¡Como lo prometido es deuda, aquí estoy! Justamente un mes después del capítulo 19 (Y yo que pensaba que me había tardado más) ¿Ustedes cómo están?

Sabrán que este capítulo es súper importante, cuando lleguen al final entenderán por qué.

Espero lo disfruten.

Disclaimer: Ranma ½ es propiedad de Rumiko Takahashi.


20. Algo más que coincidencias (Parte II)

No sabían cuánto tiempo había transcurrido exactamente mientras ellos seguían allí, contemplándose mutuamente, no en silencio, pues el palpitar de sus corazones era tan fuerte que inundaba la habitación.

Los ojos de Akane se cristalizaron; quería pensar que todo era producto de su imaginación. Ranma apretó los puños, conteniendo sus ganas de estrujarla contra su pecho con fuerza. La impresión era tanta que tanto el ángel Kasumi como la diablilla Nabiki habían desaparecido para darles espacio.

Pero luego de un rato, como si sus mentes se hubiesen sincronizado, abrieron la boca para preguntar al mismo tiempo.

-¿Qué estás haciendo aquí?

El chico caminó hacia ella y quedaron frente a frente –Akane, yo…

Ella bajó la mirada, ruborizada –No deberías estar aquí.

-Escucha, al haberte encontrado hoy aquí significa…

-No, no debes estar aquí –Insistió –Es el baño de damas.

Cayó de espaldas. De acuerdo, no se esperaba ese argumento de su parte.

-¿Solo eso vas a decirme? –La encaró, con la venita en su frente sobresaliendo.

-¿Y qué más quieres? –Irguió una ceja.

-¿No te parece extraño que nos encontráramos en el mismo lugar? –Cuestionó –Después de lo que pasó...

-Fui muy clara contigo, Ranma –Dijo, seria –¿Por qué no lo entiendes?

-No quiero que terminemos así –Admitió –No lo soportaría.

-Eres tan egoísta que no quieres que sea feliz aunque tú si lo estés.

-Soy egoísta porque no quiero perderte –La tomo de los hombros –No te das cuenta que en realidad yo, te…

Un portazo los asustó, y tras este, una bella mujer corría hacia los lavabos para vomitar.

Akane se congeló al ver que se trataba de Kaede, la madrastra de Ryoga. No los había reconocido todavía, pero estaba a menos de un metro de distancia de ellos.

-¡Oh, no! No puedo permitir que nos vea –Rápidamente, jaló a Ranma del brazo y los encerró a ambos en uno de los sanitarios.

-¿Pero qué…? –Él quedó sentado sobre la tapa del retrete en posición india, mientras Akane ocupaba el espacio entre sus piernas, dándole la espalda.

-Shh, guarda silencio –Le susurró muy bajito. Luego, estiró el cuello para observar al exterior por la ranura de la puerta –¿Qué le ocurrirá?

El muchacho de trenza resopló, frustrado. ¿De cuándo acá Akane se había vuelto tan difícil? Estaba empeñada en llevarle la contraria. Vale, tenía todo el derecho de tratarlo así, pero si ella lo amaba, entonces tenían la oportunidad de corregir la cosas y ser de nuevo amigos… más que amigos… estar juntos.

Porque teniéndola así de cerca comprendía que era la única chica que de verdad quería tener con él. Sus besos, sus caricias, su cariño, todo lo que Akane le brindaba siempre serian su mayor necesidad. Ya no era el mismo ciego de antes, aquel que confundía su admiración por Shampoo con el amor que en realidad le correspondía a su mejor amiga.

La miró de espaldas, y se veía irresistible. Él más que nadie sabía lo tentadora que era ella, y tenía la esperanza de ser el primero y único que llegue a tocarla.

-Hmf –La jovencita respingo al sentir como su compañero la abrazaba, reposando la frente en el hueco de su hombro –¿Qué haces?

Aspiró profundo para impregnarse con su aroma. Su delicioso olor a uvas lo volvía loco, ella lo enloquecía. Humedeció sus labios para darle suaves besos en el cuello y el reverso de los brazos, dejando que sus manos se deslizaran por los costados de sus muslos.

-Akane –Murmuró, recorriendo más piel con la punta de su lengua.

Ella jadeó, empezando a sofocarse, ¿Por qué se le ocurría hacer semejante cosa en ese momento? Y no es que no pudiese detenerlo, es que si lo hacía, Kaede se daría cuenta de que ambos estaban allí, haciendo… pues, eso.

Pero se le estaba complicando el no gritar con Ranma delineando el borde de su vestido.

-Oh, cielos –La mujer rubia enjuagó su boca y se miró al espejo –Espero que no se hayan dado cuenta todavía –Comenzó a inspeccionar el sitio con la mirada –Que raro, creí que la pequeña Akane estaría aquí, ¿Habrá salido sin que yo la viera?

La puerta se abrió de azote nuevamente, apareciendo una azorada pelirroja tras ella.

-¡Ranma!

Al escuchar su nombre con aquella potencia, el chico paró lo que hacía y se movió junto a la chica para escuchar con atención.

Kaede sonrió ampliamente al reconocerla –¡Pero si eres Ranko!

Ella se avergonzó –Se… Señora Kaede.

-¡Qué gusto me da verte! –Exclamó –¡Mira lo linda que estás!

-Gracias –Reverenció, ocultando así su triste semblante –Entonces tenía razón, Ryoga también está aquí… Va a formalizar su noviazgo en el mismo lugar donde celebramos mi familia y yo.

-¿Cómo te fue con el regalo para tu tío? –Preguntó, juntando las manos –Ryoga escogió las mejores, especialmente para ti.

-–Asintió, fingiendo una sonrisa –Todo salió a la perfección.

-No lo entiendo –Akane acercó más su oreja a la ranura para escuchar mejor –¿Ellas se conocen?

-Mmm –Ranma apretó las cejas, poniendo suma atención en lo que decían.

-Lamento dejarte, linda, pero me están esperando –Dijo la rubia, caminando a la salida.

-Entiendo –Musitó.

-¿Por qué no te acercas a nuestra mesa a saludar cuando puedas? –Sugirió, dándose la vuelta –Sé que Ryoga se alegrará.

-No… quiero incomodar –Se encogió de hombros, roja.

-Oh, tonterías –Le guiño el ojo antes de abandonar el baño de damas –Seria todo un placer.

Cuando estuvo sola dejó escapar un cansino suspiro –Rayos.

-¡Ahh! –Gritaron Ranma y Akane al caer uno sobre otro en el suelo, pues la puerta del sanitario se había abierto de improviso.

La pelirroja los miro con reproche, mientras ponía los brazos en jarra. Con tan solo verlos, adivinaba lo que pasaba –¿Qué ustedes dos no tienen vergüenza?

-Quiero saber, ¿Por qué están aquí? –Cuestionó la chica de cabello azul; Ranma la estaba aplastando y le faltaba el aire.

-Es el cumpleaños de tío Genma –Contestó, ayudando a su primo a levantarse –El que nos encontráramos aquí es una coincidencia.

-Una mala coincidencia –Dijo entre dientes, poniéndose de pie también.

-Descuida, no vamos a interferir –Ranko bajó la mirada.

-¿Eh? –La chica abrió los ojos de par en par.

-¿De qué estás hablando? –Preguntó el pelinegro.

Ella clavó sus ojos azules en los avellanos de Akane –Anda, dile. Ya no tienes que ocultárselo.

-Ranko… –Quedó perpleja.

-Este idiota tiene que enterarse de una vez por todas –Le propinó un coscorrón a su primo.

-¡Auch! –Se quejó –¡Que mierda!

-Tienes que hacerlo –La pelirroja no le apartaba la mirada.

Akane tragó saliva. Sabía que Ranko estaba en lo correcto y ya no tenía caso ocultarle a Ranma su relación con Ryoga. Además, ya le había confesado lo más difícil, esto no debería ser tan importante.

-¿Qué… ocurre? –El muchacho estaba empezando a preocuparse.

Se llevó una mano al pecho y respiró profundo –Ranma, escúchame. Sé… que todo este tiempo has estado pensando que hay algo entre Mousse y yo, pero la verdad no es esa.

-Espera, Akane... –Dijo él, pero Ranko le puso una mano en el pecho para que no interrumpiera.

-Los rumores acerca de mi novio son reales, pero no se trata de Mousse –Achicó los ojos –Es Ryoga.

-Estás… ¿Estás saliendo con ese imbécil? –La sangre comenzaba a hervirle de ira y celos.

Ranko se limitó a cerrar los ojos para no llorar.

-Esta noche vamos a contárselo a nuestros padres –Desvió la mirada –Y entonces será oficial.

-¡No lo voy a permitir! –Bramó, tronando los nudillos.

Su prima negó con la cabeza –Tú no harás nada.

Ambos se sorprendieron ante la actitud de la chica, era inusual que Ranko se comportará así.

-Aquí termina todo –Proclamó la chica de cabello azul, pasando de largo hasta la puerta.

-¡Ni siquiera lo amas! –Grito el muchacho.

Ella se detuvo y le dirigió una fría y dolorosa mirada –¿Y desde cuando el amor es importante para ti? –Luego, se fue.

-¡Alto! –Estiró su brazo hacia ella y caminó en su dirección, pero su prima lo sujetó de la chaqueta.

-¡Ya déjala en paz!

-No, Ranko, no voy a dejar que ese tonto me la quite –Forcejó con ella.

-Él de verdad la quiere –Apretó los dientes –No podemos hacer nada al respecto.

-¿Eh? –Se tranquilizó ante los sollozos de su prima. Unas finas lágrimas corrían de sus ojos azules, y aunque no podía comprender el motivo, le inquietaba verla sufrir –¿Ranko?

-No… no –Hipó, frotando el reverso de sus manos en sus ojos para secar el llanto.

-Ranko –La acunó en sus brazos con delicadeza, buscando calmarla. La conocía demasiado bien como para saber que le ocurría algo realmente malo, pues ella no lloraba por nada.


-¿Hija, dónde estabas? –Preguntó Naoko, un poco dopada a causa del alcohol –Ya te estabas tardando.

-Lamento si los preocupé –Se excusó, tomando su asiento de nuevo.

-Qué raro que no nos encontramos en el baño –Dijo Kaede.

-Es que estaba utilizando el sanitario –Sus mejillas se sonrojaron –Pero me pareció escucharla, usted estaba…

-¡Oh, Ryoga! –Interrumpió de repente –¿Sabes a quien si vi en el baño? A tu amiguita Ranko.

-¿Cómo dices? –El muchacho se sobresaltó –¿Ella está aquí?

-¿La dulce pelirroja que iba a la tienda todos los días? –Cuestionó la abuela Hibiki –Es tan linda.

Akane irguió una ceja –¿Todos los días?

-Ella… ella quería prepara una sorpresa para su tío –Balbuceó, nervioso –Te… te lo dije.

-Sí, pero ¿Todos los días? –Pestañeó repetidamente, incrédula.

-Ahh –La anciana le dio un sorbo a su copa de vino y sonrió, contenta –Mi nieto se veía tan feliz cada vez que ella aparecía.

El muchacho no sabía que le daba más miedo: Si la fija mirada que Akane le dedicaba o el que su abuela y madrastra dijeran cosas de más frente a todos.


-Ya entendiste por qué debes dejarla en paz –Dijo Ranko, tomando a su primo de la mano.

Le había contado acerca de sus sentimientos por Ryoga y lo que este tenía con Akane. Por supuesto, obviando el beso que se dieron esa misma tarde.

Él quedó en shock luego de conocer lo que ella sentía –¿Cómo puedes darte por vencida tan fácil?

-Estás hablando como si esto se tratase de mí.

-Escúchame –La tomó de los hombros –Desde que conozco a ese idiota jamás me ha gustado la forma en la que está cerca de Akane, a decir verdad, él debía ser la primer persona de quien tuve que sospechar.

-Era bastante obvio –Rodó los ojos.

-Pero sin importar que tanto lo desprecie, tú igual lo amas. Eres mi familia y debo apoyarte de la misma forma que tú lo has hecho conmigo.

Se cruzó de brazos –¿No será que quieres que Ryoga y yo estemos juntos para tu propia conveniencia?

-No pensaba en eso –Se sobó la nuca –Pero no sería mala idea.

En lugar de enojarse, rió. Su primo era así después de todo.

-Debo admitir que has madurado bastante, Ranma –Sonrió.

Llegaron hasta su mesa y se sentaron con los demás Saotome.

-¡Ranko, tengo una idea! –Exclamó Genma, ebrio –¿Qué tal si vamos a uno de esos lugares donde tú y tus amigas van a bailar?

Una gota rodó por su sien –Tío, ya el alcohol se te subió a la cabeza.

-¡Oh, vamos, sobrina! –Se balanceó hasta ella y la jaló del brazo para sostenerla en posición de baile –Todavía puedo moverme como en los viejos tiempos.

-¡Tío! –Su cara se enrojeció como tomate.

-¡Oh, sí, Ranko! –Su madre aplaudió, alegre –Baila con tu tío como cuando eras una niña.


-¿Te ocurre algo, Satori? –Cuestionó Akane al notar el gesto crispado de su hermanito.

-Es que tengo ganas de ir al baño –Respondió, apretando los labios.

-¿Y por qué no vas? –Volteó a ver a su padre pero este, al igual que su abuelo, estaban pasados de copas y se reían junto al Sr. Hibiki –Olvídalo.

Ryoga le sonrió y se puso de pie –Yo te acompañaré, amiguito. Vamos.

El niño asintió y fue junto a su vecino camino a los sanitarios.


-¡Tío, me estas mareando! –Genma daba vueltas con su sobrina en brazos.

-¡Pero sigo siendo el rey! –Cantaba el hombre, demasiado tocado por el licor.

Extendió su mano para soltar a la joven y hacer que esta girara sola, pensando que sería un paso de baile muy elegante. La chica salió disparada, casi perdiendo el equilibrio. Afortunadamente, chocó contra alguien que la detuvo de lastimarse.

-Ranko, ¿Estás bien? –Preguntó el Dr. Tofu. Los padres y Nodoka cambiaron su semblante a uno más serio.

-Lo… lo siento –Se disculpó, levantando el rostro para mirar a la persona que estaba sosteniéndola ahora –Ah…

-Ranko –Murmuro él, perplejo.

-Ryoga –Las mejillas se le calentaron.

Ranma chasqueó la lengua, ansioso. No estaba involucrado y se sentía incómodo de por sí.

A lo lejos, Akane había seguido a Ryoga y Satori con la mirada –Oh no.

-¿Sucede algo? –Soun dirigió la vista al mismo lugar que su hija.

La pelirroja y el pelinegro continuaban paralizados, sin despegarse uno del otro.

-Oh, vaya –Genma se acercó, riendo –Lo lamento, joven. Parece que mi sobrina no es muy buena para bailar.

-Ryoga –Satori le toco el brazo, esperando que reaccionara –Todavía quiero ir al baño.

-Papá –El chico de trenza interrumpió –¿Ves lo que causas?

-¡Ranma! –El niño se alegró mucho al verle.

-También estás aquí –Musitó el otro muchacho, reaccionando finalmente.

Ranko tragó en seco, sintiendo el odio que se transmitían mutuamente.

-¿Qué está ocurriendo aquí? –Soun había abandonado su mesa al ver que algo pasaba.

-Sr. Tendo, esto no… –Ryoga y Ranma intentaron hablar al mismo tiempo, pero la voz del hombre de gafas interrumpió.

-¡¿Tendo, de verdad eres tú?! –Sus ojos se pusieron vidriosos –¿Soun?

-No puede ser –Una sonrisa se formó bajo su bigote –Genma Saotome.

-¡Tendo! –Este extendió sus brazos y corrió a abrazarlo.

-¡Saotome! –El otro correspondió al gesto, dejando a los jóvenes confundidos.

-¿Qué significa…? –El chico de trenza se calló al notar a Akane como de piedra tras sus padres –Akane….

Ella fue tras los pasos de padre inmediatamente después de él. Ahora, tenía un tic en el ojo –No… es verdad…

-¡Saotome, ha pasado tanto tiempo! –El hombre de cabello negro lloraba dramáticamente.

-Pensé que nunca te vería de nuevo, mi viejo amigo –Moqueaba el otro.

-¡Esperen ustedes! –Ranko alzó la voz –¿Cómo se conocen?

-¡Papá! –Ranma y Akane se manifestaron al unísono –¡Explica esto!

El rostro de Genma se iluminó de gusto –Akane, hola.

Soun lo miró pacíficamente –Ranma, que sorpresa.

Como si les hubiese caído un balde de agua fría cayeron en cuenta de que, al parecer, sus hijos no eran unos desconocidos para ellos. En lugar de sorprenderse, se rieron con ganas.

-¿Pero qué les pasa? –La pelirroja se llevó las manos al cabello.

-¿Akane es tu hija? –Cuestionó a su amigo, abrazándolo –Con razón siempre me pareció tan familiar. Es tan hermosa como Naoko.

-¡Y qué decir de Ranma! –Comentó el de bigote –Algo en él me recordaba a ti.

-¡Podrían explicarnos de una buena vez! –Bramó el muchacho de ojos azules, irritado.

-Hijo mío, no cabe duda de que el mundo es un lugar muy pequeño –Dijo su padre, radiante de felicidad.

-Ranma, Akane –El otro hombre tomó la palabra –Cuando el Sr. Saotome y yo teníamos su edad, éramos no solo compañeros de lucha, sino también los mejores y más inseparables amigos.

-Así como lo son ustedes ahora –Añadió Genma.

Los dos jóvenes y la prima del chico soltaron una mueca de ingenuidad… Esas no eran las palabras correctas.

-Esperen –Ranma irguió una ceja –¿Compañeros de lucha?

-¡Por supuesto! –Su padre extendió los brazos –Éramos los mejores en artes marciales junto a Naoko, la madre de Akane –La chica pestañeó repetidamente –Todo gracias al arduo entrenamiento impuesto por el maestro.

-¿Maestro? –Sus hijos se miraron, intrigados.

-Y con los años se nota que todo mi esfuerzo se fue a la basura –Se escuchó soberbia la voz de Happosai, quien estaba de pie, con los brazos tras la espalda, frente a ellos –Que decepción.

La chica irguió una ceja –¿Abuelo?

-¡Maestro Happosai! –El hombre de lentes amplio su sonrisa –¡Sigue vivo, que alegría!

-¡Claro que estoy vivo, maldito altanero! –Reclamó, ofendido –Jum, no me sorprende que este inútil sea tu hijo, Genma. De tal palo tal astilla.

-Papá, el gran maestro del que siempre me hablaste ¿Era el abuelo de Akane? –Ranma estaba más que asombrado.

-¿Parece mentira, verdad, hijo? –Rió –Todo este tiempo conviviendo juntos y nunca nos dimos cuenta de nada. Es el mejor de los cumpleaños.

La diablilla Nabiki y el ángel Kasumi hicieron aparición en los hombros de Akane.

-Vaya, entonces el padre de Ranma y tu padre eran buenos amigos en su juventud –La diablilla se llevó un dedo al mentón –Que gracioso es el destino.

El ángel junto sus manos en rezo –Dios sabe cómo jugar sus cartas.

-Tengo una idea, Soun –Dijo, emocionado –¿Por qué no se unen tú y tu familia a nuestra mesa para cortar el pastel?

Ranma, Akane, Ranko y Ryoga, quien se había mantenido al margen durante todo el rato, casi caen de espaldas ante esa petición –¡¿Qué?!

-¡No sabes cuánto me encantaría! –Exclamo, encantado.

-Pero… Papá… –La chica de cabello azul no sabía que decirle para evitarlo.

-Ryoga –Miró a su vecino con ojos brillantes –¿Crees que a tu familia le moleste si nos unimos a los Saotome?

El muchacho estaba paralizado, echando humo por el rostro y sin poder emitir respuesta.

-Ryoga –Satori lo zarandeó por la camisa –Pareces una chimenea.

-Tío Genma –Ranko intentó salvar la situación –No creo que sea apropiado molestarlos.

-¡Sra. Kaede, por favor venga! –El de bigote llamó a su vecina sin importar que las demás personas del restaurante lo miraran.

-¿Está todo bien, Sr. Tendo? –Fue rápidamente hasta ellos.

-Sra. Kaede, permítame presentarle a un viejo amigo mío –Genma le extendió la mano –Hace muchos años que no nos vemos y nos preguntábamos si usted y su familia no tenían problema en juntarnos con ellos.

La mujer se llevó un dedo al mentón –Bueno, pues. La verdad…

-¡Kaede! –El Dr. Tofu brincó hasta allá al reconocer a la rubia –Eres tú.

-¡Oh, Tofu! –Ella se puso eufórica al verlo.

Akane, Ranma y Ryoga se miraron entre sí, bastante anonadados. Ranko fue la única que se atrevió a preguntar –¿Ustedes también se conocen?

-De años –Respondió la mujer, sonriente –Tofu y yo somos amigos desde la preparatoria. Allí nos conocimos.

-Tofu es mi cuñado –Dijo Genma, buscando persuadirla.

-¡Su cuñado! –Juntó las manos –¡Entonces será un honor conocer a toda su familia!

-¡No! –Los cuatro jóvenes sintieron pánico.

-Ahora mismo le pediré a mi hermano una mesa más grande –Ella se dio la vuelta, ignorando por completo las suplicas de su hijastro y compañía.


-Oh, cielos. Esta de verdad es una hermosa sorpresa –Naoko abrazaba a Genma y Nodoka por los hombros –Luego de tantos años.

-Lo sé, es maravilloso –Suspiró la madre de Ranma.

-Debo decir, Sra. Saotome –Dijo la abuela Hibiki, colocándose un collar de flores –Que estoy encantada con el espléndido uso que le dio a nuestras flores.

-Tiene mucho talento –Halagó Higuma.

Mientras los adultos reían, los cuatro adolescentes intentaban fingir apatía. Compartir la misma mesa era intolerable, prácticamente una mala broma de la cual no podrían librarse.

Los primos Saotome no querían estar cerca y ser testigos de cómo las personas que querían se comprometían entre ellas. Y con el resto de las familias allí, sería imposible hacer algo.

-En serio, sigo sin creérmelo –Soltó al matrimonio para abrazar por el cuello al hijo de ambos –Tanto tiempo recibiendo a Ranma en nuestro hogar sin saber que se trataba del hijo de Genma y Nodoka.

El muchacho se puso morado de tan fuerte que lo apretaba la Sra. Tendo –Somos dos.

-Oigan pero ¿Cómo fue que se conocieron? –Preguntó Akane, curiosa –¿Y por qué si eran tan amigos dejaron de verse?

-Oh, otra historia –Kaede se recostó del hombro de su marido con ternura –Quiero oírla.

-Maestro, ¿Por qué no la cuenta usted? –Pidió Genma.

El anciano se cruzó de brazos y cerró los ojos –Bueno, sí eso quieren –Todos fijaron absoluta atención en él –Hace 23 años atrás, cuando mi dulce Naoko tenía tan solo 16 años, deseaba que yo, su fuerte y poderoso padre la instruyera en las artes marciales. Al principio me negué, pero luego de una dura insistencia, acepte entrenarla.

Este detalle siempre le pareció curioso a Akane, pues si bien su abuelo se negaba a entrenar a su madre, cuando ella lo quiso de niña este fue bastante flexible.

-Al mismo tiempo –Prosiguió –Estos dos muchachos de la misma edad, Soun y Genma llegaron hasta mi Dojo. A los tres los convertí en mis discípulos y tomaron un arduo e intenso entrenamiento durante dos años.

-Mi meta siempre fue llegar a superar a mi hermano en combate –Admitió Genma, mirando al padre de Ranko –Y en lugar de eso encontré a dos buenos amigos.

-El resto de la historia ya la conocen –Concluyó Happosai –Este par de inútiles logró cumplir mis expectativas y uno de ellos le robó la inocencia a mi hija. Fin.

Una gota corrió por la sien de Soun –¡Suegro, que cosas dice!

-Genma y Soun aprendieron bien –Dijo el hermano del primero –Llegaron a darme una buena paliza.

-Cuando Soun y yo empezamos a salir, Genma conoció a Nodoka en uno de los torneos estatales a los que asistíamos –Contó Naoko –Era tan bonito tener citas dobles.

Un tic se apoderó de los rostros de Ranma y Akane al imaginarse a sus padres saliendo juntos.

-Así es –La voz de Nodoka sonó melancólica –Pero Naoko y Soun tenían ambiciones y sueños mucho más grandes. Se casaron y luego fueron a la Universidad a estudiar leyes.

-Al principio seguíamos en contacto, pero después fue más difícil –El hombre de gafas bajó la cabeza –Luego nos enteramos de que el antiguo dojo había sido vendido y nosotros mismos habíamos comprado una casa para nuestros hijos –Refiriéndose a ellos, su hermano y cuñada.

-Vaya, que triste –Kaede se frotó los ojos.

-Realmente los años pasaron volando –Suspiró Soun –Incluso el pequeño Tofu ahora es nada más y nada menos que un reconocido médico.

-El mejor de todos –Rió la rubia.

El doctor se sonrojó y le dio otro trago a su copa. Estaba bastante ebrio.

Los adolescentes se mantenían en silencio, presenciando la felicidad de sus padres entre ellos. Más que incomodo, era irritante.

Ryoga miró su reloj de mano, ya se estaba haciendo tarde y todavía debía dar el anuncio. Un peso como ese debía quitárselo tarde o temprano.

-Es curioso, saben –Comentó Nodoka con simpatía –Cuando éramos jóvenes bromeábamos con la idea de comprometer a nuestros hijos si tenían la misma edad.

Ranma y Akane casi caen de sus sillas, y ni que decir de las caras desconcertadas de Ranko y Ryoga.

-Pero en lugar de eso, son mejores amigos –Rió Naoko –Qué irónico.

Oh, sí... Ni que decir de sus caras con esos comentarios.

-¿Está todo bien aquí? –Se acercó Piccolette, tan jocoso como siempre.

-Hermano, que bueno que llegas –Kaede se puso de pie –Creo que llegó la hora de algo especial.

Ryoga imitó la acción de su madrastra –Sí, de hecho, me gustaría anunciarles algo.

Los primos quedaron pasmados, sabían que Ryoga les diría de su noviazgo con Akane.

-No puede ser, este sujeto me quitará a Akane y no puedo hacer nada al respecto – Pensó frustrado el chico de trenza.

-Yo... Quisiera brindar con ustedes –Levantó la copa, nervioso, siendo imitado por los demás –Esta noche es muy importante para mí.

Akane respiró profundo y tragó en seco, manteniéndose firme.

-Ahora sí, debo despedirme de ti, Ryoga –Se lamentó la pelirroja.

El joven comenzó su discurso, mientras las familias Saotome, Tendo y la propia escuchaban atentos con las copas en mano –Cuando era niño... Tuve la desdicha de perder a mi madre, y desde entonces solo hemos estado juntos mi padre y yo –Hizo una pausa –Dos años atrás, Kaede llegó a nuestras vidas y sin dudas, supo llenarlas de alegría.

Una lágrima bajó por la mejilla de la mencionada.

-También estuve lejos de Nerima durante ese tiempo, dejando atrás muchas de las cosas valiosas para mí –Continuó, mirando a Akane –Pero hoy tengo la dicha de... Estar aquí otra vez y comprender que es lo que realmente me importa.

-Sí pudiera evitarlo –Ranma apretó los puños.

-Es por eso... Que me hace muy feliz saber que nuestra familia se hace cada vez más grande –Sonrió, débilmente.

La tensión se sentía en el aire. Hasta las conciencias de Akane estaban en un hilo.

-Alguien va a sufrir de un infarto –Bufó la diablilla.

-Señores, quiero hacer un brindis –Alzó la copa –Por el nuevo miembro de la familia Hibiki...

-¿No hay marcha atrás? –Akane se tensó.

-¡No, no quiero! –Ranma tronó los dientes.

-Ryoga… –Ranko cerró los ojos para no llorar.

El muchacho culminó su discurso con una emoción particular –Quiero brindar... Por mi futuro hermanito o hermanita. Y por supuesto, por quién lo lleva en su vientre ahora, Kaede.

La conmoción no se hizo esperar por parte de los invitados. Los adultos miraron a la embarazada con ilusión y los adolescentes estaban en shock.

-¿Hermano? –Sus ojos se abrieron como platos.

-Kaede, querida mía... Estás... –Los ojos de Higuma se cristalizaron.

-Así es, mi amor –Afirmó, recibiendo un beso de parte de su esposo.

-¡Oh, hermanita! –Piccolette lloraba, dramático –¡Voy a tener un sobrino!

-Otro nieto –La abuela Hibiki suspiró –Qué bendición.

-Nueve perfectas semanas de embarazo –Comentó Tofu, bastante sereno –Un bebé que espero llegue a término sin complicaciones.

Akane, Ranma y Ranko miraron al galeno, asombrados –¿Sabías de esto?

-Lo sabe más que nadie –Respondió la rubia –Tofu no solo es mi buen amigo desde la adolescencia, también es mi obstetra.

-Estoy muy agradecido con usted, Doctor –Reverenció Higuma.

La chica de cabello azul ni siquiera se movía, tantas casualidades la dejaron aturdida.

-Akane, debemos hablar –Ryoga la tomó del brazo y la apartó de la mesa, sintiendo la fría mirada de Ranma sobre él –Escucha, lo siento mucho pero... No pude hacerlo.

-¿Pero... Por qué? –Ella quería sonar triste, pero no estaba dolida.

-Veras, en una semana me iré de nuevo y no sé cuánto tiempo estaré fuera –Explicó –Me pareció que no sería correcto con tu familia.

-Pero Ryoga, eso no tendría que ser un problema. Suena más como una excusa –Encaró –¿Qué ocurre realmente?

Él se relamió los labios –No quiero que me odies...

-No podría hacerlo….

Tomo sus manos con delicadeza –Me enamoré de alguien más, Akane... Y sé que yo tampoco soy a quien quieres.

Ella se sintió totalmente aliviada al escuchar esas palabras. No era correcto que se sintiera así, o eso creía ella, pero en el fondo sabía que así debía ser.

Volteó curiosa pues el chico tenía la mirada fija en un punto tras ellos. Allí estaba Ranko, sonrojada, y mirándolo también.

Y entonces no hizo falta decir más para comprender lo obvio.

-Estoy muy feliz por ti, Ryoga –Acarició su mejilla –Tú si tuviste el valor de seguir a tu corazón.

-¿Estarás bien? No quisiera dejar que ese tonto de Ranma siga lastimándote.

-No lo hará, Ryoga –Aseguró, guiñándole un ojo.

Ranko seguía observándolos a cierta distancia.

-Mi nieto es un gran muchacho, ¿verdad? –La voz de la abuela Hibiki la sacó de su trance.

-Sra. Hibiki, discúlpeme.

-Me da mucho gusto verte, mi niña –Un detalle en el cuello de la chica llamó su atención. Lo inspeccionó cuidadosamente y comprobó que se trataba del mismo medallón de su difunta ex-nuera –El collar de la madre de Ryoga. Pensé que él querría quedárselo como un recuerdo... Jum, parece que supo darle un mejor uso –Sonrió con picardía. Algo le decía que su familia no solo recibiría a un nuevo bebé.

-Oh, cariño –Kaede abrazó a su hijastro cuando regresó a la mesa –Te agradezco tanto esto. Yo estaba demasiado nerviosa como para dar la noticia

-Me alegra que confiaras en mí.

-¿Pero qué pasó con Akane? –Preguntó –Creí que la presentarías como tu novia.

Suspiró, sintiendo una gran calma en su interior –Los planes cambiaron.


-Sabes, no tenías que seguirme –Dijo Akane cansina, caminando por el frio asfalto descalza. Los zapatos de tacón, por mínimo que fuesen, la mataban.

Ranma rodó los ojos, yendo cinco pasos detrás ellas –No te estoy siguiendo, tampoco quería quedarme allá –Puso los brazos tras la nuca –No es mi culpa que debamos tomar el mismo camino.

Sus familias se habían quedado en el restaurante, festejando, recordando viejos tiempos y felicitando a Kaede por su futuro bebé; Satori, por supuesto, solo se quedó por el pastel. Pero ellos ya no querían estar allí y menos con sus padres, borrachos, diciendo impertinencias. Además, lo mejor que podían hacer por Ranko y Ryoga era dejarlos a solas.

El chico carraspeó –Siento mucho que no se diera lo de tu compromiso.

Ella achicó los ojos –Sí, como no.

No pudo evitar reírse –La verdad, si estoy feliz no es precisamente porque te hayas librado de ese idiota. Esta vez, pondré los sentimientos de otros como prioridad.

La muchacha se detuvo y lo observó de reojo. Conocía muy bien a Ranma como para saber que eso que dijo era autentico y posiblemente se trataba de lo que ella sospechaba. Pero bueno, eran primos después de todo.

-¿Puedo preguntarte algo? –De un momento a otro él estaba frente a ella, mirándola fijamente –¿Por qué nunca me contaste lo de las artes marciales?

Alzó la cabeza para contemplar la luna llena –No me pareció importante.

-¿No? –Sus ojos se abrieron, amplios –Akane, sabes bien que las artes marciales son parte de mi vida. Siempre te hable de lo que significaban para mí, y resulta que tú también llevas ese don en la sangre.

-Te equivocas –Frunció el ceño –Yo no soy buena para eso. No soy una luchadora como mi abuelo o mis padres… Ni tampoco una amazona como Shampoo… ¿Era eso lo que querías saber?

-Estoy seguro de que eres mejor que Shampoo –Dijo, tomándola por los hombros –¿Por qué siempre te subestimas en todo? Eres mejor de lo que piensas.

Suspiró, agotada –Olvídalo, Ranma –Se apartó y siguió caminando –Solo quiero irme a casa y dormir.

El sonido de los grillos los arrulló mientras caminaban en silencio, con la fría noche siguiéndolos.

El muchacho se llenó los pulmones de aire para tomar confianza, había algo que quería decirle –Sabes, Akane, yo… He estado pensando muchísimo en nosotros.

-¿Ah sí? –Respondió, indiferente.

- –Sonrió –Sé que últimamente he intentado forzar las cosas porque me sentía desesperado, pero eso fue porque me di cuenta de lo que eras para mí.

El corazón se le aceleró, debía agradecer que estuviera oscuro y no pudiera ver su sonrojo. Espero tanto tiempo por escuchar esas palabras.

-Pero esta noche me di cuenta de que las cosas tienen su propia manera de suceder –Continuó –Y es normal que nos hayamos equivocado todo este tiempo. Eso no afecta nada.

-¿Qué quieres decir?

-Yo… quiero que volvamos al principio –Admitió, deteniéndose –Quiero que nuevamente seamos mejores amigos, como antes. Solo eso… amigos.

-¿Eso quieres? –Ella no podía entenderlo.

-Es decir, al menos por ahora. Mientras logramos poner nuestras emociones en orden y… –Carraspeó –Le pido una disculpa a Mousse y, obviamente, termino mi relación con Shampoo.

-Ranma…

-Es la única manera en la que puedo lograr que confíes de nuevo –Extendió la mano –¿Amigos de nuevo?

No podía evitar sentir una cálida emoción en su interior. Extraño sí, pero era muchísimo más de lo que podía esperar por parte de Ranma… Su Ranma. Quizás, era eso lo que ambos necesitaban: Una segunda oportunidad.

-Me parece bien –Aceptó, estrechando la mano del chico.

-Aunque, bueno –Ladeó la cabeza, ruborizado –No me molestaría si de vez en cuando quisieras besarme o… esas cosas.

Una dulce risita escapó de sus labios, llenando el corazón de Ranma de alegría –Tengo una idea mejor –Se acercó peligrosamente a su rostro, tensando al muchacho por completo. Estando a solo cinco centímetros de su boca, susurró –El último en llegar a la quebrada es un perdedor.

-¿Eh? –Cuando salió de su ensoñación, Akane ya estaba dos metros delante de él, riendo risueña –¡Oye, que tramposa! –Gritó, emprendiendo carrera también.

Aquello significaba el comienzo de un final. Pues cuando recién empezaban a conocerse, solían retarse el uno al otro en carreras hasta sus casas, la escuela, el parque o donde fuese. Hacía mucho que no competían, desde que comenzaron su relación con derechos, específicamente.

Pero ya no tenían que preocuparse por eso, siempre que hicieran las cosas bien, estarían juntos por más que una casualidad.


Originalmente, mi plan principal era concluir este fic en el capítulo 20 (Eso fue hace tres años) Y de cierta forma, esto quedó como un final pero no de la historia en general, más bien de una primera parte que fue resaltante para Ranma y Akane, en la cual maduraron y aprendieron de sus errores. Ahora que eso fue resuelto, esta segunda parte del fic se enfocará más en las decisiones a futuros, las nuevas experiencias (Llámese lemmon) y, como les había dicho, la llegada de un nuevo rival. De verdad, estoy muy complacida con ello.

Respondiendo Reviews:

Sav21: Hahaha, como ves, muchas cosas se revelaron xD

Violettss801: Amiga, si me matas no hay fic D: Además, tú ya sabes lo que pasará, Hahaha.

Lacriza: Cada pareja se complementa a su manera, supongo que eso es lo lindo n.n ¡Saludos!

Yessi-chibi: Creo que todos ya se esperaban que Ranma hiciera de las suyas con Akane en ese baño xD lo conocemos tan bien. Y bueno, que al final las dos cenas se juntaran era el toque perfecto.

CONEJA: La verdad, no sabría definir si ese es el defecto o la cualidad principal de Ranko y Ryoga, son demasiado leales… pero el amor les pudo ;)

Xandryx: Hahaha, ¡Gracias!

BUBU30: Hahaha, no soy malvada :c quizás un poco xD Nah, todavía quedan personajes por incluir en la historia, solo hay que darles tiempo. La verdad, ni yo sabría decirte cuantos capítulos le quedan D: pero eso no es tan malo, ¿cierto? ¡Saludos y besos!

Kathe: No lo soy :c Jum, espero disfrutaras de este capítulo xD

Mcppprsa: Ya ves que las cosas fluyeron solas xD debían ser honestos al final. El nuevo rival aparecerá muuuuyy pronto ;)

janny5: Hahaha, aquí está la prueba de que soy una escritora de palabra.

Bien, amigos míos, ya saben que esperar a partir de aquí. De verdad, quiero agradecerles de corazón por acompañarme todo este tiempo y apoyarme, ¡Son los mejores!

Les deseo muy felices vacaciones y espero leerlos pronto.

Peace out! (: #PrayForVenezuela.