Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
En el preciso momento en que Sora le llamó, Joe había dejado todo lo que estaba haciendo y se dirigió al área de emergencias del hospital. Era de vital importancia que examinara a la niña mientras tenia uno de sus ataques porque sospechaba que conseguiría más pistas de las que tenían hasta los momentos.
Su motivación estaba al tope, no solo porque quería ayudar realmente a sus amigos, también se sentía impulsado por su parte científica. ¿Podría tratarse de una enfermedad extremadamente rara o una que aún no se descubría? Si era el segundo caso, esperaba por lo menos encontrar un tratamiento que pudiese erradicarla o al menos controlarla.
─Soy el doctor Kido, ¿ha ingresado una niña llamada Camila Yagami? ─preguntó al llegar al lugar. ─ la recepcionista buscó el nombre.
─Sí, la están atendiendo justo ahora.
─ ¿Dónde?
─ En el área de examinación 3.
─Gracias. ─respondió, para luego salir rápidamente hacia allá.
Llegó y lo primero que vio fue un par de enfermeras preparando todo para despejar vías aéreas.
─¡Joe! ─exclamó Sora al percatar su presencia. ─Que bueno que estas aquí.
─¿Y Tai? ─pregunté mientras me acercaba y comenzaba la inspección de la niña. La menor de los Yagami, se encontraba acostada, con los ojos cerrados y notablemente pálida. A simple vista, podría notar que le costaba respirar; por eso las enfermeras habían traído todo ese equipo.
─Viene en camino. ─él asintió.
─Pequeña, ¿te acuerdas de mí? Soy el tio Joe, ─la niña asintió sin aun abrir los ojos. ─ ¿Puedes abrir tus ojos para poder revisarlos? ─ella volvió a asentir. De a poco, el joven médico observó la tonalidad extraña en los ojos de la pequeña niña. Lo primero y lo más obvio de todo, era que ese no era el color natural de sus ojos y lo segundo es que jamás había visto esa tonalidad de azul en una persona y tenía que documentar para seguir investigando, aunque eso significase tomar un riesgo enorme. ─Dejen todo eso por un momento; trasládenla al área de oftalmología para examinar sus ojos.
─Con todo respeto, doctor, pero eso es muy arriesgado; su respiración está muy comprometida y tiene el riesgo de sufrir un paro respiratorio.
─Eso lo sé, pero es importante que documentemos el síntoma ocular. ─las enfermeras lo observaron como si estuviera loco y luego observaron a Sora en busca de algún tipo de orden; ella era la única que podía autorizar cuál de los dos procedimientos ella aprobaría. Joe giró hacia ella. ─Sora, confía en mí, por favor…─ la pelirroja lo observó por unos instantes. Si él estaba dispuesto a correr ese riesgo, ella también debería y más si era por el bienestar de su hija.
─Haz lo que creas necesario─ a pesar de que seguían sin convencerse del todo, las enfermeras obedecieron y trasladaron a la niña lo más rápido posible al área de oftalmología. Sin perder el tiempo, Joe le dio instrucciones para que colocara a su pequeña hija en la posición correcta en la máquina para el análisis de sus ojos.
Y no podía ver nada en concreto, pero por alguna razón, el veía algún tipo de movimiento en sus ojos, pero no sabía identificar qué.
─ ¿Qué es esto? ─susurró para sí mismo. Nunca había visto algo semejante…
─Joe, ¿falta mucho? ─ preguntó Sora algo impaciente. ─Siento que su cuerpo se está relajando demasiado…─respondió la madre con notoria preocupación.
─Ya casi…─grabó las imágenes lo más rápido que pudo. ─ ¡Ya está! ─Sora tomó a su hija en brazos de inmediato y trató de llamar su atención, pero como era normal en los "ataques", la niña parecía ida. Rápidamente, el joven médico dio todas las indicaciones de lugar y las enfermeras obedecieron fervientemente.
Muy a su pesar, Sora depositó a su hija en la camilla y observó, con impotencia, como los doctores se la llevaban.
─ ¿Qué fue lo que viste?
─No tengo ni la menor idea…pero lo voy averiguar.
Cuando había recibido la llamada de Sora, salió disparado hacia el hospital. Claro que antes de llegar a la habitación donde habían internado a su hija menor, él descargó su frustración golpeando todo objeto inanimado que encontraba en su camino.
Estaba harto.
Harto de tener las manos atadas sin saber qué hacer para solucionar la situación que estaba viviendo. Una niña no debería estar pasando por eso…simplemente no era justo.
Respiró hondo y abrió la puerta de la habitación.
De inmediato, visualizó a sus dos chicas.
─ ¿Qué te pasó? ─preguntó Sora al ver lo desaliñado que estaba su esposo. ─Estuviste golpeando cosas, ¿verdad? ─ella lo conocía bien.
─ ¿Cómo está? ─preguntó. Su niña estaba inconsciente, pálida, con un sinfín de aparatos conectados a ella.
─Mal…los médicos dicen que, si estos ataques continúan, es muy probable que llegue uno…definitivo…─terminó de decir con la voz quebrada. El castaño se acercó a ella y la abrazó en silencio. ─ Tengo miedo.
─Yo también, mi Cielo.
─Pero eso no va a impedir que encontremos una respuesta…─terminó de decir ella. Taichi besó su frente tiernamente. Sora era una de las pocas personas que podía tranquilizarlo no importase qué, pero sabía que no podía dejarle toda esa carga. Ella también necesitaba tener a alguien que la consolara y le sirviera de apoyo.
─Sabes que la vamos a encontrar…─respondió.
Estaban tan absortos en su conversación que no notaron que, por breves segundos, una especie de chispas negras, salieron de los dedos de su hija inconsciente.
Joe llegó a su consultorio con el pendrive que contenía las fotos y el video que logró grabar al examinar los ojos de la pequeña Yagami. Tal vez por lo urgente de la situación en que encontró a la niña, no había podido examinar en detalle lo que vio, pero de algo sí estaba seguro: jamás había visto algo igual. Tomó su laptop y descargó los documentos.
─ Pero ¿qué es esto? ─susurró para sí mismo. Hizo zoom en una de las imágenes y se quedó boquiabierto. Lo que veía desafiaba toda lógica. Para confirmar lo que estaba viendo, reprodujo el video y ya no quedaba ninguna duda de lo que veía.
Esto escapaba de su jurisdicción.
Tomó su teléfono y marcó un número rápidamente.
─Te necesito en el hospital de inmediato. ─ declaró. ─ No me importa que estás haciendo, te necesito aquí con carácter de urgencia.
No le gustaba tener que llamar a alguien con tan poco tiempo de anticipación, pero la situación realmente lo ameritaba.
Al entrar a la oficina de su buen amigo Joe, el matrimonio Yagami nunca esperó ver a Koushiro allí.
─Izzy, ¿qué haces aquí?
─Eso mismo me pregunto yo; Joe me llamó de emergencia. ─ los esposos miraron al joven médico. ─ ¿Cómo está la pequeña?
─Está igual; Hikari la cuidará en lo que estamos aquí. ─Koushiro simplemente asintió-
─Tomen asiento, por favor; ya entenderán por qué llamé a Koushiro. ─ sin perder tiempo, ellos obedecieron. El trío de amigos observó cómo el médico tomaba su laptop y la conectaba a una pantalla tras suyo. De inmediato, vieron como aparecieron una serie de imágenes frente a ellos.
─Esas son…
─Sí; son las imágenes que les tomé hace unas horas.
─ ¿Y qué se supone que estamos viendo allí? ¿Y por qué Koushiro esta aquí? ─preguntó Taichi de manera impaciente. Él les estaba mostrando unas fotografías de un síntoma que se venía manifestando desde hace tiempo y ellos estaban familiarizados.
─A simple vista, es lo que siempre han visto, pero miren lo que pasa cuando nos acercamos más. ─el joven médico acercó la imagen en la pantalla.
Al principio, ninguno notó nada y trataban de concentrarse lo más que podían en la imagen. Y para sorpresa de todos, fue Taichi quien lo notó primero.
─¡¿Qué diantres es eso?! ─exclamó. Sora quedó sin palabras y Koushiro se levantó rápidamente y se acercó a la pantalla cuando descubrieron que era lo que tenían que ver.
─¿Cómo es esto posible? ─preguntó Koshiro, pero Joe no supo qué responderle.
Al acercar la foto, se podía ver claramente como en el iris de la niña, casi de manera imperceptible, se apreciaban los número de manera repetitiva; los ojos de la niña mostraban un código binario en movimiento
─Creo que lo que tenga esta niña, no es de este mundo…es del digimundo.
Ni siquiera sé cómo comenzar a disculparme. Realmente quería actualizar más seguido, pero siempre pasaba algo o después cuando me sentaba escribir el capítulo no me convencía. Pero, en fin, por fin actualicé y espero que el capítulo haya sido de su agrado. Les agradezco los reviews, sus favs y follows y el apoyo que le dan a la historia.
Con Dios mediante, espero que me tome menos tiempo actualizar.
Cuídense mucho,
Bye!
