Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
Taichi y Sora observaban impaciente a su amigo pelirrojo frente a ellos. Koushiro los había llamado con urgencia, alegando que tenía noticias de lo que estaba pasando con la más pequeña de los Yagami. Gennai le había explicado algunas cosas que el pelirrojo consideraba que de vital importancia.
─ El señor Gennai me ha confirmado que, en efecto, lo que tiene la pequeña proviene del digimundo. ─declara. ─ Probablemente, lo adquirió poco después de nacer.
─ ¿Cómo? Ella nació aquí y no estuvo expuesta a nada.
─ Lo sé, pero el señor Gennai me explicó que a veces ocurren anormalidades entre este mundo y el digital, lo que ocasiona que fuerzas dañinas del mundo digital impregnen en el mundo humano. ─el pelirrojo observó a sus amigos. ─ Él piensa que, el día en que la bebé nació, ocurrió uno de esos sucesos y la pequeña quedó infectada.
─ ¿Y por qué solo ella? ─ pregunta Taichi. ─ No fue la única bebé nacida ese día.
─ Eso es cierto, pero sí fue la única de esos niños que emanaba cierta energía: la energía que sus respectivos emblemas le brindaron. ─ respondió. ─ Al igual que nosotros, nuestros hijos están fuertemente ligados al Digimundo y éstas son algunas de las consecuencias.
─ Aun no entiendo, Koushiro.
─ Aquel día, creemos que hubo una distorsión. Como la niña posee tanto tu emblema Taichi, como el de Sora, las fuerzas oscuras se sintieron atraídos hacia ella y, en su afán de obtener esa energía de bien, la infectaron. ─ explicó ─ Sé que es difícil de creer, pero es la única explicación. Nuestros hijos, especialmente los suyos, los de Yamato y Mimi y, los futuros de Hikari y Takeru, son más vulnerables, debido a que ambos tienen la influencia de dos emblemas. El caso de su hija es el mejor ejemplo.
─ ¿Qué se puede hacer? ─ preguntó Sora.
─ El Señor Gennai está buscando algún tipo de cura o antídoto, pero por ahora, solo podemos mantenerla monitoreada. ─ Koushiro observó a sus amigos con pena. ─ Quisiera poder decirles más, pero es que nunca había pasado antes; ni siquiera estamos seguros de las implicaciones que puede ocasionar en la niña.
─ Nosotros sí; llevamos años viéndolo y no es nada bueno. ─ expresa Taichi con rencor en su voz. Sabía que nadie tenía la culpa de lo que estaba pasando, pero se sentía desamparado e impotente de no ser capaz de ayudar a su pequeña niña. Tan solo pensar en que el tiempo se agotaba y ellos no podían hacer nada.
Koushiro suspiró. Sentía la impotencia de Taichi y Sora y le dolía no poder ayudarlos. No sabía cómo, pero entre Gennai, Joe y él, encontrarían una solución.
─0─
─ Esas están sucias; llévalas al cuarto de lavado. ─ dijo Sora. El matrimonio Yagami había vuelto a su residencia para tomar duchas y tomar más ropas para el hospital. Joe dejó a la menor de los Yagami internada, debido a que tuvo una recaída horas atrás. Se podía notar la tensión en el hogar Yagami ante la incertidumbre que se vivía.
─ ¿Qué más necesitamos? ─ pregunta Taichi.
─ Su frazada. ─ respondió Sora. ─Hikari la trajo antes para lavarla; ya debe de estar seca. ─ Taichi frunció el ceño, no por lo que Sora le dijo, si no por el tono en que lo dijo. Había notado que su tono de voz era monótono, tranquilo y sin ningún tipo de emoción en él y eso estaba comenzando a irritarlo.
─ ¿Por qué utilizas ese tono? ─ ella lo observó.
─ ¿Cuál?
─ Ese. ─ responde. ─ Me frustra que hables así; siento que no entiendes lo que está pasando.
─ Taichi, no estoy para bromas o estupideces, ¿bien? ─ expresó. Se dirigió a la cocina, tratando de alejarse con él y de una posible discusión, pero Taichi siendo Taichi, no dejaría eso allí.
─ Hablo en serio. ─ respondió notablemente enojado. ─ Casi no hablas, no te expresas…
─ Taichi…─ La pelirroja tenía en sus manos un vaso de vidrio, el cual apretaba cada vez más, producto de las palabras de su esposo.
─Es como si no te importara…
─ Detente, por favor…─ suplicó, pero el moreno no parecía escucharla.
─ ¿Acaso no te importa si nuestra hija muere? ─ "Crack" … fue el único sonido que se escuchó en el ambiente. Taichi observó con asombro como caían pedazos de vidrio de la mano de la pelirroja quien aún le daba la espalda. ─ Sora…─ y solo allí, ella giró hacia él. Taichi sintió culpa recorrer su ser al ver las lágrimas que descendían por sus mejillas, sin mencionar la herida que se había hecho en la mano.
─ Que no ande desquitándome con todos y siendo una grosera, no significa que no me afecte. Creo que alguno de los dos tiene que mantener la compostura. ─ respondió. ─ Es mi bebé, mi niña, la lleve por nueve meses en mi vientre y tu…¡¿Crees que no me importa que muera?! ─ estalló. ─ ¡No puedo creer lo que dijiste!
─Sora, yo…
─ Necesito estar tranquila por todos, por mis hijos, por mis amigos…por ti…y ya veo que no he hecho más que consagrarme como la peor madre de todas para ti…
─ Yo no…
─ Como digas…─rodeó a su esposo y tomó las llaves del auto.
─ ¿A dónde vas?
─ No te interesa…─ y así, con la mano herida y sin nada más encima, Sora abandonó el apartamento, dejando a Taichi petrificado en su lugar, consciente que de nuevo, había metido la pata.
─0-
─ Espero que sea importante, Yagami; es casi medianoche. ─ dijo Yamato recibiéndolo en la entrada de su casa.
─ ¿Dónde está Mimi?
─ Dormida, al igual que los niños. ─respondió─ ¿Qué pasa?
─ Es solo que…me estoy volviendo loco…ya yo no…─ni siquiera podía hablar. Estaba preso de sus emociones y ya no podía más y es que era demasiado para él, estaba a momentos de explotar. ─ Acabo de pelear con Sora y sé que fue mi culpa…
─ ¿Qué hiciste ahora? ─ preguntó Yamato, rodando los ojos.
─ La acusé de no importarle si nuestra hija muere…
─ Taichi…─ pronunció como un lamento mientras negaba con la cabeza. ─ ¿Cómo se te ocurre decirle algo así? Sobre todo a Sora, que ha tenido instinto maternal desde siempre.
─Lo sé, lo sé…me siento terrible por ello. ─admitió. ─ En el momento no estaba pensando; las palabras solo salieron de mi boca.
─ Como siempre…─Taichi optó por darle la razón. ─ ¿Dónde está?
─ No lo sé; tomó las llaves del auto y se fue. Ni siquiera se detuvo a curarse la mano que se había cortado con un vaso de vidrio que rompió de rabia.
─ Y no la culpo, Taichi; decirle semejante cosa en estos momentos, de seguro la alteró.
─ Te juro que no lo pensé, es solo que…después de que Koushiro nos explicó qué es lo que está pasando, ella se convirtió en un témpano de hielo y eso me desesperó.
─ Taichi, no todos reaccionan de la misma forma. Que tú seas un cavernícola y te encabrones con medio mundo cuando la situación es difícil, no significa que todos deban serlos; cada quien lo afronta como pueda. ─ explicó Yamato. ─ Ya deberías entender esto…
─ Lo sé; los nervios me traicionaron. ─ admitió. ─ Es solo que…tengo miedo. La situación me supera y no sé cómo afrontarlo. ─ Yamato mantuvo silencio por un momento. No podía decirle que lo entendía porque no había estado en su situación. Tan solo de imaginarse a su propia princesa en el lugar de la pequeña Yagami, lo llenaba de un sentimiento de desesperación inimaginable. El infierno que estaban atravesando Taichi y Sora era la pesadilla de todo padre.
─ Tienes que recordar que hay una pequeña niña que te ve como su héroe. Antes de actuar o de decir algo, piensa si serían las acciones o las palabras que el héroe que idealiza Camila diría y allí, sabrás cómo reaccionar. ─ Para muchas personas, el consejo sonaría ilógico, pero es que para tratar con Taichi lo normal no solía funcionar. Él sabía que tanto Sora como sus hijos eran el mundo para su amigo, así que debía razonar a través de ellos con él. ─ Lo que le dijiste a Sora fue algo muy cruel y más porque sabes lo buena madre que es y cómo se desvive por los niños; te recomiendo que vayas a buscarla y le pidas perdón; este no es el momento para estar distanciados. Necesitan estar juntos para seguir, no peleados por idioteces que se te ocurran.
─ Tienes toda la razón Yamato. ─respondió. ─ Debería decir que lamento molestarte tan tarde, pero eres mi mejor amigo y es tu trabajo.
─ Si serás idiota…─Taichi sonrió mientras se dirigía a la puerta.
─ Gracias, Yamato. ─ sin esperar respuesta alguna del rubio, salió del lugar.
─0─
Hikari le había escrito para avisarle que había llegado a casa. Aparentemente, Sora apareció en el hospital media hora después de nuestra pelea y se había quedado allá. Su hermana le preguntó sobre la herida en la mano que le vio a la pelirroja, pero él simplemente le dijo que le respondería luego. Con el bolsito que habían empacado para su hija, se dirigió al hospital y, utilizando los contactos de Joe, logró ingresar, a pesar de que el horario de visitas había finalizado.
Llegó a la puerta de la habitación donde estaba su hija y tardó varios minutos para ingresar, mentalizándose para no meter la pata de nueva cuenta. Finalmente, abrió la puerta y la escena que encontró le recordó por qué, sin importar cuantos trancazos se diera en la vida, seguía adelante.
Iluminadas tan solo por la leve luz de una lampara de mesa, observó a las dos mujeres más importantes de su vida, abrazadas. Su pequeña hija estaba profundamente dormida, a diferencia de Sora, que la arropaba entre sus brazos mientras la observaba con devoción; es como si estuviese velando los sueños de la niña. Taichi no podía sentirse más culpable por lo que le había dicho antes.
─Hola…─dijo para llamar su atención. Sora lo observó. ─ ¿Cómo sigue tu mano? ─preguntó al ver su mano vendada.
─Bien.
Pasaron unos segundos en silencio.
─Sora, yo no lo decía en serio, yo…
─ Lo sé…─interrumpió ella. ─ Sé que no pensaste antes de hablar…para variar. ─ me dice dedicándome una pequeña sonrisa. ─ Conduje sin rumbo por unos quince minutos hasta que mis pensamientos se aclararon y entre llanto y llanto, entendí que la situación nos está afectando al punto de decirnos cosas sin sentido.
─Yo…
─ No estoy enojada, Tai; por lo menos ya no ─responde─ Solo quiero que estés aquí con nosotras…─Taichi no dijo nada más. Dejó el bolso a un lado y se acostó en el lado desocupado de la cama, uniéndose al abrazo.
─ Te amo, mi cielo. ─ le susurró a su esposa y le regaló un pequeño beso en los labios. Sora le dedicó una pequeña sonrisa. Era cierto que sus palabras le habían herido, pero luego de tranquilizarse, entendió que lo dijo de manera impulsiva, preso de la situación y no debía tomárselo en serio.
─ Y yo a ti, ex-melenudo. ─ él sonrió.
Por eso es que la amaba tanto, por ser tan buena compañera, esposa y madre. Por entenderlo tan bien y no juzgarlo tan fuertemente. Sin mediar más palabras, los padres disfrutaron el pequeño lapso de paz que tenían. Sí, estaban en un hospital, combatiendo un enemigo invisible que no terminaban de entender y estaban asustados, pero tener a su pequeño ángel entre los brazos, les brindaba paz.
Mucho tiempo sin pasar por aquí realmente…Como tengo algo de tiempo libre, seguiré actualizando más historias, especialmente "¡Como odio el amor!", la cual sí que tengo tiempo sin actualizar. Gracias por los views, los favs los follows y reviews; significa un mundo.
Como siempre, siéntanse libres de comentar,
Cuídense,
Bye!
