Han pasado cuatro semanas desde mi última actualización, y tengo que admitir que me he vuelto algo perezoso. La realidad es que el trabajo ha sido abrumador: llegaba a casa solo para dormir y me levantaba al día siguiente para enfrentar otra jornada agotadora. Los fines de semana los dedicaba exclusivamente a descansar. Por eso, mi ausencia ha sido tan prolongada.
Pero aquí estoy, retomando esta épica historia que tanto disfruto, a pesar de las críticas de algunos destapados que me acusan de usar inteligencia artificial. A ellos les digo esto: usen esa inteligencia artificial para explorar los fics que he escrito en español a lo largo de los años.
Pero no perdamos más tiempo con esta introducción. Ahora, pasemos a la sección de respuestas a los comentarios, tal y como prometí.
Maximum Rhapsody : Por supuesto Trunks no dejara de entrenar en ninguno momento, para responder a tus más cuestiones, continúa siguiendo la historia.
Chapter 13: Nuevos desafíos.
En el despacho del prestigioso hospital del inframundo, el Dr. Abbader intentaba relajarse con una taza de té de hierbas, con la esperanza de calmar un poco su estado de ánimo. Aunque el té no cumplía su función completamente, al menos lograba tranquilizarlo hasta cierto punto. Trunks, sentado en una de las sillas frente a él, se veía nervioso y ligeramente asustado, mientras Mai, a su lado, mantenía una calma sorprendente.
—Déjame ver si entendí bien —dijo el sobándose las sienes—. Estando en recuperación, tuviste la grandiosa idea de ingerir bebidas alcohólicas, y no cualquier bebida si no una que es capaz de matar de un coma etílico a los mismos dioses ¿Eso fue lo que hiciste?
Trunks, con la cara completamente enrojecida por la vergüenza, asintió lentamente.
El doctor Abbader se había enterado de que el líder de la facción nórdica había visitado el mundo humano, apareciendo en la casa de una familia humana que resultaba ser la familia del actual Sekiryuutei. Odin se hizo pasar por un anciano agricultor originario de las remotas montañas de Islandia, quien buscaba a su nieto perdido y trajo consigo una bebida tradicional de aquel país, la cual ofreció a Trunks.
El saiyajin, en un gesto de cortesía, aceptó la bebida ofrecida por el anciano dios y, al encontrarla extremadamente deliciosa, la consumió con avidez, como si hubiera pasado varios días vagando por un desierto sin agua.
No hace falta decir que esto tuvo consecuencias.
Trunks tuvo que ser trasladado al hospital de inmediato, ya que sufrió un mareo severo debido al alto contenido alcohólico del hidromiel. Ni siquiera su acelerado y extraordinario metabolismo saiyajin pudo contrarrestar los efectos de la potente bebida. Esa noche, el doctor Abbader no durmió.
Por su parte el satán rojo decidió borrar la memoria de los padres de Issei para controlar la situación, para que olvidasen aquel embarazoso momento y que el asunto no fuera más perjudicial. Sobra decir que el regaño de Grayfia fue monumental, tachándole de irresponsable y muy amablemente le aplico una llave de jiujitsu en represalia por ese error.
—Realmente no conocía la bebida —respondió Trunks con un tono avergonzado—. En mi mundo no existe algo como el hidromiel, así que no tenía idea de que era alcohólica y mucho menos conocía los efectos que podría ocasionarme.
El doctor Abbader suspiró con frustración, recordando las vastas diferencias entre el mundo de Trunks y el suyo. El guerrero del futuro había llegado desde un entorno muy diferente, y esas diferencias parecían complicar aún más la situación.
—No sé si sea prudente castigarte o al menos darte un correctivo —murmuró el doctor, acomodándose los lentes y dejando los reportes a un lado de su escritorio—. Por otra parte, puedo aceptar tu respuesta de que vienes de otro mundo y por ende realmente no la conocías. Aun así, no deberías consumir todo lo que te ofrezcan sin conocer bien lo que es.
Trunks bajó la mirada, sintiendo el peso de las palabras del doctor. Mai, que había estado observando en silencio, le dio una pequeña palmada a su amigo buscando ofrecer algún tipo de apoyo.
—Volviendo a los análisis, podríamos decir que hemos logrado eliminar los altos índices de alcohol en tu cuerpo. Esto significa que ahora estás más estable —dijo el doctor con un tono de alivio, mirando a Trunks con aun con desaprobación. —.Puede que sientas cansancio extremo y deshidratación debido a la cantidad ingente de hidromiel que consumiste, pero la buena noticia es que ya no estás en riesgo.
—Eso significa que —Mai dijo con un gesto de expectación para después bajar la mirada de manera avergonzada para después hablar de manera exaltada —por favor no crea que nosotros pensamos que sus cuidados sean ineficientes lo que pasa es que…
—No necesitas aclararlo —interrumpió el doctor—. Dada la naturaleza del diagnóstico de ambos, es recomendable que vayan. La medicina asgardiana es superior en varios niveles a la nuestra, especialmente si queremos que te recuperes por completo. ¿Qué clase de doctor sería si les impidiera visitar un hospital que ofrezca mejores condiciones para ayudarles a recuperarse completamente?
Trunks le explicó al doctor Abbader que Odín, sorprendente sabia sobre su estado y el de Mai. Según el anciano, Mai podría enfrentar secuelas debido a la llegada violenta de ambos, y aunque Trunks parecía estar en condiciones aceptables, aún estaba herido. Su brazo tenía una fractura y los tejidos afectados podrían empeorar si se dejaba pasar más tiempo sin el tratamiento adecuado.
Odín le había propuesto visitar su facción, prometiendo un entorno y tratamiento avanzados que garantizarían una recuperación completa. Trunks había meditado sobre esta propuesta y, antes de tomar una decisión definitiva, planeaba discutirla con el doctor Abbader. Quería asegurarse de que cualquier decisión que tomara estuviera bien fundamentada para no comprometer la salud de Mai, antes de zamparse otro vaso de hidromiel, y después de ese, servirse otro, y después otro, y después otro.
El recuerdo de cómo había bebido el líquido dorado sin moderación mientras platicaba amenamente con la anciana deidad, mientras consideraba la propuesta la noche anterior, le hizo reír amargamente
Ambos jóvenes mostraron sonrisas de alivio y agradecimiento hacia el doctor Abbader. La madurez del médico les proporcionó tranquilidad al entender que su situación no era una muestra de mal agradecimiento de su parte. Esto les dio confianza y les ayudó a tomar una decisión.
—Gracias por su comprensión, Abbader-sama —dijo Mai, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto, gesto que fue imitado por Trunks.
Sin embargo, la expresión del doctor Abbader sugirió que quizás no todo estaba resuelto aún.
—Si bien admiro que tengo mis reservas sobre aquella propuesta—dijo el doctor con un tono de molestia—, creo que es buena idea que vayas en un entorno tranquilo como el de las tierras nórdicas. Puede que te sirva como terapia psicológica.
Nuevamente, el doctor suspiró y se masajeó las sienes intentando ordenar sus ideas.
—También tengo mis dudas, para ser sincero —admitió Trunks recordando la experiencia de la noche anterior, aunque con un tono más tranquilo—. Es una propuesta bastante arriesgada, pero he escuchado que Odin-sama es alguien sabio, aunque me cueste creerlo.
—Eso no lo pongas en duda —respondió el doctor Abbader, intentando calmar los ánimos—. Puede que no se tome las cosas enserio y sea un depravado Odin-sama ha llevado a su facción a la grandeza.
Trunks esbozó una sonrisa de alivio, sus temores se habían disipado un poco al recibir la comprensión del doctor y el consejo útil. Mai, sin embargo, seguía sintiéndose incómoda. Desde su rejuvenecimiento por las esferas del dragón, su vida había sido una lucha constante, marcada por la guerra y el conflicto contra Black, quien se proclamaba un dios portador de justicia. El conocer a más dioses no estaba en sus planes, y este mundo lleno de lleno de ellos que le llego a parecer abrumador. A pesar de esto, ella estaba decidida a dar lo mejor de sí misma para ayudar a su amigo a recuperarse de su estado, enfrentando sus propias reservas.
Además, estaba el asunto de la noche en que fue visitada por aquel ser, no podía dejar darle vueltas a eso.
Aun asi sorprendentemente Mai no sentía aversión alguna hacia el doctor Abbader. Aunque el médico era un ser sobrenatural con un poder que podría considerarse comparable al de un dios y un estatus casi divino entre su especie, había demostrado una dedicación y cuidado genuinos hacia ella y Trunks. Su actitud comprensiva y su empeño en asegurar su bienestar contrastaban con las figuras divinas que ella había enfrentado en su propio mundo, y eso le daba una sensación de tranquilidad y aprecio por su trabajo.
—Trataremos de seguir sus recomendaciones —dijo Mai, reconociendo la preocupación del doctor.
—Es bueno saberlo —respondió Abbader con un tono satisfecho—. Y cambiando de tema... ¿Cuándo partirán?
Mai medito unos segundos su respuesta para después posar su mirada en Trunks.
—¿Odín-sama te dio un tiempo límite? —preguntó Mai, observando fijamente al guerrero del futuro.
Mostrándose ligeramente sorprendido ante la pregunta, Trunks asintió ligeramente.
—En realidad, nos dijo que podríamos irnos cuando así lo deseáramos —explicó—. Y también dijo que no había límite de tiempo, así que creo que lo más prudente es no demorar demasiado.
El doctor Abbader asintió, comprendiendo la situación.
—Entonces, si tienen la libertad de elegir su momento, es mejor que aprovechen la oportunidad inmediatamente —dijo, volviendo a sentarse y colocando el libro en el estante—. Cuanto más rápido lleguen a Asgard, más rápido se recuperaran en su totalidad.
El doctor Abbader, observando la decisión tomada por los jóvenes, se levantó de su silla y caminó hacia un estante, donde comenzó a buscar algo entre los documentos.
—Aquí tienes —dijo finalmente, entregándole a Trunks un pequeño objeto envuelto en tela—. Esto es para que lo lleven consigo. Es un amuleto de protección. No es nada comparado con lo que pueden encontrar en Asgard, pero puede ayudarles a estar un poco más seguros durante su viaje.
Trunks tomó el amuleto con cuidado, notando que el objeto estaba adornado con símbolos rúnicos que parecían emitir una suave energía.
—Gracias, doctor —dijo Trunks, reconociendo el gesto con una sonrisa—. Lo apreciaremos mucho.
Mai asintió en acuerdo, agradeciendo también al doctor por su apoyo y preocupación.
—Fue un placer ayudarles —respondió Abbader—. Recuerden, si en algún momento necesitan algo más, no duden en contactar con nosotros. Estaremos pendientes de su progreso.
El doctor se acercó a la puerta, preparándose para despedirse, cuando Trunks y Mai se levantaron para salir.
—Ya está decidido —Dijo Trunks, volviéndose hacia Mai con una expresión decidida. —Odin-sama dijo que en caso de aceptar solo debíamos hablar al cielo y exclamar que aceptamos y luego Heimdall abriría el portal a su facción, pero advirtió que debíamos hacerlo en un lugar espacioso.
—De ser así creo que lo mejor es que vayan a los jardines —Respondió el doctor Abbader ganándose la mirada de ambos.
Al salir del hospital Trunks miro a su alrededor, evaluando el entorno del bosque que parecía más tranquilo y apropiado para su partida. El doctor Abbader y Mai asintieron en acuerdo con la decisión del guerrero del futuro. Trunks se volvió hacia el doctor y Mai, con una expresión seria pero agradecida.
—Bien, creo que aquí es perfecto —dijo Trunks, señalando un punto en el centro del bosque—. Antes de partir, quiero decirle que estamos muy agradecidos por las atenciones que tuvo para con nosotros.
Con una respetuosa reverencia, Trunks continuó:
—De no ser por usted, quién sabe cómo hubiéramos terminado Mai y yo.
El doctor Abbader, comprendido perfectamente las palabras de Trunks pero aun así no pudo evitar que una gota de sudor se deslizara por su sien, pues aunque aquel individuo fuese una buena persona aun le seguía pareciendo abrumador su poder descomunal.
—Creo que soy yo quien debe estar agradecido —dijo el doctor, mientras les daba un poco más de espacio—. Después de todo mi hija sigue con vida gracias a ti.
El doctor le devolvía la reverencia demostrándole su agradecimiento, una vez hecho decidió retroceder para darle espacio a los dos jóvenes, comprendiendo el gesto, Trunks miro hacia el cielo con determinación.
—ODIN-SAMA —declaró con firmeza —¡ACEPTO SU TRATO!
Tras haber dicho esas palabras, un círculo nórdico se manifestó bajo los pies de Trunks y Mai, una luz etérea de color azul púrpura comenzó a envolverlos. La luz era suave pero poderosa, como si estuviera hecha de la esencia misma de la magia antigua. A medida que los envolvía, ambos sintieron una extraña sensación de ligereza, como si sus cuerpos estuvieran siendo separados del suelo.
El entorno a su alrededor comenzó a distorsionarse. Los árboles del bosque se alargaron y retorcieron, como si estuvieran siendo estirados por una fuerza invisible. Los colores del mundo se mezclaron, formando remolinos de luz y sombra que se desvanecían y reaparecían en patrones caóticos. Los sonidos del bosque se apagaron, dejando un silencio profundo que solo era roto por el suave zumbido de la energía que los rodeaba.
El espacio mismo parecía curvarse a su alrededor, como si el tejido de la realidad estuviera siendo reescrito. Trunks y Mai sintieron que el suelo bajo sus pies desaparecía, dejando solo la luz azul púrpura que los sostenía en su viaje. Era como si estuvieran flotando en un mar de energía pura que podía moverse a su voluntad a través de dimensiones desconocidas.
A medida que avanzaban, las distorsiones se intensificaron todo a su alrededor se volvió un caleidoscopio de formas y colores que se fusionaban y se separaban de forma bizarra, creando una sensación de estar en múltiples lugares y al mismo tiempo, en ninguno,
Cuando el evento cesó y la luz poco a poco desvanecía su fulgor Trunks y Mai abrieron los ojos. Lo que descubrieron ante ellos era un escenario que parecía haber sido sacado de las mismas páginas de J.R.R. Tolkien.
El entorno que los rodeaba estaba lleno de vida y color, con una arquitectura majestuosa que se mezclaba armoniosamente con la naturaleza. Los edificios, hechos de piedra antigua y madera tallada con intrincados diseños, que parecían haber sido sacados de los cuentos de hadas. Alrededor de ellos, criaturas mitológicas y fantásticas realizaban sus labores cotidianas, cada una más fascinante que la anterior.
Hadas con alas translúcidas y brillantes revoloteaban entre las flores, dejando motas de a su paso. Enanos robustos y fuertes, con barbas largas y trenzadas, caminaban llevando herramientas y minerales preciosos en sus manos callosas para realizar su trabajo habitual.
Después vieron a más criaturas igual de fascinantes como centauros, elfos, y algunos seres de tamaño gigantesco, quienes paseaban tranquilamente por las calles empedradas, cada uno ocupado en sus propios asuntos.
El aire estaba lleno de sonidos y aromas desconocidos, pero no por ello menos agradables. La música suave de una lira tocada por un bardo élfico resonaba en la distancia, mezclándose con el murmullo de conversaciones en lenguas antiguas. Todo el entorno parecía estar envuelto en una atmósfera mágica, donde lo extraordinario era parte de lo cotidiano.
Trunks y Mai se quedaron quietos por un momento, asimilando lo que veían. Era un mundo que desafiaba toda lógica y comprensión, una tierra donde la fantasía y la realidad se entrelazaban de manera tan natural que era difícil distinguir dónde terminaba una y comenzaba la otra.
Ambos hubieran continuado admirando el entorno con fascinación, asimilando cada detalle de aquel mundo extraordinario de no ser por una voz femenina que habia interrumpido sus pensamientos.
—¿Ustedes deben ser Trunks-dono y Mai-dono, correcto?
Al escucharla, Trunks y Mai se giraron para encontrar a la dueña de aquella voz.
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Territorio Gremory
Rias caminaba con su séquito a través de la imponente fábrica subterránea, propiedad de su familia, aun recordaba con los eventos de la noche anterior con una imagen que jamás pensó que llegaría a ver; Trunks tambaleándose producto de los efectos del hidromiel. Aunque la situación había sido vergonzosa, no podía dejar de pensar en lo cerca que había estado de un desastre. Según su hermano, esa bebida era lo suficientemente fuerte como para matar a dioses si se tomaba sin moderación.
Afortunadamente, esa misma mañana recibió la noticia de que Trunks se había recuperado en el hospital del clan Sitri. Sintió un gran alivio al saber que estaba fuera de peligro, pues en el corto tiempo que había pasado desde que lo conoció, había desarrollado un aprecio por él, no solo porque los había salvado de una muerte segura a manos de Kokabiel, sino también por su personalidad y carácter.
También se enteró de que Trunks había aceptado ir a la facción nórdica para ayudar a su amiga convaleciente, lo cual le alegró. Sabía que el guerrero del futuro no se quedaría tranquilo hasta asegurarse de que su amiga estuviera completamente recuperada, y en el fondo, Rias les deseaba lo mejor.
Ahora que tenía la tranquilidad de saber que Trunks estaba bien, sabía que era momento de cumplir la promesa que le hizo. Por eso había decidido bajar a la forja de su familia, para verificar si la espada en cuestión podía ser reparada.
los hombres en la forja observaban con fascinación a la futura heredera su presencia y elegancia eran su carta de presentación. Conocían a Rias desde que era una niña, y la apreciaban no solo por su elegancia y belleza, sino también por su carácter firme y su habilidad para liderar. Su relación con ellos era de mutuo respeto y estima, forjada a lo largo de los años.
En fin, el, Rias y su sequito caminaron por toda la forja hasta llegar a una imponente puerta de acero puro, de un intenso color rojo carmesí. En el centro de la puerta estaba grabada la inconfundible cresta de la familia Gremory. Con una sonrisa, la princesa de la ruina carmesí colocó su mano en el centro de la puerta, en la unión de ambas hojas, y liberó una firma energética. El sello brilló intensamente, girando de manera estoica hasta volver a su posición original, y las pesadas puertas comenzaron a abrirse con un sonido profundo y resonante.
Por seguridad, los chicos retrocedieron un poco, hasta que las puertas se abrieran en su totalidad, una vez realizado esto, el inmenso taller mostraba su interior, el grupo observaba todo con asombro, maravillados por la cantidad de objetos invaluables que yacían allí.
Finalmente, las puertas se abrieron por completo, revelando un espacio interior tan impresionante como el exterior. Aunque vasto, el interior estaba cubierto de un fino mármol carmesí, con tres niveles bien cuidados que albergaban objetos de gran valor e interés. El primer piso, en particular, capturaba la atención de todos: estantes y vitrinas llenas de armas de todo tipo decoraban las paredes. Espadas, escudos, armaduras, ballestas, hachas... todo lo que un guerrero pudiera desear estaba allí, y el espadachín del grupo no pudo evitar mostrar su admiración.
—¡Alder! ¡Alder! —llamó ella, buscando al hombre que le había confiado la espada—. ¿Estás aquí?
—Enseguida voy, Rias-sama
Un sujeto muy grande y musculoso apareció de improvisto cargando de forma incómoda y forzada, una gran armadura y otros artefactos pesados. Su esfuerzo por mantener el equilibrio fue evidente cuando un mal paso casi lo hizo caer. Por suerte, Issei y el espadachín rubio se adelantaron para ayudarlo.
—se los agradezco—dijo el hombre aliviado, recomponiéndose.
—De nada —respondieron Issei y Kiba, regresando a sus lugares.
El herrero maestro, que estaba al cargo de la reparación, dejó caer un pesado artefacto al suelo, el cual se cuarteó considerablemente. Esto sorprendió a los presentes, demostrando el gran poder físico del herrero, aunque Rias ya conocía su capacidad.
Rias no pudo evitar reír en voz baja al ver la reacción de sus subordinados, que estaban impresionados por la demostración de fuerza.
—Disculpa si llegué de improviso —saludó educadamente al herrero—, pero es crucial saber cuáles han sido tus avances.
El herrero maestro suspiró con pesadez, sugiriendo que tal vez no había buenas noticias.
—Me lo imaginaba. Síganme, por favor.
El herrero condujo a Rias y su séquito hacia una nueva área de la fábrica, similar a la anterior, pero con aún más artefactos y armas. Al llegar a la parte central, el herrero aplaudió dos veces, lo que activó una serie de engranajes que produjeron un ruido mecánico.
El techo se abrió lentamente, revelando una mesa de acero puro con runas talladas y dos ranuras distantes en cada extremo. Desde el techo, una espada muy conocida comenzó a descender lentamente, acoplándose en las ranuras de la mesa. Las cadenas que la sujetaban se enrollaron y regresaron al techo que se cerró de inmediato.
Al acercarse al altar, Rias y su séquito vieron la espada, que no estaba completamente reparada. Una gran grieta cerca de la base era claramente visible, mostrando que solo se había pegado parcialmente. Esto desilusionó a Rias, que esperaba que la espada estuviera completamente restaurada o al menos algunos detalles terminados.
—Creí que ya habría un avance —dijo Rias un poco decepcionada.
El herrero volvió a suspirar.
—Lamento los inconvenientes, Rias-sama —dijo apenado—. Sinceramente, no sabemos por dónde empezar. Esta es la primera vez que un artefacto nos ha dado tantos problemas —añadió mientras se sobaba la nuca.
—¿A qué te refieres? —preguntó Akeno, confundida.
El herrero se acercó a la espada y les hizo un gesto para que se acercaran.
—La aleación de la hoja está hecha de un material desconocido. El mango también es peculiar; su peso es considerable y su filo es aterrador. —Explicaba el herrero con un ligero nerviosismo causando el sudor bajara por su frente mientras inspeccionaba con la mirada cada rincón de la hoja —. La cantidad de calor que necesité para simplemente poder pegar las partes fue excesiva. Tuve que usar la ayuda del propio Tannin y algunos de sus congéneres para lograr al menos esto —señaló la gran grieta que mostraba cómo solo estaba pegada.
El escuchar la explicación del herrero de su familia Rias recordaba las palabras del guerrero del futuro cuando ella se había ofrecido a reparar la espada,
La reparación de mi espada es un tanto complicada, por no decir imposible. Su composición y diseño son únicos, sin mencionar que el metal de la que está hecha, no se encuentra en la tabla periódica.
Ahora entendía que no eran simples exageraciones.
—Tal vez suene una locura, pero creo que la composición de esta espada es parecida a la de los cómics que mi hijo suele leer —Alder comentó de repente llamando la atención de la heredera —Eeeh, ¿Cómo se llamaba? —añadió rascándose la cabeza mientras intentaba recordar el término —. Ah, sí, adamantium.
Issei abrió los ojos a mas no poder incapaz de creer lo que había escuchado se acercó.
—¡¿Dijiste adamantium?! —Repitió, claramente sorprendido—. ¡¿Estás hablando en serio, viejo?! ¡Qué genial!
La reacción de su amado peón no pasó desapercibida para Rias
—¿Que es el adamantium? —pregunto ella con curiosidad
Con una sonrisa de oreja a oreja y levantando su pulgar para verse más intelectual comenzó a explicar
Es un metal del universo de Marvel, aunque es un poco tedioso todo comienza aquí dijo el mientras sacaba de quien sabe donde una revista de los avengers #66 (1)
Rias no estaba muy familiarizada con los cómics, el manga o el anime, ya que nunca le habían llamado la atención. Sin embargo, al ver la emoción en la persona que más amaba, no dudó en tomar aquella revista. Si a su amado peón le haría feliz que ella comprendiera más sobre estos temas, sin duda lo intentaría. Decidió que la leería después, en un lugar más privado, para entender por qué estas cosas eran tan populares en todo el mundo y cómo se relacionaban con la situación de la espada de Trunks.
Alder, quien escuchaba lo que decía aquel castaño, suspiró. Era típico de los jóvenes dar cosas por sentado.
—Solo digo que es una posibilidad. Por los pocos cómics que he leído, el adamantium es conocido por su resistencia y dureza extremas, y lo único que dije es que esta espada presenta algunas similitudes, nada más —volvió a suspirar el herrero mientras se limpiaba el sudor de la frente—. En dado caso de que resulte que esta espada esté hecha de ese material o algo similar, habría muchas más complicaciones, pues estaríamos tratando con un material que es prácticamente indestructible.
Rías frunció el ceño, tratando de procesar la nueva información.
—Por lo que dices, estaríamos hablando de un material bastante problemático —dijo, mirando la espada con renovado interés y tomándose la barbilla en gesto pensativo—. Y por ende, esto complicaría aún más el proceso de reparación.
—Es correcto —añadió Alder—. Aunque sería extremadamente difícil, no sería imposible. Solo necesitaría verificar qué estrategias puedo usar para descomponer este material y rearmarlo.
Issei, que había estado escuchando en silencio, decidió intervenir, restándole importancia a las palabras del herrero.
—Eso es ridículo. He visto a lo largo de los volúmenes de los Vengadores y los X-Men que muchos científicos lograron manejar el material —dijo Issei moviendo la mano como si espantara una mosca.
Alder se quedó en silencio por un segundo, mirando a Issei con incredulidad incapaz de creer que el peón de la próxima heredera del clan fuese demasiado imbécil.
—Eso es... —suspiro el herrero con una vena en su frente a punto de estallar—. ¡PORQUE SON CÓMICS! ¡ESTE ES EL MUNDO REAL! ¡¿CREES QUE ESTO ES JUEGO DE NIÑOS?!
—¡Oh, vamos! —exclamó Issei, cruzando los brazos y frunciendo el ceño—. ¡No tienes que gritarme así!, ¡Solo explique que muchos lograron manejar ese metal y si ellos lo hicieron también podríamos hacerlo nosotros!
—¡Eso es porque así lo decide un escritor! —volvía a gritar el herrero, pero esta vez con menos intensidad —¡¿que no escuchaste lo que explique en un principio?!
Cuando Issei estuvo a punto de responder, de repente escucho a Kiba carraspear la voz
—eeehm isse-kun Intervino Kiba con una sonrisa nerviosa —¿Porque no dejas que alguien experto en el tema se encargue de esto?
Reflexionaba mientras observaba la espada y el colmillo de dragón, procesando las palabras del herrero. Le parecía increíble que algo que nació de la imaginación del mundo humano pudiera manifestarse en la realidad de esa forma. Para ella, la idea de que un material inventado por una casa editorial americana estuviera ahora frente a ella, en forma tangible, rayaba en lo absurdo. Si supieran de la existencia del katchin (2) el metal de los dioses (Si, hablo los dioses de verdad) sin duda alguna les volaría la cabeza.
Dejando de eso de lado, aplaudía la inteligencia de la madre de Trunks. Una simple humana pudo crear un arma tan singular y avanzada y esa era una hazaña legendaria, estaba segura de que si Adjuka-sama supiera de su existencia, la buscaría por cielo tierra y mar para incorporarla a su nobleza para poder desentrañar las maravillas ocultas que la ciencia pudiera ofrecer.
Sin querer darle más vueltas al asunto, Rias comprendió que la reparación llevaría más tiempo del esperado. Se lo haría saber a Trunks lo más pronto posible, si se confirmaba la existencia de un material como el adamantium o algo similar, podría marcar el comienzo de una renovación significativa en el poderío militar, beneficiando no solo a su clan, sino a todo el Inframundo. El clan Gremory tendría la oportunidad de ascender varios peldaños en importancia entre los demás clanes.
Dirigió su mirada hacia la escena, deteniendo con un gesto la discusión infantil entre su peón y el herrero. Luego, con un movimiento de mano, indicó a su nuevo caballero que se acercara a ella.
—Alder, quiero presentarte a mi nueva adquisición, su nombre es Xenovia —dijo Rias con una sonrisa.
—Un placer —dijo Xenovia, haciendo una leve reverencia en señal de respeto.
—El placer es mío, señorita —respondió el herrero, imitando la reverencia de manera respetuosa antes de observar a ambos. Parecía intuir qué deseaban—. Al igual que Kiba, eres un caballero, ¿no? —preguntó amablemente. Xenovia asintió—. Ya me imagino que desean mejorar sus armas. ¿o me equivoco?
El rubio asintió, pero no fue lo mismo con la ex-sacerdotisa. El adolescente se acercó al herrero y manifestó su nueva espada.
—Esta es la Sword of Betrayal —dijo, mostrando su nueva espada, lo que dejó al herrero muy fascinado—. La conseguí hace poco, así que es nueva y quisiera que alguien experto en armas la estudiara y mejorara.
—Me halagas, chico —dijo el herrero con una sonrisa divertida—. Claro que lo haré, vengan conmigo.
El grupo siguió al adulto hasta un lado de la sala, donde otra sección del suelo se abrió, y de ella emergió una nueva mesa de herrero, similar a la que sostenía la espada de Trunks. La mesa tenía las ranuras de sostenimiento, y con un ademán de manos, invitó a Kiba a colocar su espada, cosa que el chico hizo.
El herrero, con unos lentes especiales, examinaba con fascinación cada rincón de la espada, notando varios aspectos interesantes.
—Te dejaremos solo por el momento Alder, Kiba y Xenovia se quedarán aquí —dijo Rías mientras se preparaba para salir. El herrero levantó el pulgar en señal de afirmación, y Rías, junto a su séquito se dirigieron hacia la salida—. Estaremos afuera. Avísanos cuando hayas terminado.
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Asgard
Ambos vieron a una hermosa joven. Vestía una peculiar armadura que mostraba elegancia y al mismo tiempo le hacía ver imponente, cabello largo y platinado caía en cascada por su espalda, adornado con listones rosas a los lados. Sus ojos azules irradiaban una belleza exuberante, aunque el cansancio en su tono de voz y la expresión de hartazgo en su rostro contrastaban con su apariencia casi celestial.
—Yo seré su guía —continuó, con un suspiro que mostraba su entusiasmo (que es nulo) —. Me encargaré de escoltarlos al palacio de Odín-sama.
Trunks no pudo evitar mirar a la joven con algo de detenimiento. La noche anterior había conversado con Odín; ¿quién diría que el hidromiel le haría hablar de más? Pero eso no era lo importante; el dios le contó muchos detalles de su facción, incluyendo a las doncellas guerreras que estaban a su servicio.
Las valquirias no son solo doncellas guerreras, mocoso. Ellas son las guardianas del honor, el brazo ejecutor de mi justicia en el campo de batalla y las mensajeras de mi voluntad, pero no es todo, su deber más importante es llevar a los caídos más valiosos a Valhalla, donde serán preparados para la batalla final, el Ragnarök.
No había duda, esa mujer debía ser una valquiria. Había algunas que se encontraban en el Valhalla realizando sus deberes con los Einherjar (3), por lo tanto, el hecho de que se encontrara una ahora mismo con las indicaciones de escoltarlos al palacio de Odín quería decir que esa valquiria tenía un estatus superior al de las demás.
La joven se había percatado de que el chico la estaba mirando fijamente, se sonrojó de la vergüenza y usó sus manos para tapar su cuerpo en señal de protección. Inconscientemente, dio algunos pasos hacia atrás, tropezando con una piedra que no había visto, lo que la obligó a dar unos trompicones hasta caer de espaldas. La escena, provoco que Trunks y Mai mirasen a la mujer con poco menos que pena ajena.
Sin saber cómo reaccionar ante aquel inesperado desliz, Trunks se acercó rápidamente para asegurarse de que no se hubiera lastimado.
—E-etto… ¿Señorita? —preguntó con un poco de preocupación—. ¿Se encuentra bien?
La joven, quien todavía yacía en el suelo, levantó la mirada para encontrarse con la expresión genuinamente preocupada de Trunks. Durante unos breves milisegundos, sus miradas quedaron estáticas, atrapadas en un momento de desconcierto. De repente, un intenso sonrojo invadió su rostro, y rápidamente se alejó de él como si hubiera visto algo sumamente desagradable.
Su reacción fue tan abrupta que dejó a Trunks completamente desconcertado, incapaz de comprender qué había causado tal respuesta. Por su parte, Mai observó la escena con suspicacia, y poco a poco, una sensación desagradable comenzó a formarse en su estómago. No podía evitar sentirse incómoda ante la extraña interacción entre Trunks y la joven, preguntándose que era ese extraño sentimiento que estaba sintiendo en estos momentos.
—Si, sí, estoy bien —Respondió ella de manera torpe para después carraspear—. Apreciaría mucho si olvidan lo que presenciaron.
—D-e acuerdo —dijo Trunks sin saber cómo actuar —¿Podrías llevarnos ante Odín-sama por favor?
La joven tratando de pretender que no había pasado nada, asintió volviendo a su expresión de seriedad mientras se recomponía.
—Por supuesto —dijo ella esbozando su voz ese tono neutral. —Síganme, por favor.
Mientras caminaban en silencio, la joven mantenía su mirada al frente, evitando cualquier contacto visual con los recién llegados. Ambos pensaron no preguntar más del asunto, aunque no podían negar que el ambiente era incomodo Su rostro, aunque sereno, revelaba una sutil pero palpable tensión. Cada paso que daba parecía estar calculado para evitar otro percance, pero su mente divagaba, sumida en pensamientos sobre su propia torpeza.
— No puedo creer que mi primera impresión fuera tan pésima —la joven se regañaba mentalmente — solo espero que ninguno de los dos cuervos haya visto algo, o Odín-sama lo va a usar como material de chantaje... ¡Tonta, tonta Rossweisse!
Trunks observó los peculiares gestos de la valquiria y, al notar la inquietud en su rostro, se volvió hacia su amiga. Intuyendo lo que él tenía en mente, ella simplemente se encogió de hombros.
Al llegar al palacio de Odín, el majestuoso edificio se erguía ante ellos, dominando el paisaje con su imponente presencia. La estructura del palacio reflejaba el esplendor y la grandeza de Asgard en cada uno de sus detalles. Sus altos muros estaban adornados con intrincadas tallas de runas antiguas y figuras mitológicas, todas bañadas en una luz dorada que parecía emanar del propio edificio.
Las torres del palacio se alzaban hacia el cielo, rematadas por techos puntiagudos de un gris plateado que resplandecía bajo el sol. La entrada principal estaba flanqueada por columnas gigantescas, talladas con precisión y reforzadas con metales preciosos. Las puertas de doble hoja, enormes y de un oscuro ébano, estaban decoradas con relieves dorados que representaban escenas épicas de batallas y victorias de los dioses.
A medida que Trunks y Rossweisse se acercaban, notaron que el suelo estaba pavimentado con mármol blanco, perfectamente pulido y sin una sola fisura. El aire estaba impregnado de una fragancia suave, casi etérea, que emanaba de jardines internos que asomaban entre los muros, dichos jardines estaban llenos de exuberantes plantas exóticas y flores de colores vibrantes, creando un contraste armonioso con la frialdad de las piedras del palacio.
El interior del palacio era igual de impresionante. Los pasillos estaban adornados con tapices que narraban la historia de los dioses y héroes de Asgard, y el suelo estaba cubierto con alfombras ricamente bordadas. Las paredes estaban decoradas con escudos y armas antiguas, testimonios de la gloria de Asgard a lo largo de los milenios.
Las ventanas del salón ofrecían vistas panorámicas del reino de Asgard, con su paisaje montañoso y los valles verdes que se extendían más allá. El ambiente en el palacio estaba cargado de un aire solemne y majestuoso, acorde con la figura de Odín, el padre de todos los dioses.
Los guerreros y las valquirias que trabajaban en el palacio se acercaban, asombrados por la presencia de los visitantes. Aunque Trunks había suprimido gran parte de su poder, el agudo instinto de los asgardianos les permitía percibir incluso una fracción de su verdadera fuerza, despertando su instinto de combate, esto hizo que Trunks se sintiera cohibido al notar todas las miradas fijas en él y comenzó a cuestionarse si había cometido un error al aceptar la propuesta de Odín.
—Ya casi llegamos al salón principal, por favor no se retrasen —dijo Rossweisse llamando la atención de ambos —.y sin más comenzaron a caminar un poco más rápido.
Al final del pasillo principal se encontraba Odin sentado en su trono Hliðskjálf, tallado en un único bloque de metal grisaseo brillante y revestido con detalles dorados, rodeado por columnas de mármol que sostenían un techo alto, adornado con frescos de los cielos y las estrellas, y que reflejaban una luz suave y mágica.
La valquiria ahora conocida como Rossweisse les pidió a ambos que aguardaran antes de pasar al salón principal, ambos asintieron casi de manera mecánica, admirando de nueva cuenta la opulencia del castillo de Odín.
—Lo he traído Odín-sama —decía la valquiria entrando al salón principal, sorprendentemente no se inclinaría ante el dios y lo decía con ese mismo tono cansino.
—¿Y que estas esperando? —pregunto Odín con impaciencia —, ¡Hazlo pasar de inmediato!
La valquiria rodeo los ojos y con una mirada indico a dos Einherjar que abrieran las puertas para que Trunks y Mai pasaran.
—Es bueno verte de nuevo, "abuelito" —dijo Trunks con sarcasmo, pero realizando una respetuosa reverencia. Mai, al notar el respeto que Trunks mostraba hacia el anciano extravagante, se limitó a hacer lo mismo.
Pese a la actitud un poco desinteresada de Rossweisse, ella se dispuso a intervenir al escuchar la forma irrespetuosa en que Trunks se había dirigido hacia el dios. Sin embargo, Odín alzó la mano, deteniendo los ímpetus de su guardaespaldas.
—Nos vemos de nuevo, nieto desconsiderado —dijo Odín con una sonrisa escueta—. ¿Ya te sientes mejor? Admito que al final sentí un poco de remordimiento, ohohohoho.
Ante esa respuesta Trunks solo se limitó a suspirar. Odín quien reia divertido ante la reacción de su invitado ahora había dirigido su mirada a Mai, quien instintivamente protegió su cuerpo con las manos al notar la mirada escrutadora del dios.
—Vaya, vaya, y tú debes ser Mai. Trunks nunca paraba de hablar de lo asombrosa que eras y de esas cosas.
Mai, que en otro momento se habría sonrojado y avergonzado, esta vez mantuvo una expresión seca.
—Sí, claro —respondió Mai con frialdad, ya que no pasó desapercibida la mirada casi lasciva del anciano—. Me alegra conocer al dios que embriagó a Trunks.
Rossweisse miro al dios en forma manera incredula, desde la noche anterior el anciano se había escapado de sus deberes y noto que algunas reservas de hidromiel habían desaparecido, rápidamente conecto las piezas y entonces:
—¡¿Le ofreció hidromiel a una persona sin decirle los efectos secundarios si se bebía en exceso?! —exclamó con un tono de regaño señalándole con el dedo —. ¡Pero como se le ocurre hacer algo tan irresponsable!
Mai relajo un poco su postura al principio Rosseweisse le pareció una persona que debía tener cuidado, (quien sabe porque) pero ahora extrañamente le caía un poco mejor
—No es mi culpa que el mocoso bebiera como si no hubiera mañana, lo vi tan feliz y quien soy yo para negarle su felicidad ohohoho —El anciano observaba como la valquiria gruñía mientras preparaba un hechizo mágico —, vamos tu siempre te tomas todo a seriedad, es por eso que no tienes novio.
De repente la joven dejo de acumular magia en su mano, el cuerpo de la joven comenzaba a temblar de forma violenta, justo cuando Mai y Trunks pensaron que de alguna manera el pandemonio se soltaría de repente escucharon a la joven hipar.
—¡Buaaaa! —Rossweisse rompió en llanto, con lágrimas corriendo por sus mejillas—. ¡¿Por qué siempre tiene que molestarme con eso?! ¡Ahora ellos también saben que soy una valquiria solteraaaaaa!
La escena dejó a Mai y Trunks con una sensación de pena ajena mientras observaban a la valquiria sumida en su llanto, diciendo cosas ininteligibles entre sollozos.
Odín, sin mostrar ni una pizca de compasión, carraspeó y, con un tono casi paternal, dijo:
—Por favor, tengan un poco de paciencia con mi querida Rossweisse —hizo un gesto con la mano, restándole importancia a la situación—. Pese a ser una excelente valquiria, es muy estricta y aburrida, y por esa razón sigue siendo virgen.
Mai estaba horrorizada por la vulgaridad del comentario, solo pudo pensar en lo lepero y descarado que era aquel anciano tuerto. Trunks también lo miraba con desaprobación, sintiéndose un poco mal por la joven valquiria, que ahora, más que nunca, parecía estar al borde de un colapso emocional.
— Sniff solo sé trabajar e ir a mi casa... nunca nadie me ha invitado a una cita —sollozaba Rossweisse, limpiándose las lágrimas—. Todas las compañeras de mi generación ya tienen hijos. ¡Incluso algunas de mis kohai ya se casaron y yo aún sigo soltera... buaaa buaaa! ¡YO TAMBIÉN QUIERO SALIR CON ALGUIEN, QUE ME PROPONGA MATRIMONIO Y LUEGO TOME MI VIRGINIDAD EN NUESTRA LUNA DE MIEL BUAAA BUAAA BUAA!
El desbordamiento emocional de Rossweisse dejó a Trunks y Mai completamente desconcertados. Ambos se miraron incómodos, sin saber exactamente cómo actuar ante la escena tan inesperada y penosa sin tener idea de cómo consolar a la afligida valquiria.
—Ok, eso fue demasiada información… —dijo Mai con una expresión de desconcierto, tratando de no hacer más incómoda la situación.
—No le den tanta importancia —decía el anciano como si nada mientras Trunks y Mai miraban a Rossweisse con preocupación—. A ella le gusta ser dramática, créanme. Ya se acostumbrarán.
Mai entrecerró los ojos, conteniendo las ganas de replicar algo. Trunks, por su parte, decidió no empeorar la situación y permaneció en silencio, observando cómo Rossweisse intentaba recomponerse entre sollozos y suspiros.
—L-lo intentaremos —dijo Trunks sin dejar de observar a la abatida valquiria
A medida que Trunks apartaba la mirada de la abatida valquiria, sus ojos se posaron en una figura majestuosa que hasta ese momento había permanecido en silencio. En el lado opuesto del salón, una mujer de belleza sublime se sentaba en un trono que rivalizaba con el de Odín en esplendor. Su presencia irradiaba una serenidad cálida y una gracia natural.
Al observar a aquella mujer Trunks pudo notar que tenía un poder demasiado elevado, intuyó de inmediato que se trataba de la diosa Frigg, la esposa de Odín de quien el anciano le había hablado el día anterior. La forma en que ella se movía y la calma que emanaba confirmaban sus sospechas quien sin quitar ese semblante sereno y maternal, se levantó lentamente de su trono y caminó hacia Rossweisse con pasos firmes pero suaves.
—Tranquila, querida Rossweisse —dijo Frigg con una voz suave y alentadora—. El humor de mi esposo puede ser cruel, pero tanto yo como él reconocemos tu valía y el excelente papel que desempeñas como guerrera de Asgard.
Frigg hizo una pausa, permitiendo que sus palabras resonaran en el corazón de la joven valquiria antes de continuar con un tono lleno de calidez.
—No necesitas la aprobación de nadie —añadió la diosa mientras acariciaba suavemente el cabello de Rossweisse—, ni un compañero o pareja para demostrar tu valor. Eres valiosa por lo que eres.
—Muchas… sniff, gracias, Frigg-samaaaaaa —respondió Rossweisse, limpiándose las lágrimas mientras una sonrisa de alivio comenzaba a formarse en su rostro.
—Ahora, ¿por qué no te tomas el resto del día libre? —sugirió Frigg con una sonrisa maternal.
—Hai —respondió Rossweisse con una leve inclinación mientras se retiraba del palacio
—Eso definitivamente fue algo inesperado —Respondió Trunks mirando a la valquiria marcharse del salón del trono principal.
Fue entonces que Trunks notó a Frigg observándolos con una sonrisa de dulzura y calidez. La diosa se acercó a ellos con pasos suaves. Mai se estremeció rápidamente al ver como la diosa se acercaba y rapidamente llevó su temblorosa mano hacia uno de los cuchillos que tenía escondido en su uniforme, preparándose para cualquier cosa que pudiera suceder.
Frigg, sin inmutarse por la reacción de Mai, extendió los brazos y envolvió a ambos en un cálido abrazo. El gesto inesperado sorprendió a Trunks y Mai, dejándolos paralizados y sin saber exactamente cómo reaccionar. Trunks se quedó en silencio, con los brazos pegados a su cuerpo, sin saber si debía devolver el abrazo o apartarse. Mai se mantuvo rígida y con el cuchillo aún en la mano, sin saber cómo manejar la situación.
—Qué almas tan nobles nos han visitado —dijo Frigg con un tono de voz maternal—. Almas tan puras e inocentes como ustedes que han sufrido mucho. ¿Les importaría compartirme su historia, queridos niños?
Frigg desempeñaba muy bien su papel como diosa de la maternidad, quien parecía poseer una percepción profunda y casi instintiva, como si sus sentidos fueran capaces de leer el alma de aquellos a su alrededor, captando las emociones ocultas como una madre que conoce el dolor de sus hijos sin necesidad de palabras.
Tanto Mai como Trunks se miraron con preocupación, sin saber qué respuesta dar. Aunque las intenciones de la diosa parecían ser más que nobles, su petición les resultó un tanto inverosímil. La idea de que quizás visitar Asgard había sido un error comenzó a calar en ellos, aunque también recordaron las palabras del doctor Abbader sobre cómo este viaje podría ayudarles a sanar tanto sus heridas físicas como emocionales.
—Lo intentaremos —Dijo el guerrero del futuro con algo de duda —, pero quizás puede que sea... un poco… larga…
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En algún lugar de un universo desconocido
(Dragon Ball Super OST - Beerus Planet)
—Asi que… ¿Esos mortales son de tu universo?
Preguntaba una voz femenina, proveniente de una hermosa mujer de labios gruesos y llamativos. Vestía ropa con un estilo egipcio, y detrás de ella estaba un ser humanoide con cabello blanco y un toque egipcio en su indumentaria, además de un cetro llamativo. Su piel tenía un tono azulado, y su cabello estaba peinado hacia atrás. La mujer bebía su té con calma y serenidad, sin preocuparse por la llegada de su visita, dada su posición jerárquica.
A su lado, un gato humanoide de color morado, de complexión delgada y también vestido con indumentarias egipcias, estaba presente. Junto a él, había otro ser similar al que estaba detrás de la mujer, pero con un copete alto y un atuendo de colores variados, además de un cetro de diferente color. Aquel ser mantenía su rostro apoyado en su puño, pero también bebía su té con calma, a pesar de su carácter conocido.
—Así es, Jerez —respondió Bills mientras bebía su tasa de té con una extraña parsimonia—. Cayeron aquí de forma accidental, y hemos venido por ellos. No tienes problemas con eso, ¿verdad?
—Claro que no, Bills —la Hakaishin no mostraba signos de hostilidad, y su actitud era pacífica a pesar de su cargo—. Aunque me da curiosidad, ¿qué tipo de accidente sufrieron? —preguntó con curiosidad camuflada—. No tienes problemas en contármelo, ¿verdad?
Bills entrecerró los ojos, cansado. Sabía que Jerez escondía algo y que no ganaría nada manteniendo secretos, además de que ella no le pondría las cosas fáciles si no obtenía respuestas.
—Son viajeros del tiempo —respondió sin rodeos. No veía sentido en ocultarlo.
—Conque de eso se trata —contestó ella con desdén. Aunque para un humano un viajero del tiempo era increíble, para un dios no era tan impactante —, sabes muy bien que viajar en el tiempo es un crimen imperdonable ¿verdad? —su tono era suave pero serio—. Violaron una de las leyes más sagradas entre los dioses, y siendo mortales, eso lo vuelve aún más grave.
—Lo sé —dijo Bills con serenidad, revolviendo su té endulzado con una cucharilla—. Pero eso es problema de mío y de mi universo.
—¿En serio? —preguntó la diosa con suspicacia—. ¿Y por curiosidad, qué piensas hacer con esos mortales una vez que estén bajo tu custodia? Y no me vengas con que planeas destruirlos, porque si eso es lo que tienes en mente, yo podría hacer el trabajo por ti, ya que ese par de mortales se encuentran en mis dominios.
Bills volvía a poner una cucharada más de azúcar a su te ignorando la sutil amenaza de la diosa.
—No me habría tomado la molestia de venir hasta acá si la finalidad fuera su destrucción; como bien dices, podría dejar que tú te encargues —dijo Bills con calma—. Lo único que te diré es que lo que tengo planeado para ese par de mortales es… un enfoque práctico y poco común.
La diosa no pudo evitar soltar una risilla.
—Tan enigmático como siempre no hakaishin del universo 7
Bills suspiro para tomar otro sorbo de te
*Flashback*
—¡NO PUEDE SER! ¡OTRA VEZ LA PRUEBA FALLÓ!
El caos reinaba en el laboratorio de la corporación capsula, Bulma, arrojó un pequeño dispositivo de prueba contra la pared, que estalló en pedazos al impactar.
Pilaf, Mai y Shuu, apostados en una esquina detrás de un escritorio, observaban con una con miedo el arrebato de la científica quien ahora se tomaba la cabeza con ambas manos, nunca la habían visto en ese estrado.
Fue entonces que el dios de la destrucción hizo acto de presencia.
—Mira qué desastre —comentó con una extraña mezcla de desdén y diversión, mientras observaba los restos de metal esparcidos por el laboratorio—. ¿Has tenido algún progreso?
Bulma, con el rostro aún enrojecido por la frustración, se giró bruscamente hacia él.
—¿Qué está haciendo aquí, señor Bills? —preguntó de manera mordaz.
Bills levantó una ceja, mirando de manera penetrante a la científica.
—No olvides con quién estás hablando, mortal —dijo el dios con tono autoritario.
Bulma tragó en seco al sentir la presión de la deidad.
—Lo siento, yo…
—Ahórratelo —interrumpió Bills, moviendo la mano con desdén—. Vine aquí porque usualmente cada semana nos invitas a un festín nuevo y han pasado tres semanas sin saber de ti. Aunque ahora puedo ver la razón.
Bills dejó escapar una corriente de su ki divino, haciendo que la sala temblara levemente y estremeciendo a Bulma.
—¿No estarás construyendo otra máquina del tiempo, verdad? —inquirió el dios con un tono que dejaba claro que no estaba dispuesto a tolerar excusas.
Bulma sabía que no podía ocultarle nada a Bills, así que se preparó para responder con total sinceridad. Explicó que estaba desarrollando un sofisticado dispositivo diseñado para viajar entre universos, con el objetivo de encontrar a su hijo del futuro. Aunque a Bills le importaba poco, le reveló que, hace unas semanas, había visitado el planeta del Gran Zuno, quien le informó que Trunks se encontraba en el Universo 2 aunque se negó rotundamente a darle las coordenadas considerando que su deuda estaba saldada y amenazando que los acusaría con Bills si seguían insistiendo.
Dejando eso de lado le mencionó que solo los dioses y los ángeles tenían la capacidad de viajar entre universos, ya que las Super Esferas del Dragón se encontraban inactivas, por esa razón se propuso en inventar una nave capaz de viajar entre universos
—¿Conque fuiste tú de quien se quejó ese energúmeno afeminado sabelotodo?
Bulma temiendo alguna represalia trago saliva
—¿El gran Zuno se quejó con usted?
—No exactamente —respondió Bills—. Kaioshin me informó de lo sucedido. Para ser sincero, me importa un bledo lo que ese gordiflón de peinado ridículo tenga que decir.
Bulma se quedó en silencio, sin saber qué decir.
—Supongamos que logras crear ese dispositivo o lo que sea que estás construyendo —continuó Bills con tono desdeñoso—. ¿Qué crees que lograrías exactamente? ¿Entrar como si nada al territorio de otro dios y salir de ahí sin problemas?
Bulma miro al dios de manera desafiante.
—Lo que pretendo lograr es salvar a mi hijo —dijo Bulma con determinación.
Bills rodó los ojos, como si lo que acababa de escuchar fuera la tontería más monumental que había oído en su longeva existencia.
—¡Pero qué insensata eres! —respondió con desdén—. ¡No puedes simplemente entrar en otro universo porque te da la gana! Un mortal de un universo que viaja a otro se considera una afrenta grave, una provocación directa. Eso sería una falta de respeto monumental y podría tener consecuencias serias.
—¡NO ESTUVO ALLÍ! —le reprochó Bulma incapaz de reprimir sus emociones—. Usted solo se preocupa por si mismo y no entiende lo que significa perder a un ser querido. YO VI A MI HIJO IRSE, Y AHORA QUE TENGO UNA OPORTUNIDAD DE RECUPERARLO, NADA NI NADIE…
—¡Aaagh, ya cállate! —interrumpió el dios con evidente fastidio, para después suspirar —. Me ofreceré a ir por tu desdichado hijo, pero sobra decir que no te saldrá gratis.
Bulma abrió los ojos de par en par, incapaz de creer lo que acababa de escuchar.
—¿Qué es lo que quiere a cambio? —preguntó con voz temblorosa.
Bills esbozó una sonrisa lobuna, mostrando sus intenciones claramente.
—Primero, quiero un banquete inolvidable con un postre que no haya probado antes —dijo con calma—. Y luego, cuando regrese con tu hijo, deberás traerme ese suculento filete bañado en la salsa de la abuela que Vegeta prometió. No me importa lo que tengas que hacer para conseguirlo; esa salsa debe estar perfecta. No admitiré algo simplón ni que ya haya probado antes —Bulma trago en seco al recordar la tontería que vegeta había dicho hace varias semanas atrás—. Sobra decir cuáles serían las consecuencias si no cumples mis demandas al pie de la letra, ¿verdad?
—H-hai —respondió Bulma, con gotas de sudor resbalando por su frente.
—Entonces tenemos un trato —concluyó Bills sin quitar esa sonrisa —. Y bien, ¿qué esperas? Haz que tus cocineros se pongan a trabajar. Me estoy muriendo de hambre.
*Flashback end*
—Como mencione, tengo mis razones para tomarme la molestia de buscar a ese par de mortales.
La diosa negaba con diversión ante el comentario de su igual mientras terminaba su taza de té para después llamar a su ángel
—Si esas son las circunstancias en este caso tengo algo interesante que mostrarte —expreso ella mientras llamaba a su respectivo asistente.
Con su cetro, Sour comenzó a mostrar la vida de Trunks y Mai, desde su infancia hasta el presente. La esfera de energía en la que se proyectaban las imágenes dejó asombrados a Bills y Wiss.
—No deberías asombrarte —dijo Jerez con tranquilidad—. Les hice una pequeña visita el día anterior y copié los recuerdos de ambos mientras dormían.
Mientras todos observaban la serie de eventos dentro de la esfera de energía, Jerez continuó hablando.
—Sé que son viajeros del tiempo de tu universo. También sé que el peliazul logró eliminar a Zamas—Jerez se volvió hacia Bills, quien observó sin dejar de mirar la esfera de energía—. Los crímenes imperdonables del falso dios hacen que Trunks merezca una recompensa por salvar todas las realidades. Sin embargo, tanto él como Mai deberían ser considerados criminales por la osadía de viajar en el tiempo, algo que incluso los dioses tienen rotundamente prohibido—Jerez se cruzó de brazos y cerró los ojos en un gesto reflexivo—. Vaya dilema en el que estamos metidos.
—Sí, lo sé —asintió Bills, imitando la postura pensativa de Jerez. Después de unos segundos, abrió un ojo y miró a Jerez—. ¿Tienes planeado hacer algo?
Jerez permaneció en silencio por un momento, observando los "videos" repetidos de la vida de Trunks y Mai. La determinación, valentía y coraje de estos mortales, especialmente la de Mai, llamaron su atención. A pesar de ser una simple humana, Mai y sus fuerzas humanas combatieron al falso dios Zamas con tenacidad y sin rendirse, lo que despertó en Jerez un respeto inesperado. Trunks, a pesar de su vida trágica, mostró un heroísmo admirable al romper las reglas universales para salvar vidas. Su capacidad para levantarse y enfrentar a Zamas incluso con heridas mortales impresionó a Jerez, quien reconoció que, a pesar de ser un criminal, Trunks se había ganado su respeto.
—La verdad, no —dijo Jerez finalmente con sinceridad.
—¿Qué? —preguntó Bills, confundido por la respuesta del hakaishin del universo 2.
—El chico es un héroe y un criminal al mismo tiempo —dijo Jerez, separando los brazos y tomando otro sorbo de su té—. Por eso, no será recompensado ni castigado. Lo dejaremos tal y como está.
—Ya veo, es lo más sensato —dijo Bills, asintiendo con un poco de tranquilidad, al parecer no habría problemas y traería de vuelta a ese par de mortales para degustar su tan ansiado filete con la salsa secreta de la abuela —. Entonces llegado a esa conclusión… ¿puedo llevármelos?
La pregunta sorprendió a Jerez, quien bajó su taza de té y sonrió de manera enigmática. Bills, claro, sospechó que Jerez estaba planeando algo.
—Dime, ¿crees que podrías dejarlos aquí por algún tiempo?
Bills miró a Jerez con incredulidad.
—¿Que se queden? —preguntó, sorprendido por la petición —¿Que ganarías con eso?
Jerez suspiró y se levantó de su silla, con la mirada impasible de Bills observándola. La diosa se dirigió a un enorme librero y, de él, tomó un libro color carmesí. Sour, consciente de lo que Jerez estaba a punto de hacer, cerró los ojos en comprensión. Jerez regresó a su lugar en la mesa y lanzó el libro hacia Bills, quien lo observó con confusión. Aunque reconocía el libro, no entendía por qué ella le mostraba algo de su propio universo.
El libro tenía letras doradas en la portada, escritas en el lenguaje de los dioses, y decía:
—"El libro del destino" del universo 2 —dijo Bills, aún confundido—. ¿Por qué...?
—Solo léelo, por favor, desde el año 5*7?'1 —indicó Jerez.
Bills asintió y comenzó a leer desde el punto que ella señaló. El libro de los destinos de los dioses, como sabía, era un registro de la creación, desarrollo y destrucción de mundos. El de los Hakaishin, por otro lado, solo registraba la destrucción. Sin embargo, a medida que Bills pasaba las páginas, sus ojos se abrían cada vez más, asombrado por lo que leía.
—Que demonios…
—Tus ojos no te engañan hakaishin del universo 7, no es la única vez que tu universo me ha enviado "regalitos" —comentó Jerez con un toque de burla—. En el año 8#92 un evento desde una de las muchas líneas alternativas de tu universo envió una bestia muy poderosa que casi destruye mi universo. Estuve a punto de intervenir.
—Esto no lo sabía —dijo Bills, anonadado—. Aun así, eso no responde mi duda. ¿Para qué los quieres aquí?
—Cuando decidí que el problema me competía y me dirigí hacia el lugar donde se encontraba para destruirla, aquel ser bestial desapareció de repente —explicó Jerez, bebiendo su té—. Pensé que se había autodestruido debido a su inestable poder y lo dejé pasar.
—Pero, te equivocaste, ¿verdad? —preguntó Bills, analítico.
—Sí, me equivoqué —admitió Jerez con una sonrisa, a pesar de sentirse estúpida por haber dado algo por hecho sin verificarlo primero—. Descubrí que el ser en cuestión había incrementado su poder a niveles increíbles a lo largo de los siglos. Entonces, cuando llegó a este universo, pensé que lo mejor sería usar a esos mortales de tu universo para enfrentarlo. ¿Qué mejor manera de derrotar a un monstruo del universo 7 que con otro monstruo de su propio universo?
—Ya veo, quieres que Trunks se encargue de él, ¿no? —preguntó Bills, entendiendo el plan de la diosa. Eso hizo que una sonrisa de satisfacción apareciera en su rostro. La pereza no era propia de Bills.
—Pero te conozco, Jerez. Sé que no solo quieres a Trunks para eso. ¿Qué planeas en realidad? —dijo Bills, buscando la verdadera intención detrás de su propuesta.
Jerez sonrió y comenzó a acariciar la esfera de energía que mostraba la vida de Trunks y Mai. Bills observó con una mezcla de curiosidad y desinterés. No entendía del todo el motivo detrás de la fascinación de su congénere, pero estaba dispuesto a escuchar.
—Ellos dos poseen una belleza especial —dijo Jerez, con un tono que hizo que Bills suspirara de aburrimiento. Ya había empezado con su tema de la "belleza"—. Una belleza unida a una determinación y esperanza únicas. Quiero que contagien a mi universo con esa belleza peculiar y ver qué resulta. ¿Será bueno? ¿Malo? Ansió ver los resultados.
Jerez continuó, su mirada tornándose más seria.
—Además, con la presencia de ese par se me han revelado una serie de eventos que me han llamado la atención. He visto múltiples resultados en diferentes líneas temporales, y todos son bastante aburridos. Quiero ver qué tan emocionante serían dichas líneas una vez que estos mortales provenientes de otro universo, decidan involucrarse.
Bills la observaba con una mezcla de escepticismo y curiosidad. No era algo técnicamente malo desde la perspectiva de un dios, pero tampoco era algo que pudiera considerarse bueno. Sin embargo, la propuesta también tenía su atractivo. Trunks podría ser llevado al límite, revelando un potencial oculto que, según Wiss, era notable. Aunque Bills estaba interesado en ver ese potencial en acción, había algo más importante que eso:
¡El filete bañado en la salsa de la abuela!
—Considera esto como una compensación por los problemas que tu universo me ha causado y de paso tu mortal tiene más tiempo para que prepare tu tan ansiado platillo, piénsalo, en ese sentido ambos salimos ganando ¿no lo crees? fufufu
—Así que lo sabías —replicó Bills con marcada irritación.
—Por supuesto, yo sé muchas cosas —respondió Jerez con una sonrisa enigmática.
Bills frunció el ceño, sabiendo que no recibiría su ansiado platillo de inmediato. No podía recurrir a la fuerza para llevarse a Trunks y Mai, ya que una batalla entre dioses podría resultar en la destrucción de ambos universos. Además, técnicamente había invadido el territorio de otro dios, independientemente de que sus motivos fueran netamente diplomáticos.
—¿No sería más fácil volver a ver el resultado en las líneas de tiempo? —preguntó Bills con un gesto de fastidio.
—No. ¿Qué habría de divertido en eso? —respondió Jerez con una sonrisa divertida que pronto se tornó en una expresión rendida y aburrida—. Además, Chronoa se enojó porque la molesté demasiadas veces.
—En ese caso —suspiró Bills con resignación—, esperaré el momento en que te dé la gana devolverme a mis mortales.
—¿Ara? ¿Te vas tan pronto?,—anunció Jerez alzando una ceja. —. Los pastelillos de zanahoria ya casi están listos ¿No te quedaras a probarlos?
Bills hizo caso omiso, llamó a su asistente y se preparó para regresar a su universo. Antes de partir, miró a Jerez una última vez.
—No.
Fin del capitulo
Aclaraciones
1.- En el comic número 66 de los Avengers, el adamantium es presentado de manera significativa cuando el villano conocido como Doctor Doom revela el metal a los Avengers. Este es el primer encuentro de los lectores con este material, y su introducción es dramática y crucial para la trama.
2.- El acero Katchin es un material ficticio del universo de Dragon Ball. Es conocido por ser uno de los materiales más duros del universo y el responsable de haber roto la espada z.
3.- Los Einherjar son los guerreros que han muerto en combate y han sido recogidos por las Valquirias para ser llevados al Valhalla. Aquí, estos valientes luchadores esperan pacientemente la batalla final en la que jugarán un papel crucial, el Ragnarök.
Que puedo decir básicamente jerez tiene su novela y no piensa renunciar a ella XD en fin quiero compensar este capitulo largo por las semanas que estuve ausente, espero que les haya gustado y como mencione antes si quieren ver a las chicas de dxd sus galerías están en mi perfil, ah y otra cosa aquel lector que tenga un canal de youtube dedicado a fanfics tiene la libertad de subirlo y monetizarlo, solo pido que me de los créditos y me mande un mensaje privado con el link.
