Quiero comenzar esta nota expresando mi más sincero agradecimiento por su continuo apoyo y paciencia mientras esperaban la publicación de este capítulo. Lamento profundamente el retraso en su entrega. Durante este tiempo, me encontré inmerso en un intenso período de trabajo que requirió mi atención y dedicación casi por completo.

Sin embargo, quiero que sepan que su entusiasmo y comentarios siempre han sido una fuente constante de motivación para mí. Cada vez que leo sus mensajes y veo su interés en la historia, siento una profunda gratitud que me motiva a seguir escribiendo

Este capítulo en particular ha sido un desafío emocionante de escribir, y he dedicado tiempo extra para asegurarme de que esté a la altura de sus expectativas. Espero que disfruten de los nuevos giros y desarrollos en la trama que he preparado para ustedes.

Respuesta a reviews

Erendir: Estoy muy agradecido de que te tomaras el tiempo de leer mi historia sospecho que no te esta gustando del todo y respeto eso, en realidad la historia sigue su curso normal del canon, hasta la intervención de Trunks, de esa manera se creara un camino diferente que en efecto no ira por el mismo camino que la historia original, espero eso te motive a seguir leyendo esta historia y de antemano te agradezco por tu review.

Maximum Rhapsody: Has dado en el clavo. y con respecto a que Mai replique las capsulas solo te diré que lo veo demasiado complicado, no es un futuro que este contemplado. Gracias por tu comentario hermano, espero te guste este capítulo.


Chapter 6.- El misterioso salvador.

La soberbia es como una prisión de oro y metales preciosos. Encierra insidiosamente la mente del individuo, nublando su capacidad de razonamiento y sumergiéndolo en una neblina de vanidad. Aislándolo de la realidad misma, confinándolo en una prisión de sus ilusiones de grandeza, despreciando la perspectiva ajena e ignorando cualquier hecho que contradiga su visión distorsionada de la realidad.

Quizás por eso se mostro incrédulo ante las palabras que el sujeto en cuestión le dedico a su persona.

—¡¿Qué demonios fue lo que dijiste?!

Ni corto ni perezoso el sujeto volvió a reafirmar…

—Te dije claramente que vine aquí a matarte.

Una risita escapó de los labios del cadre, al principio apenas perceptible, pero luego se intensificó gradualmente. Comenzó como un murmullo apenas audible, denostando burla hacia la amenaza que acababa de ser proferida; sin embargo, era tan cómico que un simple mortal se atreviera a amenazarlo de esa manera que su risa se volvió más fuerte y más pronunciada.

Pese a todo la escena era tan surreal para él, que ahora su risa resonaba con fuerza, adquiriendo un tono maniático debido a la estupidez de lo que acababa de escuchar. Y lo peor de todo era que el individuo no estaba contando un chiste; en realidad, estaba hablando en serio. Por eso es que descojonaba tanto.

Los jóvenes del clan Gremory tragaron saliva con dificultad al escuchar esa risa, sintiendo cómo los escalofríos recorrían sus espaldas, intercambiando miradas nerviosas entre ellos mientras el sonido penetrante resonaba en el aire.

Xenovia, por otro lado, frunció el ceño con determinación, sosteniendo firmemente su espada mientras sus brazos temblaban ligeramente. Ansiaba moverse, pero su cuerpo parecía petrificado, incapaz de responder a su voluntad. Nunca antes había experimentado algo tan siniestro y perturbador. Y por eso una verdad cruda y difícil de tragar se hizo presente en su mente:

Ese chico estaba condenado

—Se ve que no tienes la más mínima puta idea de con quién te estas metiendo —Resopló molesto el Cadre después de que sus risotadas cesaran.

Kokabiel canalizó su poder, invocando dos círculos mágicos ante él. De ellos emergieron dos criaturas imponentes: los mismos cerberos que habían luchado contra el clan Gremory momentos atrás, pero al parecer estos presentaban más deformidades, tenían más masa muscular y su poder era enorme. Los jóvenes del clan retrocedieron instintivamente al ver a estas bestias, recordando la ferocidad con la que habían combatido anteriormente. Aun así, pese a la presencia de esas dos enormes bestias, la mirada de Trunks no vaciló, manteniendo su penetrante mirada fija en su objetivo.

—Tu ambición es estúpida y enfermiza —espetó Kokabiel con desprecio al ver como ese miserable humano le miraba —. Y por eso te convertirás en excremento de perro.

Los cerberos ladraban y salivaban, ansiosos por la orden de su maestro para destrozar a su presa. Aguardaban con impaciencia el festín que se darían con el pobre desgraciado que se atrevía a desafiar al caído.

—Háganlo pedazos.

Los cerberos, respondiendo al mandato del Cadre, se abalanzaron con ferocidad desmedida hacia Trunks. Sus fauces se abrieron de par en par, listas para desgarrar a su presa con sus afilados colmillos. Sin embargo, antes de que pudieran alcanzarlo, Trunks actuó con una rapidez asombrosa.

Con reflejos sobrehumanos, Trunks esquivó hábilmente el embate de los cerberos, moviéndose con gracia y precisión para evitar sus ataques. Luego, con un movimiento audaz, agarró a ambos cerberos por el hocico y los levantó en el aire con una fuerza impresionante.

Los cerberos aullaron de dolor al sentir como Trunks presionaba sus hocicos con una fuerza absurda y desmedida. Con un giro rápido, los estrelló con fuerza contra el suelo, creando una poderosa explosión que envió una cortina de polvo por los alrededores, ocultando temporalmente la escena en cuestión.

Dentro de aquella cortina de humo, los sonidos de ladridos feroces y carne desgarrándose no se hicieron esperar, envolviendo el campo de batalla en una atmósfera de terror e incertidumbre, causándole un gusto enfermizo al cadre.

Los chicos del clan Gremory, incapaces de soportar la visión de la brutalidad que se desataba frente a ellos, apartaron la mirada, sintiendo un nudo en el estómago ante los horrores que estaban presenciando. Rias agradecía internamente que Asia estuviera inconsciente, evitando así que presenciara tan horrenda escena y quedara marcada por los traumas que inevitablemente la seguirían.

Por otro lado, las piernas de Xenovia temblaban ante el escenario. Aunque no veía nada, se imaginaba vívidamente al joven siendo despedazado y devorado brutalmente por ese par de perros salidos del averno. Realmente le causaba pena el destino que sufriría ese joven, y una sensación de impotencia la invadía al no poder hacer producto del medio que sentía.

La sonrisa de Kokabiel se desvanecía gradualmente al escuchar los horribles sonidos que emitían sus criaturas. Aquellos rugidos de dolor y sufrimiento que provenían de los cerberos heridos resonaban en sus oídos lo cual le hizo tomar el asunto con más seriedad, el individuo demostró que no era cualquier idiota, no después de oír los chillidos de sus bestias. Aunque intentó mantener su expresión indiferente, no pudo evitar que una sombra de preocupación cruzara su rostro.

Por un momento, Kokabiel contempló en silencio la escena ante él, sintiendo un atisbo de incomodidad surgir en su interior. A pesar de estar acostumbrado a enfrentar adversarios que habían puesto en jaque su vida en numerosas ocasiones, los sonidos de angustia provenientes de sus propias bestias ahora le hacían cuestionar la gravedad de la situación. La amenaza proferida por ese joven ya no le parecía tan graciosa.

Sin embargo, en un instante recobró su compostura, y una sonrisa lobuna volvió a adornar sus facciones.

Una vez que los horribles sonidos cesaron, un minuto de silencio descendió sobre el patio de la escuela. El aire se llenó de una calma tensa, interrumpida solo por el leve susurro del viento y el murmullo de las hojas en los árboles circundantes.

En medio de ese silencio sepulcral, los jóvenes del clan Gremory se tomaron un momento para recuperar el aliento y procesar lo que acababan de presenciar.

—Es curioso, lo mismo te iba a decir a ti.

El cadre gruñó por lo bajo, sospechando que el joven sobreviviría, pero no imaginaba que lo haría ileso. Observó cómo el joven sostenía una de las cabezas de uno de los cerberos. El gesto de la bestia sugería que había sufrido una muerte violenta

Un destello de ira ardía en los ojos de Kokabiel mientras procesaba la escena ante él. Nunca imaginó que ese joven mataría a sus preciadas criaturas de manera tan brutal. La idea lo le de una inmensa rabia, no iba a dejar pasar por alto esto.

—Pese a encontrarte en una seria desventaja, tienes las agallas de querer iniciar otra guerra, en mi humilde opinión tu ambición si que es absurda y me atrevo a decir también, estúpida.

Los jóvenes del clan Gremory se mostraron sorprendidos y atónitos al ver que Trunks había logrado sobrevivir al feroz ataque de los cerberos de Kokabiel. Sus rostros reflejaban una mezcla de incredulidad y admiración mientras observaban al joven saiyajin, quien despachó a los canes con suma facilidad. Sin embargo, también se percibía un ligero temor en ellos, pues la demostración de poder de Trunks generaba una sensación de inquietud.

Rias Gremory contuvo un suspiro de alivio al ver a Trunks ileso, aunque la preocupación volvió a apoderarse de ella. Sabía que la batalla estaba lejos de haber terminado y que debían permanecer alerta ante cualquier evento que se presentara.

Trunks arrojó la cabeza del perro con desdén, lo que hizo que Kokabiel apretara los puños con furia, y unas venas a punto de estallar se asomaron por su frente. Sin embargo, decidió respirar y tranquilizarse, cosa rara en él, ya que era conocido por perder los estribos fácilmente y desatar una matanza contra todo aquel que le ofenda de esa manera.

—Asumo que sabes quién soy. —Respondió con tono taciturno mientras observaba al joven acercarse a el y ver que en el proceso pisaba la cabeza de su cerbero desparramando las vísceras por el suelo.

La acción de Trunks enfureció aún más al cadre, quien apretó los dientes con rabia contenida. Estaba decidido a desollar al joven, haciendo que pagara por su atrevimiento con su propia piel.

—No del todo —dijo Trunks una vez que acorto la distancia con el cadre —. Y sinceramente no es algo que me interese del todo, todo lo que se es que debo mandarte al otro mundo cuanto antes.

El cadre volvía a reír una vez más.

—Eres un gusano muy gracioso —Exclamaba Kokabiel airadamente —La guerra puede esperar un poco más, ahora lo que me interesa es de qué manera podre hacer que tu muerte sea mas lenta y dolorosa, tengo tantas cosas en mente…

Ante la amenaza de Kokabiel, Trunks mantuvo su compostura, su mirada no vacilo en ningún momento.

—Puedes intentarlo con toda confianza —respondió Trunks con calma, —. Pero te recomiendo que vayas con todo desde el principio, la mirada de Trunks se volvió a afilar nuevamente —, porque no te voy mostrar misericordia alguna.

Kokabiel estrechó los ojos con desdén, su expresión mostrando un odio profundo hacia el joven saiyajin que se atrevía a desafiarlo.

—Veremos si sigues tan arrogante cuando te esté desgarrando la carne con mis propias manos —gruñó Kokabiel, mientras su poder se alzaba a niveles nuevos haciendo temblar la zona completa.

La tensión en el aire era palpable, y todos sabían que la batalla que se avecinaba sería una de las más peligrosas y desafiantes que habían enfrentado hasta ahora. La situación era preocupante; Kokabiel fácilmente podría aniquilar al país entero solo con la manifestación de su poder.

Kokabiel se lanzó al ataque con una velocidad impresionante, pero Trunks reaccionó rápidamente bloqueando los poderosos golpes con sus propios brazos. En un movimiento rápido y fluido, Trunks contraatacó con una patada certera que envió a Kokabiel volando por los aires.

El cadre se preguntaba cómo era posible esto; ni siquiera pudo ver la patada que lo lanzó hacia arriba, y mucho menos imaginó que el daño sería tan grave como para hacerle escupir sangre por la boca. Las venas parecían embotarse en sus globos oculares producto de la inmensa furia que sentía. ¡Esto no se lo iba a perdonar!

Sin embargo, en su ascenso, Kokabiel se sorprendió al ver que Trunks ya lo estaba esperando. Sin perder el tiempo, le lanzó una lanza de luz, pero Trunks la destruyo con un simple manotazo haciendo que Kokabiel abriera los ojos de manera sorprendida, al ver esto el cadre desató una nueva oleada de ataques, cada golpe cargado de odio y desesperación. Sin embargo, Trunks parecía anticipar cada movimiento, esquivando ágilmente los golpes y respondiendo con golpes propios que llevaban el peso aplastante de su determinación.

Ambos contendientes se movían demasiado rápido, creando estelas de energía en el aire a medida que chocaban. Kokabiel luchaba con todas sus fuerzas, pero Trunks seguía siendo demasiado poderoso, pues sus puños se incrustaban en su piel de forma inmisericorde, dañándole mas tanto en su orgullo como en su cuerpo.

El cadre gruñó de frustración al ver que sus ataques no conectaban, mientras Trunks continuaba golpeándolo sin piedad en el aire. Cada golpe resonaba en el cielo con un estruendo atronador, y Kokabiel se tambaleaba con cada impacto, sintiendo cómo su fuerza menguaba ante el imparable torrente de ataques de su oponente.

Una vez que el cadre mostro estar un poco exhausto, rápidamente Trunks se aproximó hacia el asestándole un golpe doble de mazo, mandándole a estrellarse en los suelos.

Kokabiel se levantó del suelo con dificultad, sintiendo la sangre brotar de sus labios y nariz mientras luchaba por mantenerse en pie. Pese a estar muy lastimado la rabia ardía en sus ojos, posando su mirada feroz en Trunks e imaginando las suplicas de este cuando le estuviera arrancando lentamente la piel con sus manos.

—Mocoso de mierda… —murmuraba el cadre con odio desmedido.

Trunks aterrizo frente a él mirándolo con poco menos que indiferencia.

—Qué… ¿Ahora mismo dirás que me harás pagar por lo que te hice? —Respondió con desdén, prácticamente se estaba burlando del cadre.

En respuesta, el cadre volvió a subir su poder a otro nivel, desatando una energía oscura que resquebrajaba la Zona y partía los árboles circundantes con su furia desenfrenada. El suelo temblaba bajo la intensidad de su aura maligna, creando grietas en la tierra mientras el aire vibraba con la energía ominosa que emanaba de él.

—¡VAZ A SUPLICAR QUE TE DE UNA MUERTE RAPIDA, MOCOSO ESTUPIDO! —Gritó el cadre fuera de si mientras lanzaba unas afiladas guadañas de luz a muy corta distancia, esperando cortar erghn pedazos al desgraciado que le daño demasiado.

Trunks, utilizando su mano como si fuera una espada, atacó las guadañas, haciendo que estas se desvanecieran en pequeñas motas de luz.

—¡Es imposible! —exclamó Kokabiel de forma incrédula al ver lo que acababa de pasar—. ¿Cómo es posible?

—¿De verdad esperabas que ese ataque tan mediocre iba a funcionar? —respondió Trunks, negando la cabeza ante la ingenuidad de su adversario—. Das vergüenza.

—¡MALDITOOO!

El cadre rugió de frustración, su aura explotó con más ferocidad mientras su poder daba otro salto descomunal, preparándose para reanudar la batalla. Con un gesto desafiante, se lanzó hacia Trunks con renovada ferocidad, decidido a matarlo de la forma en que había perturbadamente imaginado.

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Ophis observaba la batalla desde un punto alejado de la escuela, ya que lo que menos quería es atraer atención indeseable, la serenidad a su alrededor contrastaba con la intensidad del enfrentamiento que tenía lugar ante sus ojos. Con una expresión tranquila pero llena de interés, seguía cada movimiento de Trunks y Kokabiel con una atención aguda y penetrante.

La manera en que Trunks se movía en combate, con una gracia y agilidad incomparables, era un espectáculo fascinante de presenciar. Cada movimiento era fluido y preciso, como si su sola presencia dominara al caos mismo. Sus golpes eran ejecutados con una destreza y gracia sin igual, como si estuviera danzando en medio de la batalla. Era algo difícil de describir con meras palabras.

Ophis estuvo al pendiente de la recuperación de Trunks en todo momento, observando cada uno de sus movimientos con una mezcla de fascinación y admiración. Cada gesto, cada acción del guerrero del futuro la tenía sumamente embelesada. No podía hacer otra cosa que contemplarlo en silencio, maravillándose por la gracia y la fuerza que irradiaba en cada movimiento.

Mientras seguía observando la batalla con sumo placer, Ophis reflexionaba sobre la magnificencia de Trunks y la profunda conexión que sentía con él o creía sentirla. Sabía que había tomado la decisión correcta al elegirlo como su destinado, y estaba ansiosa por ver cómo se desenvolvía su destinado en los próximos acontecimientos.

Pero había un pequeño detalle…

La figura de esa mujer no destacaba en nada; no poseía ninguna cualidad especial que la hiciera resaltar. Era una mortal insignificante más. Ophis no entendía qué era lo que Trunks había visto en ella, pero sentía mucha urgencia por saberlo.

Aun así, esa insignificante mujer tenía un papel importante en la vida de Trunks. Ophis no podía evitar sentir mucha incomodidad al verla junto a él. Ella no era nada, ni nadie, solo una mera mortal más. Y pese a ello, sus pensamientos se agitaron con preguntas sobre la naturaleza de su relación y si debería hacer algo al respecto.

A pesar de sus dudas, Ophis sabía que no podía permitir que la presencia de esa mujer interviniera entre ellos dos, Trunks era de ella y ella era de él, no había necesidad de darle más vueltas al asunto. Nunca se imaginó que aquella espada desataría en ella sensaciones que por miles de centurias no se habían manifestado antes. Por una parte, estaba agradecida, pero por otra, necesitaba con urgencia seguir hablando con ese dios. Quería saber más de esa naturaleza y, aunque ese dios le mencionó que no podía ayudarla a descubrir sus sentimientos, ella estaba firmemente segura de que mentía descaradamente.

Pero antes de eso, le haría una visita a la chica en cuestión. Le daba curiosidad saber por qué demonios era importante para Trunks, al mismo tiempo que aprovecharía para hacerle saber "amablemente" que, si sabía lo que le convenía, se apartara de una vez, y en caso de negarse, la destruiría en el acto...

Suspiró un poco. Jamás se detenía a analizar las cosas de forma tan rebuscada. Si bien le emocionaba un poco, también resultaba molesto. Sin embargo, si tenía a ese joven para ella y solo ella, el sacrificio valdría un poco la pena.

—Pero… que es… esto… —menciono ella al sentir una presencia muy poderosa y muy familiar para ella —, parece ser que el blanco… decidió aparecer…

La enigmática figura de Ophis contemplaba con atención el giro de acontecimientos. Ddraig y Albión, el dragón rojo y el dragón blanco, uno representando la dominación, el otro, la destrucción. Su historia, su eterna batalla transmitida a través de los siglos y sellada en los corazones de sus portadores, era un hecho conocido por el mundo sobrenatural.

La diosa dragona del infinito sabía que el encuentro entre los portadores de Ddraig y Albion era inevitable, una confrontación predestinada por la voluntad inquebrantable de los dragones que habitaban en sus almas. Pero era demasiado pronto para que el enfrentamiento entre sus nuevos portadores aconteciera en esta era. Y había algo mas; la intervención de un nuevo jugador en el escenario solo complicaba aún más las cosas.

La presencia de Trunks, un guerrero del futuro añadía una capa adicional de incertidumbre a la situación. Su papel en este conflicto ancestral era incierto pero radical, la influencia en que ejercería en ambos portadores era innegable, eso era un hecho atípico y misterioso para Ophis, quizás en otras circunstancias, la confrontación de Ddraig y Albion no ocurriría de forma tan precipitada.

Reflexionando sobre las implicaciones de este inesperado giro de los acontecimientos. ¿Qué papel jugaría Trunks en la batalla destinada de los dragones celestiales? ¿Cómo afectaría su presencia en dicha lucha destinada? Era un misterio, lo único que la diosa podría hacer es observar y disfrutar del show.

—Que pretendes… hacer… ahora… que lo notaste… —respondía ella mientras observaba la figura acercándose al campo de batalla —, muéstrame….

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Kokabiel se vio sorprendido por la velocidad y la fuerza de la patada de Trunks, que lo envió estrellándose contra el suelo con un estruendo ensordecedor. Una densa cortina de humo se levantó alrededor del lugar del impacto, ocultando al cadre de la vista de los presentes. El silencio tenso se apoderó del ambiente mientras todos esperaban para ver qué sucedería a continuación. Trunks permaneció alerta, preparado para cualquier contraataque que pudiera venir de su enemigo.

Trunks ya no veía el caso seguir alargando el sufrimiento del pobre desgraciado, así que simplemente se encaminaba a darle el golpe final. Sin embargo, algo se lo iba a impedir.

¡CRASH!

—¡¿Pero que es esa luz?!... —exclamaba Rias impactada, cubriendo sus ojos de la luz blanca.

—esa luz… —murmuraba Sona quien había regresado con su sequito y se encontraban observando el enfrentamiento del extraño sujeto contra el cadre,

No cabe duda

La silueta se mantenía estática en el aire, hasta tomar la forma de una armadura blanca con toques azules los cuales se acentuaban con el brillo de sus alas, un escalofrió violento recorrió su cuerpo, esa armadura era similar a la de Issei, y para que fuese blanca…

—m-mi brazo —murmuraba apretando los dientes —, siento que… arde…

—Issei —murmuro Rias acercándose a su sirviente al notar que este caía de rodillas sosteniendo su brazo

—Lo sabía —decía Sona apretando los puños, —¡Ese sujeto es el enemigo natural del Sekiryuutei, de Hyodo Issei! Justo cuando la cosa no podía ponerse peor.

Si bien era cierto que ambos se matarían el uno al otro, ciertamente el sujeto de la armadura estaba interesado en alguien mas o esa era la impresión que pretendía dar.

—Parece ser que te estás divirtiendo —Hablaba el sujeto de armadura con una tranquilidad perturbadora—. Lamentablemente para ti, debo interrumpir tu diversión. Se me ha ordenado detener a Kokabiel para que responda por sus crímenes, así que no interfieras en mi deber si sabes lo que te conviene.

Trunks se encontraba de espaldas, ya había sentido su presencia, incluso desde que él había llegado desde el Inframundo cuando el doctor Abbader lo envió para salvar a su hija. No le había prestado mucha atención en su debido momento, pero ahora, ¿Tenía la desfachatez de decir que él se haría cargo? Y más aún ¿Amenazarlo? El cinismo del sujeto de la armadura blanca le molestó demasiado, y por supuesto, no estaba dispuesto a cumplir su absurda orden.

Trunks ignoró por completo al sujeto de la armadura blanca, centrando toda su atención en Kokabiel, decidido a poner fin a su amenaza de una vez por todas.

El sujeto de la armadura, por su parte se molestó por la indiferencia de Trunks, así que tuvo la grandiosa idea de hacer notar su punto de vista usando métodos poco ortodoxos.

—Creí haberte dicho que no interfirieras gusano, quizás necesitas que te haga entender de otra manera.

Rápidamente el dragón blanco cargo contra él intentando atraparlo desprevenido, pero Trunks sintió cómo el poder del sujeto se elevó descomunalmente mostrando sus intenciones de atacar. En un rápido movimiento, ladeó su cuerpo, haciendo que la silueta del sujeto de armadura pasara a un lado de él, y lanzó un poderoso golpe que impactó de lleno en el sujeto de la armadura mandándolo de paseo y haciendo que se estrellara contra el edificio de la academia con un estruendo ensordecedor.

—Demonios —murmuro la hija menor del doctor Abbader —, no pude ver nada…

Sona enfocaba su atención en el misterioso sujeto que vino a salvarles y que tuvo el atrevimiento de romper la barrera que mucho trabajo le costó formar, cuestionándose quién era realmente Trunks y de donde carajos provenía él. Era alguien misterioso y su firma espiritual indicaba que no pertenecía a una especie sobrenatural que ella conociera. Además, su habilidad para enfrentarse a Kokabiel con tal destreza y poder sugería que un sujeto así tendría motivos ocultos para realizar tal acción.

Mientras observaba cómo Trunks avanzaba hacia Kokabiel, Sona no podía evitar sentir una mezcla de curiosidad y desconfianza en su estado más primitivo. ¿Qué lo había llevado a intervenir en ese momento crítico? ¿Qué esperaba ganar de esto y cuáles eran sus verdaderas intenciones?

—Que puto miedo —dijo Saji temblando como gelatina y alzando ambas manos frente a el en un gesto de protección.

Tras el poderoso golpe de Trunks, el sujeto de la armadura estaba cubierto por los escombros del edificio de la escuela, sin dar indicios de responder. Su figura permanecía inmóvil, como si la fuerza del golpe hubiera lo hubiera dejado inconsciente. Los presentes observaban con sorpresa e incredulidad la escena, preguntándose qué había sucedido exactamente y si el misterioso individuo volvería a ponerse de pie.

Rias Gremory, Issei Hyōdō y los demás miembros del grupo se acercaron cautelosamente al sujeto caído, observando con atención cualquier indicio de movimiento o respuesta. Sin embargo, el silencio y la inactividad persistían, creando una atmósfera tensa y llena de incertidumbre.

—Atacar por la espalda es de cobardes.

Trunks reanudó su camino hacia Kokabiel, a pesar de la intervención del sujeto con armadura blanca el guerrero del futuro continuo con su objetivo de exterminio.

Los demás miembros del clan Gremory y sus aliados observaban con asombro y admiración mientras Trunks avanzaba con paso firme hacia su enemigo. Era alguien extraordinario, y confiaban en que sería capaz de derrotar a Kokabiel y poner fin a su amenaza de una vez por todas.

—Derroto al Hakuryuukō… d-de un golpe...—decía Xenovia con una mezcla de asombro, alivio y pánico.

D-Ddraig...—llamaba el castaño mentalmente a su dragón interno, pero este no respondía, claramente estaba impactado.

[De un solo golpe]—Pensaba el dragón rojo con una extraña mezcla de diversión y terror por su rival [Solo le bastó un maldito golpe].

Ese chico en realidad era un monstruo. Ya hasta empezaron a temerle un poco, a pesar de ser claramente un aliado.

Kokabiel se levantaba con dificultad, su mirada se llenó de desesperación al ver cómo Trunks se aproximaba a lentamente a él. Sin embargo, en lugar de mostrarse derrotado, su semblante se transformaba en una expresión retorcida de odio y venganza.

—¿Tú crees que dejaré que las cosas terminen así? —exclamó Kokabiel con voz ronca y amenazante, dirigiendo su mirada hacia Trunks y los demás presentes.

Kokabiel, alzo sus manos canalizando todo su poder y generó una lanza de luz de proporciones colosales. La lanza brillaba con una intensidad cegadora, iluminando toda la rotonda circundante con su resplandor mortífero. Era del tamaño de una cancha de futbol americano o incluso más grande que eso. Luciendo imponente y amenazadora, la lanza estaba lista para ser lanzada hacia su objetivo con la fuerza devastadora de un meteorito.

—Oye —Trunks se dirigió a la sacerdotisa de cabello azul quien estaba en estado de shock al ver el poder de Kokabiel se sobresaltó pues el saiyajin la había tomado por sorpresa —, necesito que me prestes tu espada.

Xenovia se sorprendió por la solicitud directa de Trunks. Aunque le costaba confiar en un extraño, especialmente uno que había irrumpido de manera tan impactante en la escena. Y más aún porque pretendía empuñar a Durandall quien solo tiene un portador cada generación (1), pero no había tiempo para meditarlo, su instinto le decía que debía tomar una decisión rápida.

—¿Mi espada? —repitió Xenovia, evaluando la situación rápidamente. Sabía que debía actuar con precaución, pero también comprendía que estaban en medio de una crisis y el joven que vino a salvarlos quizás necesitaba un poco de ayuda.

—Si y rápido —respondió el sin rodeos —, el tiempo apremia.

Xenovia asintió, comprendiendo la urgencia de la situación. Sin perder más tiempo, le entrego al extraño su preciada Durandall, que extrañamente se mostraba dócil y cooperativa una vez que el sujeto la tomo de su mango.

—Haz lo que tengas que hacer —dijo ella recibiendo un asentimiento por parte de Trunks. —. Solo ten cuidado, es una espada muy rebelde.

Trunks volvió a asentir y una vez que tomo a Durandall rápidamente fue hacia otra área para evitar que los chicos saliesen dañados por la explosión.

—Disfrutaré destruyendo esta maldita ciudad… ¡CON TODOS USTEDES!

Mentía y se daba ánimos a sí mismo en una especie de auto consuelo. Se sentía humillado no quería terminar la batalla de esa manera, el realmente esperaba poder someter al sujeto despellejarlo lenta y dolorosamente deleitándose con sus gritos y alaridos de agonía para después arrancarle las extremidades y darle una muerte horrible para luego, poder abusar carnalmente de las hermanas menores de los Maōs leviatán y lucifer haciéndolas gritar y gemir como las perras que eran y luego de haber saciado su sed de lujuria les arrancaría la cabeza para tenerlas de trofeo y así iniciar su tan ansiada guerra.

Le atormentaba el hecho de no poder llevar a cabo su siniestro plan, pero al menos podía encontrar consuelo en la certeza de que los ejércitos y las legiones volverían a resurgir en una batalla de proporciones caóticas, exactamente como él lo había fantaseado en todo el tiempo que permaneció en las sombras. Con ese pensamiento en mente, lanzó la gigantesca lanza de luz hacia el Saiyajin quien una confianza serena en su rostro, permaneció inmóvil ante el ataque inminente, recibiendo el impacto de lleno con una calma que sorprendió incluso a su adversario.

Kokabiel reía como maniático al observar como la lanza de luz abría paso con una fuerza descomunal, rompiendo los cimientos de la escuela, abriéndose paso a la profundidad de la tierra sin mostrar señales de detenerse. El suelo se agrietaba y se desgarraba bajo su poder avasallador, creando una grieta que se extendía cada vez más, amenazando con consumir todo a su paso.

El caos reinaba en el patio de la escuela mientras la lanza continuaba su avance inexorable. Los árboles eran arrancados de raíz, las grietas serpenteaban por la estructura del edificio de la escuela y el suelo se partía en pedazos. Era una imagen apocalíptica, como si un desastre natural amenazase en destruir todo a su paso.

Los presentes observaban con horror cómo la lanza de luz se abría camino hacia ellos, sin posibilidad de detener su avance destructivo. Era como si estuvieran siendo testigos del fin del mundo, impotentes ante la furia desatada de Kokabiel y su deseo de destrucción.

Pero de pronto, el suelo dejo de temblar mientras la lanza parecía haberse detenido y de un momento a otro la lanza comenzaba a retroceder en su camino haciendo que los presentes mirasen incrédulos por la situación que estaba aconteciendo.

—N-no… p-puede s-ser —exclamo Kokabiel lleno de pavor al ver que su lanza estaba siendo repelida.

Y ahí se encontraba el joven, sonriendo casualmente mientras sostenía la inmensa lanza con solo dos dedos esbozando una sonrisa socarrona.

El poder emanaba de Trunks de una manera que desafiaba toda lógica y comprensión. El que sostuviera el ataque más poderoso de Kokabiel con absurda facilidad, dejaba atónitos a todos los presentes. Con una expresión serena en su rostro, Trunks desafiaba abiertamente al temible cadre, demostrando su supremacía sobre él.

Kokabiel, por otro lado, temblaba de terror ante la demostración de fuerza de su oponente. La idea de que alguien pudiera desafiar su poder era inconcebible para él, pero allí estaba, enfrentándose a un joven cuyo poder superaba con creces el suyo propio.

Xenovia observaba con asombro cómo Trunks detenía el ataque de Kokabiel con sus propias manos, en lugar de usar la espada que ella había pensado que necesitaría. La confusión se apoderaba de ella mientras se preguntaba para qué quería Trunks su espada si podía enfrentarse a un enemigo tan poderoso con sus propias habilidades.

Sus pensamientos se agolpaban en su mente, tratando de comprender la situación. ¿Por qué Trunks había pedido su espada si no la iba a usar? ¿Acaso tenía un plan diferente en mente? La incertidumbre la invadía mientras observaba la escena con creciente intriga y curiosidad.

—¿Que sucede Kokabiel? ¿Ese es todo tu poder?

La rabia del cadre se intensificó ante la provocación del joven saiyajin, y concentró su energía en un sello mágico que envolvió la lanza, convirtiéndola en una bomba a punto de explotar.

La tensión en el aire era palpable mientras todos los presentes se preparaban para el estallido inminente. Sin embargo, la explosión no fue tan desmesurada como se esperaba, ya que Kokabiel había concentrado todo su poder en aniquilar a Trunks, dejando el daño colateral pase a un segundo plano.

Kokabiel, ensimismado en su locura, creía que por un momento había logrado aniquilar finalmente a Trunks. Con una risa maníaca, se burló del joven saiyajin, lanzándole insultos llenos de desprecio.

—¡Esto te pasa por ser un maldito engreído, mocoso estúpido! —gritó Kokabiel con satisfacción, convencido de que había logrado eliminar a su enemigo.

Pero la realidad era otra. Trunks se encontraba en la azotea de la escuela o lo que quedaba de ella, ileso a pesar del intento de Kokabiel por destruirlo. Con una determinación implacable en sus ojos, lanzó su espada al aire mientras comenzaba a realizar movimientos veloces con las manos, canalizando su energía para preparar una técnica poderosa.

—¡KOKABIEL! —Trunks grito desde su ubicación para llamar la atención del cadre —¡TRAGATE ESTO!

Una esfera de energía azulada, resplandeciente y cargada de poder, brotó de las manos del joven peliazul. Con un brillo deslumbrante, surcó el aire con una velocidad impresionante, dirigida sin vacilación hacia el cadre. El cuerpo del cadre reconoció el peligro inminente, y en un acto desesperado, se elevó a los aires, a duras penas esquivando el devastador ataque.

Una risa burlona escapó de los labios del cadre al ver el intento de su oponente. En su opinión, aquel ataque era insignificante, una muestra de debilidad frente a su imponente presencia.

—Hace falta mucho más que eso para vencerme, idiota —declaró con arrogancia, su voz resonando con seguridad y desdén, mientras se preparaba para contraatacar con una ferocidad renovada.

Sin embargo, perdió de vista al saiyajin, y por más que lo buscaba, no parecía en ninguna parte. De repente, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, seguido de un temor abrumador que le hizo estremecer. Rápidamente, alzó la mirada y lo que vio le heló la sangre: Trunks, con un grito de guerra, estaba justo encima de él, con Durandall empuñada lista para dar el tajo mortal. Quizás por el terror o por el shock, Kokabiel podía jurar que la silueta de Trunks había sido reemplazada por la figura misma de la Muerte. Vestida con su característica capucha y levantando su guadaña, estaba lista para dejarla caer. En ese instante, el cadre supo que su destino estaba sellado.

Trunks, con movimientos rápidos y precisos, ejecutó cortes que pasaron desapercibidos para la mayoría de los presentes. Lo que quedaba de Kokabiel eran simplemente pedazos de carne que estaban flotando en el aire debido a la velocidad con la que Trunks ejecuto los cortes. Luego realizando movimientos coordinados con su mano derecha, Trunks canalizó su energía y los restos del cadre se convirtieron en cenizas, que se las había llevado el viento.

Los demás espectadores se encontraban en un estado de estupor, sin saber qué pensar o cómo sentirse. Por un lado, estaban aliviados al saber que Kokabiel estaba muerto, pero por otro lado, estaban conmocionados al presenciar tal despliegue de poder y habilidad. Eliminar a un Cadre no era algo sencillo ni fácil de lograr, pero este chico lo había hecho tan fácilmente que resultaba casi imposible de creer. La atmósfera estaba cargada de asombro y un toque de temor ante la magnitud del poder que Trunks había demostrado en ese momento.

Tras el silencio que siguió a la batalla, Trunks descendió hasta quedar frente a Xenovia para devolverle su espada.

—Toma, creo que esto te pertenece le dice el mientras le extiende su espada —, te lo agradezco mucho.

Aquel gesto tomó a Xenovia por sorpresa y la hizo sonrojarse sin quererlo. Aunque su expresión seguía siendo seria, en ese momento se podía percibir un destello de gratitud en sus ojos.

—Descuida —decía ella ocultando su rostro para evitar la mirada de Trunks —, es bueno que te haya sido útil.

El sujeto de armadura blanca se acercó lentamente a Trunks, sus alas extendidas creando una presencia imponente a su alrededor. A pesar de la tensión en el aire, Trunks se mantuvo firme, sin mostrar signos de miedo o duda.

—No debiste matarlo —repitió el sujeto, su tono de voz frío y autoritario.

Trunks finalmente giró para enfrentarlo, su expresión era seria pero determinada.

—¿Por qué no? —respondió Trunks, desafiante—. Iba a matar a miles de inocentes, eso no lo podía permitir.

El sujeto de armadura blanca observó a Trunks con atención, evaluando sus palabras y su actitud. Después de un momento de silencio, habló de nuevo, su voz resonando con una autoridad innegable.

—Y tú no tenías derecho a acabar con él —declaró el sujeto, su tono de voz frío y autoritario—. Esa era mi presa.

Trunks lo miró con intensidad, sopesando sus palabras antes de responder.

—Puede ser —dijo Trunks con calma—, pero no podía permitir que siguiera causando daño. Había demasiado en juego como para dejarlo seguir con sus planes; y al parecer no estabas interesado en intervenir.

El sujeto de armadura blanca gruñó por debajo, apretando los puños mientras elevaba su poder mágico, su aura tornándose más intensa y amenazadora. Trunks lo observó con calma, sin mostrar signos de temor ante la creciente hostilidad.

—¿Sabes? —dijo Trunks, manteniendo su postura firme—, no tengo nada en contra tuya. Pero si aún insistes en pelear, no tendré misericordia.

[Vali] —Las palabras de Albión resonaron en la mente de Vali — [No busques más problemas y deja el asunto hasta aquí]

—¿Hablas enserio? —preguntó Vali, su tono teñido de incredulidad —, ¿estas sugiriendo que ignore lo que me hizo momentos atrás.

[Ya deberías haber sentido su poder]—respondió Albión sin vacilar— [La condiciones para que se lleve a cabo esta pelea no están dadas]

—Puede que sea poderoso, pero eso solo hace que el combate sea más emocionante —respondió Vali, tratando de mantener su confianza mientras observaba al guerrero del futuro de forma desafiante.

[¿De verdad crees eso?]—replicó Albion con sarcasmo palpable— [A veces, tu impulso de buscar una pelea te nubla el juicio. Deja de pensar solo en la fuerza bruta y razona por una puta vez en tu vida.]

Vali bufó con frustración, sabiendo que Albión tenía razón, pero aun así resistiéndose a aceptarlo por completo. Sin embargo, reconoció la sabiduría en las palabras de su dragón y decidió seguir su consejo por el momento. Tenía asuntos pendientes que atender y pelear con Trunks no era una prioridad en ese momento. Aunque se había convertido en uno de sus objetivos.

Vali se preparó para retirarse, consciente de que tendría que enfrentar las consecuencias de su decisión ante Azazel mientras tomaba el inconsciente cuerpo de Freed Zellsen. La idea de dejar la pelea inconclusa lo frustraba, pero sabía que era lo mejor dadas las circunstancias.

Trunks escuchó las palabras cargadas de desafío de Vali, pero no mostró ninguna señal de preocupación. Mantuvo su expresión tranquila y decidida, listo para enfrentar cualquier desafío que se presentara en el futuro.

—No creas que esto se quedara así, bastardo miserable, cuando menos te lo esperes iré por ti.

—Eso ya lo veremos—respondió con calma, sin apartar la mirada del otro.

[Acaso me estas ignorando, blanco]

La Boosted Gear se materializó sin que Issei la manifestara, para sorpresa de todos.

[Ddraig… Hace tiempo que no nos veíamos] —habló Albion a través de la armadura—. [¿Cuánto tiempo ha pasado desde nuestro último encuentro?]

[La verdad es que no lo recuerdo] —respondió Ddraig sinceramente.

—Increíble —comentaba la pelirroja—. Ambos dragones celestiales están interactuando.

Todos observaban esto con asombro, menos Trunks, quien solo veía todo con algo de confusión. ¿Qué tenía de especial que dos "dragones" hablaran entre sí? No lo sabía, pero para estos seres era un fenómeno sin precedentes, casi emulando la octava maravilla. Trunks estaba acostumbrado a lidiar con poderes y entidades extraordinarias en su propia línea temporal, pero ver la interacción entre dos seres tan legendarios como los dragones celestiales despertaba un poco su interés y lo dejaba con la sensación de que había mucho más por descubrir en este nuevo mundo en el que se encontraba.

—Me retiro, un placer conocerte, mi rival destinado —se dirigió a Issei, quien frunció el ceño ante tal declaración de guerra, al igual que Rías y los demás—. Una vez que mate a este imbécil —su mirada se posó en Trunks, quien le miraba de manera penetrante—, podremos cumplir nuestro destino, del cual supongo que ya estás consciente.

[Es interesante ver que las cosas cambiaron de manera repentina] —hablaba albion antes de retirarse — [mi portador parece estar interesado en alguien mas que no sea su rival destinado]

[Es ciertamente intrigante] —respondió Ddraig, reflejando la sorpresa en su tono mientras que Issei miraba su guante con un gesto imposible de describir — [Nuestros portadores siempre han estado inmersos en su rivalidad destinada, pero ahora parece que las cosas están tomando un giro inesperado. Me pregunto si mi portador mostrara también interés en el sujeto en cuestión]

Issei no estaba tan loco como para desafiar a Trunks a un duelo. Había presenciado el enfrentamiento y había quedado impresionado por el poder del joven saiyajin. Lo último que quería era meterse en problemas con alguien que había venido en su ayuda.

Tras escuchar las palabras de los dragones sobre su cambio de enfoque hacia alguien más que su rival destinado entre ambos portadores, Trunks sintió una mezcla de sorpresa, confusión y posiblemente cierta incomodidad. Era mejor no meterse en problemas y no llamar la atención más de lo debido. Decidió que cuanto antes regresaría al hospital Sitri y una vez que se haya recuperado, quizás viva en este mundo junto con Mai, probablemente mudándose a otra ciudad. La idea de una vida tranquila y lejos de los conflictos era reconfortante en ese momento de incertidumbre y cambios.

[Nos veremos pronto Ddraig]

[Lo mismo digo Albion]

—"Eso fue raro"—pensaba confundido el peliazul, rascándose la cabeza. Este lugar estaba lleno de gente extraña, ¿o era él el extraño?, no tenía ni idea, así que decidió olvidarlo por ahora. Pero al voltearse, vio a los demás miembros del lugar, lo que le trajo otro recuerdo nostálgico al ver la hora. Decidió proseguir:

—Oigan chicos —llamó la atención de los espectadores, quienes se tensaron al ser llamados por el peliazul, pero le prestaron atención—. El Maō Lucifer llegará dentro de 45 minutos, ¿por qué no lo esperamos juntos? —sugirió con una ligera y sincera sonrisa.

—¿Como sabes acerca de eso?

Trunks observó la incomodidad en la expresión de Sona ante su comentario y decidió abordar la situación con más tacto.

—¿Cómo sé acerca de eso? —repitió, como si reflexionara—. Digamos que he estado al tanto de ciertos eventos relevantes en la región —respondió con una sonrisa tranquila.

Su mirada se posó en Sona haciendo que la chica desviara su mirada y retrocediera de forma instintiva.

—Un minuto, cabello corto, gafas, ojos de color violeta… ¡Ya entiendo! Tu debes ser la hija del Dr. Abbader, mi nombre es Trunks, en un placer conocerte. —Decía el guerrero del futuro mientras realizaba una ligera reverencia

Sona parecía sorprendida por la familiaridad con la que Trunks mencionó a su padre. Antes de que pudiera cuestionarlo, escuchó la voz firme de su reina, quien intervino con determinación.

—¡Oye! —replicó la reina, su tono denotando claramente su desaprobación mientras se acercaba junto a Sona—. ¡¿Quién te crees que eres para hablarle de forma tan casual a Sona-Kaichō?!

La reina, acompañada de Sona, compartía una apariencia similar, con la hija del doctor Abbader, aunque Tsubaki era más voluptuosa y tenía el cabello más largo que la presidenta del consejo estudiantil.

—Pues —Una chica de apariencia infantil castaña jalaba la camisa de la reina para llamar su atención —, e-es el sujeto que acabo con k-kokabiel y ahuyento al Hakuryuukō.

El murmullo de Ruruko apenas fue perceptible, pero Tsubaki lo captó con claridad. Sus ojos se ampliaron ligeramente mientras reflexionaba sobre la situación. La mención de Kokabiel provocó una comprensión repentina de la peligrosidad que este nuevo individuo podía representar e instintivamente decidió actuar con mas cautela esperando no haber enfurecido al sujeto en cuestión.

—Lamento si dije una ofensa, no fue mi intención faltarles al respeto —respondió Trunks con calma, manteniendo su compostura—. Soy Trunks, es un placer conocerlas a ambas. Mi conocimiento sobre el Maō Lucifer y otros eventos relevantes se debe a ciertas fuentes de información que he tenido acceso. No pretendía ser intrusivo ni irrespetuoso.

El gesto de disculpa y respeto de Trunks desconcertó a las presentes, quienes no esperaban tal comportamiento de alguien con ese nivel poder. Sona y Tsubaki intercambiaron una mirada de sorpresa antes de que Sona respondiera carraspeara su garganta antes de responder.

—Me disculpo por la actitud de mi sirviente. —Trunks cerro un poco su mirada al escuchar la palabra sirviente por parte de la joven —En efecto, yo soy Sona Sitri una de las dueñas de este territorio —decía ella mientras se acomodaba los lentes —¿Puedo preguntar qué relación tienes con mi padre o si lo conoces de algún lado?

El guerrero del futuro se rascaba la cabeza mostrándose un poco nervioso.

—Es un poco complicado de explicar —comenzó Trunks, eligiendo sus palabras con cuidado—. Verás, cuando llegué al inframundo, tenía heridas de gravedad y tu padre se encargó de cuidar de mi salud, por lo cual le estoy muy agradecido. Entonces, como gesto de agradecimiento, vine aquí para evitar que Kokabiel te hiciera daño. Me alegra saber que estás a salvo. Si te hubiera pasado algo, no podría mirar al doctor Abbader a los ojos.

La sinceridad en las palabras de Trunks dejó a Sona algo desconcertada. No esperaba tal nivel de gratitud y compromiso por parte de alguien que apenas conocía. Su gesto de protección hacia ella y su reconocimiento hacia su padre lograron conmoverla.

—Entiendo... —murmuró Sona, tocada por la honestidad de Trunks—. Aprecio mucho tu preocupación y tus acciones. No puedo expresar lo agradecida que estoy por tu intervención. Y... —añadió, con un leve rubor en las mejillas pues se mostraba un poco apenada—, estoy segura de que mi padre también te estaría muy agradecido.

Mientras tanto Rias y Akeno observaban la interacción entre Trunks y Sona desde cierta distancia, notando el tono respetuoso y considerado del joven guerrero del futuro.

—Ara, ara... —murmuró Akeno, con una característica sonrisa traviesa—. Parece ser que es alguien educado. Es refrescante ver un gesto tan caballeroso en estos tiempos.

Rias asintió con una leve sonrisa, impresionada por la cortesía de Trunks.

—Sí, parece que sí —respondió ella para después cambiar abruptamente su expresión—. Aun así, debemos tener cautela de él.

De vuelta con Trunks había terminado de hablar con Sona, si bien aun estaba un poco cautelosa al contrario de Tsubaki ya no se mostraba tan reacia a interactuar con él.

—Por cierto —decía Trunks mientras recordó algo de repente, llamando la atención de la Sitri —creo que tengo algo por aquí que podría ser que nuestra espera sea un poco más llevadera, —mientras revisaba su chaqueta camino hasta donde estaba el centro de donde se encontraban ambos sequitos.

—Veamos, vaya aun lo conservo —Mencionaba este ante la atenta mirada de los jóvenes mientras tomaba una especie de capsula recordando cuando su madre empaco algunos víveres para Mai y el y recordaba con una sonrosa que el pequeño Trunks de la época del presente le insistió llenar su pequeño refrigerador con refrescos, bebidas dulces y una que otra golosina

—Kaichō —dijo Tsubaki en voz baja —, tenga cuidado, ese sujeto ha sacado un dispositivo extraño.

Sona asintió suavemente, mientras observaba con cautela el dispositivo que Trunks había sacado. Aunque no mostró signos de alarma, permaneció vigilante ante cualquier posible amenaza.

Recordando con una sonrisa aquellos momentos que pasó con sus amigos del presente antes de que Zamas mandase todo al carajo, sacó una cápsula de ése y presionando el botón de la cápsula la arrojó a unos cuantos centímetros de los jóvenes, revelando su contenido: un refrigerador que parecía venir de la época futurista, cuyo diseño era bastante peculiar.

—Podemos degustar de unas bebidas mientras esperamos la llegada del Maō Lucifer —anunció Trunks, mostrando el contenido del refrigerador—, puede que no sean de la marca que ustedes suelen consumir, pero les aseguro que también son deliciosas—aseguró Trunks, notando la cautela en el ambiente sin perder la sonrisa en su rostro mientras abría una lata de refresco y comenzaba a beber de su interior —. También hay algunos bocadillos, adelante, pueden tomarlos con confianza.

La duda y la cautela se reflejaban en las miradas de Sona, en algunos miembros del clan Gremory y Sitri así como de Xenovia, mientras observaban el refrigerador que Trunks había sacado. Se preguntaban sobre la procedencia del refrigerador y la tecnología peculiar que parecía implicar. La incertidumbre flotaba en el aire mientras se preguntaban cómo Trunks había obtenido dicho dispositivo y qué secreto podía albergar en su interior y sobre todo quien había creado ese dispositivo.

Ante la mirada de incertidumbre que compartían los presentes, alguien decidió acercarse al extraño refrigerador y lo más sorprendente de todo es que esa persona era la más inesperada y con pocas probabilidades de romper el hielo.

—Tomare una —exclamó la sacerdotisa de cabello azul mientras tomaba una de las bebidas del refrigerador examinándola fijamente—. No parece que vaya a explotar ni nada por el estilo.

Su comentario provocó que muchos de los presentes intercambiarían risas nerviosas, aliviando un poco la tensión en el ambiente. Sin embargo, la curiosidad sobre la procedencia de aquel misterioso joven seguía presente en las mentes de todos.

Fin del capitulo


Aclaraciones

1.-

Según la leyenda, el dueño original de la espada era el paladín del emperador Charlamagne: Roland. Roland había usado la espada para luchar contra un ejército de 100.000 hombres. Debido a su gran poder y su falta de control sobre si misma, la espada es quien elige al portador y la iglesia escoge entre la elite a quien debería servir esta magnifica espada