LOS PERSONAJES DEL MUNDO CANDY CANDY LE PERTENECEN A SUS CREADORAS Y ESCRITORAS MISUKI E IGARASHI.
¿A QUIÉN AMAR?
Capítulo 3.
DESPERTAR.
Fue demasiado tiempo el que vivió bajo esa angustia de incertidumbre, de no saber nada acerca de si mismo, de desconocer los motivos que lo llevaron a estar en esa situación, la desesperación y los recuerdos eran una constante en su memoria, una fotografía desgastada era el único que tenía de ella, solo su recuerdo lo mantenía cuerdo en esa terrible situación… ¿Cómo fue que llegó hasta ahí? Poco sabía de todo lo que había acontecido, todo lo que sabía estaba resumido en una carpeta de papeles que nada tenían que ver con él, todo era tan desconcertante, se sorprendió al verse amarrado a una cama de hospital, se vio así mismo e incluso sin hacerlo frente a un espejo sabía que no era la sombra de lo que alguna vez fue, aunque limpio, su cuerpo carecía de toda masa muscular, miró sus manos huesudas y sus brazos extremadamente delgados ¿Qué pasaba? ¿Dónde se encontraba? Su cerebro era un torrente de ideas y pensamientos que simplemente no podía verbalizar, los pitidos dieron la alarma e inmediatamente vió como un par médicos entraron y comenzaron a manipular aparatos y a él mismo, sabía que no estaba en Estados Unidos, entendía perfectamente bien el idioma en que estaban hablando.
¿Dónde…? – aclaró su garganta carraspeando ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? – uno de los médicos se acercó a él.
¿sabe usted su nombre? – estaba desconcertado ¿Qué clase de pregunta era esa? ¡por supuesto que lo sabía!
Si… yo… yo – de repente todos los recuerdos que tenía apenas hace un momento se esfumaron nada más despertó, se volvieron una niebla demasiado densa en su cerebro como para despejarla, trataba de buscar en la bruma de su cabeza algo que él reconociera de sí mismo, hacía unos momentos recordó… ¿o simplemente los soñó? Frunció un poco los labios al no tener una respuesta que dar.
Hay que informar a su familia…
¡NO! ¡POR FAVOR! Necesito aclarar… recordar… pensar todo esto… ¿Qué me pasó?... me siento agotado… ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy amarrado? – Todas las preguntas que tenía en su cabeza trató de verbalizarlas en ese momento, algo muy dentro de él sabía e intuía que debía de ser mesurado en sus decisiones, que debía de actuar con cautela, al verlo el médico a los ojos supo interpretar que ese joven quería confiar y creer en alguien, había miedo, angustia, pero también confianza, en esos ojos tan claros y límpidos que hablaban por él y el médico a cargo comprendió que mucho de lo que se dijo hace algún tiempo no eran más que invenciones, lo observó y pudo darse cuenta que ese joven apuesto estaba en ese lugar por los motivos y las razones equivocadas… treinta y cinco años como médico general y siquiatría lo abalaban, el tiempo suficiente para aprender a Interpretar y conocer a las personas, después de todo para el resto del mundo él no existía y debería de seguir así, cuando lo recibió en los pabellones de la institución que él representaba todo estaba más que claro… en aquel entonces… exactamente un año y medio, un joven casi moribundo llego acompañado de un par de hombres, no hubieron explicaciones, solo una lista de recomendaciones y dinero… dinero que el médico rechazó, alguien se quería deshacer de ese joven, la misericordia, el corazón de alguien o simplemente la conciencia de ese alguien lo salvó de una muerte segura – por favor – volvió a repetir.
Necesitas descansar…
Por favor… ayúdeme… no se que hago aquí – el médico tomó con firmeza su mano.
No te preocupes hijo… estás a salvo aquí – él mismo se personó para atender al paciente, con el tiempo aprendió a desconfiar incluso de sus colegas, sabía de muchos internos que estaban recluidos con tal de desaparecerlos, pero cuando conoció a ese joven, algo se removió en él, un recuerdo que no deseaba desenterrar le hizo tomar esa decisión y se prometió así mismo que buscaría y encontraría los motivos por los que ese joven se encontraba en el área psiquiátrica de Sao Paulo. Constantemente y de acuerdo le llegaba información descubría qué es lo que realmente estaba pasando, los informes que le llegaban los guardaba celosamente en su casa, en algunas ocasiones él tuvo que tomar parte de ellas para cerciorarse que no fueran adulteradas las investigaciones… pronto le haría de su conocimiento el resultado de lo que él sabía, pero tenía que sacarlo cuanto antes de ese lugar.
TRES AÑOS Y VARIOS MESES ATRÁS.
Dejó de hacer todo lo que tenía planeado para ese día cuando recibió la llamada de Candy, y nada más llegar al edificio se apresuró a subir el elevador que lo llevaría hasta su refugio, cuando llegó a la puerta abrió con sumo cuidado para no alertarla, quería llamarla pero dentro de sí pensó que no la encontraría en esas cuatro paredes donde muchas veces la hizo suya, entró en silencio y nada más verla en ese estado le hizo pensar en alguna desgracia, la encontró acurrucada en la recámara de su departamento, verla como estaba le llenó de amor el corazón, se quitó los zapatos y se subió a la cama abrazándola por la cintura pegándola a él, dejó que ella se volteara y se acurrucara en su pecho y nuevamente el llanto se desbordó de sus lindos ojos verdes.
¿Qué pasa mi amor? – ella solo negaba con la cabeza, sus palabras quedaban atascadas en su garganta, enredó sus piernas con las de ella haciendo de su cuerpo la prisión que ella tanto necesitaba en esos momentos – Candy…
Yo… – y no dejaba de llorar, comenzó a acariciar su cabeza, amaba tanto su cabello, su rostro, su cuerpo, todo en ella resplandecía – Albert…
Te escucho amor… – pero entre más trataba de tranquilizarse simplemente no reaccionaba como ella esperaba – tómate tu tiempo ¿va? – mientras ella asentía tomando un poco de aire para poder controlarse, cuando sintió que ya le había pasado se separó de él sentándose en la cama.
Albert… yo lo siento… debí… debimos tomar precauciones… estoy embarazada… – le dijo cubriéndose el rostro con sus manos llorando una vez más, él se acercó a ella abrazándola, sin esperarlo su corazón saltó de emoción.
Mi amor… – la tomó por la cintura y abrazó tan fuerte haciendo que ella lo abrazara por el cuello colocándola sobre su regazo.
¿no estás molesto? – él se separó un tanto de ella y la miró extrañado.
¿Por qué habría de molestarme?... Candy mírame – con sus manos acunó con inmensa ternura el rostro de ella, limpiando con sus pulgares el rastro húmedo de su llanto – ¿me veo molesto? – ella negó con la cabeza – me haz hecho el hombre más feliz del planeta – se lo dijo besando sus labios.
¿de verdad?
Claro que si mi amor… un pedacito de mi ya está aquí – acariciando su vientre plano – necesito platicar con tus padres.
Pero… ¿para qué? – le preguntó asustada.
¿Cómo que para qué? Te vas a casar conmigo mi amor por supuesto – ella le devolvió el abrazo emocionada tumbando a Albert sobre el colchón, cubriendo a ambos con el hermoso y rubio cabello de ella – ¿te parece si lo hacemos este fin de semana? – ella asintió besando sus labios.
El día tan esperado llegó, Candy estaba realmente nerviosa, por una parte sentía que había decepcionado a sus padres por todo lo que le estaba pasando, pero por otra, la felicidad se le desbordaba hasta por los poros, pocos recuerdos le quedaban cuando la tristeza se hizo de ella después de confesarle a sus padres que se había enamorado y que por su inmadurez él ya no reparaba en ella, pero poco a poco comprendió que si sentía lista ella iba ceder ¡y vaya que lo quería! Lo amaba sin siquiera tenerlo, sin saber a que sabían sus labios, sin saber como se sentía la calidez de un abrazo suyo. Mientras se arreglaba recordó como sostuvo una plática con sus padres a principios de la semana después de decirle a Albert que esperaba un hijo de él, no quería que sus padres pensaran que ella era una irresponsable, quería asumirla tal cual, antes de que Albert llegara a platicar con ellos.
Pero hija… ¿en qué estabas pensando? ¿no se te ocurrió protegerte?
Mami… – le dijo un tanto avergonzada, confiaba inmensamente en sus padres, pero tocar temas de protección y cosas intimas le eran muy bochornoso.
Mi amor… acabas de cumplir 19 años… ¿sabes lo que implica tener un hijo a esa edad?
No… bueno… no lo sabré hasta que lo tenga en mis brazos… papi – George desde donde estaba dio un largo suspiro, dibujando una sonrisa en sus labios… aun después de diez y nueve años ella lo llamaba papi como cuando era una niña.
¿estás segura? – ella asintió.
Lo amo papá… sé que les fallé – George fue hasta ella y la tomó suavemente de los brazos.
No mi ángel… tú no nos haz fallado… no puedo mentirte si te digo que esperaba una noticia como ésta – suspiró de nuevo – pero si eres feliz… yo me sentiré feliz por ti… por ambos… incluso por él – volteó a ver a su esposa y le extendió la mano, María tenía sus ojos humedecidos, sabía como él que la felicidad de sus hijos serían prioridad antes de cualquier cosa.
Soy demasiado joven para ser abuela – y comenzaron a reír a carcajadas los tres – mi amor… ¿Qué pasarán con tus estudios?
Seguiré mamá… de eso ten la plena seguridad.
Gracias hija… eso es lo que quería escuchar de ti… no deseo que pongas en pausa tu vida… no te será fácil… pero tampoco imposible.
Lo sé mami…
Cuando Albert llegó por fin a la residencia de los Johnson, Candy ya esperaba por él, se sentía muy nervioso, pero estar junto a ella iluminaba su vida y eclipsaba cualquier temor, ya no se veía sin ella, era todo lo que su corazón deseaba tener, la tomó de la mano dándole un suave beso en sus labios.
Amor… ahora si ya no estoy tan seguro de hablar con tus padres – Candy le sonrió.
¡vaya! ¿Quién lo diría? Amor… no hay nada de que preocuparse ¿estás arrepentido?
No… por supuesto que no – le dijo riendo, respiró hondo y la tomó de la mano – te amo.
No te preocupes… ellos nos esperan, lo peor ya pasó – le susurró en el oído.
EN EL HOSPITAL
Varias horas pasaron para que Candy reaccionara después de haberla dejado sin el soporte que hacía que ella respirara, abrió poco a poco sus ojos, el efecto de la anestesia aun era fuerte y le impedía despejarse completamente y el primer rostro que vió fue el de su hermano, él tenía recargada su cabeza a un lado de su cama, hacía tanto tiempo que no lo veía, él era cuatro años mayor que ella, sus cabellos castaños eran idénticos a los de su madre, hacía algún tiempo buscaba un parecido entre sus padres y ella, pero por más que lo hacía no lo encontraba, hasta que un día al vagar por los recuerdos de su madre siendo niña encontró una fotografía antigua… una mujer de rasgos finos le devolvía la mirada y una sonrisa tan amplia como la suya… era la madre de su abuela… con una sonrisa volvió a fijar sus ojos en ese cabello castaño de su hermano
¿Tom? – ella sentía que su voz retumbaba en la habitación, la sentía rasposa y seca, pero Tom no despertaba, apretó su mano y fue cuando él despertó.
¿Candy? ¡Dios! Haz vuelto – sus ojos amielados como los de su madre se humedecieron – ¿Cómo te sientes?
No me sueltes – cerró sus ojos porque un terrible mareo la envolvió en ese momento.
Aquí estoy Candy… no te soltaré – un médico entrado en años, abrió la puerta y llegó hasta donde se encontraba la paciente.
Buenas tardes… me da gusto encontrarla despierta – Tom se puso de pie sin soltarla.
Buenas tardas Dr. Kleiss ella acaba de despertar, se siente mareada…
Veamos… – la auscultó por un momento – Me parece perfecto… lo que está pasando con su hermana es que su organismo está reaccionando de manera favorable, ¿siente algún dolor? – ella negó con la cabeza – apretó un botón y una enfermera se persono momentos después – Enfermera, hay que aplicarle 5 ml de difenidol, esto le ayudara para evitar los vértigos… tengo entendido que usted estará en su rehabilitación…
Así es doctor… ¿Cuándo se iniciarán?
En un momento viene el Dr. Robson y parte del cuerpo médico que se hará cargo de todo lo referente a la rehabilitación de la paciente – se dirigió a Candy tomándole el pulso y después colocándole el estetoscopio – ¿se siente mejor Sra. Andley?
Un poco mareada…
¿recuerda algún evento reciente que se vincule a su internamiento en el hospital? – ella asintió mientras el Dr elevaba la cama para que Candy quedara sentada.
Si…
Muy bien… siga ésta luz – hizo algunos movimientos con el instrumento que tenía en la mano, revisó su brazo y su pierna así como la cabeza – cualquier indicio de dolor que llegara a sentir hágalo saber ¿de acuerdo?
Si Dr… gracias.
Ha tenido una buena cicatrización en las cirugías que se le realizaron ahora hay que trabajar para que su cuerpo esté en óptimas condiciones… cualquier cosa las enfermeras me harán llegar sus mensajes o dudas que tengan con respecto a su salud – tomó su mano y se la apretó – espero que se recupere pronto...
Gracias por todo doctor – le dijo Candy.
Disculpe Dr. Kleiss… su alimentación…
Puede comer de todo… en un momento le traerán su cena ¿Quién se quedará en la noche?
Mis padres… no tardan en venir…
Bien… en ese caso vendré antes de la ronda nocturna para dejar algunas recomendaciones… compermiso.
Ambos hermanos se quedaron solos de nuevo, Tom observó a su hermana, tenía tantas preguntas pero tampoco quería ser indiscreto, tomó su mano una vez más y besó su frente.
Cualquier cosa que decidas… quiero que sepas que cuentas con todo mi apoyo – Candy asintió, su pequeña nariz se enrojeció, antecediendo que algunas lágrimas se querían asomar a sus ojos.
Pensé… que sería feliz… creí en su promesa de amarme… qué ¿Qué pasó con él? Todo cambió de la noche a la mañana – había angustia y desesperación en su mirada, una parte de ella confiaba en su amor por él, pero había una parte que estaba engullendo la bondad que aún había en su corazón.
¿Qué quieres hacer?
Ayúdame a desaparecer… deseo estar sola con mi hijo – sus hermosos ojos verdes se encontraron con el ámbar de su hermano.
¿le dirás a papá y a mamá?
Si... solo ustedes y a nadie más… quiero retomar lo que dejé en pausa… mamá tenía razón ¿me ayudarás?
Sabes que si… pero primero tienes que sanar tu cuerpo… no puedes permitirte quedar a medias…
Lo haré… lo haré por mi… por mi hijo y por el futuro incierto que me espera… ya no esperaré ni rogaré por todo lo que alguna vez deseé… eso es pasado y ahí se quedará – le dijo con determinación.
Candy, William ha venido… ha dejado algunos mensajes con las enfermeras… obviamente papá no ha permitido que se te acerque ni tenga comunicación contigo… a lo que quiero llegar es… aclara todo lo que tengas que aclarar, piensa que tus decisiones afectarán también a tu hijo – Candy iba a interrumpirlo pero él no la dejó – ya sea de manera positiva o negativa, no estoy tratando de decirte que vuelvas con él… sería una tontería si lo hicieras… pero es necesario que le dejes muy clara tu posición.
Lo sé… solo es que aun no me siento preparada para hacerlo… necesito alejarme de él… estar sola ¿me ayudaras?
Sabes que si.
A la primera hora del otro día, Candy se encontraba realizando con dolor y esfuerzos cada ejercicio que le pedían, fueron las dos horas que más se exigió así misma pese al sufrimiento que le estaba provocando, en cada minuto que pasaba, evocaba cada recuerdo desde el día que lo conoció, sabía que le sería difícil sacarlo de su alma, porque su corazón ya se lo había dado a él, y pedirlo de regreso implicaba volver a verlo, y por el momento era algo que no quería hacer.
Ese día y todos los sucesivos aprendió conscientemente lo que era caminar, lo que cada paso implicaba sentir no solo las ansias de alcanzar un objetivo, sino el esfuerzo que eso conllevaba hacerlo… juntó su amor, su dolor, la esperanza, todo lo bueno y lo malo que en ese momento su esfuerzo la hacía sentir, Tom fue el perfecto compañero para que ella no se rindiera, su entrenamiento militar la obligaba a no rendirse, a no sucumbir al dolor, a no dejarse llevar por la debilidad que las horas de rehabilitación la estaban llevando, cada día cada hora, era el resultado constante de su recuperación, su hermano la estaba llevando al límite del dolor, del sufrimiento, la estaba llevando cuesta arriba, a un objetivo por el momento inalcanzable, pero que algún día se preciaría de estar en ese lugar, George y María se dieron cuenta que una versión desconocida de su hija se revelaba ante sus ojos, algo cambió en ella, algo murió en ella y su madre rezaba día a día por que algo maravilloso renaciera en su pequeño ángel.
Pero los días resultaron ser tan diferentes a las noches, las pesadillas fueron una realidad invariable para su corazón adolorido, cada vez que sus ojos se cerraban, se veía cayendo a un abismo sin fondo, se veía así misma con las manos ensangrentadas tratando de recuperar a su bebé, los gritos de dolor eran un reclamo obstinado hacia sí misma, y tanto George como María estaban ahí para consolarla y darle todo el amor del que eran capaz.
¡mi bebé! ¿Dónde está mi bebé? – gritaba una y otra vez exigiendo lo que ya no existía y cuando despertaba solo sentía ese vacío que no lograba llenar con absolutamente nada – mami… mi bebé – y el llanto se prolongaba por varias horas más.
Cálmate mi amor… mami está contigo… nadie te volverá a hacer daño… sssh todo estará bien mi ángel – era la promesa constante que su madre recitaba para ella, no había poder humano que los separaran en ese momento de su hija, serían su fortaleza en la que ella se sostuviera, cada día y desde el día que despertó mientras estaba en recuperación, el Dr. Robson pedía que le aplicaran un tranquilizante, había mucho trabajo que hacer por ella.
Hola chicas BUENAS NOCHES… les presento un nuevo capítulo ¿Qué les pareció? Me agrada poder leerlas y saber que piensan sobre las historias que escribo, aunque no lo crean aprendo mucho y trato de llevarlo a la práctica, GRACIAS a cada una de ustedes que me hacen el favor de leerme.
Carol Aragón.
MaríaGpe22.
Guets1.
Guets2.
Elizabeth.
Saryfan.
Sincity12345.
MIL GRACIAS
Si Dios lo permite nos leemos hasta la próxima.
Enhorabuena y bendiciones.
