Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
─ Papá, no quiero ir a la escuela ─ Taichi suspiró. Tenía más de 15 minutos tratando de levantar a su hijo de la cama y no había podido.
─ ¿Por qué no? ─ preguntó pacientemente.
─ Ya te dije que quiero ver a mamá y a mi hermanita.
─ Y yo ya te dije a ti que si vas a la escuela, te pasaré a buscar a la salida y te llevaré a verlas.
─ ¡Yo quiero ir ahora! ─ Taichi respiró profundo; este niño era igual de terco que él. Se arrodilló frente al niño y lo miró cariñosamente.
─ No creo que ni a tu mamá ni a tu hermanita le gustaría saber que no quieres ir a aprender ─ el niño hizo un puchero.
─ Pero yo solo quiero estar con mamá, cuidando a mi hermanita.
─ Yo sé que sí, campeón, pero no puedes faltar a clases por eso; en la tarde te llevo, ¿sí? ─ el chico asintió no muy convencido ─ ¡Ese es mi niño! Ahora date un rápido baño para irnos a la escuela ─ el primogénito de los Yagami se dirigió en silencio hacia el baño. Taichi lo vio desaparecer por el pasillo. Salió corriendo a su habitación; él también tenía que prepararse.
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Luego de haber dejado a su hijo en el pre-escolar, se dirigió al hospital para llevarle algunas cosas a Sora. Caminó por los largos pasillos del hospital hasta llegar a la habitación donde estaba su hija. Tocó la puerta suavemente y escuchó un leve "pase" del otro lado de la puerta.
─ Buenos días ─ dijo al entrar a la habitación. Sora le regaló una media sonrisa. Se acercó a ella y besó sus labios tiernamente ─ ¿Como está?
─ Tuvo una muy mala noche, pero según los médicos, ya está mucho mejor ─ le respondió. La pequeña niña se encontraba dormida en la cama, arropada por una pequeña manta. Su rostro se veía menos pálido y su respiración se sentía menos forzada.
─ Te ves cansada ─ se notaba que no había dormido nada.
─ No he dormido nada; estuve vigilando su respiración toda la noche…por si volvía a darle un ataque ─ Taichi la abrazó por detrás. Él tampoco había dormido mucho que digamos.
─ Y… ¿Cuándo le dan de alta? ─ Sora le dedicó una sonrisa cansada.
─ Si sigue mejorando como hasta ahora, le darán de alta mañana. Ya llamee a mi trabajo y les dije que no podría trabajar ni hoy ni mañana ─ Sora comenzó a repartir caricias por todo el rostro de la bebe. Tai sonrió. Siempre supo que Sora seria una madre dedicada; siempre estuvo en sus venas.
La pequeña Camila se revolvió en la cama. Abrió sus somnolientos ojitos y miró con curiosidad a las dos figuras que la miraban. Cuando pudo reconocer de quien se trataba, levantó los brazos efusivamente, mientras balbuceaba sonidos sin sentido. Taichi se sentó en la cama y, con sumo cuidado, colocó a su hija en su regazo, cuidando de que el suero en su pequeño brazo no se moviera.
─ ¿Te sientes mejor, mi cielito? ─ la niña miró a su padre y emitió un chillido breve que el tomó como un sí ─ Me alegra escuchar eso ─ la niña apoyó la cabeza en el pecho de su padre y comenzó a jugar con la manta que momentos atrás la arropaba. A pesar de que le encantaría quedarse todo el día con ellas, la triste realidad era que tenía que ir a trabajar. Su hija no pareció estar muy de acuerdo; pataleó y lloró tratando de que su papa no se fuera, pero fue en vano. Sora la tomó y comenzó a mecerla hasta que la bebé cesó el llanto. Taichi salió disparado de la habitación, aprovechando la oportunidad.
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─ ¡Papá! ─ el pequeño Ty corrió hacia él desde que lo divisó cruzando la puerta de entrada del pre-escolar y se lanzó a sus brazos.
─ Hola, campeón, ¿te portaste bien?
─ Bueno…─ la indecisión del niño lo extrañó.
─ Ty Yagami Takenouchi, ¿Qué hiciste?
─ Trató de escaparse dos veces de la escuela ─ los dos Yagami miraron hacia la persona que habló. Una mujer de treinta y tantos años, rubia, de ojos negros, se acercaba a ellos con la lonchera del niño en manos. Taichi miró a su hijo serio.
─ ¿Por qué hiciste eso? Escaparte de la escuela es muy peligroso ─ reprendió. El pequeño solo agachó la cabeza.
─ Lo que pasó es que un niño me dijo que era el peor hermano por no estar con mi hermanita ahora que está enferma y que por eso no se iba a curar. Yo me asusté y quería llegar rápido a ella para que deje de estar malita. No era mi intención enojarles ─ los adultos presentes se enternecieron ante esa respuesta.
─ Campeón…te dije que te llevaría después de clases ─ dijo él despeinando el cabello del pequeño.
─ Es que…faltaba mucho. El tiempo no avanzaba, papá ─ Taichi sonrió; la impaciencia del niño tenía que ver mucho con él.
─ Esta vez…no te castigaremos dada la situación, pero no tendrás tanta suerte si vuelve a pasar, ¿entendido? ─ expresó la profesora. El niño sonrió y afirmó efusivamente con su cabeza ─ Muy bien. Aquí está tu lonchera, nos vemos mañana y que se mejore tu hermanita ─ Agradeciendo la hospitalidad y comprensión de la señora, los Yagami se retiraron.
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─ ¡Mami! ─ Sora sonrió y atrapó a su hijo entre sus brazos.
─ Hola, amor. ¿Te has portado bien con papá? ─ el chico sonrió inocentemente.
─ Con papá sí, con la maestra no ─ Sora lo miró extrañada ─ ¡Camila! Ya te sientes mejor, ¿verdad? Qué bueno ─ habló rápidamente el niño tratando de cambiar el tema; su mami daba miedo cuando se enojaba. Comenzó a jugar con su hermanita, haciéndole muecas, mientras la niña reía divertida.
─ ¿Cómo?
─ Te explico luego ─ le dijo Taichi sonriendo ─ ¿Qué han dicho los médicos?
─ Dicen que según las pruebas, ya está mucho mejor, pero que le han detectado asma y que eso explicaría que se haya enfermado tan rápido ─ Él solo asintió. No explicaba todo lo que le había estado pasando a su hija, pero era una explicación para este mal y era, sobretodo, controlable ─ Fuera de eso, le darán de alta mañana ─expresó feliz.
Eso lo animaba. Como le darían de alta al dia siguiente, tendría todo el fin de semana para cuidarla y estar con ella y así, Sora podría descansar y luego, ponerse al día con su trabajo. Parecía que todo se arreglaba.
─ ¡Mamá! ─ o eso pensaba él ─ sus ojos están volviendo a cambiar ─ Ambos se acercaron y comprobaron que su hijo decía la verdad. Ya no sabían qué hacer. Habían visitado innumerables médicos, incluyendo los que ahora la estaban tratando por la neumonía y ninguno sabía a que se debía ese fenómeno. Era un misterio.
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Al día siguiente, le dieron de alta a la bebé. Taichi pasó a buscarlas luego del trabajo junto a su hijo y los cuatro, regresaron a su hogar.
Esa noche, Taichi esperaba a su esposa en la habitación que compartían. Hace rato que había ido a acostar al pequeño mayor y aun no volvía. Se levantó de la cama y salió de la habitación, en busca de Sora. Luego de buscarla en la cocina, el baño y la habitación de su hijo, supo inmediatamente donde estaba: la habitación de su hija. La encontró apoyada en el barandal de la cuna, donde la bebe dormía, dándole la espalda a la puerta. Caminó hacia ella, la abrazó por detrás y besó su cuello suavemente. Sora sonrió levemente.
─ ¿Qué haces, cielo?
─ Estoy asustada…─ respondió en un susurro.
─ ¿Por qué?
─ Por todo lo que le ha estado pasando a nuestra bebé. No sabemos qué pasa y no sabemos si… ─ no pudo continuar. Se le instaló un nudo en la garganta y sus ojos comenzaron a arder por las lágrimas que amenazaban por brotar de ellos.
─ Hey…─ la giró hacia él y la abrazó protectoramente ─ Vamos a averiguar qué es lo que le ocurre a nuestra hija y vamos a hacer hasta lo imposible para ayudarla ─ la abrazó aun más fuerte. Claro que él también estaba asustado, pero tenía que ser fuerte, No iba a permitir que nada ni nadie apartaría a su pequeña de su lado. De eso se aseguraría él.
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Chapter 3: listo! Hey. Espero que les agradara el capitulo, algo corto, pero escrito con mucho empeño. Y gracias por el review Galathea, que bueno que te agrade la historia y en cuanto a los nombres, sé que no son muy de acorde a lo que se espera, pero cuando comencé a escribir la historia, simplemente salieron, así que, los dejé así. XD. Nuevamente gracias y espero que te guste este capítulo. También gracias a todos lo que la han estado leyendo. Muchísimas gracias!
Sin más que decir,
Bye!
