Chapter 16: Cuando la pérdida llega


Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.


Habían pasado unas horas cuando su madre y su suegra aparecieron por los pasillos del hospital. Ante su llegada, Taichi salió de sus pensamientos. Eran altas horas de la madrugada y aun no tenía noticias del estado de Sora. El joven castaño no había tenido las energías o la suficiente claridad mental para llamarlas y pedir refuerzos. Sentía que estaba en su límite; el quebranto vendría pronto llegó a pensar que lo mejor sería enfrentarlo solo. Con la llegada de las mujeres, tendría que aguantar un poco más.

─ ¿Cómo está Sora? ─ Toshiko preguntó con clara ansiedad en su voz.

─Aún no me han dicho nada…─ su voz sale cansada, hasta cierto punto rota, rememorando el escenario donde vio al amor de su vida desangrándose. ─ Ella…

─ ¿Perdió él bebe? ─ volvió a intervenir Toshiko. Taichi asintió, su propio semblante quebrándose.

─Lo siento mucho, no pude…─ Yuuko abrazó a su hijo; Toshiko le imitó, dejando que el padre lo dejara salir. ─ No pude…

─No es tu culpa, hijo. ─ al venir de Toshiko, Taichi sintió una pequeña oleada de alivio. Le hacía falta el apoyo de su familia.

No sabía cuánto tiempo pasó mientras se tranquilizaba. Cuando las lágrimas dejaron de brotar de sus ojos, un vacío en el pecho se instauró. Era dolor, uno de los más intensos que había sentido. Tenía un nudo en la garganta ante la horrible posibilidad de que también podía perder a su esposa. ¿Cómo sería una vida sin Sora? La pelirroja había estado con él desde que contaba con uso de razón. La pelirroja había ocupado tantos puestos en su vida; le había entregado el título de padre y esposo. ¿Cómo se suponía que siguiera adelante sin ella?

─Doctor Kido…─ mencionó Yuuko, lo que provocó que el joven levantara la vista hacia el pasillo. Se puso de pie como si un resorte lo impulsara.

─Joe, ¿cómo está? Ella…

─se encuentra estable; logramos detener la hemorragia. Se trató de una complicación poco común cuando ocurre un aborto. ─ los presentes respiraron con alivio.

─ ¿Esta despierta? ─ negó con la cabeza.

─Cuando despierte, traten de mantenerla tranquila…en cuanto a lo del bebé. ─ Taichi no se sentía en condiciones de ser su roca. Sus sentimientos estaban inestables, la culpa le consumía y no creía ser el indicado para recibirla una vez que recupere la consciencia.

─Suegra. ─ Toshiko dirigió su mirada hacia él. ─ ¿Podría quedarse con ella por ahora? No me creo capaz… ─ entendiendo perfectamente al castaño, la mujer asintió.

─Iré por los niños; se quedarán con tu padre y conmigo para que te tomes un tiempo a solas, ¿de acuerdo?

─Sí, gracias, mamá.

El hecho de tener que contarles lo sucedido a sus dos pequeños, no le ayudaba a conciliar las cosas. Eran otros individuos que se sumirían a la tristeza que él estaba viviendo. Le preocupaba, sobre todo, Airi, por lo que había presenciado. La niña no solo tuvo que presenciar con horror como ambos pusieron su vida en peligro, también vio como trasladaban a su madre al hospital. De seguro, Hikari logro tranquilizarla de alguna manera, pero su pequeña era perceptiva y despierta, tal cual era su madre. Debía seguir preocupada. Con la convicción de actuar como lo que era, un padre, esperó a que su madre le diera la señal para volver a casa. Tenía que recomponerse lo antes posible por su familia.


Alguien tocó la puerta. Taichi se removió en el sillón, recobrando la consciencia. Había mucha luz para ser principio de día. Comprobó que era mediodía al registrar su reloj de pulsera. Se reincorporó, observando un punto fijo en la pared, ignorando el toqueteo insistente en la puerta. No tenía ganas de hablar con nadie.

─Abre la puerta, idiota.

─Yamato, no lo trates así. ─ ante las voces, Yagami se levantó del sillón. En pocos segundos, tenía al matrimonio Ishida frente a él. Mimi cargaba lo que asumía eran alimentos.

─ ¿No nos vas a dejar entrar?

─Oye…─ ante la pregunta de su mejor amigo, Taichi se hizo a un lado. ─ Te trajimos algo de comer.

─No tengo hambre.

─Vas a comer igual. ─ sentenció Mimi, dirigiéndose hacia la cocina. Yamato siguió al castaño, en silencio, observando cada movimiento. Era evidente por su postura que se sentía derrotado, deprimido, abatido…era difícil lograr ese estado en el Yagami. Solo lo lograban cuando tocaban a sus seres queridos.

─Por si no te has enterado, Sora está despierta. La visitamos hace un rato.

─ ¿Cómo sigue?

─Se encuentra algo débil; Joe dijo que era normal por la pérdida de sangre. ─ Yamato suspiró ante la falta de reacción. ─ Deberías estar con ella o con los niños.

─Soy un inútil en estos momentos.

─ ¿Y por eso dejarás de ser padre y esposo? ─ Yagami tragó en seco. Al ver que su mejor amigo realmente estaba sumido en la desesperación, Yamato decidió ser menos brusco. ─ No digo que sea fácil; no me gustaría estar en tu situación, pero…este no eres tú. Sora y los niños te necesitan. Necesitan tu soporte.

─ ¿Crees que yo no necesito un sostén?

─Por eso estamos aquí. ─ respondió Yamato. ─ Este es tu momento de desahogarse y dejarlo salir porque cuando salgas por esa puerta, volverás a ser la cabeza de la familia Yagami Takenouchi. ─ Ishida vio como la barrera se estaba rompiendo. La expresión inexpresiva pasó a una de dolor auténtico, donde trataba de controlar todo lo que llevaba conteniendo de la situación. Yamato se acercó un poco más, para colocar su mano en su hombro. Ante el contacto, Taichi se largó a llorar. No recordaba la última vez que había llorado con semejante peso sobre sus hombros. El sentimiento de haber fallado como esposo y padre se traducía en las lágrimas que se apresuraban a salir.

─Les fallé…─ respondió con voz quebrada. ─ Le fallé a mi familia. No fui capaz de protegerlos; Sora casi muere…Airi lo vio todo…

─ Hiciste lo mejor que pudiste y gracias a eso, Airi sigue con nosotros. ─ Taichi cubrió su rostro con las manos, en un intento de controlarse. ─ Sabíamos el riesgo que conllevaba la misión, era una posibilidad y, aun así, lo manejaste de la mejor manera posible. Sora y Airi están vivas, Hikari y Joe volvieron a salvo.

─Pero…el bebe murió. Ni siquiera…

─No te martirices por lo que no puedes cambiar. Hicieron lo mejor que pudieron…Ahora, solo queda seguir por los que están y por esos dos niños que solo preguntan dónde están papá y mamá. ─ ante el comentario, Taichi levantó el rostro. Más tranquilo, tomó una gran bocanada de aire, justo cuando Mimi aparecía con una bandeja de comida.

─ No está mal que te duela, solo no dejes que te consuma; aun tienes tres poderosas razones para no rendirte. ─ Mimi le entregó la bandeja. ─ Come…─ aun con los ojos vidriosos, Taichi asintió, degustando su primer bocado en dos días. Una lagrima se escabullo por su mejilla mientras se alimentaba. No podía darse por vencido cuando su familia contaba con él.


No había pensado del todo que les diría a sus hijos, pero tenía que tranquilizarlos de alguna manera, sin ocultarles lo ocurrido. Tocó la puerta del apartamento que lo vio crecer, siendo recibido por su madre.

─Taichi…─ era obvio que no esperaba verlo tan pronto.

─Hola, mamá; ¿y los niños?

─Están viendo caricaturas en la sala. ¿Cómo esta, Sora?

─Despierta. Iré a visitarla en cuanto hable con los niños. ─ Yuuko observó al interior de la residencia y luego a su hijo.

─ ¿Estás seguro que estás bien? ¿No es muy pronto para hablar con ellos?

─Lo sabrán de todas maneras…y debo ser yo el que se los cuente. ─ ante la convicción de sus palabras, se limitó a asentir, dándole paso a Taichi. Al adentrarse, vio las dos pequeñas figuras sentadas en el piso. Taiki estaba abrazando a su hermana, quien se encontraba envuelta en una frazada. Sonrió con orgullo. Como Airi solía ser "enfermiza", su hijo mayor siempre fue sobreprotector, atribuyéndose cosas que ni Sora ni él, le habían encomendado en cuanto a su hermana. Tal vez, fuese una responsabilidad que no le correspondía, pero al mismo tiempo, había creado un vínculo mucho más fuerte entre del que se esperaría a esa edad. Con sigilo, se acercó a ellos y se arrodilló.

─ ¿Qué están viendo? ─ ante la voz, el par giró la cabeza, coreando la palabra "Papá". Taichi término sentado en el piso, con ambos niños entre sus brazos.

─ ¿Por qué no habías venido? ─ pregunto su hijo mayor.

─Lamento haber tardado, estuve haciendo algunas cosas de adultos.

─ ¿Y mamá? ─ pregunto la pequeña. Taichi les sonrió tenuemente.

─Está en el hospital. No se sentía bien, pero ya está mejor. ─ al ver que los niños seguían preocupados, Taichi prosiguió. ─ Les prometo que mamá se encuentra bien.

─ ¿Y mi hermanito? ─ la parte difícil había llegado. Taichi sonrió tristemente.

─El bebé…decidió ser nuestro ángel de la guarda.

─ ¿Por qué?

─A veces, los bebés no nacen. Se van directamente al cielo para cuidar a los que hubiesen sido sus seres queridos.

─Pero…quería conocerlo…─ la decepción en la voz de su primogénito, por unos breves instantes, le hizo flaquear, pero se recuperó. Lo importante eran los niños.

─Nosotros también, pero… a veces, la vida tiene otros planes. Su hermanito tenía una misión más grande: la de cuidarnos. ─ podía ver la tristeza y la decepción en los pequeños. ─ Está bien que lo extrañen; eso significa que lo esperaban con ansias. ─ Taichi sabía que era difícil para ellos entenderlo, pero por el momento, era lo más que podía decirles. ─ Vengan aquí. ─ abrazarlos fue su manera de mantenerse fuerte. ─ Sin importar lo triste que puedan sentirse, recuerden que mamá y papa los aman y que haremos hasta lo imposible por ustedes.

─Lo sabemos, papá. ─Su primogénito fue el encargado de responder. Solo escucharlo confirmar lo mucho que confían en él y en Sora, le brindó una nueva oleada de alivio.


La encontró dormida. Toshiko le había comentado que no había estado comiendo ni durmiendo bien, como esperó que fuese dada la situación. La observó en silencio, tomando su mano para apoyarla en su sueño. Sora había nacido para ser madre, si perder a su bebé estaba haciendo mella en él, no se imaginaba lo que estaba sintiendo su esposa. Acarició su mejilla levemente. Sin lugar a dudas, toda la situación había sido de las pruebas más duras que les había tocado en el transcurso de su relación.

─ ¿Taichi? ─ detuvo su caricia ante el llamado. Pasado unos segundos, la vio abrir los ojos.

─Hola, mi cielo…Lamento haber tardado…─ la expresión de la pelirroja se rompió de inmediato. No hubo forma de evitarlo.

─Lo siento tanto, Taichi…─ por supuesto que se culparía por algo de lo que no tenía culpa.

─No te disculpes, Sora…─ la abrazó, le permitió desahogarse y le recordó la estupenda madre que era porque, así como Yamato le sacó de su oscuridad, él sacaría a su esposa de la suya. Por el momento, se permitiría llorar con ella. Debían vivir el duelo y seguir por las dos personitas que dependían de ellos. Dentro de la desgracia, aún tenían bendiciones por las que luchar y agradecer.


Happy July 7th!

Esperando que estén disfrutando de las actualizaciones. Agradezco a Marce, Adrit126 y brugita26 por los reviews. Los aprecio un montón.

REVIEW SIN CUENTAS:

Marce: ¡Hola! ¡Muchas gracias por el review! Es una situación complicada que intente plasmar de la manera realista. Espero que el capitulo sea de tu agrado.

brugita26: ¡Hola, gracias por el review! Intentaremos de que sea así.

Espero leerlos.

¡Un abrazo!