminan. Curiosas de los muebles y limpieza que se realiza. Pasan saludando empleados, porque saben que les conviene tenerlos de su lado. Además, la mayoría son terrícolas.
Michiru corría muebles y sacudía las telas nuevas. Por el rabillo del ojo capta a las mujeres que caminaban en el patio. —Haruka, mira… —Le señala.
—Oh. —Haruka se apoya con la escoba. —¿Les habrán autorizado salir?
—Nappa me dijo que nunca fue su idea tenerlas encerradas. —Michiru levanta la nariz al techo.
—Haaa ¿Y tú que harás? ¿Crees que la mujer de Nappa te acepte? —Levanta una ceja, bien conoce a su compañera y sus celos.
—¿Aceptarme? —Michiru le quita la escoba con violencia. —No sé a qué te refieres, todo el tiempo con ése doble sentido que me enfurece. —Antes de que Haruka vuelva a meter la cuchara, la frena. —Se hará lo que el Comandante Élite diga. Su mujer es terrícola, como yo ¿Qué puede salir mal?
—Hmmm ¿Ya has hablado con ella? —Haruka se cruza de brazos.
—Ya habrá tiempo, ahora, Nappa me pidió que dejara todo impecable. Así que debe ser para impresionarla ¿Le gustará de verdad? —Se cubre la boca muy pícara.
—¿En serio te lo pidió o solo te lo estás imaginando? ¡AUCH! —Un escobazo en la cara le cierra la boca a Haruka y siguen limpiando. De a ratos espían por la ventana a las mujeres que recorren grandes porciones del castillo. Esperan encontrarse con ellas por curiosidad.
Luna escuchaba la charla de las mujeres. —Qué par de mujeres raras ¿No crees? —Murmura a su compañero.
—Mmm ¿Qué dices Luna? —Con la boca llena, Artemis estaba muy distraído comiendo.
Luna pone los ojos en blanco y sigue espiando por las rejas. —Olvídalo. —Suspira de lado.
Milk sigue caminando, choca con Lita sin querer.
—Miren, una escalera. —Lita señala que sube al techo. —Vamos.
—Lita. —Rei mira a los lados, todo el tiempo prevenida de la vigilancia de Raditz.
—¿Qué? —Milk levanta su vestido y empieza a escalar. —Ellos dijeron que podíamos ir a dónde quisiéramos.
Rei suspira y se rinde ante la lógica. Y justo mientras subían, escuchan una explosión a lo lejos. Se miran entre ellas y aceleran.
Por donde parecen empezar las montañas, se ven volando escombros y una nube de polvo; son los Saiyajin. Se nota sus figuras volando y un poco de conmoción de la gente.
Broly y Vegeta están viendo la posibilidad de hacer canales que atraviesen la montaña.
Vegeta señala a un lado. —Ahí…— Trata de seguir con sus sentidos afilados la corriente del agua subterránea.
Broly rechista, presiona su puño. —No. —Acelera hasta arriba, sus sentidos con muy superiores a los del Príncipe y le gusta alardear sobre ello. Cae con ambas manos unidas y raja el suelo debajo.
Una ola de tierra y arenilla le quita el aire a Vegeta. Escupe y trata de limpiarse el rostro. Sabe que Broly está fanfarroneando, a toda velocidad trata de taclearlo.
—La vida no me ha dado hijos… Pero…—Nappa truena los dientes con enojo, presiona sus puños, hastiado de no poder dejar ni dos segundos sin vigilar a éste par de idiotas. —Crías indisciplinadas ¡SEPÁRENSE!
Las chicas veían todo bien de lejos sobre el techo.
Milk exhala por la nariz, pone las manos en su cintura. —Genial, como el planeta ya no está lo suficientemente destruido, éstos salvajes—
—¿Estos salvajes? —La voz juguetona de Kakarotto les llama la atención. Miran a los lados y nada. Kakarotto les da un silbido. —Aquí arriba. —Las tres hembras levantan la vista sobre sus cabezas.
Bardock, Raditz y Kakarotto aterrizan rodeándolas. Ellas se asustan y tragan duro. La risa burlona de Kakarotto las enfurece.
—"Es un grosero asqueroso." —Milk quiere llorar de la rabia.
Rei levanta la cabeza, saca el pecho. —General, Élites…—Saluda muy digna. Mira hacia el precipicio, tentada con jugar a tirarse y ver qué tan rápido Raditz puede interrumpir su caída.
—"Qué maliciosa eres cuando quieres…"—Raditz entrecierra los ojos, viendo como ella juega con la idea de quitarse la vida.
—Estábamos dando una vuelta ¿Debíamos pedirles permiso? —Rei habla con el de más alto rango, El General, su futuro suegro.
Bardock presta atención a la hembra de Raditz, cuando las vieron la siguieron por simple curiosidad. Parpadea seguido y cruzado de brazos responde. —No, no es necesario. Pero por su seguridad, no les recomiendo salir solas. Afuera aún hay mucho que reorganizar con los pobladores.
—Con las demostraciones violentas que hacen, creo que ya los deben tener bastante sometidos. —Lita comenta sin verlos a la cara. Presiona su puño. —"No puedo, por más que lo intento, no puedo digerir este odio que tengo ante éstos invasores." —Si los mira a los ojos, no sabe qué tanto pueda aguantar sus ganas de golpearlos o escupirles en la cara.
Los hermanos se miran entre sí ante ésa falta de respeto a su padre, esperan la reacción de su progenitor. Sólo un pequeño rechiste suena, seguido de un suave gruñido.
—Están advertidas, pidan la custodia que quieran. —Bardock da un par de pasos a la de ojos verdes, sus hijos se asombran. —¿Cómo se llama? —Afila su nariz.
Lita se muerde la zona interna de la mejilla, se cruza de brazos y clava sus uñas en ellos. —Lita. —Dice sin separar la mandíbula.
Bien, es un nombre fácil de recordar. Ahora Bardock ya sabe quién es la susodicha. Como si poco le importara, se da la vuelta. —Les advierto de nuevo, hay ladrones y todavía no estamos seguros sobre los caníbales que rondaban estos lares.
Confundidos los hermanos se miran entre sí cuando su padre les da la espalda. Nunca saben bien qué pasa por la cabeza de su padre, ya que es bien reservado. Desde la muerte de su madre que sólo hablan de trabajo y deber. Jamás lo han visto con ninguna otra hembra luego de enviudar, tampoco se atreverían a preguntar porque saben que es asegurarse una paliza.
Un silbido que parece destrozar los oídos de todos; Bardock llama a sus hijos. De un salto desaparece volando, tiene mucho trabajo rastrillando el lugar y organizando las guardias del castillo y la seguridad en general. Siente a sus hijos alcanzarlo en el vuelo. —Hay demasiado para hacer, en cuanto a lo aéreo, este planeta es completamente vulnerable. Apenas tenemos naves y ni siquiera son de gran armamento.
—No necesitamos tales cosas. —Kakarotto muy fanfarrón comenta. —Nosotros volamos y podemos destruir cualquier cosa.
—¿Ah sí? —Bardock se detiene en pleno vuelo, arrincona a su hijo menor. —¿Entonces crees poder estar 24/7, sin descanso ni para comer todos los días del año?
Kakarotto sonríe de lado, se rasca la nunca avergonzado. —Jeje, no…Jeje, claro que no…
Raditz gruñe, su hermano nunca deja de actuar de tonto. Y sí, analizándolo bien, no tienen ni radares, el cielo está completamente desprotegido. Cualquier nave intrusa puede hacerse lugar.
Y sí, tal cual Raditz sospecha, de la manera más obvia, un mercenario planea meterse cuando el gran convoy de naves quiera entrar a la Tierra. —Nada vuela más rápido en la Galaxia que el chisme. —Endymion, alista una nave con ayuda del anciano Potage.
—Así que al fin te decidiste a buscar respuestas en tu planeta natal. —El anciano revisa los remaches de la nave.
—Pfff, voy solo por trabajo. —Endymion se mete debajo y revisa el tanque de combustible. —¿Qué otra información cambiaría mi vida? Sé que hubo una bruja, que tomó el reinado, muchos escapamos, algunos murieron, otros no. —Se encoge de hombros.
—Ése golpe en la cabeza también te afectó en tu lado humano. —Potage se da unos pequeños golpes a su cabeza, como diciéndole cabeza dura.
Toca la zona de la cicatriz en su cráneo, pequeños pedazos de recuerdos. Sólo gritos, caos y otros niños junto a él escapando. Rechista y no le hace ni caso a lo que dice Potage. Luego ése sueño, ése rezo desesperado de una mujer rogándole, como si sólo él fuese capaz de salvarla. —"¿Qué mierda será un "Cristal de Plata"?" —Nunca, pudo averiguarlo, ningún mercader o alienígena conoce tal objeto. Y tal vez la respuesta esté solamente en ése Planeta.
…
Dos horas más tarde, alguien golpeaba la puerta del cuarto donde estaban estudiando Serena y Ami. Las dos amigas se miran entre ellas, la puerta vuelve a resonar.
Ami se levanta y abre despacio. —Alteza… —Abre grande los ojos, lo ve lleno de polvo y sudor.
—Señorita. —Vegeta saluda con respeto a la prometida de su Comandante en Jefe.
Serena escucha su voz y es un puñal en su estómago. Se levanta de su silla y se inclina. —Alteza.
—Hmp, si nos disculpa. —Vegeta mira con el ceño fruncido a la peliazul.
Entre Ami y Serena toman aire por el atrevimiento. —No creo…—Serena da un par de pasos. — No es correcto vernos a solas. No es decente.
Vegeta sonríe de lado, está sucio y sudado en su uniforme azul. Inclina la cabeza con ironía.
Serena lo toma como una ofensa, que se comporta indecente porque cree que ella también lo es. —¿Qué se le ofrece? Ami es de mi absoluta confianza.
Vegeta ve con buenos ojos que la más prudente le esté dando lecciones a su futura esposa. Se encoge de hombros ¿Qué se le ofrece en realidad? Luego de luchar con Broly y recibir el castigo de Nappa, se le hizo tarde para los compromisos diplomáticos que ahora debe asumir. Esos asuntos lo hastían, le gustaría que ser Príncipe fuera solo ir a la Guerra y no todo ése papelerío sin sentido. —Tuve una fracción de tiempo de sobra. —Es cierto. —Se me ocurrió venir a verte. —Otra verdad. Y las ve ahí paradas todavía sin entender. —¿Tengo que dar alguna otra explicación? —Gruñe cabreado. Rechista duro, le quedan unos minutos nada más para verla y le empieza a desagradar la insistencia de no poder estar a solas con Serena.
Serena lo siente enfurecer segundo a segundo. —Ami, puedes quedarte en la puerta. —Su amiga quiere negar, pero los golpeteos impacientes del talón del Príncipe no la dejan contradecir. Se quedan a solas en la habitación, Serena no piensa acercarse. Además, que en cualquier momento puede venir alguna de las chicas.
Ami sale tratando de esquivar el enojo del Príncipe, que parece dispuesto a abofetearla para que lo obedezca. Queda pegada a la puerta, teme por su amiga.
—Sí. Alteza, tome asiento. —Serena trata de parecer profesional, estira su mano.
Vegeta no tiene tiempo ni para sentarse, además de que le duele el trasero por el golpe que le dio Broly. Da un par de pasos, con una mano revisa los libros sobre la mesa. Sus guantes llenos de tierra y él mismo dejando todo sucio alrededor. Frunce el ceño, mira a Serena. —¿Qué?
—Está sucio, debería ir a bañarse.
—Jajaja, no tanto como tú la primera vez que te vi. —Vegeta se burla, la nota visiblemente enojada.
—Si esto va a seguir, creo que tendremos que establecer como mínimo un código de respeto. —Serena levanta el mentón, quiere ser tratada con respeto al menos.
—¿Con todo lo que ha pasado entre nosotros y sigues diciéndome "Usted"? —Muy Burlón sigue, da un par de pasos a ella. Se mira y es cierto, desde sus botas al cabello, parece un Saiyajin pordiosero.
Serena resopla de lado, tratará de no pelear. —Me refiero a un trato entre nosotros. Estoy tratando de aprender, de entender lo que tengo que hacer. —Sigue. —Sé que para ust…Para ti, que soy sólo un accesorio o un juguete, pero no pienso actuar como tal. —Saca el pecho y lo enfrenta. —Q-Quiero poder gobernar a tu lado, no ser una molestia.
Vegeta inhala profundo, la frescura de sus palabras le hacen creer que quizás obtenga un atisbo del reinado que alguna vez quiso ejercer en Vegeta-Sai. —No eres una molestia. —Mira el reloj, ya se le hizo tarde. Pero un castigo más, un castigo menos…
Esas pequeñas palabras, se siente una estúpida al verse afectada por meras migajas de parte del Príncipe. —"No Serena, tú mereces mucho, mucho más…"—Desvía la mirada, de todas formas, lo siente acercarse, a cada paso el olor a sudor y agrio aumenta. Su respiración se agita.
Ella huele tan fresca, a jabón y ropa limpia. Presiona los labios al imaginarla bañándose, completamente desnuda, en una bañera de agua cristalina y flores. Pasando jabón por sus curvas, perfumando las zonas más íntimas de su cuerpo. Se mira de nuevo, se huele así mismo. —Siento mucho mi aspecto, lo bueno es que se quita con jabón y agua. —Se endereza. —Lamentablemente, mi carácter es algo sin remedio. Y de caballero, no tengo ni la ropa. Je, aunque podría conseguirla y sería algo…—Pone sus manos detrás para contenerse, no quiere mancharla o espantarla con su peste. Mira como ensució la habitación y le da algo de culpa, piensa mandar a un sirviente.
Un pequeño silencio, Serena lo observa con atención, muy disimuladamente. Él parece estar ahí, a distancia ahora, observándola con brillo en sus ojos. —¿En serio sólo querías verme? —Quiere saber, entender lo que él siente. Aunque nota que es más complicado de lo que imaginó, a veces frío y a veces caliente.
—Sí. —Admite con la guardia baja, no siente amenaza alguna alrededor de ella. Esos labios rosa suspiran por la sorpresa. —Creo que debemos concretar una reunión, ver los detalles de nuestra unión. Yo no sé de sus costumbres, cuando un Saiyajin se casa con alguien, deben hacerse ambos rituales si no pertenecen a las mismas costumbres.
Serena da un paso hacia él, sin pensarlo. —Ah, pues…Me dá igual. —Se encoge de hombros. —He estado encerrada toda mi vida, recién ahora conozco el mundo. Si debo acatar las Costumbres de unión Saiyajin, voy a hacerlo.
Vegeta frunce el ceño y un poco sus labios. —Creí que sí creías en algo. Los libros que te he visto leer, tienen costumbres religiosas terrícolas.
Serena da otro paso a él, pero toca el borde del escritorio donde están las pilas de libros. Se encoge de hombros. —No sé si creo en realidad. He esperado tantos milagros, y ninguno ha llegado.
Algo estruja su pecho, Vegeta siente una emoción en su pecho, como pena al escucharla decir eso. Seguido de una negación, se niega a que ella sienta ésa melancolía. Traga duro, baja la mirada, tratando de simular la oleada que sintió en unos segundos. Se da cuenta de inmediato que odia, verdaderamente odia verla llorar. —Los milagros… Son como eventos inesperados ¿No? Una especie de sorpresa.
Serena asiente sin entender. Ve un poco de rocas en el cabello del Príncipe, en verdad salió de entrenar o lo que sea que estaba haciendo para verla. Extiende su mano y le sacude un poco el polvo. —Oh. —Se exalta por haber hecho eso sin pensar. Ésos ojos negros, otra vez brillando. Su mandíbula apretada, una vena hace camino a su manzana de adán y todo su cuerpo musculoso dilatado, tan masculino que intimida… Y le atrae. Un Guerrero, un luchador en toda regla. Vegeta toma su mano, su cuerpo se afloja esperando el tirón hacia sus labios.
Pero no, Vegeta toma entre sus dos dedos su fina mano y besa sus nudillos. Un gesto caballeroso, una sorpresa que quiso darle de forma espontánea. —Ahora no hay tiempo, pero cuando lo tenga, volveré a verte. Y más decente, así no te repugna tenerme cerca.
—Ah, eh, uh, oh. —Serena no sabe qué decirle, sí, su aroma no era de rosas, pero ni así puede repeler querer tenerlo cerca. Lo ve irse sin decir nada más. Serena cae sentada al suelo. —"No entiendo, realmente, aunque intente no lo entiendo." —Como maldice tener tan poca experiencia en su vida.
Al rato que Ami entra, Serena recupera la postura, hace como si nada y a todo responde NADA. Vuelven a sentir la puerta. Abren prevenidas y es un sirviente limpiando lo que el Príncipe ensució. Serena mira sus dedos, con los que limpió su cabellera, suspira pensando en él.
Del otro lado, Mina estaba organizando sus pertenencias. —Todo es gris, roto, frío y sucio. —Se arremanga su vestido. —Nada es un reto para Mina Aino. —Trata de empujar un mueble viejo en lo que parece una sala comedor.
—Señorit-Señora. —El sirviente no sabe cómo decirle. —No haga éstas cosas.
—Ajá, Señorita. —Mina muestra su dedo anular. —Y cuando cierre el trato, Señora y bien SEÑORA, ya verán. —Se ríe presumida al cielo. Los sirvientes se ríen con ella, un par de guardias asoman la cabeza. Ésa rubia sí que parece todo un caso.
Todos quedan fríos cuando la presencia del Legendario detiene el lugar. Gruñe y ve a ésa hembra moviendo cosas, levantando polvo. Mientras no toque nada de su cuarto, para él que haga lo que quiera.
—Oh. Hola. Élite Broly. —Mina se acerca al trote. —Ya tomé la habitación de huéspedes de abajo. Jeje, ya sabe… Hasta la noche de bodas. —Muy pícara trata de romper el hielo con una broma que la ruboriza hasta a ella. Los demás tiemblan de miedo por el atrevimiento y quedan en suspenso por la reacción del Legendario.
Broly truena los dientes y los puños, le cayó muy mal ése comentario. Mejor se va antes de enviudar antes de siquiera casarse.
Mina lo ve irse sin más. Pone una mano en su cintura. —Aissh, qué grosero. Voy a tener mucho trabajo con sus modales. —Sigue como si nada, los sirvientes creen que ella está loca. Pero loca nada, ella tiene un plan. Demostrará que con su astucia ella puede ser digna de ser Princesa. Broly avanzará en el ejército, como Guerrero ocupará el lugar que le corresponde. Sabe que éste matrimonio es por conveniencia, y no ve nada de malo de usar a Broly a su conveniencia y viceversa. —Un negocio redondo. —Mina piensa mirando las chimeneas. —Necesitaremos limpiar esto, o nos congelaremos en éste lugar.
—Sí Señorita. —Los sirvientes se contagian de sus ganas de trabajar. Hasta los guardias parecen ser manipulados por ésa sonrisa tan amigable, la ayudan a cargar cosas y a fregar los pisos.
Si tan solo las tareas cotidianas pudieran distraer a Milk de sus ideas. Ahí está entrando por la cocina, hizo unas compras en las afueras, bien vigilada por supuesto. —"Ése tal Kakarotto me siguió todo el camino y no siquiera tuvo la decencia de simular. Todos se alejaban de mí, como si yo fuera parte de los Saiyajin." —Gruñe y deja un cajón con algunos pollos para hacer sopa. Escucha en el fondo de la cocina, un sonido metálico rozando y rozando.
Lita de espaldas en la cocina, parece que está cortando verduras. Pero nada de eso, casi llorando de la rabia, afila un cuchillo de carnicero una y otra y otra vez. Sobre la piedra, con ahínco. Su frente tiene un hilo de sudor, la rabia que le da que ése tipo la ningunee como un perro. —"Ni mi nombre, no sabía ni mi nombre." —Agitada respira cada vez que el metal golpea. —Lo voy a matar. Los Saiyajin, invasores. —Musita apenas audible.
—Lita. —Milk pega un salto junto a su amiga, la ve nerviosa y escondiendo algo. La toma del brazo. —Sí Lita. Yo también lo he pensado. —Le muestra, en la cintura, escondido en el cinto de tela de su vestido un cuchillo. —Necesito tenerlo cerca, vulnerable y cerca. —Presiona el cuchillo. Las dos asienten y guardan silencio. Un par de ayudantes entra a la cocina, ellas disimulan. Guardan para ellas sus planes de revancha.
Rei caminaba a solas, veía a la sirvienta de Nappa y a ése rubio que la acompaña a todos lados. Le hablaban a una jaula.
—…A ver… De nuevo. —Michiru hipnotiza a los gatos con un pedazo de pollo. —¿Prometen no irse?
Luna se despabila, sisea de lado. Su compañero un poco glotón, parece debilitado, lo empuja. En eso Artemis también sisea.
—Jajajaj, les hablas como si pudieran entender. —Haruka se burla.
Rei iba a acercarse a curiosear, pero siente una mano fría tocarle el hombro. —Ra…—Se voltea de golpe y no hay nadie, sólo el pasillo solitario. Traga duro saliva. No se siente bien estando sola, así que se decide a acercarse a ésos sirvientes aunque parezca una metiche. —Hola. MI nombre es Rei ¿Qué hacen?
—Hmp, Señorita. —Haruka le hace una reverencia, al igual que Michiru.
Rei sacude las manos. —No, no…Por favor. —Se inclina a la jaula. —Son gatos ¿Qué les pasa? ¿Por qué los tienen aquí? —Rei acerca un dedo a la Luna creciente de Gato blanco. Cae al suelo.
—¡REI! ¡REI!
Escucha una voz gruesa que grita su nombre, es tan estridente y en dirección contraria, vuelve a ver el pasillo vacío del cual se alejó. Una voz suave llama desde ahí, pero tan fría como la muerte misma.
—Rei… Rei… —Se esfuma en cada paso. Rei avanza, el pasillo lleva hasta la biblioteca, voltea y sin subir las escaleras ahí está entre los estantes de libros. —Rei…Hija… Vuelve a casa…—Una figura, muy parecida a ella, viste una especie de vestimenta roja y blanca, cuelgan pergaminos y campanas. La ve estirar su mano. Rei se espanta, cree que va a atraparla, pero en su lugar, alcanza un libro. Afila la mirada "Templo Hikawa", lee con dificultad. Luego a sus espaldas, algo destruye la torre. Grita del miedo, una bestia enorme la atrapa. —¡NO!
Raditz se aleja, la tiene en sus brazos, se la llevó a su cuarto. La recuesta en la cama. —Sshhh, tranquila. —Le alcanza un vaso con agua. —¿Te sientes bien? El médico te revisará de todas formas. —Habla con tono suave.
Rei mira alrededor ¿Qué fue eso? Le recuerda a ésos sueños vívidos que solía tener estando encerrada. El último que tuvo fue antes de la llegada de los Saiyajin y… —"En los ojos de Raditz, en ésos ojos veo la bestia…"—Se aleja cuando él le pasa agua.
Raditz se ofende un poco. —Espero que no hayas tomado nada raro…
—Pff ¿Cómo qué? ¿Algún veneno?
—Deja de jugar con eso Rei ¿Cómo podré confiar en ti cuando nos casemos?
—Lo mismo digo. —Se encoge en la cama, mira alrededor, como si fuera a abusar de ella.
—¿Estás enojada porque no te penetré la otra vez? —Raditz cambia de tema rápidamente, se divierte con ella. —Jeje, ahora que lo pienso, pudiste fingir el desmayo para llamarme la atención… Ya sabías que no iba a dejar de vigilarte en todo el día.
Rei tiembla completa de los nervios, ahora que recuerda ¿El tipo tuvo placer sin meterse en ella y sin que lo estimulara de ninguna forma? Enrojece de solo rememorar lo sucedido.
Raditz apoya una mano, le pasa una manta. —¿Tienes frío?
Rei presiona los labios, asiente, toma la tela. Sus dedos conectan con los dedos de Raditz, es tan tibio, ella está tan fría en comparación. Lo mira a los ojos, hay auténtica preocupación en él. —¿Este es tu cuarto? —Dice en voz baja, mientras los dos acercan su rostro.
—Sí… —Raditz se deja llevar por la voz de la morena, debe ser una bruja. Se siente tan hechizado por ésos ojos púrpura que si ella se lo pide, la penetraría ahora mismo y olvidaría su determinación. —Recuerda que… Estoy a tus servicios.
Rei se muerde el labio inferior, sus manos se entrelazan completamente. —Hm… —Es el sonido de confirmación que sale, a milímetros de sus labios.
Tock, Tock, Tock
La bendita puerta los hace saltar del susto, Raditz baja la vista y traga saliva. Respira hondo y abre.
Entra como un rayo Ami. —¡REI! ¡¿Amiga qué te pasó?! —Mira de forma acusadora al Saiyajin.
Raditz se ofende, deja entrar al doctor que venía detrás.
Rei puede notar la acusación, toma las manos de su amiga. —Estoy bien, sólo fue…
—Dios mío, estás helada como un muerto.
—Rei, Rei ¿Estás bien? —Serena entraba preocupada. —Raditz nos mandó a llamar ¿Cómo te desmayaste?
—Por favor, creo que el doctor quiere trabajar. —Raditz les pide prudencia.
—¡REI! —Mina se apersona en la puerta.
El Saiyajin no le queda de otra que suspirar al cielo. —"Qué escandalosas, sólo fue un desmayo… Espero que no haya sido porque sigue con sus planes de matarse o algo así." —Raditz quiere que la fecha de la unión sea lo más rápida posible, quiere estar seguro que ella no se esté infligiendo ningún daño.
Rei explica al médico, de verdad que no entiende qué sucedió. Pero ésa voz, llamándola a casa ¿Qué casa? Está confundida. Se frota la cabeza, el doctor le pregunta si se siente bien. —Sí, sí… Sólo quiero… Quiero irme a mi cuarto.
Raditz la ve un poco pudorosa por ella, asiente y las deja irse. Bardock aparece de un lado, con los brazos cruzados juzga a su hijo.
Raditz rechista. —Papá, por favor. —Pone los ojos en blanco.
Bardock lo detiene del hombro. —Hijo… —Le afila la mirada.
—Te lo juro, tomé todas las precauciones. No es lo que crees. —Raditz convence a su padre y reflexiona por dentro de que, en caso de concebir con ella, Rei debería mejorar su salud. —"Rei…Luego no quieres que te ande vigilando." —Va a dejarla irse a su cuarto, pero ni loco dejará de seguirla.
—…Oye… Rei ¿Qué sucedió? —Mina sentada en una esquina. —Ya sabes ¿Es por eso que él te sigue?
Rei no entiende lo que Mina quiere decir, hasta que su vista apunta a su vientre. —Ah, Mina, me ofendes. —Le arroja la almohada. Enrojece, se cubre el rostro. —No ha pasado nada, absolutamente nada, él sólo me persigue y… Nada más. —Una mentira enorme. Ha pasado más que eso pero no puede ni verbalizarlo. Y los dichos de Raditz "Estoy a tus servicios…", su vientre se retuerce y siente humedad entre sus piernas. —Por favor chicas, quiero irme.
—Deberías empezar a acostumbrarte, ésta será tu área del castillo. —Mina muy superada le habla. Serena la mira de lado, ella prefiere hacer como si no existiera. —Yo ya me estoy instalando, como la señora de la casa.
Ami pone los ojos en blanco. —¿Y es todo lo que piensas hacer de tu vida Mina? —Se cruza de brazos.
Mina se levanta y se voltea. —Saben me suenan a un grupo de envidiosas ahora mismo ¿Ustedes creen que ser Esposa de los más valientes Guerreros de la Galaxia es sólo sacudir polvo o pelar patatas? —Muy superada, levanta su vestido, arroja una mirada despectiva a todas, en especial a Serena. —No saben en lo que se están metiendo.
Ami la detiene antes de cruzar la puerta, clava sus dedos en su brazo. —Mina, ninguna quiso meterse en esto, nos obligaron.
Mina levanta todavía más la cabeza, saca el pecho. —Habla por ti. —Barre con la mirada a Rei y Serena, se sacude de su agarre y se va. Respira por el pasillo, se despide de Raditz y el General. —"Calma Mina, cálmate…"
—Cada día me preocupa más…—Rei admite en voz alta sobre Mina. —Aunque creo que es mejor ignorarla y que se choque sola contra la pared.
Serena suspira, presiona su pecho ¿Acaso ya no se estrelló contra la pared? Y peor aún, es ella la culpable. —"Creo que de todas formas no me merezco tal desprecio…"
Desprecio… Es lo último que Vegeta quisiera causarle a Serena, todavía no comprende bien porqué le importa tanto ser correspondido. En la media luz de su oficina improvisada, El Príncipe trata de responder a varias Cartas e Informes sobre el estado actual del planeta en cada rincón. Es un Planeta Pequeño en comparación de lo que fue Vegeta-Sai y mucho menos salvaje, pero donde se levante una piedra, no hay más que nidos de rata y actos criminales que empiezan a resurgir.
Muy pensativo encontraba a su Jefe, Nappa siente distante a Vegeta, tanto que ni se mueve cuando entra a su oficina. Todavía lo ve sucio y con raspones en la cara. —Vegeta…
Vegeta se despabila, siente que su mente estaba viajando lejos. Tose para esclarecer su voz y hace como si nada. —¿Y Nappa? ¿Qué le pasó a la hembra de Raditz?
—Parece un simple desmayo. —Nappa se sienta en la silla frente a Vegeta, cruzan una mirada de sospecha. Nappa levanta la mano. —No, no está preñada, el doctor lo confirmó.
—Hm. —El Príncipe no dice más y da el asunto por terminado, trata de avanzar, aunque sea una página de todos sus deberes o llenar una mínima palabra de las hojas en blanco que debe responder. Siente una pesada mirada sobre él. —¿Qué?
Nappa presiona los labios, mueve la cabeza. —Sólo quiero saber… Lo de la mujer, Serena ¿Por qué?
Vegeta levanta los hombros, finge demencia. —Es sumisa, no creo que me cause problemas… —Superficialmente, porque en el fondo su subconsciente se ríe de él. Vegeta frunce el ceño en el esfuerzo de armar una pared de cemento para que nadie vea, ni él mismo, lo que siente. La imagen perfecta de Serena desnuda y bañándose reaparece. Rechista en lo alto.
Nappa puede verlo molesto, pero en verdad Vegeta siempre está molesto, así que sigue con su cuestionario. —¿No has pensado que como representante te convenía más la otra rubia? —Se encoge de hombros. —Después de todo, necesitas a alguien fuerte y como mínimo capaz de llevar el peso de lo que tú representas. —Vegeta levanta su mirada en desaprobación por sus palabras. Nappa sigue. —Eres Príncipe, y si todo sigue su curso natural… Serás Rey de éste Planeta.
Vegeta parpadea, piensa unos segundos en eso. —"Serena…"—Inexplicablemente se preocupa por ella. Si bien Serena dijo que se estaba preparando para la tarea, eso no implica que tenga dimensión de las cosas. Rechista y se levanta, camina hasta la ventana y une los puños hacia atrás. —"No importa, ella es… Un gusto personal." —Su subconsciente rechista y lo toma por estúpido. —"¿En verdad quiero arrastrarla a todo esto? Tengo un mal presentimiento…¿Por qué me importa tanto? Ella…"—Recuerda sus enormes ojos la primera vez que la vió. —"¿Ella me importa? "
Muy pensativo ha dejado a su "protegido", si Nappa hubiera sabido que lo iba a dejar reflexionando tan profundamente, se hubiera preparado mejor. Sólo lo ve ahí, de espaldas, resoplando por la nariz. Al acercarse a verlo, puede notar el tic a un lado de su boca y en sus ojos… En ésos ojos negros hay ¿Puede ser? ¿Calidez? —Vegeta. —Imperativo lo saca del trance.
Vegeta sale de su burbuja, asiente con una mano cubriendo su boca. —¿Alguna otra pregunta Nappa?
—¿Piensas contestarme a alguna de las que te hice? —Nappa una vez mas lo ve pensativo, está a nada de sacudirlo por una respuesta.
Rechista. —Ya tendré tiempo para hablar con ella a conciencia. En todo caso, tal vez pueda hacer un arreglo con Broly y cambiarla por Aino, ella se veía entusiasmada por ser representante. —No, no quiere eso. Pero en cuestiones serias, debe pensar todo lo más frío posible. —Y volviendo a lo del tiempo, no voy a tenerlo si no termino ésta mierda. —Hace un ademán irrespetuoso, como si su Comandante en Jefe fuera un perro roñoso.
Nappa sale de mala gana. —Parece que le gusta en serio…—Frunce el ceño. —Y eso puede ser un serio problema. —También un mal presentimiento lo recorre.
…
Unos tres días después, Serena disfruta de la calma. Como si se hubiera metido en un frasco o una especie de ojo de tormenta. Salió un par de veces con Rei y Ami, a recorrer los alrededores, pero es extremadamente incómodo. La gente las mira raro por los guardias y otra cosa que la hace sentir fuera de lugar, es ver la gente rodeada de tanta miseria. Trata de pensar en cómo ayudarlos, mientras camina por el jardín central. —"Al menos para que vean que no van a estar desolados. Pff, éstos tontos Saiyajin lo único que hacen es destruir el terreno." —Presiona los libros en sus brazos, hay tanto que debe absorber en tan poco tiempo. —"Yo sé que Ami insiste que aprenda otras cosas, pero de verdad, de verdad quiero aprender cómo hacer para ayudar a los pobladores. Aun con lo poco que tenemos…"—Su mente borra de un plumazo lo aprendido en la mañana, sólo piensa en estrategias que ni ella sabe cómo iniciar. —¡Uh! —Un mensaje llega en ése scouter que le dieron. —Rayos. —Frunce todos sus gestos, la paz se le había terminado.
Había seguido a Serena, muy de cerca cuando la vió salir a pasear en la ciudad. Se da cuenta que su aspecto terrícola les es menos chocan a los pobladores. Le gusta que todos se alejen y no se atrevan a tocarlas. Frunce el ceño, los guardias hacen un buen trabajo a pesar de su desconfianza. —Ah. —Un golpe en la espalda lo sacude. —Maldita sea mi guardia baja.
—Jeje ¿Jugando a las escondidas? —La voz socarrona de Raditz sale por detrás. El no es tonto, también salió a vigilar a Rei.
—Ssshh, silencio idiota. —Vegeta lo empuja hasta un callejón, se cubre con la capucha su distintiva cabellera.
—Hmmm…—Raditz cae en cuenta que con ropa de civiles casi ni llaman la atención. O tal vez ésos guardias con sus uniformes Saiyanos llaman más la atención que ellos. —Con tu altura pareces un terrícola cualquiera.
Vegeta rechista con desprecio, lo corre de su vista y espía a las hembras meterse a una tienda de comida. Un par de pasos y en el reflejo polvoriento de una tienda de ropa se mira de reojo. —Hmp ¿Crees que me veo muy terrícola? —Levanta una ceja, tal vez, sólo tal vez con éste aspecto intimide menos a Serena.
Raditz larga una risita, su instinto le advierte que es posible que su colega esté pasando por la misma atracción que él. —Hasta que se te ve la cara y el cabello.
Vegeta decide ignorar a su estúpido acompañante y concentrarse en lo que está viendo en el reflejo. Piensa un par de segundos, ve que Serena está bien protegida. —"Hmmmm… Debería tener una reunión con ella. Planear una cita…"
Y así llegaba, el momento de la dichosa cita, aunque Serena lo veía como algo protocolar. Estaba en la sala, llegó una media hora antes. —"Huh, ya hace tres días que ni me lo cruzo…"—Piensa y se mira en el reflejo de un espejo viejo, se plancha el vestido, se sacude por haber hecho eso sin darse cuenta. Mira a las paredes y las ve recién acondicionadas, los vidrios de colores limpios, la chimenea reformada. Se sienta a ver la mesita de té, todo es mueblería vieja, pero pulida y vuelta a la vida. Ahí parpadea y observa bien donde está sentada. Es la pequeña sala de té donde se besaron por primera vez, se pone roja, se levanta. —¿Cómo pudo invitarme a tal lugar?
—Buenas. —La voz de Vegeta la hace voltear. Tan bella, en un vestido que realza su pecho y lazos que caen de su cintura. Su dorada cabellera cae desde sus hombros, sus mangas cortas con volados. Traga saliva, resopla por la nariz, acomoda su camisa y espera una reacción de ella.
¿Reacción? ¿Qué tipo de reacción puede tener Serena? Está completamente aturdida ante la imagen de Vegeta. Camisa, pantalones largos y no distingue si son botas o zapatos. El cuello de su camisa adorna su manzana de adán, su saco adorna perfectamente su pecho. Se ha quedado sin palabras. —Ah, bu-buenas. —Pasa a confundida ¿Por qué se vestiría así? Recuerda… Recuerda cuando le dijo que conseguiría la ropa de un caballero. Se enrojece.
Vegeta está harto de esperar, la ve ponerse roja, supone que la ha afectado y que no sabe como reaccionar. Una sonrisita tonta quiere salir de su cara, pero trata de disfrazarla de sonrisa maliciosa. Se acerca a tomarla de la mano, le deja un pequeño beso.
El aire entra a Serena de golpe, sus hombros se elevan al techo. Parpadea rápido, intenta reaccionar. —"Anda, no seas una niña tonta. Es momento de mostrarle que no serás una muñequita que maneja a su antojo" —Se da cachetadas internas y se sienta. —Sí, yo… He estado esperando por hablar y ver los detalles de los huéspedes que tendremos éstos días. Su-Su hermano ¿Có-Cómo es él?
Vegeta frunce el ceño, se sienta junto a ella. Qué ganas de ya no decir ni una palabra, cerrarle la boca con un beso, apretarla contra él y hacerla gemir. Presiona los dientes, su entrepierna se entibia.
Visiblemente para Serena, parece haberlo molestado. —Lo siento, pero necesito saber.
Vegeta exhala, recuerda que vino a dejar varias cosas en claro. —Haaa, Tarble es mi hermano menor, el único que tengo. Es de un nivel bajo, por eso lo enviaron a vivir en Tech Tech y se casó con una científica de ahí.
—Oh…— Con autentica curiosidad Serena guarda las notas mentales. —¿Se llevan bien?
Vegeta resuena una risita por la nariz. —Jaja, me importa muy poco eso.
—Pero son familia. —Serena trata de entender.
—¿Y? Para un Saiyajin lo único que importa es la fuerza. —Lo dice casi con mal tono.
—Hmp…—Serena cierra los ojos, levanta el mentón. —De todas formas hay que mantener las formas y el protocolo. Se lo recibirá como corresponde. —Su tono es altanero, dibuja perfectamente el límite.
Cuanto orgullo en una sola frase. —Veo que estás aprendiendo bastante. —Asiente y se acerca un poco a su rostro. —Qué bueno, porque en una semana será nuestra unión.
—¡¿Una semana?! —Serena queda en shock una vez más.
—No creo que sea necesario esperar más. —Vegeta habla muy seriamente. — Los invitados llegarán un día antes, asisten a la ceremonia y se van.
Serena cubre su boca, se recuesta. —Oh, hay demasiado por hacer…
La ve abrumada, toma aire. —Entiendo que es muy grande lo que te estoy pidiendo. —Vegeta toma su mano, mira sus frágiles dedos. No quiere escuchar el NO de su boca, tampoco quiere unirse a ella sin dejar las cosas claras. —No soy un Príncipe que valga mucho, más que un título vacío en un planeta moribundo que apenas le pertenece. No creo que haya muchos intereses involucrados, para que alguien atente contra mi vida y los míos. —Los ojos de Serena lo enfocan, él no levanta la vista de sus dedos. —Sin embargo, además de las responsabilidades, entiendo los peligros a los que te enfrentaras. Y lo único que puedo darte como seguro, es que soy un Saiyajin de Palabra y que con todas mis fuerzas voy a protegerte. —"Incluso de mí mismo si debo…"—Parpadea, sorprendido de la honestidad de su pensamiento.
Serena se toma aire, sus palabras suenan como advertencia y más contundentemente como una pregunta. Lo piensa, trata de calmar el tambor de su corazón que la ensordece. Los callos de la mano de Vegeta peinan su piel, se siente rústico, casi como si sus dedos tuvieran la dureza de la piedra. —"Pero no se siente frío como la piedra, sino cálido…"—Siente que ésta es su apertura, su oportunidad de decir que no. Serena atrapa el pulgar de Vegeta, lo presiona. —Sí. Sí quiero.
Vegeta levanta la vista, su rostro tan dulce y lleno de inocencia ¿Cómo puede ser que de verdad quiera estar con él? Intenta persuadirla de negarse una vez más. —¿Y qué esperas de esto? ¿Qué esperas de ésta unión?
Wow, gran pregunta, perfecto golpe que azota su cara y la hace tocar tierra. Traga saliva, suelta su agarre y mira hacia adelante. —Si-Si te refieres a lo personal, yo… —Siente sudor en su frente. —E-Espero que… Que seas…Eh…—Siente que acaba de sonar como la criatura más infantil del universo. —O sea que me respetes como yo voy a respetarte y… —Presiona los labios, los nervios parecen dejarla al borde del llanto. —U-Un buen-Buen esposo…O-O sea…
—¿Qué es un "buen esposo" para ti? —Vegeta la presiona, sus balbuceos confirman sus dudas. Luego el silencio, la ve temblando. —Contéstame. —Ordena.
Enojada y como método de escape, Serena voltea el rostro ofendida por su tono, se cruza de brazos.
—Hmp, bien recuerdo, que cuando "ofendí" a tu amiguita, no te tembló la lengua para mandarme al Diablo. —Con un gruñido la increpa.
Por Dios, ahora todo se ve imposible ¿Cómo hará Serena para convivir con este animal? Se siente en compañía de una bestia poco domesticada, que a la mínima provocación puede morderla. —No es lo mismo. —Voltea y saca el pecho. —Estaba defendiendo a mi amiga.
—¿La felicidad de tu amiga es más importante que lo nuestro?
—¡No tergiverses mis palabras! ¡¿Qué buscas?! ¡¿Qué quieres tú de mí?! —Serena se exaspera sin querer. —"Por Dios ¿Cómo pude contestarle así? El tipo puede matarme." —Miedo e ira combinados por igual.
Vegeta parpadea, la ha afectado. No es tan dócil como parecía ¿Eso le gusta? —Quiero una hembra… Una mujer que pueda contender a mi lado. Sé muy bien que no es un "regalo", casarse conmigo. Así como sé que mucho será una carga para un ser débil como tu especie. —Casi escucha el tronar del cuello de Serena al verla voltear. En medio de su enojo, la arrincona contra el sillón, quiere estar seguro de que le gusta verla así, a punto de tirarle una mordida rabiosa o una cachetada. —Quiero saber… Serena… Quiero saber bien lo que quieres, lo que piensas, lo que te interesa…—Su voz baja varios tonos, se hace grave y caliente en cada palabra. —Lo que te gusta… Sé que soy un Saiyajin, pero como hombre ¿Qué esperas de mí? —Todo se va al demonio, siente la respiración de Serena agitarse, su pecho subiendo y bajando, sus muslos pegados a él.
Si aliento cálido, su cercanía repentina. Exactamente lo que no quería, que su cuerpo traidor le altere la realidad de ésta forma. Sus labios tiemblan. —Yo…Yo sé que soy, muy, muy ignorante d-d-de muchas cosas. Pero si me tienes paciencia.
Larga una risita sarcástica. — Jeje ¿Paciencia? —Vegeta levanta una ceja, sigue con su vista la línea de su escote, sube lento hasta sus ojos.
—Sí, me parece lo justo. —Serena cierra su puño sobre la camisa de Vegeta. —Yo tendré paciencia contigo, trataré de entender nuestras diferencias.
—No soy un hombre de paciencia. —Vegeta se empuja un poco más, quedan completamente recostados en el sillón, le deja un beso en su clavícula, puede ver como su piel se eriza.
Serena inhala fuerte ante el contacto de sus labios contra su piel, su muslo está entre las piernas del Príncipe, lo siente duro y tibio. Uno de sus brazos lo abraza, casi sin querer, quiere tenerlo piel con piel. Le da miedo el acto sexual con él, sin embargo, no puede evitar que el calor entre sus piernas se lo exija. —No eres un hombre… —Su voz es un seductor susurro. —Eres un Saiyajin. —Sin darse cuenta, por instinto sus labios buscan la boca del Príncipe.
La voz de la hembra se tornó tan femenina y sensual, pero es la iniciativa de su beso lo que confirma a Vegeta que aunque lo intente, no podrá sacársela de la cabeza. Cuantas ganas de mandar el honor y el orgullo por el caño y simplemente desgarrar su vestido y profanar su pureza. Sus labios se mueven con pasión, Vegeta le deja una suave lamida en su boca, Serena responde de la misma manera. La toma entre sus brazos, recorre su figura entre las telas del vestido.
Serena también sube y baja las manos sobre el cuerpo del Príncipe. Siente su bulto inflamado, su corazón bombea fuerte, entre sus dedos le da una caricia, él larga un gruñido excitado. Se da cuenta de lo que ha hecho, se cubre el rostro. —¡Perdón! ¡Lo siento! ¡Perdóname! —Larga como un chillido.
La ve completamente roja, larga una risita de lado. Nunca creyó que ella se animara a tanto, le encanta ver como la seduce y saca su lado más sensual. Toma una de sus manos, la fuerza a tomar su cuello. —Tranquila, son tus instintos y es normal… Cuando estemos casados, ya no debemos preocuparnos. Serás mía… Mi Mujer.
La ultima R suena como un ronroneo felino, Serena tiene la mano en el cuello del Príncipe, siente el temblor de su manzana de adán, su pulso, su respiración y su calor. —Mu-Mujer…No sé, no sé cómo. —Agitada presiona un poco su cuello, Vegeta baja a besar su escote.
Sus pechos ruborizados, se ven deliciosos. Piensa en lo encerrada y aislada que estaba hasta antes de encontrarla, sin el calor o el contacto. No quiere asustarla con la idea de intimar con él, despacio, muy lento quiere hacerla mujer. — Jmjmjm. Aunque no sea lo mío, tendré paciencia. —Despacio se aleja, queda sentado, pero sus piernas pegadas, lado a lado. Frío inmediato le reclama el calor de la hembra.
Frío, una brisa fría la hace necesitar del abrigo que sus brazos le daban. Abre la boca, quiere hacerle preguntas sobre ése tema, ya que se nota que él tiene experiencia y ella sólo tiene lo que los libros han podido enseñarle.
TOCK! TOCK!
—¡Ah! — Serena se tapa la boca ante su grito asustado.
Vegeta se levanta, le da risa verla así de pronto. Reprime sus ganas de seguir seduciéndola, camina hasta la puerta, toma una respiración profunda y disimulada y abre la puerta. Té y unos bizcochos en una bandeja, traídos por un sirviente.
El sirviente tiembla del miedo al ver al Príncipe Saiyajin vestido así, mejor dicho, disfrazado como terrícola.
—Yo me ocupo. —Vegeta le quita la bandeja, antes de que se le caiga. Se lo lleva junto a Serena, la deja servirse. Piensa que es justo que ella se prepare para las visitas, le pasa un listado de quienes confirmaron asistir a su unión. Serena se pone seria, hasta preocupada y esmerada pensando donde alojarlos. —Ni te esfuerces, cualquiera de ésos puede ser nada más que una serpiente traicionera. —Frunce el ceño, bastante frágil es Serena para exponerla a ésos peligros.
Serena sólo traga duro, le da miedo, pero quiere superarlo o al menos que vea que es capaz de enfrentarlo. —Tampoco me tomes como ingenua o estúpida. He vivido en una celda desde que tengo memoria, sin razón o motivos. Sé muy bien la maldad que hay en las personas. —Frunce el ceño profundo, habla muy en serio.
Una mueca se dibuja en la comisura de su boca. —Hmp. Tendré paciencia, pero recuerda que tengo muy poca. —Vegeta le responde a su mal tono. Una mirada asesina sale de sus ojos azules ¡Qué atrevida! Por menos Vegeta ha tomado retribución.
Serena se regodea un poco, prueba los límites del Príncipe, bebe de su taza de té ¿Qué le sucede? ¿Acaso busca que la arrincone de nuevo? Su pensamiento malicioso le responde que sí, sí quiere.
Está por tomarla de la muñeca y tirarla encima de él, pero su Scouter suena. Rechista enojado. —Mierda… Bardock. —Musita enojado. —Debo irme. —La ve calmarse. —Qué bien ¿No?
Serena se pone de pie con él. Lo acompaña a la puerta, hace una reverencia, él responde con un saludo con el puño en su pecho. —Hasta… Mañana. —Supone con dudas.
—Hasta mañana. —Vegeta no sabe siquiera si tendrá tiempo. La toma de sorpresa del brazo y la besa, con un pequeño movimiento consienten sus labios y sus deseos.
Suspira, Serena siente que tiene muchas cosas que aprender. Hay algo más, muy dentro de ella, que quiere descubrir y por extraño que parezca, siente que el Príncipe también quiere descubrirlo y sentirlo junto a ella.
…
Muchas gracias por estar ahí, a todo el Fandomcito por su apoyo, porque es gracias a ustedes que todo esto es posible. (Ay que me emoziono pues T_T)
Saluditos…
Kaysachan: Hooolaaaa! Aaaaahh! Qué bello regalo navideño T_T un par de rws tuyas, ya está, ia no nezezito naida en el mundo, jkjjkjk. Ah, pues sí, el mamo vuelve y bien mamón el maldito jajaja ¿Amigo o enemigo? Jeje misterio, por ahora su chamba es cazar monos pues. Y la zabroziación no da respiro, uy ya en el próximo habrá visitas familiares, casorio, grandes choques y toda la peña que nos gusta. Jajaja un beso grande querida!
OhaioIzumikun: Sí, pues pena y todo, pero estaba todo en su mente. IMaginate si yo me largara a llorar porque el Henry Cavill se casó (Bueno sí :V) Jajajaja, ahora queda ver como se mueven los hilos, la cosa ya se puso picante en más de un sentido. La lita y la Milk ya están pensando en hacer una locura y uuuyyy, pobre la Rei viendo fantasmas. Veremos aunque sea si le tiran un numero de la lotería del más allá jajajajja. Muchas gracias por tu tiempo y tu rw. Un abrazo grande!
