Disclaimer: Los personajes que reconozcáis y el universo le pertenecen a JK Rowling. La historia es mía. No obtengo beneficios económicos al escribirla.


Aviso: Este fic participa en el tópico "Duelos entre Potterhead" del foro "Hogwarts a través de los años".


Escogí un desafío de Dani H. Danvers.

Un what if en el que Tonks sobrevive y cría a Teddy.


Mecanismos de afrontamiento.


-¡He dicho que no, mamá! No necesito una cita, no quiero una cita ni me siento sola. Tengo a Teddy y eso es suficiente para mí. -Tonks se pasó las manos por el cabello, frustrada. Hacía tiempo que había aprendido a controlar los cambios que ocurrían con emociones fuertes.

Sí, había sido por necesidad, sobre todo cuando Teddy crecía. A veces le sobrevenía la tristeza. Había perdido a su padre y a su marido en la guerra y los niños se daban cuenta de todo.

Y aunque había días en los que no quería levantarse de la cama, hizo lo mejor que pudo por Teddy. Aún dolía, Tonks sabía que siempre lo haría, pero ahora los días de tristeza absoluta eran distantes.

-Han pasado catorce años, Dora. Ya es hora de que...

-No. Y no quiero hablar más de esto. Es como si yo te dijera que deberías comenzar a salir con otras personas.

-No es lo mismo. Tu padre y yo llevábamos juntos muchos años.

Tonks se levantó, arrojando la silla hacia atrás con ira.

-¿Insinúas que mi amor por Remus no es válido porque apenas llevábamos un año juntos? ¿Que mis sentimientos son menores porque mi relación no fue tan larga?

La metamorfomaga no era de gritar, pero estaba tan furiosa, tan dolida, tan indignada, que no podía evitarlo. Incluso su cabello se puso rojo debido a su enfado.

Ya no lo llevaba rosa. Siempre lo llevaba negro, era su manera de guardar luto a su marido. Mucha gente le decía que Remus no quería verla así, que querría verla feliz, y ella había hechizado a muchos de ellos.

No era cuestión de cómo Remus quería que viviera su vida y llevara su pérdida. Porque sabía que tenían razón, pero Tonks se sentía así y así era cómo ella quería sobrellevar su pérdida y nadie tenía derecho a inmiscuirse. No era autodestructiva, no tomaba pociones para entumecer su dolor y no trabajaba hasta la extenuación como hacían muchos otros en el mundo mágico británico. Ella se levantaba, preparaba el desayuno, despertaba a su hijo, lo llevaba a casa de su madre y se iba a trabajar. Luego volvía, recogía a Teddy, tomaba el té con su madre, iba a casa, jugaba unas horas con su hijo, preparaba la cena, cenaba con él, le daba un baño y le contaba un cuento antes de dormir.

Los fines de semana hacían algo divertido. Iban al zoo, a museos, hacían picnics... Ella le mostraba a Teddy cosas en el mundo muggle y en el mágico. Y si quería llevar una señal sutil de luto, lo hacía.

Sí que era verdad que cuando Teddy se fue a Hogwarts le costó. Se había centrado tanto en su rutina con su hijo que no tenerlo allí la hacía sentir vacía. Pero encontró otras cosas que hacer, otros modos de mantenerse ocupada y tal vez no era sano... Pero así era cómo afrontaba el dolor de sus pérdidas y el estrés por la guerra a falta de psicólogos mágicos.

-Dora, no pretendía...

-Me voy, mamá. Tengo cosas de solterona que hacer. Quizá me saque una licencia para tener kneazles y adopte siete u ocho.

A punto de llorar y no queriendo que su madre la viera, se dio media vuelta y salió del salón y de la casa, desapareciéndose en cuanto pasó las barreras.

No se arrepentía de haberse quedado atrás durante la batalla final, Remus y ella no habían querido que su hijo quedara totalmente huérfano, pero le echaba de menos cada día.