LOS PERSONAJES DEL MUNDO DE CANDY CANDY LE PERTENECEN A SUS CREADORAS Y ESCRITORAS MISUKI E IGARASHI.
¿A QUIÉN AMAR?
Capítulo 23.
EL RESCATE.
ALBERT.
En una fracción de tiempo, me he dado cuenta, que muchas cosas han cambiado a mi alrededor, que muy a pesar de mí, la vida continuó para todos, ahora en estos momentos en el que me encuentro dentro de éste avión, veo con otros ojos a las personas que conozco, sé con certeza que la empresa que me espera es ajena a lo que ha sido mi vida antes de que me fueran arrebatados tres años, una vida que estaba planificada en la consolidación de lo que amé desde el momento que la conocí, los años que perdí, jamás los recuperaré, estoy consciente de que pude haber trabajado porque mi relación con Candy estuviera cimentado en el amor, en la confianza y en el respeto, pero me doy cuenta que aun amándola como la amo, no cumplí con ninguna de las tres, le he fallado en todos los aspectos que ella pudiera haber esperado de mí y lo peor de todo es que involucré a mis padres y a mis hermanos sin siquiera haberles participado antes, ahora mas que nunca, siento el peso del mundo sobre mis hombros el haber tomado decisiones precipitadas, estoy en camino de ver una vez mas al amor de mi vida y tengo la firme convicción de que será para siempre, quiero… no, deseo ser feliz, solo espero con todo mi corazón, que Candy me perdone, no puedo pedirle que entienda los motivos que me llevaron a decirle a mi hermano que tomara mi lugar, porque estoy seguro que nadie en el mundo lo haría y menos en las circunstancias en las que Alfred condicionó su relación con mi mujer, Candy, espérame mi amor, esa es la constante que mis sentidos dedican a ella y como en otras tantas ocasiones en las que la desesperanza me embargaba, saco la foto del bolsillo de mi camisa y después de tanto tiempo veo un nuevo rostro de Candy y de mi hijo impreso en una fracción de papel, ya no es aquella imagen desgastada que se negaba a borrarse, esa fotografía, ahora pertenece al mejor de los incentivos que tuve durante mi cautiverio y como tal la he resguardado, los observo y ya ni Candy es la misma, la luz que irradia en su hermoso rostro, es indudablemente más brillante, Candy mi amor… perdóname, es la oración a una súplica constante que mi corazón siente, Rose me platicó tanto de ellos, sus palabras resuenan en mis oídos como una canción que se repite una y otra vez lo que fue la vida de mi amada Candy… al ver una vez más y llenarme de la imagen de mi mujer y de mi hijo reitero mi promesa de ser si me es posible postrarme ante ella y rogar por su amor y su perdón… haré lo que sea por que eso sea una realidad y no una mera ilusión, aunque eso tenga que costarme una vez más y posiblemente esta vez… la vida.
Llegamos a un pequeño pero sofisticado y pequeño aeropuerto, cuando bajamos, Stear me guía a una de las entradas, no está por demás decir, todas las recomendaciones que me ha pedido mi primo seguir, por supuesto a todo le digo que si, por primera vez en mi vida, ya no seguiré las reglas de nadie, ésta vez me dejaré guiar por mi corazón, un corazón que no dejó de latir por Candy y que al saberla en cautiverio ha sangrado una vez más por su ausencia, mi corazón no deja de sentir pesar y desesperación, por el momento, mis sentidos están concentrados en encontrarla y cuando eso pase, mantenerla a salvo, en momentos como estos doy gracias al Dr. Riveiro que ampliara mis conocimientos en el manejo de armas.
Los hombres de Tom y Stear entran a la pequeña capilla tras un estruendoso ruido, siento cada partícula de mi cuerpo en alerta, mi amor por Candy me ha llevado a estar en éstos momentos tan críticos, veo como todos los hombres circundan el lugar por dentro y por fuera, algunos de ellos con sumo sigilo se han impuesto detrás de Neal, pero aun así, usando el cuerpo de Candy logra eliminar a dos de ellos de dos certeros balazos, la veo a ella y su rostro está hinchado, y salpicado de sangre, el muy malnacido ha de haberla golpeado, Candy mi amor, cada dolor, cada segundo de ausencia lo siento en mi alma, las cosas no debieron de ser así, me equivoqué y me he dado cuenta muy tarde, los hilos invisibles que el destino han tejido entre ella y yo, me permite sentir lo que ella siente, volteo a ver a mi lado y ahí está una vez más a mi hermano, la conexión fraterna que hay entre los dos me hace sentir el amor que siente por mi mujer… mi esposa, pero un golpe de realidad me da en mis propios sentidos al saber que la mujer que he amado con toda el alma, posiblemente esté enamorada de mi hermano, ese hermano que no solo comparte conmigo mi sangre, sino también mí rostro, ese rostro tan idéntico al mío, sé que soy egoísta, estoy consciente del daño que puedo provocar en ella pero juro por mi vida que me haré merecedor de su amor… de su perdón, viviré si es necesario haciendo penitencia por cada lágrima que derramó por mi causa, me postraré a sus pies si es necesario con tal de saberme merecedor se todo lo que mi corazón anhela, miro a las personas que están a mi alrededor y rompo la formación que Stear ha dispuesto, cuando el brazo de Alfred me detiene.
¿Qué vas a hacer idiota? – apretando mi brazo – Solo espero que recuerdes que ella es mi esposa, hermano – me dice con seguridad y determinación, ahora sé a que me enfrento, sé que tengo que esperar, al tomar aquella decisión no me puse a pensar las consecuencias y si, mi hermano está enamorado de mi Candy, pero no renunciaré a ella, esta vez no.
No renunciaré a ella – le repito con palabras lo que mi corazón y pensamiento han decidido le digo zafándome de su mano – mi amor por ella no lo voy a negociar contigo ni con nadie – me alejo de él y me acerco hasta donde está Stear, de reojo veo que mí hermano acercarse y ponerse a mi lado, definitivamente la tendré difícil, él esta dispuesto a hacer lo que sea por mí Candy, cuando estoy a unos escasos metros lo que veo me hace partir el alma, viéndola un poco más cerca, el muy cobarde ha usado la fuerza para protegerse con el cuerpo de Candy, ella se sostiene tratando de aligerar la fuerza que Neal aplica en su cuello al apretarla tanto, su rostro comienza a sufrir los estragos de la falta de aire, pero ella no se rinde, aun y sabiendo que no podría librarse de las garras de ese malnacido, ella pelea, voy a hacer lo que tanto me dijeron que no hiciera, me adelanto y saco la pistola de la funda apuntando directamente a su cabeza de ese patán.
¡SUELTALA MALDITO COBARDE! – en un movimiento que no esperé, Neal la tomó de los cabellos con fuerza mirando asombrado.
Vaya, vaya, vaya jajajaja – rie desquiciado – de todas las cosas que pudieron haberme pasado jamás me imaginé esto jajajaja – reía con más fuerza – ¿pero mira a quien tenemos aquí? ¿te das cuenta mi amor? Los hermanos Andley vinieron tal cual caballeros con sus corceles blancos a salvar a su dama – los ojos de Candy se iluminaron al verme, pero un velo siniestro los oscureció cuando otra persona tan idéntica a mí se puso a mi lado.
Candy miraba con asombro, decepción y tristeza al par de hombres tan idénticos como dos gotas de agua a lado de su hermano y Stear, en ese preciso instante, sintió que su cuerpo comenzaba a fallarle, era como ser una simple espectadora de algo tan irreal, tan ruin, pero aun así ella era la protagonista, sus labios temblorosos querían decir tanto, pero solo pudo articular una sola palabra, ese nombre que por tres años le fue exigido no nombrarlo.
¿Albert? – lo dijo apenas en un susurro.
Atrás de ella Neal se regocijaba al sentirla temblorosa, sabía que algo así podría descolocar a cualquiera, era la oportunidad perfecta para asestar el golpe más profundo del engaño al que fue involucrada sin buscarlo, sin desearlo, sin quererlo.
A ellos me refiero mi pequeño amor… míralos, obsérvalos muy bien, te cogiste a dos hermanos ¿te das cuenta verdad? Albert tiene un hermano gemelo y el hombre que creías tu esposo… realmente es Alfred… eso si es cruel ¿no crees? Tu querido y amado Albert… te intercambio como si fueras una prostituta, te metió a la cama de su hermano… de Alfred… esa es la verdad mi pequeño amor… fuiste la ramera de dos hermanos jajajaja.
Los ojos de Candy se fijaban entre él y Alfred, esa mirada le estaba haciendo muy difícil de soportar, sabía del dolor que estaba provocando en ella y solo por eso, la vida de ese miserable pendía de un hilo, se acercó a ellos sin dejar de apuntar cuando Neal le disparó, la fuerza del impacto lo hizo casi voltearse, movimiento que aprovechó para desarmar a Neal, el ardor era insoportable, sentía que un haz de fuego atravesó su cuerpo, pero eso no importaba, utilizó toda su fuerza tomándole el brazo hasta lograr que soltara a Candy, todo fue rápido, un disparo más y su rostro, sus brazos, hasta su misma piel reaccionaron como jamás lo había hecho, un sentimiento de protección y posesión desmedida lo embargó, los recuerdos llegaron a él en ese momento, cada golpe, cada insulto, cada día encerrado en esa misera celda, le permitieron avivar su furia, sus oídos dejaron de escuchar, porque en ese momento lo único que lo motivaba era poner fin a todo el daño que se le había causado, cada movimiento lo tenía milimétricamente calculado, vio a Candy tirada en el suelo, la sintió indefensa y solo por eso se prometió que ya no más, apartó lo más lejos a Candy y de un golpe en la mandíbula a Neal lo tiró a él, no hubo poder humano que lo separaran de ese imbécil, sus puños se estaban cobrando cada segundo de esos tres años que pasó en cautiverio, sentía los brazos de cualquiera tratando de separarlo, pero nadie lo lograba, él solo quería terminar con ese miserable, los nudillos de sus manos se cortaban un poco más con cada golpe que asestaba y solo se sintió conforme cuando ya le parecía un bulto desmadejado, sin fuerzas, sin vida, se levantó y lo dejó ahí tirado, lo miró y escupió su cuerpo, casi a rastras y sin fuerzas en sus piernas llegó hasta donde Tom tenía entre sus brazos a su hermana, Candy estaba desmayada, su rostro estaba pálido e hinchado, Tom trataba de limpiar la sangre que salpicó su hermoso rostro, se dio cuenta que Tom la abrazaba con inmensa ternura, que sus ojos se llenaban de lágrimas, se dejó caer a un lado de ellos, ignorando el dolor que le provocó el piso a sus rodillas, tomó una de sus manos y la besó con inmensa ternura.
Le han disparado – fueron las palabras que atravesaron su carne de dolor.
Por… por favor – fue lo único que dijo extendiendo sus brazos para tener y acunar a Candy entre sus brazos después de tanto tiempo.
CANDY.
Neal me tiene fuertemente agarrada de la cintura, su brazo me tiene prisionera, el muy cobarde está tratando de forzarme, Dios, no puedo permitir que me haga algo, preferiría mil veces morirme a siquiera imaginarme entre sus brazos, ese lugar solo le corresponde a Albert… a William… estoy tratando de prolongar más el tiempo, con verdadero terror veo como Neal mata al sacerdote, al impacto del balazo que recibe el pobre hombre, mi rostro se salpica con su sangre, Neal no siente ningún tipo de remordimiento, no hay siquiera conciencia de lo que está haciendo y si la tuviera, estoy segura que es lo que menos le importa, su asquerosa voz me participa de sus planes, su lengua se resbala por mi mejilla, limpiando en su proceso un poco de la sangre del sacerdote, estoy tentada a vomitar sobre él y trato de inhibir ese impulso y me remuevo de entre sus brazos, no lo soporto tenerlo tan cerca… Albert… mi pequeño Albert, pensar en él me aleja de toda esta asquerosidad ¿Cómo estarás mí amor? Mi corazón se siente tranquilo que después de tanto tiempo sin verlo, pude abrazarlo, sentir su pequeño cuerpecito entre mis brazos, no estoy segura cuanto tiempo fue, pero para mí se me antojó una eternidad, solo espero que mi amor le alcance para protegerlo y que ninguno de los que trabajan para Neal lo encuentre, mi niño, mi precioso niño, me escuchó y no volvió su rostro a mí, muchos recuerdos se arremolinan en mi memoria y solo una de ellas está alimentando la certeza de que mi niño y yo estaremos juntos una vez más, en éstos momentos y en una situación como ésta, me siento tan ajena a mí misma, ante tanto jaloneo, mi cuerpo lo siento tan ajeno, tan lejos de mí y es por la fuerza que Neal ejerce en mí ¿o será que la droga que me suministraban está volviendo a activarse en mi cuerpo? Lucho, estoy peleando con todas mis fuerzas para tratar de zafarme de él cuando escucho su voz, Neal nos voltea y no puedo creer lo que mis ojos ven, es Albert, mi corazón salta un latido nada más verlo, sus ojos anhelantes como lo recordaba traspasan mi alma, Neal ha soltado mi cintura y ahora su mano aprieta con demasiada fuerza mi cabello inmovilizando mí cabeza, en tan pocos segundos o minutos siento que mis sienes laten de dolor como si tuviera en mi cabeza un corazón palpitante, la risa estridente de Neal, me lastiman los oídos.
¡SUELTALA MALDITO COBARDE! – le exige Albert con voz de trueno, pero Neal solo aprieta más su mano, otro movimiento más y ahora mi cuello está aprisionado con su brazo ahogándome, siento mi corazón ahí mismo donde está apretando, veo la boquilla del arma tan cerca de mí, que por un momento cierro los ojos esperando que todo acabe.
Vaya, vaya, vaya jajajaja – ríe desquiciado, su risa me hace abrir los ojos – de todas las cosas que pudieron haberme pasado jamás me imaginé esto jajajaja – reía con más fuerza – ¿pero mira a quien tenemos aquí? ¿te das cuenta mi amor? Los hermanos Andley vinieron tal cual caballeros con sus corceles blancos a salvar a su dama – y es entonces cuando los veo, otro hombre tan idéntico a Albert… a William, otro hombre que desconocía que existía está a su lado, confundida los veo y no puedo creer lo que mis ojos están viendo, Tom y Stear están atrás de ellos, todos con sus armas apuntándonos, la pesades que sentía en mi cuerpo se intensifica y un dolor lacerante atraviesa el costado de mi cabeza, me siento tan conmocionada, esto es una burla que el destino me está jugando una vez más.
¿Albert? – pronuncio su nombre en un susurro.
Puedo sentir el regocijo que causa en Neal lo que acabo de descubrir, mi cabeza es un caos en éste momento, está saboreando la oportunidad de sentirme vulnerada, burlada, mancillada, estoy siendo consiente del dolor que esto está provocando en mí, está asestando el golpe más profundo del engaño al que fui involucrada sin buscarlo, sin desearlo, sin quererlo.
A ellos me refiero mi pequeño amor… míralos – me levanta el rostro poniendo su brazo en mi cuello – obsérvalos muy bien ¿te das cuenta verdad? Albert tiene un hermano gemelo y el hombre que creías tu esposo… realmente es Alfred… eso si es cruel ¿no crees? Tu querido y amado Albert… te intercambio como si fueras una prostituta, te metió a la cama de su hermano… de Alfred… esa es la verdad mi pequeño amor… fuiste la ramera de dos hermanos jajajaja – me dice con crueldad, cada palabra está apuñalando a mí ya corazón adolorido, los observo y son como dos gotas de agua, pero hasta este momento, sus miradas hacen la diferencia.
Un disparo me saca de ese aletargamiento y no puedo evitar ver con horror que Niel ha disparado a Albert, mis lágrimas no dejan ver con claridad y me las limpio apenas pudiendo mover mis brazos, veo como la fuerza del disparo voltea el cuerpo de Albert sin tumbarlo, un solo movimiento y sus manos firmes me apartan del muy cobarde, mis piernas no responden más y el suelo me recibe como un plomazo y así como estoy tumbada en el suelo veo a Albert atravesando el rostro de Neal a golpes, es un Albert diferente, jamás lo vi así y de pronto siento que algo muy caliente atraviesa mi cuerpo, una frialdad y adormecimiento intenso se apoderan de mi conciencia y todo se vuelve negro.
Sácala de aquí… llévatela… – dice Albert a Tom, mientras éste lo miró sin comprender.
Eres un estúpido inconsciente, estás herido… deja que te atiendan mis hombres – Albert solo negó con la cabeza.
Albert… – le dijo su hermano.
Después de esto, no me separaré de ella… pero deben irse… – sentenció él.
ELIZA.
Neal ¿Por qué? – la voz de una mujer les hizo voltear sus miradas, su rostro estaba cruzado por lágrimas, se hincó ante él y solo le alisó un mechón de su pelo que tapaba sus ojos, observó su rostro ensangrentado que ya comenzaba a hincharse, una suave caricia a su mejilla, se levantó y se dirigió hasta donde estaba Candy – Candy… Candy… perdóname… yo no sabía – miró a los ojos a Tom – Neal… es mi hermano – él solo la miró comprensivo.
No te sientas responsable por sus decisiones.
Si papá viviera – su voz se ahogó en llanto – miró a su alrededor la capilla ya estaba casi vacía, la mayoría de los hombres ya habían salido por órdenes de Stear, su mirada se paseó por el lugar y vio a Alfred a lado de su hermano, igual que a los demás le asombró verlos juntos, muy dentro de ella sospechaba algo, pero no podía verbalizarlo hasta cerciorarse, sus hombros se relajaron de alivio, se levantó junto con los demás cuando un movimiento la alertó, Neal estaba de pie con una pistola en su mano.
Todo ha terminado Andley… lo llevaremos esposado – le dijo Tom a Albert en voz alta y así como todo comenzó, un fuerte estruendo los hizo voltear.
Pero antes te irás delante de mí – dijo Neal, todo fue demasiado rápido, de un momento a otro Alfred sostenía entre sus brazos el cuerpo de Eliza, quien en un movimiento casi imperceptible se interpuso y le salvó la vida, otro estruendo se dejó escuchar y todos vieron como el cuerpo de Neal caía al suelo, pero quien terminó por cegar con la vida de él, fue la hermosa rubia que estuvo a su servicio mientras tenía a Candy secuestrada.
Torturó y mató a mi familia… – lo decía con palabras ahogadas por el llanto – él no debía de vivir, alguien tenía que hacerlo – Stear se acercó y la desarmó, la chica no opuso resistencia – mató a mis hermanitos… ellos no tenían porque morir, papá y mamá… – ya no pudo seguir, porque sus palabras se ahogaron con sus palabras, Stear, volteó a ver el cuerpo inerte de Niel, ahora sí, todo había terminado, nada salió como habían planeado y talvez, fue un error haber involucrado a Albert.
Lo que antes empezó como un caos, Albert fue quien terminó confrontando a Neal y aunque fue un acto digno de admirarse, para Tom fue un acto meramente innecesario y solo por eso, podía ver, lo único que diferenciaba a Albert de su hermano Alfred… el verdadero amor por su hermana.
Todo ha terminado… no hay nada que hacer aquí – dijo Stear – al muy desgraciado se le ocurrió morir.
Un par de helicópteros esperaban en una explanada de la pequeña propiedad, Albert, Candy y Eliza fueron trasladados a un hospital, no había tiempo que perder, todo estaba dispuesto para recibirlos y aunque el viaje fue corto, la vida de los tres comenzaba a entrar en crisis.
Una llamada y ya todo estaba preparado, en el hospital las familias estaban reunidas, pero ya no como antaño, los padres de Candy se encontraban separados de los padres de Albert, nuevos sentimientos los mantenían separados, Sarah Leegan, la madre de Eliza se encontraba junto a Mary, ambas lloraban y rogaban por la vida de sus hijas.
¿familiares de Candice White? – George y Mary se tomaron de la mano y se dirigieron ante el doctor.
Somos sus padres ¿Cómo está mi pequeña? – el médico embozó una sonrisa.
Su hija está fuera de peligro, pero hay algo mucho más grave que eso, el efecto del sedante no funcionó durante la operación, su hija está despierta y en crisis.
Po… ¿podemos verla? Por favor – fue la súplica de Mary.
La respuesta debería ser no, pero necesitamos que se tranquilice y pueden ser de gran ayuda, síganme por favor.
Cuando entraron dos enfermeros trataban de contenerla cuando Candy los vio.
¿mami? ¿papi? – extendiendo sus brazos ansiosa, anhelante y desesperada – ¡sáquenme de aquí!
Hola BUENAS NOCHES a todos, les doy las GRACIAS a cada uno de ustedes por los mensajes que me han enviado, significan mucho para mí, les comparto una vez más un nuevo capítulo de ¿A QUIÉN AMAR? De verdad aprecio sus opiniones con respecto a la historia.
Si Dios lo permite nos leemos hasta la próxima, enhorabuena y bendiciones.
Cla1969.
Lorena Pizzimenti.
Isa.
Reeka21.
Fabiola Aguirre.
MaríaGpe22.
Nancy Reyes.
Karol C.
Carol Aragon.
Mil GRACIAS por el apoyo.
260125.
