Fragilidad
Capítulo 9
Luces en el corazón
Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-
Summary: ¿Amor? - bufó sarcásticamente- Lo que quiero es que te largues y me dejes en paz… -siseó con rabia contenida - ¿Es… realmente eso lo que deseas? ¿Serás feliz ahora Sasuke? ¿Dejarás que el odio te envenene el corazón?
•••
- ¿Qué horas de llegar son estas, jovencito?
Sasuke reprimió el sobresalto, pero el escalofrío le recorrió la espalda como un rayo. Kakashi estaba cómodamente sentado en el sillón principal, una mano jugueteando con un hilo metálico, su ojo visible brillando con malicia.
Puso su mejor cara de póker, optando por ignorarlo y pasar de largo con intención de encerrarse en su habitación el resto del día, sin embargo, dejarle en paz en su día libre no parecía estar entre los planes del peliplata, al primer paso, los finos hilos se deslizaron como serpientes, enredándose alrededor de sus brazos y torso hasta dejarlo amarrado a una silla en mitad del salón.
Lo había planeado.
- ¿Y bien? - dijo Kakashi con calma, como si estuvieran charlando de la última misión- ¿Dónde estabas? Obviamente no pasaste la noche aquí…
-Entrenando- gruñó Sasuke, forcejeando con los hilos- suéltame.
- ¿Entrenando? - El tono casual del maestro escondía una intención burlona- no te ves muy cansado para alguien que ha estado… entrenando- el ojo se entrecerró- ¿O era otro tipo de entrenamiento? - inquirió sugerente.
Mierda.
-No sé a qué te refieres.
-Oh, vamos, Sasuke, no nací ayer…-el tono paternal le heló la sangre- sé perfectamente que pasaste la noche en casa de Sakura.
- ¿Y qué? No es asunto tuyo, es mi compañera de equipo, hablábamos de los exámenes chunin.
- ¿Toda la noche? - el sarcasmo en sus palabras destilaron como veneno- Sasuke-chan, estás en una edad complicada… es hora de que hablemos de estas cosas ¿sabes? las mujeres son una trampa peligrosa… Incluso nuestra pequeña Sakura…
Sasuke sintió la vergüenza encenderle la cara.
- ¡Ya cállate!
-En fin…- se encogió de hombros desinteresado- notarás cambios en tu cuerpo…- Kakashi enumeró con aire sabio- crecerás, te saldrá pelo donde antes no tenías… y sentirás cierta curiosidad por las señoritas, lo cual es normal, eres un adolescente, pero- pausó, con una sonrisa ladeada mientras hurgaba en una bolsa- sabes, los bebés no los trae la cigüeña, Sasuke…
El Uchiha quedó congelado cuando el pequeño sobre azul apareció entre los dedos del maestro.
-Esto es un condón. Se coloca así…
-¡YA BASTA!- rugió, sacudiéndose con furia- ¡Suéltame ahora mismo! ¡Guárdate tu maldita cháchara Kakashi!
-Vaya, vaya, parece un tema delicado- Kakashi alzó las manos en son de paz, aunque la diversión se dibujaba claramente en su voz- Solo quiero que estés informado…
- ¡No voy a tocar a Sakura!
-Oh, Sakura no es la única…
- ¡Pero es la única que me importa! - la tensión cedió, los hilos soltaron su agarre y Sasuke se puso de pie de un salto.
Con un portazo, se encerró en su habitación, dejando al maestro riendo a carcajadas mal disimuladas.
•••
No había salido de su habitación en todo el día. No podía mirar a Kakashi a los ojos después de tener "la charla" aquella mañana. El solo pensar en ello le provocaba un tic nervioso, en cuanto se internó en su espacio, se había dejado caer sobre la cama con un suspiro frustrado, solo para que una caja de condones, cuidadosamente "olvidada" por su maestro, le rebotara en la cara como un recordatorio humillante.
Su rostro se tiñó de furia y vergüenza.
¿Los había visto besarse?
Maldición.
Le había dicho que la extrañaba…
Eso le hacía sentir patético…
Inconscientemente humedeció sus labios con su lengua recordando el suave tacto de los labios de Sakura moviéndose sobre los suyos, la necesidad, el deseo burbujeando en su interior cuando su lengua tocó la suya arrancándole suspiros que le hacían...
Sacudió la cabeza bruscamente, espantando pensamientos inapropiados.
Había sucedido, se había dejado llevar un poco, besarla se sintió bien, era suficiente, de algún modo le había dado algo que ella deseaba ¿Verdad? por lo tanto uhm… ¿La había compensado?
¿Estaba siendo un idiota otra vez?
Como sea…
Chasqueó la lengua, sintiéndose ridículo, las palabras de Kakashi, esa charla que no necesitaba, seguían atormentándole como un eco burlón.
Se puso de pie, con hambre y pocas ganas de pensar, atravesó la puerta en dirección a la cocina, comió su parte del almuerzo que Kakashi le había dejado y se colocó la chaqueta preparándose para salir, el aire del atardecer helaba, pero la idea de ver los fuegos artificiales le resultaba extrañamente agradable.
Quizás podría encontrarse con ella… No era como si se tratara de una cita, claro, simplemente le apetecía… hablar de los exámenes chunin, el equipo siete siempre veía las luces juntos.
O algo así.
El camino hacia la casa de Sakura se le hizo corto, pero lo que encontró le detuvo un segundo antes de llegar a la entrada, casi pudo sentir sus pies hundirse en la nieve.
La risa de ella flotó suave y alegre por el aire saliendo de su casa, agudizó el oído instintivamente, justo para ver cómo saludaba a Neji y a Hinata con una enorme y brillante sonrisa, por fin había vuelto a verse tan feliz como siempre, los ojos perla del Hyuga mayor destellaban con su habitual aire altivo, pero algo o alguien más capturó toda su atención: Un Hyuga desconocido, alto y fornido, de piel ligeramente bronceada, con una sonrisa que bordeaba lo arrogante, el cabello castaño despeinado y una postura que gritaba confianza.
-Ren-san- le llamó ella con una sonrisa que era mucho más dulce de lo que estaba dispuesto a tolerar.
El Hyuga se sonrojó descaradamente y con más descaro aún alabó su belleza.
-Sakura-san, te ves… hermosa esta noche- rio nervioso y enrojecido con una mano en su nuca intentando lucir relajado- pareces una princesa.
No era para menos.
Sakura llevaba un yukata rosa, sencillo pero delicado, y el cabello corto recogido con sutil elegancia, cada detalle hacía que su belleza resaltara de una forma que dolía un poco mirarla.
Sasuke notó cómo algo se apretaba en su pecho, pero dejó que el muro de hielo de su corazón lo aplastara sin piedad.
-Sakura- su voz cortó el aire con suavidad, su tono casual y desinteresado como siempre, sin elevar el volumen, ignoró a las personas que la acompañaban ganándose tres pares de ojos perlados mirándole inquisitivos, aquello fue suficiente para que ella girara de inmediato.
El rubor invadió sus mejillas tiernamente.
-Sasuke-kun…
-Vamos a ver los puestos- No pidió permiso, ni ofreció explicaciones, nunca lo hacía, sus ojos oscuros la buscaron con intensidad, pasando brevemente sobre los Hyuga con un aire de superioridad antes de volver a fijarse en ella.
Ella se movió nerviosa.
Miró a sus amigos de soslayo y Neji frunció el ceño imperceptiblemente ante su arrogante actitud, mientras Hinata desviaba la mirada hacia él, curiosa pero cautelosa.
Sasuke casi sintió que lo estaban juzgando de impertinente.
Pero Sakura era su compañera de equipo, ellos siempre estaban juntos, es cierto que se habían peleado por su culpa, pero fue algo temporal… ahora estaban bien, ella ya no los necesitaba, todo tenía que volver a la normalidad…
No entendía que hacían ellos aún ahí de pie esperando a que ella se moviera.
Supo que el destino lo odiaba cuando su pelirosa compañera amablemente le humilló en una frase que se sintió más como un discreto rechazo.
-Claro- dijo ella con una sonrisa genuina y bondadosa, ofreciéndole una invitación abierta- puedes venir con nosotros, todos son bienvenidos.
Su voz era suave, pero había algo más, algo que él no podía descifrar, algo que le hizo querer negarse y protestar.
Él no quería estar con ellos.
Quería estar con ella.
•••
Como siempre se quedó atrás, las manos en los bolsillos y el ceño fruncido, como si la expresión de constante fastidio pudiese protegerlo del malestar que lo corroía por dentro.
Observó a sus compañeros interactuar: Rock Lee y Kiba estaban en una animada discusión sobre técnicas shinobi, gesticulando frenéticamente mientras intentaban no atragantarse con el takoyaki, a su lado, Akamaru ladraba como si estuviera tomando partido en la disputa.
Unos pasos por delante, Tenten sacaba una servilleta y limpiaba con cuidado la comisura de los labios de Neji, aunque el Hyuga mantenía su habitual rostro inexpresivo, sus ojos perla se suavizaron un instante y un tenue rubor tiñó sus mejillas.
Patéticos.
Estaba claro que se gustaban.
Descartando a Neji como posible amenaza, su mirada volvió instintivamente a Sakura, y ahí estaba ella, radiante como siempre… y peligrosamente cerca del Hyuga grandulón cuya relación con los primos aún le era desconocida.
El calor subió a su rostro al ver cómo el tipo rodeaba la cintura de Sakura con un brazo fuerte para apartarla de una bicicleta que pasó zumbando demasiado cerca de ellos dos, ella aún con el palito de dango entre sus labios enrojeció visiblemente.
¿¡Qué!?
Para él, la escena se desarrolló en cámara lenta, ella se sonrojó, dos manos por reflejo apoyándose en su fornido pecho, murmuró agradecimientos, pero no hizo nada para quitar la mano que seguía obstinadamente afianzada a su cintura.
El pecho de Sasuke se apretó como si la gigantesca mano de ese idiota se hubiera cerrado sobre su corazón.
- ¿T-te sientes bien, Sasuke-kun? - La voz tímida de Hinata lo sacó de su espiral de pensamientos homicidas, volteó hacia un lado encontrándose con esa chica encogida por el frio mirándole con ojos perlas curiosos.
-… -Asintió con un gesto brusco volviendo la mirada hacia la pelirosa que lo sacaba de quicio.
- ¿P-por qué no le hablas? - Hinata dio un paso más cerca, una ligera sonrisa en los labios era difícil no notar el tono alentador en su voz- Te gusta- afirmó- en realidad… quieres acercarte a ella ¿verdad?
Ignoró la punzada que esas palabras le provocaron omitiendo la existencia de la chica sin despegar su mirada de su compañera de equipo.
-A ella le gustas- admitió Hinata- pero la rechazaste, así que ahora teme un poco acercarse, así que tendrás que hacerlo tu…- le susurró bajito como un secreto.
¿Qué esa chica no era tímida?
Para estas alturas para Sasuke estaba más que claro que los Hyuga por callados que fueran en el fondo eran unos chismosos.
Una alarma interna resonó en su cabeza cuando el Hyuga volvió a acercar a Sakura, su brazo todavía firme en la cintura mientras volteaba hacia él observándole fijamente, la sonrisa del tipo, arrogante y tranquila, parecía decirle sin palabras:
¿Qué haces mirando a mi chica?
El desafío quedó claro.
Hinata, con la dulzura de una estratega impecable y leyendo el ambiente, decidió intervenir en su favor nuevamente.
-Yo voy a distraer a Ren-niisan- susurró, con un leve guiño amigable que lo tomó por sorpresa y se adelantó con paso calmo, robando la atención del Hyuga con una conversación casual pero hábilmente dirigida.
Sasuke, sin embargo, permaneció quieto en su sitio solo observando cómo Sakura reía, sus mejillas sonrojadas, el rostro iluminado por una alegría que parecía ajena a él, dudó inexplicablemente, en el fondo… quizás ella estaba mejor así, en los brazos de otro.
Ella no le había buscado en toda la noche.
A ella le gustas.
La incomodidad se transformó en algo más oscuro, algo más peligroso, estaba harto de quedarse a un lado, no quería ser egoísta y tampoco quería seguir haciéndole daño, sabía que era estúpido… sabía que el tal Ren con aquella mirada y aquel agarre solo estaba marcando territorio, como si repentinamente se hubiese convertido en su dueño y no podía tolerar aquella posesividad, tenía que darle una lección.
-¿Estás bien?- preguntó de pronto, su voz baja pero cortante, mientras se acercaba a ella con sus ojos negros penetrando en los jades.
Sakura lo miró, parpadeando confundida, como si apenas recordara que él estaba ahí, la mano en su cintura pareció, por fin, notarse y se separó de Ren con una disculpa suave y una sonrisa agradecida por su "acto heroico".
Los ojos perla del Hyuga se estrecharon con odio contenido hacia él.
Buen intento, perdedor.
-Vi un puesto de anmitsu- Sasuke mantuvo las manos en los bolsillos, su tono casual como si acabara de notar su existencia- ¿vamos?
Ella sonrió, una chispa genuina iluminando su mirada, instintivamente, sin siquiera pensarlo, enganchó su brazo con el de él como siempre hacía, mientras se alejaban juntos entre los puestos.
Sasuke no miró atrás hasta estar seguro de que Ren estaba echando humo, entonces, con la arrogancia brillando en sus ojos oscuros le dedicó una mirada de superioridad antes de seguir su camino.
Hinata, aún de pie, observaba la escena con una pequeña sonrisa de triunfo y los puños apretados en señal de apoyo silencioso.
Esta vez su plan había funcionado.
Ya le devolvería el favor cuando Naruto volviera.
-¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos por aquí? - La voz tranquila y burlona de Kakashi los tomó desprevenidos mientras caminaban buscando un buen sitio para ver los fuegos artificiales, Sasuke se detuvo con un gesto de obvia irritación- espero que no hayas olvidado nuestra charla de esta mañana, Sasuke.
El cuerpo del Uchiha se tensó como un resorte.
Sakura lo miró con curiosidad.
-¿Qué charla?- preguntó, ladeando la cabeza reflejando una inocencia que solo empeoró la incomodidad del momento.
Kakashi sonrió bajo su máscara, el ojo visible destellando con picardía.
-Oh, tranquila, pequeña… ya llegará tu turno, quizás tu ma…
-¡Cállate, Kakashi!- gruñó Sasuke, su voz baja, cargada de furia contenida.
Sakura parpadeó sorprendida, luego sus mejillas se encendieron como si una llama las hubiera alcanzado, por supuesto, demasiado lista como para no entender hacia dónde iba esa maldita frase.
-Entiendo… —murmuró, bajando la mirada azorada, se mordió el labio inferior, un gesto nervioso que él conocía demasiado bien.
-Iba a sugerir que viéramos juntos las luces, pero no quiero interrumpir su cita romántica niños ¡Nos vemos!
Con una risa burlona, el jonin desapareció en una nube de humo, dejando tras de sí solo un susurro burlón y la sombra de la vergüenza.
-¡No es una cita!- exclamó Sakura, casi como un reflejo automático, aunque solo estuviera él para escucharla.
El silencio volvió, denso y lleno de palabras que se atoraban en su garganta. El primer estallido de luz iluminó el cielo nocturno y los ojos oscuros de Sasuke se alzaron hacia las estrellas mientras el espectáculo de fuegos artificiales comenzaba a desplegarse sobre ellos, a su lado, Sakura se relajó, embelesada, los ojos jade brillando con la chispa de cada explosión de color.
Sasuke la observó de reojo, su expresión fría y cerrada como siempre, aunque por dentro el tumulto de sus emociones provocara un caos…
Había sucedido de nuevo.
Sus ojos se deslizaron fugaces hacia los labios rosas tintados muy suavemente de carmín para la ocasión.
Porque cada vez que ella estaba cerca… sentía esa extraña contradicción… un calor que no debería permitirse y una necesidad que amenazaba con arrancarle el control, besarla había sido una estupidez… y aun así, solo pensar en ello provocaba que su pecho se apretara con una mezcla de deseo y arrepentimiento, ella le daba algo que no sabía cómo devolver, confianza, bondad… esperanza.
Sentimientos a los que había renunciado en pro de la venganza, porque tenía un objetivo que seguir, no podía permitírselo… no podía permitirse una distracción así.
No puedes tener ambas cosas.
La voz en su mente era fría, despiadada, tan familiar como el odio que alimentaba su sed de venganza, porque cada vez que la dulce imagen de Sakura declarándole su amor, ofreciéndole un futuro junto a ella se dibujaba en su mente llenándole de calidez, el recuerdo de los cuerpos inertes de las personas que amaba tiraba de sus pies hundiéndole un poco más en el abismo.
Y aun así… Sakura era todo lo que quería proteger, pero también todo lo que debía apartar de si, el amor solo traía debilidad, y él no podía permitirse ser débil, porque en el fondo temía amarla y que Itachi apareciera para arrebatársela también… recordándole que solo el odio estaba hecho para él.
No podía quedarse.
Y sin embargo…
Cada vez que ella lo miraba así, con esa mezcla de comprensión y ternura, sentía cómo las grietas en su muro se ensanchaban dejando que se filtrara en su corazón, abriéndole paso a sus sonrisas, su terquedad, la manera en que decía su nombre, era un tormento peor que cualquier maldito genjutsu.
Sakura nunca sería suya, solo había llegado a su vida para atormentarle y convertirse en todo lo que jamás podría tomar para sí.
El sonido de un suspiro escapó de sus labios antes de poder contenerlo.
Sakura lo notó.
Quizás en otra vida tú y yo…
-Sasuke-kun- la calidez de su voz hizo que todo su cuerpo se tensara, se acercó un poco más contemplándole con una mezcla de intriga y amor en la mirada verduzca.
-No es una cita- repitió él, sin mirarla, con un tono más bajo y helado casi como si intentara convencerse a sí mismo.
Ella no respondió, solo se acercó un paso más, su hombro rozando el suyo y volvió a alzar la mirada al cielo disfrutando de la última ola de estallidos coloridos.
Las luces danzaban en sus ojos, reflejando el brillo que él nunca se permitiría tener, sus ojos apagados sumidos en su fría introspección, los pensamientos contradictorios consumiéndole lentamente.
Odio y amor.
La mano de Sakura se cerró sobre la de él, cálida y temblorosa en medio de la oscuridad, el espectáculo había terminado, pero el latido en sus venas resonaba como un último estallido de fuegos artificiales.
¿Qué es el amor?
Cuando sus labios tocaron los suyos sumidos en el silencio nocturno de la montaña, primero fue solo un roce helado, un susurro de algo prohibido, un deseo peligroso que hacía tambalear todas sus convicciones, pero al instante, el contacto de sus labios rojos moviéndose despacio sobre los de él cada vez con más confianza e insistencia se encendió como una chispa sobre madera seca.
Y algo se iluminó dentro de él.
El mundo se desvaneció en el calor de ese beso, en la forma en que sus labios se movieron sobre los de ella sedientos, abrigados por un calor que no sabía que podía sentir, ya no había razón, ni lógica, ni la voz sombría que le susurraba advertencias desde la oscuridad de su mente, solo estaban sus bocas buscándose, necesitándose, como si fueran el aire mismo.
Sus manos, rudas y firmes, se deslizaron por su cintura y la atrajeron hacia él, apretándola contra su cuerpo con un aire posesivo que no quiso disimular, ella se aferró a su cuello profundizando el beso, el roce inocente ahora cargado de pasión contenida, sus lenguas encontrándose entre suspiros, sus dedos delicados y fríos recorriendo la piel sensible de su nuca, enviando escalofríos que le arrancaron el aire de los pulmones exhalando un gemido.
Estaba perdido.
Podía sentirlo en el ardor que le quemaba el pecho y el vientre bajo, en la desesperación que le hacía inclinarse más hacia ella, como si pudiera borrar las distancias que aún existían entre sus almas, en la necesidad de sus manos por tocar su tersa piel, su cabello rozaba sus mejillas y su aroma, dulce y fresco como la primavera lo envolvía calentando su helado invierno interior, nublándole el juicio, arrastrándolo más allá del punto de retorno.
Ella era todo lo que no debía querer.
Todo lo que no podía permitirse tener.
Y aun así, sus manos se negaban a soltarla.
Cuando sus labios se separaron, entremezclando sus alientos agitados, el aire gélido volvió como una bofetada, pero el calor permaneció entre ellos, un hilo invisible que los mantenía unidos buscando sus labios entre pequeños besos en la oscuridad.
Sakura lo miró, su respiración agitada, sus ojos verdes brillando con una mezcla de asombro, anhelo y algo más profundo… algo que hacía que su corazón doliera de formas incomprensibles…
-Te amo… - susurró escondida en la oscuridad una lagrima cristalina se congeló en su rostro níveo- no me importa lo duro que sea el camino a tu lado… no me importa lo que elijas… no me pidas que deje de hacerlo… porque no podré… pídeme lo que tu quieras, te daré todo de mi… si me dejas…
Él bajó la mirada, el ceño fruncido, como si intentara contener la tormenta que rugía dentro de él con sus dulces palabras filtrándose en su sistema como un calmante.
-Esto no puede ser… Sakura…- susurró, su aliento cálido aun rozando la sensible piel de sus labios- No puedo...esto no debería haber sucedido…
Nuevamente… el rechazo…
Pero cuando volvió a mirarla a los ojos, con su cabello rosa desordenado y las mejillas encendidas, sintió cómo una grieta más se abría en la muralla que protegía su corazón, sus jades resignados haciendo tambalear su firme voluntad cuando ella asintió con dignidad.
Al menos había sido amable...
Ella no soltó su mano al reanudar el paso de vuelta al festival y él no hizo el intento de apartarse, se alejaron juntos por el sendero helado, envueltos en un manto de oscuridad nocturna bajo la luz silenciosa de la luna en sus espaldas. La calidez de Sakura se filtraba en su alma, encendiendo un fuego que ni el frío de la noche ni el peso de su destino podían apagar.
Y mientras la noche avanzaba, y las luces del festival se hacían nuevamente presentes devolviéndolo a la realidad, la memoria del beso aun quemándole los labios, no supo que una parte de él, la parte que aún podía sentir algo que no fuera odio, siempre desearía haberla elegido esa noche.
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Notas de la autora:
Un capítulo con un tono agridulce, siento que este debate interno fue canónico en algún momento cuando Sasuke intenta rescatar a Sakura de Gaara y también cuando se fue de la aldea y se vio obligado a reprimir todos su sentimientos para dejarse absorber por la venganza, por otra parte, recomiendo volver a leer la parte del beso pero escuchando C14torce III de Cazzu, estaba escuchando esa canción cuando me vino la inspiración para esta escena y créanme que les va a pegar más fuerte ese beso con esta canción de fondo xD
¡Gracias por leer!
Con cariño,
Azulen.
