TODOS LOS PERSONAJES DEL MUNDO DE CANDY CANDY LE PERTENECEN A SUS CREADORAS Y ESCRITORAS MISUKI E IGARASHI.
¿A QUIÉN AMAR?
Capítulo 4.
CLAROSCURO.
Recién había llegado de Nueva York cuando supo de la noticia de que su mejor amiga se encontraba desde hace más de un mes internada en el hospital, no podía creer hasta donde pudo cambiar William al grado de hacerle daño a ella, de lastimarla, estuvo algunos días merodeando en la ciudad sin ir siquiera a casa de los padres de Candy, desde el momento que llegó y lo vió, investigó y confirmo la dirección en donde él se encontraba, se le hizo un poco extraño que él se hospedara en un hotel y de ahí saliera a un consultorio médico. En uno de esos días, y mientras esperaba pacientemente en una cafetería, se cubría su cabello rojizo con una pañoleta y su rostro con una revista, lo observó por varios días invirtiendo su tiempo en perseguirlo como si fuera una sombra, y "casualmente" tropezó con él.
Disculpe – él apenas reparó en ella y siguió caminando y ahí se dio cuenta Eliza que algo no iba bien con ese hombre ¿no la reconoció? ¿o simplemente y como de costumbre la ignoró?
¡Albert! – pero no hubo respuesta, y con todo el coraje acumulado fue tras él tomándolo del brazo haciendo que él apenas se volteara – ¡ERES UN MALNACIDO! ¡UN POCO HOMBRE! – él apenas la miró y volvió a darse la vuelta haciéndola enfurecer más, yendo tras él lo confrontó cara a cara propinándole con todo su ser una bofetada en su mejilla haciendo que él trastabillara hacia atrás.
¡MALDICIÓN! ¿Qué TE PASA?
¡LO SABÍA! ¿Cómo te atreviste a lastimarla? – y se fue a golpes sobre él, nada lo había preparado a él para recibir golpe tras golpe en su perfecto y guapo rostro – ¡ERES UNA BASURA! ¡ERES DE LO PEOR! – William la tomó de las muñecas inmovilizándola, muchos transeúntes formaron un corro alrededor de ellos.
¡LARGUENSE DE AQUÍ! – dijo él en voz alta tratando de modularse y no llamar más la atención.
¿Qué? Conmigo no tienes que fingir estúpido…
Por tu bien… te voy a sugerir que no vuelvas a cruzarte en mi camino o…
¿¡O QUÉ IDIOTA!? ¿me vas a dejar casi moribunda como dejaste a Candy? Pudiste engañarla a ella ¡PERO NO A MÍ!... ¡SUÉLTAME ESTÚPIDO! No te imaginas lo que siento en éste momento… voy a esperar pacientemente el día en que todo tu teatro se venga abajo… George y María tienen que saber… – él la tomó fuertemente de la muñeca haciendo que entrara a un callejón.
No me tientes Eliza… podrías arrepentirte por el resto de tu vida – le susurró en el oído haciendo que la joven se estremeciera ante él, pero su reacción fue muy diferente al propinarle un rodillazo en los testículos, él la soltó empujándola sobre la pared conteniendo un grito tratando de amortiguar el dolor que le había provocado Eliza, y cuando se repuso se sostuvo de la pared y apenas volteó a verla aún de espaldas – no vuelvas a cruzarte en mi camino – retirándose del lugar.
Infeliz… no te imaginas como me arrepiento de haber sido yo quien le dijera a Candy que eras la persona indicada para su vida – William se paró por un momento y quiso regresar – eres de lo peor – y lo vió caminar alejándose de ella – ¡por supuesto que habrá otro día! ¡pagarás infeliz! – Pensó Eliza mientras se desahogaba tapándose el rostro y llorando a mares.
Horas después fue al hospital donde aún seguía internada Candy y encontró a Annie, George y a María, y como en muchas otras ocasiones se refugió en los amorosos brazos de la mamá de Candy.
¿Hija que sucede?
Lo… lo siento tanto… lo supe hace unos días… el trabajo…
Ella ya está mejor… ¿quieres pasar a verla? – Eliza asintió – límpiate esas lágrimas… Candy te ha extrañado mucho…
Y yo a todos ustedes – yendo a los brazos de George.
Gracias por venir hija… a Candy le hará bien tenerlas a ambas – le dijo George.
¿de verdad? ¿pese a lo que hice?
Muy por encima de eso hija… aunque no te perdono que te hayas alejado de nosotros – le dijo tocando la punta de su nariz – lo importante es que ya estás aquí, en el momento que más te necesita… vayan estoy seguro que Candy se alegrará.
María las encaminó hasta la puerta de la habitación y nada más traspasarla, ambas corrieron hasta donde ella se encontraba, los ojos de Candy se llenaron de lágrimas, lágrimas de alegría que pensó que no tendría jamás, después de todo lo que perdió, pensó que nada ni nadie la haría sentir un poco de felicidad.
Eli… Annie… – su garganta se cerró de la emoción – vinieron – las jóvenes se acercaron y Candy se aferró al abrazo de ellas, lloraron sin decirse nada, las tres lavaron con sus lágrimas el tiempo que no pudieron estar juntas, una más que otra, y ahora solo se podían permitir estar más unidas sin decirse el motivo, porque muy dentro de ellas ya lo sabían – ¿Cómo han estado?
¡feliz de verte! ¡Dios mío Candy! Tenemos que vernos más seguido – Candy solo les sonrió y negó con la cabeza – ¿Qué pasa Candy? – le preguntó Eliza.
No puedo mentirles… no a ustedes… serán de las pocas personas que sepan que haré en un futuro – Candy recostó su espalda sobre las almohadas – he tomado la decisión de irme, las cosas entre Albert y yo son irreconciliables… Annie… ya no es posible seguir sosteniendo esta relación… mi amor no le alcanzó…
¡Dios mío Candy! Perdóname… fui yo quien insistía una y otra vez que lucharas por tu relación… yo pensé…
No Annie… yo deseaba que funcionara – Eliza solo las observaba… – Eli…
Debí haber estado contigo para apoyarte – sus lágrimas humedecían sus mejillas, sus ojos tan amielados se aclaraban como si tuviera un sol en ellos.
Perdóname por alejarte de mí…
No tienes que hacerlo Candy… no pidas perdón, lo amas pese a todo – ella la miró asombrada – no te avergüences por lo que sientes, por algún motivo todos sucumbimos al amor… aunque éste nos lleve a la perdición – Eliza le sonrió – ¿sabes lo que harás? – Candy asintió.
Necesito alejarme… papá y mamá… – Eliza tomó su mano.
No me digas a donde irás… es mejor no saberlo… ya sabes… por seguridad – le sonrió.
Las voy a necesitar tanto…
Tienes que ser fuerte… por ti… por tú hijo.
Eso mismo dice papá… necesito recoger todos los pedazos de mi.
Deberías demandarlo… – fue lo que por fin dijo Annie – Albert no merece ningún tipo de consideraciones de tu parte…
Lo sé Annie… no sé cuanto tiempo me lleve, pero necesito retomar lo que dejé inconcluso, sanar mi alma…
¿vas a volver con él? – Candy negó con la cabeza.
¿Qué clase de persona sería si lo hiciera? ¿después de lo que me hizo? Nunca… – la voz se le quebró – nunca me imaginé que sería tan doloroso… yo amaba a ese bebé… y pese a todo lo amo a él… pero sería injusta conmigo misma si yo decidiera volverlo a intentar cuando éstos tres años ha sido una relación solo mía y no él y yo… lo amo…
Y lo amarás por siempre Candy… lo que sientes por él se da una sola vez en la vida, es tan poderoso que tendrás que buscar el valor que hay en ti para no dar marcha atrás… sea lo que sea yo te apoyaré mi querida Candy – le dijo Eliza – solo te pido un solo favor… uno
¿Qué cosa?
No vuelvas con él, antes de ti piensa en Anthony ¿Qué pasaría si el atenta contra su propio hijo? No Candy… ningún niño debe experimentar la violencia ni sentirse ignorado… lo que te pasó es claramente la prueba de que él no siente nada por ti aunque te diga lo contrario.
Lo sé Eliza… y es lo que más me duele… su indiferencia… todo era tan perfecto… y de repente, lo perdí… habían momentos en los que ya no sabía que hacer o decirle… era como hablar con un desconocido.
Tal vez te sintió segura cuando se casaron… o no sé… ¡es un idiota de lo peor! – Candy y Annie se miraron y comenzaron a reír – ¿que es tan gracioso?
Hay veces que quisiera ser como tú… ¿Cómo habrías reaccionado si él te hubiera hecho lo que me hizo a mí? – le preguntó Candy.
¡Ja! No se la acaba… lástima que matar sea un pecado porque si no – lo dijo empuñando las manos.
Eliza… ¿Qué te pasó en los nudillos?
Aaah es que no les he platicado… practico kickboxing… es algo demandante… algo se tiene que sacrificar… ustedes deberían de practicarlo… uno nunca sabe cuando se pueda necesitar – Candy suspiró.
Si tal vez…
¿sabes cuando te darán de alta? – cambió de tema antes de que siguieran indagando.
No… tengo que completar la terapia de rehabilitación… solo es cuestión de tiempo para que yo decida alejarme de él y de todo lo que me ha hecho daño – suspiró.
Algún día Candy, regresarás y estoy segura que volverás a ser feliz…
Necesito sacar fuerzas de donde sea Eli… por el momento mi hijo será prioridad… necesito estar bien para él… confié demasiado y mira – sus ojos se humedecieron.
No te cierres a esa posibilidad… dicen que después de cruzar espinas encuentra uno siempre un tesoro…
¿crees aún en eso? – le preguntó la rubia.
Siempre… aún creo en el amor… que tonta ¿no? y tu Annie ¿Qué me cuentas? – dándole un codazo.
Me voy a casar – lo dijo en un susurro.
¿tan jodido está? – le preguntó Eliza, Candy al escucharla se rio abiertamente.
No… él es perfecto – lo dijo ruborizándose.
¿entonces? ¿Por qué ese entusiasmo?
Es primo de Albert…
¡por Dios! Y disculpen que se los diga… pero esa familia debe tener un gen algo retorcido… porque después de lo que te pasó a ti… Annie ¿estás segura?
Lo amo
¿hace cuanto que andan de novios?
Casi dos años…
¿Qué más ha pasado en mi ausencia? ¿estás embarazada? – Annie negó ruborizada – Annie, si las cosas no marchan bien… al menos tú si tienes la opción de defenderte ¿verdad? ¿sabes usar el sartén? Dicen que es muy efectivo.
He tomado clases de cocina…
Annie… Annie – negando con la cabeza – el sartén no solo se usa para freír huevos, dicen… dicen ¿eh? No me crean, que de repente sirve para componerles las neuronas a gentes díscolas como los Andley's
Yo… yo… no sé
¡por Dios Annie! Capta niña… capta… si ese noviecito y futuro marido tuyo se pasa contigo la solución es un sartenazo directo en su cabeza – Annie al escucharla solo abrió la boca tratando de contener un gemido de asombro – o llámame haber de cuanto nos toca – Eliza no podía con la cara de Annie y comenzó a reír.
Ya deja de molestarla Eli… Annie… ella solo está bromeando…
¡por supuesto que no! Yo no bromeo con esas cosas… llámame y ahí estaré cuando me necesites Annie… Candy ¿de verdad quieres estar sola? Podríamos ser buena compañía – volteó a ver a Annie – lo digo por si decides echarte para atrás…
Eso no sucederá Eliza… lo amo.
Ok…
¿Annie? – la llamó Candy.
Dime…
¿sabes si vendrá Rose con mi hijo?
Si… tu madre dijo que nos avisaría… así tendrás el tiempo con tú hijo – Candy les regaló una gran sonrisa.
HACE UN MES EN CASA DE ROSE.
Se sentía muy nerviosa, la madre de Candy llegó a su casa a dejar a su pequeño y adorable sobrino, no necesitó que le dijeran para saber que William le había hecho algo a Candy, no podía creer que las cosas hubieran llegado tan lejos entre ellos dos, sentía enojo, rabia y una incómoda frustración de no tener el valor de poder hacer algo.
¿Y mami? – preguntó el pequeño Albert.
Mi amor… mami está enfermita… mami está en el hospital – la carita del niño en sus apenas dos años se contrajo de tristeza haciendo un puchero con sus labios – pero mami se pondrá bien mi tesoro, pronto podrás verla – lo atrajo a su pecho, haciendo que el niño se abrazara a ella – te llevaré a casa conmigo… ¿quieres ir? – el niño se limpió sus lagrimitas con la palma de sus manos, asintiendo con la cabeza.
¿podré jugar con Tony? – preguntó ilusionado.
Por supuesto mi amor… ¿quieres llevar tus juguetes?
Siiii – le dijo muy contento y corrió hasta el cuarto de juegos y tomando una mochila comenzó a echar algunos dinosaurios – cariño… trae dos pijamas…
¿así tía Rose? – mientras le enseñaba dos deditos.
Si cariño – sus piernitas se movían de un lado a otro sacando todo lo que pudiera necesitar.
Desde algún tiempo RoseMary se sentía en la terrible duplicidad de apoyar o no a su hermano, se sentía hipócrita y falsa, lo amaba, pero también estaba consiente del daño infringido a Candy, al no saber la verdadera naturaleza que su propia familia ha escondido durante el tiempo que ella vivió en matrimonio junto a William, cada noche le azotaba a su conciencia no poder decir nada, sus padres aunque estaban separados vivían en esa misma red de mentiras del cual esperaba pronto poderse deslindar, desde un principio estaba en desacuerdo y al final no tuvo la opción y lo mejor que pudo hacer fue poner distancia entre ella y las personas que más amaba… hasta hace unos meses que regresó.
UNAS HORAS ANTES.
El constante tintineo de la música de su celular la sacó de su tranquilidad que gozaba con su pequeña familia.
¿bueno? ¿mamá?
RoseMary… hija ha pasado algo terrible…
¿papá está bien? ¿mis hermanos?
Papá está bien… ha sucedido una desgracia… Candy – en ese momento Rose se quedó pasmada, sus sentidos se adormecieron y fue hasta que su madre levantó la voz volvió en si.
¿Qué ha pasado?
William… ¡Dios mío Rose! ¡no sé que hacer! Tú hermano ha perdido el control y a causa de ello Candy ha sufrido las consecuencias… ella estaba embarazada y ha perdido a su hijo… sus padres llegarán a dejar al pequeño Albert contigo…
¡Dios! Claro mamá aquí los espero… mamá ¿Cómo está Candy?
Delicada… en cirugía…
¿está contigo William?
Si… ¿quieres hablar con él?
Sería más productivo si yo hablara con la pared… no mamá…no después de todo lo que ha hecho… lo desconozco ¿Cómo se atrevió a burlarse… a hacer semejante bajeza? Pero junto con él estamos nosotros mamá y es lo que más me duele… por favor avísame constantemente sobre la salud de Candy.
Si hija… gracias por quedarte con el niño.
Es hijo de mi hermano mamá… no tienes porque agradecer.
HACE TRES AÑOS ANTES DE LA BODA.
Te juro por mi vida que estaré ante el altar esperando por ti a que seas mi esposa.
¿Por qué no me llevas? – le decía Candy tratando de contener el llanto.
Mi amor estaré trabajando en una zona inaccesible, no quiero arriesgarte y mucho menos en tu estado… no me perdonaría si algo te pasa a ti o a nuestro bebé – tomó su rostro entre sus manos besando sus mejillas y sus labios ¿me vas a esperar? – Candy abrió grandotes los ojos.
¡por supuesto que si! Mi bebé te va a extrañar… te amo tanto… no me olvides – lo abrazó por el cuello costándole toda una vida despegarse de él – te amo…
Mi amor… acuérdate que estás en exámenes finales, no quiero que te preocupes ni te agobies…
Albert ¿Quién se acuerda de los exámenes? A quien quiero es a ti… regresa pronto…
Te lo prometo mi amor – en ese momento empezaron a llamar para que los pasajeros comenzaran a abordar – te esperaré en el altar… seré el de traje gris – Candy comenzó a reír – te amo cielo… nos vemos en tres semanas…
¿¡como!? Dijiste que en dos…
Si mi amor… será en dos semanas – verla con sus ojitos casi en lágrimas le partía el corazón – no quiero que estés triste… prométemelo – Candy solo asentía con la cabeza – no mi amor… dímelo.
Te… te lo prometo – Albert sin importar que lo vieran se hincó y besó su vientre, y con un último abrazo prolongado se despidió de ella, y mientras caminaba por el túnel de abordaje dos surcos de lágrimas se abrían paso por sus mejillas, para él también le estaba siendo difícil dejarla.
Ocho horas después ya se encontraba en el aeropuerto de Sao Paulo Brasil, siendo recibido por algunos de los representantes de los proyectos que él creó, llegó al hotel y sin importar la hora llamó al celular de Candy.
¡mi amor! ¿ya llegaste?
Si cariño… voy entrando al hotel… ¿Cómo estás?
Extrañándote ¿Qué más? Albert…
¿Qué pasó cariño?
Amor… regresa a mí… no te quiero lejos… te extraño demasiado.
Y yo a ti mi amor… ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida… pero dos semanas se pasan rápido y entonces si mi amor… jamás te separaré de mi.
¿lo prometes?
Te lo prometo amor… y cuando llegue te lo firmaré ante un notario si quieres… porque serás mía para toda la vida – Candy sonrió ante esa promesa – ¿amor?
Te creo…
Amor…
Dime…
No quiero que te encierres en casa… aprovecha éstas dos semanas para salir con Eliza y Annie… estoy seguro que tienen mucho que hacer…
Es lo mismo que me dijo mamá… invité a tu hermana a estar aquí en la casa…
Me parece estupendo… mi amor… tengo que dejarte… tengo que ir a supervisar los proyectos de construcción…
¿me llamaras cuando estés libre?
Si mi amor… te amo preciosa… te extraño como no te imaginas y solo por eso haré lo posible porque jamás te separes de mi – después de ese día, él ya no volvió a llamarle, ella era quien le marcaba y habían ocasiones en que lo escuchaba lejano y sin emoción, y pese a eso ella no se dejaba amilanar por esa falta de entusiasmo por parte de él, sabía lo importante que era el proyecto por el cual él estaba en Brasil y se propuso ser una fuente de alegría y no de preocupación para su futuro esposo.
Dos semanas después el apuesto hombre por quién estuvo esperando llegó al altar como había prometido, su emoción estaba al límite, sentía que su corazón se saldría de su pecho a cada paso que daba hacia el altar, pero ese día… él no llevaba el traje gris con el que le había dicho que la esperaría, su cabello rubio estaba mucho más corto, la estaba esperando… pero desde donde ella iba caminando no veía su rostro, no veía esa sonrisa por la que espero tanto tiempo y cuando por fin llegó al altar, él volteó su rostro a ella regalándole una hermosa sonrisa, indudablemente era el hombre más guapo, una sonrisa diferente se formó en su perfecto rostro, tomó la mano de ella que le entregaba George a quien apenas reparó en su presencia y caminaron el poco espacio que faltaba para llegar al altar.
No trajiste el traje que escogí para ti – le dijo al oído.
Creo que subí de peso porque no me entró el saco… pero estoy aquí ¿no? – ella asintió con una hermosa y amplia sonrisa, sin darle importancia a lo cortante que sintió su respuesta.
William Albert Andley… ¿aceptas a Candice Johnson White como tú esposa?
Si… acepto…
Candice Johnson White ¿aceptas a William Albert Andley como tú esposo?
Si padre… si acepto – dijo muy emocionada mirándole a los ojos.
Sus votos por favor – Albert se quedó un poco en blanco.
Lo… lo siento – dijo en voz baja, el sacerdote comprensivo lo sacó de ese bochornoso momento, pero para Candy fue el principio de una desilusión, ambos había escrito sus votos ¿Cómo era posible?
Yo William Albert Andley – comenzó a decir el sacerdote – te acepto a ti Candice como mi esposa… para amarte y protegerte todos los días de mi vida.
Yo William Andley – y repitió todo lo que dijo el sacerdote.
¿dirás tus votos hija? – preguntó el sacerdote.
Si…
Te escuchamos.
Yo Candice Johnson White… te acepto a ti William Albert Andley como mi esposo para amarte, honrarte, protegerte, respetarte y serte fiel, estar contigo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, estar contigo para apoyarte en los buenos y malos momentos hasta que Dios decida separarnos.
Los anillos por favor – Candy miró hacia la concurrencia, pero no estaba ella, Eliza… y en su lugar llegó Annie a entregarle los anillos al monaguillo, una lágrima de tristeza cruzó su mejilla – toma el anillo y repite después de mi – le dijo el sacerdote a William – Candice Johnson White recibe éste anillo como muestra de compromiso y de fidelidad, como símbolo perpetuo de nuestra unión.
Candy recibe éste anillo como muestra de compromiso de nuestro matrimonio – el sacerdote esperaba que él dijera algo más.
Toma el anillo hija – Candy asintió.
Albert… mi amor… recibe éste anillo como muestra del inmenso amor que siento por ti, prometo a partir de hoy y para siempre escucharte y creer en tu palabra… porque esa es la promesa que un día me diste y hoy la estás cumpliendo, prometo amarte en todo momento ya estemos juntos o separados, te tomo como mi amado esposo porque es la mejor decisión que he tomado en mi vida sabiendo que eres mi complemento perfecto, te ofrezco mi corazón para que seas tú quien lo resguarde porque confió y te amo solo a ti – le puso el anillo pero éste apenas le entró, Candy se sintió afligida.
No te preocupes, mis manos deben de estar aún hinchadas por el viaje – y se lo puso en el dedo meñique, y al tomarlo de sus manos las sintió callosas y tirantes.
Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre… Sr. Andley puede besar a su esposa – Albert asintió algo nervioso tomando el mentón de Candy rozándole apenas los labios – Señoras y Señores les presento al Sr y Sra. Andley – y toda la iglesia prorrumpió en aplausos.
Hola Chicas GRACIAS una vez más por sus mensajes, en los pasados capítulos hice algunas correcciones en los capítulos con el nombre del hijo de Candy… se llama Albert y no Anthony, pude haberlo dejado así pero no cuadra en la historia que tengo pensada… en fin MIL GRACIAS por el apoyo que le están dando a la historia.
Carol Aragón.
Reeka21.
Soncity12345.
Lili.
MaríaGpe22.
Guets1.
Elizabeth.
Si Dios lo permite nos leemos hasta la próxima, les aviso que ésta vez voy a demorar un poco para actualizar, no sé cuanto tiempo pero espero que sea pronto y tengan a bien esperar, pues GRACIAS a Dios he tenido trabajo extra aparte del preescolar… es que tengo diez encargos de caminos de mesa y cojines tejidos para enero con destino a los Estados Unidos y pues hay que cumplir, pero conociéndome como me conozco va a ser imposible que no pueda actualizar.
Enhorabuena y bendiciones… MIL GRACIAS
