He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Salmos 127:3

Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.

CAPÍTULO 5

A pesar de que dejó de correr desde hacía minutos su corazón seguía el mismo ritmo acelerado que suele tenerse con la actividad física, pero eso no le preocupaba, ya que sabía con exactitud la razón de ese pulso tan acelerado.

Hinata sonrió con su ternura y timidez habitual al recordar que lo miraría ahí, justo en el gran árbol que fue testigo de aquel desmayo que tuvo al verlo llegar de aquel largo entrenamiento de tres años.

Finalmente terminó de llegar al lugar indicado y recargándose en la dura corteza miró hacía el cielo y suspiró al ver pasar las fugaces nubecillas que refrescaban el ambiente caluroso que caracterizaba el verano.

-Será un buen día- se dijo a si misma al contemplar los tenues rayos del sol que se colaban por entre las hojas, acomodó un largo y negro mechón detrás de su oreja y suspiró llevándose una mano a la boca en su clásica pose de pensar. Estaba un poco nerviosa por lo que hiba a ocurrir, pero de alguna manera se sentía fuerte y segura de que todo saldría bien.

Hinata sonrió tiernamente mentalizándose con pensamientos positivos, después de todo en esa situación, muchas cosas dependían de ella para obtener éxito, él dependía de ella, de su fortaleza, de su amistad, de su compañía.

Y por supuesto que no podía titubear, no, no podía defraudar a alguien tan importante para ella, no podía defraudar a Naruto.

Naruto siempre había sido y sería una persona sumamente importante para ella, por eso se había preparado tanto para ese evento, para ese momento tan relevante en la vida del joven.

—Naruto— exhaló con lentitud y tenuemente, como si tuviese miedo de ser escuchada.

Aún se encontraba preocupada por él, después de todo aún era evidente el tremendo dolor que emanaba respecto al tema del embarazo de Sakura.

Ni que decir de la enorme sorpresa que ella misma se llevó al enterarse, y si eso la había sorprendido a ella, cuanto más a él, a él que siempre estuvo enamorado de una de sus mejores amigas.

—Buen día, Hinata.

La joven sintió como su corazón se paralizó ante el saludo, y con su tenue y temblorosa voz contestó —bu...buen día Naruto.

Él asintió y miró el cielo —ojalá no llueva— comentó.

—No creo que llueva— contestó observando el cielo.

—¿Tienes mucho esperando?, disculpa es que me quedé desayunando y se me fue el tiempo.

Hinata negó con la cabeza y le miró con esa vergüenza que le caracterizaba —n...no tengo mucho esperando, no te preocupes— Naruto sonrió y ella se sonrojó un poco ante el gesto.

—Esto…— Uzumaki se acercó a ella y señaló una pequeña bolsa que ella cargaba —¿qué es?

Hinata pareció despertar y con un leve movimiento abrió la bolsa y mostró un pequeño paquete que traía un precioso moño verde —es un regalo…

—Ya veo…— Naruto se alejó un poco —¿es para ella? — preguntó con un tono tenue muy distinto al que le caracterizaba.

Hinata negó —es para…— dudó un poco —el bebé.

Ella esperó su reacción, y ante su satisfacción Naruto no mostró dolor, ni enojo o tristeza en su cara o en su voz, sino que, a diferencia de hacía tiempo, sólo adquirió un semblante tranquilo y relajado, con una media sonrisa, tenue, pero presente.

—Apuesto que a Sakura le va a encantar— comentó con un tono tranquilo, gentil y dulce, como si hablará de algo nostálgico.

Hinata pestañó sorprendida, no tanto por la frase, sino por el tono, una sonrisa alegre y sincera brotó de sus labios — ¿tú crees? — pregunto ya más segura y relajada.

—Por supuesto — contestó seguro con su voz entusiasta, más similar a la de siempre —, es algo muy bonito, claro que sí, de verás.

—Pe…pero ni siquiera sabes que es…— agregó confundida.

—Esto…—Naruto se llevó una mano a la cabeza – ¡es cierto, de verás! — y rió disimulando su sonrojo, Hinata también sonrió –pero todas las cosas de bebés son lindas…. — argumentó tratando de sonar convincente – además tu tienes buen gusto – ella se sonrojó – así que si, debe ser bonito, lo que sea que sea.

—Gra… gracias —, Naruto asintió sonriendo, Hinata de nuevo acomodó el cabello y después de un tiempo en silencio dijo – ¿nos vamos?

Hinata esperó la respuesta de Naruto con su corazón latiendo fuertemente presa de la agitación del momento, no sólo estaba nerviosa por el sólo hecho de estar cerca de él, sino además irían a visitar a Sakura a casa de Kakashi.

Y no es que no la hubiese visitado antes, no, ella y las otras chicas la visitaban continuamente, generalmente la visita era para convivir con ella y enterarse del rumbo del embarazo, aunque sabiendo que Tsunade seguía el transcurso de éste era algo innecesario, pero no estaba de más.

Mientras esperaba daba pequeñas miradas furtivas al shinobi, sólo para estar segura de que él se encontraba bien. Consideraba que, a pesar de lucir sereno, quizás aun era demasiado pronto, porque él no lo había superado del todo.

Poco después de enterarse del embarazo pudo constatar sus sospechas. Naruto venía caminando con paso casi forzoso por las calles de Konoha, tan serio y callado que no parecía ser el mismo muchacho que rayó el rostro de los hokage; apenas y era reconocible, extraordinariamente solo se dio cuenta de su presencia cuando casi chocaba con ella. Después de disculparse la invitó a comer, ella se sintió completamente sorprendida y estando a punto de negarse, debido a esa enorme timidez y nerviosismo que la invadían, Naruto la desarmó con su tristeza.

—"Por favor… hoy no puedo comer sólo"— con un argumento como ese y una mirada tan triste y solitaria nadie se podría negar.

Aquella comida le ayudó a saber que mal la estaba pasando, aunque ya se daba una muy buena idea, después de todo ella también sufría del mismo dolor.

Llegaron a Ichiraku sin hablar, Naruto ordenó la comida y el silencio se hizo presente, incomodo e imponente.

—"¿Has visto a Sakura?"— preguntó sorpresivamente, ella asintió pausadamente –"¿cómo está?, hace tiempo que no la veo"

—"Bien…"— comentó tranquilamente.

—"Que bueno"—, Naruto permaneció con su mirada perdida, como si tuviera un gran interés en la pared del puesto de comida.

Hinata bajó la cabeza al sentirse terriblemente incomoda por la situación, Naruto estaba destrozado, lo cual no implicaba que no se preocupara por Sakura, era muy noble, muy noble y demasiado bueno, pero desdichado, tanto que ella misma podía sentir la tristeza brotando de su cuerpo.

Sinceramente no esperaba tocar el tema de Sakura, y mucho menos por iniciativa del propio Naruto, porque su sola mención causaba esa nube de tristeza en él. Afortunadamente para Hinata la comida llegó y el tema se vio finalizado al comenzar a degustar los platillos, o eso esperaba ella.

—"¿Alguna vez te has enamorado?"

Hinata detuvo su mano evitando comer, miró de soslayo a Naruto y asintió tratando de ocultar el dolor en su rostro, ese dolor que sintió al escucharlo preguntándole semejante cosa. Naruto se llevó un bocado masticándolo lentamente, como si tratará de encontrar todos y cada uno de los sabores que se mezclaban, ella, por su parte, no podía hacer otra cosa más que mirarlo.

—"Yo también…"— Hinata esperó pacientemente el siguiente comentario y de pronto Naruto sonrió cambiando por completo su semblante –", pero eso todo mundo ya lo sabe…"— y comió de nuevo —"no es nada importante, mejor hablemos de ti, de seguro ese chico es afortunado…"— mencionó con una sonrisa.

Hinata sintió su corazón estrujándole —"es... esto, él no está conmigo, no me corresponde…"—, mencionó lentamente.

Naruto volvió a su semblante lejano, después de un incomodo silencio lanzó un suspiro cansado y agregó –"lo siento…"

Hinata asintió tristemente, Naruto al verla no pudo sino sentirse peor, de por si ya era suficiente con lo que andaba cargando como encima sumarle la culpa de hacer sentir desgraciada a la dulce y buena de su amiga Hinata, tenía que remediar las cosas e intentó ser positivo.

—"Es un tonto, peor para él"— agregó sonriendo, Hinata se sonrojo y sorprendió, él suspiró –"entonces tu y yo estamos igual…"— ella asintió de nuevo, pero ante su sorpresa Naruto no regresó a su mirada tristona y lejana, sino al contrario, sonrió abiertamente y con voz alegre agregó –"tengo una idea… ya que estamos en las mismas creo que eres la única que me puede ayudar… Hinata…"—, ella asintió ansiosa para que continuara y él sonrió —"puedes hacerme compañía y comer conmigo…"— estaba tan sorprendida que no respondió —"… solo por un tiempo, es que…no puedo comer solo…yo…"

Naruto estaba tan triste y solo, debía sufrir mucho como para pedirle acompañarlo, así que sin preguntarle porque la eligió como compañera de comida y con un inesperado valor, por un instante venció su timidez y aceptó la oferta.

—"Si"

Uzumaki sonrió feliz, con sinceridad. Hinata era tan amable y noble que aceptó su invitación sólo por ayudarlo a sobrellevar una pena tan grande, aunque siempre había sido muy gentil con todos.

Naruto se sintió mal llevarla a confesar ese secreto doloroso, pero a él le sirvió para darse cuenta de algo, ella también sufría el mismo dolor que él experimentaba, así que tenía que recompensarle, además ¿quien mejor que ella como compañía? De ahora en adelante sería su nueva amiga y confidente, y así él también la ayudaría a sobrellevar su carga, juntos, como los buenos amigos que eran.

Quizás las cosas mejorarían y él encontraría, sino consuelo, si resignación. Con estos pensamientos y nuevas esperanzas se puso tan contento que devoró su plato de ramen y pidió uno más.

—"Cielos Naruto, ya me estabas preocupando" — dijo el dueño de Ichiraku y Naruto solo sonrió sonrojado.

Desde aquel día se habían vuelto más unidos, más amigos.

Naruto no se había equivocado, Hinata había resultado ser una excelente amiga y compañera, gracias a ella y a sus nobles, dulces, temblorosos y sabios consejos esa pena se hacía más llevadera, menos pesada.

Poco a poco Hinata le transmitía la paz y quietud que siempre la caracterizaron, además de que ella siempre lo escuchaba y ponía atención en cada comentario que dijera, por más tonto o soso que fuera, ella siempre lo escuchaba.

Gracias a ella, a su paciencia y amistad, la ira y el descontrol total que sentía al ver a Kakashi sensei fueron decreciendo. Y era un alivio, para todos, porque que hubo momentos en que su dolor era tan grande y su ira tan fuerte que hasta él mismo se asustaba ante los comentarios y acciones que pensaba e imaginaba.

Tenía miedo del rencor, el enojo y el odio que lo consumían por dentro, miedo de si mismo.

Dentro de sí, Naruto tenía el temor de que su odio lo consumiera y de que el demonio en su interior fuera más fuerte que el zorro que resguardaba, tenía miedo de convertirse en algo peor que el kyubi, y, sinceramente, sin Hinata no habría logrado dominarlo.

Y si bien aún se sentía dolido y triste al perder el amor de Sakura, de una manera tan definitiva y con alguien tan cercano para él, con alguien tan importante, ese dolor ahora era más llevadero, más soportable.

Gracias a Hinata se dio cuenta que debía respetar el amor de otras personas, aunque eso significara sentir dolor, se dio cuenta de que aún había mucho por delante, que a pesar de que su amor no era correspondido eso no terminaría con su vida, o con su razón.

No, porque aún había porque seguir adelante, porque la vida no terminaba ahí y poco a poco encontraría la cura para ese dolor, y aceptaría la situación, poco a poco aceptaría la realidad y quien sabe, tal vez algún día él también encontraría a alguien, y tal vez algún día él también sería padre.

—Si, vamos.

—¿Seguro? —, preguntó con sigilo.

—Si—, asintió tranquilamente con una sonrisa ligera y sincera. Hinata asintió sonriendo al darse cuenta de que ya estaba listo.

Caminaron hasta llegar a la gran casona Hatake, se detuvieron al estar frente, Naruto suspiró pausadamente y Hyuuga lo miró en espera de alguna reacción.

—¿Estás seguro?, si quieres venimos otro día.

Naruto negó con la cabeza y giró para verla, sonriendo –gracias, has sido de gran ayuda, he sido egoísta contigo, prometo que después de esto empezaremos por resolver tu caso.

Hinata asintió con una media sonrisa en el rostro.

Ambos se acercaron, pasando por el pequeño pasillo, justo para pararse en el marco de la puerta estando a punto de tocar se detuvo, Hinata sintió un pequeño apretón en su mano derecha y se sonrojó al notar como Naruto la sostenía.

Lo miró levemente sorprendida obteniendo solo una mirada entre ansiosa y nerviosa, Hinata sonrió y apretó la mano del chico en señal de apoyo asintiendo con delicadeza, Naruto sonrió y tocó la puerta.

Llamó una, dos y tres veces, pero nada, nadie atendía, al parecer no estaban.

—Tal vez salieron— argumentó Hinata.

Naruto no sabía si sentirse contento o triste, estaba muy nervioso y seguro de que dolería ver a Sakura, pero se estuvo preparando para eso desde hacia tanto que le resultaba un poco frustrante no hacerlo.

—Tal vez no escuchan, ven.

Hinata asintió y siguió a Naruto rumbo al jardín. Naruto estaba resuelto a asegurarse porque después de todo, aunque doliera, tenía que esforzarse en cumplir con esa meta y lograr dar la vuelta a la página.

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—Hum… otra vez — bufó. Kakashi miró por sobre el libro por decimo cuarta ocasión al escuchar otro refunfuño más de Sakura.

Ella se encontraba sentada en uno de los sillones individuales de la sala mientras que él estaba recostado en el sillón grande, frente a ella, leyendo tranquilamente, o intentando hacerlo, ya que la mujer estaba interrumpiendo la lectura con los continuos refunfuños que emitía al no obtener un buen resultado en su obra.

—Pero si lo hace ver tan fácil… no sé cómo lo hace—, Sakura suspiro tratándose de controlarse, tomó la prenda y comenzó a destejer lo que había avanzado hacía unos momentos.

—Déjalo así— dijo con simpleza a sabiendas de que ella estaba empecinada en la tarea y obviamente no le haría ni el más mínimo caso, como siempre.

—No… ya casi término— dijo con firmeza, estaba decidida, así que tiró de una de las hebras amarillas.

Kakashi suspiró pacientemente, —¿quieres ayuda? —, preguntó de nuevo, más por cortesía que por otra cosa, ya sabía de ante mano la respuesta.

—No…— dijo enérgicamente —no la ne...ce…si...to —, dijo jalando afanosamente la prenda esforzándose con extremo cuidado para no romperla en el trayecto.

—Hum…

Kakashi asomó los ojos, u ojo, por sobre el libro, según su parecer si necesitaba ayuda, después de todo no era nada sencillo estar toda enredada en estambre tratando de deshacer un nudo, sobre todo porque casi consigue romper la pequeña prenda en el intento; pero Sakura era obstinada y terca, no le pediría ayuda aún si estuviera cubierta por completo de estambre como un pobre gato.

Evidentemente Sakura tomó la idea de "tejer" una prenda a su futuro bebé como una meta clara y obsesiva que no dejaría de lado por mucho que se le dificultara, pero las cosas no habían sido tan sencillas, siempre terminaba en lo mismo, y entre el forcejeo constante y el enojo de la kunoichi la pobre ropita no avanzaba más allá de la tercera parte.

Hatake sonrió debajo de la máscara, desde su lugar ella lucia adorable, a pesar de los refunfuños y el entrecejo junto que permanecía constante; para él la imagen de Sakura enojada era de lo más divertida y tierna, muy discrepante de la percepción peligrosa y alerta que al resto del mundo le daba, en fin, el caso es que en esos momentos la imagen de la chica le parecía digna de recordar y disfrutar, así que, aunque parecía estar muy atento a la lectura, lo cierto es que él tampoco lograba mucho avance en su tarea de leer, distraído por los enojos de Sakura y su tierna visión.

Kakashi sonrió, para él era evidente que Sakura estaba feliz, mucho más que los anteriores meses, y eso le hacía sentirse contento y esperanzado; las cosas estaban mejorando para ella, y, por añadidura, para él también.

Después de esos tres meses inquietantes y estresantes ella comenzaba a respirar con mayor facilidad, con menos tensión, y era un alivio ya que a esas alturas del embarazo ese estado nervioso y ansioso no la ayudaba mucho.

—No te preocupes, aún te quedan cuatro meses más para terminarla— mencionó con el tono tranquilo característico.

Sakura suspiró pesadamente haciendo que unos cuantos cabellos del fleco se le movieran – mamá lo hace ver tan fácil—. Kakashi bajó el libro y sonrió en respuesta a su desanimo, Sakura también sonrió al mirarlo.

Hatake aún recordaba la alegría, la enorme dicha con la que se la encontró aquel sábado cuando llegó de misión y Sakura corrió a recibirlo, lucía radiante y hermosa, recordándole a lo entusiasta que solía ser desde niña. Así es, aquel día que Kakashi recordaba había sido el día en que Mebuki Haruno había hecho las paces con su hija.

Y él estaba completamente agradecido por ello porque hasta entonces ella no había avanzado en cuestiones de ánimo, sabía perfectamente que la atención de Tsunade y las recientes y constantes visitas de sus amigas no eran suficientes, a pesar de que eran sumamente reconfortantes, no lograban llenar el hueco que el distanciamiento de sus padres y amigos dejaba en el joven e ingenuo corazón de la kunoichi, además de la hostilidad con que el resto de la aldea los veían.

Por eso aquel día que lo recibió tan feliz no tardó en contarle sobre la presencia de su ahora "suegra", levantándole el ánimo también a él al saber con eso que las cosas mejorarían para ellos.

Según lo que recordaba Sakura le contó como Mebuki había pasado bastante tiempo tratando de acercarse a ella, cosa que no le sorprendió ya que la mujer era demasiado cercana a su hija como para permanecer tanto tiempo lejos de ella.

Ese sábado Mebuki había permanecido a unos cuantos metros de la casa, pensando si llegar o no con su hija, estaba indecisa y nerviosa, pero a paso lento se acercó al sitio, dispuesta a llegar, dispuesta a desobedecer a su esposo, quien al parecer seguía bastante molesto por los hechos, aunque Mebuki sabía que en el fondo estaba igual o más preocupado que ella por la salud de su hija y su futuro nieto, después de todo solía rebuscar en los expedientes que Tsunade redactaba del embarazo de Sakura.

Era muy evidente, porque no encontraba otra explicación a esos expedientes médicos que su esposo guardaba con extrema discreción y que al encontrarlos fueran un detonador para tomar de una vez por todas la resolución de ir a verla a la casa Hatake.

Ciertamente aun no era cosa sencilla, pues sabía que si su esposo llegase a enterarse la reprendería, o simplemente no le comentaría nada dando a entender con su hermetismo su enojo respecto al tema, fingiendo rotundamente porque en el fondo terminaría recibiendo ansioso la noticia de la visita siendo demasiado orgulloso como para dejarlo entrever, todo lo cual resulto según lo previsto.

Mebuki finalmente se acercó dudosa a la puerta, estaba por dar vuelta y regresar cuando ante su sorpresa la puerta se abrió, y ahí, ante sus ojos, la imagen de su hija con sus notorios 4 meses de embarazo la veía con los mismos ojos abiertos y ansiosos que ella debía tener.

Ambas mujeres estaban tan sorprendidas que simplemente no podían articular palabra alguna.

—"Mamá…"

—"Hola… hija…"— dijo reaccionando finalmente.

Sakura bajó la mirada sin saber que hacer.

—"¿Cómo has estado?, ¿cómo va todo?"— preguntó la mayor rompiendo el silencio incomodo y pesado que se había implantado entre su hija y ella.

—"Bien…"— contestó aún intimidada por la presencia de su madre.

Mebuki sintió su pena, la conocía a la perfección y claramente podría decir que estaba tan nerviosa como aquella ocasión cuando siendo tan pequeña le comentó de su interés por ser ninja. Sonrió nostálgica, la imagen de aquella niña pequeña estaba muy distante de la mujer que tenía en frente, pero a pesar de haber pasado tantos años desde aquel momento Sakura seguía conservando el gesto característico que la acompañaba cada vez que se sentía insegura y nerviosa.

—"Y… ¿no me invitas a pasar? ..."

Sakura alzó la mirada y se encontró con los ojos amables de su madre, con esa mirada que siempre tenía para ella, dulce y solidaria.

—"Claro… adelante…"

Ambas mujeres entraron, a pesar de su fuerte carácter, su madre tenía el don maravilloso de poder hablar cómodamente aligerando momentos tensos y apremiantes.

—"Creo que ibas a salir, espero y no te haya retrasado en algo importante"

—"No...no, no te preocupes, no es nada que no pueda esperar"— argumentó pidiéndole que tomara asiento en los bellos y ahora cuidados sillones de la sala.

El silencio de nuevo se presentó, imponente y regio, Sakura se removía nerviosa sin saber que hacer o que decir, encontrar a su madre en la entrada había sido inesperado, era esperado que la sorprendiera sin saber de qué hablar, y al parecer su madre pasaba por la misma situación porque tampoco comentaba mucho, haciendo todo realmente extraño viniendo de ambas, que solían hablar con libertad y confianza una con otra. Y entonces, como si se tratará de un pequeño rayo de luz recordó, (Kakashi recordaba como Sakura le comentó que había estado tan nerviosa que lo único que vino a su mente había sido el pequeño costurero que meses atrás su madre dejó en la calle).

—"Mamá…"— Sakura se incorporó tan repentinamente que su madre se movió de su lugar —"espérame un poco…"

Sin dejarla reaccionar y mucho menos hablar, su hija salió del cuarto rumbo al pasillo, entrando en una de las habitaciones, lo supo al escuchar el ruido de la puerta. Al poco tiempo regresó con algo entre las manos, algo que su madre reconoció al instante haciendo que se acercara a ella.

—"Toma…" — mencionó extendiendo el pequeño costurero –"lo perdiste aquella tarde, lo encontré, quise devolvértelo, pero ya te habías ido…"— Mebuki tomó la caja por inercia y siguió escuchando las palabras de su hija –"…yo no me atrevía a dártelo porque…"

Sakura no siguió, simplemente no pudo continuar al ver como su madre sonreía.

—"No importa…"— dijo con su voz tranquila – "no venía por el…"— aclaró, –"además, creo que de ahora en adelante necesitaras uno"— y le colocó entre las manos el pequeño costurero rosado.

Sakura tomó el pequeño objeto como si fuera un tesoro invaluable comprendiendo sus palabras y lo que implicaban, siendo su madre como era, fue muy obvio que era una manera de hacer las paces y de seguir adelante.

—"Gracias"— dijo con voz temblorosa. Lo intentó, de verdad que lo intentó, pero el embarazo la ponía más sensible y vulnerable de lo que normalmente ya era, así que no pudo evitarlo y abrazó a su madre, quien, como siempre, sin poder evitarlo ambas no lograron detener las lágrimas.

–"Mamá…te extrañé mucho…"

—"Yo también hija… no sabes cuánto…"

Eso fue lo que su exalumna le contó tan rápida y atropelladamente ese día; estaba tan feliz y ansiosa que ni siquiera se daba cuenta que apenas y eran entendibles sus comentarios, pero Kakashi logró comprender por completo después de la quinta vez que se lo narró.

Desde aquel reencuentro las visitas de su "suegra" casi eran diarias, lo cual era un gran alivio porque le preocupaba dejarla sola por mucho tiempo, sobretodo en aquel tiempo cuando pasaba tan deprimida.

Durante las pocas horas que pasaban juntas la aconsejaba sobre las labores y cosas que una mujer debía hacer, lo cual era un gran alivio ya que Sakura estaba mejorando en la cocina, además de cómo llevar lo del embarazo y la llegada del bebé, haciendo y deshaciendo planes e ideas al respecto, mostrando el gran entusiasmo que tener un nieto le daba.

Desde que Kakashi conoció su "suegra" se dio cuenta de que se trataba de una persona noble a pesar de su aparente seriedad, no sorprendiéndose mucho, porque de algún lado Sakura tendría que sacar lo atenta que era con sus seres queridos, y eso era claramente de su madre, claro que ella no había heredado su paciencia, ni tampoco aquel sentido del humor que decían que tenía su "suegro", pero bueno, un paso a la vez, y el caso es que ya comenzaba a conocer a Mebuki y ya era un avance para todos; y Mebuki solía animar a los dos diciendo que su esposo era una persona sumamente paciente y afable, que siempre estaba sonriendo a pesar de que las cosas no fueran las mejores, y que según sus pronósticos pronto estaría listo para unirse a ellos en aquellas agradables conversaciones que tenían, esta actitud ayudaba mucho a Sakura porque la alentaba a dar su mejor esfuerzo y distraerse de toda la pesadumbre y estrés a la que se había sometido.

Kakashi escuchó un pequeño ruido que lo distrajo de sus cavilaciones y recuerdos y miró como su "esposa" se incorporaba al terminar por fin de desenredar el desastre de estambre que había hecho en tan solo unos segundos, desastre que le tomo casi 15 minutos para deshacer.

Le parecía divertido verla, era demasiado entretenido observarla y analizar cada acción que la chica hacía, siempre le había parecido curiosa y graciosa, pero pocas veces la podía contemplar por tanto tiempo. Tiempo que ahora tenía de sobra porque convivían en una misma casa, en un mismo espacio, con todo eso en cuenta y además que todo estaba avanzando tan rápido y tan caóticamente que ni siquiera se daba cuenta de cómo su presencia y su compañía estaban cambiándolo todo.

Y, a diferencia de lo que el mismo pensaba, o quería pensar, ese cambio no solo implicaba la casa, que ahora le resultaba menos agobiante, menos solitaria y mucho más agradable y luminosa, resultado del esfuerzo y el tiempo que Sakura invertía modernizándola, o tal vez solo era el hecho de que ella corría esas enormes y oscuras cortinas cada mañana dejando entrar la luz y el calor del sol, o tal vez era el hecho de que su pobre y casi extinto jardín parecía cobrar poco a poco más brillo y color desde que ella llegó.

No sabía que era, o que había hecho, o que pasaba, pero lo que si sabía era que desde su llegada la casa ya no era solo un lugar más donde pasar la noche o un simple sitio que conservara solo por el lejano recuerdo de sus padres, sino que ahora se acercaba más a lo que suelen denominar como hogar.

Su vida al lado de ella resultaba relativamente tranquila, aunque con sus cambios de humor a veces la tranquilidad se iba en un segundo, sin embargo ella hacía lo posible por controlarse y era hasta tierno verla auto-tranquilizándose solo para no molestarse más de lo necesario por cosas sencillas, para muestra estaba el hecho de que ya no le arrebata o lanzaba el libro (lo que no evitaba que de vez en cuando amenazará con hacerlo y lo mirará con frustración y enojo, sobre todo si no le prestaba atención) pero evidentemente ella trataba de sobrellevar y mejorar su humor y sus arranques de histeria no solo por el bien suyo, o de él, sino de aquel pequeño que crecía en su vientre, todo por su hijo.

Porque sí, para Sakura lo más importante era su hijo, y seguía al pie de la letra, o trataba, cada indicación solo por su bienestar, aunque esa fuera "trata de no enojarte mucho", algo casi imposible para ella.

Sakura había resultado una madre muy cuidadosa, justo como él lo esperaba, tanto que ya llegaba casi dos semanas en el vano intento de confeccionar la pequeña prenda amarilla.

Pero, en fin, así era ella, persistentemente terca.

Kakashi regresó su atención a las letras del libro al ver como ella guardaba cuidadosamente las cosas.

Mientras Sakura terminaba de reacomodar los instrumentos de costura recordó poco más de la conversación que sostuviera con su madre aquella ocasión cuando se reconciliaron. Después de separarse y secar las pequeñas lágrimas su mamá se ofreció a prepararle un té para que se tranquilizara, ella trató de indicarle la cocina personalmente pero su madre le indicó que se sentará y que ella se encargaría de todo.

—"Es una casa enorme…"— mencionó al llegar con la bebida tibia que colocó en la pequeña mesita del centro.

—"No lo parece tanto una vez que vives en ella"— argumentó aceptando la taza de té que le ofrecían.

—"Ya veo…"

Ambas guardaron silencio por un momento, la mayor para dar tiempo para que la menor hablara, pero al ver que ella no lo hacía inicio de nuevo la conversación

–"Y ¿dónde está tu esposo?"
— "¿Eh…?"-
preguntó Sakura al no entender la cuestión.

—"Tu esposo"

—"¿Mi esposo? Ah, Kakashi sensei"

—"Claro, ¿acaso tienes otro?"- Mebuki sonrió y Sakura rió nerviosamente –"¿no me digas que ustedes aún no? Bueno, eso aún puede esperar, pero no mucho. Pero viéndolo por el lado amable, sirve y asisto a la boda de mi hija…"—razonó y Sakura siguió con su risa nerviosa – ", tal vez me compre un bonito vestido que…"—se detuvo — "un momento, ¿cómo qué sensei?, ¿no me digas que aún lo llamas así?"

Sakura se movió nerviosa –"este…costumbre"— resolvió.

—"Bueno, cada quien"—comentó la mujer aún divertida ante la situación – "pero, ¿cómo está?"

—"Bien, ha tenido mucho trabajo, está de misión"

—"Pero ¿no te deja sola mucho tiempo, o sí?"

—"No…él…" – su semblante se suavizó y relajó, lo que no pasó desapercibido para la mayor –"…él es muy atento…" –, Mebuki sintió un gran alivio, no por las palabras, sino por el rostro y el tono con el que su hija hablaba – "…él ha sido muy bueno con nosotros…"

Al escucharla y al verla tocándose el vientre con tanta ternura y amor supo que no se había equivocado en ir, su hija la necesitaba más que nunca, necesitaba de su presencia, de su compañía y apoyo, no importaba si su esposo se molestaba, su hija estaba en una etapa sumamente importante como para ignorarla por más tiempo del que ya lo había hecho, un gran error del cual se arrepentía desde lo más profundo de su alma.

—"Hija, cuando me enteré me sorprendí, no tanto como esperaba, pero sí bastante"— hizo una pausa y siguió – "no puedes culparme por ello, aunque siempre supe que Kakashi, a pesar de ser tan…"— pausó sorbiendo un poco de té buscando la palabra indicada – "excéntrico…"— asintió contenta de encontrar la palabra —"es una excelente persona y por tanto sería un buen esposo, y un buen padre…"

Sakura de nuevo la miró sorprendida por el comentario, era extraño que su madre hablara de esa forma de Kakashi sensei, no por la familiaridad con la que hablaba de él, su madre solía ser bastante amable con todos sus compañeros, sino por los comentarios que hizo, además del tono y la seguridad con la que hablaba, ¿acaso su madre sospechaba de la situación?

Trató de encontrar algún rastro en el rostro de su madre que le diera alguna pista de ello, pero al no encontrar nada sino solo la alegría y amabilidad que tenía en ese momento solo pudo sonreír al sentirse contagiada.

—"Si…"— comentó Sakura para relajarse un poco.

—"Él es tan tranquilo…"— siguió su madre angostando los ojos, como lo hacía antes de comentar algo gracioso –"esperemos y el niño saque su carácter, porque si saca el tuyo…"

Su madre rió y ella correspondió el gesto tratando de no obviar lo mucho que la afectaba; Mebuki continuó haciendo comentarios de todo tipo, cosas como si el bebé sacaría sus ojos o los de él, si su cabello sería rosa o gris, o tal vez rubio, como la abuela, en fin, un montón de conclusiones que sinceramente no las había pensado detalladamente antes de que su madre le hablará de ello, y que desde aquel día la atormentaban continuamente.

Había sido demasiado descuidada y despreocupada respecto a ese tema, estando tan agobiada con otras preocupaciones no le prestaba mucha atención a ese problema; pero desde que su madre lo dijo pudo darse cuenta de lo importante que era, todo lo cual la hacían cuestionarse las mismas preguntas una y otra vez.

¿Qué significaba ella para Kakashi?, y ¿estaba dispuesta a perderlo?

Porque si el bebé se pareciera a su padre… tarde o temprano todo su teatro se vendría abajo y….

Sus pensamientos se interrumpieron bruscamente al sentir un pequeño golpeteo en el vientre.

—¡Ah! — exhaló tan sorpresivamente que el mismo Kakashi dejó la lectura preocupado, Sakura sonrió obviándole que no pasaba nada malo –¡se movió…! — comentó acariciando su vientre, Kakashi suspiró aliviado y miró como Sakura lo veía como si estuviera a la expectativa de algo – ¡ahí está de nuevo! — dijo emocionada, él sólo la veía, sus ojos verdes lucían radiantes y emocionados, dichosos en extremo –¡otra vez! — dijo de nuevo, —¿quiere sentirlo? — preguntó con ternura inusual.

—Hum… — Kakashi no supo que contestar, francamente estaba tan embobado con la imagen y con el hecho del que el bebé se moviera que no supo que contestar.

Nunca en toda su vida había "sentido" a un bebé moverse, después de todo había tratado con pocas mujeres embarazadas, a decir verdad, sólo Kurenai, y obviamente nunca se había atrevido a hacerlo, por eso se retiró un poco hacia atrás cuando miró como Sakura se incorporaba y se colocaba a su costado.

—Siéntalo— le dijo tan tenuemente que no opuso resistencia, Sakura tomó su mano y la colocó en su vientre.

Kakashi sintió el suave y tibio tacto de la chica provocándole un agradable y cálido sentimiento.

¡Y ahí estaba!, era un leve movimiento proveniente del vientre de Sakura, un leve pero persistente movimiento, movimiento con el cual él le decía que estaba ahí, que estaba vivo y que era una persona real, movimiento que lo hizo sentirse bien, tranquilo, feliz.

—Lo ve, él está feliz—, dijo con ese tono tierno y suave.

Kakashi sólo levantó el rostro mirándola confundido —¿cómo es que…?

—¿Lo sé?, él…— titubeó —, él siempre está así cuando usted está aquí— agregó tenuemente.

Kakashi abrió ambos ojos, muy sorprendido, no esperaba esa respuesta —¿cómo lo sabes?

—Siempre es así— dijo sonriendo –desde hace tiempo, solo que no le había dicho porque me daba pena— confesó y se sonrojó —, él también lo siente, él lo quiere mucho.

—Había escuchado algo de eso, pero no pensé que fuese el caso—, dijo él sincerándose y sintiendo como el niño de nuevo pataleaba bajo su mano —, me sorprende.

—No debería— dijo Sakura atrayendo de nuevo la atención del shinobi —, no debería sorprenderle que alguien lo aprecie tanto.

Kakashi permaneció silencioso escuchando las palabras de Sakura, sintiendo como ese sentimiento crecía aceleradamente dentro de él, la agradable calidez que el tacto de ella le daba se expandía por todo su cuerpo y la sensación que sentía de su hijo…

Mi hijo…— se sorprendió a si mismo pensando así, con un leve movimiento presionó un poco el vientre de la chica obteniendo otra patada por parte del bebé ––si…mi hijo —, pensó con seguridad, después miró el rostro de Sakura —gracias.

Sakura sonrió y asintió, Kakashi también sonrió cerrando ambos ojos con su gesto de siempre, pensando que la visión de Sakura en esos momentos era la imagen más hermosa y tierna que había tenido hasta el momento, siempre había sido hermosa, cierto, pero quizás el embarazo le sentaba tan bien que sus ojos lucían más brillantes, más profundos, su sonrisa más alegre, su risa más cantarina y su rostro más perfecto de lo que ya era.

—Es la verdad— dijo ella sonrojándose ligeramente al tener el rostro de Kakashi tan cerca.

Sakura pensó que era extraño como a pesar de querer salir corriendo de ahí era incapaz de moverse ni un solo centímetro, era extraño permanecer tanto tiempo en silencio donde el único rastro de que el tiempo avanzaba eran los ocasionales movimientos en su interior, porque de no ser por ellos no se hubiera dado cuenta del transcurrir del tiempo, ya que ni siquiera escuchaban sonido alguno.

No, el tiempo no parecía transcurrir, se había detenido en ese instante, mientras ella y Kakashi solo se contemplaban con tanta tranquilidad e interés, donde ambos sonreían en complicidad, como si ambos esperaran algo.

Y esa escena tan tierna y hermosa no pasó desapercibida por aquellos dos ninjas que los observaban desde el ventanal.

Hinata sintió como su mano era tomada una vez más por Naruto en busca de apoyo, así que preocupada lo observó, pero una sonrisa tenue y agradable surgió en la comisura de sus labios al ver el rostro tranquilo y hasta sonriente de Naruto, quien inmediatamente dijo con mucha alegría: -Mira, si están.

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Saludos desde Sinaloa, México

Hola.

22-11-24

Acá otro cap de "papá sustituto2, tuve que editar a detalle porque debía cambiar algunas cosas de la mamá de Sakura, pero espero haya valido la pena.

Muchas gracias por leer y comentar.

Hasta pronto.

Dios los bendiga.

Cristo vive y reina ¡Y viene pronto!

Nota original:

Hola, chicos y chicas, ven, no he muerto, no…jajajaja.

Espero y este capítulo les haya gustado, poco a poco las cosas ya van avanzando y estoy emocionada porque cada vez el final está más cercano…

En fin, quisiera platicarles tantas cosas, como disculparme por el retraso y dar tantas excusas de ello, pero creo que ya se cansaron de eso XD, además de que ya no me van a creer XD!...en fin, en fin, sólo espero y el episodio no estuviera tan malo como para que me linchen después de tanto retraso.

Ok, chicos y chicas, por hoy es todo y espero pronto ponerme al corriente con las otras historias y que me apoyen con las nuevas, porque soy tan desvergonzada que tal vez me atreva escribir nuevas XD!

Por hoy es todo, me despido deseándoles un buen día, o noche, jejeje, y que dios me los bendiga y cuide.

Hasta pronto.