Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.


Toshiko peinaba el cabello de su nieta con ternura. Era la viva imagen de su hija a esa edad, cosa que le causaba una infinita nostalgia. Los años habían pasado y su hijita, aquella a la que llevó en su vientre, ahora era una profesional, una esposa y, aun mas importante, una madre. Veía como su nieta miraba entretenida un partido de soccer en la Tv, ajena a los diferentes peinados que trataba su abuela de perfeccionar. Años atrás, le hubiera irritado saber que su nieta prefería aquel "juego de hombres", en vez de inclinarse a las actividades femeninas que eran de sus preferencias, pero ahora, después de haberle hecho como quien dice, la vida imposible a su hija por el mismo tema, no quería corregirla. Si ella era feliz con eso, ella también lo seria.

─¿Te gusta el soccer, querida? ─preguntó mientras terminaba de arreglar su pelo en dos coletas. La niña asintió animadamente.

─¡Sí! ─ exclamó ─ Papi, Mami, Ty y yo siempre vemos partidos juntos y, a veces, jugamos un pequeño partido.

─¿En serio? ─preguntó ella, fingiendo exagerada emoción.

─¡De verdad, abuelita! ─ dijo totalmente escandalizada porque pensaba que Toshiko no le creía ─¡Y siempre nos divertimos muchísimo!

─Eso me parece muy bien. ¿Crees que me puedes enseñar a jugar tan bien como ustedes? ─una gran sonrisa apareció en el rostro de la infante.

─Sí ─la menor de la familia Yagami-Takenouchi se posicionó al lado de su abuela comenzando a darles instrucciones de cómo patear el balón, como posicionarse para un penalti y demás cosas que Toshiko no entendía, pero que hacía para seguirle el juego a su pequeña nieta e, increíblemente, lo estaba disfrutando. Hace tiempo que no se dejaba llevar por la situación, pero ya era tiempo de que disfrutara de la vida. Pensó que la felicidad máxima era ser madre, pero se equivocó, era mucho más emocionante ser madre y abuela.

Tanto abuela como nieta, disfrutaban de su pequeño tiempo de calidad, sin saber que cierta pelirroja las observaba desde cierta distancia, totalmente feliz de que su madre y su hija se llevaran tan bien.


Dio un sorbo a su café de manera calmada mientras esperaba dentro de una cafetería de la localidad. El joven médico esperaba pacientemente a que Taichi llegara. Al parecer, no había cambiando en lo mas mínimo. Seguía siendo el mismo individuo que llegaba tardes a todos lados. Tenía que admitir que había madurado bastante…El trabajo y la familia, lo habían cambiado, no por completo, pero lo suficiente para convertirlo en un hombre por demás responsable. Sentía pena por su situación. Él era padre y sabia como dolía verlos sufrir y no poder hacer nada al respecto. Quería ayudarlo, tanto a él como a Sora, pero también, tenía una gran curiosidad sobre aquella misteriosa enfermedad que aquejaba a esa pequeña niña. Era algo mas allá de la curiosidad, era una cuestión de su profesión.

─¡Joe! ─ Tai llegó corriendo a su lado ─Lamento tanto la tardanza ─Joe sonrió. El castaño no cambiaria.

─No hay problema, Tai ─respondió de manera amable─ ¿Trajiste el historial médico?

─Sí, aquí lo tengo ─ dijo extendiéndole los papeles a su amigo. Joe le dio una rápida ojeada ─Todo está ahí.

─Eso veo…¿Hay algo en particular que quieres que tome en cuenta?

─No en realidad…Solo quiero saber que le ocurre a mi hija ─Joe sintió.

─Te prometo que haré hasta lo imposible para descubrir la verdad ─Tai sonrió.

─Se que lo harás…nunca nos defraudas, Joe. Tal vez no estemos tan en contacto como antes, pero confío en ti y sé que darás lo mejor de ti.

Joe notó la angustia en la voz de su amigo. Aunque tratara de ocultarlo, el miedo salía a flote. No podía ni imaginar el terror que sentían Tai y Sora de perder a su hija. La angustia que los embargaba cuando su hija tenia uno de sus raros episodios. ¿Cómo sería s él estuviera en su lugar? ¿Cómo manejaría la situación? No lo sabía, y tampoco quería averiguarlo. Por ahora, seria la esperanza de sus amigos para encontrar respuestas.

─Vamos a descubrir que tiene…


─Mami, iré a jugar con Sam ─ dijo entusiasmada la pequeña Yagamii mientras salía corriendo en dirección a la habitación de la mayor de los Ishida-Tachikawa.

Sora tomó asiento al lado de su inseparable amiga Mimi, dejando salir un suspiro, el cual Mimi notó.

─A ver…¿Qué ocurre, Sorita?

─Todo y nada ─respondió de manera ausente ─ Todos los problemas y las ceros respuestas que nos llegan…simplemente estoy estresada…aterrada…

─Sora…

─No sabes lo que es despertar todos los días preguntándote si tendrá un ataque o si…ese será el ultimo día de… ─no quería terminar la frase; no podía.

─No puedo decir que entiendo cómo te sientes, porque en realidad no lo sé, pero yo también soy madre y sé cuanto nos duelen nuestros hijos ─dijo abrazando a su amiga─ pero quiero que sepas que sin importar qué, te apoyaré, amiga ─la sonrisa amable de Mimi, causó una sensación de alivio en Sora. ¡Era exactamente por eso que volvieron a su hogar! Esa clase de apoyo no lo tenían en Estados Unidos y se sentía bien saber que ya lo tenían.

─¡Mami! ─llamó Sam corriendo hacia su madre.

─¿Qué pasa, cariño? ─preguntó Mimi.

─¡Algo le pasa a Camila! ─las dos mujeres y la niña salieron corriendo hacia la habitación donde se encontraba la pequeña pelirroja. Cuando llegaron, la encontraron sentada a un lado de la cama, con los ojos fuertemente cerrados y sus manos, aferradas al cobertor de la cama. De inmediato, Sora se arrodilló frente a ella.

─Mi niña, ¿Qué te pasa? ─preguntó de manera dulce, tratando de que no sonara el pánico en su voz. Al escuchar la voz de su madre, la niña soltó el agarre de la cama y abrió los ojos lentamente. Sora se congeló. Sus ojos…parecía que le daría otro ataque.

─Mami, no puedo ver bien ─dijo de manera triste. Sora la cargo de inmediato.

─No te preocupes, ya pasará─ dijo tratando de convencerse a sí misma ─Mimi, gracias por todo, pero os tenemos que ir ─ella asintió.

─Entiendo ─ Sora salió rápidamente del hogar de los Ishida.

─Mami, ¿Camila estará bien? ─preguntó Sam con inocencia.

─Claro que si, cariño…claro que sí…─respondió de manera mecánica. No estaba segura de la verdad de sus palabras.


¡Tenia tanto que no pasaba poa aquí! Lamento tanto la tardanza, de verdad, pero aquí les traje finalmente el nuevo capítulo. Gracias a todos ustedes por seguir la historia y nos vemos en una nueva actualización.

Cuídense!

Bye!