Saludos, queridos lectores. Bienvenidos una vez más a una emocionante actualización de esta historia. Sé que algunos de ustedes, que solo han visto el canon original, pueden desconocer el contenido de las novelas ligeras. De hecho, el estudio encargado de las tres temporadas, Estudio TNK, dejó pasar por alto varios aspectos importantes de las novelas, omitiendo a diversos personajes secundarios e interesantes, así como el emocionante rating game del clan Sitri y Gremory. También es importante señalar que el arco de Diodora fue presentado mucho antes que el Ragnarok, dejando aspectos cruciales del anime o siendo más específicos el estudio que se encargo de animar las 3 temporadas decidió omitir porque si, por esa razón dejare primero el arco de la reunión de los demonios jóvenes y después empezare con el Ragnarok.

Muy bien ahora respuesta a reviews.

Maximun Rhapsody: No se trata de eso, lo descubrirás en su momento.

Flashultimate: Te equivocas en varios aspectos y te explicare porque:

Primero que nada Trunks se sorprende que la energía de Sirzechs tiene algunas similitudes a la de un hakaishin en especial por su naturaleza destructora mas no que este impresionado por su poder, tampoco esta preocupado por el de la chica mágica, solo se muestra alerta ya que siente las intenciones hostiles de ella pero en resumen, no, no les teme a ambos y ambos no van a opacarlo, de hecho detesto la idea de nerfear personajes para destacar a otros.

Segundo; en efecto es un guerrero de un mundo apocalíptico, ¿acaso no leíste como el hizo pedazos a Kokabiel? Aunque no te guste, Trunks tiene un comportamiento dócil y educado con las personas que tienen un ki positivo, así que solo se limitara a eso, será educado, pero sabrá poner limites como leerás en esta ocasión. Bueno, si es que te animas a seguir leyendo.

Bien, terminada la sección de respuestas empecemos con el capítulo.


Chapter 9: Una cena peculiar.

En un despacho de lujo, dos personas ocupaban los elegantes sillones que decoraban la estancia. El mobiliario denotaba refinamiento, con un escritorio que parecía una reliquia restaurada del siglo XIX, rodeado de artefactos curiosos, adornos llamativos y estanterías repletas de libros. Este ambiente excéntrico reflejaba claramente el gusto del propietario por la época victoriana (1)

El dueño, un joven demonio de modales dignos de la realeza, irradiaba una calma y serenidad que contrastaban con su naturaleza infernal. Su apariencia, dentro de los estándares demoníacos, resultaba atractiva: cabello azul aguamarina, facciones bien definidas y vestimenta de alta calidad. A pesar de su sonrisa amable, enigmática y perpetua, paradójicamente, en vez de inspirar confianza, sus ojos perpetuamente cerrados despertaban una sensación de inquietud en aquellos que lo observaban detenidamente.

La otra persona en la habitación era una adolescente de asombrosa belleza. Su cabello rubio platinado con puntas azules caía en ondas sedosas sobre sus hombros, enmarcando unos ojos del mismo tono, centelleantes y profundos como el océano. Cada rasgo de su rostro parecía esculpido con precisión, bendecida con un cuerpo muy bien atribuido que no tenía nada que envidiarle en cuestiones de belleza y voluptuosidad a Rías Gremory y su figura, envuelta en un elegante vestido rojo, destacaba entre la opulencia del entorno.

Aunque el ambiente del despacho era relativamente informal, ella irradiaba una elegancia natural que no podía pasar desapercibida.

Pese a encontrarse tomando el té en el despacho de su "familiar", se percibía una ligera tensión en su postura, como si estuviera alerta ante algún peligro latente.

—Debo decir que es un placer poder reunirnos de vez en cuando querida Latia —El sujeto hablaba con un tono de voz calmado —. No todos los días uno tiene la oportunidad de disfrutar de una buena taza de té en compañía de un pariente.

—Estoy completamente de acuerdo, Diodora-san —respondió la mencionada con una sonrisa elegante y un tono amable. Sin embargo, sus instintos le advertían que debía tener cuidado, ya que ese individuo parecía capaz de cualquier cosa, y el hecho de ser familiares no cambiaba mucho la situación —. Han pasado más de seis años, ¿verdad?

—6 años, 8 meses y 27 días, para más ser precisos —respondió el joven heredero demoníaco con calma—. No es que me moleste tu presencia, al contrario, me alegra mucho volver a verte, querida. Sin embargo, no puedo evitar que ciertas dudas asalten mi mente —añadió, dejando su taza de té en la mesa.

—¿Y esa sería? —Preguntaba ella mientras volvía a beber de su taza.

—¿Por qué ahora?

Una vez que Diodora había formulado su pregunta, el ambiente se volvió tenso de inmediato. Una mirada discreta pero penetrante bastó para alertar los sentidos de la demonio noble. A pesar de estar dentro de los dominios del clan Astaroth, la sala donde compartían el té estaba sellada por cuatro paredes, a excepción de un pequeño balcón estrecho y aislado que resultaría inútil en caso de necesitar pedir ayuda en un momento de peligro. Era un escenario perfecto para perpetrar un crimen.

Sin embargo, era improbable que Diodora cometiera tal estupidez dentro de los dominios del clan. Pero, ¿por qué, entonces, ella se sentía tan intranquila en su presencia? Había algo extraño y peligroso, algo que no podía identificar. Esta sensación de alerta y nerviosismo la preocupaba, pero Latia logró ocultar sus emociones detrás de una máscara de calma y serenidad, incluso esbozando una ligera sonrisa que pareció convencer a Diodora. Después de todo, si algo caracterizaba a Latia Astaroth, era su habilidad para actuar.

—En realidad, no hay mucho que indagar, Diodora-san. Me enteré por los altos mandos del clan que tu eres el más adoptó para ser el líder del clan, así que quise venir a felicitarte —respondió con honestidad, aunque su intención inicial había cambiado drásticamente desde su llegada. El ambiente en el despacho había alterado sus planes por completo.

Diodora, a pesar de su sonrisa perpetua y sus ojos cerrados, alzó una ceja en confusión. No eran especialmente cercanos, por lo que la visita repentina de Latia despertó sus sospechas.

Eso es muy lindo de tu parte, pero no puedo evitar sospechar que me ocultas algo, querida —pensó Diodora, minimizando la situación. Cambió rápidamente de tema, pretendiendo suspirar como si tal cosa no fuese muy importante. —Me siento muy halagado por ese gesto de tu parte, querida Latia. La verdad es que esperaba palabras de aliento. Aunque no lo parezca, estoy algo nervioso y me preocupa no poder estar a la altura del cargo que se va a conferir.

—Me lo puedo imaginar, pronto tendrás responsabilidades más grandes. Después de todo, la estabilidad del clan muy pronto descansara sobre tus hombros —respondió ella, observando su reflejo en la taza de té. —. Yo también me sentiría nerviosa si se me otorgara un cargo similar.

Diodora abrió brevemente sus ojos, pero fue un gesto tan fugaz que Latia no pudo captarlo.

—Me doy cuenta... Pero ¿estás bien con esto? —preguntó Diodora con curiosidad, sin cambiar su semblante habitual. —. Tú también eras una candidata, luchaste incesantemente para demostrar tu valía para que al final no fueses elegida, no puedo imaginar como debes sentirte por la decisión de los ancianos.

Latia suspiró, sintiéndose incómoda por la situación. Su tío estaba completamente equivocado, especialmente con su último comentario. Latia no pudo evitar pensar que Diodora era un hipócrita.

—No es necesario que se preocupe por mí, al menos no en este aspecto —respondió con un tono de alivio. —. Sinceramente, me siento aliviada de no haber sido elegida. No creo ser apta para ocupar el puesto de líder, al menos no por ahora.

—¿En serio? —preguntó Diodora con diversión e incredulidad. —. Tus palabras me conmueven...

—Por favor, no se burle de mí —replicó Latia, mostrando cierta molestia. —. Estoy hablando completamente en serio.

El demonio soltó una risa.

—Lo siento, no fue mi intención ofenderte, pero es difícil de creer —dijo Diodora, con su tono habitual. —Personas como tú tienen el potencial de ganar verdaderos seguidores, liderar legiones enteras, hacer que los demás estén dispuestos a dar sus vidas por ti... Has demostrado esas aptitudes en varias ocasiones.

—Lamento discrepar con usted Diodora-san —mencionaba aún con su tono solemne —, pero no concuerdo con su forma de pensar.

Diodora la observó con atención, su mirada estaba enfocada en la mujer, genuinamente interesado en la respuesta de ella.

—Interesante... —murmuró él, inclinando ligeramente la cabeza—. Pero permíteme preguntarte algo ¿No crees que tu modestia podría estar subestimando tu propio potencial?

Latia consideró la pregunta por un momento antes de responder con cuidado.

—Puede que lo vea de esa manera Diodora-san —dijo ella, eligiendo sus palabras con cautela—. Pero prefiero ser cautelosa y realista en mis evaluaciones. Creo que es importante reconocer nuestras limitaciones y trabajar dentro de ellas, en lugar de sobreestimar nuestras capacidades.

La expresión de Diodora se suavizó ligeramente, como si apreciara la honestidad de Latia.

—No pensé que fuese alguien demasiado modesta —Respondió el —, debo decir que me sorprendes.

—Agradezco sus palabras Diodora-san, ahora me doy cuenta que nuestro clan esta en manos de un líder apto.

Diodora, esbozando su típica sonrisa enigmática dio otro sorbo a su te.

—Eres muy amable al decir eso, querida sobrina —respondió Diodora, su tono de voz suave y apreciativo—. Aprecio tu apoyo y tu confianza en mí como líder. Prometo que trabajaré arduamente para cumplir con las expectativas y llevar al clan hacia un futuro próspero y seguro.

La joven demonio no dijo nada y se dispuso a beber de su te. Diodora observaba detalladamente las acciones de su sobrina y de repente chasqueó los dedos, de inmediato apareció una elegante y joven mujer de cabello blanco largo, vestida como una sirvienta con un conjunto azul y blanco que representaba los colores de la inocencia adoptados por los feligreses de la iglesia. Esta mujer era la reina de Diodora.

Ante su llegada, Latia se estremeció ligeramente, sintiendo aún ese temor desconocido que la mantenía en alerta. No comprendía por qué Diodora había convocado a su pieza más fuerte. Sin que él se diera cuenta, Latia comenzó a recitar un hechizo mágico en su mente, preparada para defenderse si fuera necesario, aunque mantuvo una expresión calmada para no levantar sospechas.

—Querida, ¿podrías traer un poco más de té? —pidió amablemente el joven a su reina —, el que tenemos se nos ha acabado.

—Hai, Diodora-sama. Trataré de hacerlo lo más pronto posible —respondió la mujer de cabello blanco antes de desaparecer en un círculo mágico, lo que hizo que Latia respirara aliviada.

—¿No hubiera sido mejor avisarle con un círculo de comunicación? —preguntó, levantando una ceja con curiosidad.

—Es bueno que hagan ejercicio de vez en cuando —respondió Diodora con naturalidad —. Sabes que eres más que bienvenida a entrar en mi humilde morada, pero quizás me moleste un poco que intenten engañarme, querida Latia —añadió, y ahora que abría un poco los ojos, estos mostraban un amenazante color dorado, lo que le daba un tono aún más intimidante —. ¿Podrías decirme a qué viniste realmente?

Latia empezó a sentir un temor creciente hacia su propio tío. A pesar de que no se conocían mucho y no tenían ningún vínculo real más allá de las reuniones de negocios entre socios, algo estaba claramente fuera de lugar en esta situación.

Y Diodora lo sabía perfectamente.

—Sabía que lo descubrirías, eres muy inteligente después de todo —dijo Latia, su rostro y voz cambiaron repentinamente, lo que sorprendió al joven. No esperaba este cambio de humor —. Vengo a darte una advertencia.

—¿Disculpa? —respondió Diodora, claramente desconcertado.

—El heredero clan Glaysa-Labolas se encuentra desaparecido, la noticia aun no se ha dado para no causar revuelo en el inframundo.

Nadie, ni siquiera con la vista privilegiada de un demonio, habría notado el sutil cambio en la tensión de Diodora. El ceño del demonio noble se había fruncido ligeramente, preocupado de que Latia sospechara de algo.

—No estaba enterado de eso, es una pena, era un joven con un potencial excepcional, ojalá se pueda esclarecer el hecho pronto —dijo el, manteniendo su semblante imperturbable —. ¿Pero qué tiene que ver algo como eso conmigo?

—Mucho más de lo que puedes imaginar, Diodora-san —respondió ella, seria, sorprendiendo a su tío por aquellas palabras. —. Según los ancianos de la familia, se corre el rumor de que hay espías de la Brigada del Caos caminando entre sus anchas por el inframundo, y si planean realizar un atentado, no hay forma de poder anticiparlo.

Diodora se relajó un poco ante estas palabras, aunque por dentro esbozaba una sonrisa un tanto tétrica. Su sobrina tenía buenos dotes para liderar, pero seguía siendo una ingenua. Y eso le convenía bastante.

—¿Y entonces los ancianos del clan piensan que yo podría ser el siguiente objetivo? —preguntó él, aparentemente interesado.

Latia asintió, generando una imperceptible expresión de diversión en el rostro de su tío.

—Eres el próximo heredero de uno de los clanes más importantes del inframundo, ¿hace falta decir más? —dijo ella, cruzando los brazos con seriedad —. Sospechamos que alguien está detrás de todo esto para iniciar algo, no sabemos qué, pero no puede ser algo bueno. Así que es mejor estar prevenido.

Diodora sonrió como siempre y se mostró más tranquilo, como si se hubiera quitado un gran peso de encima.

—Oh, querida sobrina. No debes preocuparte por eso —respondió él, con su calma y seguridad habitual —. Créeme cuando te digo que puedo defenderme solo.

Latia iba a refutar por su falta de preocupación por su propia seguridad, pero de pronto se quedó quieta y sus ojos se dilataron un poco. Diodora no notó aquello. Pero segundos después, Latia volvió a la normalidad.

De pronto, todo para ella se aligeró. Ese temor y sensación de peligro se habían disipado. La atmósfera hostil y pesada ya no se sentía. Ahora, había una sensación de paz, seguridad y calma.

¿Qué había pasado? No lo sabía, pero debió ser algo bueno, ya que sonreía de forma aliviada.

—¿Ocurre algo, querida sobrina? —preguntó curioso Diodora, al ver el cambio en el estado de ánimo de su familiar.

—Oh, nada del otro mundo, querido tío. No debes preocuparte —respondió ella, ahora sin temor y con más seguridad —. Debo decir que esta visita fue placentera, pero ya debo retirarme. Ya di el mensaje, después de todo —dijo ella, mientras se levantaba con elegancia y tomaba su bolso.

—¿Te vas tan pronto? —preguntó Diodora, fingiendo amabilidad —. El té todavía no está listo.

—Será otro día, no puedo quedarme más. Lo siento —se disculpó ella, con una ligera reverencia —. Debo informarles a los ancianos de la familia que te encuentras relativamente bien, además de informar que mi recado fue entregado con éxito. Espero que lo entiendas.

Latia salió del despacho de su tío a través de un círculo mágico, apareciendo en la entrada del hogar secundario. Aquí residían aquellos que pertenecían a la rama secundaria de la familia. Comenzó a caminar hacia el interior del lugar, siendo recibida con respeto y educación. A pesar de ser parte de la rama secundaria de la familia, seguía siendo una demonio noble del clan Astaroth al fin y al cabo.

Los guardias, la servidumbre y otros miembros del clan le hacían ligeras reverencias mientras avanzaba. Era evidente que era alguien bastante respetada dentro de la jerarquía familiar.

Cuando finalmente llegó a su modesta mansión, antes de entrar por la puerta, Latia esbozó una sonrisa enigmática.

Lo que se me acaba de revelar ha sido muy interesante —murmuró ella, con una ligera sonrisa.

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En los anales de la historia, la leyenda del Rey Arturo Pendragón ocupa un lugar destacado. Cuenta la historia de un líder valiente y noble, elegido por la espada Excalibur para ser el rey de Britania y liderar a su pueblo en tiempos de guerra y paz. La espada, incrustada en una piedra, solo podría ser retirada por aquel que demostrara ser el verdadero heredero del trono. Y así, bajo la mirada atenta del mago Merlín, Arturo extrajo la espada y se convirtió en el legendario Rey Arturo, un símbolo de justicia, honor y nobleza.

Era esa misma espada, cuya esencia fue fragmentada, y que fue la causante de los eventos recientes, en su momento se consideró un tesoro venerado y protegido por generaciones.

Contrastando con la leyenda antigua que envolvía aquel lugar, la escena que se desplegaba frente a Sirzechs y Trunks era de una extraña y pintoresca naturaleza. Para ayudar a Trunks a recuperar lo que le pertenecía y esperando deshacerse de aquel inconveniente Sirzechs lo llevo hasta ese lugar. Al llegar, fueron recibidos por una sorprendente vista: una multitud de guardias se agolpaba alrededor de un punto en particular, emulando la misma escena que los caballeros de Britannia habían protagonizado hace siglos en el lugar donde descansaba la espada Z, tratando de extraerla.

—Y-ya v-veo a que se refería cuando menciono que este asunto me competía Sirzechs-sama —. Respondió el guerrero del futuro al ver la situación.

—Y que lo digas, me sorprende la facilidad de que seas capaz de causar tantos problemas en un solo día.

¿Quién había dicho eso? Fue Serafall sin más, Trunks negó con la cabeza suavemente mientras trataba de no tomar en serio las palabras de la Maō Leviatán. Aunque intentaba mantener la compostura, no podía evitar sentir una creciente incomodidad por su actitud. Sin embargo, prefirió no responder a su provocación directa, sabiendo que no conduciría a nada bueno.

—Es solo un pequeño contratiempo que puede resolverse Serafall-sama —respondió Trunks, tratando de mantener la calma —. Enseguida iré a recuperar la espada, no tardo.

Sirzechs asintió con aprobación, apreciando la actitud tranquila que estaba mostrando el guerrero del futuro.

—Miren nada más.

—Otro que viene a intentarlo.

—Pobre enclenque, se ve frágil como si se fuera a romper.

—Su apariencia luce delicada, como si fuera una señorita.

—Esto será divertido de ver, ¿Quién apuesta a que se va a lastimar sus manitas?

Trunks ignoró los murmullos de los demonios que lo rodeaban, mientras se acercaba a la espada Z. A pesar de los comentarios despectivos, estaba decidido a recuperar lo que le pertenecía.

Con pasos firmes, llegó hasta la piedra donde reposaba la espada, observándola con atención. La hoja relucía con un brillo desconocido cosa que no vio en ocasiones pasadas, como si estuviera impregnada de una esencia cuasi divina, no entendía porque la espada le trasmitía esas sensaciones, ya tendría tiempo para pensarlo después. Trunks extendió la mano hacia la empuñadura de la espada, sintiendo una extraña conexión con ella, como si un ser estuviera dentro de ella, como si su destino estuviera entrelazado con aquella arma que Dabura fracaso en destruir (2)

—Esta temblando como una gallina.

—¿Qué te ocurre niño? ¿Muy pesada para ti?

—Mejor ve con tu mami y deja que los hombres de verdad saquen esa espada

—¡¿Que rayos estas esperando?! ¡Hazlo de una jodida vez y falla como el perdedor que eres!

Los murmullos de los demonios se intensificaron a su alrededor, llegando las burlas por todos lados, pero Trunks no se dejó afectar por sus palabras. Avanzo con decisión hacia donde la espada estaba enterrada, tomó la empuñadura de la espada con sus manos y aplicó una leve presión, Trunks comenzó a jalar la espada de la piedra. Al principio, parecía que no se movería, pero poco a poco, la resistencia cedió y la espada comenzaba a desprenderse de su prisión de piedra. Los demonios observaban con asombro mientras Trunks continuaba sacando la pesada espada sin esfuerzo alguno.

Tras unos segundos de expectación, Trunks logró liberar por completo la espada Z de la piedra. Un silencio tenso cayó sobre la multitud mientras todos observaban con asombro el logro del saiyajin. Trunks sostenía la espada en alto, sintiendo la energía pulsante que emanaba de ella, como si reconociera a su legítimo dueño una vez más.

—¡¿Pero que carajos fue eso?!

—¡Esto tiene que ser una maldita broma!

—¡Hizo Trampa, estoy seguro de que hizo trampa!

Los murmullos y las voces de incredulidad se alzaron entre la multitud de demonios, inundando el aire con su escepticismo y descontento. Las miradas de incredulidad y desdén se dirigieron hacia Trunks, mientras algunos cuestionaban la legitimidad de su hazaña.

—¡Esto es absurdo! —exclamó uno de los demonios, agitando los brazos en señal de indignación—. ¡No puede ser que esa señorita haya sacado la espada sin esfuerzo alguno!

—¡Deben de haber usado un truco barato! —gritó otro, señalando con furia hacia Trunks—. ¡Un mocoso enclenque como el sería incapaz de sacar esa pesada espada de la piedra!

—Si, hay que obligarlo a revelar que clase de trampa usó.

Las acusaciones y los murmullos de la turba de demonios llegaron por todos lados, creando una atmósfera cargada de hostilidad pareciera que en cualquier momento los demonios lo atacarían. Sin embargo, Trunks permaneció imperturbable ante los insultos de aquellos que fueron incapaces de sacar la espada, lo único que le importaba es que había recuperado la espada z, el ultimo recuerdo que le quedaba de Shin y Kibito, el resto podría importarle menos.

—¡YA BASTA DE TONTERIAS! —exclamó Sirzechs, levantando la voz para imponer su autoridad, haciendo que la turba de demonios guardase silencio—. El joven aquí presente ha logrado sacar la espada y ustedes fallaron, punto. Ahora que el asunto se resolvió, les sugiero que se retiren de donde vinieron.

El tono firme y autoritario de Sirzechs silenció momentáneamente a la multitud, aunque algunos aún murmuraban entre ellos en desacuerdo. Sin embargo, la presencia imponente del líder demoníaco era suficiente para disuadir cualquier intento de agresión, uno a uno, los demonios comenzaban a retirarse, murmurando entre ellos su descontento por lo sucedido mientras abandonaban el lugar.

El alivio de Trunks fue palpable mientras observaba cómo la multitud de demonios se alejaba. No estaba acostumbrado a ser el centro de atención, y mucho menos a enfrentarse a la hostilidad de una turba enfurecida. Agradecía profundamente la intervención de Sirzechs, que había evitado que la situación escalara a algo más peligroso.

Mientras reflexionaba sobre lo ocurrido, Trunks no podía evitar pensar en lo que habría sucedido si Sirzechs no hubiera intervenido. Se imaginaba utilizando sus habilidades para despachar a la turba de demonios creando un alboroto aún mayor, lo que habría desencadenado una reacción más intensa por parte de la Maō Leviatán. Tal vez ella habría decidido expulsarlo a él y a Mai del inframundo, o incluso podría haber sido la excusa perfecta para que ella lo atacase, pues estaba al tanto de las intenciones de ella.

—Gracias, Sirzechs-sama —dijo Trunks con sinceridad, dirigiéndole una mirada de gratitud al demonio—. Aprecio mucho que haya intervenido para evitar un conflicto mayor. No estoy acostumbrado a este tipo de situaciones.

—Eso fue bastante pintoresco de ver —exclamó la Maō Leviatán con una sonrisa burlona—. Me sorprende que alguien que fuese capaz de acabar con un ser como Kokabiel tan cruel necesitara que alguien más lo auxilie, ¿Esperas que creamos que en el fondo eres un ser pacifista?

Trunks se mantuvo en silencio ante el comentario hostil de Serafall, pero su mirada reflejaba un destello de irritación ante su actitud, lo mismo ocurrió con Sirzechs quien estaba a punto de decirle que ya era hora de que se tranquilizara, pero al parecer el guerrero del futuro se le adelanto.

—Si el curso hubiera seguido de otra manera, no dudo que usted encontraría la excusa perfecta de atacarme. Afortunadamente, la intervención de Sirzechs-sama evitó que la situación fuese a peor y que muchos hubieran salido lastimados… —Y por primera vez el joven esbozo una media sonrisa calcada directamente de su padre —, incluyéndola a usted…

Aquel comentario no fue muy bien recibido por parte de la joven. Apretó fuertemente los dientes, mientras aquella frase se repetía en su mente una y otra vez. Una vena apareció en su frente, mientras su ritmo cardiaco se aceleraba sin control Sus manos se crisparon en puños, temblando ligeramente por la fuerza con la que los apretaba. En un estallido de emoción descontrolada, dejó escapar su poder mágico sin ningún tipo de discreción. La energía mágica que emanaba de ella era palpable, como una tempestad lista para causar estragos a su alrededor.

—Maldito bastardo… ¡¿ESO FUE UNA AMENAZA?!

Trunks mantuvo su compostura ante la reacción furiosa de Serafall, pero su expresión reflejaba una determinación tranquila.

—No estoy amenazando a nadie, solo señalo una posibilidad evidente —respondió con calma, sin apartar la mirada de Serafall—. Pero si prefiere interpretarlo como una amenaza, eso ya es asunto suyo.

Aquella respuesta solo empeoró los ánimos. Serafall alzó sus dedos índice y medio, aumentando su poder. Los cabellos de Trunks se mecían en compas de los vientos generados a causa del poder emanado de Serafall, lo admitía, el poder de esa chica era impresionante, pero no representaba amenaza alguna en contra de él, y leyendo las intenciones de la demonio adopto una posición de pelea, listo para incapacitarla si la situación lo requería. Sin embargo, sintió cómo otra aura con tintes siniestros, eclipsaba por completo la de Serafall.

—Serafall… baja los dedos —expresó él con un tono sombrío, mientras su aura carmesí inundaba el ambiente y comenzaba a causar estragos —. ¡Ahora!

La Maō Leviatán lanzó una última mirada de desdén hacia Trunks para después hacer lo que Sirzechs le pidió o más bien le ordeno hacer, poco a poco ella comenzó a reducir gradualmente su poder al mismo tiempo que Sirzechs hacía lo mismo.

—No era necesario que aumentaras tu poder hasta ese punto Sirz-chan. —Decía ella mientras el ambiente volvía a la normalidad —. Tengo mucho autocontrol, aunque no lo parezca.

Trunks observó la escena con atención, impresionado por la rápida intervención de Sirzechs para calmar la situación. Aunque la tensión había disminuido, la atmósfera seguía cargada de hostilidad mientras Serafall se retiraba al castillo de los Maōs, no sin antes observar retadoramente a Trunks, quien de igual forma le devolvía la mirada. Los ojos de Trunks seguían fijos en la chica mientras desaparecía de su vista, consciente de que no seria la primera y única vez que tendría roces con ella.

—Siento mucho lo sucedido Trunks-dono —se disculpó Sirzechs, mostrándose profundamente apenado —. Lo que sucede con Serafall es… complicado, pero aun así no es justificable su actitud.

—No se preocupe, Sirzechs-sama. Estoy acostumbrado a lidiar con personalidades difíciles —respondió Trunks con calma mientras recordaba la actitud de su padre —. Le agradezco que haya intervenido, por segunda vez.

Sirzechs asintió con una sonrisa tranquilizadora.

—Me alegra escucharlo —respondió Sirzechs con amabilidad —. y ahora que hemos resuelto este asunto. Me gustaría que me acompañaras al castillo hay muchas cosas que me gustaría discutir contigo, si no tienes inconveniente alguno.

Antes de que Trunks pudiera responder, un rugido parecido al bramido de un monstruo resonó en el lugar. El sonido hizo que Trunks se ruborizara intensamente y sin perder tiempo, colocó rápidamente sus manos sobre su vientre, como si pudiera ocultar así el sonido embarazoso... Esta reacción provocó una risa contagiosa en el satán pelirrojo.

—Perece ser que tienes un poco de hambre —Respondió Sirzechs entre risas, pero se esforzó por mantener la compostura.

Trunks asintió, tratando de recuperar la compostura mientras sentía cómo el rubor en sus mejillas se intensificaba.

Sirzechs le dirigió una mirada comprensiva y luego señaló hacia un pasillo cercano.

—Se me ocurrió una excelente idea, que tal si te invito un banquete para olvidar la mala experiencia por la que acabas de pasar —dijo, indicando que el incidente del rugido estomacal quedaría olvidado por el momento —. Y de esa forma podremos tener una conversación más amena.

—Bueno pues no lo sé…

—Insisto, nuestras mesoneras sirven banquetes excelentes —Sirzechs insistía en su invitación sin saber muy bien en que se estaba metiendo.

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El castillo se erguía majestuoso ante la vista de quienes se aproximaban a él. Sus imponentes torres y muros de piedra transmitían una sensación de poder y grandeza que no pasaba desapercibida. Sirzechs y Trunks caminaban por los terrenos del castillo, admirando la arquitectura mientras se dirigían hacia la entrada principal.

Al llegar, fueron recibidos por Grayfia Lucífuge, la ama de llaves del castillo y sirvienta personal de Sirzechs una mujer de cabello plateado y ojos del mismo color quien tenía una voluptuosa figura vestida con los típicos atuendos de una maid, su presencia irradiaba una elegancia serena. Al ver a Sirzechs, la mujer realizo una respetuosa reverencia.

—Bienvenido de nuevo, Sirzechs-sama —saludó con un gesto respetuoso—. Veo que has regresado antes de lo esperado. Supongo que el asunto con respecto a Kokabiel se resolvió más rápido de lo que imaginábamos.

—Ah Fya-chan —Respondió el con un tono casual —. Digamos que fue rápido aquel asunto, quiero presentarte a Trunks-dono, el joven que apareció semanas atrás y estuvo hospitalizado en el hospital del clan Sitri —respondía el mientras con una mano le indicaba al guerrero del futuro que se acercara —. Él fue quien salvo a Sona-chan y Ria-tan.

—Mucho gusto, mi nombre es Trunks —se presentaba el realizando una reverencia.

La mirada penetrante de Grayfia recorrió a Trunks de arriba abajo, evaluando cada detalle de su presencia con una atención meticulosa logrando hacer que el saiyajin se pusiera nervioso. Sin embargo, su expresión neutral no revelaba nada de lo que estaba pensando en realidad.

—Etto, ¿Sucede algo? —Pregunto el guerrero del futuro al no saber qué es lo que estaba pasando.

—Un placer conocerte, Trunks-dono —respondió finalmente, devolviendo la reverencia con cortesía—. Me alegra saber que estás recuperado y que pudiste ayudar en una situación tan delicada.

La voz de Grayfia era serena y tranquila, pero Trunks podía percibir una sutil intensidad detrás de sus palabras, como si estuviera analizando cada uno de sus movimientos en busca de alguna pista oculta.

—Si me disculpan, Sirzechs-sama, Trunks-dono, debo ocuparme de los detalles finales para la cena del día de hoy —continuó Grayfia, antes de inclinar ligeramente la cabeza en señal de despedida y retirarse hacia el interior del castillo.

—Fya-chan ¿podrías encargarte de hacer los preparativos para un invitado más en la cena de esta noche? —pidió Sirzechs, dirigiéndose a la ama de llaves con amabilidad.

Grayfia asintió con seriedad, tomando nota mentalmente de la solicitud de Sirzechs.

—Por supuesto, Sirzechs-sama. ¿Hay alguna preferencia en particular para el nuevo invitado? —preguntó, mostrando su disposición para cumplir con la tarea asignada.

Sirzechs reflexionó por un momento, considerando que clase de comía podría gustarle a alguien como Trunks, pero ciertamente no lo conocía de nada. Cuando el satán carmesí estuvo a punto de responder rápidamente Trunks se le adelanto.

—No hay necesidad de preparar algo especial para mí —Respondió Trunks de forma apresurada —. Lo que tengan planeado servir será suficiente.

Sin embargo, Grayfia persistió con su ofrecimiento, mostrando su disposición para satisfacer cualquier preferencia que Trunks pudiera tener.

—Estoy segura de que podemos preparar algo que se ajuste a sus gustos si así lo deseas. No dudes en decirme si hay algo en particular que te gustaría comer esta noche —insistió Grayfia con su característica seriedad y profesionalismo.

Trunks mantuvo su decisión, rechazando nuevamente la oferta de Grayfia con amabilidad.

—Realmente, no es necesario. Prefiero no causar más problemas y disfrutar de lo que tengan preparado. No quiero que se molesten más de lo necesario por mí.

Grayfia asintió con comprensión, mientras se retiraba para poder empezar a servir la mesa.

A pesar de la tensión inicial con Serafall, la atmósfera en el castillo parecía más amigable ahora que las cosas se habían calmado. Sin embargo, no quería ser demasiado confiado, consciente de que había mucho que aún no conocía sobre el mundo demoníaco y sus intrigas.

Mientras esperaban que se preparara la cena, Sirzechs ofreció llevar a Trunks en un recorrido por el castillo para mostrarle más del lugar y explicarle algunos de sus aspectos más interesantes. Trunks rápidamente acepto la propuesta del satán carmesí, ya que le brindaría la oportunidad de sumergirse más en el mundo en el que se encontraba. Agradecido por la generosidad de Sirzechs y emocionado por aprender más sobre su entorno. Después de todo, aunque Ddraig le había proporcionado información detallada sobre el mundo sobrenatural, aún quedaban muchas cosas por descubrir sobre el mundo demoníaco.

—Pareciera que es la primera vez que observas un castillo, Trunks-dono —dijo Sirzechs con una sonrisa amable mientras observaba al saiyajin admirar la impresionante arquitectura, el ambiente, las lámparas y la cantidad de armaduras que tenía el castillo —. Hay mucho que ver y espero que encuentres nuestro mundo demoníaco tan fascinante como nosotros lo hacemos.

Trunks asintió con entusiasmo, impresionado por la arquitectura y la belleza del castillo, mientras observaba cada detalle con ojos curiosos y una sonrisa en el rostro.

A medida que Sirzechs le explicaba la antigüedad del castillo y la historia de cómo se dividieron el poder entre los cuatro regentes, Trunks no pudo evitar observar una pieza de arte peculiar hecha de marfil que se encontraba cuidadosamente guardada en una estantería, presumiblemente para que ningún agente externo pudiera dañarla. La pieza parecía exudar una aura misteriosa y antigua, y Trunks se sintió intrigado por su presencia en medio de la historia y la grandiosidad del castillo.

—Oiga Sirzechs-sama —dijo el guerrero del futuro llamando la atención del satán carmesí —¿Es eso lo que creo que es?

El satán carmesí detuvo su marcha mientras observaba al guerrero del futuro con curiosidad.

—¿Quisieras ser un poco más específico?

Trunks parecía meditar un poco lo que iba a decir.

—No estoy muy seguro, pero creo que es una obra de arte que se consideraba destruida, creo que se trataba de… —decía el guerrero del futuro mientras cerraba los ojos tratando de recordar lo que había leído semanas atrás —¿La pantalla de Carlo magno?

Sirzechs asintió con una sonrisa, impresionado por el conocimiento de Trunks.

—¡Exactamente! —Exclamó Sirzechs muy entusiasmado —. Una obra de arte de incalculable valor histórico y cultural sin lugar a dudas. Según la leyenda, fue creada en el siglo IX y se dice que fue un regalo del emperador bizantino Nicéforo I a Carlomagno en el año 810. Esta pantalla es una representación exquisita de la habilidad artística de la época y ha sido preservada con gran cuidado a lo largo de los siglos. Me sorprende que tengas conocimiento de eso.

Trunks escuchaba atentamente, fascinado por la historia detrás de la obra de arte.

Sirzechs no pudo evitar encontrar agradable la compañía del guerrero del futuro, ya que quería comprobar de primera mano lo que el doctor Abbader había detallado en sus reportes. Pensó que sería una buena idea convivir un poco con él para averiguar qué clase de temperamento tenía. Si bien Trunks era educado, Sirzechs notó que no era muy conversador y le costaba relacionarse con las personas. Sin embargo, apreciaba los pequeños gestos y demostraba un interés genuino en su entorno. Con el tiempo, Sirzechs se estaba convenciendo cada vez más de que Serafall estaba equivocada al sospechar de alguien como Trunks.

—Es increíble que algo tan antiguo se mantenga en perfectas condiciones hasta el día de hoy —comentó, admirando la pantalla con reverencia—. Pero según el libro que leí en el hospital, decía que estaba destruido hace varios siglos, ¿cómo es que esta en su posesión?

— La obra fue recuperada hace 5 siglos, durante una expedición arqueológica en las profundidades de un antiguo castillo en las fronteras de lo que se conoció como Mesopotamia. Dichos arqueólogos eran del clan Glasya-Labolas y cuando la trajeron al inframundo la adquirí en una subasta de artefactos históricos hace algunos años —explicó Sirzechs, con una chispa de emoción en su voz—. Fue un golpe de suerte inesperado. Me enteré de que tan valiosa era y decidí que debía formar parte de nuestra colección aquí en el castillo. Después de todo, el conocimiento y la historia son tesoros invaluables.

—Es asombroso cómo los objetos pueden tener tanto significado y valor histórico —comentó Trunks, reflexionando sobre las palabras de Sirzechs—. Y es un privilegio poder preservarlos y apreciarlos para las generaciones futuras.

Sirzechs asintió con una sonrisa de acuerdo.

—Exactamente, Trunks-dono. Somos privilegiados de poder conservar estas reliquias y asegurarnos de que se mantengan intactas, preservando aquellas magnificas obras de arte que fueron creados desde los tiempos primigenios de la edad humana.

Trunks reflexiono detalladamente la respuesta del satán carmesí y entonces una inquietud surgió de él.

—Pero, con todo respeto, ¿no sería más sensato devolverlo al mundo humano para que muchas personas pudieran apreciarlo? —sugirió Trunks, con una expresión reflexiva en su rostro—. Después de todo, su valor histórico y cultural podría inspirar a generaciones enteras y enriquecer el conocimiento de la historia. Sin mencionar que un arte muy valiosa que se consideraba destruida volvería a recuperarse.

Sirzechs consideró la propuesta de Trunks, reconociendo la perspicacia del saiyajin. Si bien pertenecía a una nueva generación de demonios con características distintas a las de las anteriores, seguían siendo demonios al fin y al cabo, y la ambición estaba arraigada en su ser. Sirzechs había adquirido la obra comprándola, por lo tanto, era suya. Sin embargo, la idea de Trunks tenía mérito, y el demonio carmesí se detuvo a reflexionar sobre ella.

—Es una idea interesante, Trunks-dono —respondió Sirzechs, sopesando las palabras de Trunks—. Quizás podríamos considerar esa posibilidad. Aunque, por supuesto, tendríamos que asegurarnos de que esté en buenas manos y sea exhibido de manera adecuada para que todos puedan apreciarlo. Cuando se trata de algo valioso no dudes en que puedan ser capaces de robarla y reemplazarla por una falsa ¿no crees?

Trunks asintió, reconociendo la validez del punto de Sirzechs.

—Tiene razón, Sirzechs-sama —concordó Trunks—. No considere esa posibilidad.

Después de admirar esa obra de arte rara continuaron explorando el castillo, Sirzechs continuo con ese "tour" mientras el guerrero del futuro seguía admirando las diversas obras de arte y reliquias que adornaban las estancias. Sin embargo, su atención se desvió cuando frente a ellos Grayfia apareció en un círculo mágico, indicando que la cena estaba lista.

—Parece que en esta ocasión no tomaron demasiado tiempo —observó Sirzechs, dirigiendo una mirada de complicidad a Trunks —. Ven, no querrás perderte de eso.

Trunks asintió con entusiasmo, sintiendo el estómago rugir ligeramente ante la perspectiva de una buena comida después de un día tan lleno de emociones.

—Estoy deseando probarlo —respondió con una sonrisa, siguiendo a Sirzechs y a Grayfia hacia el comedor.

Mientras Sirzechs y Trunks se dirigían hacia el comedor, fueron recibidos por una fila de mucamas que esperaban en la entrada, cada una de ellas con una reverencia respetuosa. Sirzechs se detuvo frente a ellas con una sonrisa cortés.

—Buenas noches, señoritas —saludó con amabilidad—. Espero que estén teniendo un buen día.

Las mucamas respondieron con cortesía, ofreciendo sus saludos en un coro armonioso. Sirzechs les indicó con un gesto que podían entrar, y una tras otra, las mucamas se apartaron para permitirles el paso.

Una vez dentro del comedor, Sirzechs y Trunks se acomodaron en sus respectivos asientos. Mientras los sirvientes comenzaban a traer los primeros platos, Sirzechs aprovechó el momento para preguntar por la ausencia de los otros Maō.

—¿No se unirán los demás Maō Leviatán, Beelzebub y Asmodeus, esta noche? —inquirió, mostrando interés en la presencia de los líderes de los otros clanes.

Una de las mucamas, que servía como portavoz del grupo, respondió con deferencia.

—Adjuka-sama ha tenido que atender algunos asuntos urgentes en su clan esta noche —explicó con voz suave y respetuosa —. Asmodeus-sama salió en una misión que requería su presencia y no estará disponible para la cena. Y Serafall-sama al parecer por alguna extraña razón que no podemos comprender, solicito que su comida fuese enviada a su habitación.

Sirzechs asintió con comprensión ante las explicaciones, agradeciendo la información.

—No estoy muy seguro, pero creo que entiendo por qué Serafall-sama decidió no cenar con nosotros —comentó Trunks, eligiendo sus palabras con cautela mientras recordaba aquel tenso cruce con la Maō Leviatán

Sirzechs lo entendió al instante y decidió no tocar más el tema.

Ninguna de las mucamas, ni siquiera el propio Satán Carmesí, podía entender dónde iba a parar semejante cantidad de alimento. Desde el momento en que Trunks empezaba a comer, era como si un agujero negro se hubiera abierto en su estómago. No solo se trataba de la cantidad de comida que consumía, sino también de la velocidad con la que desaparecía un plato tras otro.

El saiyajin parecía tener un apetito insaciable, devorando cada bocado con una rapidez impresionante. Era como si estuviera en una competición contra el tiempo, tratando de terminar cada plato antes de que alguien pudiera siquiera parpadear o como si alguien más pretendiera comerse su comida y por esa razón comía rápido para impedir eso. Su forma de comer no era tan vulgar como la de Gōku, pero tampoco resultaba un espectáculo agradable de presenciar. Era más bien una exhibición de voracidad, una demostración de su inmenso apetito que dejaba atónitos a quienes lo observaban.

Mientras Trunks devoraba la comida con una voracidad impresionante, Sirzechs observaba con cierta fascinación y consternación la rapidez con la que el saiyajin consumía cada bocado. Si bien en una que otra ocasión observo a los integrantes de la facción nórdica tragando como bestias, la forma en que Trunks lo hacía no tenía comparación, como si estuviera en una misión personal para asegurarse de que nadie pudiera quitarle su comida.

Las mucamas, por otro lado, intercambiaban miradas desconcertadas, preguntándose entre ellas si habían cocinado suficiente comida para satisfacer el apetito del invitado. Algunas incluso se apresuraron a traer más platos, temerosas de que Trunks se quedara con hambre.

Trunks, ajeno a las miradas curiosas que recibía, continuaba su festín, sin mostrar signos de desaceleración. Era como si estuviera en su propio mundo, centrado únicamente en saciar su hambre insaciable.

La escena era casi surrealista, con las mucamas moviéndose frenéticamente de un lado a otro, como si estuvieran participando en una carrera de relevos culinarios. Cada vez que Trunks terminaba de devorar un plato, apenas tenía tiempo para colocar el siguiente antes de que otro fuera reemplazado rápidamente.

El ruido de los platos chocando y las voces apresuradas de las mucamas llenaban el aire, creando una atmósfera agitada y caótica en la sala del comedor. Sin embargo, a pesar de la actividad frenética a su alrededor, Trunks parecía completamente concentrado en su tarea, sin mostrar ningún signo de fatiga o desaceleración.

Después de devorar su sexagésimo plato, Trunks finalmente se detuvo, dejando escapar un suspiro de alivio. Una sensación de plenitud se extendía por su estómago, y aunque seguía sintiéndose satisfecho, sabía que era hora de poner fin al bizarro espectáculo culinario.

Las mucamas, que habían estado corriendo de un lado a otro para mantenerse al día con el voraz apetito de Trunks, suspiraron aliviadas al escuchar esas palabras. Muchas de ellas tenían sus elegantes trajes un poco maltratados mientras miraban con enojo al invitado comenzaron a retirar los platos vacíos, aunque no lo hacían con viveza que mostraban usualmente ya que se encontraban cansadas de tener que ir y traer platos, así como también preparar porciones extra.

—Creo que es suficiente por hoy —Exclamo el con una sonrisa de satisfacción en el rostro mientras se daba palmadas en el estómago —. Lo siento, creo que les cause muchas molestias.

Si serás hijo de… —Pensaba Grayfia para sus adentros.

Las mucamas restantes no pudieron evitar pensar que Trunks tenía el descaro de decir tal cosa después de haber devorado tantos platos y hacerles trabajar sin descanso. Una de ellas, quien reunió el valor suficiente pese a estar en presencia de Grayfia se atrevió a intervenir con un tono sarcástico.

—¿Seguro que comiste bien? parece que tienes espacio de sobra para el postre —dijo con un toque de ironía, observando con incredulidad al joven saiyajin.

Trunks sonrió ante el comentario y negó con la cabeza.

—No, gracias. Creo que he tenido suficiente por hoy —respondió con sinceridad, sintiendo cómo la comida se asentaba pesadamente en su estómago —. Agradezco su amabilidad.

Trunks no era consciente del efecto que había causado en las mucamas con su comentario, que, si bien no fue malintencionado, sonó un poco fuera de lugar. Las jóvenes sirvientas, con un tic nervioso en los ojos, parecían contener a duras penas el impulso de lanzarse sobre él y cometer homicidio en primer grado. Aunque Grayfia mantuvo su compostura, mostró un leve fruncimiento de ceño ante el comentario del joven. La tensión en la sala era palpable, pero Trunks, ajeno al malestar que había generado, uso una de las servilletas para limpiarse los restos de comida que estaban alrededor de su boca.

Le agradezco mucho por el banquete Sirzech-sama, hace tiempo que no comía nada tan delicioso decía el chico mientras suspiraba de nuevo por cierto me comento que quería hablar algunas cosas conmigo ¿O me equivoco?

Las mucamas comprendieron que debían retirarse, una vez que se fueron del comedor. Sirzechs puso una mirada seria y profunda en Trunks, indicando que el asunto era importante.

— He leído los reportes del Dr. Abbader sobre ti —comenzó Sirzechs con un tono serio—. Pero prefiero averiguar por mí mismo quién eres realmente. Si bien agradezco que hayas salvado a mi hermana espero que entiendas que necesito asegurarme de que pueda confiar en ti.

Trunks asintió, aunque con una leve expresión de duda. Sin embargo, comprendió la necesidad de Sirzechs y accedió a responder.

—Lo entiendo perfectamente, Sirzechs-sama —respondió Trunks con sinceridad—. Haré todo lo posible para demostrarle que puede confiar en mí, si es por lo sucedido con Serafall-sama…

— No me malinterpretes, Trunks-dono —dijo Sirzechs con tono calmado pero firme—. No se trata solo de lo sucedido con Serafall-sama. Es una cuestión de confianza en general. En tiempos turbulentos como estos, necesitamos asegurarnos de que todos los que están aquí compartan nuestros valores y objetivos.

Trunks asintió, comprendiendo la explicación de Sirzechs.

Trunks narró con detalle cómo un ser divino, conocido como Zamasu, había desencadenado una serie de eventos catastróficos que llevaron a la destrucción de su mundo natal, incluida la erradicación de la mayoría de los seres vivos, incluida su familia y amigos. Explicó cómo, en un intento desesperado por evitar el desastre, él y sus compañeros habían emprendido una misión para detener a Zamasu, pero sus esfuerzos habían sido en vano.

Explicando cómo, llevado por la desesperación y la necesidad de detener a Zamasu, Gōku había invocado a Zeno-sama, el rey de todo, para que interviniera y eliminara la amenaza. Zeno-sama aniquilo a Zamasu y por ende a al universo

Finalmente, describió cómo, en un último esfuerzo por sobrevivir, había utilizado una máquina del tiempo para escapar de la inminente aniquilación, solo para terminar en un lugar desconocido y completamente diferente. Trunks compartió sus luchas internas, sus sentimientos de pérdida y su determinación para encontrar una forma de restaurar la paz y la justicia, tanto en su mundo como en este nuevo destino en el que se encontraba.

Era una experiencia que había dejado una marca indeleble en su mente y en su corazón, recordándole constantemente el alcance del poder divino y la fragilidad de su propia existencia frente a él.

Sirzechs escuchaba atentamente cada palabra de Trunks, sintiendo cómo el relato del saiyajin resonaba en lo más profundo de su ser. Aunque había leído los informes del Dr. Abbader y estaba al tanto de los eventos que habían ocurrido en el futuro, escucharlo directamente de Trunks le daba una nueva perspectiva, una sensación visceral de la magnitud de la amenaza que habían enfrentado.

El impacto de las palabras de Trunks se reflejaba en la expresión de Sirzechs, cuyos ojos mostraba asombro. Era evidente que la historia del saiyajin había dejado una impresión duradera en el líder demoníaco.

—No vengo a causar desastres, tampoco pretendo desestabilizar su mundo y mucho menos tengo la intención de hacerle daño a su gente, simplemente fue algo que sucedió y si pudiera encontrar la forma de irme para no causarles más problemas…

Sirzechs escuchó las palabras de Trunks con atención, reconociendo la sinceridad en su tono y la angustia que reflejaban sus ojos. A pesar del impacto de la historia, el Satán Carmesí mantuvo la compostura, sabiendo que debía actuar con prudencia y cautela en una situación tan delicada.

—Entiendo, Trunks-dono —respondió Sirzechs con seriedad—. Lo que ha pasado es algo que escapo de tu control, no tiene caso que le des vueltas al asunto, en cierta forma, fue una suerte que hayas aparecido en el momento justo —admitió el con gratitud—. Gracias a ti, tanto mi hermana como la de Serafall están a salvo. No sé cómo podríamos agradecerte lo suficiente por eso.

—No es necesario que me lo agradezca, Sirzechs-sama, fue algo que sentí que debía hacer Respondió el guerrero del futuro completamente apenado.

Sirzechs asintió con gratitud hacia Trunks, reconociendo la humildad del guerrero del futuro.

—Aprecio mucho tu actitud, Trunks-dono —respondió Sirzechs con sinceridad—. Aunque insistas en no aceptar nuestro agradecimiento, muchas vidas se pudieron salvar gracias a ti.

Trunks permaneció en silencio, no sabia que responder en estos momentos.

—Se que no sería mucho de mi parte —respondió con sinceridad—. Pero una vez que tú y tu amiga estén completamente recuperados, le diré a mi hermana que se encargue de encontrar un lugar adecuado donde puedan vivir ustedes dos, ahora, ¿Qué te parece si volvemos al hospital?


Fin del capitulo

Aclaraciones:

1.- La época victoriana fue un período histórico que abarcó desde 1837 hasta 1901, durante el reinado de la Reina Victoria del Reino Unido. Este período fue testigo de significativos cambios sociales, económicos, políticos y culturales en Gran Bretaña y tuvo un impacto duradero en la sociedad occidental en general.

Durante la época victoriana, Gran Bretaña experimentó una rápida industrialización y urbanización, lo que llevó a cambios significativos en la estructura social y económica del país. La Revolución Industrial transformó la producción y el comercio, creando una clase media industrializada mientras persistía una gran brecha entre los ricos y los pobres. Las ciudades crecieron rápidamente y surgieron problemas como la superpoblación, la pobreza y las condiciones de trabajo inhumanas en las fábricas.

En el ámbito político, la época victoriana estuvo marcada por la consolidación del sistema parlamentario y el ascenso del Imperio Británico como potencia global. Durante este tiempo, Gran Bretaña se embarcó en una serie de expansiones coloniales, extendiendo su influencia a lo largo de África, Asia y otras partes del mundo.

2.- En el manga original Dabura convierte la espada Z en piedra, así que lo que hice fue una vez que Dabura escupió en la espada Z y esta poco a poco comenzara a convertirse en piedra Trunks la arroja haciendo que la parte metálica quedara incrustada y cuando Trunks acaba con Dabura esta vuelve a la normalidad.