Lamento mucho la tardanza, en mi país es tiempo de elecciones y he tenido demasiado trabajo ocupado, he estado ahogado en trabajo, al punto de llegar comer dormir, levantarme a la mañana siguiente bañarme y seguir con mi maldita rutina, gracias al cielo pude encontrar un espacio para no fallarles en esta actualización, no prometo que sea igual la que viene, estoy algo cansado y las ideas a veces se me van, pero intentare dar mi mayor esfuerzo.
Muy bien ahora respuesta a reviews.
Maximun Rhapsody: Tengo en mente una forma peculiar de darle uso a la espada z pero para eso deberás esperar.
Flashultimate: Que tu sintieras mis respuestas fueron agresivas debo informarte que no es problema mío, para eso son las aclaratorias, entiendo si no puedes entender el contexto de la situación o que no sepas como pienso, es comprensible que algunas cosas te sean confusas por eso están las respuestas a los comentarios, cada persona puede interpretar groserías en las acciones de un tercero o no, lo que para ti pueda sonar grosero quizás para otros no, ten en cuenta de que si criticas obtendrás una respuesta a nivel de esa crítica, y yo considero que no fui grosero en ningún momento y te guarde respeto en todo momento.
Chapter 10: Obsesionado
Serafall miraba pensativa por la ventana de su habitación en el castillo, reflexionando sobre lo acontecido momentos atrás. No le gustaba la cantidad de sensaciones que la presencia de ese "simio extraterrestre" provocaba en ella. Era como si su simple mirada mermara todo de ella: su personalidad, su alegría, su carisma, su gran poder. ¡Era como si le robara su ser completamente!
Era consciente de que había criaturas más poderosas que su raza. Aunque era una demonio extremadamente poderosa entre los suyos, sabía que su poder no era absoluto. Dioses, monstruos, dragones: muchos seres superaban sus habilidades. Lo sabía de antemano. No obstante, existía una especie de diplomacia, un acuerdo de armisticio si así se le quería llamar, entre ella, Sirzechs y dichos seres aun cuando hubiese poco o nulo contacto. Ese sujeto por otro lado, no se sintió intimidado cuando ella manifestó su poder a niveles absurdos. Ni siquiera cuando Sirzechs hizo lo mismo. Su mirada permanecía enfocada, sin dudas ni muestras de cautela. El tipo estaba más que dispuesto a enfrentarla, una prueba más que suficiente para demostrar la peligrosidad que representaba ese "chimpancé alienígena".
Pese a eso, como todo buen demonio, sabía detectar la pureza de las almas. Era bien sabido que entre más pura era un alma, más deliciosa, cautivadora y tentadora se volvía para ellos, deseándolo poseerla sin importar que, tan exótico como si se tratara de una droga adictiva, tan tentador como si se tratase de un depravado sexual a punto de desvirgar a la más pura e inocente de las doncellas. La pureza del alma de Trunks era algo que no podía ignorar, una esencia que resultaba casi irresistible. Esa pureza era tan atrayente y la fascinaba en demasía, que, al darse cuenta de eso, llegó a sentir asco consigo misma.
¿Cómo podía alguien ser tan peligroso y a la vez, ser tan puro? Esa dicotomía era un misterio que la intrigaba y la perturbaba. Los años pesaban en Serafall, ella tenía conocimiento y experiencia de sobra. Y por esa razón no tardo en entender que un alma tan pura e inocente con esa cantidad absurda de poder podría traer consigo el final de una era, el final de todo (1)
Era consciente de que, en muchos casos, el poder absoluto corrompía absolutamente. Había presenciado cómo las almas más inocentes caían en la oscuridad, consumidas por la ambición y la malicia. Pero Trunks desafiaba toda lógica. Su absurdo e ilógico poder no estaba corrompido ni manchado por la maldad. Era una fuerza pura y, de alguna manera, ingenua, lo que lo hacía aún más peligroso.
Mirando nuevamente por la ventana, sus pensamientos volvieron a aquel recuerdo doloroso de su juventud, cuando se encontró con otra alma pura,
Maldad pura y absoluta.
La similitud de esa experiencia con la presencia de Trunks era inquietante. Aunque la pureza en el alma de Trunks era de una naturaleza completamente desconocida y cautivadora, el impacto en su psique era otra historia. La hacía sentirse vulnerable y, por tanto, la enfurecía.
¿Por qué, después de tantos años, esos recuerdos tuvieron que regresar a su mente? ¿Por qué apareció ese tipo justo cuando las cosas parecían ir mejor en su vida?
Serafall apretó los puños, tratando de contener la ola de emociones que la abrumaba. No podía permitirse mostrar debilidad, especialmente no ahora. Con un suspiro, intentó calmarse. Se levantó y comenzó a caminar por la habitación, cada paso resonó en el silencioso espacio mientras se masajeaba la mente para aclarar sus pensamientos. La luz tenue de la habitación arrojaba sombras que danzaban en las paredes, reflejando el tumulto de sus pensamientos.
En todos estos años nadie había estado presente su cabeza, hasta ahora… esa era otra de las razones por su irracional temor en contra de joven quien salvo a su hermana.
—No puedo dejar que ese tipo me haga perder el control de nuevo — Se dijo a sí misma —. No voy a darle ese poder.
Sin embargo, la mera presencia de Trunks hacía que su corazón latiera de una manera que no podía comprender del todo. Era una mezcla de pánico, fascinación, avaricia, y algo más profundo, que sabía muy bien que era pero que no se atrevía a nombrar.
"Obsesión"
Aquel sentimiento que trae consigo dos fuerzas que tiraban de ella en direcciones opuestas, sin ofrecerle respiro ni descanso sin paragón.
Por un lado, estaba el deseo de poseer a Trunks, una tentación que la atraía como un imán hacia su pura e inocente esencia. Despertando en ella una sed de dominio, posesión, egoísmo, una urgencia por reclamarlo como suyo y de nadie más, alimentarse, regodearse, poseer su radiante pureza, ser dueña de su alma y cuerpo sin importarle en lo más mínimo si estaba bien o no o si terceros salieran afectados por esa egoísta decisión, pues esa pureza del saiyajin había desencadenado en ella sus más oscuros deseos.
Ni siquiera el excesivo cariño que le tenia a su hermana se le puede comparar, siendo uno de sus sueños húmedos hacer un sensual numero chica-chica entre ellas dos. Sona era su mundo, su dulce y querida hermana, pero también era el objeto de muchos de sus deseos más íntimos y prohibidos. El vínculo que compartían era profundo y especial, aunque Sona lo negara rotundamente. Para Serafall, su hermana era lo más valioso que podría tener, pero también el deseo de experimentar su lado lésbico en múltiples formas.
Sin embargo, los sentimientos que Trunks despertó en ella eclipsaban todo eso y más. No había punto de comparación, Si bien los deseos que albergaba para con su hermana podrían considerarse algo muy inmoral, los que sentía hacia Trunks rayaban en la depravación en su más primitiva forma.
Por otro lado, acechaba el temor y la desconfianza, alimentados por los traumas del pasado que la atormentaban sin piedad, como un eco de aquella oscura época en la que la maldad pura encarnada estuvo a punto de desaparecerlo todo. La llegada de ese ser había marcado un punto de inflexión en su vida, dejando cicatrices que aún no habían sanado por completo.
Recordaba aquel indiscriminado genocidio, la desgracia, la perdida, el dolor de haber perdido a los suyos en aquel entonces. Para Serafall, Trunks representaba una amenaza latente, un recordatorio constante de lo que aconteció en el pasado con la llegada de ese ser.
Y por ello también estaba el deseo de querer matarlo a como diera lugar, borrarlo de la faz de la tierra y así eliminar cualquier amenaza futura que ese chico pudiera representar. Quería venganza, la deseaba, la anhelaba, ese es uno de esos oscuros deseos que Trunks había despertado en ella y que poco a poco comenzaba a consumirla desde adentro.
La Maō negó con la cabeza, sabía que no podía dejarse llevar por esos sentimientos. Su lucha interna había comenzado, por eso debía obligarse a centrarse en su deber como uno de los regentes del inframundo y, sobre todo, mantener el control sobre sí misma. No permitiría que el tal Trunks la afectara de esa manera. Decidió que lo mejor era evitar todo contacto con él, consciente de que esa malsana obsesión ya había germinado en su ser, no quería que escalara a una aún mucho más demente y enfermiza. Era crucial mantenerse alejada del sujeto en cuestión, al menos por el momento, hasta que pudiera comprender mejor lo que realmente estaba sintiendo y enfrentar sus propios demonios internos.
Pero el destino a veces se encarga de joderte los planes.
—Dentro de unos días habrá una reunión de padres en la academia donde asiste mi hermana —explicó Sirzechs, interrumpiendo los pensamientos de Serafall—. Padre ha decidido conocer a la familia del miembro más reciente de la nobleza de mi hermana, y también conocerte a ti, por supuesto...
Las palabras de Sirzechs resonaron en la mente de Serafall con una fuerza inusitada. ¿Sirzechs había dicho semejante locura? ¿Acaso Sirzechs había perdido el juicio por completo? La mera idea de que ese "simio extraterrestre" estuviera cerca de su hermana era inaceptable para ella.
Esa obsesión nuevamente comenzaba a apoderarse de sus pensamientos mientras intentaba procesar la situación. No podía permitir que su hermana estuviera expuesta a semejante peligro, y haría todo lo que estuviera en su poder para evitarlo. Sin embargo, una parte de ella sabía que enfrentar a Sirzechs no es cualquier cosa, estaría comprometiendo la seguridad del inframundo.
Serafall se sintió dividida por un momento, su instinto le gritaba que abriera la puerta de su habitación y se enfrentara a Sirzechs sin importarle que las cosas escalaran a donde tuvieran que escalar, sin embargo, una sensación de prudencia detuvo sus intenciones.
Estaba consciente de que Sirzechs no tomaría a la ligera una objeción tan directa, especialmente si estaba motivada por motivos personales, por lo que desencadenar una batalla contra Sirzechs no estaba en sus planes, ni era la acción más sensata. Una, porque rápidamente se crearía una enemistad entre los clanes Sitri y Gremory y dos porque el sujeto en cuestión actuaria de manera inmediata, algo que no podía permitirse bajo ninguna circunstancia.
Por otro lado, escuchar la conversación desde la distancia le daría tiempo para planificar su próximo movimiento, así que decidió permanecer en su habitación, escuchando atentamente cada palabra de la conversación, mientras su mente trabajaba a toda velocidad en busca de una estrategia que le permitiera proteger a su hermana sin comprometer su posición en el inframundo ni enemistarse con Sirzechs.
—¿El doctor Abbader está de acuerdo con eso?
—Se lo he comentado y dio su aprobación, diciendo que puede llegar a ser terapéutico para ti.
Hubo un silencio tras esa oración pronunciada por Sirzechs, uno que al parecer era producido por una especie de incomodidad y que poco a poco comenzaba a impacientar a Serafall.
—SI, Trunks-dono supe lo que paso esa vez —Explicaba el satán carmesí a lo que a interpretación de Serafall, el silencio del saiyajin era para demandar explicaciones —.Como sabrás el doctor Abbader debe reportarme todo lo que acontece en su recuperación tanto tuya como de Mai, esa era una de las condiciones acordadas para que no fuese tan estricta tu vigilancia mientras estabas en reposo.
Manteniéndose en silencio en su habitación, Serafall se concentró en escuchar cada palabra que se decía, tratando de discernir pistas o detalles que pudieran darle una mejor comprensión de lo que estaba sucediendo.
—Así que también le dijo sobre aquella vez —respondió Trunks, con una expresión seria pero tranquila —. Entiendo que la circunstancias lo ameritaban, pero… siento que fue un poco invasivo entre ese lapso de vulnerabilidad…
Vulnerabilidad. Esa palabra tomó un fuerte significado para Serafall. Era raro que alguien como Trunks, con su inmenso poder y estoicismo, se considerara vulnerable. Esto despertó en ella una mezcla de curiosidad y una oportunidad potencial.
¿Qué había pasado en ese lapso de tiempo que mencionaba? ¿Qué podría haber hecho que Trunks, alguien que había demostrado ser tan formidable, se sintiera expuesto? La idea de encontrar una debilidad en él que pudiera explotar a su favor para tener su anhelado deseo.
—En ese aspecto, comprendo tu molestia y de antemano te ofrezco mis mas sinceras disculpas dijo el satán carmesí con empatía.
—Estoy de acuerdo, pero a veces siento como si estuviera bajo un microscopio —comentó Trunks con sinceridad, desviando la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con la del Satán Rojo—. No es fácil acostumbrarse a que todo sobre mí sea tan... transparente.
—Entiendo, tendré en mente eso, si en algún momento te hago sentir incomodo, no dudes en decírmelo.
Trunks asintió, agradecido por la preocupación genuina de Sirzechs. Aunque seguía sintiendo cierta incomodidad por la situación, se sentía reconfortado por el apoyo del Satán Rojo.
Las palabras de Trunks resonaron en la mente de Serafall, creando una sensación de intriga y cautela. ¿A qué se refería con "aquella vez"? ¿Qué circunstancias había vivido Trunks que ameritaban esa conversación entre él y Sirzechs? La conversación entre ambos continuaba, atenta a las palabras de ambos, la curiosidad la impulsaba a seguir escuchando, deseosa de obtener más información, pues, aunque se había prometido no tener contacto alguno con el sujeto en cuestión, esta era una oportunidad que no debía desaprovechar por nada del mundo.
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Habían pasado unos cuantos días desde la derrota de Kokabiel, y en ese breve lapso ocurrieron varios eventos significativos. Uno de los más notables fue la adquisición de una nueva pieza para la nobleza de Rias Gremory: un nuevo caballero. La situación se originó cuando Xenovia, al enterarse de la muerte de Dios, expresó que su vida "quedo arruinada". Devastada y en busca de un nuevo propósito, no tardó en acercarse a Rias con una solicitud clara: quería formar parte de su nobleza. Rias, comprendiendo la magnitud de esta oferta, aceptó gustosa. Tener a la portadora una de las espadas sagradas más poderosas existentes como uno de sus sirvientes, era una oportunidad que no podía dejar pasar.
Xenovia, por su parte, encontró en su nuevo rol una manera de reconstruir su vida y tener un nuevo objetivo. Para Rías y su grupo, la incorporación de Xenovia significaba no solo un aumento en poder y habilidades combativas, sino también la adición de una aliada con un conocimiento profundo sobre la forma de pelear que usaba la iglesia Así, el equipo no solo se fortaleció, sino que también ganó una nueva dinámica, ya que la presencia de Xenovia trajo consigo un enfoque nuevo, aunque por el otro lado también contrajo situaciones embarazosas para el castaño.
Xenovia era atenta de todas las atenciones que Rías tenía para con sus sirvientes, sin embargo, al parecer Issei tenía un trato más preferencial con sus otros sirvientes, de los cuales a ninguno parecía molestarle, de hecho, había competencia Asia ponía de su parte en tratar de tener más contacto con el castaño y no perder ante Rías en cuanto a recibir el afecto del castaño se refería. Issei sabía que no debía involucrarse románticamente con alguien que vivía bajo el mismo techo, pero reflexionaba sobre cómo en el extranjero las relaciones eran más liberales y no había tanto conservadurismo de por medio eran tan estrictos como en Japón.
Xenovia, dedicada toda su vida al servicio de la Iglesia, no entendía mucho sobre este tipo de relaciones complejas. Sin embargo, recordó dos versículos de la Biblia que, según su interpretación, guardaban similitud con las interacciones de Issei tanto con Rías como con Asia.
Salmos 127:3-5:
"Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que tiene su aljaba llena de ellos; no será avergonzado cuando dispute con sus enemigos en la puerta."
Génesis 1:28:
"Dios los bendijo con estas palabras: 'Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.'"
—Tener hijos —reflexionaba ella recordando esos versículos con lujo y detalle —. Si, supongo que ese debería ser mi nuevo objetivo.
No paraba de pensar en eso, mientras terminaba de ajustar su sensual bikini color verde, es un día caluroso y tenían la alberca de la escuela libre para el club de ocultismo, nadie más iría allí, aprovechando que Rias y Akeno estaban ocupadas en su riña infantil, por un momento Xenovia pensó que debía ir al cambiador de los chicos, y pedirle a Issei que tuviera hijos con ella aun si tuviera que usar métodos más bruscos para "convencerlo" después de todo tener hijos de uno de los portadores de los dragones celestiales le daría un buen linaje a su descendencia, pero luego lo pensó mejor.
Había otro macho más interesante, un prospecto mucho más prometedor.
—Brief Trunks… —murmuró para sí misma, sintiendo un creciente interés en el guerrero.
El tipo era excepcionalmente poderoso; con un solo movimiento acabo con uno de los cadres más poderosos, demostrando una destreza que dejó a todos atónitos. Lo más sorprendente fue su dominio absoluto sobre Durandall, la legendaria espada que en ocasiones mostraba una rebeldía incluso ante ella misma, a pesar de su habilidad para empuñarla. Sin embargo, ante Trunks, la espada se sometió de manera inmediata y sin resistencia aparente. Este hecho no solo impresionó a Xenovia, sino que también despertó una curiosidad insaciable sobre el enigmático guerrero y su irreal poder.
La mente de Xenovia divagaba entre los recuerdos de aquel encuentro y el futuro que imaginaba para ella misma y su linaje. ¿Podría algún día tener hijos que heredaran, aunque fuera una fracción de ese poder extraordinario que irradiaba Trunks? La idea le resultaba tentadora y emocionante. Imaginaba a sus hijos creciendo con esa misma fortaleza y habilidad, capaces de enfrentar cualquier desafío con la misma valentía y determinación que el guerrero que tanto la había impresionado. Esta ambición se convirtió en un nuevo objetivo para Xenovia, una meta que estaba decidida a alcanzar, sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.
Xenovia bajó la mirada, pensativa, mientras los rayos del sol reflejaban sobre la superficie de la alberca. La imagen de Trunks se formó en su mente. Desde su llegada, él había demostrado no solo una fuerza impresionante, sino también una nobleza y un sentido del deber que la atraían poderosamente. Había algo en él que resonaba con su propio deseo de encontrar un nuevo propósito, algo que iba más allá de la simple búsqueda de poder o gloria.
—Tiene que ser el —murmuró para sí misma, sintiendo un creciente interés en el guerrero —. Yo seré quien de a luz a sus hijos.
Después de todo era una norma inquebrantable de la naturaleza, las hembras buscan a machos que posean rasgos genéticos deseables y que demuestren ser capaces de aportar una buena genética a su descendencia. Por lo que decidió descartar al Sekiryuutei, no solo por la promesa que representaba Trunks, tampoco tendría que competir con tantas mujeres.
Una vez ajustado su bikini, Xenovia se encaminó hacia la piscina. El sol brillaba en lo alto, iluminando el paisaje con su cálido resplandor y creando una atmósfera de tranquilidad y serenidad. Xenovia respiró hondo, sintiendo la energía del día fluir a su alrededor. Mientras observaba el panorama, notó que Rias y Akeno continuaban lanzándose hechizos a lo loco, mientras Kiba se concentraba en batir su récord en cuanto a nadar se refería ajeno a todo el alboroto que ocurría. Decidió entonces dirigirse hacia una de las sillas de playa cercanas a los cambiadores, sacó unas gafas de sol de quién sabe dónde y se dispuso a tomar un buen bronceado, antes de nadar por un rato.
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Eran más de las 8 de la noche, y normalmente la mayoría de los estudiantes estaban a punto de irse a la cama, conscientes de que al día siguiente les esperaba una jornada pesada de clases en el extenuante sistema educativo japonés (2). Sin embargo, había alguien que rompía esa regla. Issei Hyōdō se desplazaba en su bicicleta por las calles, ajeno al hecho que debía estar durmiendo para levantarse temprano al día siguiente, pues había sido convocado por su más reciente cliente y debía cumplir sus deberes como demonio, incluso si eso significaba trabajar hasta altas horas de la noche para desgracia suya.
—Hola, Akuma-kun, tan puntual como siempre —dijo con tono jocoso el responsable de haberle convocado —. Perdón por molestarte hoy también.
Al notar al misterioso cliente recibiéndolo, Issei dejó escapar un ligero suspiro. Se encontró frente a un hombre de cabello oscuro, pero con mechones rubios que contrastaban llamativamente. Su apariencia era la de un chico malo, con una expresión que denotaba cierta altivez y confianza en sí mismo. Aparentaba unos 20 años, aunque su mirada intensa sugería una madurez más allá de su edad.
Lo más intrigante era su atuendo: a pesar de tener todas las características de un extranjero, llevaba puesta un yukata tradicional japonesa. La tela ligera y los patrones elegantes eran apropiados para la temporada de calor, pero la combinación con su aspecto occidental generaba un contraste fascinante. Issei no pudo evitar preguntarse sobre la historia detrás de esa elección de vestimenta mientras se preparaba para escuchar las instrucciones de su misterioso cliente.
Issei contempló al hombre frente a él y no pudo evitar notar el atractivo de sus facciones, que en ciertos aspectos rivalizaba incluso con el del Kiba. Sin embargo, la atmósfera que rodeaba al hombre era completamente diferente. Issei imaginaba que las chicas que gustaban de chicos malos se enamorarían de él a primera vista. A pesar de ser invocado por esa persona cada día, Issei se sentía intrigado por el aura de misterio que lo envolvía. Era como si hubiera más bajo la superficie de ese hombre de lo que los ojos podían percibir, y Issei no podía evitar preguntarse qué secretos ocultaba detrás de esa fachada
En ese momento, Issei se encontraba en el cuarto del hombre dentro de su lujosa mansión. Extrañamente, parecía que le caía bien al hombre, aunque Issei no lograba comprender por qué. A pesar de que nunca tenía grandes peticiones, lo llamaba a diario para solicitar su ayuda en diversas actividades. El día anterior, le pidió que fuera a pescar con él, y el día anterior a ese, le solicitó que le acompañara en sus compras en un centro comercial.
Esta serie de peticiones peculiares desconcertaban a Issei. No podía evitar preguntarse por qué este hombre, que aparentemente tenía todos los recursos a su disposición, requería de su presencia para realizar tareas tan simples, preguntándose a sí mismo si estas pequeñas solicitudes eran realmente suficientes como para solicitar la ayuda de un demonio, pero recordaba que esa era una de las actividades principales de los demonios.
Cumplir contratos.
Y ese es su deber como demonio del clan Gremory, Rías se lo había dejado claro de antemano: cualquier falta sería motivo de castigo. Además, para cumplir su meta de convertirse en el Rey del Harem, tendría que aprender a equilibrar este estricto deber con sus propios deseos y aspiraciones.
—No importa, para eso estamos —dijo el castaño tomando sin importancia el comentario del cliente —¿En qué puedo ayudarle en esta ocasión?
—Veras akuma-kun, compré un juego de carreras por la tarde y estoy solo sin ningún oponente —dijo el hombre mientras sacaba de su yukata la caja con el dichoso videojuego —¿jugarías conmigo?
Issei suspiró internamente. Otra vez era ese tipo de solicitud.
—Sí, ¿Por qué no? —respondió el castaño con una sonrisa forzada, dispuesto a cumplir con la petición de su misterioso cliente una vez más.
Este hombre, a pesar de ser un cliente recurrente, siempre pagaba más de lo que exigía. Todo comenzó con una pintura antigua de París del siglo XX que se presumía perdida, llamada "Vista de Auvers". En el mundo humano, se ofrecía una recompensa descomunal a quien la encontrara. La sorpresa fue enorme cuando Rias descubrió que la pintura que este hombre había adquirido era la auténtica y no una barata imitación como se creía. La revelación de la autenticidad de la pintura aumentó aún más el misterio en torno a este enigmático cliente y insto a su querido peón a seguir acudiendo a sus pedidos por mas simples y absurdos que fuesen.
Luego pagaba con joyas de incalculable valor, y después con lingotes de oro. Incluso Rias y los demás miembros del clan estaban sorprendidos por la generosidad del cliente misterioso. Gracias a él, Issei se dio cuenta de que su propio valor como demonio estaba incrementando, y cada tarea que completaba para este hombre misterioso parecía acercarlo un poco más a sus ambiciones de convertirse en el Rey del Harem.
Pese a que el cliente despertaba sospechas en Issei, este se mostraba agradecido con él por su generosidad. Decidido a manejar la situación con la mayor amabilidad que su ser le permitiera, observó cómo el cliente preparaba el juego en su PlayStation 5 junto a una impresionante pantalla HD de 70 pulgadas. Issei se preguntaba qué tipo de trabajo debía realizar para adquirir semejantes adquisiciones. No era descabellado pensar que este hombre pudiera tener conexiones con la mafia, dada su aparente opulencia y el aura de misterio que lo rodeaba. Sin embargo, Issei sabía que no debía dejarse llevar por especulaciones sin pruebas concretas.
—Muy bien, ya preparé el juego. Es grandioso tener varios objetos para gastar el tiempo aquí en Japón—dijo el hombre, ofreciéndole el control —. Como veras no soy muy bueno en estas cosas, tendrás que ser un poco paciente conmigo.
—No es gran cosa —respondió Issei, admirando el juego que el cliente había comprado —. Solo debes hacer que tus competidores choquen y entre mas exagerado y fuera de toda lógica sea el "takedown" ganas puntos, ah, y por supuesto, tienes que quedar en 1 lugar en la carrera.
—Ya veo —. Dijo el hombre mientras se acariciaba la barba —. No pensaba que fuese sencillo.
El juego había comenzado, y aunque Issei arrancó con una ventaja abrumadora, pronto se dio cuenta de que su oponente lo estaba alcanzando lentamente. Con habilidad y destreza, el rival logró hacer que chocara con un carro, ejecutando uno de los takedowns más difíciles de realizar.
—¿Eso cuenta como takedown? —dijo el hombre con tono burlista, provocando que una vena molesta apareciera en la frente de Issei.
—¡¿Cómo pudo hacer tal cosa?! —exclamó Issei al darse cuenta de que estaba siendo superado. —¡Está haciendo trampa, estoy seguro de ello!
El hombre esbozó una sonrisa sarcástica.
—Disculpa, como dijiste que tenias que hacer que alguien chocara para ganar puntos…
Issei gruñó un poco, una muestra de su frustración creciente, mientras apretaba varias veces el control para que pudiera empezar desde el punto donde el cliente le había hecho chocar anteriormente. El hombre observaba con diversión la reacción de Issei, disfrutando del momento y saboreando su pequeña victoria momentánea.
—¡Ya me las pagaras!
Justo cuando Issei estuvo a punto de hacer chocar al cliente, este movió su joystick con destreza, esquivando el embate de Issei con una maniobra ágil y precisa. Con un movimiento fluido, el cliente logró alcanzar la meta antes de que Issei pudiera siquiera reaccionar. Un silencio tenso llenó la habitación mientras Issei observaban la pantalla con incredulidad,
—¡Oh! Tu espíritu de pelea parece estar incrementando. ¿Quieres hacer otra carrera, Akuma-kun... o mejor dicho Sekiryuutei?
Issei quedó sorprendido al escuchar esas palabras. ¿Qué había dicho este hombre? ¿Cómo sabía eso? ¿Acaso no era humano?
—¿Eh? —murmuró Issei, con el corazón acelerado.
Las palabras que salieron de la boca del hombre hicieron que un escalofrío recorriera su cuerpo.
—¿Quién eres? —preguntó Issei con voz temblorosa.
El hombre simplemente sonrió de manera enigmática y reveló su identidad mientras en la pantalla se mostraba la repetición de la victoria del cliente. Con un gesto fluido, se puso de pie, y en ese momento, seis pares de alas negras se desplegaron majestuosamente a su espalda, creando un aura de misterio y poder a su alrededor. La sorpresa y el asombro llenaron la habitación mientras Issei, atónito, contemplaba la manifestación de su verdadera identidad.
—Azazel, el líder de los ángeles caídos. Gusto en conocerte, Dragón Emperador Rojo, Hyōdō Issei.
En ese instante, una oleada de temor recorrió la espalda de Issei al comprender la magnitud del peligro que representaba tener frente a él al líder de los ángeles caídos. La presencia imponente del individuo resonaba en la habitación, infundiendo un aire de peligro latente que hacía que Issei se sintiera vulnerable e indefenso. Con cada movimiento del líder de los ángeles caídos, Issei podía percibir el poder que emanaba de él, recordándole la amenaza constante que representaba su presencia en el mundo de los humanos.
—Puedes estar tranquilo, Sekiryuutei-kun —respondió Azazel con un tono calmado. —. Como mencioné, solo quiero jugar con alguien este juego que había comprado y, por supuesto, averiguar una que otra cosa.
Aunque Azazel intentaba transmitir tranquilidad con sus palabras, Issei no podía evitar sentir un escalofrío recorriendo su espina dorsal. La presencia imponente del líder de los ángeles caídos seguía siendo abrumadora, y cada palabra pronunciada por Azazel solo aumentaba la sensación de peligro que lo rodeaba. A pesar de sus intentos por mantener la compostura, Issei se sentía completamente vulnerable ante la situación, consciente de que cualquier paso en falso podría tener consecuencias catastróficas.
—Habla de una vez —exclamó Issei, cuya paciencia se estaba agotando rápidamente. —¿Qué es lo que quieres?
La voz de Issei temblaba ligeramente, reflejando la ansiedad que sentía ante la imponente presencia de Azazel. Cada palabra que pronunciaba el líder de los ángeles caídos aumentaba la tensión en la habitación, envolviendo a Issei en un aura de incertidumbre y temor.
—Supe del incidente que tuvieron en su pequeña escuela con uno de mis problemáticos generales —. Declaró Azazel con calma, manteniendo sus ojos fijos en Issei como si pudiera leer sus pensamientos.
Las palabras de Azazel resonaron en la mente de Issei como un eco amenazante. La mención del incidente con Kokabiel, el general de los ángeles caídos, provocó un nudo en el estómago de Issei. Recordaba vívidamente la batalla épica que habían librado en la escuela, una lucha desesperada por proteger a sus seres queridos y mantener la paz en su mundo.
—¡¿ASÍ QUE TÚ MANDASTE A KOKABIEL?! —Exclamó Issei con voz llena de ira.
Azazel simplemente se encogió de hombros con indiferencia, como si las acusaciones de Issei no fueran más que un leve inconveniente.
—Por supuesto que no —respondió con calma —. Kokabiel actuó por su cuenta. Yo no tuve nada que ver.
Aunque Azazel parecía decir la verdad, Issei no podía evitar sentir una punzada de desconfianza y creer que el cadre simplemente quería engañarlo, tenía la sospecha de que el líder de los ángeles caídos era un maestro en el arte de la manipulación y la estrategia, y no pondría más allá de él orquestar eventos desde las sombras.
—Pero lo que me compete no es lo que sucedió —continuó Azazel, su tono tomando un giro más serio —. Si no cómo terminó.
Issei entendía a qué se refería. La batalla contra Kokabiel había sido intensa y desafiante, estuvieron a punto de perecer de no ser por la ayuda de un misterioso joven quien despacho a ese miserable, esperen ¿Eso es lo que busca saber Azazel?
—No entiendo de que está hablando —Respondió el chico pretendiendo mostrarse ignorante ante la situación.
—¿Estás seguro? —Respondió el cadre manteniendo ese tono jocoso
Issei sintió un escalofrío recorriendo su espalda al escuchar las palabras de Azazel. Había algo en su tono que sugería que conocía más de lo que estaba dispuesto a admitir. La sensación de peligro aumentó, y Issei se preparó para lo que fuera que Azazel tenía planeado.
—Quizás esto te refresque la memoria.
Issei observaba con atención la pantalla, su rostro se mantenía impasible pero sus ojos reflejaban una mezcla de intriga y preocupación. Azazel, por otro lado, estaba absorto en la pelea, de vez en cuando mirando las reacciones del joven analizando cada detalle de sus expresiones con una mirada aguda y concentrada.
El silencio se había adueñado de la habitación mientras que, en la pantalla, la pelea entre Trunks y Kokabiel se desplegaba en toda su intensidad, cada golpe, cada movimiento, capturado con una claridad impresionante.
Issei sabía a qué quería llegar el cadre. Las imágenes en la pantalla no hacían más que confirmar lo que había presenciado junto a sus amigos. Debía admitir que había algo extraño en aquel misterioso joven que los había salvado hacía unas cuantas noches. La forma en que derrotaba al Hakuryuukō le causó temor, y la manera en que acababa con Kokabiel sin titubear fue más de lo que podía asimilar.
Aunque intentaba mantener la compostura, Issei sentía cómo la preocupación crecía dentro de él. ¿Qué significaba todo esto? ¿Azazel tenía planeado sacarle la información de ese joven o que era lo que pretendía realmente?
Al finalizar la grabacion, el ambiente tenso en la habitación se volvió palpable. Azazel se volvió hacia Issei con una expresión seria.
—Esperaba que pudieras ayudarme a entender un poco de esto si está en tu poder—preguntó Azazel, su tono era firme pero tranquilo.
Issei permaneció en silencio, manteniendo sus labios apretados en una línea fina. Cruzó los brazos sobre su pecho mientras miraba de manera desafiante al cadre.
—No tengo nada que decir —respondió finalmente, su voz firme y determinada.
Azazel frunció el ceño ligeramente, su mirada penetrante fijándose en Issei.
—¿Nada que decir? —repitió Azazel, su tono ahora más insistente —. Veras, probablemente este joven nos ayudó a que esto escalara a una confrontación mayor y se desate la guerra, no te equivoques, no busco la guerra ni mucho menos, aun así, es necesario saber quien es el inesperado visitante.
Issei, con una mezcla de curiosidad y escepticismo, rompió el silencio con una pregunta directa hacia Azazel.
—¿Por qué piensas que tengo información sobre este tipo? —inquirió Issei, su tono cargado de incredulidad, pero también de intriga.
Azazel, sin perder la compostura, cruzó los brazos sobre el pecho y le dirigió una mirada penetrante a Issei, evaluándolo con atención antes de responder.
—Vamos Hyōdō Issei, eres más astuto de lo que aparentas —comenzó Azazel, su tono calmado pero cargado de significado —. Tu presenciaste todo de primera mano, tu estuviste en el frente de batalla, como bien puedes apreciar.
Issei frunció el ceño ante la respuesta de Azazel, su mente trabajando para procesar la información. No podía negar que había estado involucrado en situaciones complicadas en el pasado, pero eso no significaba necesariamente que tuviera información sobre todos los individuos misteriosos que cruzaban su camino.
—Supongamos que tengo información sobre este tipo —dijo Issei, su tono cauteloso pero firme —. ¿Porque se supone que debo dártela precisamente a ti?
La pregunta de Issei colmó la atmósfera con una tensión palpable. Azazel, manteniendo su mirada fija en Issei, parecía evaluar cada palabra y gesto del joven. Con una expresión serena pero penetrante, respondió:
—Porque tú sabes tan bien como yo, que hay ciertos temas que van más allá de lo que puedas manejar por tu cuenta. No sabemos si este joven puede ser una amenaza no solo para nosotros, si no para también otras facciones. Imagino que lo que tu buscas es el bienestar de tu facción ¿o me equivoco?
Issei frunció el ceño, sus cejas arqueadas en una expresión de duda y desconfianza. Las palabras de Azazel resonaron en su mente, pero no lograron disipar completamente sus reservas. Frente a él estaba el líder de los ángeles caídos, consciente de sus astutas maquinaciones y su habilidad para manipular las situaciones a su favor. A pesar de la aparente sinceridad en su tono, Issei no podía evitar preguntarse cuánto de verdad había en sus palabras y que era lo que verdaderamente planeaba Azazel.
—Eso es ridículo —dijo Issei con un tono incrédulo —. Solo quieres manejar las cosas a tu conveniencia.
El cadre soltó una ligera risilla.
—Mis intereses son otros, es lo único que diré —respondió Azazel sin quitar esa sonrisa que poco a poco comenzaba a exasperar a Issei —. Pero lo que te puedo asegurar es cada líder vela por el bienestar de su facción.
Issei contempló las palabras de Azazel, reflexionando sobre lo que significaban para él y para el futuro de todos. Sabía que no podía tomar esta decisión a la ligera, pero también sabía que debía actuar con determinación y valentía si quería proteger a los que amaba y enfrentar las amenazas que se les presentaban.
—Y yo lo único que te puedo asegurar es que no pienso confiar en nada de lo que me digas.
Azazel arqueó una ceja ante la respuesta de Issei, una cínica sonrisa se formó en sus labios.
—Vaya, es una pena que no estés dispuesto a colaborar —dijo Azazel alzando sus hombros como si tal cosa no le importase en lo más mínimo —. Pero supongo que tienes tu también tus propios intereses.
Azazel observó a Issei con una sonrisa enigmática mientras se alejaba, su mirada fija en el joven como si estuviera evaluando sus acciones y decisiones. Aunque sus palabras eran cordiales, Issei podía percibir la intensidad detrás de esa sonrisa, como si Azazel estuviera ocultando algo más profundo bajo su aparente tranquilidad.
—Por cierto, espero seguir contando contigo para mis encargos—respondió Azazel con voz serena, su tono revelando una confianza inquebrantable —. Siempre logras hacerme el día.
Issei se mantuvo en silencio, sin voltear atrás para enfrentar a Azazel una vez más. Aunque había decidido no confiar en él, sabía que no era la primera y última vez que se toparía con el líder de los ángeles caídos, salió del lujoso apartamento, quito la cadena de su bicicleta y se alejó lo más rápido que podía.
El viento fresco golpeaba su rostro mientras pedaleaba por las calles, su mente estaba llena de pensamientos y reflexiones sobre lo que acababa de ocurrir. Aunque había rechazado la oferta de Azazel, sabía que el camino por delante estaría lleno de desafíos y peligros. Pero estaba decidido a enfrentarlos con valentía y determinación, dispuesto a proteger a sus seres queridos y evitar que esos ángeles caídos se salieran con la suya.
Mientras se alejaba, Issei se prometió a sí mismo que seguiría siendo fiel a sus convicciones y nunca se dejaría llevar por las artimañas y manipulaciones de aquellos que se habían aprovechado de él y habían buscado su destrucción como la de sus amigos, acelero más el pedaleó en su bicicleta para llegar pronto a su casa y reportarle a su ama la identidad del misterioso cliente.
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En un remoto rincón del cosmos, se divisaba un planeta que desafiaba toda lógica conocida. A simple vista, parecía una gigantesca bola compuesta por una amalgama de figuras de Lego, todas dispuestas de manera caótica y colorida y dicha esfera se encontraba dentro de una caja de madera, como si alguien hubiera decidido guardarlo como un juguete. A pesar de su apariencia absurda, el detalle más sorprendente era que este planeta estaba habitado por uno de los seres mas importantes del universo 7.
Cualquiera que lo viera pensaría que al autor de la historia original o al menos quien se encarga de dibujar tiene un sentido del humor bastante bizarro, o simplemente le dio pereza imaginar un planeta más detallado. Pero no había tiempo que perder con esos detalles menores.
Había un tema importante que concierne dicho lugar.
En un hermoso jardín, bañado por la tenue luz roja de la estrella cuyo planeta de tan peculiar descripción orbitaba (3), una esfera de tamaño considerable comenzó a descender lentamente desde lo alto. Su superficie pulida reflejaba los colores vibrantes de las flores circundantes, añadiendo un brillo mágico al paisaje.
En la superficie de la esfera, se encontraban grabadas las letras que formaban la distintiva leyenda "Capsule Corp".
Un sujeto con una cabeza enorme y un horrendo peinado al estilo de los samuráis del periodo Sengoku (4) observaba a la distancia lo que ocurría. Cerró los ojos con calma, como si hubiera estado esperando la llegada de aquellos visitantes. Su omnisciencia le permitió saber de inmediato de quiénes se trataban.
El enorme ser suspiró con resignación al reconocer a la mujer de edad avanzada que salía de la compuerta de la nave espacial. Era difícil olvidar a esa histérica mujer de cabello azul, cuyos pechos llegaron a medir 87 centímetros en su juventud, pero que con el paso del tiempo habían disminuido de tamaño. A pesar de los años transcurridos, su presencia seguía siendo inconfundible y traía consigo una serie de recuerdos que el ser preferiría olvidar.
Lo que le sorprendió fue que, a pesar del tiempo transcurrido desde su último encuentro, la mujer parecía lucir un poco más joven. Sin embargo, gracias a su omnisciencia, comprendió el motivo detrás de este cambio.
Al lado de aquella mujer, caminaba un hombre cuyo peinado desafiaba las normas de la gravedad. Vestía una armadura que resonaba con la gloria pasada de una raza ahora extinta, una vez temida y conquistadora, recordando a la perfección a los trajes de batalla de los Saiyajin, y a juzgar por la expresión de ambos, pareciera que estaban dispuestos a llegar a las ultimas consecuencias con tal de conseguir lo que sea que vinieron a buscar.
En enorme sujeto permaneció callado, mientras observaba a sus asistentes salir rápidamente del palacio para poder averiguar quiénes eran los visitantes.
—Bienvenidos al palacio del gran Zuno díganos podrían decirnos sus…
Rápidamente los asistentes tragaron en seco al reconocer a la mujer que había llegado al palacio tiempo atrás. Su reputación precedía su presencia, y la expresión en su rostro no dejaba lugar a dudas: no estaba de humor para tonterías.
—¡Quiero una audiencia con Zuno ahora mismo! —exigió ella sin tapujos.
Los asistentes se miraron entre sí, indecisos sobre qué hacer. Antes de que pudieran responder, Vegeta manifestó su ki de manera intimidante, haciendo que los árboles de cerezo del jardín del palacio se agrietaran bajo la presión y que el palacio del gran Zuno temblara un poco.
—¿Acaso no escucharon lo que ella pidió? —Rugió Vegeta con voz de autoridad—. ¡¿Necesitan que se lo repitan?!
Los asistentes, sintiendo la poderosa energía que irradiaba Vegeta, asintieron rápidamente con gestos nerviosos.
—P-por supuesto, señorita. Iremos de inmediato a informar al Gran Zuno que solicita su presencia —balbuceó uno de los asistentes, tratando de mantener la compostura bajo la mirada intimidante de Vegeta.
Sin esperar más, los asistentes se apresuraron a dirigirse al interior del palacio para cumplir con la demanda de la mujer y solicitar la audiencia con Zuno.
Vegeta, con los brazos cruzados sobre su pecho y una mirada de desdén, observó cómo los asistentes se retiraban. Su aura seguía impregnando el ambiente con una presencia imponente, dejando claro que no estaba dispuesto a tolerar demoras.
Después de unos minutos de esperar, los asistentes del Gran Zuno aparecieron de vuelta y condujeron a la pareja hacia el interior del palacio. Con voz temblorosa, les pidieron que esperaran un poco más. La expectación llenaba el ambiente mientras aguardaban. Finalmente, apareció el enorme sujeto, sentado en una especie de olla china, observando a los invitados con aparente indiferencia. Sin embargo, en su interior, era un manojo de nervios; gotas perladas de sudor resbalaban por la nuca del omnisciente ser.
—Ehem… M-mucho gusto yo soy Zuno, aquel que tiene todas las respuestas de la…
—¡Ahórrate la introducción barata! —La voz de Vegeta resonó en el aire, interrumpiendo al Gran Zuno en medio de su propia introducción —. Mi esposa tiene asuntos que quiere discutir contigo.
El Gran Zuno se quedó momentáneamente atónito por la interrupción abrupta de Vegeta, sus enormes ojos parpadearon con sorpresa. Sin embargo, pronto recuperó la compostura y asintió con gesto sereno.
—Entiendo. Por supuesto, estaré encantado de atender cualquier consulta que tengan —respondió con calma, aunque su voz temblaba ligeramente por la presión del momento.
La mujer, cuyo rostro reflejaba impaciencia y enojo, se adelantó hacia el Gran Zuno con paso firme.
—A diferencia de la última vez que vine aquí, esta vez solo tengo una pregunta que hacerte —Bulma rápidamente se hizo escuchar dando un paso al frente para quedar cara a cara con el gran Zuno —. Y te voy avisando de antemano, que no pienso darte una estúpida "ofrenda" ¡¿Has entendido?!
El asistente, a pesar de su nerviosismo, trató de recordar el protocolo en medio de la intimidante presencia de Vegeta.
—P-pero el protocolo indica que... —balbuceó, pero de nueva cuenta fue interrumpido por un repentino temblor.
El suelo temblaba bajo la presión del ki de Vegeta, causando que el asistente perdiera momentáneamente el equilibrio. Los jarrones y ornamentos en la sala vibraban y se rompían con el poder del príncipe Saiyajin, creando una atmósfera tensa y llena de expectación.
El Gran Zuno observaba la escena con creciente nerviosismo, consciente de que no podía permitir que la situación se saliera de control. Respiró profundamente, intentando calmar sus nervios mientras se preparaba para dar una respuesta que satisficiera a Bulma y Vegeta, sin comprometer su propia integridad.
—Puedes considerar como pago, las preguntas que no contestaste la última vez que vine. Imagino que no tendrás problemas con eso, ¿verdad? —le dijo con una sonrisa mientras con una mano hacía un gesto a Vegeta para que moderara su poder.
Vegeta, aunque aún mostraba una expresión de desdén, comprendió la señal de Bulma y bajó gradualmente su ki, dejando de ejercer presión sobre el palacio del Gran Zuno. A pesar de ello, su mirada seguía siendo penetrante y enfocada en el gran Zuno.
El Gran Zuno, aún intimidado por la presencia de aquellos visitantes, intentó recordar los términos del acuerdo cuando ella había acudido con Yako meses atrás.
—P-pero claramente se le indicó que tenía derecho a tres preguntas y se le respondió con celeridad—balbuceó el Gran Zuno, tratando de mantener la compostura frente a la insistencia de Bulma.
Sin embargo, Bulma recordó muy bien lo que había sucedido y gruño para sus adentros.
—Usaste tus argucias y tus artimañas para engáñame, pero no lo harás esta vez —declaró Bulma con firmeza—. Quiero respuestas claras y precisas, ¡Y las quiero ahora!
El Gran Zuno, sintiéndose presionado por el carácter firme de Bulma y la mirada penetrante de Vegeta, se tambaleó ligeramente en su asiento. A pesar de ser un ser omnisciente, se sentía incómodo bajo la intensa presión de la pareja.
—Pero usted realizo sus respectivas tres preguntas... —comenzó el Gran Zuno, buscando una manera de lidiar con la situación.
Sin embargo, antes de que pudiera terminar su frase, Vegeta intervino con voz autoritaria.
—Ya hemos perdido suficiente tiempo. ¡Haz lo que se te pide y responde a la pregunta de mi esposa de una maldita vez! —ordenó Vegeta, su ki emanando una presión palpable en el aire.
El Gran Zuno suspiró, consciente de que no había forma de escapar de la situación. Recordaba claramente el asalto de Zamasu a su palacio en busca de las Super Esferas del Dragón, un evento que lo había dejado marcado. Sabía que debía proceder con cautela y responder las preguntas de Bulma sin provocar más conflictos. Cuando ese par se largase de su palacio, reportaría lo acontecido con el Supremo Kaio-sama, así que optaría por seguirles la corriente.
Lo que no sabía era que el Supremo Kaio-sama estaba de acuerdo en eso y no tomaría acción alguna por más quejas que el Gran Zuno diera.
—De acuerdo… Puede hacer su pregunta —dijo el Gran Zuno con una voz serena, tratando de ocultar su incomodidad bajo una apariencia de calma.
Bulma tomó un momento para organizar sus pensamientos, a pesar de los tumultuosos recuerdos que amenazaban con distraerla. Respiró suavemente, tratando de alejar esos pensamientos para mantenerse enfocada antes de dirigirse nuevamente al Gran Zuno. Con determinación en su mirada, estaba lista para plantear su pregunta sencilla, pero de gran importancia para ella, consciente en todo momento de la importancia de cada palabra que iba a pronunciar.
—Quiero que me digas en donde está mi hijo.
—Y antes de que respondas —advirtió Vegeta, anticipando cualquier triquiñuela que el Gran Zuno pudiera intentar—, no intentes pasarte de listo diciendo que ahora mismo está estudiando con su tutora personal. Sabes muy bien a quién nos referimos.
El Gran Zuno tragó saliva nerviosamente, sintiendo la tentación de manipular la respuesta a modo que sonara con Vicente para deshacerse de ellos lo más rápido posible. Sin embargo, la expresión determinada en los rostros de Bulma y Vegeta indicaba claramente que no tolerarían ninguna artimaña, y que cualquier intento de engaño le costaría muy caro.
A pesar de su incomodidad, el Gran Zuno sabía que no tenía otra opción más que ser completamente honesto en su respuesta y evitar dar respuestas vagas o ambiguas.
—¿Y bien? —demando Bulma con impaciencia.
¡¿DONDE ESTA MI HIJO?!
Fin del capítulo.
Aclaraciones:
1.- Como muestra, vean a Zeno-sama. El chiquillo es la encarnación de la inocencia y pureza, ¿y qué hace? Destruye planetas como si fuera un juego y borra universos enteros con un chasquido de dedos. Otro ejemplo fehaciente es Majin Buu en su forma gorda. En su inocencia, llegó a creer que era divertido matar seres humanos porque otros se lo dijeron, y dejo de hacerlo porque Mr. Satan (un ser que le simpatizaba) le dijo que estaba mal. Seres así son peligrosos por la facilidad con la que pueden ser manipulados, al menos ese es el concepto que tiene Serafall en torno a Trunks.
2.- El sistema japonés educativo impone a los alumnos una rutina extenuante que comienza desde tempranas horas de la mañana. Muchos estudiantes se levantan antes del amanecer para prepararse para el día escolar. En algunas áreas urbanas, los trenes y autobuses están abarrotados de jóvenes uniformados, aún adormilados, mientras se dirigen a la escuela.
Un día escolar en Japón en promedio suele ser largo y exigente. Después de las clases regulares, muchos estudiantes participan en actividades extracurriculares como clubes deportivos, clases de música o actividades artísticas, que se extienden hasta la noche. Algunos incluso asisten a academias de estudio nocturnas para prepararse para los exámenes de ingreso a la universidad.
3.- El manga no describe que tipo de estrella orbitaba el planeta de Zuno, pero basándome en las ilustraciones del manga concluí que el sistema es muy pequeño y hay una cantidad absurda de estrellas rojas pequeñas en las cuales orbitan muchos planetas.
4.- El Periodo Sengoku, abarcó desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XVI con la era Edo, fue una época de conflictos y guerra civil entre varios señores feudales y clanes samuráis por el control del país. Este periodo se caracterizó por la inestabilidad política, las luchas territoriales y el surgimiento de líderes militares ambiciosos.
Durante el Periodo Sengoku, Japón experimentó una intensificación de la guerra y la violencia. Los señores feudales, conocidos como daimyōs, luchaban por expandir sus dominios y aumentar su poder e influencia. Estas luchas se libraban tanto en el campo de batalla como en el ámbito político, con alianzas cambiantes y traiciones frecuentes.
El conflicto constante y la competencia por el poder llevaron al desarrollo de nuevas estrategias militares y tácticas de combate. Los samuráis se convirtieron en figuras centrales en la sociedad japonesa, desempeñando un papel crucial en la política y la guerra.
El peinado de Zuno es igual al de los samuráis de aquella época conocido como chonmage (si lo se, esa es la frase que se usa para invocar al dragón de la super esferas del dragón, es realmente un chiste pésimo) no solo era práctico para los samuráis, ya que mantenía el cabello fuera de la cara durante el combate, sino que también era un símbolo de su estatus y posición en la sociedad feudal japonesa. El estilo del chonmage podía variar ligeramente según la región y la afiliación del samurái, y a menudo se consideraba un signo de distinción y honor.
